2. • El Teatro del absurdo abarca un conjunto de
obras escritas por ciertos dramaturgos
estadounidenses y europeos durante las
décadas de 1940, 1950 y 1960 y, en general,
el que surgió a partir de la obra de aquellos.
Se caracteriza por tramas que parecen
carecer de significado, diálogos repetitivos y
falta de secuencia dramática que a menudo
crean una atmósfera onírica. El teatro del
absurdo tiene fuertes rasgos existencialistas y
cuestiona la sociedad y al hombre. A través
del humor y la mitificación escondían una
actitud muy exigente hacia su arte. La
incoherencia, el disparate y lo ilógico son
también rasgos muy representativos de estas
obras comunes.
3. • Muchos ven el Teatro del absurdo como unas obras sin explicaciones lógicas y sin
sentido. Se resalta la incongruencia entre el pensamiento y los hechos, así como
la incoherencia entre las ideologías y los actos. Los personajes tienen un gran
obstáculo para expresarse y comunicarse entre ellos mismos constantemente. En
las obras, definitivamente el decorado y las escenografías (al igual con los objetos
y los accesorios utilizados) juegan un papel muy importante como contraste con el
contenido de las mismas, porque presentan imaginariamente la realidad de los
mensajes que se pretenden llevar. Se presenta todo en un marco de un mundo
vacío y con objetos muy pesados que terminan dominando a los personajes. Toca
temas muy importantes, relacionados, por ejemplo, con cuán susceptible se
encontraba la civilización después de una gran batalla como lo fue la guerra
mundial. Se percibe a través de sus personajes la desorganización que existía
hasta en la manera de comunicarse unos a otros, donde muchas veces no había
un punto de acuerdo entre todas las partes, pero si un abuso de poder, donde los
ricos y poderosos atropellaban a los más débiles y a los que menos posibilidades
tenían para sobrevivir ante tanto caos y confusión. Lo interesante del Teatro del
Absurdo es que no da las respuestas que esperamos, o las que creemos que
vamos a esperar, sino que nos deja a nosotros la interpretación y el análisis de
cada una de sus obras. El término absurdo proviene del uso de la misma palabra
por los pensadores existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sartre.
4. • El término fue acuñado por Martin Esslin cuando
escribió “El teatro del absurdo” (1961). El libro fue
llamado “el texto más influyente en el teatro en la
década de los 60’s” . En la primera edición de su libro,
Esslin presentó a los cuatro escritores que definieron el
movimiento: Samuel Beckett, Arthur Adamov, Eugène
Ionesco, y Jean Genet. En ediciones futuras, agregó a
Harold Pinter. Esslin se basó en los ensayos filosóficos
de Albert Camus para describir las características del
teatro del absurdo.
5. • Entre los principales
dramaturgos del teatro del
absurdo se cuentan René
Marques, Alfred Jarry, Antonin
Artaud, Virgilio Piñera, Eugène
Ionesco, Samuel Beckett, Jean
Genet, Tom Stoppard, Arthur
Adamov, Harold Pinter,
Slawomir Mrozek, Mijail
Volojov, Miguel Mihura y
Fernando Arrabal.
6. • Para los dramaturgos del teatro del absurdo el lenguaje está
anquilosado y hay que destrozarlo. Desaparece la veneración
por el texto y se incorporan a la acción elementos
extraliterarios e incluso anti literarios. Más que un teatro de
ideas y palabras, es un teatro de imágenes. Algunos de sus
elementos enlazan con las viejas tradiciones bufonescas, con
la farsa clásica, sin olvidar el cine cómico de creadores como
los Hermanos Marx. Se consideran muchas de sus obras
cómicas, pero en el fondo de todas ellas late una gran
tristeza, un sentido trágico que un público reflexivo capta de
inmediato como un reconocimiento del absurdo en la vida
social.
7. • El teatro del absurdo busca romper con las categorías aristotélicas, por lo que uno de
los cambios más importantes se presenta en la acción a través de cuatro elementos
diferentes: la transformación repentina del personaje, la intensificación progresiva de
la situación inicial, la inversión del principio de causalidad (las causas producen
efectos contrarios a los que cabría esperar) y el énfasis rítmico o emocional para crear
una impresión de desenlace.
En realidad, el teatro del absurdo no tenía ningún objetivo
concreto. No hay personajes que sean reconocidos, no hay
situaciones delimitadas y precisas. El desarrollo de estas obras
está basado en la creación de una atmósfera, sólo asimilable
intuitivamente.
No hay suspense de los acontecimientos y a dónde conducirá
la acción, pues lo único que el público puede preguntarse es
qué acción impredecible puede venir después, qué acto
sorprendente sigue a otro y cómo se puede relacionar cada
uno con la totalidad de la obra, de modo que pueda captar al
menos algo de lo que viene sucediendo.
8. • Muchos críticos y eruditos consideraban, por otra parte, que
se trataba de un teatro intelectual, que exigía atento estudio,
profundo análisis e interpretación. Las comparaciones y la
búsqueda de raíces en surrealistas y dadaístas era inevitable.
En el teatro no se obtenía una imitación de la vida, sino una
visión imaginativa de la vida. Naturalmente, la identificación
del público con los sucesos y personajes era imposible, ya
que no se captaba el significado sino de modo fragmentario e
intuitivo, sin concesiones a lo emotivo; se producía, por tanto,
el efecto de distanciamiento que Brecht había propuesto. Sólo
se reconoce la irracionalidad que puede ser también percibida
en la propia vida.
9. • Charles Spencer «Charlie» Chaplin (Londres, Inglaterra, 16 de abril de 1889-Vevey,
Suiza, 25 de diciembre de 1977) fue un actor, humorista, compositor, productor, director
y escritor británico. Adquirió popularidad gracias a su personaje Charlot en múltiples
películas del período mudo. A partir de entonces, es considerado un símbolo del
humorismo y el cine mudo. Para el final de la Primera Guerra Mundial, era uno de los
hombres más reconocidos de la cinematografía mundial. Charles Chaplin vivió todavía una
década en su refugio de Vevey, rodeado de sus hijos y acompañado por la leal Oona. En
1972 aceptó un breve retorno triunfal a Hollywood, para recibir un Oscar por la totalidad de
su obra. En 1976 Richard Patterson rodó The Gentleman Tramp (El vagabundo caballero),
inspirada en su autobiografía, que incluía escenas familiares en Vevey filmadas por el
director de la fotografía, el español Néstor Almendros. Otro español, el cineasta Carlos
Saura, se casó con Geraldine, la hija de Oona más consecuente con el oficio de su padre.
Éste murió a los ochenta y ocho años, el día de Navidad de 1977. Dejaba un total de 79
películas filmadas en más de cincuenta años de actividad como actor y director. En la casi
totalidad de ellas fue también autor del guion, y del diálogo y la música en las sonoras.
Además de las ya mencionadas, cabe agregar Carmen (1916), según la novela de
Merimée; The Vagabond (El vagabundo), 1916; A Day's Pleasure (Un día de juerga),
1919; Pay Day (Día de paga), 1922, y The Pilgrim (El peregrino), 1923, entre las más
apreciadas por la crítica y celebradas por el público.