Este documento enfatiza que para ver y oír a Dios misericordioso, y alabarlo de verdad, uno debe mostrar compasión hacia los que sufren a través de los ojos que lloran con ellos, oídos que escuchan su clamor, labios que dan testimonio del amor de Cristo, manos que ayudan a los necesitados, y pies que van al encuentro del prójimo. Concluye pidiendo a Dios un corazón lleno de amor para usar nuestro cuerpo en servicio a los demás y así encontrar al Señ