2. En farmacología, una droga es toda materia prima de origen biológico
que directa o indirectamente sirve para la elaboración de
medicamentos, y se llama principio activo a la sustancia responsable
de la actividad farmacológica de la droga. La droga puede ser todo
vegetal o animal entero, órgano o parte del mismo, o producto
obtenido de ellos por diversos métodos que poseen una composición
química o sustancias químicas que proporcionan una acción
farmacológica útil en terapéutica.
Según la Organización Mundial de la Salud una droga es toda
sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de
administración, puede alterar de algún modo el sistema nervioso
central del individuo que las consume.
Este término suele usarse indistintamente para designar a ésta y a los
términos correspondientes en farmacia a principio activo, fármaco y
medicamento, ya sea por extensión del concepto o debido a la
traducción literal del término inglés droga, el cual no hace distinciones
entre los tres conceptos.
3. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es la más
utilizada en la actualidad droga es toda sustancia que introducida en un
organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión, intramuscular,
endovenosa), es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central,
provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de
nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir,
capaz de cambiar el comportamiento de la persona, y que posee la
capacidad de generar dependencia y tolerancia en sus consumidores.
Ahora, según esta definición no solo la marihuana, cocaína, pasta base,
éxtasis, o heroína son drogas sino también lo son el alcohol, el tabaco, la
cafeína, y algunos fármacos.
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5. Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero
que hay que tener en cuenta es que el fenómeno de la
drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato
social, económico o cultural determinado. El consumo de
drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de
huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de
escape, un alivio temporal a los problemas personales,
familiares o sociales. También son una puerta de salida
frente al vacío existencial presente en el interior de la
persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de
salidas ilusorias que llenen dicho vacío.
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8. En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo
que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes,
somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin receta
médica. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea
fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de moda", y
prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes que viven
en las calles pueden obtener pegamentos, tales como el Trocal, para inhalar.
También existe mucha desinformación en el tema de las drogas. Algunos sectores
proponen la despenalización e incluso la legalización del uso de drogas tales como
la marihuana y la cocaína, argumentando que no son peligrosas, al menos no más
que el tabaco o el alcohol, que son legales; o que al legalizar la droga el tráfico
ilícito y las mafias cesarán de existir. Los medios de comunicación y sistemas
educativos favorecen también el consumo de drogas al promover valores
distorsionados (el placer y la satisfacción como meta última de la vida, el
consumismo, el sentirse bien a cualquier precio, el vivir el momento, etc.)
9. Los hijos de padres fumadores, bebedores o toxico dependientes son más
proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un
ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o
control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren
sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren
sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas. La
desatención de los hijos por parte de los padres, las familias divididas o
destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta
de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que
contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse
fácilmente en una válvula de escape.
Se ha comprobado que el uso de drogas por parte de los jóvenes es menos
frecuente cuando las relaciones familiares son satisfactorias.
10. Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir
drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los
problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para
compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas
afectivos. En efecto, bajo el efecto de las drogas la persona
experimenta un estado de euforia que le hace olvidar los problemas o
las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de
ese estado de euforia viene una frustración incluso mayor que la
inicial, lo que lleva a la persona a recurrir nuevamente a la droga.
Otros se inician en la droga por curiosidad, o para experimentar
sensaciones nuevas ante una cierta apatía, hastío, aburrimiento o
incluso sinsentido de la vida. Ante el vacío que experimentan, la
droga se presenta como una posibilidad, aparentemente atractiva, de
llenar ese vacío.
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13. Todas las adicciones son diagnosticables ya que sus síntomas
pueden ser reconocidos y descritos. Sin embargo, generalmente
es difícil y costoso que una persona acepte que tiene un
problema de adicción; por eso lo mejor es dejar que la adicción
sea 'auto diagnosticada'.
Lamentablemente, el adicto suele ser el último en enterarse de su
propio problema, debido a un mecanismo de defensa
denominado 'negación'.
Según recomienda el Dr. Arnold M. Washton en su libro 'Querer
No es Poder', publicado por la editorial Paidos en 1991, lo mejor
que se puede hacer -en lugar de poner una etiqueta- es
transmitirle a esa persona reflexiones concretas sobre su
conducta y sobre el modo en que ésta le afecta a uno.
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La conducta adictiva es, por lo general, apremiante y
obsesiva. Cuando se es adicto a menudo no se puede pensar
en otra cosa que no sea la droga, el modo de conseguirla, la
forma de administrarla, etc. En general, la adicción es vivida
como una obsesión que dirigirá gran parte de su tiempo, su
energía y su atención.
El estilo de vida se vuelve monótono y 'unimoda': todo gira
en torno a la adicción, y el resto de personas, cosas, intereses,
obligaciones,... pasa a un plano secundario.
