El documento describe un sorprendente comportamiento amistoso observado entre osos polares y perros de trineo en Churchill, Canadá. Los osos polar se acercan a jugar con los perros en noviembre, intercambiando señales de confianza antes de jugar durante 20 minutos, incluso tumbarse de espaldas en señal de sumisión. El fotógrafo Norbert Rosing fue testigo de este comportamiento inesperado entre depredadores, mostrando que la naturaleza puede superar las expectativas humanas.
La sorprendente amistad entre osos polares y perros de trineo en Churchill, Canadá
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2. Pocas personas han tenido la oportunidad de presenciar el sorprendente
comportamiento amistoso entre perros de trineo y los osos polares de Churchill,
Manitoba (Bahía de Hudson), CANADA.
3. La migración de los osos hacia el norte para cazar y pasar el invierno, los dirige
directamente a través de la zona en la que residen muchos perros de trineo, ocasionando
ciertos encuentros tensos.
4. Eventualmente, un oso polar adulto se
mantiene cerca del área de los perros y en
casos muy raros, ocurre algo sorprendente.
5. El oso, en estado
totalmente salvaje,
buscará la compañía de
uno de los perros
acercándose a jugar con
él, mientras espera, en
ayunas, a que se forme el
hielo en la bahía que les
permitirá viajar en busca
de alimento.
6. El fotógrafo alemán Norbert Rosing
(National Geographic) no imaginaba
que vería por primera vez a un oso
polar jugando con perros de trineo,
durante su estancia en Churchill,
capital mundial de los osos polares.
7. Brian Ladoon, criador de perros, quien ayudó a rescatar de la extinción al Perro Esquimal
Canadiense, contaba a Rosing durante su visita, que los osos polares se acercaban cada año a
jugar con los perros, alrededor del mes de noviembre.
8. Rosing, incrédulo, esperó semanas para comprobarlo. Cuando habían transcurrido 6
semanas, divisó un gran oso polar en el horizonte, acercándose cada vez más.
9. Alrededor de 60 perros estaban atados en la granja. Todos empezaron
a ladrar tirando de sus cadenas, excepto uno.
12. El oso necesitó unos 15 ó 20 minutos para ganarse la confianza del perro, intercambiando
señales a medida que se acercaba más. El perro no mostraba signos de temor, es más, su
postura inclinada mientras movía la cola era una clara invitación, como diciendo...
"¡¿Quieres jugar?!"
13. Frente a frente, los ojos relajados del oso, las orejas del perro echadas hacia
atrás y sin mostrar los colmillos, así como el pelo sin erizar; eran señales que no
indicaban hostilidad entre ambos.
14. El oso tomaba al perro entre sus
patas, Rosing no daba crédito a sus
ojos y pensó que podría matarlo en
cualquier momento, pero en cuanto
el perro se sentía agarrado con
demasiada fuerza y empezaba a
ladrar, el oso lo soltaba de
inmediato y retrocedía.
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16. Las garras del oso y los
dientes de ambos, que en
otras circunstancias serían
instrumentos mortales, se
convirtieron en instrumentos
de juego gracias a las señales
que habían intercambiado,
creándose una inesperada
sensación de confianza.
17. El juego continuó durante unos 20 minutos y entonces sucedió otra cosa asombrosa.
El oso descansaba de espaldas plácidamente sobre la nieve, junto al perro, dejando
que éste se acercara.
18. En el reino animal, sobre todo en el mundo de los depredadores como osos y perros,
tumbarse de espaldas es una postura totalmente sumisa.
19. El segundo día fue con un perro distinto y
cuando un perro estaba jugando, los otros eran
un poco más amigables.
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24. Fue algo fascinante, no podía creerlo.
El oso regresó unos 5 días seguidos sobre la misma hora, pasadas las 15 hs.
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29. Una vez más, ellos nos dan una lección a nosotros, que somos los
"supuestos" Animales Racionales.