2. Miedo a
MONSTRUOS,
FANTASMAS, BRUJAS…
Explícale que son fruto de su imaginación, que no existen, no son
reales.
En los cuentos haya buenos y malos, y estos últimos son malísimos
(brujas que se comen a los niños, madrastras que envenenan, lobos que
engañan y se tragan a las abuelitas,…). Estos cuentos causan un
verdadero miedo a los más peques, porque no diferencian fantasía
de realidad. Para ayudarles a superar este miedo humilla al malo,
ríete de él. Por ejemplo, si te dice que hay un monstruo en el pasillo y le
da miedo, le puedes responder: “como vaya, me lo como con patatas”. Así
lo verá como algo divertido y burlón.
3. Juega con él a buscar a tales personajes maléficos dentro del armario o
debajo de la cama. Se trata de que advierta que no están, que no
existen en la realidad.
Dale un dibujo o un objeto protector.
Los cuentos que traten esta temática son también buenos recursos.
Vigila los dibujos animados y programas televisivos que ve. Los que
tengan contenidos violentos o intervengan personajes malignos no son
adecuados para los niños, porque para ellos todo es real.
Tómate en serio sus miedos, no les restes importancia y ayúdale a
vencerlos; apoyándole y transmitiéndole seguridad.
4. Miedo a
la oscuridad
Los peques relacionan la oscuridad con la soledad y el desamparo.
También representa el fin del día, de las actividades, juegos, de lo que
es “diver”. La ausencia de luz hace volar su imaginación. Su fantasía
es desbordante y, les hace creer que la oscuridad esconde monstruos
debajo de la cama, dentro del armario o detrás de las cortinas.
Hablar con él, demostrarle cariño y comprensión, distraerle con las
experiencias divertidas que ha tenido durante el día.
Potenciar mediante cuentos, juegos, canciones, música relajante un
contacto positivo y agradable con la oscuridad. Todo ello y un baño
previo, le ayudará a tranquilizarse antes de ir a la cama.
5. Elude aquellos cuentos infantiles que relacionan a los malos con la
oscuridad.
Los pilotos luminosos o las lámparas de luz ténue evitan la oscuridad
total, constituyen buenos recursos. Además, no cierres las puertas de
las habitaciones y coloca pequeñas luces en los enchufes del pasillo.
No recurras a amenazas de castigos en el “cuarto oscuro”, si su
comportamiento no es el adecuado. Y, no le hagas bromas
desagradables, relacionadas con el tema.
Practica juegos divertidos en la oscuridad durante el día, con las
persianas de la habitación cerradas: gallinita ciega, sombras chinescas,
juegos de espionaje o de búsqueda de objetos y tesoros escondidos, adivinanzas
sobre lo que está tocando y no ve, el escondite, inventar conjuros para destruir
a los monstruos… Le ayudará a familiarizarse con la falta de luz.
6. Regálale un muñeco o un peluche que le haga compañía o que
necesite de su cuidado. Esto contribuirá a sentirse más arropado, más
protegido.
Si llora y protesta cuando te has ido de la habitación, debes tener una
actitud firme y, en ningún caso, le saques de su habitación cogido en
tus brazos.
Si aparece alguna pesadilla, no enciendas la luz para calmarle –será
suficiente con la del pasillo-. Así no asociará luz a tranquilidad. En
ningún caso, le llevaréis a vuestra cama. Le acompañarás un rato,
necesita de tu presencia, comprensión y que le transmitas calma y
seguridad. Acaríciale, escúchale y desvía su atención hacia cosas
agradables.
Enséñale el encanto d la noche, de las estrellas y de la ciudad
iluminada.
7. Miedo a
los CAMBIOS
Los hábitos y rutinas aportan seguridad al niño. Cuando surgen
situaciones que están fuera de su control o no comprende, cuando
dejan de ser estables (cambio de casa, colegio, amigos, país,..) y de pronto
se alteran, surge el miedo, al verse afectado su frágil sentido de
seguridad, constituyendo una reacción natural de cualquier ser
humano ante lo nuevo.
Para evitar que los cambios le produzcan miedo, hay que anticiparse y
contarle lo que va a ocurrir, que le hables de lo que está por venir con
optimismo y esperanza, que le prepares para lo que vendrá, así
disminuirás su inseguridad y su miedo.
