4. - constructor de la nación- hoy sufre porque el Estado no cumple con su deber de sostenerlo y nosotros mismos no lo respetamos en nuestra “cultura”, en la que aparentemente sólo cuenta lo joven, lo bonito y lo enérgico. A esta mesa suman su riqueza de experiencia y sabiduría, y de nuestra parte nos comprometemos a amarlos con una actitud atenta y paciente.
5. La violencia, especialmente cuando llega hasta los límites de lo inhumano y de la aflicción, deja siempre como herencia una pesada carga de dolor. Asumamos el compromiso de erradicar este sufrimiento con acciones concretas en defensa de su dignidad.
6. Argentina es un país con mucha riqueza y muy poco poblado. Sin embargo para los 500.000 aborígenes falta tierra, mientras extensas superficies no son explotadas o son vendidas a capitales externos. En este compartir valoramos la sabiduría de los pueblos originarios y reivindicamos el derecho que tienen sobre sus tierras.
7. Trabaja la tierra sin recibir lo justo por su tarea. Vive en condiciones muy desfavorables; muchas veces sin luz, sin agua potable ni atención médica adecuada. En esta celebración queremos revalorizar el trabajo con el que el hombre puede transformarse, hacerse más hombre y ser reconocido en su dignidad de hijo de Dios.
8. … sufre de aislación, frecuentemente carece de condiciones humanas en las cárceles y muchos por falta de recursos no tienen acceso a una asistencia judicial óptima. Hoy comparte nuestra mesa que propicia un sistema equitativo, justo y eficiente y que ayuda a su rehabilitación social.
9. que recibe influencias a través de los distintos medios de comunicación social causantes de una despersonalización y masificación que lo acecha de modo particular. Lo incluyamos en esta mesa ofreciéndole una sólida formación humana y cristiana para que pueda forjarse una auténtica personalidad, que lo capacite para desarrollar criterios lúcidos y vivir en la libertad de los hijos de Dios.
10. Participa en nuestra mesa, pues en cada hombre resplandece algo de la gloria de Dios. La dignidad de todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del hombre ante los demás hombres. Esto es la base de la radical igualdad y fraternidad entre los hombres, independientemente de su raza, nación, sexo, origen, cultura y clase.
11. mujeres jóvenes de sectores excluidos, que en su mayoría son sostén de familia, tienen una escasa o nula actitud de autocuidado y encuentran obstáculos en el acceso a los servicios de salud, por barreras económicas, geográficas y/o culturales. Hoy ella comparte este banquete, porque es el reflejo de María, signo de esperanza y vida plena, y como tal debemos verla y respetarla.
12. Los niños participan de nuestra mesa para ser destinatarios de una acción prioritaria por la vulnerabilidad a la que se encuentran expuestos. Ellos son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo.
13. … esta sentada junto a nosotros compartiendo sus demás capacidades, siendo parte de nuestra cena y no un mero objeto receptor de nuestras acciones.
14. No se puede tolerar que la desnutrición, que es causa de muerte, esté presente en nuestro país y que haya muchas personas sin abrigo y sin casas dignas para protegerse del frío. Al incluirlos en nuestra mesa de la Vida logramos la comunión de bienes como signo de fraternidad y respeto de la dignidad de cada hermano.