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        ESTÉTICA DEL CULTO POPULAR
           Un análisis de los lugares de culto en
            Las Heras, Mendoza, Argentina.

     Investigación dirigida por la Prof. Sonia Vicente. Alumnas
integrantes: Ana Elena Sánchez González, Mariela Vicente, Graciela
Bartolucci, , María Luisa Molina Colomer, Dorka Fernández, Cristina
Pérez y Fernanda Estalles. Auspiciada por la Municipalidad de Las Heras.


El Departamento de Las Heras:
    El Departamento de Las Heras está ubicado al noroeste de la
provincia de Mendoza, en la República Argentina. Tiene una extensión
de 8.955 km2 y una variada geografía. Está poblado por más de
120.000 habitantes.

     Entre sus atractivos se encuentra el famoso cerro Aconcagua, el
más alto de América, que en durante el imperio Inca constituyó un
lugar de enterratorios y prácticas cultuales.

     La capital del Departamento es la ciudad de Las Heras que forma
parte de un conjunto urbano mayor: “el gran Mendoza”. Éste incluye
también a la ciudad capital de la provincia y a las ciudades cabeceras de
los departamentos de Godoy Cruz, Guaymallén y Maipú.

    El Departamento y su ciudad capital deben su nombre a Juan
Gregorio de Las Heras, lugarteniente del General San Martín en las
campañas libertadoras de comienzos del siglo XIX.
     La población de Las Heras incluye una amplia porción de bolsones
de pobreza y zonas marginales. A la pobreza estructural, consolidada a
través de las numerosas crisis económicas que ha sufrido la Argentina
en la segunda mitad del siglo XX, se suma actualmente un amplio
número de “nuevos pobres”, se trata de aquellos sectores medios de la
población que a causa del deterioro de sus ingresos o del desempleo, se
encuentran ante la imposibilidad de acceder a los bienes y servicios
básicos necesarios. Mientras que los sectores de pobreza estructural
mantienen una localización espacial determinada en el territorio
departamental, los nuevos pobres se dispersan de manera heterogénea
en el resto del espacio urbano.

    La marginalidad se presenta como una nueva situación social,
causada por la pobreza extrema. La escasez de recursos ubica a estos
2

sectores fuera del sistema económico, no participan de los mercados (ni
de trabajo, ni de bienes); viven de la asistencia gubernamental, de la
basura (cirujeo), de la mendicidad (en la forma del mendigo tradicional
o de los nuevos mendigos “cuida-coches” y “limpia-vidrios” 1) o de
actividades consideradas ilícitas (robo o venta de drogas). La carencia
de bienes se traduce en carencias educativas, que a su vez, restan toda
posibilidad de lograr una mejora laboral. La falta de oportunidades es
caldo de cultivo para el alcoholismo, la violencia social y familiar, las
afición a las drogas y la delincuencia.

Des-valoración estética de los lugares de
culto
     La pobreza y la marginalidad se vuelven trampas de las que resulta
muy difícil salir. Desesperanzados y desilusionados de la realidad
cotidiana, estos hombres y mujeres fortalecen su fe en lo sagrado.
Abandonados a su destino social por la indiferencia humana, reclaman
la atención y la ayuda divina a través de la fe y de las prácticas
cultuales.

     Los lugares de culto que hemos relevado abarcan fundamental-
mente a los sectores de pobreza estructural y marginalidad. Casi todos
se ubican geográficamente en barrios pobres (a excepción del Santuario
de la Virgen de Lourdes en El Challao) e involucran a la mayoría de sus
habitantes.

     Estas formas de culto han sido objeto de análisis tanto de la
antropología como de la sociología locales, pero no conocemos un
estudio que focalice específicamente la mirada sobre su estética.
     En general, la reflexión estética mendocina tradicional (y
podríamos hacer extensiva la afirmación a la Argentina) ha estado
dominada por una mirada eurocentrista. El análisis de las problemáticas
estéticas (tanto locales como foráneas) se ha realizado desde el aparato
teórico gestado en Europa. Las teorías del arte se han mantenido en
una posición escencialista, que veía en los principios estéticos europeos
verdades inmutables y válidas universalmente.

     Los mendocinos estamos formados en el arte y la estética europea
y occidental, son estos los conceptos que integran nuestro aparato
teórico y desde ellos miramos, en general, todo el arte, aún el nuestro.
De ello resulta que valoremos la producción estética local de acuerdo
con categorías tales como lo bello, lo sublime, lo kitsch, etc.


1
     Los “limpia-vidrios” son jóvenes que en las esquinas de las calles con semáforos limpian los
    parabrisas de los autos mientras las luz está en rojo, a cambio de unas monedas. Los “cuida
    coches” están en los lugares céntricos donde se permite estacionar vehículos, ofrecen
    vigilancia a cambio de algún dinero.
3

     Los lugares de culto popular en Argentina, y especialmente en
Mendoza, presentan una constitución formal que, desde la mirada del
hombre europeo, no alcanza ni siquiera un mínimo nivel de jerarquía
estética que permita ubicarlos como objeto de análisis.

