La Costa del Sol es el destino más emblemático y consolidado del turismo de sol y playa, responsable del “boom” turístico de Andalucía y de más de la mitad de su actual oferta turística. Igualmente, es la zona económicamente más activa de la provincia de Málaga y uno de los motores principales de Andalucía, situándose a la cabeza regional en aspectos como generación de empleo, nivel de renta, etc. Revisaremos la importancia socioeconómica que tiene el turismo para España, Andalucía y Málaga, empleando las diversas fuentes de información disponible. España ocupa un lugar de liderazgo en las corrientes internacionales de turismo, como el segundo país del mundo tanto por cifra de visitantes (7% del turismo mundial y 13% del turismo hacia Europa, durante 2006), como por los gastos del turismo receptor. Ello determina, no sólo el 10,8% del Producto Interior Bruto (PIB) de la economía nacional, sino el único saldo positivo en la balanza de pagos (capítulo en el que España aparecía el año 2007 a la cola de la UE-27), y el 10% de los empleos (durante 2004, 1.310.000 personas, repartidos en la restauración el 73%, el 23% en hostelería, y el 4% restante en las agencias de viajes). En Andalucía, durante 2006, la actividad turística supuso el 12,6% del PIB de la economía regional, generando el 11,8% del total del empleo regional, con 372.133 puestos de trabajo vinculados directa e indirectamente a la actividad turística en ese año. En el contexto descrito, destaca la contribución de Málaga, correspondiéndole el 39,3% del Valor agregado bruto (VAB) correspondiente al turismo regional, o el 37% del personal empleado en hostelería en Andalucía, lo que le permitió aportar durante 2004 el 18´28% del VAB regional, y 2´48% del VAB nacional. Por otro lado, el crecimiento de la población residente y turística, tiene una incidencia ambiental directa por la sobrecarga de los recursos naturales y las alteraciones medioambientales determinadas por necesidades crecientes de suelo para movilidad, suministro de agua, servicios e infraestructuras. Ello comprometería la rentabilidad económica y social del presente modelo, lo que justificaría la orientación de las políticas públicas para promover un desarrollo turístico sostenible, dependiente de una actividad fundamentalmente privada. Comenzamos el análisis del impacto sanitario destacando que la exposición solar formó siempre parte del entorno humano, revisando no sólo los riesgos potenciales para la salud, sino la importancia que esta exposición tiene en el mantenimiento de la salud, especialmente debido a la intervención de la radiación ultravioleta B (UVB) en la conversión del 7-desoxicolesterol a vitamina D. Las estimaciones de la carga económica derivada de la exposición solar revelan que son mayores sus beneficios que los riesgos (razón de hasta 11 a 1), orientado intervenciones de salud pública (que podrían reducir las tasas existentes de mortalidad entre el 15 y 30%), como la educación sanitaria y los programas de detección precoz de lesiones dérmicas. Por último, concluimos analizando las cargas ocasionadas al Servicio Nacional de Salud (SNS) por la atención sanitaria de la población extranjera, partiendo de la revisión del actual contexto legal español y comunitario en la UE, así como los instrumentos previstos para su financiación. El aumento demográfico observado los últimos 9 años haría que estas cargas resultaran especialmente intensas en la Costa del Sol, sin que el SNS disponga de herramientas que le permitan disponer de una financiación ajustada al incremento de actividad que determina la movilidad de pacientes.