2. su homilía hablando acerca del
día en el que Dios nos llame a
su encuentro:
¿Estoy preparado para
encomendarme a Dios?, ¿para
hacer la última despedida
cuando Cristo me llame a la
otra vida?
...En la vida “hay tantas
despedidas”, pequeñas y
grandes y hay también
“tanto sufrimiento, tantas
lágrimas”
en algunos casos. ... También
está
“la última despedida que todos
nosotros debemos hacer,
cuando el Señor nos llama a la
otra vida.
Yo pienso en esto”.
3. Estas grandes despedidas de la vida,
“también la última, no son las
despedidas de un ‘hasta pronto’, ‘hasta
luego’, ‘hasta la vista’, que son
despedidas que uno sabe que vuelve, o
inmediatamente o después de una
semana. Hay despedidas de las que no
se sabe cuándo y cómo volveré...
... Encomendar al Padre, encomendar a
Dios: éste es el origen de la palabra
‘adiós’.
Nosotros decimos ‘adiós’ sólo en las
grandes despedidas, tanto de la vida
como en la última”.
4. ...podemos pensar en nuestra despedida. Nos hará bien. ¿Quién será la
persona que cerrará mis ojos?”.“...me hace bien imaginarme en aquel
momento. Cuándo será, no se sabe,
pero vendrá el momento en el que ‘hasta luego’, ‘hasta pronto’, ‘hasta
mañana’,
‘hasta la vista’ se convertirá en ‘adiós’. ¿Yo estoy preparado para
encomendar a Dios a todos los míos? ¿Para encomendarme a mí mismo a
Dios?
¿Para decir aquella palabra que es la palabra del encomendarse del hijo al
5. ...“pensar que un día”, también nosotros, deberemos decir aquella
palabra, “adiós”. “A Dios encomiendo mi alma; a Dios
encomiendo mi historia;
a Dios encomiendo a los míos; a Dios encomiendo todo”.
“Que Jesús, muerto y resucitado nos envíe al Espíritu Santo,
para que aprendamos aquella palabra, aprendamos a decirla,
pero existencialmente, con toda la fuerza: la última palabra,
adiós”.
6. El 20 de mayo dijo en su catequesis sobre la familia: ...del apóstol Pablo:
«Ustedes, hijos, obedezcan a los padres en todo; porque esto agrada al
Señor.
Ustedes, padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten»
...Por esto, la relación entre los padres y los hijos debe ser de una sabiduría,
de un equilibrio, muy grande. Hijos obedezcan a sus padres, eso le gusta a
Dios.
Y ustedes padres, no exasperen a los hijos, pidiéndoles cosas que no pueden
hacer.
Y esto es necesario hacer para que los hijos crezcan en la responsabilidad de
sí mismos y de los demás.
7. Parecería una constatación
obvia,
sin embargo, en nuestros
tiempos
no faltan las dificultades.
Es difícil para los padres educar
a sus hijos a quienes ven sólo
por la noche, cuando vuelven
a casa cansados del trabajo.
¡Aquellos que tienen la suerte
de tener trabajo!
8. Y aún más difícil para los padres separados, a quienes les pesa esta
condición:
pobres, han tenido dificultades, se han separado
y tantas veces el hijo es usado como rehén y el papá le habla mal de la
mamá
y la mamá le habla mal del papá, y se hace tanto mal.
...¡nunca, nunca, nunca usar al hijo como rehén!
9. Se han separado por tantas
dificultades y motivos,
la vida les ha dado esta
prueba, pero que los hijos no
sean quienes carguen el peso
de esta separación, que no
sean usados como rehenes
contra el otro cónyuge,
que crezcan escuchando que
la mamá habla bien del papá,
aunque no están juntos,
y que el papá hable bien de
la mamá.
10. ...¿Cómo educar? ...De hecho, se ha abierto una grieta
entre la familia y la sociedad, entre la familia y la
escuela,
el pacto educativo hoy se ha roto, y así la alianza
educativa
de la sociedad con la familia ha entrado en crisis
porque se ha minado la confianza recíproca.
11. Los padres...a menudo, privados
de su papel, se vuelven
excesivamente aprensivos y
posesivos con respecto a sus hijos,
hasta llegar a no corregirlos
nunca: “Tú no puedes corregir al
hijo”.
Tienden a confiarles siempre más
a los ‘expertos’, también para los
aspectos más delicados y
personales de su vida,
colocándolos en un rincón solos;
y así los padres hoy corren el
riesgo de autoexcluirse de la vida
de sus hijos.
