1. El Tratado de Versalles
La enumeración de los principales puntos del Tratado de Versalles da una idea del
rigor con que las potencias vencedoras impusieron su mandato.
1) Alemania perdió el derecho de poseer un ejército, excepto 90.000 soldados y
4.000 oficiales; los efectivos eran alistados por el término de doce años y, si
alguno de ellos moría durante ese lapso, no podía ser reemplazado; se eliminaba
también el estado mayor; quedaba suprimida la artillería pesada, la aviación militar
y se debían desmantelar todas las fortalezas y los puertos militares; se prohibía la
fabricación de armas y se establecían comisiones aliadas de contralor.
2) Sólo se permitía a Alemania conservar seis cruceros de 10.000 toneladas cada
uno, igual cantidad de 6.000 toneladas, doce destructores y doce cañoneras;
quedaba suprimida la flota submarina; los puertos marítimos, así como también los
ríos Danubio, Rin, Elba y Oder eran declarados abiertos a las naves de las
potencias aliadas, sin que fuera necesario el permiso de Alemania.
3) Alemania resignaba todas sus colonias sin excepción y quedaba prohibida la
construcción de cualquier clase de fortificaciones en la orilla izquierda del Rin v en
un franja de 50 kilómetros al este del mismo río. De tal manera, el país quedaba a
merced de cualquier potencia de segundo orden, como Polonia o Checoslovaquia.
La existencia de Alemania ya ni dependía de sí misma, sino de la voluntad de los
otros.
En cuanto a las pérdidas territoriales. Alsacia y Lorena se anexionaban a Francia
que, además, ocupaba por 15 años la región del Sarre. Luego de este período, se
decidiría por plebiscito a quién pertenecería en el futuro ese territorio. Si el Sarre
volvía a Alemania, ésta debía indemnizar a Francia en divisas oro por la restitución
de los yacimientos carboníferos allí existentes. Polonia recibía una parte de la Alta
Silesia (otros distritos pasaban a Checoslovaquia), Posdan, casi toda la Prusia
Occidental y algunos distritos de la Pomerania. Danzig era declarada ciudad libre.
Entre Francia y el Imperio Británico se repartían todas las colonias de Alemania.
La primera recibía casi todo el Camerún y gran parte del Togo; Inglaterra tomaba
posesión de África Oriental y Occidental, las partes restantes del Togo y Camerún,
las islas Samoa y de Nueva Guinea Las pérdidas constituían alrededor del 17 por
ciento del territorio europeo alemán.
Por otros puntos del tratado, Alemania entregaba toda su flota mercante de calado
superior a las 1.600 toneladas, la mitad de las naves de calado inferior, el 25 por
ciento de los pesqueros y el 120 por ciento de las embarcaciones fluviales.
Además, se comprometía por el término de cinco años a entregar anualmente una
parte de los nuevos barcos que construya. Debía suministrar durante diez años
más de 40 millones de toneladas de carbón a los aliados; entregaba a Francia y a
Bélgica 371.000 cabezas de ganado, de las que 141.000 eran vacas lecheras. En
la posguerra, esta imposición resultaba particularmente dolorosa. Todavía antes
2. de conocer el monto exacto, debía comprometerse a abonar cualquier suma de
dinero que le fuera exigida antes del 1° de mayo de 1921. Alemania aceptaba
conceder a las potencias victoriosas la cláusula de nación más favorecida en las
tarifas aduaneras, sin ningún tipo de reciprocidad.
El Tratado de Versalles, que llena un grueso volumen de exigencias, ponía como
garantía de cumplimiento la ocupación por quince años de todo el territorio alemán
situado a lo largo de la orilla izquierda del Rin. Los gastos de mantenimiento de las
tropas aliadas asignadas a esta función corrían a cargo de Alemania, por
supuesto. La violación de cualquiera de las cláusulas del tratado, importaba para
Alemania duras sanciones adicionales. Se formó una Comisión de Reparaciones,
que tenía poder para realizar allanamientos, registros e investigaciones en
cualquier momento y lugar. Según una lista que presentaría la Entente, debían
entregarse a los aliados a todas aquellas personas que habían violado el derecho
internacional. En este sentido, se hacía a Alemania única responsable de la
guerra.
"Somos condenados no sólo a la impotencia política, sino también a la ruina
económica y a la servidumbre", dijo un representante germano. Ni bien se tomó
conocimiento en Alemania de las condiciones del Tratado, se decretó una semana
de luto nacional, a la vez que se realizaban demostraciones contra la firma. Pero
Clemenceau no cedió en nada importante. Sabía que no podían oponerse a su
mandato. En el Weimar se vivía el más grande abatimiento. El primer ministro
Scheidemann dimitió el 21 de junio y fue designado jefe del gabinete el
socialdemócrata Bauer. Un día después la Asamblea Nacional de Weimar votó
sobre la firma del Tratado: por 237 votos contra 138 se resolvió acatar el mandato
de los vencedores haciendo dos reservas: se negaba a reconocerse como única
responsable de la guerra y se negaba a entregar a la Entente a sus ciudadanos
acusados de crímenes contra el derecho internacional. Clemenceau replicó que no
se aceptaba ninguna concesión. Así, tal como fue establecido por los aliados, se
firmó el tratado el 28 de junio de 1919, en Versalles.