2. 23 Los caminos de la formación
de síntoma
La pregunta que se plantea como horizonte de
este recorrido es si puede pensarse al síntoma
obsesivo como un particular modo de gozar,
diferenciable del modo goce que supone el
síntoma histérico.
La pregunta apunta a indagar si a partir de lo
que sería el goce en juego en el síntoma
neurótico, sería posible ubicar a la histeria y a la
obsesión en torno a una modalidad de goce
propia de cada estructura situable en las
particularidades del síntoma.
3. Esto nos llevará necesariamente a situar distintas
concepciones del síntoma y distintos modos de pensar
el goce y por supuesto, diferentes modos de
problematizar las relaciones entre ambos.
La satisfacción en el síntoma es algo que Freud definirá
de diversas maneras en diferentes períodos de su obra.
La pregunta es entonces qué se satisface en el síntoma.
En la Conferencia 19 Freud es muy preciso al respecto
de la satisfacción que encierra el síntoma neurótico "sus
síntomas sirven al mismo propósito: se nos da a
conocer, como tal, la satisfacción de unos deseos
sexuales; los síntomas sirven a la satisfacción sexual de
los enfermos, son un sustituto de esa satisfacción que
les falta en la vida."(
4. En la Conferencia 23 ubicará en la base de la formación de
síntomas al conflicto psíquico entre una moción pulsional que aspira
a su satisfacción y la denegación de esta satisfacción por parte de
la realidad " ... los síntomas neuróticos son el resultado de un
conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la
satisfacción pulsional.
Por eso el síntoma es tan resistente; está sostenido desde ambos
lados.
Si a pesar de que la libido está dispuesta a aceptar otro objeto en
lugar del denegado {frustrado} la realidad permanece inexorable,
aquella se verá finalmente precisada a emprender el camino de la
regresión y a aspirar a satisfacerse dentro de una de las
organizaciones ya superadas o por medio de uno de los objetos que
resignó antes.
En el camino de la regresión, la libido es cautivada por la fijación
que ella ha dejado tras en esos lugares de su desarrollo".
5. Más allá del principio del placer", "El yo y el ello", "El
problema económico del masoquismo" e "Inhibición,
síntoma y angustia" para ubicar el tercer término que se
conjuga en la definición de goce que hace Lacan: la
pulsión de muerte. La compulsión de repetición, la
reacción terapéutica negativa y el masoquismo primario,
enfrentan a Freud.
En esta instancia de la obra de Freud hay un nuevo
compromiso entre lo que reprime y lo reprimido. Ya no
se tratará del triunfo del principio del placer que
movilizaba a la represión.
6. Freud construye su teoría del síntoma a partir de
la lógica establecida entre el trauma y la
defensa.
La sexualidad en tanto traumática lo lleva a
postular un aparato psíquico que busca
defenderse de la irrupción de un exceso de
excitación insoportable que busca tramitación.
La irrupción de una representación inconciliable,
de un exceso de excitación, es un rasgo común
que Freud sitúa en lo que sería el inicio de
ambas neurosis (histeria y obsesión). Ubicando
a ambas entidades clínicas como distintas
respuestas sintomáticas a esta irrupción.
7. Hay todavía algo más que hace que los síntomas nos
parezcan asombrosos e incomprensibles como medio
de la satisfacción libidinosa.
En manera alguna nos recuerdan nada de lo que
solemos normalmente esperar de una satisfacción.
Tenemos que ubicar asimismo dos cuestiones de
carácter central en la sintomatología del obsesivo: la
procastinación y la duda. Y por último, debemos incluir
un rasgo fundamental que caracteriza a los síntomas en
la neurosis obsesiva: la compulsión.
8. Freud sitúa el medio por el cual las representaciones obsesivas se
imponen al sujeto de manera compulsiva y describe la lucha
defensiva frente a ellas bajo la denominación de "defensa
secundaria".
A los síntomas creados por la defensa secundaria los llamará
medidas protectoras.
"Sí estos auxilios para la lucha defensiva consiguen efectivamente
volver a reprimir los síntomas del retorno [de lo reprimido] impuestos
al yo, la compulsión se transfiere sobre las medidas protectoras
mismas, y así crea una tercera plasmación de la «neurosis obsesiva»:
las acciones obsesivas.
