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PASTORAL DE ADOLESCENTES

1. Conociendo a los preadolescentes
 El momento en que se deja de ser niño y se
 empieza a entrar al círculo de los “más grandes”,
 suele ser vivido intensamente, tanto por los
 protagonistas de este tránsito, como por los que
 están cercanos a ellos.

 En esta etapa de la vida ocurren importantes
 cambios personales: es el tiempo en que el individuo abandona su
 existencia receptiva y dependencia, hacia una existencia autónoma y
 personalizada. La seguridad infantil va perdiendo terreno a favor de
 una autonomía aún no relazada. Estos cambios alteran no sólo el
 universo personal del individuo, sino que implica todo el contexto
 socio-afectivo en que está involucrado: padres, familia, Iglesia, centro
 educativo, amigos etc.

    La observación y estudio de la adolescencia dio a conocer aspectos
 importantes respecto a la secuencia del proceso, permitiendo
 discriminar sub. Etapas en su interior. Algunos autores consideran
 dividir la adolescencia en dos etapas: la preadolescencia y la
 adolescencia que van de los 13 a 15 años.

    Este proceso los cambios se dan gradualmente y de manera
 interrelacionada y que por lo tanto, no es lo mismo tener 11 años a
 tener 13, aunque a cese se parezcan tanto. Para nuestros objetivos,
 importa detenernos en la primera etapa de la adolescencia, es decir
 en la preadolescencia.

2. Ser adolescente: ¡Ya no! y ¡Todavía te falta!

    Lo que parece distingue al preadolescente es la auto percepción y
 la percepción de los demás de que “Ya no son los mismos”. Existen
 señales internas y externas que denotan que están cambiando. Por
 momentos este cambio es ansiosamente esperado y en otros les
 gustaría, tanto a sus protagonistas como a sus educadores, “seguir
 siendo como antes”. Importa conocer los aspectos más centrales de
 esta etapa para entender a los que están transitando.

    Dejar la niñez implica un cambio lleno de expectativas por las
 nuevas posibilidades que el “ser más grande” depara. Como también
 sentimientos de duelo por lo que se deja atrás. En la reciente
 investigación” El adiós a la niñez. Los preadolescentes dan cuenta de
 sus frecuentes sentimientos de soledad, aburrimiento y melancolía y de
 sus deseos de libertad y amistad.
Junto a los cambios externos, que se hacen visibles, en la
preadolescencia se inicia el desarrollo de las características sexuales
secundarias que se asocian al surgimiento del impulso sexual.

    Para ambos sexos, la imagen corporal es muy importante en
términos de recibir de la percepción de los demás. Los distintos ritmos
de desarrollo o la no conformidad con la propia imagen suelen estar
muy asociados a la baja autoestima, ya que en esta etapa buscan
afanosamente ser aceptados por sus pares. La comparación constante
puede transformarse en motivo de burlas y aislamiento.
a los cambios biológicos también se acompañan los cambios
psicológicos importantes, la pregunta ¿Qué me esta sucediendo?; ala
excitabilidad casi eufórica de reírse por todo y de todo se intercala la
irritabilidad, las ganas irrefrenables de llorar por cualquier cosa o por
ninguna cosa… la autoconciencia puede aparecer asociada a fuertes
sentimientos de soledad, asociada a no sentirse queridos.

    Se habla de un desajuste íntimo, vivido a veces dolorosamente. Son
dos fuerzas en oposición: la del niño mayor, seguro, lúcido y estable y
la del que empieza a vivir la pubertad: ansioso, perplejo, oscilante,
critico. Hasta que evolucione la estructura infantil hacia los
requerimientos nuevos, se vivencia un periodo de crisis mas o menos
conflictivo.

   En ese contexto, aparecen demandando autonomía y libertad
para elegir y actuar, al mismo tiempo están muy susceptibles a la
opinión de los demás y anhelan sentirse confirmados en sus elecciones.
Experimentan necesidad de mayor distancia afectiva de los padres
que les permita asegurar su autonomía y, sin embargo, están muy
necesitados de afecto y reconocimiento que los sostenga y afirma su
búsqueda.

   Los gustos cambian. En esto también actúa la presión del medio
que ya no acepta que se sigan entreteniendo con cosas de niños. Pero
todavía están confundidos respecto a lo que realmente les agrada.
En este afán surge la “lata”, el aburrimiento, de no saber que elegir.
Están probando al mundo con sus posibilidades y probándose a si
mismos.

   La música pasa a ser un interés nuevo que permite integrarse a un
lenguaje juvenil universal. Los cantantes y grupos de rock entre otros
pasan a ser portadores de signos de identidad cultural juvenil, aun
cunado no tengan claro qué representan.

   En la esfera social aparecen temores e inseguridad en su relación
con el otro sexo y una búsqueda de apoyo en el grupo de pares, el
que brinda protección, dependencia y afiliación, buscan nuevas
relaciones que confirmen su nuevo estatus.
RESPONDER    A            LAS       NECESIDADES           DE      LOS
PREADOLESCENTES.

