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"Yo soy la resurrección y la vida" – Jn 11:25
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas,
            sino que tendrá la luz de la vida." Jn 8:12"




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                          Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
OFRECIMIENTO

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del
Corazón de Cristo; para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras,
en unión con El, por la redención del mundo.
Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el corazón Inmaculado de María me
consagro a tu corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio
del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en
reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial:
-- por el Papa y sus intenciones,
-- por nuestro Obispo y sus intenciones,
-- por nuestro Párroco y sus intenciones.

Intenciones para el mes de Abril:

General: Evangelizar las nuevas generaciones
Para que por el anuncio creíble del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las
nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza.

Misionera: La expansión misionera
Para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el
testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen.




       Ojalá escucheís hoy su voz: No endurezcáis vuestro corazón (sal 94,1-2.6-9)




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                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011                                       - 4-

     2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES ABRIL DEL 2011                               - 5-

     3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL                                                   -6-

     4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES                                                   -25-

     5.- NOTICIAS SANTA SEDE                                                     -29-

     6.-CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ                                              -34-

     7.- PARA REFLEXIONAR                                                        -40-

     8.- MEDITACIONES                                                             -42-

     9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO                                       -50-

     10.- Y SIEMPRE CON MARÍA                                                    -53-




"No tengáis miedo a la verdad que hay en vosotros" fueron las primeras palabras que
Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su
 pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía,
      todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005.

    ¡No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo! Esta expresión es,
  posiblemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo
contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos hacia los monstruos que
   él mismo ha creado: la guerra, la cultura de la muerte, la pérdida de la dignidad
                                      humana...




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                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011

    1    Vi.   Feria. III semana de Cuaresma (Salterio, III semana).
    2    Sa.   Hasta nona: Feria o Conm. S. Francisco de Paula, presbítero. Aniversario del fallecimiento
               del Papa Juan Pablo II (2005).
               Después de nona: Domingo IV de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, IV semana).
    3    Do. Domingo IV de Cuaresma «Lætare»
    4    Lu. Feria.
    5    Ma. Feria o Conm. S. Vicente Ferrer, presbítero.
    6    Mi. Feria.
    7    Ju. Feria o Conm. S. Juan Bautista de la Salle, presbítero.
    8    Vi. Feria. Abstinencia de carne.
    9    Sa. Hasta nona: Feria.
             Después de nona: Domingo V de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, I semana).
    10   Do. Domingo V de Cuaresma.
    11   Lu. Feria o Conm. S. Estanislao, obispo y mártir.
    12   Ma. Feria.
    13   Mi. Feria o Conm. S. Martín, papa y mártir, o Conm. S. Hermenegildo, mártir.
    14   Ju. Feria.
    15   Vi. Feria. Abstinencia de carne.
    16   Sa. Hasta nona: Feria.
             Comienza la Semana Santa
             Después de nona: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, I Vísperas. (Salterio, II
             semana).
    17 Do. Feria o Conm. S. Patricio, obispo.
    18 Lu. Feria. Lunes Santo. (Segorbe-Castellón: Misa Crismal, Catedral de Segorbe).
    19 Ma. Feria. Martes Santo. Aniversario de la elección de Benedicto XVI (2005).
    20 Mi. Feria. Miércoles Santo.
    21 Ju. Hasta nona: Feria. Jueves Santo.
           Comienza el Santo Triduo Pascual.
           Después de nona: Jueves Santo en la Cena del Señor.
    22   Vi.
           Viernes Santo en la Pasión del Señor. Ayuno y abstinencia de carne.
    23   Sa.
           Sábado Santo de la Sepultura del Señor. Recomendado el ayuno y abstinencia.
           En la noche: Santa Vigilia Pascual. Comienza el Tiempo Pascual.
    24 Do. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor.
    25 Lu. Lunes de la Octava de Pascua. Aniversario de la inauguración del Pontificado de
           Benedicto XVI (2005).
    26 Ma. Martes de la Octava de Pascua.
    27 Mi. Miércoles de la Octava de Pascua.
    28 Ju. Jueves de la Octava de Pascua.
    29 Vi. Viernes de la Octava de Pascua.
    30 Sa. Hasta nona: Sábado de la Octava de Pascua.
           Después de nona: Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia, I Vísperas (Salterio, II
           semana).


Conm.= Para la Conmemoración.
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                                            Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES DE ABRIL DEL 2011



        Sábado 2       Sábado 9          Sábado 16                            Sábado 24   Sábado 30




        Hora Santa     Formación         Retiro                               Sábado      Peregrinación
                                                                              Santo       a Roma:
                                                                                          Beatificación
                                                                                          Juan Pablo II



        Lugar:         Lugar:            Lugar:      Lugar:       Lugar:
        San Miguel     San Miguel        Convento    San Miguel   De Crucero
                                         de    Nules              por el
                                         10h                      mediterráneo
                                                                  destino Roma.
                   Cumpleaños Lucia (20 Abril) y Cristina (24 de Abril)
                                     ¡Felicítalas!


"Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de
 Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca
                       el mundo entero y derrámate sobre nosotros."

 "Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia
                            para nosotros, en Vos confío."

                              Santa María Faustina Kowalska




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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
        Sácate la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
                                               Lucas 6,39-42



3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL




3 de abril. Domingo IV de cuaresma
Semana IV del salterio.

1ª lectura: 1S 16, 1b.6-7.10-13a
Salmo responsorial: Sal 22, 1-6 (R: El Señor es mi pastor, nada me falta)
2ª lectura: Ef 5, 8-14

Evangelio según san Juan 9, 1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron
sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?».
Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de
Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega
la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo».
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del
ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se
lavó y volvió ya viendo.

Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se
sentaba para mendigar?». Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que
se le parece». Pero él decía: «Soy yo». Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han
abierto los ojos?». Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los
ojos y me dijo: ‘Vete a Siloé y lávate’. Yo fui, me lavé y vi». Ellos le dijeron: «¿Dónde está
ése?». El respondió: «No lo sé».

Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús
hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado
la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo». Algunos fariseos
decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros decían:
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«Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?». Y había disensión entre
ellos. Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de Él, ya que te ha abierto los
ojos?». Él respondió: «Que es un profeta».

No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los
padres del que había recobrado la vista y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que
decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?». Sus padres respondieron: «Nosotros
sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Pero, cómo ve ahora, no lo
sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad
tiene; puede hablar de sí mismo». Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues
los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo,
quedara excluido de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo
a él».

Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a
Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Les respondió: «Si es un
pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo». Le dijeron entonces:
«¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?». Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me
habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros
haceros discípulos suyos?». Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de
ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le
habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es». El hombre les respondió: «Eso es lo
extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su
voluntad, a ése le escucha. Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de
un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada». Ellos le
respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?». Y le
echaron fuera.

Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú
crees en el Hijo del hombre?». El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».
Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». Él entonces dijo: «Creo,
Señor». Y se postró ante Él. Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para
que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos». Algunos fariseos que
estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?». Jesús
les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: ‘Vemos’ vuestro
pecado permanece».

COMENTARIO: En nuestro camino cuaresmal la palabra de Dios nos hace entender hoy
que ese ciego del evangelio somos cada uno de nosotros. Ciegos de nacimiento. E
incapaces de curarnos nuestra propia ceguera. Hemos entrado en la Cuaresma para ser

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iluminados por Cristo, para que Él sane nuestra ceguera. ¡Qué poquito conocemos a
Dios! ¡Qué poco entendemos sus planes! De Dios es más lo que no sabemos que lo que
sabemos. Somos incapaces de reconocer a Cristo, que se acerca a nosotros bajo tantos
disfraces. Nuestra fe es demasiado corta. Pero Cristo quiere iluminarnos. El mejor fruto
de Cuaresma es que salgamos de ella con una fe acrecentada, más lúcida, más potente,
más en sintonía con el misterio de Dios y con sus planes, más capaz de discernir la
voluntad de Dios. Dios quiere «arrancarnos del dominio de las tinieblas» (Col 1,13) para
que vivamos en la luz de Cristo, iluminados por su presencia.

Para ello, la primera condición es reconocer que somos ciegos y dejar entrar plenamente
en nuestra vida a Cristo, que es «la luz del mundo». El hombre ciego reconoce su ceguera
y además de la vista física recibe la fe. Los fariseos, en cambio, se creen lúcidos
«nosotros sabemos» y rechazan a Jesús, se cierran a la luz de la fe y quedan ciegos. La
soberbia es el mayor obstáculo para acoger a Cristo y ser iluminados. Por eso insiste la
Escritura: «Hijo mío, no te fíes de tu propia inteligencia... no te tengas por sabio» (Prov 3,
5-7).
Esta sanación es un testimonio potente del paso de Cristo por la vida de este ciego. Él no
sabe dar explicaciones de quién es Jesús cuando le preguntan los fariseos. Simplemente
confiesa: «sólo sé que era ciego y ahora veo». Pero con ello está proclamando que Cristo
es la luz del mundo. No se trata de ideas, sino de un acontecimiento: estaba muerto y he
vuelto a la vida, era esclavo del pecado y he sido liberado. Esto ha de ser nuestra
Cuaresma y nuestra Pascua: el acontecimiento de Cristo que pasa por nuestra vida
sanando, iluminando, resucitando, comunicando vida nueva.

10 de abril. Domingo V de cuaresma
Semana I del salterio.

1ª lectura: Ez 37, 12-14
Salmo responsorial: Sal 129, 1-8 (R: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa)
2ª lectura: Rm 8, 8-11

Evangelio según san Juan 11, 1-45

Un cierto Lázaro, de Betania, aldea de María y de su hermana Marta, había caído
enfermo. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus
cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.

Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo».
Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que
el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.


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Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se
encontraba.

Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea». Le dicen los
discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?».
Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque
ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en
él». Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle». Le
dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará». Jesús lo había dicho de su muerte,
pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo
abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para
que creáis. Pero vayamos donde él». Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros
discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con Él».

Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían
venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo
que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo
Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun
ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». Le dice Jesús: «Tu hermano
resucitará». Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día».
Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y
todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Le dice ella: «Sí, Señor, yo
creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo».
Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te
llama». Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde Él. Jesús todavía
no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado.
Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba
rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. Cuando
María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría muerto». Viéndola llorar Jesús y que también
lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo:
«¿Dónde lo habéis puesto?». Le responden: «Señor, ven y lo verás». Jesús se echó a
llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». Pero algunos de ellos dijeron:
«Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?».

Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y
tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la
hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día». Le dice Jesús: «¿No te he dicho
que, si crees, verás la gloria de Dios?». Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó
los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que Tú

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                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me
has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Y salió el muerto,
atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice:
«Desatadlo y dejadle andar».

Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho,
creyeron en Él.
COMENTARIO: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano».
Idénticas palabras repiten las dos hermanas, cada una por su cuenta. Palabras que son
expresión de fe en Jesús, pero una fe muy limitada, muy condicionada, muy a la medida
humana. Creen que Jesús puede curar un enfermo, pero no creen que puede resucitar
un muerto. ¿No es así también nuestra fe? Creemos «hasta cierto punto». Y esta poca fe
se manifiesta en expresiones de este tipo: «si las circunstancias fueran favorables», «si el
ambiente fuera mejor», «si hubiese aprovechado aquella oportunidad». Ponemos
condiciones al poder del Señor. Y sin embargo su poder es incondicionado. «Para Dios
nada hay imposible» (Lc 1,37).
«Si crees verás la gloria de Dios». Frente a esta fe tan recortada, el evangelio de hoy nos
impulsa a una fe «a la medida de Dios». Él quiere manifestar su grandeza divina, su poder
infinito, su gloria. Deliberadamente, Jesús tarda en acudir a la llamada de Marta y Maria.
Permite que Lázaro muera para resucitarle y manifestar de manera más potente su
gloria: «Esta enfermedad... servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella». No hay situación que no tenga remedio. Más aún, cuanto más
difícil, más facilita que Cristo «se luzca».
 «Yo soy la resurrección y la vida». No sólo «da» la resurrección, sino que Él mismo es la
resurrección. Incluso si permite el mal es para que más se manifieste lo que Él es y lo que
es capaz de realizar: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros... para que creáis».
Esta cuaresma tiene que significar para nosotros y para mucha gente una auténtica
resurrección a una vida nueva. Cristo es la resurrección, y lo típico de su acción es hacer
surgir la vida donde sólo había muerte. Cristo puede y quiere resucitar al que está
muerto por el pecado o por la carencia de fe. Lo suyo es hacer cosas grandes, maravillas
divinas. Y nosotros no podemos conformarnos con menos. No tenemos derecho a dar a
nadie por perdido.

                                     -SEMANA SANTA-


17 de abril. Domingo de Ramos
Semana II del salterio.



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-Procesión: Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los
Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:

-«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino,
desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y
los devolverá pronto.»
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:

«Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en
un pollino, hijo de acémila".»

Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el
pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos
por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente
que iba delante y detrás gritaba:

-«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el
cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-«¿Quién es éste?»
La gente que venía con él decía:
-«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»
-Misa:
1ª lectura: Is 50, 4-7
Salmo responsorial: Sal 21, 8-9,17-24 (R: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?)
2ª lectura: Flp 2, 6-11

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
En aquel tiempo uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y
les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él
en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para
entregarlo.
El primer día de los ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde
quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a casa de Fulano y
decidle: ‘El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa
con mis discípulos’». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la
Pascua.

Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno
de vosotros me va a entregar». Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras

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otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que
yo, ése me va a entregar. El Hijo del Hombre se va como está escrito de Él; pero, ¡ay del
que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido». Entonces
preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
«¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Así es».
 Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a los
discípulos diciendo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Y cogiendo un cáliz pronunció
la acción de gracias y se lo pasó diciendo: «Bebed todos; porque ésta es mi sangre,
sangre de la alianza derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que
no beberé más del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el
reino de mi Padre».

Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: «Esta
noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y se
dispersarán las ovejas del rebaño’. Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a
Galilea». Pedro replicó: «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». Jesús le
dijo: «Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás».
Pedro le replicó: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y lo mismo decían los
demás discípulos.

Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: «Sentaos aquí,
mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a
entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo: «Me muero de tristeza: quedaos aquí y
velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre
mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero,
sino lo que tú quieres». Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a
Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la
tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por
segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo
beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban
muertos de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas
palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar.
Mirad, está cerca la hora y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los
pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los doce, acompañado de un
tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los
senadores del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ése es:
detenedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús
le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano
para detenerlo. Uno de los que estaban con Él agarró la espada, la desenvainó y de un

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tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada:
quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? El me
mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la
Escritura, que dice que esto tiene que pasar». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis
salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido? A diario me sentaba en el
templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis». Todo esto ocurrió para que se
cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo
abandonaron y huyeron.

Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se
habían reunido los letrados y los senadores. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del
sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba
aquello. Los sumos sacerdotes y el consejo en pleno buscaban un falso testimonio
contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos
falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Éste
ha dicho: ‘Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’».
El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son
estos cargos que levantan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le
respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del
Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del
cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué
necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos
contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon;
otros; lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado».

Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú
andabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres
decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Éste andaba con Jesús el
Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después
se acercaron los que estaban allí y dijeron: «Seguro; tú también eres de ellos, se te nota
en el acento». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a
ese hombre». Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de
Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró
amargamente.
Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo se reunieron
para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a
Pilato, el gobernador.

Entonces el traidor sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los
sumos sacerdotes y senadores diciendo: «He pecado, he entregado a la muerte a un

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inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas en
el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas
dijeron: «No es licitó echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre». Y,
después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de
forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía "Campo de Sangre". Así se cumplió lo
escrito por Jeremías el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de
uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del
Alfarero, como me lo había ordenado el Señor».Jesús fue llevado ante el gobernador, y
el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo
dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los senadores no contestaba
nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?».
Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado.

Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces
un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién
queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? Pues sabía que se
lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le
mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho
soñando con Él».

Pero los sumos sacerdotes y los senadores convencieron a la gente que pidieran el
indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos
queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago
con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Que lo crucifiquen». Pilato insistió:
«Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!». Al ver
Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua
y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: «Soy inocente de esta sangre.
¡Allá vosotros!». Y el pueblo entero contestó: «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo
entregó para que lo crucificaran.

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a
toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando
una. corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano
derecha. Y, doblando ante Él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los
judíos!». «Luego lo escupían, le quitaban la caña y, le golpeaban con ella la cabeza. Y
terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la
cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir "La Calavera"), le
dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de

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crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes, y luego se sentaron a
custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el
rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la
izquierda. Los que pasaban; lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que,
destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios,
baja de la cruz». «Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban
también diciendo: «A otros ha salvado y Él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel?
Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere
Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?». Hasta los que estaban
crucificados con él lo insultaban.

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A
media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní». Es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama
éste». Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja empapada en vinagre y,
sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a
salvarlo». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se
rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto
resucitaron. Después que él resucitó salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa
y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el
terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios».
Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús
desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago
y José, y la madre de los Zebedeos.

Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo
de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo
entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia; lo puso
en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la
entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí
sentadas enfrente del sepulcro.

A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos
sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que aquel
impostor estando en vida anunció: ‘A los tres días resucitaré’. Por eso da orden de que
vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo
y digan al pueblo: ‘Ha resucitado de entre los muertos’. La última impostura sería peor
que la primera. Pilato contestó: «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la


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vigilancia como sabéis». Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la
vigilancia del sepulcro.

COMENTARIO: Al entrar en la Semana Santa la Iglesia nos proclama la Pasión de
Jesucristo. Pero al escucharla o al leerla por nuestra cuenta hemos de evitar un peligro.
Tenemos el riesgo de asistir a ella como espectadores que contemplan unos hechos sólo
desde fuera. Porque lo que el Espíritu Santo pretende es hacernos conocer cómo Cristo
ha vivido la Pasión «por dentro». Se trata de dejarnos iluminar esa interioridad de Cristo.
Lo que nos salva no son los simples sufrimientos de Cristo, sino el amor con que los ha
vivido, un amor que le ha llevado a dar la vida libremente por nosotros.
De hecho, en la oración colecta del domingo pasado pedíamos a Dios Padre que
«vivamos siempre de aquel mismo amor que llevó al Hijo a entregarse a la muerte por la
salvación del mundo». La liturgia no es una representación teatral. Nos introduce en el
misterio. Y al introducirnos en él no sólo nos hace capaces de contemplarlo en toda su
riqueza, sino que el contacto con el misterio de Cristo nos transforma, pues Cristo
mismo nos contagia su vida, sus actitudes y sentimientos. No podemos entrar en la
Semana Santa ni vivirla con provecho si no estamos dispuestos a subir con Cristo a la
cruz.
El relato de la Pasión según san Mateo subraya además cómo en ella se cumplen las
Escrituras. Todo estaba predicho. Nada ocurre por casualidad. El plan del Padre se
cumple. Y Cristo vive la Pasión en perfecta obediencia a la voluntad del Padre, «para
mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a su voluntad» (oración
colecta). Cristo puede decir con las palabras del profeta: «El señor Dios me ha abierto el
oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás» (primera lectura). Adán
desobedeció la voluntad de Dios y nos trajo la ruina; Cristo obedece «hasta la muerte y
muerte de cruz» y nos salva (segunda lectura). En su obediencia al Padre y en su amor a
los hombres está nuestra salvación. Y esta salvación seguirá haciéndose presente hoy si
nosotros prolongamos la entrega de Cristo, su obediencia al Padre y su amor a los
hombres.

                                    -TRIDUO PASCUAL-

21 de abril: Jueves Santo de la Cena del Señor (SO)

Comienza la novena de la Divina Misericordia

1ª lectura: Ex 12, 1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual
Salmo responsorial: Sal 115, 12-18 (R: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de
Cristo)
2ª lectura: 1Co 11, 23.26: cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.

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Evangelio según san Juan 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de
este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a
Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había
puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la
mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un
lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que
estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió:
«Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro:
«No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte
conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la
cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y
vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo:
«No estáis limpios todos».

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo:
«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el
Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los
pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo,
para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

COMENTARIO: «Los amó hasta el extremo». Estas palabras son la clave para entender el
triduo pascual, la pasión y muerte de Jesús, la eucaristía... Todo ello es expresión y
realización de ese amor hasta el extremo que lo ha dado todo sin reservarse nada, que
se ha hecho esclavo por nosotros. Es ese amor el que está presente en cada misa y en
cada sagrario: ¿cómo es posible la rutina o el aburrimiento?, ¿cómo permanecer
indiferente ante ese amor que sobrepasa toda medida?
«Es la Pascua, el Paso del Señor». En cada misa es Cristo mismo quien pasa junto a
nosotros, quien desea entrar –si le dejamos para quedarse con nosotros. Pasa Cristo
para hacernos pasar con Él de este mundo al Padre. Si la vivo bien, cada misa me
introduce más en Dios, en su seno y en su corazón. La misa me introduce en el cielo,
aunque siga viviendo aún sobre la tierra.
«Haced esto en memoria». Estas palabras son el encargo de perpetuar la eucaristía en el
tiempo y el espacio. Pero no sólo. Incluyen el mandato de vivir la misa, de hacer presente
en nuestra vida todo lo que ella es y significa: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he
hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». La misa nos hace esclavos de nuestros

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hermanos y nos impulsa a amarlos hasta el extremo. «Él dio la vida por nosotros:
también nosotros debemos dar la vida por los hermanos».

22 de abril: Viernes Santo de la Pasión del Señor (SO)

1ª lectura: Is 52, 13-53, 12: Fue traspasado por nuestras rebeliones.
Salmo responsorial: Sal 30, 2.6.12-17.25 (R: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu)
2ª lectura: Hb 4, 14-16; 5, 7-9: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le
entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus
discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos
sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le
iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús
el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos.
Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A
quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he
dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo
que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón
Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la
oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la
vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».

Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron
y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de
aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo
hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era
conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,
mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el
conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha
portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él:
«No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y
se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote
interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado
abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo,
donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me
preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he
dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús,

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diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal,
declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le
envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron:
«¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los
siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le
dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un
gallo.

De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el
pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera
donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron:
«Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle
vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos
dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué
muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que
otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los
sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino
no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para
que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le
dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he
nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es
de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a
salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre
entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os
ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a
Barrabás!». Barrabás era un salteador.

Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de
espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a
Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les
dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él».
Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles
Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias,
gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle,
porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos
una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó
Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús:
«¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas?
¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús:
«No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que

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me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle.
Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace
rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el
tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación
de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey».
Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a
crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César».
Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.

Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario,
que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada
lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos
judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y
estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a
Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’».
Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que
crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote
para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba
abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le
toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a
suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María
Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su
madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y
desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la
Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama
de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó
Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la
cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les
quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas
del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya
muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado
con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio
es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto
sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también
otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

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Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por
miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo
concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que
anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien
libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme
a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un
huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca,
pusieron a Jesús.

COMENTARIO: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Todo el relato de la pasión
según san Juan –especialmente el prendimiento y el diálogo con Pilatos– manifiesta la
soberanía y majestad de este Jesús que había dicho: «Nadie me quita la vida, yo la doy
voluntariamente» (Jn 10,18). Verdaderamente Jesús reina desde la cruz. Ahora se cumple
lo que Él mismo había anunciado: «Yo cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos
hacia mí» (Jn 12,32). La multitud inmensa de los redimidos es fruto de esta eficaz
atracción del Crucificado.
«Está cumplido». Jesús ha llevado a cabo perfectamente la obra que el Padre le
encomendó (Jn 17,4). Ha realizado el plan del padre, ha cumplido las Escrituras, nada ha
quedado a medias. La redención es un hecho consumado y sólo falta que cada hombre
acepte dejarse bañar por su sangre y acuda a beber el agua que brota de su costado
abierto. En Cristo estamos salvados.
«Mirarán al que atravesaron». Si los que miraban la serpiente de bronce en el desierto
quedaban curados (Nm 21,4-9), ¡cuánto más los que miran con fe al Hijo de Dios
crucificado! (Jn 3,14-15). San Juan nos invita a esa mirada contemplativa llena de fe. Esta
mirada de fe permite que se desencadene sobre nosotros el infinito amor salvador que
se encuentra encerrado en el corazón del Redentor traspasado por nuestros pecados.

23 de abril: Sábado Santo de la Sepultura del Señor

Hoy, propiamente, no hay “evangelio” para meditar o —mejor dicho— se debería
meditar todo el Evangelio (la Buena Nueva), porque todo él desemboca en lo que hoy
recordamos: la entrega de Jesús a la Muerte para resucitar y darnos una Vida Nueva.

Hoy, la Iglesia no se separa del sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte. No
celebramos la Eucaristía hasta que haya terminado el día, hasta mañana, que comenzará
con la Solemne Vigilia de la resurrección. Hoy es día de silencio, de dolor, de tristeza, de
reflexión y de espera. Hoy no encontramos la Reserva Eucarística en el sagrario. Hay sólo

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el recuerdo y el signo de su “amor hasta el extremo”, la Santa Cruz que adoramos
devotamente.

Hoy es el día para acompañar a María, la madre. La tenemos que acompañar para poder
entender un poco el significado de este sepulcro que velamos. Ella, que con ternura y
amor guardaba en su corazón de madre los misterios que no acababa de entender de
aquel Hijo que era el Salvador de los hombres, está triste y dolida: «Vino a los suyos, pero
los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). Es también la tristeza de la otra madre, la Santa
Iglesia, que se duele por el rechazo de tantos hombres y mujeres que no han acogido a
Aquel que para ellos era la Luz y la Vida.
Hoy, rezando con estas dos madres, el seguidor de Cristo reflexiona y va repitiendo la
antífona de la plegaria de Laudes: «Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la
muerte y una muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está
sobre todo nombre» (cf. Flp 2,8-9)

                                           -TIEMPO PASCUAL-

• Vigilia Pascual

-Gn 1, 1-2: Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
-Gn 22, 1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
-Ex 14, 15-15, 1: El paso del mar rojo.
-Is 54, 5-14: Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor.
-Ba 3, 9-15.32-4, 4: Camina a la claridad del resplandor del Señor.
-Ez 36, 16-28: Derramaré un agua pura, os daré un corazón nuevo.
-Rm 6, 3-11: Los que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo, fuimos incorporados a su muerte.
-Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA)

Evangelio según san Mateo 28, 1-10
Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a
ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el ángel del Señor bajó del cielo y,
acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su
vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se
quedaron como muertos.

El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el
Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y
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ahora id enseguida a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de
vosotros a Galilea; allí le veréis’. Ya os lo he dicho».

Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus
discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas, acercándose, se
asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán».
COMENTARIO: «HA RESUCITADO». Así, con mayúsculas, aparece en el Leccionario. Esta
palabra es común a los tres sinópticos y aparece por tanto en los tres ciclos. Es la noticia.
La Iglesia vive de ella. Millones de cristianos a lo largo de veinte siglos han vivido de ella.
Es la noticia que ha cambiado la historia: el Crucificado vive, ha vencido la muerte y el
mal. Es el grito que inunda esta noche santa como una luz potente que rasga las
tinieblas. ¿En qué medida vivo yo de este anuncio? ¿En qué medida soy portavoz de esta
noticia para los que aún no la conocen?
«Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios». La resurrección de Cristo es también
la nuestra. Él no sólo ha destruido la muerte, sino también el pecado, que es la
verdadera muerte y causa de ella. La resurrección de Cristo es capaz de levantarnos para
hacernos llevar una vida de resucitados. Ya no somos esclavos del pecado. Podemos
vivir desde ahora en la pertenencia a Dios, como Cristo. Podemos caminar en novedad
de vida.
«La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular». Las lecturas del
A.T. son una síntesis de la historia de la salvación, que culmina en Cristo. El Resucitado es
la clave de todo. Todo se ilumina desde Él. Sin Él, todo permanece confuso y sin sentido.
¿Le permito yo que ilumine mi vida? ¿Soy capaz de acoger la presencia del Resucitado
para entender toda mi vida como historia de salvación?


24 de abril. Domingo de Resurrección

1ª lectura: Hch 10, 34a.37-43
Salmo responsorial: Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: Éste es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo)
2ª lectura: Col 3, 1-4

Evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando
todavía estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde
estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el

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otro discípulo camino sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corría más
que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo;
pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las
vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no junto a las
vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el
que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían
entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.

COMENTARIO: «¡Ha resucitado!»: Es la noticia que hoy nos es gritada, proclamada. Esta
es la noticia. Es la certeza que se nos da a conocer. La gran certeza, la que sostiene toda
nuestra vida, la que le da sentido y valor. ¡Ha resucitado! No podemos seguir viviendo
como si Cristo no hubiese resucitado, como si no estuviese vivo. No podemos seguir
viviendo como si no le hubiera sido sometido todo. No podemos seguir viviendo como si
Cristo no fuera el Señor, mi Señor. No podemos seguir viviendo «como si». Sólo cabe
buscar con ansia al Resucitado, como María Magdalena o los apóstoles; o mejor, dejarse
buscar y encontrar por Él.
«¡Ha resucitado!». También nosotros podemos ver, oír, tocar al Resucitado (1 Jn 1,1). No,
no es un fantasma (cfr. Lc 24, 37-43). Es real, muy real. Cristo vive, quiere entrar en tu
vida. Quiere transformarla. No, nuestra fe no se basa en simples palabras o doctrinas,
por hermosas que sean. Se basa en un hecho, un acontecimiento. Sí, verdaderamente ha
resucitado el Señor. Para ti, para mí, para cada uno de todos los hombres. Hoy puede ser
decisivo para ti. Él quiere irrumpir en tu vida con su presencia iluminadora y
omnipotente. Es a Él, el mismo que salió del sepulcro, a quien encuentras en la
Eucaristía.
«¡Ha resucitado!». La noticia que hemos recibido hemos de gritarla a otros. Si de verdad
hemos tocado a Cristo, tampoco nosotros podemos callar «lo que hemos visto y oído»
(He 4,20). No somos sólo receptores. Cristo resucitado nos constituye en heraldos,
pregoneros de esta noticia. Una noticia que es para todos. Una noticia que afecta a
todos. Una noticia que puede cambiar cualquier vida: «Cristo ha resucitado, está vivo,
para ti, te busca, tú eres importante para Él, ha muerto por ti, ha destruido la muerte, te
infunde su vida divina, te abre las puertas del paraíso, tus problemas tienen solución, tu
vida tiene sentido».




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4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES

5 de abril: san Vicente Ferrer (ML)

Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una
fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres. Le
encargaron repartir las cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Así lo
fueron haciendo amar el dar ayudas a los necesitados. Lo enseñaron a hacer una
mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de
la Virgen Santísima. Estas costumbres las ejercitó durante toda su vida. Se hizo religioso
en la Comunidad de los Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era
profesor de filosofía en la universidad. Tras estudiar en Barcelona, Lérida y Toulouse,
recibió las sagradas ordenes en 1378. Escaló posiciones en la jerarquía de la Orden hasta
ser nombrado predicador general de la misma en 1389. Vicente estaba muy angustiado
porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y había muchísima desunión.
De tanto afán se enfermó y estuvo a punto de morir. Pero una noche se le apareció
Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y
le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos, campos y países. Y Vicente
recuperó inmediatamente su salud. En adelante por 30 años, Vicente recorre el norte de
España, y el sur de Francia, el norte de Italia, y el país de Suiza, predicando
incansablemente, con enormes frutos espirituales. Dicen que convirtió más de 10,000
judíos y otros tantos musulmanes en España. Antes de predicar rezaba por cinco o más
horas para pedir a Dios la eficacia de la palabra, y conseguir que sus oyentes se
transformaran al oírle. Dormía en el puro suelo, ayunaba frecuentemente y se trasladaba
a pie de una ciudad a otra. Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su
predicación. Y uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él
solamente hablaba su lengua materna y el latín.
Los últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde
iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban
sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Murió
en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron
tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de
haber muerto, en 1455.




25 de abril: san Marcos evangelista

Marcos, hebreo de origen, nació probablemente fuera de Palestina, y era de familia rica.
San Pedro, que lo llama “hijo mío”, lo tuvo ciertamente consigo en sus viajes misioneros
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en Oriente y en Roma, en donde escribió el Evangelio. La antigüedad cristiana llamó a
Marcos “intérprete de Pedro”: “Marcos, un intérprete de Pedro, escribió exactamente
todo lo que recordaba. Pero escribió, sin seguir un orden, lo que dijo e hizo el Señor. Es
decir, Marcos no oyó al Señor, ni lo acompañó; pero después oyó a Pedro, que exponía
sus enseñanzas según las necesidades...”.

Además de la familiaridad con San Pedro, el evangelista Marcos gozó de una larga
comunidad de vida con el apóstol Pablo, a quien encontró por primera vez en el año 44,
cuando Pablo y Bernabé llevaron a Jerusalén la generosa oferta de la comunidad de
Antioquía. Al regreso, Bernabé llevó consigo a su joven sobrino Marcos. Después de la
evangelización de Chipre, cuando Pablo proyectó un viaje más difícil y arriesgado al
corazón de Asia Menor, entre las desconfiadas y belicosas gentes semibárbaras del
Tauro, Marcos “se separó de Pablo y de Bernabé y regresó a Jerusalén” como lo narra el
libro de los Hechos de los Apóstoles. Más tarde Marcos se encontró de nuevo al lado de
san Pablo, pero esta vez en la prisión de Roma.
 En el año 66 san Pablo ofrece la última información acerca de Marcos, cuando escribía
desde la cárcel romana a Timoteo: “Trae contigo a Marcos. Puedo necesitar de sus
servicios”. Los datos cronológicos de la vida de San Marcos no son muy seguros.
Probablemente murió en el año 140 del imperio de Nerón (68 a.D.), de muerte natural,
según una relación, y según otra, como mártir, en Alejandría de Egipto.

28 de abril: san Luis Mª Grignon de Monfort

Nació en Monfort, Francia, en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy
joven fue un gran devoto de la Santísima Virgen. A los 12 años ya la gente lo veía pasar
largos ratos arrodillado ante la estatua de la Madre de Dios.
Con grandes sacrificios logró conseguir con qué ir a estudiar al más famoso seminario de
Francia, el seminario de San Suplicio en París. Allí sobresalió como un seminarista
totalmente mariano. Sentía enorme gozo en mantener siempre adornado de flores el
altar de la Santísima Virgen.
Luis Grignon de Monfort será un gran peregrino durante su vida de sacerdote. Pero
cuando él era seminarista concedían un viaje especial a un Santuario de la Virgen a los
que sobresalieran en piedad y estudio. Y Luis se ganó ese premio. Se fue en
peregrinación al Santuario de la Virgen en Chartres. Y al llegar allí permaneció ocho
horas seguidas rezando de rodillas, sin moverse. Él no iba como algunos de nosotros a
rezar como un mendigo que pide que se le atienda rapidito para poder alejarse. El iba a
charlas con sus dos grandes amigos, Jesús y María. Y con ellos las horas parecen
minutos.
Su primera Misa quiso celebrarla en un altar de la Virgen, y durante muchos años la
Catedral de Nuestra Señora de París fue su templo preferido y su refugio.


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                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Monfort dedicó todas sus grandes cualidades de predicador y de conductor de
multitudes a predicar misiones para convertir pecadores. Grandes multitudes lo seguían
de un pueblo a otro, después de cada misión, rezando y cantando. Se daba cuenta de
que el canto echa fuera muchos malos humores y enciende el fervor. Decía que una
misión sin canto era como un cuerpo sin alma. El mismo componía la letra de muchas
canciones a Nuestro Señor y a la Virgen María y hacía cantar a las multitudes.
Era todo fuego para predicar. Pero no era él quien conseguía las conversiones. Era la
Virgen María a quien invocaba constantemente. Ella rogaba a Jesús y Jesús cambiaba los
corazones. Después de unos Retiros dejó escrito: "Ha nacido en mí una confianza sin
límites en Nuestro Señor y en su Madre Santísima". Y viajaba confiado porque no iba
nunca solo. Consigo llevaba el crucifijo y la imagen de la Virgen, y Jesús y María se
comportaban con él como formidables defensores. En cada pueblo o vereda donde
predicaba procuraba dejar una cruz, construida en sitio que fuera visible para los
caminantes y dejaba en todos un gran amor por los sacramentos y por el rezo del Santo
Rosario.
Antes de ir a regiones peligrosas o a sitios donde mucho se pecaba, rezaba con fervor a
la Sma. Virgen, y adelante que "donde la Madre de Dios llega, no hay diablo que se
resista". Las personas que habían sido víctimas de la perdición se quedaban admiradas
de la manera tan franca como les hablaba este hombre de Dios. Y la Virgen María se
encargaba de conseguir la eficacia para sus predicaciones.
San Luis de Monfort fundó unas Comunidades religiosas que han hecho inmenso bien en
las almas. Los Padres Monfortianos (a cuya comunidad le puso por nombre "Compañía
de María") y las Hermanas de la Sabiduría.
Escribió Grignon de Monfort el "Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María". El
Papa Juan Pablo II tomó como lema una frase que repetía mucho nuestro gran santo:
"Soy todo tuyo oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es".
Murió el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años, agotado de tanto trabajar y predicar.
“A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María” (S. Luis Mª).


                "Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro
        al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del Amor Misericordioso de Nuestro Salvador"
                            S.S. Juan Pablo II, 22 de septiembre de 1986.

29 de abril: santa Catalina de Siena
Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de
Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo.
Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria
experiencia mística, como se pudo comprobar después. A los quince años entró a la
Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa.
Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.

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                                       Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas
y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente
compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores
y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en
Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.

En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia”
para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el
llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de
sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de
abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con
San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la
Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.


“ La verdad es esta: Dios no quiere otra cosa que nuestra santificación. Por eso nos creó
a su imagen y semejanza y quiso dar la vida por nosotros con tan ardiente amor el dulce
y amoroso Verbo. Así nos ha manifestado su verdad. El alma que mira con esa luz no se
echa a dormir, antes bien despierta del sueño buscando con gran solicitud el modo, el
camino, el lugar y el tiempo de cumplirla. No se confía aguardando el día de mañana,
pues no está segura de tenerlo.”




2 de abril: VI aniversario de la muerte de Juan Pablo II
19 de abril: VI aniversario de la elección de Benedicto XVI


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5.- SANTA SEDE:
                                   ALGUNAS ACTIVIDADES DEL PAPA (Marzo)

Lunes 28: Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea anual de la Pontificia
Academia para la Vida. Recibió en audiencia al Presidente del Parlamento Europeo, Jerzy
Buzek. Recibió a los participantes en la plenaria del Pontificio Consejo para las
Comunicaciones Sociales.

Martes 1: El Papa Benedicto XVI ha concedido su conformidad a la elección canónica
realizada por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia patriarcal siro-católica. Nombró
exarca apostólico de los siro-católicos de Venezuela al corobispo Hikmat Beylouni, que
sucede a Iwannis Louis Awad.

Miércoles 2: El Vicario de Cristo celebró en el Aula Pablo VI la audiencia general. Habló
sobre san Francisco de Sales. Después recibió en privado a la directora ejecutiva del
Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, que acaba de regresar de una
misión de ese organismo en la frontera entre Libia y Túnez.

Miércoles 9: El Vicario de Cristo, durante la audiencia general con unos 7.000 fieles
congregados en el Aula Pablo VI, alentó a los católicos a esforzarse en Cuaresma por
convertirse cada vez más a Cristo.

Viernes 11: El Obispo de Roma envió un telegrama al presidente de la Conferencia
Episcopal de Japón, monseñor Leo Ikenaga, en el que expresa su profunda tristeza por
el gran terremoto y los consiguientes tsunamis.

Domingo 13: El Papa dirigió el Ángelus dominical con peregrinos llegados de todas
partes del mundo en la Plaza de San Pedro. Hoy el Santo Padre iniciará sus ejercicios
espirituales.