A través del síntoma, las antiguas fijaciones inconcientes se abren
paso hasta una satisfacción real pero extraordinariamente
restringidas e irreconocible.
causación de la neurosis = predisposición por fijación libidinal +
vivenciar accidental traumático del adulto constitución sexual
(vivenciar prehistórico)
vivenciar infantil
9. 24ª El estado neurótico común
La conciencia de la psicología es pasible de conocerse y
a la vez puede conocer, es la vía de acceso a la verdad.
El sujeto del psicoanálisis es otra cosa.
Es justamente la recuperación de ese sujeto rechazado
por la ciencia. Dice Freud en 1916 "Quién a despecho de
estas advertencias tome las falsificaciones del yo como
buena moneda, tendrá allanado el camino, y estará a
salvo de todas las resistencias que se levantan contra el
psicoanálisis por el énfasis en lo inconsciente, en la
sexualidad y en la pasividad del yo.[...]Pero será incapaz
de explicar un solo detalla de la formación del síntoma, ni
un solo sueño", es decir, por esta vía no se producirá
ningún orden de saber.
10. La doctrina de la néurosis es el psicoanálisis
mismo.
La néurosis se estudia haciendo referencia a la
conducta de las personas que obedecen de
ellas, describiendo la manera que padecen por
su causa.
El carácter neurótico es la causa de la néurosis
en vez de su consecuencia.
La tramitación del conflicto mediante la
formación del síntoma es el expediente más
común y agradable para el principio del placer.
11. El síntoma es sustentado también por que el
yo, en virtud de que una de sus vertientes ofrece
satisfacción a la tendencia yoica represora.
El neurótico en todos los casos se refugia en
una enfermedad frente a un conflicto, pero esto
siempre le reditúa una ganancia secundaria y a
su vez esta ganancia reforzara la resistencia de
la represión y dificultara el proceso terapéutico.
12. 25ª La angustia
Nace la 1° teoría de la angustia para la psiconeurosis
Existe una angustia realista que surge a consecuencia
de un peligro exterior, el desarrollo de angustia es
siempre inadecuado, mientras más se limita a un simple
síntoma, a una señal, tanto menores son las
perturbaciones en el paso del apronte angustiado a la
acción y más adecuado es el proceso.
La angustia se refiere al estado, y prescinde del objeto,
mientras que el miedo dirige la atención justamente al
objeto.
En cambio el terror es el peligro que no es recibido con
angustia. El hombre se protege del terror mediante la
angustia.
13. El afecto de angustia es la repetición del acto de
nacimiento en el que se produce ese agrupamiento de
sensaciones displacenteras, mociones de descarga y
sensaciones corporales que se han convertido en el
modelo para los efectos de un peligro mortal y desde
entonces es repetido por nosotros como angustia. Esta
primera angustia fue toxica.
La expectativa angustiada es angustia libremente
flotante. Esta dispuesta a prenderse del contenido de
cualquier representación pasajera. Las personas
aquejadas de esta clase de angustia prevén entre todas
las posibilidades siempre la más terrible, interpretan
cada hecho accidental como indicio de una desgracia.
En general este estado se corresponde con la “neurosis
de angustia”. Esta angustia guarda relación con
determinados procesos de la vida sexual, con ciertas
aplicaciones inadecuadas de la libido.
14. Una segunda forma de angustia esta mas
psíquicamente ligada, a objetos o situaciones, es la
angustia de las fobias. Podemos diferenciar tres grupos:
1.Se trata de objetos temidos normalmente, pero
exacerbados (a las arañas)
2.Se trata de cosas que entrañan un cierto peligro pero
al cual normalmente no damos importancia (subirse a un
avión)
3.Aquellas suscitadas ante algo completamente
inofensivo y que escapa a nuestra comprensión (un
raton).
Todas estas fobias se incluyen dentro de la histeria de
angustia. También se puede exteriorizar como ataques
de angustia o como un estado crónico de angustia no
ligada.
15. La etiología de la histeria de angustia esta en la
separación del afecto de una representación y
su transmutación en angustia, que es la
“moneda corriente” por la cual pueden
cambiarse todas las mociones afectivas cuando
el contenido de la representación ha sido
sometido a la represión.