     Motejados con calificativos tales como “feos”, “horribles”, “de mal
gusto” “kitsch”, “ordinarios” “vulgares”, los espacios de religiosidad
popular en nuestra provincia han quedado fuera de todo interés y de
todo análisis que tenga que ver con el arte. Valorados y calificados
como antiestéticos han sido condenados a la inexistencia artística por su
diferencia con los valores tradicionales del buen gusto y la belleza. Por
ser culturalmente periféricos han sido ninguneados y se han vuelto
ininteligibles para el etistema2 occidental.

     Actualmente se tiende a superar el antagonismo y la
irreductibilidad de esta postura; las ciencias sociales que se ocupan del
arte han producido un cambio de paradigma que implica renunciar a los
intentos de buscar respuestas absolutas; en cambio se proponen
contextualizar el estudio de la producción estética en un tiempo y
espacio acotados. No se buscan ya definiciones concluyentes y
universalmente válidas de las categorías estéticas, sino que las
problemáticas estéticas se analizan en un ámbito temporal y
espacialmente acotado, y se buscan respuestas que sean operativas en
él.

     Autores latinoamericanos (Juan Acha, Gerardo Mosquera, Ticio
Escobar, Adolfo Colombres, etc.) y europeos (Lourdes Méndez) plantean
la superación del modelo estético eurocentrista y proponen nuevos
análisis que impliquen considerar las diferencias culturales y
contextuales y gestar categorías adecuadas para dar cuenta de ellas. A
estas posturas adherimos.

     Ante la necesidad de acotar nuestro corpus teórico, elegimos
algunos sitios existentes en el Departamento de Las Heras ya que esta
investigación reviste un interés especial para el Municipio del
Departamento, entre ellos podemos mencionar: el Santuario de la
Virgen de Lourdes, la tumba del Gaucho Cubillos, las ermitas de la
Difunta Correa y el Gauchito Gil, el sitio homenaje a Gilda, y los
múltiples cenotafios que se encuentran a la vera de las calles y rutas
del lugar.

       Para analizarlas, fue necesario despojarnos de nuestros prejuicios
estéticos y modificar no sólo nuestras concepciones en torno al gusto,
sino también y sobre todo nuestro mirada, porque las ideas sobre lo
que debe ser y sobre cómo debe ser lo bello, lo estético o lo artístico,

2     Utilizamos el concepto de etistema para designar el conjunto de valores, teorías e
    instituciones que fundamentan y conforman un sistema estético
4

establecidos como universales por la cultura occidental, impregnan
todavía no sólo nuestras cavilaciones, sino que también condicionan
nuestra mirada, introduciendo ciertas ordenaciones valorativas en
nuestro modo de ver los objetos. A partir de ahí, intentamos la
construcción de un análisis teórico que diera cuenta del fenómeno desde
el fenómeno mismo, y no desde las categorías propias del arte
occidental.

      Nuestra hipótesis sostiene que los lugares de culto mendocino
que hemos relevado y analizado, tienen pautas estéticas propias
que son coherentes en todos los espacios de la estética marginal
y que deben ser calificadas como diferentes y no como inferiores
a los criterios del etistema occidental.

    Antes de analizar este específico ordenamiento, vamos a hacer una
descripción de los sitios


Los sitios relevados en Las Heras
     Como ya hemos anticipado, los sitios que hemos relevado son
lugares de culto popular destinados a “santos populares”.

     En primer término, analizamos algunos de los muchos cenotafios
que se encuentran a la vera de las rutas calles y caminos de Las Heras.
No están destinadas a perpetuar la memoria de un personaje conocido,
sino al recuerdo de personas que han muerto asesinadas, en accidentes
o de alguna otra forma trágica y repentina. Estos cenotafios que
abundan en la región, son levantados y cuidados por los familiares y
amigos del muerto. Generalmente toman la forma de una pequeña
construcción, de no más de un metro de altura, casi siempre con techo
a dos aguas,     que alberga distintos objetos entre los que suelen
encontrarse, además de flores y velas, elementos personales del
difunto.

     Luego nos ocuparemos de dos ermitas3 erigidas a la Difunta
Correa; la primera de ellas, y la más grande, está ubicada al norte de la
ciudad de Las Heras, camino a Villavicencio; la segunda se levanta en la
localidad de El Pastal; que se ubica también al norte, pero más al este
de la ciudad, cerca de la ruta a San Juan.