                                    LA VOZ DEL PAPA

La conciencia moral en las situaciones concretas de la vida: “En esta reflexión sería útil
centrarse en la conciencia, a veces ofuscada, de los padres de los niños, que a menudo
dejan solas a las mujeres embarazadas. La conciencia moral […] tiene el deber de
discernir el bien del mal en las diferentes situaciones de la vida, de modo que a partir de

                                                   - 29 -
                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
este juicio, el ser humano puede orientarse libremente al bien. A quienes niegan la
existencia de la conciencia moral del ser humano, reduciendo su voz al resultado de
condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emocional, es importante
reiterar que la calidad moral de la acción humana no es un valor extrínseco, o facultativo
y no es ni siquiera una prerrogativa de los cristianos o de los creyentes, sino que es
común a todos los seres humanos. En la conciencia moral Dios habla a cada uno e invita
a defender la vida humana en todo momento. En este vínculo personal con el Creador se
halla la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su carácter inviolable”.

Derecho a la vida del concebido y al bien de la mujer: “Es necesario que toda la sociedad
defienda el derecho a la vida del concebido y del verdadero bien de la mujer que, nunca
y en ninguna circunstancia, podrá sentirse realizada en la decisión del aborto”.

Ayuda necesaria a las mujeres que abortaron: “Es necesario […] que no falte la ayuda
necesaria a las mujeres que, habiendo recurrido desgraciadamente al aborto,
experimentan todo el drama moral y existencial. Hay muchas iniciativas, tanto en ámbito
diocesano como de los entes de voluntariado, que ofrecen ayuda psicológica y espiritual
para una plena recuperación humana. La solidaridad de la comunidad cristiana no puede
renunciar a este tipo de corresponsabilidad”.

El cordón umbilical y el ámbito científico: (La utilización de los bancos del cordón
umbilical) “Se trata de aplicaciones clínicas importantes y de investigaciones
prometedoras en ámbito científico, pero que para su realización dependen mucho de la
generosidad en la donación de la sangre del cordón en el momento del parto y de que
las estructuras se adecuen para ello. Os invito por tanto a haceros promotores de una
solidaridad humana y cristiana verdadera y consciente”.

San Francisco de Sales, maestro de vida espiritual: “Se abandonó entonces al amor de
Dios: amándolo, sin esperar nada, y al mismo tiempo, confiando en el amor divino. Este
será el secreto de su vida”.

Construir nuestra vida en la Palabra de Dios: “Jesús nos dice en el Evangelio de este
domingo (6 de marzo) que quien escucha sus palabras y las pone en práctica se parece a
un hombre que construye su casa sobre roca. Esta roca firme sobre la que podemos
construir nuestra vida es la fe en la Palabra de Dios. Fijando nuestros ojos en la Virgen
María, aprendamos de ella a cumplir en todo momento la voluntad del Padre celestial
para que, con la ayuda de la gracia divina, seamos transformados en imagen de Cristo y
demos un testimonio eficaz de su vida y enseñanzas”.

¿Es Dios quien nos convierte?: “El periodo cuaresmal nos propone este ámbito litúrgico
y penitencial: un camino de cuarenta días donde experimentar de modo eficaz el amor

                                                   - 30 -
                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
misericordioso de Dios. Hoy resuena para nosotros la llamada “Volved a mi con todo el
corazón”; hoy somos nosotros los llamados a convertir nuestro corazón a Dios,
conscientes siempre de no poder llevar a cabo nuestra conversión nosotros solos, con
nuestras fuerzas, porque es Dios quien nos convierte.”

El hombre no es Dios sino su imagen: “El primer paso para una relación correcta con el
mundo que nos rodea es el reconocimiento, por parte del ser humano, de su condición
de criatura: el hombre no es Dios, sino su imagen; por eso, debe tratar de ser más
sensible a la presencia de Dios en lo que le rodea: en todas las criaturas, y especialmente
en la persona humana, hay una epifanía de Dios” (Mensaje a los obispos de Brasil por la
campaña de fraternidad que promueven en Cuaresma, miércoles 9 de marzo de 2011).

La vida cristiana es un camino: “La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que
sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y
resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un «camino» por recorrer, que no
consiste tanto en una ley que debemos observar, sino en la persona misma de Cristo, a
quien hemos de encontrar, acoger y seguir.”

¿El sacerdote es embajador de Cristo?: “El sacerdote no lo es solo a tiempo parcial, lo es
siempre, con toda el alma, con todo nuestro corazón. Este ser con Cristo y ser
embajador de Cristo, este ser para los otros es una misión que penetra nuestro ser y
debe siempre penetrar más en la totalidad de nuestro ser”.

Cuaresma es tiempo de progreso espiritual: “En este tiempo de Cuaresma, la imagen
del desierto nos invita a recogernos interiormente y, con espíritu de penitencia,
progresar en nuestro camino espiritual. Que apoyados en la Palabra de Dios y guiados
por el ejemplo del Salvador vivamos con alegría y aprovechemos este tiempo de gracia”.




                                  NOTICIAS DE INTERES

La JMJ premia a los mejores comunicadores del evento: La información sobre la
Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) tiene premio. La fundación española
Crónica Blanca convoca los premios de comunicación "Centinelas del Mañana" con los
que se premiarán los mejores trabajos periodísticos que tengan por tema la Jornada
Mundial de la Juventud. Los premios se dividen en cuatro categorías: artículos
periodísticos, espacios radiofónicos, documentos audiovisuales y propuestas
periodísticas en Internet. Están convocados todos aquellos periodistas o estudiantes de
comunicación, de 16 a 35 años, inscritos en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid,

                                                   - 31 -
                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
que hayan publicado los trabajos que van a presentar entre el 1 de enero y el 1 de mayo
de 2011. Los trabajos se deben entregar antes del 15 de mayo de este año. El jurado
premiará aquellos trabajos que mejor reflejen lo que supone, es y significa la JMJ de
Madrid 2011.

Obispos de zona fronteriza analizan cómo ayudar a migrantes: Del 1 al 3 de marzo se
llevó a cabo en el Paso, Texas, la reunión anual de los obispos fronterizos de Texas,
Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua. El problema fundamental a analizar es el papel de la
Iglesia católica en la solución de la inseguridad que aqueja a la región, así como las
constantes violaciones a los derechos humanos que sigue padeciendo la población
migrante que proviene de México y de América Central. Nueve de los diez obispos (seis
de Texas: los de El Paso, Brownsville, San Angelo, Amarillo, San Antonio y Laredo) y tres
del lado mexicano (Ciudad Juárez, Matamoros y Piedras Negras, con la ausencia del
obispo de Nuevo Laredo, quien no podrá estar presente por problemas de agenda),
analizarán el entorno sobre el que tiene que influir la Iglesia católica, que en este campo
se encuentra profundamente hermanada en ambos lados de la frontera.

Obispos colombianos afirman que adoptar no es un derecho:

Los obispos de Colombia han emitido una nota en la que se muestran públicamente en
contra de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, advirtiendo que
adoptar “no es un derecho” y que por tanto no hay “discriminación”. En una larga nota,
fechada el 25 de febrero y firmada por el secretario de la Conferencia Episcopal,
monseñor Juan Vicente Córdoba, se explican las razones de la postura de la Iglesia,
basadas en el bien del menor adoptado.


Congreso de reflexión sobre el Sagrado Corazón en Paray-le-Monial:

El padre William Petrie, superior provincial de la Provincia del Este de la Congregación
del Sagrado Corazón de Jesús y María de Estados Unidos, ha organizado un congreso
mundial para reflexionar sobre el amor de Dios y promover una civilización del amor en
sus familias y sociedades. Dicho congreso se desarrollará en la cuna de la devoción al
Sagrado Corazón, Paray-le-Monial, del 6 al 11 de octubre de 2001.

Publicación del segundo libro del Papa sobre Jesús de Nazaret:
En un informe de la oficina de prensa vaticana se he publicado que la Santa Sede
presentó el segundo libro de Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret el próximo 10 de
marzo. El volumen, que se concentra en el período de la vida de Cristo que va "De la
entrada a Jerusalén hasta la resurrección", es editado por la Libreria Editrice Vaticana,
que cede los derechos de autor a editores según países. Participarán en el acto el

                                                   - 32 -
                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y el escritor y
germanista Claudio Magris. El volumen está traducido en siete idiomas: alemán, italiano,
inglés, español, francés, portugués y polaco y tiene nueve capítulos y un epílogo.

El Papa responderá en televisión a preguntas sobre Jesús:
Benedicto XVI responderá a las preguntas de los fieles en un programa de televisión
retransmitido por la televisión italiana ´Rai Uno´ el día de Viernes Santo. Es la primera vez
que el Papa acude a este tipo de entrevista en televisión. La entrevista será grabada dos
o tres días antes del 22 de abril, día de Viernes Santo, y se registrará desde su estudio
privado o en la capilla, según informa el diario ´Corriere della Sera´. La televisión italiana
ha notificado que la entrevista al Pontífice será retransmitida a las 14,10 horas,
aproximadamente la misma hora en la que se cree que murió Jesús en la Cruz.


PRD persigue a la Iglesia por odio a la fe y valores católicos en México:
El P. Hugo Valdemar Romero, Vocero de la Arquidiócesis de México, anunció en
conferencia de prensa que impugnará la decisión del Instituto Federal Electoral (IFE),
que falló en su contra por haber criticado al Partido de la Revolución Democrática (PRD)
que ha promovido la despenalización del aborto y la ley de las uniones homosexuales,
con derecho a adopción, en el Distrito Federal.




                             ORACIÓN POR EL PAPA
 Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu
 Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que
     debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo
  firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado
  formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de
 amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia,
fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos
 de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve
    unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.

                                                    - 33 -
                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
6.- CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ:

http://www.madrid11.com/es/camino/catequesis/53-catequesis-7

La Resurrección de Jesucristo trae una vida nueva


Objeto de la Catequesis:

Mostrar cómo la Resurrección de Cristo manifiesta la victoria absoluta y definitiva sobre
todo sufrimiento y, en último término, sobre el pecado y la muerte. Jesús, que ha
querido pasar por el dolor, consecuencia de la libertad humana, lo ha vencido
resucitando de entre los muertos.

Síntesis:

1. Un acontecimiento sorprendente
2. La resurrección es muestra del poder de Dios
3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia
4. La fe en la resurrección es fuente de salvación
5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente
6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva
7. Es una gran noticia que debe ser comunicada: comunidad y evangelización

Texto:

Jesucristo es el "primogénito de entre los muertos" (Col 1,18; Ap 1,5) que nos ha abierto
el camino de la vida nueva por su resurrección. En ésta se manifiesta el sentido de su
muerte. Jesús resucitado nos revela un Dios de vivos y no de muertos. Él mismo se
                                                  - 34 -
                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
autoproclama "la resurrección y la vida" (Jn 11,25). El cristiano desde el bautismo
participa en la muerte y resurrección de Cristo y así puede encontrar vida en cualquier
situación.

1. Un acontecimiento sorprendente

"¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24,34). Es el grito de
los discípulos a los de Emaús cuando, después de encontrarse con Jesús, vuelven a la
comunidad de Jerusalén.

Jesús verdaderamente resucitó y así lo fueron descubriendo los testigos de sus
apariciones. Al principio no podían creerlo: como vemos por ejemplo en Tomás (Jn
20,24), los discípulos de Emaús (Lc 24,13ss). Era algo impensable. Que había muerto era
evidente. ¿Quién iba a pensar que un muerto volviera a la vida? Jesús durante su vida en
la tierra resucitó muertos (como Lázaro -Jn 11,43s), pero la resurrección de Jesús es
distinta: ya no morirá más.

El cuerpo de Jesús resucitado es una carne transfigurada, con propiedades espirituales:
es material y espiritual a la vez. ¿Por qué? Porque la carne ha sido espiritualizada con la
presencia del Espíritu Santo. Por eso es nota común a las apariciones que al principio a
Jesús no le reconocen (María Magdalena -Jn 20,15; los de Emaús -Lc 24,16, etc.). Es el
mismo pero está transformado; ya no es lo mismo, su humanidad ha recibido la plenitud
del Espíritu Santo.

2. La resurrección es muestra del poder de Dios

La primera fórmula de fe que aparece en el Nuevo Testamento es muy básica: "Dios ha
resucitado a Jesús de entre los muertos". La fórmula es un fragmento kerigmático, es
decir, de la fe original predicada por los apóstoles, como atestigua el primer escrito del
Nuevo Testamento, la carta a los Tesalonicenses 1,10 (escrita por San Pablo hacia el año
50 d.C.) . En esta primera expresión, ¿por qué Dios es el sujeto? Porque sólo Dios tiene
fuerza para dar vida a un muerto .


Así se muestra el poder de Dios que es el único que puede salvar: "Dios, que resucitó al
Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder" (1 Co 6,14) (54-57 d.C). No
es sólo proclamación de un acontecimiento, sino que es fuerza que se comunica y
propaga a todos los hombres .

Más adelante, sin cambio de sentido, aparecerá la expresión "Cristo resucitó" (1Co
15,13s); "el Señor ha resucitado" (Lc 24,34). Es Jesús, en cuanto que es Cristo (es decir: el

                                                    - 35 -
                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Ungido por el Espíritu Santo), en cuanto que es Señor (es decir: título divino del que
tiene el poder sobre todo) el que puede vencer el poder de la muerte con la vida nueva
de la resurrección . La resurrección confirma que Jesús no es un mero hombre, sino que
es Dios .

La resurrección es una "nueva creación", por la que todo vuelve a ser hecho. Al igual que
en la primera creación actuó la Trinidad en unidad, así también en la resurrección: es el
Padre el que resucita a Jesús y es el Hijo el que resucita por la fuerza del Espíritu Santo.

