Dar amor a otros no garantiza que recibirás lo mismo a cambio. Espera que el amor crezca en el corazón de los demás con el tiempo, y si no, al menos crecerá dentro de ti. Al igual que Jesús amó y perdonó sin recibir lo mismo, pero resucitó y recibió el premio final. No esperes recompensas de los demás, sino sigue haciendo el bien sin esperar nada a cambio.