                         Tendiendo delante de nuestros ojos lo que
                      significa ser preadolescente, tenemos que
                      preguntarnos qué es lo más importante a la
                      hora de querer hacer un acompañamiento
                      pastoral de esta etapa de vida. Mirando lo
                      que nuestros preadolescentes viven, tenemos
                      que decir que el criterio más importante a
                      tener en cuenta en el acompañamiento
pastoral de esta etapa es la perentoriedad de responder a sus
necesidades.

   Actualmente los preadolescentes enfrentan dos experiencias que no
están en condiciones de resolver solos y que, potencialmente, pueden
introducir perturbaciones serias a su proceso de crecimiento. Estas
experiencias representan sus mayores necesidades: la soledad y el
aburrimiento.



1. La experiencia de la soledad y la necesidad de ser
contenidos.

   En su caminar, los preadolescentes, se sienten con frecuencia solos.
Es la soledad natural de quienes empiezan a experimentar la génesis
de la autoconciencia que los hace sentirse diferentes y únicos.
También es la soledad que quienes no tiene un espacio afectivo seguro
y estable, la de quienes conviven con los adultos temerosos y
confundidos que parecen tan adolescentes con ellos mismos, o que
están ocupados que no tienen tiempo mas que para ordenes y
recriminaciones.

   Finalmente la soledad que sufren los que les cuesta tener amigos,
que se sienten poco valorados y atractivos para los demás. Se sienten
solos y temerosos del rechazo de los demás, evitan el encuentro, se
encierran y aíslan, en la casa, en el colegio, en el barrio.
Tomado encuenta seriamente las muchas caras de la soledad
preadolescente, significa ofrecerles un espacio donde se sientan
escuchados, valorados y respetados. Se trata de ofrecerles un medio
genuino, junto a los adultos genuinos que los contengan en su afecto,
que los acojan con paciencia y serenidad frente a sus errores,
encaminándolos al cambio conscientemente asumido.
Significa darles la oportunidad de conocerse un poco más, de
entender lo que les pasa y de aceptarse, desde la experiencia de
sentirse aceptados y queridos. Implica respetar su intimidad sin
intromisiones controladoras, ofreciendo una relación cercana y atenta.

   Es también la oportunidad de desarrollar las habilidades sociales
necesarias para la relación con los demás, superando las
descalificaciones y burlas que proyectan en los demás los propios
temores de ser descalificados y rechazados.

   Darles la experiencia de compartir con los pares, aceptando las
diferencias, valorando y construyendo la propia identidad.
Ser contenido es vivir la experiencia el amor del Padre, que acepta y
perdona y que los impulsa a ser cada vez mejores, más valientes y
más generosos.




2. La experiencia del aburrimiento y la necesidad de ser
estimulados.

    Para los adultos que conviven con los preadolescentes, lo que más
los confunde es el constante aburrimiento de los preadolescentes, Les
resulta inaudito al llamado aburrimiento, en el sentido de creer que
sentirse aburrido es una decisión personal y no una emoción que se
experimenta frente a las situaciones que se viven, y, por lo tanto, se
manifiesta independiente de la voluntad. Se da por supuesto,
entonces, que “los preadolescentes se aburren porque quieren”, por
que eligen aburrirse.

    Vale la pena detenerse a percibir que todos tenemos una
tendencia natural al placer, definido como ese aumento de la
intensidad de la vida que se experimenta cuando sentimos que algo
llena la vida. Esto ocurre cuando el impulso vital encuentra
satisfacción y nos hace “sentir” internamente la vida.

   El aburrimiento es una emoción en que se experimenta la sensación
de que el impulso vital se ha detenido o desaparecido. No hay nada
que “diga” algo al impulso vital, de modo que la aspiración al placer
queda abierta. La existencia se siente vacía y desierta, porque nos e
vivencia ninguna clase de impulso.
La acción pastoral con preadolescentes debe responder a sus
 búsquedas, teniendo conciencia de que los preadolescentes no saben
 qué andan buscando, porque no están aún en situación de saberlo.
 Esto implica estar atento a estimularlos, respondiendo a sus ritmos,
 ofreciéndoles experiencias breves y variadas. En ese sentido, tanto
 necesitan espacios para la aventura, para paseos, como para la
 conversación calmada o intensa en torno a temas que les importan.
    Sus naturales sentimientos solidarios necesitan ser fomentados y
 concretados en actividades en que sientan el poder de su bondad, aun
 cuando no sean de largo alcance.

    Su capacidad locomotora puede ser encauzada en la actividad del
 baile y del deporte, al mismo tiempo que es posible entrenarlos para
 trabajar organizadamente.

    Su sensibilidad espiritual, de fuerte emotividad, encuentra
 alimento en las experiencias celebrativas de mayor misticismo, que
 motiven a un sentimiento de fe vivido con intensidad junto a otros.
 Son capaces de grandes sacrificios personales cuando estos evocan con
 fuerza su generosidad y los inspiran a actuar por los mas necesitados.


3. LINEAS DE ACCIÓN PARA LA PASTORAL PREJUVENIL

 En este punto sobre las líneas de acción de
 propone un conjunto de aspectos que permitan
 llevar a la practica una respuesta a los
 preadolescentes que intenta ser mas acertada.
 Para ello se propone examinar un objetivo
 orientador del programa, describir la
 experiencia grupal a que se quiere invitar a los
 preadolescentes, explicitar el modo de
 comprender la formación, describir la relación
 pedagógica que se considera adecuada, para
 finalmente explicar el método que se utiliza
 para los encuentros formativos.
3.1 El objetivo de la pastoral Prejuvenil.

   Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta el momento, se podría
definir el objetivo de la pastoral con los adolescentes del siguiente
modo:

Acompañar el proceso de crecimiento de los preadolescentes, en un
espacio de acogida, donde se sientan contenidos y estimulados y se
encuentren con Jesús, como el héroe que encarna sus deseos de
audacia y ternura.

Este objetivo quiere tomar muy en serio el peligroso dato de que los
adolescentes se encuentran en la actualidad aburridos y solos.



3.2 Características de la experiencia grupal.




   Se propone trabajar convocando a los adolescentes a integrarse en
un grupo de pares, de tipo mixto, con contornos indeterminados en
cuanto al número de participantes, que acoge jóvenes de 13 a 15 años,
con ritmo de encuentro semanal o quincenal.


    Por las características de su etapa, los adolescentes no están en
condiciones de vivir experiencias comunitarias del tipo que se da en
pastoral con los jóvenes, grupos pequeños, estables, con un proceso de
continuidad en el tiempo. Ellos necesitan participar en grupos más
numerosos 20 a 30 chicos. Así el grupo resulta una experiencia más
estimulante por la variedad de relaciones que pueden establecer. Hay
que recordar que los vínculos más personalizados y selectivos es una
experiencia que los jóvenes llegan a vivir bastante al final de la
adolescencia, no antes.
Tampoco es posible esperar una participación muy estable. La idea
es favorecer el crecimiento en la participación responsable, sabiendo
que está en camino hacia ese aprendizaje, pero no en condiciones de
alcanzarlo. Es normal que los adolescentes tengan diversos motivos
por los cuales tener una participación discontinua. Lo importante es
que ellos sientan que el grupo está siempre abierto a acogerlos, que
los anima a una participación estable, pero que no rechaza a
ninguno.



3.3 La formación de los adolescentes.

    Respecto al tema de la formación, conviene hacer una aclaración
inicial. En el área evangelizadora existen dos tipos de formación: La
catequesis y el acompañamiento permanente, ambas igualmente
necesarias para la madurez de fe de todo cristiano. Sin embargo,
cada una tiene un objetivo y un ámbito propios. Esta es una
aclaración importante por que la formación suele caer en confusiones
cuando no se distinguen bien los ámbitos.

   Los niños ya participan de una catequesis sistemática con vistas al
sacramento de la primera comunión. La pastoral adolescente se ubica
en la etapa siguiente y por esto parece muy adecuado entender la
formación de este periodo como un acompañamiento y no como
catequesis. Vamos a establecer como se concibe esta formación de
acompañamiento.



3.4 La formación como acompañamiento del proceso madurativo.

    Centrar la mirada en las experiencias de los jóvenes llevó a tomar
muy enserio la evolución biológica, psicológica, social, ética y
espiritual que experimentan los jóvenes desde la pubertad hasta
llegar a ser jóvenes adultos. Esta mirada sobre el ciclo vital permitió
comprender que la formación no puede sino ser un proceso de
acompañamiento que respeta el ritmo de crecimiento de los jóvenes,
a la vez que contribuye a revelarlo y consolidarlo.

   Por tanto allí donde antes había temas a pasar, hay ahora
dimensiones de la vida del joven a tener en cuenta en el
acompañamiento formativo.
Por esto el concepto de formación en la pastoral con adolescentes
quiere tomar en cuenta cinco dimensiones o ejes centrales en el
acompañamiento, desarrolladas a través de un programa anual Estas
son:

      - Autoconocimiento: En este eje se pretende favorecer una
        alfabetización emocional básica de los adolescentes
        conjugando el conocimiento de sus propias emociones con el
        aprender a manejarlas algo mejor y desarrollar habilidades
        de conducción de sus propias motivaciones. Considera temas
        como la autoestima, auto imagen, relación logro-esfuerzo,
        temor-rabia y aburrimiento.

      - Fraternidad: En este eje se busca facilitar el reconocimiento y
        la empatía de los adolescentes con las emociones de los otros
        en su entorno inmediato y favorecer un cierto mejoramiento
        en la capacidad de manejarse bien con ellas. Considera
        temas como los celos, las bromas, la convivencia familiar, el
        manejo de la presión grupal y la celebración de los
        cumpleaños.


      - Bondad: en este eje se pretende fortalecer la empatía social,
        particularmente con los más débiles. Considera actividades
        como extender la ternura, visitas a hogares, realización de
        actividades recreativas para niños, desarrollar la
        responsabilidad ciudadana, la profundización del sentido de
        las normas de cortesía, etc.

      - Recreación: En este eje se pretende dar espacio a la
        necesidad de expansión recreativa y la convivencia lúdica de
        los adolescentes, considerando actividades tales como paseos,
        campamentos, festivales etc.


