Las formas de relieve se originan por la acción de fuerzas internas como plegamientos y vulcanismo, y externas como erosión y sedimentación. Las montañas se originan por plegamientos o erupciones volcánicas asociadas con placas tectónicas, mientras que las mesetas son elevaciones de variada altitud cuya superficie tiende a la horizontalidad. Las penillanuras son formas bajas de relieve caracterizadas por suaves ondulaciones y cerros residuales.