8. Miedo a
los EXTRAÑOS
Surge en el primer año -9 meses- y reacciona aferrándose a sus papás.
Reacción que puede tenerla, en un primer momento, cuando llegan
tíos o abuelos. No tomárselo a mal, ni forzarle a que hable o mantenga
contacto cuando no lo desea. Dejarle el tiempo que necesite para
sociabilizarse y estar a gusto con otras personas.
Hablar con personas desconocidas es un peligro, un riesgo que el niño
debe aprender, pero evitando que aumenten sus miedos. Transmítele
siempre confianza y seguridad. Enséñale a ser precavido con los
extraños y a no aceptar caramelos, ni regalos, ni invitaciones a dar un
paseo,…. Y en el caso de que sea obligado a ello, pedir ayuda a la policía o
dirigirse a quien le está cuidando en ese momento.
9. Miedo a
la separación
Lo sufre el niño cuando es alejado de sus padres, familiares o
personas a las que se halla ligado afectivamente.
Se puede manifestar en la dificultad para despedirse de sus padres,
cuando tienen que ausentarse. Para ir minimizando ese miedo, dile
siempre adiós –aunque llore y le cueste- y explícale cuándo vas a
volver. De este modo, podrá confiar en ti. Si te escapas a escondidas
sin despedirte, cuando descubra que te has ido, se sentirá
abandonado, engañado y aumentará su inseguridad y temor. Es
mejor hablarle abiertamente sobre tu ida -con un lenguaje claro y
sencillo que pueda entender-, que mentirle o disfrazarle la realidad;
pues así no le transmitimos tranquilidad, sino que estamos
alimentando sus miedos.
10. La actitud de los padres es fundamental, pues si mostráis ansiedad,
tristeza o miedo ante la separación de vuestro hijo, acabaréis
contagiándole. Por consiguiente, debéis aprender a controlar estas
emociones
Permitir al niño estar con distintas personas, así disminuiréis la
dependencia excesiva de sus padres, y fomentaréis su sociabilidad.
Se empezará con tiempos cortos, que se ampliarán progresivamente.
Evitar las conductas sobreprotectoras y potenciar su autonomía,
respetando aquellas decisiones que él tome y que sean posibles. Por
ejemplo, “Quiero quedarme a dormir en casa de…”, “Yo me pongo los
zapatos solo, que ya sé”, “Déjame a mi apretar el botón del ascensor”,… La
sobreprotección es una pauta educativa errónea y muy nociva para
el niño. Apostar mejor por su independencia.
.
11. Miedo a
al médico
No ignores sus sentimientos, pero tampoco exageres la situación con
una actuación dramática. Tu actitud es importante. Si te ve nerviosa
ante el médico, tu hijo pensará que algo malo le espera
Dile que el médico cura, que es bueno y nos ayuda.
En caso de revisiones, cuéntale que el pediatra va a ver lo grande y
fuerte que está.
Nunca le amenaces con llevarle al médico si se porta mal, pues así
estás convirtiendo al médico en un ogro.
En casa, podéis jugar a ser médicos y pacientes.
Llama al médico por su nombre de pila y ten con él un trato familiar.
12. Explícale con detalle todo lo que va a suceder en la consulta. Puedes
hacerlo de una forma graciosa. Por ejemplo, dile que una vacuna es
como un mosquito cuando pica. Podéis jugar a daros picotazos con los dedos.
También podéis simular el cuento de “Caperucita Roja” y, en este
momento, él hará el papel de lobo; así que el médico tiene que ver si sus
orejas son grandes–cuando mira los oídos-, si tiene una boca muy grande –
cuando mira su garganta- o si se ha comido a la abuelita –cuando toca su
barriga-. No olvides que cuando todo se convierte en un juego,
cualquier cosa resulta mucho más fácil.
No le mientas diciéndole que una inyección no le va a doler, si no va a
ser así.
Para evitar que la espera se le haga muy larga, es bueno que se lleve
su juguete favorito, así podrá distraerse, y tendrá su mente ocupada.
13. Miedo a
los animales
La vida en las ciudades hace menos frecuente el contacto con los
animales, de manera que, es normal que un niño sienta miedo cuando
se le acerca una animal que no conoce.