¡Y esto es gravísimo! Hoy hay
casos de este tipo.....los padres no
deben autoexcluirse de la
educación de los hijos.
12. ...la vida se ha convertido en
avara de tiempo para hablar,
reflexionar, confrontarse.
Muchos padres son
‘secuestrados’ por el trabajo –
papá y mamá deben trabajar-
y por otras preocupaciones,
avergonzados de las nuevas
exigencias de los hijos
y de la complejidad de la vida
actual, y se encuentran como
paralizados por el temor a
equivocarse.
13. El problema, sin embargo, no es sólo hablar. De hecho, un diálogo
superficial no conduce a un verdadero encuentro de la mente y del
corazón.
Preguntémonos más bien: ¿Buscamos entender ‘dónde’
los hijos verdaderamente están en su camino? ¿Dónde está realmente
su alma? ¿Lo sabemos? Y sobre todo: ¿Lo queremos saber?
¿Estamos convencidos de eso,
en realidad, no esperan algo más?
14. ...El apóstol Pablo recuerda la
reciprocidad de los deberes entre
los padres y los hijos:
«Ustedes, hijos, obedezcan a
los padres en todo; porque
esto agrada al Señor.
Ustedes, padres, no
exasperen a sus hijos, para
que no se desalienten».
En la base de todo está el
amor, aquel que Dios nos
dona, que «no falta al
respeto, no busca su propio
interés, no se enoja,
no toma en cuenta el mal
recibido… todo perdona,
todo cree, todo espera,
todo soporta».
15. También en las mejores familias es necesario soportarse y
¡Se necesita tanta paciencia para soportarse! Pero es así la vida.
La vida no se hace en laboratorio, se hace en la realidad.
El mismo Jesús ha pasado a través de la educación familiar.
...Deseo que el Señor done a las familias cristianas la fe, la libertad
y la valentía necesarias para su misión.
Si la educación familiar reencuentra el orgullo de su protagonismo,
muchas cosas mejorarán, para los padres inciertos
y para los hijos decepcionados.
16. Es el momento en que los padres y las madres regresen de
su exilio, - porque se han auto-exiliado de la educación
de los hijos -,
y re-asuman plenamente su papel educativo. Esperemos
que el Señor conceda a los padres esta gracia:
de no auto-exiliarse en la educación de los hijos.
Y esto solamente puede hacerlo el amor, la ternura y la
paciencia.
17. El 20 de mayo dijo al
término de la Audiencia
General:
(…) se recuerde a tantos
hermanos y hermanas
exiliados o asesinados por el
sólo hecho de ser cristianos.
Son mártires”. “Deseo que
ese momento de oración
acreciente la conciencia de
que la libertad religiosa es un
derecho humano inalienable,
aumente la sensibilización
sobre el drama de los
cristianos perseguidos en
nuestro tiempo y que se
ponga fin a este inaceptable
crimen”.
18. El 21 de mayo dijo en parte de su homilía: Los cristianos tienen
una misión en común: luchar por la unidad para que no haya
entre ellos
“espíritu de división, de guerra, de celos. Una unidad que no se
consigue con “pegamento” sino con la “gracia de Dios”.
“La gran oración de Jesús” es que la Iglesia esté unida, que los
cristianos
“sean una sola cosa”. Pero existe una “gran tentación”:
la “mentira” y la “división”.
19. ...“Y pedir esta gracia, que todos permanezcamos en Él. Y aquí nos indica para
qué,
lo dice claramente: 'Padre, quiero que aquellos que me has entregado, también
ellos estén conmigo donde yo esté'. Es decir, que éstos permanezcan allí,
conmigo. El permanecer en Jesús, de esta manera, termina en permanecer con
Él 'para que contemplen mi gloria'”.
consuela escuchar a Jesús decir al Padre que no quiere orar sólo por sus
discípulos sino también por aquellos que creerán en Él “mediante su palabra”.
20. “Quizás, no estamos lo
bastante atentos a estas
palabras:
¡Jesús ha rezado por mí! Esto
es una fuente de confianza: Él
reza por mí, ha orado por
mí... Imagino –es una
figuración– cómo Jesús
delante del Padre está en
el Cielo.
Y así reza por nosotros, reza
por mí. ¿Y qué ve el Padre?
Las llagas, el precio. El
precio que ha pagado por
nosotros.
Jesús reza por mí con sus
llagas, con su corazón herido
y continuará haciéndolo”.