      - Vivencia de la fe. En este eje se pretende educar y fortalecer
        la fe de los adolescentes. Todos los ejes anteriores se trabajan
        con un mirada creyente, sin embargo, parece necesario
        considerar además un eje especifico donde los adolescentes
        puedan profundizar su encuentro personal con Jesús, el
        héroe, conocer a hombres o mujeres de Dios como Juan
        Martín Moye, Madre María Xavier etc. tener experiencias de
        oración y celebrar la reconciliación y la eucaristía.
3.5 Método de la pastoral adolescente.
 LINEAS DE ACCION
 De acuerdo al itinerario formativo, que se propone hay dos tipos de
 encuentros: los de acción (recreación, solidarios, deportivos, etc.) y los
 de reflexión.
    .    Los encuentros de acción: Estos requieren de una buena
 planificación, la que se logra con el método tradicional de
 planificación que consiste en diseñar un objetivo, programar las
 acciones para llevarlos a cabo, estableciendo tiempos, responsables,
 recursos y modos de evaluación.
  .    Los encuentros de reflexión: En cambio, para los encuentros de
 reflexión, necesitamos un método que responda a la realidad de los
 adolescentes y a nuestros objetivos formativos. Si lo pensamos bien,
 podemos coincidir en ciertos elementos que le pediríamos al método
 que estamos buscando para considerarlo adecuado. Podemos decir
 que:
          - Queremos un método eficiente, es decir que no deje las
             cosas en el aire sino que permita efectivamente alcanzar
             los objetivos que nos proponemos en cada encuentro.
          - Queremos un método que permita que haya variedad en
             los encuentros, por que los adolescentes necesitan ser
             estimulados a través de la variedad.
          - Queremos un método fácil de aplicar, que no necesite una
             gran capacitación para su empleo



 El método se divide en cuatro pasos principales que son:

 1. Con un clima adecuado. Este primer paso busca centrar la atención
 de grupo, generando una mínima expectación por el tema del
 encuentro, con el clima de motivación necesario

2. Démonos cuenta. Este paso busca que los adolescentes puedan
   mirar las experiencias que viven dándose cuenta de si mismos. Se
   trata de favorecer el autoconocimiento de sus actitudes, intereses,
   motivaciones, gustos, preferencias, valores, emociones etc., etc. es el
   momento en que los adolescentes miran sus experiencias y se
   reconocen en ellas.
3. Alineemos nuestras motivaciones. Este tercer paso busca favorecer
 un mínimo reordenamiento en sus experiencias.
 A todos los seres humanos nos pasa que tenemos expectativas en la
 vida, anhelos, aspiraciones, metas, etc. Sin embargo, no todos tenemos
 la suficiente “inteligencia emocional” como para ordenar nuestras
 motivaciones y por tanto nuestro comportamiento en función de esas
 metas o anhelos. Con frecuencia nos ocurre que hay un divorcio
 conductual entre lo que queremos lograr y lo que efectivamente
 hacemos.

 Las investigaciones más recientes al respecto han revelado que el
 secreto más importante para alcanzar las metas de la vida, tiene que
 ver con la capacidad de alinear debidamente las motivaciones, es
 decir, poner en una misma línea lo que queremos alcanzar y lo que
 hacemos para alcanzarlo. Entre nuestras metas y nuestras conductas
 están nuestras motivaciones. Ellas son las que permiten acertar o
 equivocarnos.
 Si las motivaciones están alineadas con las metas, las conductas serán
 coherentes
 Esto es lo que permite, trabajar concentradamente, desarrollar
 autodisciplina, ser capaz de postergar las gratificaciones inmediatas en
 función de las metas y gozar de lo que se hace por vivirlo con control
 interno y no como una obligación impuestas desde fuera.
 Desde luego, no podemos pedir esto a los adolescentes. No podemos
 esperar que ellos lo tengan, tenemos que enseñárselos, es decir,
 tenemos que entrenarlos lenta, trabajosa, pero firme y
 consistentemente.
 Es importante que los adolescentes tengan la oportunidad de
 descubrir por donde deberían reelaborar lo que viven para ser más
 coherentes con sus metas.

4. Celebremos. Este cuarto paso pretende recoger lo vivido en el
   encuentro en una oración celebrativa, de encuentro con los gestos,
   actitudes y enseñanzas de Jesús. Con el deseo de poner en sus manos
   los anhelos de crecimiento que cada uno guarda en su corazón.

     Como pueden ver, este método pretende desarrollar en el
 encuentro un pequeño proceso que les permita a los adolescentes
 decir: CON UN CLIMA ADECUADO; DEMONOS CUENTA; ALINIEMOS
 NUESTRAS MOTIVACIONES Y CELEBREMOS.
 Lo importante es que no haya monotonía en los encuentros de
 reflexión ya que los pasos del método no se alteran pero si se puede
 hacer aportes variados a nivel didáctico. Nos ayudará un amplio
 repertorio de recursos didácticos.
PARA PREPARAR EL ENCUENTRO

   Además de esas recomendaciones durante el encuentro es
necesario tener prevista algunas cosas al prepararlo.
     - Es importante tener preparado todo el material que se va a
         usar en el encuentro.

     - Preparar con cuidado cada paso, evitando leer todo el
       tiempo el texto. Es útil para el animador hacerse de un
       esquema es decir un punteo resumido de los pasos.

