2. Los espantabrujas que coronan las
chimeneas de muchas casas de algunas
localidades de las Cinco Villas, se
construían (y, en algunos lugares, todavía
se construyen) para evitar la entrada de
brujas y seres malignos a través de ellas
y que no provocaran desperfectos ni
cayeran maldiciones sobre los habitantes
de la casa.
3.
4. Los pastores de Longás tenían contacto con los
pastores de las zonas más altas del Pirineo
Aragonés cuando subían al ganado a los pastos
altos o cuando trabajaban para los grandes
ganaderos de zonas del Valle del Roncal o Torla.
De ellos recogieron la leyenda de que era imposible
que un rayo cayera dos veces sobre el mismo
lugar. Por eso mismo, los pastores recogían una
piedra que hubiera sido tocada por un rayo y la
llevaban en su zurrón evitando el peligro de ser
alcanzados por un nuevo rayo.
5. Tanto en Biota, como en Layana o
Biota
Uncastillo ha existido el ritual de
protegerse contra la acción maligna
del hombre (intentos de ataque o de
asesinato), así como de los elementos
(especialmente tormentas) realizando
un círculo en el suelo, con el dedo o con
fajinas de trigo (caso de hallarse en la
era, en época de trilla) e introducirse
en el interior.
6. Muchos
pastores, andarines,
peregrinos, etc…, que realizaban
largos viajes en tiempos en los que no
existían tantos medios de transporte
tenían la creencia de que en caso de tener
que dormir al aire libre, había que
hacerlo mirando a la Luna.
Este comportamiento
era por sí solo un
elemento de
protección.
7. En Uncastillo, en la zona de los "Solonos" había
Uncastillo
culebras de grandes
dimensiones que eran consideradas peligrosas. Cuando
se habitaban ocasionalmente cuevas y cabañas (algo
frecuente durante gran parte del siglo pasado), se
quemaban en el fuego cuernos de carnero para
ahuyentarlas.
¿Sabías que Tauste y Castejón de Valdejasa son algunas de las
poblaciones cincovillesas que tienen todavía vecinos viviendo en
cuevas excavadas en las rocas de sus montes?
(Ver revista HOY 20-10-2013. Ed. 245)