3. OBJETIVOS
La propuesta de trabajo para el alumno gira en torno
a dos objetivos mutuamente relacionados:
Reducir el nivel de ansiedad que genera la lectura.
Aumentar su exactitud y fluidez en la lectura de
textos para permitir una mejor conexión de los
mismos.
Muchas de las actividades que se proponen inciden
en ambos objetivos a la vez. Ya que según el
alumno vaya progresando disminuirá su ansiedad
y a la inversa.
4. RECOMENDACIONES
Antes de realizar las lecturas, se pedirá al alumno que repita
en voz alta las instrucciones que se le dieron: “Primero
respiro profundamente para estar relajado. Iré leyendo
despacio, tranquilo. Miro las palabras completas y después
las leo. Hago pausas en comas, puntos y otros signos.
Cambio la entonación cuando es necesario. Si es preciso,
señalo con el dedo. Así leo sin errores.”
Si el alumno no siente la necesidad del uso de estas
instrucciones, se le pedirá que compare los resultados
obtenidos cuando no dice las instrucciones y cuando las
dice.
Las relecturas son fundamentales durante el proceso de
recuperación. Con su uso el niño genera la imagen de lector
competente y disminuye la ansiedad que produce el texto
escrito. Además, contribuyen de forma decisiva a que
automatice imágenes ortográficas de palabras que
generalizará en la lectura de textos posteriores.
5. RECOMENDACIONES
Las actividades de audición de lecturas grabadas para
detectar los errores que pueda haber cometido, obliga al
alumno a realizar un proceso de comparación entre unos
estímulos que se presentan de forma simultánea, -el texto
escrito-, y unos estímulos que se presentan de forma
secuencial –lo grabado-, lo que obliga a que la lectura la
realice de forma secuencial.
Las relecturas además permiten que el niño identifique más
concretamente qué tipo de errores comete y así pueda
atender más especialmente a aquellas palabras que con
frecuencia son fuente de errores.
Al escribir palabras en las que el alumno ha cometido
errores, se le pedirá que pronuncie la palabra completa
antes de escribirla y que diga en voz alta cada sílaba
mientras la escribe.
6. RECOMENDACIONES
Cuando el niño cometa los errores de lectura en palabras
funcionales, por ejemplo: sustituir “de su” por “del”, no se le
pedirá que escriba palabras que empiecen por la misma
sílaba. En este caso el ejercicio consistirá solamente en
escribir una oración que contenga las palabras funcionales
en las que ha cometido un error.
Cuando corrija los errores que se han producido en la
lectura grabada, el alumno podrá utilizar determinadas letras
para indicar el error producido: R (repetición), V (vacilación),
O (omisión). Cuando produzca sustituciones y adiciones
deberá escribir la producción errónea debajo del texto en ele
que se ha producido el error.
La persona encargada de la recuperación deberá adoptar
un papel activo junto a al niño. No se trata de dejar al niño
unas fichas para que las vaya realizando sin control y sin
supervisión constante.
7. SESIONES
Primera sesión:
Consistirá en eliminar el sentimiento de falta de capacidad
para la lectura que el alumno ha generado después de
continuas experiencias de fracaso, y que pueda atribuir sus
errores de lectura que realice mientras lee. Para producir
este cambio se puede utilizar una grabación en video
mientras realiza su primera lectura, esta grabación podrá
ser utilizada posteriormente para evaluar los cambios.
Se trata de que el niño observe que el movimiento excesivo
dificulta la lectura y que cuando esta tranquilo o sigue con el
dedo en el renglón es capaz de leer mejor
8. SESIONES
Segunda sesión:
Se pretende que el niño forme la idea de que
puede ser un lector competente si modifica
determinados aspectos de su conducta mientras
lee. Se le hará ver que su deseo de ir demasiado
rápido, el movimiento excesivo y la ansiedad,
puede ser la causa de sus errores, y se
presentará un modelo de lectura relajado como
alternativa para superar sus errores.
El maestro leerá de forma pausada el mismo
texto y el niño observará ese modelo de lectura
pausado.
9. SESIONES
Tercera sesión:
Se volverá a ver la grabación y se le preguntará sobre las
sensaciones que tuvo cuando estaba leyendo, para tratar de
identificar los síntomas físicos que puedan indicar al alumno que se
encuentra en un estado de tensión elevado. Esta información será
usada posteriormente por el alumno, como un indicador que inicie
el proceso de relajación.
A continuación, una vez relajado, se le dirá que se imagine leyendo
el texto que ha sido practicado. Le pediremos que “vea” el texto
(forme la imagen visual), que intente “escuchar” su lectura
(evocación del modelo de lectura pausado) y que se “vea” leyendo
(construcción de una imagen en la que se lee de manera
competente y de forma pausada). Al llegar a este punto, el maestro
le suministrará información para que se “vea relajado, tranquilo,
leyendo pausadamente, etc.).