     - Favorecer un ambiente de acogida, llegando antes,
       preparando la sala, ordenado las sillas, tener cuando sea
       posible música.

     - Conviene dar siempre un tiempo determinado en el
       encuentro, para los avisos, para evaluar el encuentro y para
       dividir las tareas del siguiente encuentro.


     - El animador puede ir incorporando ayuda de voluntarios
       para encargarse de algunos aspectos del encuentro:

                    -    preparar la sala
                     -   Limpiar la sala después de la reunión
                    -    Dar avisos
                    -    Preparar un juego para el final
                     -   Acoger a los integrantes al inicio
                     -   Cronometrista
                     -   Espiritualizador
                     -   Cultivador

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  • 1. PASTORAL DE ADOLESCENTES 1. Conociendo a los preadolescentes El momento en que se deja de ser niño y se empieza a entrar al círculo de los “más grandes”, suele ser vivido intensamente, tanto por los protagonistas de este tránsito, como por los que están cercanos a ellos. En esta etapa de la vida ocurren importantes cambios personales: es el tiempo en que el individuo abandona su existencia receptiva y dependencia, hacia una existencia autónoma y personalizada. La seguridad infantil va perdiendo terreno a favor de una autonomía aún no relazada. Estos cambios alteran no sólo el universo personal del individuo, sino que implica todo el contexto socio-afectivo en que está involucrado: padres, familia, Iglesia, centro educativo, amigos etc. La observación y estudio de la adolescencia dio a conocer aspectos importantes respecto a la secuencia del proceso, permitiendo discriminar sub. Etapas en su interior. Algunos autores consideran dividir la adolescencia en dos etapas: la preadolescencia y la adolescencia que van de los 13 a 15 años. Este proceso los cambios se dan gradualmente y de manera interrelacionada y que por lo tanto, no es lo mismo tener 11 años a tener 13, aunque a cese se parezcan tanto. Para nuestros objetivos, importa detenernos en la primera etapa de la adolescencia, es decir en la preadolescencia. 2. Ser adolescente: ¡Ya no! y ¡Todavía te falta! Lo que parece distingue al preadolescente es la auto percepción y la percepción de los demás de que “Ya no son los mismos”. Existen señales internas y externas que denotan que están cambiando. Por momentos este cambio es ansiosamente esperado y en otros les gustaría, tanto a sus protagonistas como a sus educadores, “seguir siendo como antes”. Importa conocer los aspectos más centrales de esta etapa para entender a los que están transitando. Dejar la niñez implica un cambio lleno de expectativas por las nuevas posibilidades que el “ser más grande” depara. Como también sentimientos de duelo por lo que se deja atrás. En la reciente investigación” El adiós a la niñez. Los preadolescentes dan cuenta de sus frecuentes sentimientos de soledad, aburrimiento y melancolía y de sus deseos de libertad y amistad.
  • 2. Junto a los cambios externos, que se hacen visibles, en la preadolescencia se inicia el desarrollo de las características sexuales secundarias que se asocian al surgimiento del impulso sexual. Para ambos sexos, la imagen corporal es muy importante en términos de recibir de la percepción de los demás. Los distintos ritmos de desarrollo o la no conformidad con la propia imagen suelen estar muy asociados a la baja autoestima, ya que en esta etapa buscan afanosamente ser aceptados por sus pares. La comparación constante puede transformarse en motivo de burlas y aislamiento. a los cambios biológicos también se acompañan los cambios psicológicos importantes, la pregunta ¿Qué me esta sucediendo?; ala excitabilidad casi eufórica de reírse por todo y de todo se intercala la irritabilidad, las ganas irrefrenables de llorar por cualquier cosa o por ninguna cosa… la autoconciencia puede aparecer asociada a fuertes sentimientos de soledad, asociada a no sentirse queridos. Se habla de un desajuste íntimo, vivido a veces dolorosamente. Son dos fuerzas en oposición: la del niño mayor, seguro, lúcido y estable y la del que empieza a vivir la pubertad: ansioso, perplejo, oscilante, critico. Hasta que evolucione la estructura infantil hacia los requerimientos nuevos, se vivencia un periodo de crisis mas o menos conflictivo. En ese contexto, aparecen demandando autonomía y libertad para elegir y actuar, al mismo tiempo están muy susceptibles a la opinión de los demás y anhelan sentirse confirmados en sus elecciones. Experimentan necesidad de mayor distancia afectiva de los padres que les permita asegurar su autonomía y, sin embargo, están muy necesitados de afecto y reconocimiento que los sostenga y afirma su búsqueda. Los gustos cambian. En esto también actúa la presión del medio que ya no acepta que se sigan entreteniendo con cosas de niños. Pero todavía están confundidos respecto a lo que realmente les agrada. En este afán surge la “lata”, el aburrimiento, de no saber que elegir. Están probando al mundo con sus posibilidades y probándose a si mismos. La música pasa a ser un interés nuevo que permite integrarse a un lenguaje juvenil universal. Los cantantes y grupos de rock entre otros pasan a ser portadores de signos de identidad cultural juvenil, aun cunado no tengan claro qué representan. En la esfera social aparecen temores e inseguridad en su relación con el otro sexo y una búsqueda de apoyo en el grupo de pares, el que brinda protección, dependencia y afiliación, buscan nuevas relaciones que confirmen su nuevo estatus.
