4. ASPECTOS FUNCIONALES Y PROGRAMA
L as dimensiones, proporciones y ubicación de la parcela en esquina posibilitaron el buen desarrollo fun-
cional del edificio, en el que la correcta iluminación de la sala de juego se habia constituido en el requisito
prioritaro de la propuesta.
El desarrollo de la cancha paralelo a la calle de Villanueva permitió, a través de unos grandes lucernarios
que se dispusieron longitudinalmente a la sala, la incorporación de la luz natural homogénea, propia de la
orientación norte, asegurando de este modo una correcta evolución del juego. A su vez, la doble esquina
permitió diversificar los aspectos del público distribuyendolo ordenadamente por los distintos pisos a él
destinados - el vestíbulo de Cid para los asientos de la galeria, y el de Villanueva para los de la cancha y
palcos -.
El frontón de Recoletos, al igual que los restantes frontones modernos que se construyeron en la época,
fue un edificio cerrado que albergaba además aquellas actividades complementarias al juego, el restau-
rante – exterior e interior -, el salón de té, el bar, los baños turcos, espaciosque junto a la sala de apuestas
y las oficinas de la Sociedad propietaria, definían la nueva tipología arquitectónica del juego de la pelota.
5. ELEMENTOS MATERIALES
El hormigón armado constituye el material principal en la obra que venimos analizando. “El hormigón ar-
mado es un material con características totalmente diferentes del hormigón y el acero, aun cuando dentro
de él, estos elementos mantengan por sí sus propias cualidades”.
El hormigón armado es una piedra orgánicamente constituida, dentro de cuya masa el acero se distribuye
óptimamente, se dosifica para prestarle al hormigón la resistencia a tracción que necesita en cada punto,
y se orienta y refuerza según los diagramas de tensión.
Las dimensiones del frontón Recoletos diseñado para el juego de pelota a pala, remonte y cesta punta,
presentaba una de las zonas de juego más adecuadas de la época; su cancha -con una superficie de
55.00 m de largo por 11.00 m de ancho- y contracancha, se resolvían mediante un pavimento continuo
formado por cuatro grandes losas de hormigón armado y cuyas juntas se hacían coincidir con las propias
del juego -la zona de contracancha se pavimento con aglomerado de corcho para que amortiguase el
bote-.
Asimismo el frontis, cuya resistencia al golpe violento y constante de la pelota en su lanzamiento reque-
ría un tratamiento de gran durabilidad, se construyo con sillares de piedra caliza de Deva, Guipúzcoa,
trasdosándose con un murete de ladrillo que permitió el relleno de hormigón ciclópeo. La pared izquierda
y la de rebote eran de ladrillo revestido de enlucidos lisos y resistentes que configuraban muros rellenos
igualmente de hormigón ciclópeo. Todas estas paredes recibieron un tratamiento esmerado para igualar el
comportamiento de la pelota sobre ellas.
El edificio hacía referencia en su interior a los diferentes estratos sociales de los aficionados al juego de la
pelota mediante los acabados materiales. La obra de cantería de las zonas nobles, principalmente la del
vestíbulo de entrada, contrastaba con los pavimentos sencillos del resto de las áreas, baldosas de cemen-
to de color rojo -de 30 x 30 cm.- en plateas de cancha y palcos así como en las mesetas de escaleras, y
terrazo en el resto de las superficies.
Las gradas de la planta de galenas se ejecutaron en madera y sus sillones con tubos metálicos con asien-
to y respaldo en madera de roble. Las barandillas y antepechos fueron igualmente resueltos con tubos de
hierro.
Las fachadas, de gran sencillez, dentro de su carácter tradicional, combinaron el granito de los
ángulos y de las embocaduras de la planta baja, con el revoco de mortero de cal y arena -al que se
adicionó paja cortada y cribada obteniendo una superficie resistente y de gran calidad plástica de los
paramentos preparados para recibir unos murales al fresco de Juan de Aranoa y Carredano, repre-
sentando escenas del juego de pelota.
Las bóvedas se revistieron exteriormente de un aglomerado de corcho sobre el que se colocó una
retícula de rastreles para la colocación de las grandes laminas de fibrocemento que dejaban una cá-
mara de aire entre estas y aquel. Hacia el interior unas losetas de corcho acústico, pegadas al hor-
migón en toda la extensión de las bóvedas, evitaban la resonancia tanto de la percusión de la pelota
en el frontis como de las voces de las apuestas y del público.