    En el Cementerio de la Capital se encuentra la tumba del Gaucho
Juan Francisco Cubillos. Como ha observado la historiadora Roxana Coll,
esta tumba se encuentra en la zona más antigua del cementerio, y
contrasta con las tumbas de mayor valor histórico y artístico del
cementerio que, en general, pertenecen a familias de la oligarquía

3
    Hemos elegido el nombre de ermitas por considerarlas pequeñas capillas.
5

mendocina que ocupó el poder entre mediados del siglo XIX y
comienzos del XX. Todas estas tumbas están erigidas siguiendo las
directivas del arte europeo. Memorias, bóvedas y mausoleos recrean los
lineamientos del arte clásico, gótico, mudéjar y barroco.

     Seguidamente nos ocuparemos del culto al Gauchito Gil, originario
de la provincia de Entre Ríos en el litoral argentino, es relativamente
reciente en la provincia y en Mendoza. En la ruta a San Juan se
encuentra un cenotafio4 y hay otro en El Challao al costado del circuito
Papagallos.

     El culto más nuevo en la zona es de que realizan los devotos de
Gilda, una santa mediática que en vida fuera una cantante bailantera
muerta trágicamente en un accidente automovilístico en el litoral
argentino en 1996. Un sitio para evocar su memoria ha sido levantado
en las cercanías del viejo aeropuerto.

      Como un caso diferente se presenta el Santuario de la Virgen de
Lourdes y sus dos Iglesias, la vieja y la nueva, que se encuentra en El
Challao. El sitio es antiguo en la región y su popularidad ha trascendido
los límites del Departamento de Las Heras. Actualmente concurren a él
peregrinos y fieles de lugares lejanos.

     Finalmente hemos relevado el Cerro de la Virgen, en Uspallata, en
el que convergen muy diversos cultos.

     Todos estos sitios guardan muchas relaciones, pero al mismo
tiempo presentan grandes diferencias. Sin embargo, y desde el punto
de vista estético existe una constante que es la que nos interesa
investigar.

     Entre las relaciones que guardan podemos marcar las siguientes:

     Todos estos lugares han surgido, como sitios de culto, de manera
espontánea.

    En general, se trata de santos populares, es decir, no son santos
reconocidos por la Iglesia Católica, sino que han sido canonizados por la
voluntad de los fieles. Se trata de una evaluación compartida y
consensuada del colectivo popular.

    Los sitios relevados son sitios religiosos activos, es decir a ellos
concurren los fieles que realizan constantes prácticas religiosas. Esto
motiva que el lugar cambie continuamente, no obstante, este cambio se

4
  Cenotafio: monumento funerario sin los restos de la persona a la que se halla
dedicado.
6

realiza dentro de ciertos parámetros que son constantes. Utilizaremos la
denominación de “santuario”5, en sentido amplio, para referirnos a
ellos.

      Todos los santos, en vida, fueron individuos pertenecientes a los
estratos más bajos de la escala social, o bien a sectores oprimidos por
las clases dominantes, circunstancia que los acerca e identifica con sus
fieles. Se trata de santos lugareños, más cercanos a la cultura y a la
historia regional que los santos oficiales, generalmente europeos.

     Las prácticas cultuales se basan en un conjunto de creencias
compartidas según las cuales el santo es amigo de Dios y puede
interceder ante él para lograr favores que ayuden al devoto. El devoto
realiza una promesa al santo: a cambio de un favor concedido
entregará una ofrenda que se deposita en el lugar sagrado. Tales
ofrendas son conocidas con el nombre genérico de exvotos.

      Esta tradición, recuperada por el cristianismo, se origina en el culto
judaico a los mártires durante el periodo de los Macabeos 6. Al inicio del
cristianismo se supone que los mártires tienen una especial relación con
Cristo, por ello se los recuerda y se les pide que intercedan ante el
Señor para lograr algún beneficio. Más adelante, cuando se
institucionaliza el cristianismo los amigos de Dios no son solamente los
que han tenido una muerte heroica, sino también quienes han llevado
una vida ejemplar. Los santos populares objeto de nuestro estudio, no
siempre han tenido una vida ni una muerte heroicas, pero en todos los
casos su muerte ha sido trágica y prematura.

     De acuerdo con los testimonios que hemos recogido, en la creencia
popular, la promesa debe cumplirse necesariamente, pues, de no ser
así, el santo, amigo de Dios, se vuelve vengativo y persigue al devoto
con calamidades y desgracias.

     Entre los exvotos depositados en los sitios, vamos a encontrar los
5
 El término “santuario”, tomado en sentido amplio, se aplica a aquellos lugares que se
considera privilegiados por la misericordia de Dios. Son espacios dedicados a la Virgen
y a algunos santos especiales. Todos los países tienen algún célebre santuario que
atrae la atención popular de una manera especial. Los peregrinos, guiados por algún
ideal sobrenatural se acercan a él en demanda de alguna gracia divina, de algún
milagro, o para agradecer algún favor. Suelen no reparar en incomodidades para
cumplir con el viaje y a veces se imponen grandes sacrificios para cumplir sus
promesas.