En la angustia neurótica el yo emprende un
intento de huida frente a su libido y trata ese
peligro interno como si fuera externo, el síntoma
cumple la función de ligar la angustia.
16. Los pasos de la fobia pueden dividirse en dos:
Primero, la represión y la transformación de la libido en
angustia, que es ligada a un peligro exterior.
Segundo, la edificación de precauciones (inhibiciones) y
aseguramientos destinados a evitar el contacto con ese
peligro considerado como externo.
La represión corresponde a un intento de huida del yo
frente a la libido sentida como peligro, la fobia puede
compararse a un atrincheramiento contra el peligro
externo. La debilidad del sistema protector reside en que
la fortaleza tan afianzada hacia fuera sigue siendo
vulnerable desde adentro. Nunca puede conseguirse del
todo la proyección del peligro libidinal.
17. 26ª La teoría de la libido
y el narcisismo
En este material de 1916, Freud retoma
conceptos de "Introducción al narcisismo",
analizando situaciones normales (sueño,
situaciones de enfermedad orgánica) y
patológicas (neurosis narcisistas,
demencia precoz, paranoia, melancolía) a
la luz del narcisismo como modalidad de
movilización de la libido.
18. La represión puede hacer entrar en conflicto los instintos
del yo (o de autoconservación) con los sexuales (o de la
especie), donde estos últimos son derrotados y
obligados a buscar una satisfacción compensatoria.
La angustia está más relacionada con esta no
satisfacción de lo sexual que con la no satisfacción del
hambre o la sed (instintos de autoconservación).
Mayormente, no interesa si los instintos del yo y de la
especie son o no dos tipos diferentes de energía,
aunque sí importa diferenciarlos conceptualmente.
La diferencia entre ambos se advierte claramente en las
neurosis de transferencia, la cual se reduce a un
conflicto entre ambos tipos de instinto. Tales neurosis
presentan también analogías con la demencia precoz y
con otras afecciones.
19. Lo típico de la demencia precoz (un tipo de psicosis)
consistía en la ausencia de investidura libidinal sobre los
objetos, la cual se retraía sobre el yo y explicaba así, por
ejemplo, las manías de grandeza.
Esto es correcto, pero agreguemos que la libido que
estaba depositada en los objetos antes fue yoica
(narcisismo primitivo); posteriormente esta libido del yo
se fijó en los objetos, extendiéndose sobre ellos como
los seudópodos de la ameba.
El movimiento de la libido del yo a los objetos y
viceversa, permite explicar también conductas normales
como el sueño, el enamoramiento y conductas relativas
a enfermedades orgánicas.
Durante el dormir la libido retorna al yo, se desconecta
del mundo externo refugiándose egoístamente en la vida
intrauterina.
20. El narcisismo aparece como el complemento libidinal del
egoísmo: éste último implica un fin utilitario, mientras
que el primero, placer. En el altruísmo, en cambio, los
objetos no se subordinan a la libido, y no hay búsqueda
de satisfacción sexual, pero en el egoísmo sí: el mundo
externo de los objetos queda reducido a los restos
diurnos, subordinados a la realización de un deseo.
Asimismo, debemos también diferenciar libido de
interés: la primera está relacionada con los instintos
sexuales, mientras que el segundo con los instintos de
conservación del yo.
La teoría de la libido surgió a partir del estudio de las
neurosis de transferencia y de las neurosis narcisistas
21. La melancolía es otra afección narcisista, donde
la libido del objeto perdido es retirada de éste y
retorna al yo, produciéndose una identificación
narcisista: el objeto queda incorporado al yo,
queda proyectado sobre él como una sombra.
De aquí los autorreproches: el yo es quien
recibe las agresiones y venganzas que debían
haber ido hacia el objeto perdido. Con el
suicidio, el melancólico suprime al mismo
tiempo su propio yo y el objeto a la vez amado y
odiado (ambivalencia).
22. 27ª La trasferencia
Se trata de una repetición que consiste en
satisfacer en el presente y con una cierta
persona un deseo (realizado o
fantaseado) con un objeto de la infancia
del sujeto, desde ahí, al servicio del
principio de placer. También se repite, sin
embargo, el deseo fantaseado edípico de
la sexualidad infantil aunque nunca haya
tenido satisfacción.