  • 3. RESPONDER A LAS NECESIDADES DE LOS PREADOLESCENTES. Tendiendo delante de nuestros ojos lo que significa ser preadolescente, tenemos que preguntarnos qué es lo más importante a la hora de querer hacer un acompañamiento pastoral de esta etapa de vida. Mirando lo que nuestros preadolescentes viven, tenemos que decir que el criterio más importante a tener en cuenta en el acompañamiento pastoral de esta etapa es la perentoriedad de responder a sus necesidades. Actualmente los preadolescentes enfrentan dos experiencias que no están en condiciones de resolver solos y que, potencialmente, pueden introducir perturbaciones serias a su proceso de crecimiento. Estas experiencias representan sus mayores necesidades: la soledad y el aburrimiento. 1. La experiencia de la soledad y la necesidad de ser contenidos. En su caminar, los preadolescentes, se sienten con frecuencia solos. Es la soledad natural de quienes empiezan a experimentar la génesis de la autoconciencia que los hace sentirse diferentes y únicos. También es la soledad que quienes no tiene un espacio afectivo seguro y estable, la de quienes conviven con los adultos temerosos y confundidos que parecen tan adolescentes con ellos mismos, o que están ocupados que no tienen tiempo mas que para ordenes y recriminaciones. Finalmente la soledad que sufren los que les cuesta tener amigos, que se sienten poco valorados y atractivos para los demás. Se sienten solos y temerosos del rechazo de los demás, evitan el encuentro, se encierran y aíslan, en la casa, en el colegio, en el barrio. Tomado encuenta seriamente las muchas caras de la soledad preadolescente, significa ofrecerles un espacio donde se sientan escuchados, valorados y respetados. Se trata de ofrecerles un medio genuino, junto a los adultos genuinos que los contengan en su afecto, que los acojan con paciencia y serenidad frente a sus errores, encaminándolos al cambio conscientemente asumido.
  • 4. Significa darles la oportunidad de conocerse un poco más, de entender lo que les pasa y de aceptarse, desde la experiencia de sentirse aceptados y queridos. Implica respetar su intimidad sin intromisiones controladoras, ofreciendo una relación cercana y atenta. Es también la oportunidad de desarrollar las habilidades sociales necesarias para la relación con los demás, superando las descalificaciones y burlas que proyectan en los demás los propios temores de ser descalificados y rechazados. Darles la experiencia de compartir con los pares, aceptando las diferencias, valorando y construyendo la propia identidad. Ser contenido es vivir la experiencia el amor del Padre, que acepta y perdona y que los impulsa a ser cada vez mejores, más valientes y más generosos. 2. La experiencia del aburrimiento y la necesidad de ser estimulados. Para los adultos que conviven con los preadolescentes, lo que más los confunde es el constante aburrimiento de los preadolescentes, Les resulta inaudito al llamado aburrimiento, en el sentido de creer que sentirse aburrido es una decisión personal y no una emoción que se experimenta frente a las situaciones que se viven, y, por lo tanto, se manifiesta independiente de la voluntad. Se da por supuesto, entonces, que “los preadolescentes se aburren porque quieren”, por que eligen aburrirse. Vale la pena detenerse a percibir que todos tenemos una tendencia natural al placer, definido como ese aumento de la intensidad de la vida que se experimenta cuando sentimos que algo llena la vida. Esto ocurre cuando el impulso vital encuentra satisfacción y nos hace “sentir” internamente la vida. El aburrimiento es una emoción en que se experimenta la sensación de que el impulso vital se ha detenido o desaparecido. No hay nada que “diga” algo al impulso vital, de modo que la aspiración al placer queda abierta. La existencia se siente vacía y desierta, porque nos e vivencia ninguna clase de impulso.
  • 5. La acción pastoral con preadolescentes debe responder a sus búsquedas, teniendo conciencia de que los preadolescentes no saben qué andan buscando, porque no están aún en situación de saberlo. Esto implica estar atento a estimularlos, respondiendo a sus ritmos, ofreciéndoles experiencias breves y variadas. En ese sentido, tanto necesitan espacios para la aventura, para paseos, como para la conversación calmada o intensa en torno a temas que les importan. Sus naturales sentimientos solidarios necesitan ser fomentados y concretados en actividades en que sientan el poder de su bondad, aun cuando no sean de largo alcance. Su capacidad locomotora puede ser encauzada en la actividad del baile y del deporte, al mismo tiempo que es posible entrenarlos para trabajar organizadamente. Su sensibilidad espiritual, de fuerte emotividad, encuentra alimento en las experiencias celebrativas de mayor misticismo, que motiven a un sentimiento de fe vivido con intensidad junto a otros. Son capaces de grandes sacrificios personales cuando estos evocan con fuerza su generosidad y los inspiran a actuar por los mas necesitados. 3. LINEAS DE ACCIÓN PARA LA PASTORAL PREJUVENIL En este punto sobre las líneas de acción de propone un conjunto de aspectos que permitan llevar a la practica una respuesta a los preadolescentes que intenta ser mas acertada. Para ello se propone examinar un objetivo orientador del programa, describir la experiencia grupal a que se quiere invitar a los preadolescentes, explicitar el modo de comprender la formación, describir la relación pedagógica que se considera adecuada, para finalmente explicar el método que se utiliza para los encuentros formativos.