6. MORFOLOGÍA
Las condiciones constructivas de la zona de juego fueron brillantemente magnificadas por la sabia
resolución espacial del edificio, siendo su cubrición el aspecto más significativo del proyecto. La
búsqueda de un espacio unitario, continuo, en el que la zona de juego y la de los espectadores se
desarrollaran sin solución de continuidad, llevo al arquitecto a rechazar las precarias posibilidades de
la cubierta tradicional de estructuras metálicas y vidrios, en pro de las ventajas que las nuevas su-
perficies laminares de hormigón armado
La doble bóveda de hormigón armado permitió salvar las grandes luces impuestas por el desarrollo
del juego e integrar espacial y visualmente la zona del publico; estas condiciones, que habían sido
objetivo prioritario de los enunciados de la propuesta de Secundino Zuazo, volcaron la definición del
proyecto hacia un estructuralismo que ratificaba a través de su solución formal las exigencias arqui-
tectónicas del edificio.
Uno de los objetivos era el de su rentabilidad, por lo que se buscaba el mayor numero de localidades
posible sin detrimento de su visibilidad. Zuazo sustituyó el espacio tradicionalmente rectangular de la
zona de gradas, palcos y galenas por unas superficies que repartían sus localidades circularmente
en torno a la contracancha, y siendo de radio menor las correspondientes a las balconadas; estas a
su vez se cerraban en su extremo más alejado del frontis, junto al rebote, disponiendo los asientos
en tramos circulares cóncavo-convexos orientados hacia la zona de saque de la cancha.
La dificultad de incorporar unas celosías que, desarrolladas en toda la extensión de las bóvedas, no El alzado a la calle del Cid acogía un mirador curvo volado que respondía a la proyección exterior del
rompieran la continuidad física de la unidad estructural se resolvió en primer lugar, apéndice con que se remataba la planta de palcos en su aproximación a la pared de rebote -apéndi-
entendiendo el modo en que estas bóvedas trabajaban, es decir, verdaderas vigas que transmitían ce que se repetía en las galerías-. Una solución que permitía crear un nuevo foco de luz natural, luz
los esfuerzos a sus extremos; en segundo lugar, adoptando una solución constructiva que asegurase este, que iluminaba la cancha desde su extremo posterior y que dotaba a su fachada oriental de un
la rigidez de las bóvedas. El resultado, la creación de unas retículas triangulares de hormigón arma- cierto formalismo propio de la llamada arquitectura racionalista.
do que acogían los elementos traslucidos creando dos grandes celosías semicilíndricas.
La fachada principal, la de la calle de Villanueva se retranqueaba en su cuerpo central para crear un
La sustentación de los dos pisos superiores de los espectadores mediante una gran viga en I que jardín al que se abría el restaurante. Los balcones, las rejas y las contraventanas contribuían tanto
conformaba las grandes ménsulas triangulares de hormigón armado, supuso una atrevida solución en esta fachada como en la del Cid a crear el toque tradicionalista tan común a otras obras del arqui-
técnica y un gran avance en la diafanidad espacial que este tipo de edificios requería. tecto.
La volumetría externa del edificio evidenciaba el doble episodio funcional de su interior, el prisma con
la envolvente laminar, correspondiente a la zona de juego, o cuerpo principal del edificio y la U que
yuxtapuesta al prisma resolvía los espacios complementarios al juego.
7. MEJORAS EN EL EDIFICIO
La priemera mejora va en la líena de haber evitado en su día la demolición del edificio a causa de la gue-
rra civil
Esto consistiría a nivel estrucutral en la colocación de nervios estructurales a lo largo de la cubierta de tal
modo que la rigidizasen ante sobrecargas y vibraciones.
Estos nervios no se percibirían desde el interior, quedando la misma imagen visual de la cubierta cilíndrica
La segunda de las mejoras es más bien una crítica
Y esta el la gran diferencia entre entre los dós módulos: el dedicado a la práctica del deporte y el de los
anexos. De aquí surge la analogía de: peras + manzanas = ?
Creeemos que si que consiguieron una buena contribución en el tema de los graderios, como espacio
unificador con la cancha