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Consecuencias y recompensas de las nomas de convivencia
1. CONSECUENCIAS Y RECOMPENSAS DE LAS NOMAS DE CONVIVENCIA
David Soria
Maestro bilingüe y formador de profesores. Soy el creador
de www.teachingsolutions.es, un proyecto que busca mejorar la formación del profesorado
mediante cursos de aplicación práctica en el aula.
Ya hemos hablado de la importancia de establecer normas de clase desde el principio de
curso y de cómo formularlas de forma positiva. También hemos visto qué número de normas
es el adecuado o incluso qué tipo de normas se adaptan a nuestra forma de enseñar.
Creo que hay un consenso en la necesidad de normas de convivencia, si bien la forma de
redactar estas normas varía bastante de unas clases a otras. Ahora bien, ¿qué pasa si las
normas no se cumplen? Y si se cumplen, ¿cuáles son las consecuencias? De esto
precisamente hablamos hoy.
Algún lector pensará que si las normas se cumplen no tiene que pasar nada, pues es “lo
normal”. Yo no estoy de acuerdo. Creo que hay que reforzar positivamente a aquellos alumnos
que cumplen las normas. Es más, hay que reforzar positivamente a aquellos alumnos que
tienen verdaderos problemas para seguir las normas.
Lo que a nosotros nos puede parecer “lo normal” (por ejemplo, “no interrumpir al otro cuando
habla”) puede no ser la norma establecida en su hogar. Además, está comprobado que
aquellos comportamientos que se refuerzan, se repiten. “Echar la bronca”, sin más, refuerza
ese comportamiento, pues muchas veces proporciona la atención que el alumno busca.
Tristemente, lo habitual en nuestras aulas es que quien cumple las normas no tiene ninguna
recompensa o consecuencia positiva. En cambio, quien se las salta, muchas veces recibe una
atención que en sí misma es una consecuencia positiva desde su punto de vista.
Lo que propongo en este artículo es un sistema claro de consecuencias negativas y, sobre
todo, consecuencias positivas asociadas al incumplimiento y cumplimiento de las normas de
clase.
Es importante que el alumno entienda que él ha elegido saltarse una norma. Y como toda
elección en la vida, tiene consecuencias. No es un ejercicio de justicia divina ejercida por el
profesor ni nada por el estilo. Por eso, es importante dedicar tanto tiempo a la explicación de
las consecuencias como a la explicación de las normas.
Consecuencias negativas
Un ejemplo de consecuencias negativas sería un sistema donde se penaliza la repetición del
incumplimiento de normas:
2. Primera vez: Aviso. Todos cometemos errores y hay que dar un margen de reacción al
alumno. No es una consecuencia propiamente dicha, pues no tiene efecto alguno, excepto el
de agotar una oportunidad.
Segunda vez: El alumno es separado de su lugar habitual de trabajo para poder centrarse,
dejar a los demás trabajar y reflexionar sobre su comportamiento.
Tercera vez: Se llama al alumno aparte y se tiene una conversación privada con él. No es
cuestión de humillar a nadie frente a la clase.
Cuarta vez: Es necesario ponerse en contacto con las familias. Quizás ellos puedan ayudar a
reconducir el comportamiento de su hijo, o incluso que reconozcan el origen de ese
comportamiento en algún aspecto familiar.
Quinta vez: Es necesario tener una conversación con el alumno, la familia y el alumno.
La mayoría de los alumnos rara vez pasan de 3 incumplimientos en un día cuando se aplican
las normas con rigor.
Consecuencias positivas
Un ejemplo de consecuencias positivas sería un sistema de puntos en el que se consigue
tiempo para hacer su actividad favorita en clase. Es importante hacer énfasis en que las
recompensas no se dan, sino que se ganan. De nuevo: las elecciones en la vida tienen
consecuencias y, a veces, estas son positivas.
Personalmente me gusta más dar las consecuencias positivas a equipos de alumnos o a la
clase entera si llega el caso, más que a un único alumno, porque la presión de los
compañeros puede hacer reconducir el comportamiento, para bien, de alumnos que no son
capaces de hacerlo por sí mismos. Además de que todos los alumnos sienten que están
aportando al bien común con su buen comportamiento.
