Este documento describe los siete sacramentos de la Iglesia Católica: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los Enfermos, Matrimonio y Orden Sacerdotal. Explica que los primeros tres son sacramentos de iniciación cristiana, Penitencia y Unción son de curación, y Matrimonio y Orden son de servicio y misión de los fieles. También proporciona detalles sobre el significado y propósito de cada uno.
3. Sacramentos
de Iniciación Cristiana.
- Bautismo
- Confirmación
- Eucaristía
Sacramentos de la Curación.
-Penitencia
-Unción de los Enfermos
Sacramentos al Servicio y Mision de los fieles.
-Matrimonio
-Orden Sagrado
4.
¿Qué es el Bautismo?
Es un sacramento instituido por la iglesia, el cual
se ofrece a las personas para hacerlas miembros
de ella, hermanos de Jesús, hijos de Dios y
herederos del cielo.
Es la puerta que abre el acceso a los otros
sacramentos ya que por este somos liberados del
pecado y así mismo preparados para recibir a
Cristo, a la iglesia y a su misión, haciéndonos
parte de ella. La Iglesia Católica empieza a
bautizar desde el día de Pentecostés.
¿Por qué celebramos la fiesta del Bautismo?
Dios quiere que formemos parte de un gran
equipo, LA IGLESIA; que seamos diferentes al otro
equipo, el mal; que seamos
buenos, cariñosos, bondadosos y llenos de amor y
paz para compartir con los demás. Así como para
entrar al colegio necesitamos que nuestros padres
nos inscriban y debemos usar un uniforme que nos
distinga como estudiantes de este colegio, para
ser miembros de este equipo necesitamos un pase
y un distintivo también, y esto lo conseguimos
mediante El Bautismo.
5.
¿Cual es el significado del sacramento de la confirmación?
El sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los
"sacramentos de la iniciación cristiana", cuya unidad debe ser
salvaguardada. La recepción de este sacramento es necesaria para
la plenitud de la gracia bautismal. En el Antiguo Testamento, los
profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría sobre el
Mesías esperado (cf. Is 11,2) para realizar su misión salvífica (cf Lc
4,16-22; Is 61,1). El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su
Bautismo por Juan fue el signo de que él era el que debía venir, el
Mesías, el Hijo de Dios (Mt 3,13-17; Jn 1,33- 34). Habiendo sido
concedido por obra del Espíritu Santo, toda su vida y toda su misión
se realizan en una comunión total con el Espíritu Santo que el Padre
le da "sin medida" (Jn 3,34). Ahora bien, esta plenitud del Espíritu
no debía permanecer únicamente en el Mesías, sino que debía ser
comunicada a todo el pueblo mesiánico (cf Ez 36,25-27; Jl 3,1-2).
En repetidas ocasiones Cristo prometió esta efusión del Espíritu (cf
Lc 12,12; Jn 3,5-8; 7,37-39; 16,7-15; Hch 1,8), promesa que realizó
primero el día de Pascua (Jn 20,22) y luego, de manera más
manifiesta el día de Pentecostés (cf Hch 2,1-4).
En los primeros siglos la Confirmación constituye generalmente una
única celebración con el Bautismo, y forma con éste, según la
expresión de S. Cipriano, un "sacramento doble. Entre otras
razones, la multiplicación de los bautismos de niños, durante todo
el tiempo del año, y la multiplicación de las parroquias
(rurales), que agrandaron las diócesis, ya no permite la presencia
del obispo en todas las celebraciones bautismales. En
Occidente, por el deseo de reservar al obispo el acto de conferir la
plenitud al Bautismo, se establece la separación temporal de ambos
sacramentos.
La
práctica de las Iglesias de Oriente destaca más la unidad de la
iniciación cristiana
6.
DEFINICIÓN
Eucaristía es una palabra griega que significa acción de gracias. Es la consagración del pan en
el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre y es un sacrificio que actualiza ella misma
sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz.