6Los Macabeos constituyen una familia de gobernantes que dirigió al pueblo judío en
su lucha contra los sirios (Seleúcidas) durante los siglos I y II a. J. C. El apellido latino
Macabeo (al parecer derivado del arameo makabá, ‘martillo’), pertenece más
apropiadamente al miembro más importante de la familia, Judas, aunque también se
aplica a sus parientes. Las hazañas que envuelven la historia de estos gobernantes se
narran en los Libros de los Macabeos.
7

más variados objetos, resulta muy difícil clasificarlos, no obstante,
intentaremos una sistematización a fin de ordenar el análisis. Hemos
tomado como criterio de clasificación el origen y la función del objeto:

     En primer lugar podemos destacar los objetos que son cercanos,
      personales, apreciados e importantes para el devoto, (entre
      éstos se encuentra, por ejemplo cabello (que implica el acto
      íntimo de ofrecerse a sí mismo), también vestidos de novia,
      cuadernos, rosarios, etc.

     Otros han sido expresamente realizados para la ofrenda:
      tejidos, cajitas, cruces, como así agradecimientos escritos, que
      a veces se concretan en placas metálicas grabadas, en carteles
      de diverso tipo, o en cartas que se dejan en los altares.

     Otros exvotos, están destinados a satisfacer alguna necesidad
      del santo. Así por ejemplo de acuerdo con el mito, la Difunta
      Correa murió de sed, por ello los promesantes llevan a las
      ermitas botellas con agua, a los Gauchos Gil y Cubillos les
      acercan vino y no faltan las velas encendidas.

     Están también otros objetos que simbolizan el problema que
      aqueja al devoto y lo alienta a realizar la promesa: entre ellos
      yesos ortopédicos, chapas de identificación de automóviles,
      ropa, zapatitos y juguetes de niños, que se relacionan
      generalmente con accidentes o enfermedades.

     También hay exvotos que representan al santo o recuerdan el
      momento de su muerte, encontramos imágenes, retratos, o
      fotografías.

     En muchos casos el exvoto tiene la intención de difundir el mito,
      hemos encontrado estampitas y fotocopias que relatan la
      leyenda del santito, o que enseñan oraciones para rezarle.

     Finalmente hemos observado la presencia de muchos objetos
      que tienen una función decorativa, pero que a su vez, se
      relacionan con alguna tradición cristiana. Entre éstos podemos
      citar flores (naturales, de plástico o de tela), que desde antiguo
      acompañan el culto a los muertos, adornos navideños, rosarios,
      cruces hechas de diversos materiales, etc.

    Los sitios de culto, en todos los casos, están atendidos por vecinos
reverentes y dispuestos que cuidan el lugar, administran las ofrendas y
mantienen la limpieza y el orden.

    En general, en todos los casos, es posible apreciar, de distinta
8

manera, la influencia de la globalización y de ciertos procesos de
hibridación cultural que explicaremos puntualmente en cada caso.




Nueva mirada a la estética de la religiosidad
popular
     Tras observar reiteradamente los diversos sitios, y luego de un
esfuerzo para despojarnos de nuestros prejuicios en relación a los
criterios del gusto, llegamos a algunas conclusiones en torno a la
estética de estos lugares de culto:

    Desde el punto de vista de la producción de estas obras-altares
observamos que el lugar no se constituye con una intención estética
pura, sino que son sitios destinados al culto, donde lo estético cumple
una función importante (adornar), pero sin ser exclusiva, ni dominante.

     Desde el punto de vista formal podemos observar en la obra-altar
una conformación en constante cambio. El sitio se renueva
continuamente con la inclusión de nuevas ofrendas y con el retiro de
otras.

    Los elementos presentes se mueven, sin contradicción, entre dos
polos: la representación icónica del santo (a través de imágenes de
yeso estampitas, dibujos, pinturas, etc.) y la presentación real de los
exvotos.

     El orden de los elementos que conforman el “espacio sagrado” se
caracteriza por ser distinto al que prioriza la mirada occidental. Desde el
punto de vista del buen gusto, se trata de una multitud de objetos
colocados en total desorden, sin embargo, una observación más
detenida nos manifiesta la existencia de criterios de clasificación de los
objetos según su tipo y función.

     Existe predilección por la abundancia y la profusión, que son, en
todos los casos, nuevos criterios de valoración estética positiva. Es
decir, desde el punto de vista de la estética popular, el lugar es “más
bonito”, en la medida en que tenga mayor cantidad de objetos.

      También hay una firme inclinación por los colores fuertes, puros y
brillantes. Esta misma tendencia existe en el folklore de muchos
pueblos europeos y americanos. Esto lleva a añadir en las ofrendas
elementos que realzan el colorido y el brillo. Hemos observado la
presencia de papeles brillantes, adornos navideños, moños de regalo
9

que acompañan y “hermosean” a la ofrenda, agregándole un tono
festivo y rutilante.