3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia

La resurrección de Cristo, realizada con la fuerza de Dios, es el centro y la originalidad de
la fe cristiana.

"Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha
cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús" (Hch 13,32-33). La Resurrección de
Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera
comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la
Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte
esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz .

Dios, que se ha hecho hombre en Jesucristo, ha resucitado de entre los muertos. Así lo
expresa 1Co de un modo más desarrollado:

Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:

- que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
- que fue sepultado y
- que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
- que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de
quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros
murieron.

Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se
me apareció también a mí, como a un abortivo (1 Co 15,3-8).

San Pablo desarrolla en este "credo" primitivo escrito hacia el año 56 la fe en la
resurrección que él ha recibido y por eso "transmite". Los exegetas dicen que este texto
no es invención de Pablo, sino que recoge lo que él ha escuchado de los apóstoles y lo
confirma con su testimonio. El mensaje central que Pablo ha recibido es que el que
murió y fue sepultado resucitó. Para que haya resurrección es necesario atestiguar la

                                                    - 36 -
                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
muerte y ésta se confirma con la sepultura. De ahí que afirmar la muerte y sepultura son
necesarias para poder afirmar la resurrección.

Pero la fuerza de la resurrección está en el testimonio de los testigos. Pablo señala
algunos de ellos: Pedro, los Doce apóstoles, un gran número de discípulos y, por último,
a él mismo. El mismo Pablo es testigo de la resurrección y si tiene fe en ella y la confiesa
con tanta convicción es porque ha sido testigo de primera mano.

Primero el testimonio del sepulcro vacío y después las numerosas apariciones hacen
posible que el mensaje de la resurrección sea creíble para los testigos y aquellos a los
que éstos comunican esta buena nueva.


4. La fe en la resurrección es fuente de salvación

Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe (1Co 15,17). Por eso la fe cristiana tiene su
fundamento en la victoria de la vida sobre la muerte. Esto es lo que nos salva. La fe en la
resurrección que nos libera del poder del mal, del pecado, de la muerte:

Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le
resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para conseguir la
justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rm 10,9-10).

La confesión de Cristo muerto y resucitado es tabla de salvación para el creyente.
La resurrección de Cristo transforma el cansancio y la frustración en esperanza. ¡Es
posible algo nuevo! ¡Siempre es posible el cambio! No hay nada que esté perdido. Esta
es la experiencia de los discípulos: con miedo, encerrados en el cenáculo, sólo les hace
superar el temor ver a Jesús resucitado. Jesús se aparece, y esto les devuelve la
esperanza. Así también los de Emaús cambian radicalmente: de huir de Jerusalén
defraudados por el triste final de Aquel al que habían seguido y había "fracasado" en la
cruz, pasan a volver rápidamente al descubrir que Jesús está vivo. "Y, levantándose al
momento, se volvieron a Jerusalén" (Lc 24,33).

5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente


"El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo
manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento".

La credibilidad de las apariciones viene dada por las notas comunes que en ellas se
repiten: es un acontecimiento inesperado, en primera instancia no reconocen que es

                                                    - 37 -
                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Jesús, les cuesta salir de la tristeza en la que están, al principio les cuesta creer que sea
Jesús, sólo por sus gestos y palabras lo reconocen. Así, por ejemplo, los de Emaús salen
de Jerusalén decepcionados y sólo le reconocen cuando Jesús hace el signo del "partir el
pan" (Lc 24,31) y en ese momento se dan cuenta de que su corazón ardía cuando Él les
hablaba en el camino (Lc 24,32).
Es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no
reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los
discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su
Maestro, anunciada por él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la
pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron
tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una
comunidad arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los
discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no
creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían
como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la
tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber
creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14) .

Muchos se preguntan el "cómo" de la resurrección, pero sólo sabemos el "qué". La fe de
la Iglesia, atestiguada por los testimonios, manifiesta el hecho de la resurrección, pero
no se concreta la forma como ésta se dará. Así lo dice el Catecismo:

Nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún
evangelista lo describe. Nadie puede decir cómo sucedió físicamente. Menos aún, su
esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento
histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros
de los apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos al
centro del Misterio de la fe en aquello que transciende y sobrepasa a la historia.

6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva

Hemos de entender el sentido de la resurrección como complemento al de la muerte. Si
por la muerte de Jesús somos liberados del pecado y de la muerte eterna, por la
resurrección se nos abre el camino a una vida nueva . En palabras de San Pablo: con la
muerte de Cristo muere nuestro hombre viejo y con su resurrección renace el hombre
nuevo: "Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo" (Col
3,9).


En el bautismo participamos del misterio pascual a través del signo del agua. Ser
sepultados en el agua significa morir a todo lo viejo (el pecado, el resentimiento, la