23. El concepto TRANSFERENCIA admite ser interrogado
desde tres ejes diferentes.
En primer lugar, una disposición: implica un fenómeno
universal que se presenta en toda relación significativa
de importancia libidinal que entronca con el acerbo de
representaciones y afectos de las experiencias infantiles
con los objetos primarios.
Justamente la falta de esta transferencia en la cura es lo
que lo obliga a desplegar la teorización sobre el
narcisismo en 1914, describiendo el “muro narcisista”
como específico del desinterés de este tipo de pacientes
para quienes la palabra o la presencia del terapeuta
caen dentro del desinterés.
No se trata de una transferencia hostil o negativa sino
lisa y llanamente de desinterés, hacia las relaciones de
objeto, por la regresión de la investidura libidinal de
objeto hacia el yo propio.
24. Un segundo eje es conceptuar la transferencia como
desplazamiento de representaciones y afectos de un
lugar a otro dentro del psiquismo además de en la
intersubjetividad. En este caso, desde el deseo
inconciente hasta la motricidad y, a la inversa, desde lo
conciente hacia el inconciente.
Un tercer eje es más específico, está vinculado a la
cura, donde las transferencias se dan sobre la persona
del analista como depositario de estos afectos
desplazados desde lo reprimido de la sexualidad infantil
y que, previamente al contexto del tratamiento,
posibilitaron los síntomas de su neurosis. Instalados
luego en el “aquí y ahora de la cura”, configuran lo que
Freud llamó Neurosis de Transferencia.
25. Lo que el paciente presenta como material se enlaza
con experiencias recientes o antiguas del terapeuta, y
puede establecer en él tanto una contratransferencia
empática, positiva, cuanto una contratransferencia hostil
Por ello, la disolución de la transferencia hacia el final
de la cura es un proceso necesario y doloroso de
pérdida para ambos participantes.
Los que adolecen de neurosis narcisistas no tienen
capacidad e transferencia, rechazan al medico con
indiferencia y debido a esto no es posible curarlos.
26. 28ª La terapia analítica
La tarea terapéutica analítica, consiste en desasir la
libido de sus provisionales ligaduras sustraídas al Yo,
para ponerla de nuevo al servicio de este.
¿ Donde esta la libido del neurótico ? Esta ligada a los
síntomas, que le procuran la satisfacción sustitutiva, la
única posible por el momento. Por tanto, es necesario
apoderarse de los síntomas, resolverlos y para lograr
esto es necesario remontarse hasta la génesis de estos
síntomas, hasta el conflicto del cual nacieron.
La pieza decisiva del trabajo, se ejecuta cuando en la
relación con el terapeuta, en la transferencia se crean
versiones nuevas de aquel viejo conflicto, como el
enfermo querría comportarse como lo hizo en su tiempo,
mientras que el medico lo obliga a tomar otra decisión.
27. La transferencia se convierte entonces en el campo de
batalla y en lugar de la enfermedad propia del paciente,
aparece la de la transferencia y en lugar de los diversos
tipos de objetos libidinales irreales, aparece un único
objeto también fantaseado: la persona del medico.
El trabajo terapéutico se descompone en 2 fases:
1) Toda la libido es esforzada a pasar de los síntomas a la
transferencia y
2) Se libra batalla en torno de este nuevo objeto, y otra
vez se libera a él de la libido.
El buen desenlace consiste en que se elimine la
represión de tal forma que la libido no pueda sustraerse
nuevamente al Yo mediante la huida al inconsciente.
28. Mediante el trabajo de interpretación, que
traspone lo inconsciente en conciente, el Yo es
engrosado a expensas de lo inconsciente, y por
obra de la enseñanza, se reconcilia con la libido
y se inclina a concederle alguna satisfacción
mediante la sublimación.
Freud dice que los sueños, los actos fallidos y
las asociaciones libres, nos sirven para colegir
el sentido de los síntomas y descubrir la
colocación de la libido. Nos muestran los
deseos que cayeron bajo la represión y los
objetos a los cuales quedo aferrada la libido
sustraída al Yo.