     Nos preguntábamos si tal vez, esta predilección por el brillo en la
estética popular, tenga sus orígenes en el gusto indígena (poshispánico)
por el oropel, que parece ser un sustituto del oro perdido en la
conquista. Despojados de los objetos sagrados y ceremoniales hechos
de metales preciosos, los pueblos andinos debieron buscar, con
nostalgia, un medio para reparar la pérdida del “resplandor solar” que
les fuera arrebatado por el español y lo reemplazaron por el oropel (o
“falso oro”) primero hecho de latón y más tarde de plástico.

    En muchos casos prima un criterio de eficiencia junto a la
necesidad cultual y estética. Así por ejemplo, se eligen flores de plástico
o de tela, no sólo por su colorido sino también por su duración. El buen
gusto occidental, en cambio, privilegia la autenticidad, antes que la
permanencia, las flores, como todos los elementos naturales, son
siempre preferidas en lugar de sus sucedáneos de plástico, tela o papel.

     En muchas de las ofrendas, sobre en todo aquellas que representan
al santo (imágenes de yeso, estampitas, retratos o dibujos) existe una
vocación naturalista, aunque, no se trata, como en la tradición
occidental, de imitar a la naturaleza ideal. No interesa que la
representación esté realizada según un canon que garantice la medida y
la proporción de las partes, con el objeto de obtener un producto bello,
que provoque en el espectador aquella experiencia placentera que sólo
provoca lo bello. La intención, es representar al santo, o al suceso en el
que este pierde la vida de un modo simbólico. Y esto, por
desconocimiento de la tradición europea en la representación de la
figura humana, o con una intención expresa de exagerar ciertas partes
del cuerpo.

    Aquí va imagen de la difunta

     Los criterios estéticos dominantes (predilección por la profusión de
elementos, los colores brillantes, y por los materiales sucedáneos,
especialmente el plástico) se manifiestan también en las casas,
jardines, medios de transporte y vestimenta de los sectores pobres y
marginales.



Similitudes con el arte conceptual y el museo.

El espacio de culto como instalación

    Desde el punto de vista estético, los lugares de culto presentan
10

similitudes con algunas formas de arte conceptual: las instalaciones.
Estas producciones del arte contemporáneo son caracterizadas por
Jorge Glusberg de la siguiente manera:


                     “La instalación es una obra única, que se genera a
                   partir de un concepto y/o de una narrativa visual;
                   creada por el artista en un espacio concreto, en él se
                   establece una interacción completa entre los
                   elementos introducidos y el espacio considerado
                   como obra total. Es obvio que las instalaciones
                   requieren también la participación del espectador,
                   pero no para vivir episodios sino para descifrar
                   mensajes, para rescatar ideas. Al observar la obra
                   desde distintos ángulos la percepción se convierte en
                   proceso. [...]. La relación entre obra y espacio se
                   transforma en el caso de las instalaciones. Ocupado
                   por la obra el espacio se aparta de los demás
                   ámbitos y se define como “espacio de arte”.

     Los sitios a los que nos referimos cumplen con el requisito de ser
generados a partir de un concepto (el culto al difunto milagrero) y
también con el de estar creados por el artista (en este caso un colectivo
anónimo). Son además espacios concretos que pueden ser ocupados y
recorridos. Sin embargo, la función que tienen los diferencian de las
instalaciones: mientras la instalación tiene una función estética pura y
autónoma, el sitio de culto cumple funciones cultuales. En la instalación,
el espacio se constituye como “espacio de arte”, es decir, un ámbito
donde la dimensión estética se vuelve autónoma y dominante,
mientras que en las obras-altares el espacio se vuelve “ámbito sagrado”
en el cual se establece una interacción entre los elementos introducidos
(ofrendas) y el espectador-devoto que no está presente para descifrar
conceptos y significados sino para quebrar la distancia entre lo cotidiano
y lo sobrenatural.

    Por otra parte, existe también una diferencia que conviene marcar
en el productor; mientras el productor de la instalación es un artista, o
grupo de artistas, reconocidos como tales por la sociedad, y muchas
veces consagrados, el productor de la obra-altar es un colectivo
anónimo: los fieles.