                                                    - 38 -
                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
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  • 1. "Yo soy la resurrección y la vida" – Jn 11:25 Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." Jn 8:12" -1- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 2. OFRECIMIENTO Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo; para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con El, por la redención del mundo. Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el corazón Inmaculado de María me consagro a tu corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial: -- por el Papa y sus intenciones, -- por nuestro Obispo y sus intenciones, -- por nuestro Párroco y sus intenciones. Intenciones para el mes de Abril: General: Evangelizar las nuevas generaciones Para que por el anuncio creíble del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza. Misionera: La expansión misionera Para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen. Ojalá escucheís hoy su voz: No endurezcáis vuestro corazón (sal 94,1-2.6-9) -2- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 3. 1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011 - 4- 2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES ABRIL DEL 2011 - 5- 3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL -6- 4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES -25- 5.- NOTICIAS SANTA SEDE -29- 6.-CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ -34- 7.- PARA REFLEXIONAR -40- 8.- MEDITACIONES -42- 9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO -50- 10.- Y SIEMPRE CON MARÍA -53- "No tengáis miedo a la verdad que hay en vosotros" fueron las primeras palabras que Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía, todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005. ¡No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo! Esta expresión es, posiblemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos hacia los monstruos que él mismo ha creado: la guerra, la cultura de la muerte, la pérdida de la dignidad humana... -3- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 4. 1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011 1 Vi. Feria. III semana de Cuaresma (Salterio, III semana). 2 Sa. Hasta nona: Feria o Conm. S. Francisco de Paula, presbítero. Aniversario del fallecimiento del Papa Juan Pablo II (2005). Después de nona: Domingo IV de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, IV semana). 3 Do. Domingo IV de Cuaresma «Lætare» 4 Lu. Feria. 5 Ma. Feria o Conm. S. Vicente Ferrer, presbítero. 6 Mi. Feria. 7 Ju. Feria o Conm. S. Juan Bautista de la Salle, presbítero. 8 Vi. Feria. Abstinencia de carne. 9 Sa. Hasta nona: Feria. Después de nona: Domingo V de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, I semana). 10 Do. Domingo V de Cuaresma. 11 Lu. Feria o Conm. S. Estanislao, obispo y mártir. 12 Ma. Feria. 13 Mi. Feria o Conm. S. Martín, papa y mártir, o Conm. S. Hermenegildo, mártir. 14 Ju. Feria. 15 Vi. Feria. Abstinencia de carne. 16 Sa. Hasta nona: Feria. Comienza la Semana Santa Después de nona: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, I Vísperas. (Salterio, II semana). 17 Do. Feria o Conm. S. Patricio, obispo. 18 Lu. Feria. Lunes Santo. (Segorbe-Castellón: Misa Crismal, Catedral de Segorbe). 19 Ma. Feria. Martes Santo. Aniversario de la elección de Benedicto XVI (2005). 20 Mi. Feria. Miércoles Santo. 21 Ju. Hasta nona: Feria. Jueves Santo. Comienza el Santo Triduo Pascual. Después de nona: Jueves Santo en la Cena del Señor. 22 Vi. Viernes Santo en la Pasión del Señor. Ayuno y abstinencia de carne. 23 Sa. Sábado Santo de la Sepultura del Señor. Recomendado el ayuno y abstinencia. En la noche: Santa Vigilia Pascual. Comienza el Tiempo Pascual. 24 Do. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. 25 Lu. Lunes de la Octava de Pascua. Aniversario de la inauguración del Pontificado de Benedicto XVI (2005). 26 Ma. Martes de la Octava de Pascua. 27 Mi. Miércoles de la Octava de Pascua. 28 Ju. Jueves de la Octava de Pascua. 29 Vi. Viernes de la Octava de Pascua. 30 Sa. Hasta nona: Sábado de la Octava de Pascua. Después de nona: Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia, I Vísperas (Salterio, II semana). Conm.= Para la Conmemoración. -4- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 5. 2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES DE ABRIL DEL 2011 Sábado 2 Sábado 9 Sábado 16 Sábado 24 Sábado 30 Hora Santa Formación Retiro Sábado Peregrinación Santo a Roma: Beatificación Juan Pablo II Lugar: Lugar: Lugar: Lugar: Lugar: San Miguel San Miguel Convento San Miguel De Crucero de Nules por el 10h mediterráneo destino Roma. Cumpleaños Lucia (20 Abril) y Cristina (24 de Abril) ¡Felicítalas! "Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros." "Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Vos confío." Santa María Faustina Kowalska -5- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 6. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? Sácate la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Lucas 6,39-42 3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL 3 de abril. Domingo IV de cuaresma Semana IV del salterio. 1ª lectura: 1S 16, 1b.6-7.10-13a Salmo responsorial: Sal 22, 1-6 (R: El Señor es mi pastor, nada me falta) 2ª lectura: Ef 5, 8-14 Evangelio según san Juan 9, 1-41 En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?». Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo». Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo. Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?». Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece». Pero él decía: «Soy yo». Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?». Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: ‘Vete a Siloé y lávate’. Yo fui, me lavé y vi». Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?». El respondió: «No lo sé». Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo». Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros decían: -6- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 7. «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?». Y había disensión entre ellos. Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de Él, ya que te ha abierto los ojos?». Él respondió: «Que es un profeta». No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?». Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo». Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él». Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo». Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?». Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?». Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es». El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha. Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada». Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?». Y le echaron fuera. Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». Él entonces dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante Él. Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos». Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?». Jesús les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: ‘Vemos’ vuestro pecado permanece». COMENTARIO: En nuestro camino cuaresmal la palabra de Dios nos hace entender hoy que ese ciego del evangelio somos cada uno de nosotros. Ciegos de nacimiento. E incapaces de curarnos nuestra propia ceguera. Hemos entrado en la Cuaresma para ser -7- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 8. iluminados por Cristo, para que Él sane nuestra ceguera. ¡Qué poquito conocemos a Dios! ¡Qué poco entendemos sus planes! De Dios es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Somos incapaces de reconocer a Cristo, que se acerca a nosotros bajo tantos disfraces. Nuestra fe es demasiado corta. Pero Cristo quiere iluminarnos. El mejor fruto de Cuaresma es que salgamos de ella con una fe acrecentada, más lúcida, más potente, más en sintonía con el misterio de Dios y con sus planes, más capaz de discernir la voluntad de Dios. Dios quiere «arrancarnos del dominio de las tinieblas» (Col 1,13) para que vivamos en la luz de Cristo, iluminados por su presencia. Para ello, la primera condición es reconocer que somos ciegos y dejar entrar plenamente en nuestra vida a Cristo, que es «la luz del mundo». El hombre ciego reconoce su ceguera y además de la vista física recibe la fe. Los fariseos, en cambio, se creen lúcidos «nosotros sabemos» y rechazan a Jesús, se cierran a la luz de la fe y quedan ciegos. La soberbia es el mayor obstáculo para acoger a Cristo y ser iluminados. Por eso insiste la Escritura: «Hijo mío, no te fíes de tu propia inteligencia... no te tengas por sabio» (Prov 3, 5-7). Esta sanación es un testimonio potente del paso de Cristo por la vida de este ciego. Él no sabe dar explicaciones de quién es Jesús cuando le preguntan los fariseos. Simplemente confiesa: «sólo sé que era ciego y ahora veo». Pero con ello está proclamando que Cristo es la luz del mundo. No se trata de ideas, sino de un acontecimiento: estaba muerto y he vuelto a la vida, era esclavo del pecado y he sido liberado. Esto ha de ser nuestra Cuaresma y nuestra Pascua: el acontecimiento de Cristo que pasa por nuestra vida sanando, iluminando, resucitando, comunicando vida nueva. 10 de abril. Domingo V de cuaresma Semana I del salterio. 1ª lectura: Ez 37, 12-14 Salmo responsorial: Sal 129, 1-8 (R: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa) 2ª lectura: Rm 8, 8-11 Evangelio según san Juan 11, 1-45 Un cierto Lázaro, de Betania, aldea de María y de su hermana Marta, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo». Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. -8- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 9. Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea». Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?». Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él». Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle». Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará». Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él». Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con Él». Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará». Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día». Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama». Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde Él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?». Le responden: «Señor, ven y lo verás». Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?». Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día». Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?». Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que Tú -9- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 10. me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar». Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él. COMENTARIO: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano». Idénticas palabras repiten las dos hermanas, cada una por su cuenta. Palabras que son expresión de fe en Jesús, pero una fe muy limitada, muy condicionada, muy a la medida humana. Creen que Jesús puede curar un enfermo, pero no creen que puede resucitar un muerto. ¿No es así también nuestra fe? Creemos «hasta cierto punto». Y esta poca fe se manifiesta en expresiones de este tipo: «si las circunstancias fueran favorables», «si el ambiente fuera mejor», «si hubiese aprovechado aquella oportunidad». Ponemos condiciones al poder del Señor. Y sin embargo su poder es incondicionado. «Para Dios nada hay imposible» (Lc 1,37). «Si crees verás la gloria de Dios». Frente a esta fe tan recortada, el evangelio de hoy nos impulsa a una fe «a la medida de Dios». Él quiere manifestar su grandeza divina, su poder infinito, su gloria. Deliberadamente, Jesús tarda en acudir a la llamada de Marta y Maria. Permite que Lázaro muera para resucitarle y manifestar de manera más potente su gloria: «Esta enfermedad... servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». No hay situación que no tenga remedio. Más aún, cuanto más difícil, más facilita que Cristo «se luzca». «Yo soy la resurrección y la vida». No sólo «da» la resurrección, sino que Él mismo es la resurrección. Incluso si permite el mal es para que más se manifieste lo que Él es y lo que es capaz de realizar: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros... para que creáis». Esta cuaresma tiene que significar para nosotros y para mucha gente una auténtica resurrección a una vida nueva. Cristo es la resurrección, y lo típico de su acción es hacer surgir la vida donde sólo había muerte. Cristo puede y quiere resucitar al que está muerto por el pecado o por la carencia de fe. Lo suyo es hacer cosas grandes, maravillas divinas. Y nosotros no podemos conformarnos con menos. No tenemos derecho a dar a nadie por perdido. -SEMANA SANTA- 17 de abril. Domingo de Ramos Semana II del salterio. - 10 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 11. -Procesión: Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: -«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.» Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: «Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila".» Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: -«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!» Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: -«¿Quién es éste?» La gente que venía con él decía: -«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.» -Misa: 1ª lectura: Is 50, 4-7 Salmo responsorial: Sal 21, 8-9,17-24 (R: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?) 2ª lectura: Flp 2, 6-11 Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo En aquel tiempo uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a casa de Fulano y decidle: ‘El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras - 11 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 12. otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del Hombre se va como está escrito de Él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Así es». Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a los discípulos diciendo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Y cogiendo un cáliz pronunció la acción de gracias y se lo pasó diciendo: «Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre». Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: «Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño’. Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea». Pedro replicó: «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». Jesús le dijo: «Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás». Pedro le replicó: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y lo mismo decían los demás discípulos. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo: «Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres». Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban muertos de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega». Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ése es: detenedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con Él agarró la espada, la desenvainó y de un - 12 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 13. tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada: quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? El me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis». Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los letrados y los senadores. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el consejo en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Éste ha dicho: ‘Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’». El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: «Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros; lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado». Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú andabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Éste andaba con Jesús el Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron: «Seguro; tú también eres de ellos, se te nota en el acento». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces el traidor sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y senadores diciendo: «He pecado, he entregado a la muerte a un - 13 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 14. inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas dijeron: «No es licitó echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre». Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía "Campo de Sangre". Así se cumplió lo escrito por Jeremías el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor».Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los senadores no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?». Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con Él». Pero los sumos sacerdotes y los senadores convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Que lo crucifiquen». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!». Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!». Y el pueblo entero contestó: «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una. corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante Él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!». «Luego lo escupían, le quitaban la caña y, le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir "La Calavera"), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de - 14 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 15. crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban; lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que, destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». «Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y Él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?». Hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban. Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní». Es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama éste». Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos. Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia; lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que aquel impostor estando en vida anunció: ‘A los tres días resucitaré’. Por eso da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo: ‘Ha resucitado de entre los muertos’. La última impostura sería peor que la primera. Pilato contestó: «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la - 15 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 16. vigilancia como sabéis». Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro. COMENTARIO: Al entrar en la Semana Santa la Iglesia nos proclama la Pasión de Jesucristo. Pero al escucharla o al leerla por nuestra cuenta hemos de evitar un peligro. Tenemos el riesgo de asistir a ella como espectadores que contemplan unos hechos sólo desde fuera. Porque lo que el Espíritu Santo pretende es hacernos conocer cómo Cristo ha vivido la Pasión «por dentro». Se trata de dejarnos iluminar esa interioridad de Cristo. Lo que nos salva no son los simples sufrimientos de Cristo, sino el amor con que los ha vivido, un amor que le ha llevado a dar la vida libremente por nosotros. De hecho, en la oración colecta del domingo pasado pedíamos a Dios Padre que «vivamos siempre de aquel mismo amor que llevó al Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo». La liturgia no es una representación teatral. Nos introduce en el misterio. Y al introducirnos en él no sólo nos hace capaces de contemplarlo en toda su riqueza, sino que el contacto con el misterio de Cristo nos transforma, pues Cristo mismo nos contagia su vida, sus actitudes y sentimientos. No podemos entrar en la Semana Santa ni vivirla con provecho si no estamos dispuestos a subir con Cristo a la cruz. El relato de la Pasión según san Mateo subraya además cómo en ella se cumplen las Escrituras. Todo estaba predicho. Nada ocurre por casualidad. El plan del Padre se cumple. Y Cristo vive la Pasión en perfecta obediencia a la voluntad del Padre, «para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a su voluntad» (oración colecta). Cristo puede decir con las palabras del profeta: «El señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás» (primera lectura). Adán desobedeció la voluntad de Dios y nos trajo la ruina; Cristo obedece «hasta la muerte y muerte de cruz» y nos salva (segunda lectura). En su obediencia al Padre y en su amor a los hombres está nuestra salvación. Y esta salvación seguirá haciéndose presente hoy si nosotros prolongamos la entrega de Cristo, su obediencia al Padre y su amor a los hombres. -TRIDUO PASCUAL- 21 de abril: Jueves Santo de la Cena del Señor (SO) Comienza la novena de la Divina Misericordia 1ª lectura: Ex 12, 1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual Salmo responsorial: Sal 115, 12-18 (R: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo) 2ª lectura: 1Co 11, 23.26: cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor. - 16 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 17. Evangelio según san Juan 13, 1-15 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos». Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros». COMENTARIO: «Los amó hasta el extremo». Estas palabras son la clave para entender el triduo pascual, la pasión y muerte de Jesús, la eucaristía... Todo ello es expresión y realización de ese amor hasta el extremo que lo ha dado todo sin reservarse nada, que se ha hecho esclavo por nosotros. Es ese amor el que está presente en cada misa y en cada sagrario: ¿cómo es posible la rutina o el aburrimiento?, ¿cómo permanecer indiferente ante ese amor que sobrepasa toda medida? «Es la Pascua, el Paso del Señor». En cada misa es Cristo mismo quien pasa junto a nosotros, quien desea entrar –si le dejamos para quedarse con nosotros. Pasa Cristo para hacernos pasar con Él de este mundo al Padre. Si la vivo bien, cada misa me introduce más en Dios, en su seno y en su corazón. La misa me introduce en el cielo, aunque siga viviendo aún sobre la tierra. «Haced esto en memoria». Estas palabras son el encargo de perpetuar la eucaristía en el tiempo y el espacio. Pero no sólo. Incluyen el mandato de vivir la misa, de hacer presente en nuestra vida todo lo que ella es y significa: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». La misa nos hace esclavos de nuestros - 17 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 18. hermanos y nos impulsa a amarlos hasta el extremo. «Él dio la vida por nosotros: también nosotros debemos dar la vida por los hermanos». 22 de abril: Viernes Santo de la Pasión del Señor (SO) 1ª lectura: Is 52, 13-53, 12: Fue traspasado por nuestras rebeliones. Salmo responsorial: Sal 30, 2.6.12-17.25 (R: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu) 2ª lectura: Hb 4, 14-16; 5, 7-9: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?». Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él: «No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, - 18 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 19. diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo. De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!». Barrabás era un salteador. Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que - 19 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 20. me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron». - 20 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 21. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús. COMENTARIO: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Todo el relato de la pasión según san Juan –especialmente el prendimiento y el diálogo con Pilatos– manifiesta la soberanía y majestad de este Jesús que había dicho: «Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente» (Jn 10,18). Verdaderamente Jesús reina desde la cruz. Ahora se cumple lo que Él mismo había anunciado: «Yo cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). La multitud inmensa de los redimidos es fruto de esta eficaz atracción del Crucificado. «Está cumplido». Jesús ha llevado a cabo perfectamente la obra que el Padre le encomendó (Jn 17,4). Ha realizado el plan del padre, ha cumplido las Escrituras, nada ha quedado a medias. La redención es un hecho consumado y sólo falta que cada hombre acepte dejarse bañar por su sangre y acuda a beber el agua que brota de su costado abierto. En Cristo estamos salvados. «Mirarán al que atravesaron». Si los que miraban la serpiente de bronce en el desierto quedaban curados (Nm 21,4-9), ¡cuánto más los que miran con fe al Hijo de Dios crucificado! (Jn 3,14-15). San Juan nos invita a esa mirada contemplativa llena de fe. Esta mirada de fe permite que se desencadene sobre nosotros el infinito amor salvador que se encuentra encerrado en el corazón del Redentor traspasado por nuestros pecados. 23 de abril: Sábado Santo de la Sepultura del Señor Hoy, propiamente, no hay “evangelio” para meditar o —mejor dicho— se debería meditar todo el Evangelio (la Buena Nueva), porque todo él desemboca en lo que hoy recordamos: la entrega de Jesús a la Muerte para resucitar y darnos una Vida Nueva. Hoy, la Iglesia no se separa del sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte. No celebramos la Eucaristía hasta que haya terminado el día, hasta mañana, que comenzará con la Solemne Vigilia de la resurrección. Hoy es día de silencio, de dolor, de tristeza, de reflexión y de espera. Hoy no encontramos la Reserva Eucarística en el sagrario. Hay sólo - 21 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 22. el recuerdo y el signo de su “amor hasta el extremo”, la Santa Cruz que adoramos devotamente. Hoy es el día para acompañar a María, la madre. La tenemos que acompañar para poder entender un poco el significado de este sepulcro que velamos. Ella, que con ternura y amor guardaba en su corazón de madre los misterios que no acababa de entender de aquel Hijo que era el Salvador de los hombres, está triste y dolida: «Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). Es también la tristeza de la otra madre, la Santa Iglesia, que se duele por el rechazo de tantos hombres y mujeres que no han acogido a Aquel que para ellos era la Luz y la Vida. Hoy, rezando con estas dos madres, el seguidor de Cristo reflexiona y va repitiendo la antífona de la plegaria de Laudes: «Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre» (cf. Flp 2,8-9) -TIEMPO PASCUAL- • Vigilia Pascual -Gn 1, 1-2: Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. -Gn 22, 1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe. -Ex 14, 15-15, 1: El paso del mar rojo. -Is 54, 5-14: Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor. -Ba 3, 9-15.32-4, 4: Camina a la claridad del resplandor del Señor. -Ez 36, 16-28: Derramaré un agua pura, os daré un corazón nuevo. -Rm 6, 3-11: Los que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. -Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA) Evangelio según san Mateo 28, 1-10 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y - 22 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 23. ahora id enseguida a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis’. Ya os lo he dicho». Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». COMENTARIO: «HA RESUCITADO». Así, con mayúsculas, aparece en el Leccionario. Esta palabra es común a los tres sinópticos y aparece por tanto en los tres ciclos. Es la noticia. La Iglesia vive de ella. Millones de cristianos a lo largo de veinte siglos han vivido de ella. Es la noticia que ha cambiado la historia: el Crucificado vive, ha vencido la muerte y el mal. Es el grito que inunda esta noche santa como una luz potente que rasga las tinieblas. ¿En qué medida vivo yo de este anuncio? ¿En qué medida soy portavoz de esta noticia para los que aún no la conocen? «Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios». La resurrección de Cristo es también la nuestra. Él no sólo ha destruido la muerte, sino también el pecado, que es la verdadera muerte y causa de ella. La resurrección de Cristo es capaz de levantarnos para hacernos llevar una vida de resucitados. Ya no somos esclavos del pecado. Podemos vivir desde ahora en la pertenencia a Dios, como Cristo. Podemos caminar en novedad de vida. «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular». Las lecturas del A.T. son una síntesis de la historia de la salvación, que culmina en Cristo. El Resucitado es la clave de todo. Todo se ilumina desde Él. Sin Él, todo permanece confuso y sin sentido. ¿Le permito yo que ilumine mi vida? ¿Soy capaz de acoger la presencia del Resucitado para entender toda mi vida como historia de salvación? 24 de abril. Domingo de Resurrección 1ª lectura: Hch 10, 34a.37-43 Salmo responsorial: Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo) 2ª lectura: Col 3, 1-4 Evangelio según san Juan 20, 1-9 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el - 23 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 24. otro discípulo camino sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no junto a las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos. COMENTARIO: «¡Ha resucitado!»: Es la noticia que hoy nos es gritada, proclamada. Esta es la noticia. Es la certeza que se nos da a conocer. La gran certeza, la que sostiene toda nuestra vida, la que le da sentido y valor. ¡Ha resucitado! No podemos seguir viviendo como si Cristo no hubiese resucitado, como si no estuviese vivo. No podemos seguir viviendo como si no le hubiera sido sometido todo. No podemos seguir viviendo como si Cristo no fuera el Señor, mi Señor. No podemos seguir viviendo «como si». Sólo cabe buscar con ansia al Resucitado, como María Magdalena o los apóstoles; o mejor, dejarse buscar y encontrar por Él. «¡Ha resucitado!». También nosotros podemos ver, oír, tocar al Resucitado (1 Jn 1,1). No, no es un fantasma (cfr. Lc 24, 37-43). Es real, muy real. Cristo vive, quiere entrar en tu vida. Quiere transformarla. No, nuestra fe no se basa en simples palabras o doctrinas, por hermosas que sean. Se basa en un hecho, un acontecimiento. Sí, verdaderamente ha resucitado el Señor. Para ti, para mí, para cada uno de todos los hombres. Hoy puede ser decisivo para ti. Él quiere irrumpir en tu vida con su presencia iluminadora y omnipotente. Es a Él, el mismo que salió del sepulcro, a quien encuentras en la Eucaristía. «¡Ha resucitado!». La noticia que hemos recibido hemos de gritarla a otros. Si de verdad hemos tocado a Cristo, tampoco nosotros podemos callar «lo que hemos visto y oído» (He 4,20). No somos sólo receptores. Cristo resucitado nos constituye en heraldos, pregoneros de esta noticia. Una noticia que es para todos. Una noticia que afecta a todos. Una noticia que puede cambiar cualquier vida: «Cristo ha resucitado, está vivo, para ti, te busca, tú eres importante para Él, ha muerto por ti, ha destruido la muerte, te infunde su vida divina, te abre las puertas del paraíso, tus problemas tienen solución, tu vida tiene sentido». - 24 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 25. 4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES 5 de abril: san Vicente Ferrer (ML) Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres. Le encargaron repartir las cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Así lo fueron haciendo amar el dar ayudas a los necesitados. Lo enseñaron a hacer una mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de la Virgen Santísima. Estas costumbres las ejercitó durante toda su vida. Se hizo religioso en la Comunidad de los Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era profesor de filosofía en la universidad. Tras estudiar en Barcelona, Lérida y Toulouse, recibió las sagradas ordenes en 1378. Escaló posiciones en la jerarquía de la Orden hasta ser nombrado predicador general de la misma en 1389. Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y había muchísima desunión. De tanto afán se enfermó y estuvo a punto de morir. Pero una noche se le apareció Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos, campos y países. Y Vicente recuperó inmediatamente su salud. En adelante por 30 años, Vicente recorre el norte de España, y el sur de Francia, el norte de Italia, y el país de Suiza, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales. Dicen que convirtió más de 10,000 judíos y otros tantos musulmanes en España. Antes de predicar rezaba por cinco o más horas para pedir a Dios la eficacia de la palabra, y conseguir que sus oyentes se transformaran al oírle. Dormía en el puro suelo, ayunaba frecuentemente y se trasladaba a pie de una ciudad a otra. Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su predicación. Y uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él solamente hablaba su lengua materna y el latín. Los últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de haber muerto, en 1455. 25 de abril: san Marcos evangelista Marcos, hebreo de origen, nació probablemente fuera de Palestina, y era de familia rica. San Pedro, que lo llama “hijo mío”, lo tuvo ciertamente consigo en sus viajes misioneros - 25 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 26. en Oriente y en Roma, en donde escribió el Evangelio. La antigüedad cristiana llamó a Marcos “intérprete de Pedro”: “Marcos, un intérprete de Pedro, escribió exactamente todo lo que recordaba. Pero escribió, sin seguir un orden, lo que dijo e hizo el Señor. Es decir, Marcos no oyó al Señor, ni lo acompañó; pero después oyó a Pedro, que exponía sus enseñanzas según las necesidades...”. Además de la familiaridad con San Pedro, el evangelista Marcos gozó de una larga comunidad de vida con el apóstol Pablo, a quien encontró por primera vez en el año 44, cuando Pablo y Bernabé llevaron a Jerusalén la generosa oferta de la comunidad de Antioquía. Al regreso, Bernabé llevó consigo a su joven sobrino Marcos. Después de la evangelización de Chipre, cuando Pablo proyectó un viaje más difícil y arriesgado al corazón de Asia Menor, entre las desconfiadas y belicosas gentes semibárbaras del Tauro, Marcos “se separó de Pablo y de Bernabé y regresó a Jerusalén” como lo narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Más tarde Marcos se encontró de nuevo al lado de san Pablo, pero esta vez en la prisión de Roma. En el año 66 san Pablo ofrece la última información acerca de Marcos, cuando escribía desde la cárcel romana a Timoteo: “Trae contigo a Marcos. Puedo necesitar de sus servicios”. Los datos cronológicos de la vida de San Marcos no son muy seguros. Probablemente murió en el año 140 del imperio de Nerón (68 a.D.), de muerte natural, según una relación, y según otra, como mártir, en Alejandría de Egipto. 28 de abril: san Luis Mª Grignon de Monfort Nació en Monfort, Francia, en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy joven fue un gran devoto de la Santísima Virgen. A los 12 años ya la gente lo veía pasar largos ratos arrodillado ante la estatua de la Madre de Dios. Con grandes sacrificios logró conseguir con qué ir a estudiar al más famoso seminario de Francia, el seminario de San Suplicio en París. Allí sobresalió como un seminarista totalmente mariano. Sentía enorme gozo en mantener siempre adornado de flores el altar de la Santísima Virgen. Luis Grignon de Monfort será un gran peregrino durante su vida de sacerdote. Pero cuando él era seminarista concedían un viaje especial a un Santuario de la Virgen a los que sobresalieran en piedad y estudio. Y Luis se ganó ese premio. Se fue en peregrinación al Santuario de la Virgen en Chartres. Y al llegar allí permaneció ocho horas seguidas rezando de rodillas, sin moverse. Él no iba como algunos de nosotros a rezar como un mendigo que pide que se le atienda rapidito para poder alejarse. El iba a charlas con sus dos grandes amigos, Jesús y María. Y con ellos las horas parecen minutos. Su primera Misa quiso celebrarla en un altar de la Virgen, y durante muchos años la Catedral de Nuestra Señora de París fue su templo preferido y su refugio. - 26 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 27. Monfort dedicó todas sus grandes cualidades de predicador y de conductor de multitudes a predicar misiones para convertir pecadores. Grandes multitudes lo seguían de un pueblo a otro, después de cada misión, rezando y cantando. Se daba cuenta de que el canto echa fuera muchos malos humores y enciende el fervor. Decía que una misión sin canto era como un cuerpo sin alma. El mismo componía la letra de muchas canciones a Nuestro Señor y a la Virgen María y hacía cantar a las multitudes. Era todo fuego para predicar. Pero no era él quien conseguía las conversiones. Era la Virgen María a quien invocaba constantemente. Ella rogaba a Jesús y Jesús cambiaba los corazones. Después de unos Retiros dejó escrito: "Ha nacido en mí una confianza sin límites en Nuestro Señor y en su Madre Santísima". Y viajaba confiado porque no iba nunca solo. Consigo llevaba el crucifijo y la imagen de la Virgen, y Jesús y María se comportaban con él como formidables defensores. En cada pueblo o vereda donde predicaba procuraba dejar una cruz, construida en sitio que fuera visible para los caminantes y dejaba en todos un gran amor por los sacramentos y por el rezo del Santo Rosario. Antes de ir a regiones peligrosas o a sitios donde mucho se pecaba, rezaba con fervor a la Sma. Virgen, y adelante que "donde la Madre de Dios llega, no hay diablo que se resista". Las personas que habían sido víctimas de la perdición se quedaban admiradas de la manera tan franca como les hablaba este hombre de Dios. Y la Virgen María se encargaba de conseguir la eficacia para sus predicaciones. San Luis de Monfort fundó unas Comunidades religiosas que han hecho inmenso bien en las almas. Los Padres Monfortianos (a cuya comunidad le puso por nombre "Compañía de María") y las Hermanas de la Sabiduría. Escribió Grignon de Monfort el "Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María". El Papa Juan Pablo II tomó como lema una frase que repetía mucho nuestro gran santo: "Soy todo tuyo oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es". Murió el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años, agotado de tanto trabajar y predicar. “A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María” (S. Luis Mª). "Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del Amor Misericordioso de Nuestro Salvador" S.S. Juan Pablo II, 22 de septiembre de 1986. 29 de abril: santa Catalina de Siena Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después. A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas. - 27 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 28. Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta. En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años. Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa. “ La verdad es esta: Dios no quiere otra cosa que nuestra santificación. Por eso nos creó a su imagen y semejanza y quiso dar la vida por nosotros con tan ardiente amor el dulce y amoroso Verbo. Así nos ha manifestado su verdad. El alma que mira con esa luz no se echa a dormir, antes bien despierta del sueño buscando con gran solicitud el modo, el camino, el lugar y el tiempo de cumplirla. No se confía aguardando el día de mañana, pues no está segura de tenerlo.” 2 de abril: VI aniversario de la muerte de Juan Pablo II 19 de abril: VI aniversario de la elección de Benedicto XVI - 28 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 29. 5.