El feudalismo japonés se estableció en el siglo VII d.C., cuando se formó un sistema político imperial centralizado. Los señores feudales o daimyos gobernaron regiones del país y reunieron ejércitos privados, mientras que los campesinos vivían bajo su protección a cambio de tributos de alimentos y servicios. Este sistema prevaleció en Japón hasta su abolición en el siglo XIX.