El espacio de culto como museo

      Desde otro punto de vista también podemos establecer una nueva
analogía entre los lugares de culto y una de las más prestigiosas
instituciones del arte: el museo.
11

    Por definición, el museo es una institución en la que se realizan
exposiciones de objetos artísticos. Existen tres tipos de exposiciones: la
permanente, la temporaria y la itinerante. De acuerdo con los
documentos del Instituto Superior de Formación Docente, área
Museología de La Plata, estos distintos tipos de exposiciones se
caracterizan por lo siguiente:

                        “La exposición permanente está constituida por el
                       conjunto de objetos y especímenes que tipifican el
                       acervo del museo y no puede ser suprimida sin que
                       el mismo pierda su carácter.
                           ........................................................................
                        “La exposición temporaria tiene por fin clarificar
                       algún aspecto de la exposición permanente y para
                       ello puede recurrir a parte del acervo que no se
                       exhibe en la misma, al acervo externo o a parte de
                       uno y otro.
                           ........................................................................
                        “La exposición itinerante está constituida por parte
                       de la colección que se destina a su exhibición fuera
                       del ámbito del museo.”7

     Como ya hemos dicho, la constitución de los sitios de religiosidad
popular está en constante cambio. Hay un grupo de objetos-ofrendas
que por su valor estético, o por su ubicación (por ejemplo las plaquetas
adosadas a las paredes) o por su durabilidad,          se mantiene en
exposición permanente, conformando parte del patrimonio sagrado y
estético del sitios. Otras ofrendas permanecen un tiempo en el lugar y
luego son retiradas por los cuidadores y depositadas en un sitio
especialmente destinado a tal función (vamos a describir esto en los
casos puntuales). Estos objetos constituirían la exposición temporaria.
Paralelamente, en algunos casos (Gilda, Gauchito Gil y la Difunta),
encontramos también exposiciones circulantes. En efecto, los
cuidadores     envían     algunos   exvotos    al   santuario    original,
constituyéndose estas ofrendas en verdaderas exposiciones itinerantes
que luego de ser exhibidas un tiempo en el ámbito sagrado de origen,
son trasladadas al santuario originario para conformar parte de la
colección permanente de ofrendas a un santo.

     La diferencia entre el sitio sagrado y el museo, radica,
nuevamente, en la función del espacio y de los objetos que los ocupan.
Mientras en el museo encontramos un espacio netamente artístico, en
el que prima una función estética pura, desprovista absolutamente de
cualquier función utilitaria, en el espacio consagrado tanto los objetos

7
    Documento nº 4, 1997
12

como el ámbito tienen una función cultual y lo estético está subordinado
a ella con otra función: la decorativa. En los espacios de religiosidad
popular la dimensión no puede desprenderse de su carga simbólica,
mientras que en el museo, lo artístico se define precisamente por la
autonomía de lo artístico frente a lo sagrado, a lo utilitario y aún a lo
decorativo.




     Es notable como esta estética se impone con fuerza, más allá de
los intentos depuradores y de “buen gusto” que a veces pretenden las
autoridades. Relevando la tumba del Gaucho Cubillos en el Cementerio
de la Capital, pudimos observar un hecho interesante: desde hace
varios años, la comuna viene reemplazando las antiguas cruces de
metal de las tumbas más humildes, por cruces blancas, todas del
mismo tamaño, puestas sobre una base de cemento, al estilo de los
cementerios europeos y norteamericanos donde descansan los restos de
lo combatientes de guerra, en los que prima un criterio racionalista y de
uniformidad estética.

     Sin duda, el propósito comunal era eliminar la diversidad de cruces
y adornos sepulcrales y la parafernalia de objetos, retratos y flores
plásticas que conferían al cementerio un aspecto reñido con el buen
gusto y la sobriedad clásica. Sin embargo, y luego de un breve tiempo,
las tumbas y las cruces blancas, comenzaron a llenarse de múltiples
floreros con flores frescas o artificiales, retratos y objetos diversos. A
modo de ermita o cenotafio, los familiares de los muertos colocan
sombrillas de playa, de múltiples colores, bajo las cuales se protegen
del sol y la lluvia los retratos del difunto y sus objetos favoritos. De este
modo, al parecer se logra un contacto más cercano con el ser querido.

     Tal vez, el Municipio capitalino deba revisar sus intenciones de
racionalizar la estética sepulcral y permitir al colectivo popular
conformar las tumbas de acuerdo con sus preferencias estéticas y su
sentir.

     A continuación comenzaremos el análisis de los diversos sitios y su
estética.
13



                        CENOTAFIOS


                   “La muerte, esa dolorosa sensación irreversible es
                  atenuada, algunas veces, por artificios que cambian
                  su sombra por un rayito de luz.
                    “El sufrir mueve el caminar y el ademán del
                  doliente para construir, sin saberlo, sin pensarlo, solo
                  sintiéndolo, un testimonio de su pesar, entonces con
                  tres ladrillos, con alguna estampita de cualquier
                  santo y una vela, instala su angustia y reemplaza
                  una vida por un objeto”... ( Chalo Tulián, catálogo.)



Concepto y sentidos:
    De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico Salvat, encontramos
que el término cenotafio tiene como significado:

                       “...Monumento funerario de carácter votivo,
                  erigido en memoria de alguna persona sepultada en
                  otra parte o de la que se perdió el cadáver”...
                  (Enciclopedia Salvat, tomo 6, p. 803.)

      Asimismo parece relevante detenernos en el origen del término. El
mismo proviene del griego kenotáphion; de kenos, vacío y taphos,
sepulcro. Dado que esta extendida costumbre de erigir especies de
altares para recordar el fallecimiento de una persona en el lugar mismo
del hecho y no en el lugar donde efectivamente se encuentra el cuerpo,
constituye una verdadera tradición popular, resulta muy difícil encontrar
información teórica o científica sobre los mismos.

    Estos cenotafios son populares en muchos países latinoamericanos,
así por ejemplo en Perú, en los sitios en que alguien "ha sido
sembrado", es decir asesinado, se colocan nichos u ollas en las que
arden velas día y noche y se los llama "almas". En Paraguay se los
conoce con el nombre de “cruces” y sobre ellos dice el investigador
Ramón C. Bejarano:
                    "En algunas calles de la ciudad de Asunción, o en
                  los caminos en la campaña, existen cruces donde
                  fallecieron trágicamente algunas personas, y a las
                  cuales manos piadosas o los mismos parientes
14

                         construyen un nicho de mayor o menor tamaño”. 8

     Si bien la ciencia no los ha tenido demasiado en cuenta, el arte se
ha ocupado mucho de ellos, ya sea a través de la representación visual
o de la literatura. Hemos creído conveniente incorporar un cuento de un
autor mendocino, Juan Draghi Lucero en el que el autor caracteriza a
los cenotafio y revela los sentidos que éstos tienen en la cultura
popular. El cuento se titula Las fuerzas oscuras. Como el autor lo hace
con palabras que resulta muy difícil superar, hemos decidido transcribir
parte del relato:

     Éste se construye a partir del encuentro entre un folcklorista 9,
defensor de cultos y creencias populares y un futuro médico defensor
de teorías y verdades científicas. La discusión, en la que cada uno
expone sus propios argumentos, se lleva acabo en términos de respeto
y cierta amabilidad. En medio de la discusión surge una interesante
definición del término que nos servirá para comprender profundamente
sus implicancias:

                           El folklorista- “El nicho – contesté – es un
                         cenotafio, vale decir una tumba vacía. Es una
                         manifestación folklórica de forma material que se
                         emplaza en el sitio preciso donde cayó        muerto
                         alguien. Generalmente adquiere significación si el
                         muerto fue víctima de un asalto o baleado por la
                         justicia. Hay otros nichos, los comunes, que
                         recuerdan simplemente a la muerte de cualquier
                         persona, pero siempre marcan el lugar de la caída
                         postrera. Los nichos adquirieron gran auge a raíz del
                         espantoso terremoto de Mendoza de 1861. Hasta 20
                         años después podían verse a estas ruinas llenas de
                         velas, Con la reedificación de la ciudad caída y la
                         vigorización de las profilácticas medidas municipales,
                         se logró sanear esa zona urbana, pero quedó la
                         costumbre fuertemente arraigada, de levanta nichos
                         al margen de los caminos de campaña. En el fondo
                         es una de las formas de veneración de los muertos;
                         más aquí      está lo tremendo, lo que           tiene
                         grandísimas aristas sociales: Por una misteriosa

8
 BEJARANO, Ramón, Carai Vosá, Toledo. Serie Estudios antropológicos nº 1 Asunción
del Paraguay, Toledo, 1960.
9
     El término folklorista en este caso, permite a Draghi Lucero denominar a aquellos que son
    defensores de la cultura popular. Actualmente el término folklorista resulta muy estrecho
    para denominar a quienes hacen un rescate de lo popular, y su significado a quedado
    restringido y ligado al folklore, que sería sólo un aspecto dentro de la tradición y cuya
    delimitación dentro del universo de la cultura popular encierra en muchos casos, una
    connotación ideológica.
15

                 asociación de tradiciones e ideas subsistentes no
                 merecen, en la mente popular, un nicho los que
                 mueren “naturalmente” en su cama. Así pues, el
                 virtuoso ciudadano D. Juan Pérez, que nunca hizo
                 mal a nadie, que vivió en paz con otros y fue
                 respetuosísimo de las leyes y de la autoridad y que,
                 por fin, fallece rodeado por los suyos en la paz del
                 hogar, ese señor tan perfecto no gozará de los
                 beneficios del nicho. Sí lo tendrá aquel que, bueno o
                 malo, cayó para siempre en el camino que los pobres
                 trajinan siempre a pie y con la carga de sus pesares
                 encima. El camino, especialmente el del campo, es
                 de todos, pero es menos de usted que lo recorre a
                 80 kilómetros en su aerodinámico, que de los peones
                 de su bodega y de sus viñas que lo traquean al son
                 de sus cavilaciones. El camino tiene un sentir que no
                 es del paisaje circundante sino que reside en la
                 planta sufrida de los caminantes... –

