5. Por ello mi pregunta:
«Señor, ¿qué quieres que haga?»
brotaba de mis labios muchas
veces más, a la manera de un eco
que se hacía oración insistente.
6. A la luz de los diversos pasaje nos
permite verificar que el proceso de
liberación interior de Francisco se
efectuó de una manera progresiva y a
través de un profundo encuentro con
lo que el texto llama “el hombre
interior”, que en este caso va más allá
de la interioridad subjetiva de los
propios intereses, del propio mundo o
de la propia vida, y se refiere a una
realidad que toca la esencia misma del
hombre, es decir, que va a la raíz
misma de su ser.
7. Buscar un refugio en el
secreto de la soledad conlleva
como consecuencia un
encuentro consigo mismo y
una búsqueda de Dios en la
oración.
8.
9. Como
consecuencia,
me
propuse en mi
corazón no
negar nada en
adelante a
quien me
pidiera algo por
amor de tan
gran Señor.
10.
11.
12. Fue tal la incidencia que
tuvo en mi vocación, que
se constituyó en un
factor determinante en la
respuesta al llamado del
Señor y me dio un matiz
específico en mi
espiritualidad.
13.
14.
15.
16.
17. Es un encuentro que
marca un cambio
efectivo de Francisco,
aunque todavía
transitorio, en cuanto lo
indujo a reconstruir
iglesias.
18. Cada uno de los
encuentros que les he
comentado han marcado
profundamente mi
proceso, y el que continúa
es uno de ellos. “Encuentro
con el Evangelio”.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25. Cuando llegó el primer
compañero, Bernardo,
Yo le di gracias a Dios
y me alegré
profundamente, pues
no tenía todavía ningún
compañero.
26. Mis hermanos se
llaman menores precisamente
para que no aspiren a hacerse
mayores. La vocación les enseña a
estar en el llano y a seguir las huellas
de la humildad de Cristo para tener al
fin lugar más elevado que otros en el
premio
de los santos.
(2Cel 148)
27. Yo, el hermano Francisco, vuestro
menor siervo, os ruego y os
conjuro, en la caridad que es Dios
y con la voluntad de besaros los
pies, que recibáis con humildad y
caridad éstas y las demás
palabras de nuestro Señor
Jesucristo, y que las pongáis por
obra y las observéis. Y a todos
aquellos y aquellas que las
reciban benignamente, las
entiendan y envíen copia de las
mismas a otros, y si en ellas
perseveran hasta el
fin, bendígalos el Padre y el Hijo
y el Espíritu Santo. Amén. (2Cta
F)