- SANTA SEDE: ALGUNAS ACTIVIDADES DEL PAPA (Marzo) Lunes 28: Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea anual de la Pontificia Academia para la Vida. Recibió en audiencia al Presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek. Recibió a los participantes en la plenaria del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Martes 1: El Papa Benedicto XVI ha concedido su conformidad a la elección canónica realizada por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia patriarcal siro-católica. Nombró exarca apostólico de los siro-católicos de Venezuela al corobispo Hikmat Beylouni, que sucede a Iwannis Louis Awad. Miércoles 2: El Vicario de Cristo celebró en el Aula Pablo VI la audiencia general. Habló sobre san Francisco de Sales. Después recibió en privado a la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, que acaba de regresar de una misión de ese organismo en la frontera entre Libia y Túnez. Miércoles 9: El Vicario de Cristo, durante la audiencia general con unos 7.000 fieles congregados en el Aula Pablo VI, alentó a los católicos a esforzarse en Cuaresma por convertirse cada vez más a Cristo. Viernes 11: El Obispo de Roma envió un telegrama al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón, monseñor Leo Ikenaga, en el que expresa su profunda tristeza por el gran terremoto y los consiguientes tsunamis. Domingo 13: El Papa dirigió el Ángelus dominical con peregrinos llegados de todas partes del mundo en la Plaza de San Pedro. Hoy el Santo Padre iniciará sus ejercicios espirituales. LA VOZ DEL PAPA La conciencia moral en las situaciones concretas de la vida: “En esta reflexión sería útil centrarse en la conciencia, a veces ofuscada, de los padres de los niños, que a menudo dejan solas a las mujeres embarazadas. La conciencia moral […] tiene el deber de discernir el bien del mal en las diferentes situaciones de la vida, de modo que a partir de - 29 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 30. este juicio, el ser humano puede orientarse libremente al bien. A quienes niegan la existencia de la conciencia moral del ser humano, reduciendo su voz al resultado de condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emocional, es importante reiterar que la calidad moral de la acción humana no es un valor extrínseco, o facultativo y no es ni siquiera una prerrogativa de los cristianos o de los creyentes, sino que es común a todos los seres humanos. En la conciencia moral Dios habla a cada uno e invita a defender la vida humana en todo momento. En este vínculo personal con el Creador se halla la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su carácter inviolable”. Derecho a la vida del concebido y al bien de la mujer: “Es necesario que toda la sociedad defienda el derecho a la vida del concebido y del verdadero bien de la mujer que, nunca y en ninguna circunstancia, podrá sentirse realizada en la decisión del aborto”. Ayuda necesaria a las mujeres que abortaron: “Es necesario […] que no falte la ayuda necesaria a las mujeres que, habiendo recurrido desgraciadamente al aborto, experimentan todo el drama moral y existencial. Hay muchas iniciativas, tanto en ámbito diocesano como de los entes de voluntariado, que ofrecen ayuda psicológica y espiritual para una plena recuperación humana. La solidaridad de la comunidad cristiana no puede renunciar a este tipo de corresponsabilidad”. El cordón umbilical y el ámbito científico: (La utilización de los bancos del cordón umbilical) “Se trata de aplicaciones clínicas importantes y de investigaciones prometedoras en ámbito científico, pero que para su realización dependen mucho de la generosidad en la donación de la sangre del cordón en el momento del parto y de que las estructuras se adecuen para ello. Os invito por tanto a haceros promotores de una solidaridad humana y cristiana verdadera y consciente”. San Francisco de Sales, maestro de vida espiritual: “Se abandonó entonces al amor de Dios: amándolo, sin esperar nada, y al mismo tiempo, confiando en el amor divino. Este será el secreto de su vida”. Construir nuestra vida en la Palabra de Dios: “Jesús nos dice en el Evangelio de este domingo (6 de marzo) que quien escucha sus palabras y las pone en práctica se parece a un hombre que construye su casa sobre roca. Esta roca firme sobre la que podemos construir nuestra vida es la fe en la Palabra de Dios. Fijando nuestros ojos en la Virgen María, aprendamos de ella a cumplir en todo momento la voluntad del Padre celestial para que, con la ayuda de la gracia divina, seamos transformados en imagen de Cristo y demos un testimonio eficaz de su vida y enseñanzas”. ¿Es Dios quien nos convierte?: “El periodo cuaresmal nos propone este ámbito litúrgico y penitencial: un camino de cuarenta días donde experimentar de modo eficaz el amor - 30 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 31. misericordioso de Dios. Hoy resuena para nosotros la llamada “Volved a mi con todo el corazón”; hoy somos nosotros los llamados a convertir nuestro corazón a Dios, conscientes siempre de no poder llevar a cabo nuestra conversión nosotros solos, con nuestras fuerzas, porque es Dios quien nos convierte.” El hombre no es Dios sino su imagen: “El primer paso para una relación correcta con el mundo que nos rodea es el reconocimiento, por parte del ser humano, de su condición de criatura: el hombre no es Dios, sino su imagen; por eso, debe tratar de ser más sensible a la presencia de Dios en lo que le rodea: en todas las criaturas, y especialmente en la persona humana, hay una epifanía de Dios” (Mensaje a los obispos de Brasil por la campaña de fraternidad que promueven en Cuaresma, miércoles 9 de marzo de 2011). La vida cristiana es un camino: “La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un «camino» por recorrer, que no consiste tanto en una ley que debemos observar, sino en la persona misma de Cristo, a quien hemos de encontrar, acoger y seguir.” ¿El sacerdote es embajador de Cristo?: “El sacerdote no lo es solo a tiempo parcial, lo es siempre, con toda el alma, con todo nuestro corazón. Este ser con Cristo y ser embajador de Cristo, este ser para los otros es una misión que penetra nuestro ser y debe siempre penetrar más en la totalidad de nuestro ser”. Cuaresma es tiempo de progreso espiritual: “En este tiempo de Cuaresma, la imagen del desierto nos invita a recogernos interiormente y, con espíritu de penitencia, progresar en nuestro camino espiritual. Que apoyados en la Palabra de Dios y guiados por el ejemplo del Salvador vivamos con alegría y aprovechemos este tiempo de gracia”. NOTICIAS DE INTERES La JMJ premia a los mejores comunicadores del evento: La información sobre la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) tiene premio. La fundación española Crónica Blanca convoca los premios de comunicación "Centinelas del Mañana" con los que se premiarán los mejores trabajos periodísticos que tengan por tema la Jornada Mundial de la Juventud. Los premios se dividen en cuatro categorías: artículos periodísticos, espacios radiofónicos, documentos audiovisuales y propuestas periodísticas en Internet. Están convocados todos aquellos periodistas o estudiantes de comunicación, de 16 a 35 años, inscritos en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, - 31 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 32. que hayan publicado los trabajos que van a presentar entre el 1 de enero y el 1 de mayo de 2011. Los trabajos se deben entregar antes del 15 de mayo de este año. El jurado premiará aquellos trabajos que mejor reflejen lo que supone, es y significa la JMJ de Madrid 2011. Obispos de zona fronteriza analizan cómo ayudar a migrantes: Del 1 al 3 de marzo se llevó a cabo en el Paso, Texas, la reunión anual de los obispos fronterizos de Texas, Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua. El problema fundamental a analizar es el papel de la Iglesia católica en la solución de la inseguridad que aqueja a la región, así como las constantes violaciones a los derechos humanos que sigue padeciendo la población migrante que proviene de México y de América Central. Nueve de los diez obispos (seis de Texas: los de El Paso, Brownsville, San Angelo, Amarillo, San Antonio y Laredo) y tres del lado mexicano (Ciudad Juárez, Matamoros y Piedras Negras, con la ausencia del obispo de Nuevo Laredo, quien no podrá estar presente por problemas de agenda), analizarán el entorno sobre el que tiene que influir la Iglesia católica, que en este campo se encuentra profundamente hermanada en ambos lados de la frontera. Obispos colombianos afirman que adoptar no es un derecho: Los obispos de Colombia han emitido una nota en la que se muestran públicamente en contra de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, advirtiendo que adoptar “no es un derecho” y que por tanto no hay “discriminación”. En una larga nota, fechada el 25 de febrero y firmada por el secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Vicente Córdoba, se explican las razones de la postura de la Iglesia, basadas en el bien del menor adoptado. Congreso de reflexión sobre el Sagrado Corazón en Paray-le-Monial: El padre William Petrie, superior provincial de la Provincia del Este de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y María de Estados Unidos, ha organizado un congreso mundial para reflexionar sobre el amor de Dios y promover una civilización del amor en sus familias y sociedades. Dicho congreso se desarrollará en la cuna de la devoción al Sagrado Corazón, Paray-le-Monial, del 6 al 11 de octubre de 2001. Publicación del segundo libro del Papa sobre Jesús de Nazaret: En un informe de la oficina de prensa vaticana se he publicado que la Santa Sede presentó el segundo libro de Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret el próximo 10 de marzo. El volumen, que se concentra en el período de la vida de Cristo que va "De la entrada a Jerusalén hasta la resurrección", es editado por la Libreria Editrice Vaticana, que cede los derechos de autor a editores según países. Participarán en el acto el - 32 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 33. cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y el escritor y germanista Claudio Magris. El volumen está traducido en siete idiomas: alemán, italiano, inglés, español, francés, portugués y polaco y tiene nueve capítulos y un epílogo. El Papa responderá en televisión a preguntas sobre Jesús: Benedicto XVI responderá a las preguntas de los fieles en un programa de televisión retransmitido por la televisión italiana ´Rai Uno´ el día de Viernes Santo. Es la primera vez que el Papa acude a este tipo de entrevista en televisión. La entrevista será grabada dos o tres días antes del 22 de abril, día de Viernes Santo, y se registrará desde su estudio privado o en la capilla, según informa el diario ´Corriere della Sera´. La televisión italiana ha notificado que la entrevista al Pontífice será retransmitida a las 14,10 horas, aproximadamente la misma hora en la que se cree que murió Jesús en la Cruz. PRD persigue a la Iglesia por odio a la fe y valores católicos en México: El P. Hugo Valdemar Romero, Vocero de la Arquidiócesis de México, anunció en conferencia de prensa que impugnará la decisión del Instituto Federal Electoral (IFE), que falló en su contra por haber criticado al Partido de la Revolución Democrática (PRD) que ha promovido la despenalización del aborto y la ley de las uniones homosexuales, con derecho a adopción, en el Distrito Federal. ORACIÓN POR EL PAPA Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea. - 33 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 34. 6.- CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ: http://www.madrid11.com/es/camino/catequesis/53-catequesis-7 La Resurrección de Jesucristo trae una vida nueva Objeto de la Catequesis: Mostrar cómo la Resurrección de Cristo manifiesta la victoria absoluta y definitiva sobre todo sufrimiento y, en último término, sobre el pecado y la muerte. Jesús, que ha querido pasar por el dolor, consecuencia de la libertad humana, lo ha vencido resucitando de entre los muertos. Síntesis: 1. Un acontecimiento sorprendente 2. La resurrección es muestra del poder de Dios 3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia 4. La fe en la resurrección es fuente de salvación 5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente 6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva 7. Es una gran noticia que debe ser comunicada: comunidad y evangelización Texto: Jesucristo es el "primogénito de entre los muertos" (Col 1,18; Ap 1,5) que nos ha abierto el camino de la vida nueva por su resurrección. En ésta se manifiesta el sentido de su muerte. Jesús resucitado nos revela un Dios de vivos y no de muertos. Él mismo se - 34 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 35. autoproclama "la resurrección y la vida" (Jn 11,25). El cristiano desde el bautismo participa en la muerte y resurrección de Cristo y así puede encontrar vida en cualquier situación. 1. Un acontecimiento sorprendente "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24,34). Es el grito de los discípulos a los de Emaús cuando, después de encontrarse con Jesús, vuelven a la comunidad de Jerusalén. Jesús verdaderamente resucitó y así lo fueron descubriendo los testigos de sus apariciones. Al principio no podían creerlo: como vemos por ejemplo en Tomás (Jn 20,24), los discípulos de Emaús (Lc 24,13ss). Era algo impensable. Que había muerto era evidente. ¿Quién iba a pensar que un muerto volviera a la vida? Jesús durante su vida en la tierra resucitó muertos (como Lázaro -Jn 11,43s), pero la resurrección de Jesús es distinta: ya no morirá más. El cuerpo de Jesús resucitado es una carne transfigurada, con propiedades espirituales: es material y espiritual a la vez. ¿Por qué? Porque la carne ha sido espiritualizada con la presencia del Espíritu Santo. Por eso es nota común a las apariciones que al principio a Jesús no le reconocen (María Magdalena -Jn 20,15; los de Emaús -Lc 24,16, etc.). Es el mismo pero está transformado; ya no es lo mismo, su humanidad ha recibido la plenitud del Espíritu Santo. 2. La resurrección es muestra del poder de Dios La primera fórmula de fe que aparece en el Nuevo Testamento es muy básica: "Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos". La fórmula es un fragmento kerigmático, es decir, de la fe original predicada por los apóstoles, como atestigua el primer escrito del Nuevo Testamento, la carta a los Tesalonicenses 1,10 (escrita por San Pablo hacia el año 50 d.C.) . En esta primera expresión, ¿por qué Dios es el sujeto? Porque sólo Dios tiene fuerza para dar vida a un muerto . Así se muestra el poder de Dios que es el único que puede salvar: "Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder" (1 Co 6,14) (54-57 d.C). No es sólo proclamación de un acontecimiento, sino que es fuerza que se comunica y propaga a todos los hombres . Más adelante, sin cambio de sentido, aparecerá la expresión "Cristo resucitó" (1Co 15,13s); "el Señor ha resucitado" (Lc 24,34). Es Jesús, en cuanto que es Cristo (es decir: el - 35 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 36. Ungido por el Espíritu Santo), en cuanto que es Señor (es decir: título divino del que tiene el poder sobre todo) el que puede vencer el poder de la muerte con la vida nueva de la resurrección . La resurrección confirma que Jesús no es un mero hombre, sino que es Dios . La resurrección es una "nueva creación", por la que todo vuelve a ser hecho. Al igual que en la primera creación actuó la Trinidad en unidad, así también en la resurrección: es el Padre el que resucita a Jesús y es el Hijo el que resucita por la fuerza del Espíritu Santo. 3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia La resurrección de Cristo, realizada con la fuerza de Dios, es el centro y la originalidad de la fe cristiana. "Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús" (Hch 13,32-33). La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz . Dios, que se ha hecho hombre en Jesucristo, ha resucitado de entre los muertos. Así lo expresa 1Co de un modo más desarrollado: Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: - que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; - que fue sepultado y - que resucitó al tercer día, según las Escrituras; - que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo (1 Co 15,3-8). San Pablo desarrolla en este "credo" primitivo escrito hacia el año 56 la fe en la resurrección que él ha recibido y por eso "transmite". Los exegetas dicen que este texto no es invención de Pablo, sino que recoge lo que él ha escuchado de los apóstoles y lo confirma con su testimonio. El mensaje central que Pablo ha recibido es que el que murió y fue sepultado resucitó. Para que haya resurrección es necesario atestiguar la - 36 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 37. muerte y ésta se confirma con la sepultura. De ahí que afirmar la muerte y sepultura son necesarias para poder afirmar la resurrección. Pero la fuerza de la resurrección está en el testimonio de los testigos. Pablo señala algunos de ellos: Pedro, los Doce apóstoles, un gran número de discípulos y, por último, a él mismo. El mismo Pablo es testigo de la resurrección y si tiene fe en ella y la confiesa con tanta convicción es porque ha sido testigo de primera mano. Primero el testimonio del sepulcro vacío y después las numerosas apariciones hacen posible que el mensaje de la resurrección sea creíble para los testigos y aquellos a los que éstos comunican esta buena nueva. 4. La fe en la resurrección es fuente de salvación Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe (1Co 15,17). Por eso la fe cristiana tiene su fundamento en la victoria de la vida sobre la muerte. Esto es lo que nos salva. La fe en la resurrección que nos libera del poder del mal, del pecado, de la muerte: Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rm 10,9-10). La confesión de Cristo muerto y resucitado es tabla de salvación para el creyente. La resurrección de Cristo transforma el cansancio y la frustración en esperanza. ¡Es posible algo nuevo! ¡Siempre es posible el cambio! No hay nada que esté perdido. Esta es la experiencia de los discípulos: con miedo, encerrados en el cenáculo, sólo les hace superar el temor ver a Jesús resucitado. Jesús se aparece, y esto les devuelve la esperanza. Así también los de Emaús cambian radicalmente: de huir de Jerusalén defraudados por el triste final de Aquel al que habían seguido y había "fracasado" en la cruz, pasan a volver rápidamente al descubrir que Jesús está vivo. "Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén" (Lc 24,33). 5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente "El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento". La credibilidad de las apariciones viene dada por las notas comunes que en ellas se repiten: es un acontecimiento inesperado, en primera instancia no reconocen que es - 37 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 38. Jesús, les cuesta salir de la tristeza en la que están, al principio les cuesta creer que sea Jesús, sólo por sus gestos y palabras lo reconocen. Así, por ejemplo, los de Emaús salen de Jerusalén decepcionados y sólo le reconocen cuando Jesús hace el signo del "partir el pan" (Lc 24,31) y en ese momento se dan cuenta de que su corazón ardía cuando Él les hablaba en el camino (Lc 24,32). Es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14) . Muchos se preguntan el "cómo" de la resurrección, pero sólo sabemos el "qué". La fe de la Iglesia, atestiguada por los testimonios, manifiesta el hecho de la resurrección, pero no se concreta la forma como ésta se dará. Así lo dice el Catecismo: Nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir cómo sucedió físicamente. Menos aún, su esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos al centro del Misterio de la fe en aquello que transciende y sobrepasa a la historia. 6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva Hemos de entender el sentido de la resurrección como complemento al de la muerte. Si por la muerte de Jesús somos liberados del pecado y de la muerte eterna, por la resurrección se nos abre el camino a una vida nueva . En palabras de San Pablo: con la muerte de Cristo muere nuestro hombre viejo y con su resurrección renace el hombre nuevo: "Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo" (Col 3,9). En el bautismo participamos del misterio pascual a través del signo del agua. Ser sepultados en el agua significa morir a todo lo viejo (el pecado, el resentimiento, la - 38 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración