5. La Vida.
Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír
nuestra voz en el silencio de la eternidad, que
olvidamos lo único realmente importante: vivir.
Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que
alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que
servir... y el servir era alegría.