3. OBJETIVO DE LA METAFÍSICA
La primera tendencia del Ser Humano es la de buscar el Ser de las cosas,
porque el objeto natural de la inteligencia es el Ser. Esta es la razón por
la cual la metafísica es la ciencia natural del hombre, la ciencia humana,
la más congénita a la inteligencia. También es ésta la razón por la cual,
si la metafísica es rechazada, olvidada o despreciada, algo
necesariamente debe fallar en alguna parte: en la moral, en las
costumbres, en el acercamiento a la vida.
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4. EL ENTE
El término "ente" es aplicado a todas las realidades, pero en el mismo
sentido y en parte en un sentido diferente. Este niño es un ente, esta
mesa es un ente, Dios es un ente. ¿Quiere esto decir que el niño, la
mesa y Dios son exactamente lo mismo? Evidentemente no: son muy
diferentes el uno del otro; pero es cierto que cada uno de ellos es un
ente. Esto es muy revelador. El "ser" conviene a numerosas realidades
parcialmente en un mismo sentido, porque todas ellas son entes y,
parcialmente, en un sentido diferente, porque el ser de la mesa es
completamente distinto del ser del niño, el ser de una buena acción es
completamente diferente del ser de una mala acción.
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5. EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN
El principio supremo de la metafísica es el principio de no-contradicción.
Recordemos: es imposible que algo sea y no sea en el mismo sentido y en el
mismo sujeto. Recordemos también las dos operaciones del intelecto: 1) la
operación de forjar un concepto; 2) la operación de afirmar o negar: juzgar o
ajustar la propia mente a la realidad. En la primera operación, la mente forma
la noción del ente, sin la cual ninguna otra cosa puede ser concebida (todos
nuestros conceptos implican el concepto de ente). Es ésta la primera moción
que nos viene a la mente, y, ya que la metafísica es la ciencia del ente, es,
por ello, la tendencia más natural de la inteligencia. No es que, en realidad,
podamos recordar cuándo formamos nuestro primer concepto. Pero somos
capaces de reconstruir este proceso: podemos descubrir que la primera idea
era el "ente" contemplando todos nuestros conceptos, y reconociendo que
todos hemos accedido a ellos después de haber accedido a la noción de
ente; ella es parte de nuestra humanidad. No hay aquí diferencia alguna de
educación, cultura, talento o sexo: un ser humano se dirige natural y
espontáneamente hacia la noción de ente desde el momento mismo en que
empieza a conocer.
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