Mantén la calma y evita transmitirle el miedo o que te vea asustada o
temerosa ante la presencia de un animal.
Si le asusta un animal, cógele en brazos y observadlo juntos,
manteniendo la distancia que él necesite, dejando claro que tú no
tienes miedo. Las distancias se reducirán paulatinamente y poco a
poco, sin que el niño se sienta forzado a ello. El proceso es lento y se
debe tener mucha paciencia.
No obligarle a acercarse a un animal si no quiere. El acercamiento
será progresivo. Tú u otro niño podéis actuar como modelos, para
mostrarle que no pasa nada.
14. Sería conveniente que ayudaras a tu hijo a familiarizarse con los
animales, desde muy temprana edad. Para ello, preséntale fotografías,
cuéntale cuentos de animales o ver documentales sobre su vida y
comportamiento.
Enséñale a respetarlos y cuidarlos, lo cual es fundamental para alejar
su miedo.
Ahora bien, también adviértele del peligro que puede correr si se
acerca a un animal desconocido. En este caso, siempre conviene
guardar la distancia.
Dile que antes de tocar a un perro que no conoce, pida permiso a su
dueño, quien le indicará si puede o no acercarse a él.
15. Miedo a
los RUIDOS
Si se asusta de cualquier ruido, por mínimo que sea, llévale al otorrino
para que compruebe que no tenga una hipersensibilidad.
Si el adulto también tiene miedo, ha de controlar sus reacciones para
no asustar más al pequeño. Muéstrate segura y confiada ante él. Si tu
tono o tu gesto es de ansiedad por verle sufrir, o de temor,
inseguridad, frustración; el mensaje que le transmites es: algo “malo”
debe estar pasando para que mi mamá esté así.
Acompáñale con palabras, tonos y gestos que le hagan sentir que estás
a su lado, que entiendes lo que le ocurre y que es algo que pasará
"Estoy aquí, hijo, sé que estás asustado, voy a estar contigo, esto pasará“
16. No despreciéis este miedo, no te rías de él, o le ridiculices, tampoco
intentes exponerle a ruidos fuertes de forma brusca. Esto únicamente
aumentaría su pánico. Hazlo de forma paulatina, con paciencia,
calma, comprensión y apoyo.
No le sobreprotejas, pero tampoco minimices sus sentimientos.
Demuéstrale que entiendes su miedo, pero con tu ayuda podrá
superarlo.
Anúnciale qué va a pasar. Avísale del ruido fuerte, siempre que
puedas preverlo, para que esté preparado.
Juega con tu hijo a hacer ruidos, progresivamente más fuertes. Esto le
ayudará a desdramatizar la situación.
Ofrécele juguetes sonoros que pueda golpear, para que controle los
sonidos y compruebe que, por mucho ruido que hagan, son
inofensivos.
17. Miedo a
las tormentas
Si son muy pequeños, intentar controlar su miedo con explicaciones,
no sirve, porque aún no son capaces de comprenderlas bien.
Lo que precisa es tu compañía, tu consuelo, el contacto físico.
Abrázale y dile que no pasa nada, que las nubes se están peleando.
Invéntate un cuento sobre el tema, en el que todo se resuelva
felizmente. Quizás no lo entienda muy bien, pero tu presencia hará el
resto.
Juega a hacer ruidos con la boca, las manos, con cualquier objeto capaz
de emitir ruidos. El juego y la risa serán armas eficaces para disolver
su miedo.
18. Cuando sea un poco mayor, léele libros sobre el tema. Anímale a que
dibuje. Y, quédate a su lado mientras dure la tormenta.
Evita sobreprotegerle, y para acostumbrarle a los truenos y tormentas,
acércale a la ventana y juntos: ver la lluvia, contar los relámpagos que
aparecen en el cielo.
Explícale la verdadera naturaleza de este fenómeno natural: el porqué
de la lluvia, de los relámpagos, del ruido de los truenos, etc. Y, sobre
todo, déjale claro que son hechos naturales, pasajeros y están
asociados al mal tiempo.
19. En este blog, encontraréis más PAUTAS DE
ACTUACIÓN sobre los miedos infantiles.
Entrada: Ayuda a tu hijo a hacer frente a sus miedos
www.ponceteorienta.blogspot.com