21. El 22 de mayo en parte de su homilía dijo:
“También nosotros podemos pensar:
¿Cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí?, ¿cómo me mira Jesús?,
¿con una llamada?, ¿con un perdón?, ¿con una misión? Sobre el
camino
que Él ha hecho todos estamos bajo la mirada de Jesús. Él nos
mira siempre con amor. Nos pide algo, nos perdona lo que sea y
nos da una misión”.
22. “Entonces Jesús viene sobre el
altar. Cada uno de nosotros
piensa:
'Señor, Tú estás aquí, entre
nosotros.
Fija tu mirada sobre mí y dime
que debo hacer; cómo debo
llorar mis errores, mis pecados;
cuál debe ser la valentía con la
que tengo que caminar hacia
adelante en el camino que Tú has
hecho antes”.
23. Al comienzo del Evangelio de
San Juan, cuando Andrés acude
donde su hermano Pedro y le
dice:
“Hemos encontrado al Mesías”,
hay una mirada de entusiasmo.
Cuando Jesús fija su mirada en
él
y le dice: “Tú eres Simón
y serás llamado Pedro”
ocurre algo parecido. “Es la
primera mirada, la mirada de la
misión”.
Se trata de la “primera mirada:
la vocación es un primer
anuncio de la misión”. “¿Cómo
es el alma de Pedro en esta
primera mirada? Entusiasta. Es el
primer tiempo
de ir con el Señor”.
24. Después, el “arrepentimiento”,
cuando Pedro niega a Jesús tres
veces:
“Ha perdido todo. Ha perdido” y
cuando el Señor le mira y cruzan su
mirada, llora. “El Evangelio de Lucas
dice:
'Y Pedro lloró amargamente'.
El entusiasmo de seguir a Jesús se ha
convertido en llanto, porque él ha
pecado: él ha renegado de Jesús”.
“esa mirada cambia el corazón de
Pedro, más que antes. El primer
cambio es el del nombre y el de su
vocación.
Esta segunda mirada es una mirada
que cambia el corazón y un cambio
de conversión al amor”.
25. Sobre la “misión”, que “es también la mirada en la que Jesús” le pide a Pedro
confirmar el amor hacia Él. Se lo pregunta tres veces, y en la última Pedro “parece
triste, casi llora”.
“Triste porque por tres veces le preguntó '¿Me quieres?'. Y le dijo:
'Pero Señor, Tú lo sabes todo. Sabes que te quiero'. Respondió Jesús: '
Apacienta a mis ovejas'. Esta es la tercera mirada, la mirada de la misión”.
Dejarse mirar por Jesús, ya que “no acaba ahí”, porque “Jesús va más allá”.
El Señor predice a Pedro que también él deberá seguirlo por el camino de la Cruz.
“nos hará bien” pensar “en la mirada de Jesús sobre mí”.
26. El 23 de mayo dijo durante
Audiencia en el Aula Pablo VI:
Actualmente se vive una
cultura del descarte que adora
“al dios dinero”
en cuyo nombre se mata a los
niños antes de nacer.
“El dios-dinero destruye y
provoca la cultura del
descarte” con la que
“se descarta a los niños, se les
explota o se les mata antes de
nacer”.
“cuando defendemos el
derecho a la vida, lo hacemos
para que la vida pueda, desde
su concepción a su término
natural, ser una vida digna,
que no conozca las llagas del
hambre y de la pobreza, de la
violencia
y de la persecución”.
27. Esta cultura, hace también que
se descarte “a los ancianos,
para que no tengan un cuidado
digno, no tienen las medicinas,
tienen pensiones miserables”.
“Que los jóvenes no tengan
trabajo es el sacrificio que esta
sociedad mundana y egoísta
ofrece al dios dinero que está
en el centro de nuestro sistema
económico mundial” y que “no
tiene en el centro al hombre y
la mujer”.
28. “ahora se descarta también a los jóvenes”
“en esta tierra tan generosa, piensen que el 40 por ciento o un
poco más, de jóvenes de 25 años en adelante no tienen
trabajo”.
29. “en las parroquias,
en las Cáritas parroquiales,
vemos esto todos los días:
hombres y mujeres que se acercan
un poco a escondidas para
tomar alimentos para comer…
Un poco escondidos porque se
han convertido en pobres de un
mes a otro.
Y tienen vergüenza. Y esto
sucede, sucede, sucede…
Hasta ayer vivían una vida digna”.
30. El 24 de mayo en su homilia por Pentecostés:
...La Palabra de Dios, hoy de modo especial, nos dice que el
Espíritu actúa,
en las personas y en las comunidades que están colmadas de él,
las hace capaces de recibir a Dios “Capax Dei”, dicen los Santos
Padres.