  • 6. 3.1 El objetivo de la pastoral Prejuvenil. Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta el momento, se podría definir el objetivo de la pastoral con los adolescentes del siguiente modo: Acompañar el proceso de crecimiento de los preadolescentes, en un espacio de acogida, donde se sientan contenidos y estimulados y se encuentren con Jesús, como el héroe que encarna sus deseos de audacia y ternura. Este objetivo quiere tomar muy en serio el peligroso dato de que los adolescentes se encuentran en la actualidad aburridos y solos. 3.2 Características de la experiencia grupal. Se propone trabajar convocando a los adolescentes a integrarse en un grupo de pares, de tipo mixto, con contornos indeterminados en cuanto al número de participantes, que acoge jóvenes de 13 a 15 años, con ritmo de encuentro semanal o quincenal. Por las características de su etapa, los adolescentes no están en condiciones de vivir experiencias comunitarias del tipo que se da en pastoral con los jóvenes, grupos pequeños, estables, con un proceso de continuidad en el tiempo. Ellos necesitan participar en grupos más numerosos 20 a 30 chicos. Así el grupo resulta una experiencia más estimulante por la variedad de relaciones que pueden establecer. Hay que recordar que los vínculos más personalizados y selectivos es una experiencia que los jóvenes llegan a vivir bastante al final de la adolescencia, no antes.
  • 7. Tampoco es posible esperar una participación muy estable. La idea es favorecer el crecimiento en la participación responsable, sabiendo que está en camino hacia ese aprendizaje, pero no en condiciones de alcanzarlo. Es normal que los adolescentes tengan diversos motivos por los cuales tener una participación discontinua. Lo importante es que ellos sientan que el grupo está siempre abierto a acogerlos, que los anima a una participación estable, pero que no rechaza a ninguno. 3.3 La formación de los adolescentes. Respecto al tema de la formación, conviene hacer una aclaración inicial. En el área evangelizadora existen dos tipos de formación: La catequesis y el acompañamiento permanente, ambas igualmente necesarias para la madurez de fe de todo cristiano. Sin embargo, cada una tiene un objetivo y un ámbito propios. Esta es una aclaración importante por que la formación suele caer en confusiones cuando no se distinguen bien los ámbitos. Los niños ya participan de una catequesis sistemática con vistas al sacramento de la primera comunión. La pastoral adolescente se ubica en la etapa siguiente y por esto parece muy adecuado entender la formación de este periodo como un acompañamiento y no como catequesis. Vamos a establecer como se concibe esta formación de acompañamiento. 3.4 La formación como acompañamiento del proceso madurativo. Centrar la mirada en las experiencias de los jóvenes llevó a tomar muy enserio la evolución biológica, psicológica, social, ética y espiritual que experimentan los jóvenes desde la pubertad hasta llegar a ser jóvenes adultos. Esta mirada sobre el ciclo vital permitió comprender que la formación no puede sino ser un proceso de acompañamiento que respeta el ritmo de crecimiento de los jóvenes, a la vez que contribuye a revelarlo y consolidarlo. Por tanto allí donde antes había temas a pasar, hay ahora dimensiones de la vida del joven a tener en cuenta en el acompañamiento formativo.
  • 8. Por esto el concepto de formación en la pastoral con adolescentes quiere tomar en cuenta cinco dimensiones o ejes centrales en el acompañamiento, desarrolladas a través de un programa anual Estas son: - Autoconocimiento: En este eje se pretende favorecer una alfabetización emocional básica de los adolescentes conjugando el conocimiento de sus propias emociones con el aprender a manejarlas algo mejor y desarrollar habilidades de conducción de sus propias motivaciones. Considera temas como la autoestima, auto imagen, relación logro-esfuerzo, temor-rabia y aburrimiento. - Fraternidad: En este eje se busca facilitar el reconocimiento y la empatía de los adolescentes con las emociones de los otros en su entorno inmediato y favorecer un cierto mejoramiento en la capacidad de manejarse bien con ellas. Considera temas como los celos, las bromas, la convivencia familiar, el manejo de la presión grupal y la celebración de los cumpleaños. - Bondad: en este eje se pretende fortalecer la empatía social, particularmente con los más débiles. Considera actividades como extender la ternura, visitas a hogares, realización de actividades recreativas para niños, desarrollar la responsabilidad ciudadana, la profundización del sentido de las normas de cortesía, etc. - Recreación: En este eje se pretende dar espacio a la necesidad de expansión recreativa y la convivencia lúdica de los adolescentes, considerando actividades tales como paseos, campamentos, festivales etc. - Vivencia de la fe. En este eje se pretende educar y fortalecer la fe de los adolescentes. Todos los ejes anteriores se trabajan con un mirada creyente, sin embargo, parece necesario considerar además un eje especifico donde los adolescentes puedan profundizar su encuentro personal con Jesús, el héroe, conocer a hombres o mujeres de Dios como Juan Martín Moye, Madre María Xavier etc. tener experiencias de oración y celebrar la reconciliación y la eucaristía.