Cristo se hace presente en la eucaristía:
a-. En el sacrificio de la misa.
b-. En el ministro que celebra.
c-. En las especies del pan y el vino.
Jesús instituyó la Eucaristía durante una cena mantenida con sus discípulos El relato de
la última cena lo podemos encontrar en (Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 1-20; ICor 11, 2326). La institución de la eucaristía tiene lugar durante una autentica comida que es a la vez
comida de carácter religioso, una cena pascual; las palabras de Jesús sobre el pan y el vino se
insertan en una oración de alabanza y bendición a Dios, su Padre, y relacionadas con el hecho
de que Jesús está a punto de dar su vida por la salvación de todos los hombres, supasión.
Jesús además hace un mandato a llamamiento durante la Ultima Cena: “Haced esto en
memoria mía” mediante esto convierte esta comida en un signo que desde el principio y a lo
largo de los siglos se repetiría en todas las comunidades cristianas: la Eucaristía es el
memorial eficaz de la presencia de Cristo entre los suyos, y de su sacrificio ofrecido a Dios
para la salvación de todos, y al mismo tiempo sería sacramento de la comunión(común unión)
de los discípulos entre sí y con su Señor siempre vivo.
7.
EFECTOS DE LA EUCARISTÍA
Los efectos más importantes de la eucaristía son tres:
La eucaristía hace a la Iglesia.
La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo.
Perdón de los pecados.
La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo:
Recibir la eucaristía da como fruto principal la unión intima con Cristo
Jesús. Él mismo nos dijo: “Quien come de mi carne y bebe de mi
sangre habita en mí y yo en él”. (Jn 6, 57).
Lo que la comida material produce en nuestra vida corporal, la
comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual.
La comunión con la Carne de Cristo resucitado conserva, acreciente y
renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo.
2. Perdón de los pecados:
El cuerpo de Cristo que recibimos es entregado por nosotros y la
Sangre que bebemos es derramada por muchos para el perdón de los
pecados. Por eso la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin
perdonarnos al mismo tiempo los pecados cometidos y preservarnos
de los futuros pecados.
Como el alimento corporal sirve para restaurar la perdida de
fuerzas, la Eucaristía fortalece la caridad que en la vida cotidiana
tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados
veniales. De la misma manera nos preserva de los futuros pecados
mortales.
3. La eucaristía hace a la Iglesia:
La eucaristía no es un sacramento más, sino el sacramento por
excelencia. Sin la eucaristía no habría Iglesia. La Iglesia es convocada
a la eucaristía por Jesucristo Al celebrarla muestra nuestra unidad y
crece como pueblo de Dios y misterio de comunión con El y con todos
hombres y mujeres del mundo. La comunión renueva, fortifica y
profundiza esta incorporación realizada ya por el Bautismo
8.
SACRAMENTO
a) INTRODUCCIÓN
El sacramento de la reconciliación, al que también se le llama el sacramento de la reconciliación, es un
rito que se celebra para la remisión de los pecados cometidos después del bautismo. El sacramento, que
comprende determinados actos del penitente y la absolución de un sacerdote, se considera como una
institución divina. Los actos del penitente abarcan la contrición (pena profunda y sincera por el
pecado), la confesión de los pecados graves a un sacerdote, y la penitencia sacramental (oraciones u
obras que debe realizar el penitente para reparar los pecados cometidos).
b) PARTES
o EXAMEN DE CONCIENCIA
La propia conciencia de libertad que tiene el ser humano determina que sus actos sean susceptibles de
recibir una calificación moral, es decir, que puedan ser juzgados como buenos o malos. De acuerdo con la
práctica tradicional en la teología cristiana son tres las fuentes de la moralidad: el objeto elegido, el fin
perseguido y las circunstancias. Aunque éstas no puedan cambiar por sí mismas la calidad moral de un
acto, sí pueden aumentar o disminuir la bondad o malicia del mismo.
Todas las religiones han desarrollado, de un modo u otro, un código de comportamiento respecto a sus
fieles. Ello no impide que en la actualidad se reconozca de forma genérica que existe una autonomía de
la moral, elemento que establece qué valores concretos, como la dignidad del individuo, su igualdad ante
la ley o la igualdad de los sexos, no requieran una sanción especial por un precepto de naturaleza
religiosa.
o CONTRICCIÓN O DOLOR DE LOS PECADOS
Es el arrepentimiento de haber pecado. Cuando los cristianos reconocemos que el, al pecar, nos
separamos de Dios o nos desviamos del camino que nos lleva a El y nos damos cuenta de que Dios es digno
de ser amado sobre todas las de este mundo, entonces brota en nuestro corazón el dolor, verdadero y
santo, de los pecados.
A veces el cristiano se arrepiente de haber pecado, acuciado más por el temor a Dios que por su amor de
hijo. Esta actitud también es aceptada por Dios y dispone al pecador para poder recibir el perdón de en
el sacramento de la reconciliación. La iglesia llama atricción a este modo de arrepentirse.
o PROPÓSITO DE ENMIENDA
Es la decisión de rechazar el pecado y de comenzar una nueva vida, con la ayuda del Espíritu Santo.
9.
o CONFESIÓN DE LOS PECADOS
En ningún otro libro sagrado se encuentra tan desarrollado el sentido del pecado como en la Biblia. A través de las Escrituras, el
pecado es el elemento que enemista a los seres humanos con Dios, lo cual exige que haya arrepentimiento para obtener su
perdón. En el Nuevo Testamento, el pecado es la condición humana esencial que reclama la labor redentora de Cristo. En la
Iglesia cristiana, sin embargo, hasta la controversia entre el monje británico Pelagio y san Agustín de Hipona, el gran padre y
doctor de la iglesia, la doctrina del pecado no fue desarrollada por completo. Los primitivos padres griegos de la Iglesia
consideraban el pecado como una oposición a la voluntad de Dios. Aún así, no afirmaban que la culpa del pecado del primer
hombre, Adán, o la corrupción de su naturaleza alcanzara a toda la humanidad. El primitivo escritor eclesiástico cristiano
Tertuliano, sostenía en su doctrina del traducianismo, que la realidad del pecado había sido transmitida desde Adán. Pero se
reservó a Agustín la formulación de la doctrina del pecado original. Mantenía, en contra de Pelagio, que el pecado de Adán
corrompía toda la naturaleza humana; que su culpa y su sanción pasarían a todos sus descendientes; que todos los seres
humanos han nacido en estado pecado y que debido al pecado original de Adán, son incapaces de satisfacer a Dios y están por
su propia condición dispuestos a seguir en el mal. Pelagio hizo hincapié en la voluntad libre y el esfuerzo moral individual, y
negó el pecado original. La Iglesia ortodoxa ha continuado afirmando que la voluntad humana es tan libre como lo era la de
Adán antes de su caída. En el siglo XIII, el filósofo escolástico escocés John Duns Scoto admitió que la humanidad había
perdido, debido a la caída de Adán su justitia originalis (en latín, sabiduría original), pero subrayó el carácter libre de la
voluntad.
En la teología judía y cristiana, reconocimiento de los pecados ante Dios con el fin de obtener la absolución. La necesidad de la
confesión se menciona con frecuencia en la Biblia, de forma especial en las exhortaciones de los profetas. En el judaísmo, Yom
Kipur es un día de ayuno, de confesión y oración para alcanzar el perdón.
En la tradición cristiana, la confesión ha tomado una de las dos formas siguientes: la confesión privada de los pecados ante un
sacerdote, o auricular, y la confesión pública por parte de un individuo ante la congregación. En la enseñanza católica, la
confesión auricular es considerada como parte esencial del sacramento de la penitencia. Se espera que los miembros de la
Iglesia confiesen sus pecados graves a un sacerdote al menos una vez al año. La práctica de la confesión y la absolución se basa
en Jn. 20, 22-23. El poder de atar y desatar, es decir, de perdonar los pecados, fue conferido sobre los apóstoles (Mt. 16, 19 y
18, 18). Aunque confesarse a un sacerdote tiene raíces antiguas, la práctica era poco corriente en los primeros tiempos de la
Iglesia (a veces era pospuesta hasta que la muerte se aproximaba) e implicaba una severa disciplina.
La confesión también se prescribe en las iglesias ortodoxas, coptas y en otras orientales. La Iglesia anglicana y otras iglesias
protestantes han retenido la doctrina general católica de la confesión. Aunque la práctica de la confesión auricular se revivió
durante el Movimiento de Oxford del siglo XIX, muchos anglicanos prefieren la confesión general (pública) y que la absolución se
imparta durante el servicio de la comunión. La confesión pública forma parte también del servicio luterano de culto y se
practica en algunas iglesias pentecostales y fundamentalistas.
El compromiso de la confesión obliga al confesor (sacerdote), al intérprete y al espectador que oye la confesión a no divulgar
los secretos del confesado. Esta costumbre de secreto se remonta a los siglos IV y V, pero sólo adquirió rango canónico forzoso
tras el IV Concilio de Letrán (1215).
Con este término también se alude a las afirmaciones de fe, tales como la Confesión luterana de Augsburgo de 1530.
Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su prójimo, a quien ve, ese tal es un mentiroso" (1 Jn. 14,20).
10.
o ABSOLUCIÓN
Término utilizado en teología cristiana para hacer referencia a una parte
del sacramento de penitencia, mediante el cual el sacerdote, como
ministro de Dios, garantiza, a los penitentes que se confiesan, el perdón
de sus pecados. En las Iglesias católica y ortodoxa, la práctica se basa en
Jn. 20, 22-23. Para ser real, eficaz, la absolución supone un verdadero
arrepentimiento del pecado y un firme propósito de enmienda por parte
del penitente. La absolución es también una parte del ritual
anglicano, pero la penitencia no es considerada como uno de los
sacramentos instituidos por Cristo. La mayoría de las denominaciones
protestantes no consideran la penitencia como un sacramento y por lo
tanto no admiten la necesidad de la absolución sacramental. Reconocen
una interpretación más amplia de la absolución, es decir, la remisión de
los pecados por parte de un pecador arrepentido. Creen que esta remisión
se alcanza, no mediante un acto judicial de un ministerio o de un
sacerdote, sino sólo a través del reconocimiento directo ante Dios de las
transgresiones por el penitente y la humilde súplica para su perdón.
Aunque el término absolución se limita a la teología cristiana, la práctica
de súplica arrepentida y de petición del perdón a una deidad por las
ofensas individuales es común en la mayoría de las religiones.
En la Iglesia católica apostólica romana, la absolución también puede
significar la liberación de la censura eclesiástica (castigo impuesto a aquél
que comete cualquiera de los pecados serios graves condenados de forma
específica como crímenes por el Código de Derecho canónico) o el rito que
sigue, de forma inmediata, a la misa funeral en la que se implora la
misericordia de Dios por el alma de los muertos.
o SATISFACCIÓN
Son obras de culto, caridad, misericordia o penitencia que el sacerdote
propone al penitente y que éste, perdonado, acepta y se compromete a
realizar como señal de su seria voluntad de convertirse a Dios y de
enmendar su conducta.
Caridad, se refiere de modo directo a Dios, lo mismo que ocurre respecto
a la fe y la esperanza. "La caridad es la virtud teologal por la cual amamos
a Dios sobre todas las cosas por Él mismo, y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos por amor de Dios", como se define en elCatecismo de la
Iglesia Católica. Esa referencia a Dios es el factor fundamental que la
diferencia de la filantropía.
