El diálogo trata sobre la conversación entre Sócrates y Teetetes sobre la naturaleza del conocimiento. Sócrates interroga a Teetetes sobre si la ciencia es lo mismo que la percepción sensorial. Teetetes presenta varios argumentos a favor de esta posición, los cuales son criticados por Sócrates. Finalmente, Sócrates concluye que el conocimiento verdadero no puede provenir de los sentidos, sino que debe versar sobre lo universal.
Teetetes y Sócrates sobre la ciencia y la sensación
1.
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3. PRINCIPALES SECUNDARIOS
a) Sócrates a) Teodoro
b) Teetetes b) Euclides de Megara
c) Terpsión de Megara
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5. El diálogo inicia con la conversación de estos
dos personajes, quienes hablan de Teetetes y
Sócrates; y se acuerda Euclides que tenía en su
casa un diálogo de Sócrates con Teetetes.
6.
7. Teetetes para poder responder a
esta interrogante que le realiza
Sócrates, se ve en la necesidad
de presentar una serie de
argumentos que a continuación
se desgranan.
8. “Me parece pues, que lo que se puede
aprender con Teodoro, como la geometría y
otras artes de que has hecho mención, son
otras tantas ciencias; y hasta todas las artes,
sea la del zapatero o la de cualquier otro
oficio, no son otra cosa que ciencias”.
(Platón, 1976:298)
9. “Esto consiste en que experimentas los dolores del
parto, mi querido Teetetes, porque tu alma no está
vacía, sino preñada”.
“Pues bien, pobre inocente, ¿no has oído que soy
hijo de Fenarete, partera muy hábil y de mucho
nombradía?... Pues has de saber que es muy
cierto”. (Platón, 1976:300)
10. “La ciencia no se diferencia en nada de la
sensación”
(Platón, 1976:302).
11. El hombre “es la medida de todas las cosas, de la
existencia de las que existen, y de la no
existencia de las que no existen”
(Platón, 1976:302)
12. Después que Sócrates hiciera las críticas a la respuesta de
Teetetes sobre la ciencia y a su vez a Protágoras, su puede
determinar que, en relación al conocimiento, la
sensación/percepción:
1. “[N]o es el todo del conocimiento, pues gran parte de lo que
se reconoce en general como conocimiento consiste en
verdades que implican términos que no puede ser objetos de
la percepción” (Copleston, 1986: 157)
2. “[N]o es conocimiento ni siquiera en su propio plano.
Realmente, no puede decirse que sepamos alguna cosa si no
hemos alcanzado la verdad acerca de ella.” (Copleston,
1986: 157)
13. “Supongamos, pues, que nuestra alma sea una
pajarera en la que se cruzan los vuelos de palomas
cautivas: las poseemos [sic], esto es la ciencia; pero no
las tenemos cogidas, lo que sería juzgar. Y cuando
juzgamos algo percibido por una ciencia que creemos
tener en las manos, mientras que, en realidad, vuela, y
en cambio otro está en nuestras manos; entonces hay
error” (Grenet, 1984: 159).
Ejemplo de la llamada y el juicio
14. Teniendo en cuenta lo que hemos analizado: que el juicio debe
tener un objeto real, y si se tiene un objeto real, es verdadero,
por lo tanto, y considerando que a través de los sentidos no
podemos conocer lo verdadero, el “juicio” no sería una posible
ciencia. Ahora bien, si ese juicio del que hacíamos mención, el
cual no puede ser demostrado por los sentidos, por algo que
resultaría parte o producto de mi subjetividad; añadirle una
explicación, que al fin y al cabo sería otro elemento subjetivo de
mi parte, tampoco garantizaría “de ninguna manera la validez
objetiva del conocimiento” (Abbagnano, 1964:87).
15. La conclusión que debe sacarse no es la de que
ningún conocimiento se alcanza con la definición
hecha mediante una diferencia, sino más bien la de
un objeto individual, sensible, es indefinible y no es,
la realidad, el objeto propio del conocimiento. Esta
es la genuina definición del Diálogo, a saber, que el
conocimiento verdadero de los objetos sensibles
está fuera de nuestro alcance, y que, por lo tanto, el
verdadero conocimiento ha de versar sobre lo
universal y permanente. (Copleston, 1986:160)