  • 9. 3.5 Método de la pastoral adolescente. LINEAS DE ACCION De acuerdo al itinerario formativo, que se propone hay dos tipos de encuentros: los de acción (recreación, solidarios, deportivos, etc.) y los de reflexión. . Los encuentros de acción: Estos requieren de una buena planificación, la que se logra con el método tradicional de planificación que consiste en diseñar un objetivo, programar las acciones para llevarlos a cabo, estableciendo tiempos, responsables, recursos y modos de evaluación. . Los encuentros de reflexión: En cambio, para los encuentros de reflexión, necesitamos un método que responda a la realidad de los adolescentes y a nuestros objetivos formativos. Si lo pensamos bien, podemos coincidir en ciertos elementos que le pediríamos al método que estamos buscando para considerarlo adecuado. Podemos decir que: - Queremos un método eficiente, es decir que no deje las cosas en el aire sino que permita efectivamente alcanzar los objetivos que nos proponemos en cada encuentro. - Queremos un método que permita que haya variedad en los encuentros, por que los adolescentes necesitan ser estimulados a través de la variedad. - Queremos un método fácil de aplicar, que no necesite una gran capacitación para su empleo El método se divide en cuatro pasos principales que son: 1. Con un clima adecuado. Este primer paso busca centrar la atención de grupo, generando una mínima expectación por el tema del encuentro, con el clima de motivación necesario 2. Démonos cuenta. Este paso busca que los adolescentes puedan mirar las experiencias que viven dándose cuenta de si mismos. Se trata de favorecer el autoconocimiento de sus actitudes, intereses, motivaciones, gustos, preferencias, valores, emociones etc., etc. es el momento en que los adolescentes miran sus experiencias y se reconocen en ellas.
  • 10. 3. Alineemos nuestras motivaciones. Este tercer paso busca favorecer un mínimo reordenamiento en sus experiencias. A todos los seres humanos nos pasa que tenemos expectativas en la vida, anhelos, aspiraciones, metas, etc. Sin embargo, no todos tenemos la suficiente “inteligencia emocional” como para ordenar nuestras motivaciones y por tanto nuestro comportamiento en función de esas metas o anhelos. Con frecuencia nos ocurre que hay un divorcio conductual entre lo que queremos lograr y lo que efectivamente hacemos. Las investigaciones más recientes al respecto han revelado que el secreto más importante para alcanzar las metas de la vida, tiene que ver con la capacidad de alinear debidamente las motivaciones, es decir, poner en una misma línea lo que queremos alcanzar y lo que hacemos para alcanzarlo. Entre nuestras metas y nuestras conductas están nuestras motivaciones. Ellas son las que permiten acertar o equivocarnos. Si las motivaciones están alineadas con las metas, las conductas serán coherentes Esto es lo que permite, trabajar concentradamente, desarrollar autodisciplina, ser capaz de postergar las gratificaciones inmediatas en función de las metas y gozar de lo que se hace por vivirlo con control interno y no como una obligación impuestas desde fuera. Desde luego, no podemos pedir esto a los adolescentes. No podemos esperar que ellos lo tengan, tenemos que enseñárselos, es decir, tenemos que entrenarlos lenta, trabajosa, pero firme y consistentemente. Es importante que los adolescentes tengan la oportunidad de descubrir por donde deberían reelaborar lo que viven para ser más coherentes con sus metas. 4. Celebremos. Este cuarto paso pretende recoger lo vivido en el encuentro en una oración celebrativa, de encuentro con los gestos, actitudes y enseñanzas de Jesús. Con el deseo de poner en sus manos los anhelos de crecimiento que cada uno guarda en su corazón. Como pueden ver, este método pretende desarrollar en el encuentro un pequeño proceso que les permita a los adolescentes decir: CON UN CLIMA ADECUADO; DEMONOS CUENTA; ALINIEMOS NUESTRAS MOTIVACIONES Y CELEBREMOS. Lo importante es que no haya monotonía en los encuentros de reflexión ya que los pasos del método no se alteran pero si se puede hacer aportes variados a nivel didáctico. Nos ayudará un amplio repertorio de recursos didácticos.
  • 11. PARA PREPARAR EL ENCUENTRO Además de esas recomendaciones durante el encuentro es necesario tener prevista algunas cosas al prepararlo. - Es importante tener preparado todo el material que se va a usar en el encuentro. - Preparar con cuidado cada paso, evitando leer todo el tiempo el texto. Es útil para el animador hacerse de un esquema es decir un punteo resumido de los pasos. - Favorecer un ambiente de acogida, llegando antes, preparando la sala, ordenado las sillas, tener cuando sea posible música. - Conviene dar siempre un tiempo determinado en el encuentro, para los avisos, para evaluar el encuentro y para dividir las tareas del siguiente encuentro. - El animador puede ir incorporando ayuda de voluntarios para encargarse de algunos aspectos del encuentro: - preparar la sala - Limpiar la sala después de la reunión - Dar avisos - Preparar un juego para el final - Acoger a los integrantes al inicio - Cronometrista - Espiritualizador - Cultivador