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Lo que hace que una adicción sea una adicción nociva es que se vuelve en contra de uno
mismo y de los demás. Al principio se obtiene cierta gratificación aparente, igual que con un
hábito. Pero más temprano que tarde su conducta empieza a tener consecuencias negativas en
su vida.
Las conductas adictivas producen placer, alivio y otras compensaciones a corto plazo, pero
provocan dolor, desastre, desolación y multitud de problemas a medio plazo.
Las consecuencias negativas asociadas a las adicciones afectan a muchos aspectos diferentes
de la vida de una persona. Los más importantes son:
* Relaciones: La relación con la familia, amigos o pareja se altera, aparecen discusiones
frecuentes, desinterés sexual, la comunicación se interrumpe, hay pérdida de confianza,
alejamiento, etc.
* Trabajo: Cuando una persona tiene una adicción suele restarle tiempo a su trabajo para
buscar la droga o recuperarse de su uso, suele llegar tarde, hay menor productividad,
deterioro de la calidad del trabajo o pérdida del propio trabajo.
* Economía: Al destinar la mayor parte del dinero a comprar las drogas, apenas queda dinero
para otras cosas. Los ahorros se agotan y suele aparecer el endeudamiento. A veces para
poder sufragar los gastos de la adicción se ve obligado a recurrir a actividades ilegales.
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El rasgo distintivo de la conducta adictiva es que al tratar de
controlarla, la voluntad resulta insuficiente. La sustancia o actividad
en cuestión controla a la persona, en lugar de ser al contrario. La falsa
percepción de autocontrol es uno de los grandes paradigmas para
entender las adicciones. Los drogodependientes creen que pueden
controlar la droga: la cantidad, las dosis, la frecuencia, etc. sin
embargo nada hay más equivocado que esta creencia.
Pensar que uno posee cierta omnipotencia frente a las drogas es una
ingenuidad, y más aún cuando ya existen antecedentes de consumo. Si
para las personas abstemias resulta difícil controlar la ingestión de
alcohol, para las personas que tienen una historia de consumo y/o
abuso de alcohol resulta muy difícil parar, decir no o evitar una
situación.
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A medida que los adictos empiezan a acumular problemas (en el trabajo, hogar,
socialmente), inevitablemente comienzan a negar dos cosas:
* Que la droga o actividad en cuestión constituya un problema que no pueden controlar
* Que los efectos negativos en sus vidas tengan alguna conexión con el uso de la droga
o actividad.
Como la negación es un proceso mental ficticio, negar la propia adicción o sus
consecuencias significa, literalmente, estar fuera de contacto con la realidad.
La negación asume muchas formas:
* Negar terminantemente: 'No, yo no tengo ningún problema'.
* Minimizar: 'No es tan grave'.
* Evitar el tema por completo (ignorarlo, negarse a abordarlo o desviar la atención a
otro tema).
* Culpar a otros: 'Quién no haría esto en mi situación'.
* Racionalizar: 'Lo mío no es tan grave', 'Yo no estoy tan enganchado'.
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Las primeras experiencias con las drogas suelen dejar
una marca grabada. Si este primer contacto ha sido
agradable, se produce un enamoramiento o atracción
apasionada por volver a tomar la sustancia o realizar la
actividad. Esta percepción distorsionada de la realidad,
sin embargo, emociona, produce euforia o tranquiliza lo
que hace aumentar la probabilidad de que haya una
nueva toma u ocasión para consumir. Se produce un
cambio de estado de ánimo que, en muchos casos, se
experimenta a nivel visceral (todo ello causado por la
lógica alteración de la química cerebral) y que genera ese
encandilamiento al igual que uno se enamora de una
chica/o.
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Sin embargo, lo que uno vislumbra durante la luna
de miel no es lo que en realidad obtiene. Con el paso
del tiempo, es traicionado. Así, además del deterioro
sufrido en las principales esferas de su vida, es muy
probable que el adicto esté haciendo cosas que
normalmente no haría, para matener su adicción
(robar, participar en otras actividades ilícitas). Los
paraísos artificiales que se le prometían en la fase
anterior se tornan en oscuros callejones repletos de
trampas. La traición es real y el declive comienza.
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Ahora el adicto debe consumir cada vez más para evitar
que los crecientes sentimientos y estados de ánimo
negativos profundicen en su conciencia y para tratar de
mantener los efectos positivos que cada vez son
menores. Está desarrollando tolerancia y tiene que
consumir no para obtener placer o alivio sino para evitar
el malestar asociado al síndrome de abstinencia. La
dependencia física creada químicamente por la acción de
la sustancia sobre el sistema nervioso tiene apresado al
individuo. Psicológicamente, la estrategia de
afrontamiento desarrollada hasta ahora sigue
manteniéndose con lo cual, los problemas lejos de
resolverse se acrecientan aún más.