1. BUJIAS: Desencadenantes de la vida en el motor
Fuente: Champion
Las bujías son una parte fundamental del sistema de encendido de los vehículos.
Su función es convertir la corriente eléctrica en energía a través de una chispa.
Estos elementos juegan un papel fundamental en el buen funcionamiento de los
motores. Sin embargo, muy pocos conocen las características intrínsecas del
diseño y las aplicaciones para las que son creadas las bujías. En este informe
intentaremos explicar de forma breve, alguno de esos aspectos cuya
comprensión nos ayudará a entender la verdadera importancia de este pequeño
componente tan cercano a nosotros y en en algunos casos, tan desconocido.
Hoy en día prácticamente todo el mundo conoce el principio de funcionamiento de los
motores de combustión interna. Se trata de un proceso –indispensable para que los
pistones sean impulsados y muevan el motor– en el que intervienen varios elementos y
cuyos protagonistas principales son el combustible y el aire. En los motores diesel la
compresión de la mezcla de ambos elementos resulta suficiente para que se produzca la
ignición.
Sin embargo, en el caso de los motores de gasolina, es necesaria una detonación añadida
para que la explosión que desencadena el movimiento se genere, un papel que, como
todos sabemos, corresponde a las bujías.
COMBUSTIÓN CORRECTA
Para que un motor se comporte de manera adecuada y presente un funcionamiento
correcto, es preciso que el proceso de combustión que se produce en su interior sea
perfecto. Resulta sencillo suponer bajo qué condiciones trabajan las bujías. Estos
pequeños elementos han de soportar en muchos casos temperaturas superiores a los 1000º
C, al mismo tiempo que encienden más de 100 veces por segundo.
Dada su localización, las bujías deben cumplir un requisito fundamental: deben ser
totalmente estancas a los gases bajo presiones de 100 bares e incluso el doble en los
automóviles de
competición. Por ello, las características físicas de algunos elementos como la arandela
exterior, el asiento de la bujía o el cuerpo metálico, deben poseer una resistencia
estructural que aguante la distorsión durante la instalación de la bujía.
El aislador debe soportar la fuerza de los continuos choques, al mismo tiempo que
aguanta pulsos de tensión de hasta 35Kv sin presentar muestras de deterioro. Los
electrodos, otro de los componentes fundamentales de las bujías, deben ser perfectamente
resistentes a las sustancias corrosivas químicas y en ningún caso les deben afectar los
depósitos de impurezas causados por la combustión de la gasolina.
EL NACIMIENTO DE LA CHISPA
El verdadero desencadenante de la vida en el motor es lo que conocemos como chispa.
Este fenómeno de ignición se produce gracias al suministro de suficiente tensión a través
de los electrodos de la bujía. Como norma general, el nivel de tensión debe ser de 12 a 16
Kv en el caso de las bujías nuevas. Las variaciones en esta tensión vienen determinadas
por el tamaño y la configuración del extremo de encendido, así como por el material del
electrodo. Como es lógico, las bujías que presentan mayor separación entre sus electrodos
2. precisan de tensiones más altas, aunque gracias a esto, se consiguen arcos de chispa más
largos que pueden contribuir a mejorar la eficacia de la combustión.
LA TEMPERATURA EN LA BUJÍA: UN FACTOR CLAVE
Hablaremos a continuación de un importante aspecto que no siempre es tenido en cuenta
por los especialistas a la hora de montar bujías nuevas en un vehículo: el índice de grado
térmico de estos componentes. Esta definición hace referencia a las características
térmicas de las bujías y en particular, a su capacidad de transferir el calor de combustión
fuera del extremo de encendido para disiparlo posteriormente, a través de la culata del
cilindro.
Las características de cada motor condicionan el tipo de bujía más adecuado. Así, los
motores que trabajan a temperaturas más elevadas precisan bujías capaces de disipar con
rapidez el calor excesivo a fin de evitar el efecto de preencendido. Por contra, aquellos
otros motores cuya temperatura de trabajo es menor, necesitan retener el calor durante
más tiempo para evitar que la bujía acabe por engrasarse. Dicho esto, lo normal es que
una bujía
funcione dentro de una escala de temperaturas que oscila entre los 850º C como máximo,
y los 325º C como mínimo. Es decir, no debe trabajar ni demasiado fría en un motor al
ralentí, ni demasiado caliente con carga máxima.
DISTINTOS DISEÑOS
Al igual que la posición de la
bujía dentro del cilindro, el
diseño y la configuración de los
electrodos del extremos de
encendido de la bujía también
influyen en el rendimiento de la
misma.
Único Electrodo: Es el modelo
de bujía más utilizado. El diseño
al que nos referimos posiciona la chispa con precisión dentro de la cámara de
combustión, ofreciendo un acceso excelente a la mezcla y proporcionando una
combustión óptima.
Encendido superficial: En estas bujías el electrodo de masa rodea al extremo del aislador,
y el central sobresale ligeramente. Así, se ofrecen características de combustión ideales,
ya que no existe un electrodo que interfiera con la llama en la cámara de combustión.
De competición: Parecidas a las anteriores, las bujías de competición están diseñadas
para ofrecer un alto rendimiento. A diferencia de las citadas, estas ofrecen un pobre
arranque en frío, además, requieren tensiones muy altas para combatir el efecto enfriador
de la punta del aislador cuando la chispa se cruza.
De encendido semisuperficial: Dos o más electrodos de masa cortos se alinean en el lado
del electrodo central, de forma que parte del recorrido de la chispa pase a través de la
superficie del aislador.
De electrodos múltiples: En este tipo de diseño, los electrodos no emiten chispas de
forma simultánea. Cada chispa generada hará masa con el electrodo de masa disponible
más cercano. Este tipo de bujías pueden llegar a durar entre 40.000 y 65.000 km. Sin
embargo, la calidad de la combustión no es tan buena como en el caso de las bujías de
electrodo único.
3. Un aspecto común a todos los diseños de bujías es la incorporación de nuevos materiales
en su composición. Después de la introducción del cobre llegaron otros materiales como
el platino, cuyas características redundan en un mejor funcionamiento de las bujías y
como consecuencia del propio motor. A buen seguro estas innovaciones seguirán
produciéndose.