Y ¿Qué es lo que hace el Espíritu Santo mediante esta nueva
capacidad
que nos da? Guía hasta la verdad plena (Jn 16, 13), renueva la
tierra (Sal 103) y da sus frutos (Ga 5, 22-23). Guía, renueva y
fructifica.
31. ...El mundo tiene necesidad de hombres y mujeres no
cerrados,
sino llenos de Espíritu Santo. El estar cerrados al Espíritu
Santo
no es solamente falta de libertad, sino también pecado.
Existen muchos modos de cerrarse al Espíritu Santo.
32. En el egoísmo del propio interés, en el legalismo rígido
– como la actitud de los doctores de la ley que Jesús llama
hipócritas -,
en la falta de memoria de todo aquello que Jesús ha enseñado,
en el vivir la vida cristiana no como servicio sino como interés
personal, entre otras cosas.
En cambio, el mundo tiene necesidad del valor,
de la esperanza, de la fe y de la perseverancia de los discípulos
de Cristo.
33. El mundo necesita los frutos, los dones del Espíritu Santo,
como enumera san Pablo:
«amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad,
modestia, dominio de sí» (Ga 5, 22).
34. El don del Espíritu Santo ha sido dado en abundancia a la Iglesia
y a cada uno de nosotros,
para que podamos vivir con fe genuina y caridad operante,
para que podamos difundir la semilla de la reconciliación y de la paz.
35. Reforzados por el Espíritu Santo – que guía, nos guía a la verdad, que nos
renueva a nosotros y a toda la tierra, y que nos da los frutos – reforzados en
el Espíritu y por estos múltiples dones, llegamos a ser capaces de luchar, sin
concesión alguna, contra el pecado,
contra la corrupción que, día tras día, se extiende cada vez más en el mundo,
y de dedicarnos con paciente perseverancia a las obras de la justicia y de la
paz”.
36. Al presidir el rezo del último Regina Coeli de 2015, dijo:
...la Solemnidad de Pentecostés, una fiesta que subraya que
“la Iglesia nace universal, una y católica, con una identidad más
abierta,
que abraza el mundo entero, sin excluir a ninguno. ¡A ninguno la
madre Iglesia le cierra la puerta en la cara, a ninguno! Ni siquiera
al pecador, ¡a ninguno!”
37. “Y esto por la fuerza, por la gracia del Espíritu Santo. La madre
Iglesia abre, deja sus puertas abiertas a todos porque es
madre”.
Así, se inicia entonces una nueva “estación”, la del “testimonio
y la fraternidad”, una nueva etapa “que viene de lo alto, de
Dios,
como llamas de fuego que se posaron sobre la cabeza de cada
discípulo”.
38. “Era la llama del amor que quema cada dureza, era la lengua
del Evangelio que atraviesa los confines establecidos por los
hombres y toca los corazones de las multitudes, sin distinción
de lengua, raza o nacionalidad”.
39. “como aquél día de
Pentecostés,
el Espíritu Santo es infundido
continuamente también hoy en
la Iglesia y sobre cada uno de
nosotros para que salgamos de
nuestras mediocridades y de
nuestros encierros y
comuniquemos al mundo
entero el amor misericordioso
del Señor”.
40. Además, se nos da para que
“mientras anunciamos a Jesús
resucitado, vivo y presente en medio
de nosotros, calentemos el corazón de
los pueblos acercándoles a Él, camino,
verdad y vida”.
41. “La fiesta de Pentecostés nos hace
revivir los inicios de la Iglesia”
y con el envío del Espíritu Santo
“los discípulos son completamente
transformados: el miedo es
reemplazado por la valentía, el
estar encerrados cede al anuncio y
cada duda es impulsada por la fe
llena de amor”.
42. ...Es así como “la primera comunidad cristiana no
permanece más replegada sobre sí misma, sino que
comienza a hablar a la muchedumbre de diversa
proveniencia de las grandes cosas que Dios ha
hecho, es decir, de la resurrección de Jesús,
que fue crucificado”. “el don del Espíritu
restablece la armonía de las lenguas que se perdió
en Babel y prefigura la dimensión universal de la
misión de los Apóstoles”.
43. En twitter dijo:
Dios siempre nos espera, siempre nos comprende,
siempre nos perdona
44. Hay silencios de Dios que sólo se pueden entender
mirando a Cristo en la cruz.
45. Envía, Señor, tu Espíritu Santo a consolar
y confortar a los cristianos perseguidos. #free2pray
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con el título suscripciones.
Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones.
Y que permanezcamos unidos en el amor
a Jesús.