Fue Jesús quien proclamó que el amor, sinónimo de la caridad, es el
mandamiento nuevo que distingue a sus discípulos. La forma de amar
también queda clara en el Evangelio según san Juan: "Amaos los unos a los
otros como yo os he amado", precepto que llega al extremo en que incluso
se ha de dar la vida por aquellos a quienes se ama. No sólo se trata de la
señal distintiva del cristiano hacia los demás, sino de la prueba del
verdadero amor a Dios. "Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no
ama a su prójimo, a quien ve, ese tal es un mentiroso" (1 Jn. 14,20).
11.
DEFINICIÓN:
La unción de enfermos es uno de los siete
sacramentos que da la Iglesia para atraer la
salud del alma, espíritu y cuerpo al cristiano
cuando éste está en estado grave o vejez.
SIGNIFICADO:
Es el sacramento a través del cual Dios nos
demuestra que no se olvida de sus hijos
enfermos o ancianos que estén en momentos
difíciles. Consuela y anima al que lo recibe.
EFECTOS:
Don particular del Espíritu Santo: este
sacramento es una gracia de consuelo, de paz y
de ánimo para vencer las dificultades y
sufrimientos propios del estado.
Unión a la pasión de cristo; el enfermos es
consagrado.
Gracia eclesial; el enfermo contribuye a la
santificación de la Iglesia.
Preparación para el último tránsito.
Puede remitir los pecados mortales.
12.
La alianza matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre si
un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien
de los conyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por
Cristo nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados.
EL MATRIMONIO EN EL ORDEN DE LA CREACIÓN:
La íntima comunión de vida y amor conyugal, fundada por el creador y
provista de leyes propias se establece sobre la alianza del matrimonio un
vínculo sagrado, no depende del arbitrio humano. El mismo Dios es el
autor del matrimonio.
La vocación al matrimonio se inscribe en la naturaleza misma del hombre y
de la mujer, según salieron de la mano del creador. El matrimonio no es
una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones
que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes
culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales.
Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al
amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano, porque el
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios que es amor.
Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se
convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al
hombre.
Este amor es bueno a los ojos del Creador. Y este amor que Dios bendice
es destinado. ser fecundado y a realizase en la obra común del cuidado de
la creación. Y los bendijo Dios y les Sed fecundos y multiplicaos, llenad la
tierra y sometedla.
La sagrada escritura afirma que el hombre y la mujer fueron creados el
uno para el otro: “No es bueno que el hombre esté solo”. La mujer, “carne
de su carne”, es decir, su otra mitad, su igual, la creatura mas semejante
al hombre mismo, le es dada, por Dios como una “auxilio” representado
así a Dios que es nuestro “auxilio”. “Por eso deja el hombre a su padre y a
su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”.
Que esto significa una unión indefectible de sus dos vidas, el Señor mismo
lo muestra recordando cual fue en el principio el plan del Creador. De
manera que ya no son dos sino una sola carne.
13.
Es el sacramento gracias al cual la misión confiada por
Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia
hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del
ministerio apostólico. Está instituido para anunciar la
Palabra de Dios y para restablecer la comunión con Dios
mediante los sacrificios y la oración, quien recibe este
sacramento es el mediador entre el Señor y los
hombres, y transmite a éstos sus enseñanzas cuando se
reúnen todos juntos en la oración al Padre.
Pero no sólo el sacerdote tiene la función de presidir la
asamblea de fieles cuando se reúnen para orar, sino que
también actúa en nombre de toda la Iglesia cuando
presenta a Dios la oración de la Iglesia y sobre todo
cuando ofrecemos el sacrifico eucarístico.
El ministerio de los presbíteros, por estar unido al Orden
episcopal, participa de la autoridad con la que el propio
Cristo construye, santifica y gobierna su Cuerpo. Por eso
el sacerdocio de los presbíteros supone ciertamente los
sacramentos de la iniciación cristiana. Se confiere, sin
embargo, por aquel sacramento peculiar que, mediante
la unción del Espíritu Santo, marca a los sacerdotes con
un carácter especial. Así quedan identificados con Cristo
Sacerdote, de tal manera que puedan actuar como
representantes de Cristo Cabeza