Ejemplo de consecuencias positivas:
Cada día: Puntos para el equipo en el que todos sus miembros cumplieron las normas (los
avisos se excusan).
Cada semana: 20 minutos de la actividad que más les gusta en la última clase del viernes.
Cualquiera que haya dado clase un tiempo sabrá por qué elijo el viernes :)
Cada mes: Los alumnos ven un vídeo o película en clase.
Cada trimestre: Los alumnos tienen una fiesta en clase.
3. En cualquier caso, la consecuencia positiva inmediata de que todos los alumnos cumplan las
normas es que disfrutarán de una buena lección, sin interrupciones y centrados en el
aprendizaje.
En conclusión, las normas de clase están incompletas si no tienen asociadas un sistema de
consecuencias tanto negativas como positivas para incentivar su cumplimiento. Las
consecuencias dan a las normas la efectividad que buscamos en ellas cuando las
redactamos.
COMO ELABORAR NORMASDE CONVIVENCIA
David Soria
Maestro bilingüe y formador de profesores. Soy el creador
de www.teachingsolutions.es, un proyecto que busca mejorar la formación del profesorado
mediante cursos de aplicación práctica en el aula.
Tras el anterior post Prohibido prohibir: normas de convivencia en positivo, seguimos con la
serie de artículos que tienen como objetivo aprender a redactar normas de convivencia para
un buen funcionamiento de la clase.
omo sabes, para conseguir una gestión eficaz del aula es necesario establecer unas normas
de comportamiento al principio del curso. Estas normas pueden ser normas
generales o normas específicas:
Normas generales: Las normas generales, por su flexibilidad, abarcan un gran número de
comportamientos. Con 4 o 5 normas generales podemos cubrir la mayoría de los
comportamientos a corregir durante el curso. Para que sean eficaces, las normas generales
tienen que ser explicadas muy bien y con frecuencia. Una norma general como “Sé
respetuoso” implica escuchar a los demás cuando hablan, no interrumpir a quien tiene la
palabra, etc. Otros ejemplos de normas generales serían “cuida el entorno” o “sé
responsable”. Las normas generales suelen funcionar mejor con profesores
experimentados que al cabo de los años han sabido establecer un buen comportamiento en
sus clases.
Normas específicas: Las normas específicas se centran en corregir un único
comportamiento, pero expresan claramente lo que se espera de nuestros alumnos. Como
explicaré más detenidamente a continuación, deberíamos limitar el número de normas a un
máximo de cinco. Las normas específicas nos limitan bastante y nos obligan a elegir los
comportamientos que más nos interesa corregir. Las normas específicas son una mejor
opción para profesores con poca experiencia o para profesores experimentados que
4. buscan mejorar radicalmente el comportamiento en sus clases. Aunque decidas que las
normas específicas se ajustan mejor a lo que quieres conseguir, siempre puedes cambiar
hacia normas más generales a lo largo del curso.
Y, ¿cuántas normas necesito en clase?
El número de normas que se necesitan en un aula no está fijado, ni mucho menos. Hay
profesores que piensan que al poner muchas normas en su clase serán capaces de corregir
todos los comportamientos inadecuados de sus alumnos. Sin embargo, poner muchas
normas es de hecho contraproducente.
¿Por qué? Pues por la misma razón que el pin de tu tarjeta de crédito o de tu móvil tiene 4
dígitos. Esa es la cantidad de objetos en una serie que podemos memorizar con facilidad la
mayoría de nosotros. Al poner muchas normas, solo conseguirás que tus alumnos no
lleguen nunca a aprenderlas e interiorizarlas.
Si crees que necesitas muchas normas, no pongas a la vista nunca más de cinco de ellas.
Puedes establecer cinco normas al principio de curso, y una vez tus alumnos las hayan
aprendido, puedes añadir más. Las normas ya aprendidas pasan a ser normas no-
escritas, con tanta validezcomo las que aparecen en tu póster de normas.
En cualquier caso, si consigues reducir tus normas a tan solo cuatro o cinco durante
todo el curso, te ahorrarás bastantes problemas.