El imán se produce prensando polvo de hierro y otros componentes químicos a alta temperatura para formar un bloque de hierro magnético. Las piezas se cortan, limpian y rectifican antes de imantarse mediante una corriente eléctrica, dándoles propiedades magnéticas. Los imanes se venden en diferentes formas y tamaños según su función y se utilizan ampliamente en aparatos domésticos, de transporte y aeronáuticos.