                       Allí están en su elemento los nichos, allí puede
                 la mujer o el hombre desheredado rendir culto al que
                 cayó. Lo que vio usted el lunes pasado en los nichos
                 que menciona, son las velas votivas que reafirman la
                 “manda”, o sea un pedido clamoroso que no puede
                 hacerse a las autoridades ni a las instituciones
                 científicas. Se pide un milagro porque sólo un
                 milagro puede salvar al hijo desahuciado; sólo un
                 milagro los sacará de la miseria; sólo un milagro les
                 hará conquistar un amor imposible; sólo un milagro
                 los liberará del azote de las desdichas. Las monedas
                 que usted vio, seguramente las dejó un jinete
                 apurado: con ellas comprará unas velas el vecino o
                 vecina que atiende ese nicho y las encenderá en el
                 nombre del ausente el próximo lunes en la noche,
                 día de las ánimas. Difícilmente verá usted un nicho
                 sin su vela prendida en la noche señalada. Hay
                 verdadera mística en esta práctica que creo
                 piadosa.-...” (Juan Draghi Lucero, Las fuerzas
                 oscuras, p. 83)

      Con este párrafo nos parece, esclarecemos cuál es y en qué
consiste esta tradición que venera y acerca de alguna manera el mundo
de los vivos con el mundo de los muertos.


La estética de los cenotafios:
16

      Ahora bien, desde un punto de vista formal, basándonos en la
observación de un relevamiento fotográfico de los nichos que se ubican
en la ruta hacia San Juan, en el departamento de Las Heras, podemos
observar toda una serie de objetos que caracterizan estas
manifestaciones: latas de conservas vacías, botellas con agua, casitas
de madera, partes de automóviles, llantas, imágenes de santos
populares, cruces, piedras pintadas de blanco, nombres propios y
fechas significativas, velas, cera derramada, rosarios, imágenes,
vírgenes, estampitas, cuadritos con retratos, flores artificiales de vivos
colores, placas con inscripciones, puertas enrejadas que cierran el
pequeño recinto.

     Generalmente estos nichos se ubican al borde de un camino, tal
vez esto se deba a la gran cantidad de accidentes que ocurren en ellos,
o quizá al hecho de que por allí transita la gente, allí muere por
accidente, enfermedad o de manera violenta y allí el cenotafio puede
ser “visto” por otros cumpliendo así con su misión de mantener viva la
memoria del muerto.

     Normalmente los cenotafios están compuestos por una gruta o una
pequeña casita con techito a dos aguas, que puede estar a la altura del
piso o elevado sobre un pie de madera o alguna estructura similar.
Siempre están coronados por una cruz, la mayoría de las veces en esta
cruz, o en una placa, en algún lugar visible del nicho, puede leerse un
nombre (o varios) y una fecha alusiva. El acceso suele ser un caminito
señalado y delineado por pequeñas piedras pintadas de blanco.

     En el interior, siempre hay un objeto que se destaca frente a los
demás: una foto, una estampita, un florero con flores de alegres
colores, una imagen, etc. Este objeto, a su vez se va rodeando
progresivamente de otros objetos similares que evidencian las mandas
de los vecinos que las atienden o de algún caminante que, como en el
cuento señala su paso con alguna ofrenda.

     Progresivamente los espacios interiores y exteriores que rodean a
los cenotafios van adquiriendo un carácter abigarrado, mixto,
desordenado, llamativo y particularmente colorido.

      Son en sí mismos espacios pequeños, continentes, protectores de
los exvotos y las mandas que cobijan. Son espacios oscuros,
abigarrados, desligados.

     Los objetos contenidos no tienen un orden aparente, y tampoco
parecen guardar relación entre sí, están allí por el hecho de que
significan algo: una promesa, un ferviente deseo o el agradecimiento de
quienes los han colocado allí. Cada objeto, en suma invoca una historia
y una serie de sentimientos que se nos hacen presentes en forma
17

material.

     En el autor colectivo y anónimo que construye estos sitios, siempre
hay una intención estética: se pretende que el nicho luzca bonito y este
objetivo se logra a través de la ornamentación abundante de colores
puros, fuertes y brillantes. Así por ejemplo, las cruces están adornadas
con flores artificiales a modo de verdaderos arreglos florales, en muchos
casos han sido hechas con papel o tela, de manera artesanal con
evidente esmero. La entrada al lugar suele estar señalada, como ya
dijimos, por un caminito bordeado de piedras prolijamente pintadas. En
el interior del cenotafio los objetos se disponen con un orden que se
basa en el criterio de la abundancia y la yuxtaposición. Mientras más
objetos hay, con más color y brillo, más bonito es el sitio.

     La cantidad de objetos, su estado y la limpieza varía en cada uno
de los cenotafios. Tal vez este hecho se deba fundamentalmente a que
el nicho es mantenido por una persona, una familia, o un grupo de
amigos allegados al difunto.

     Si los comparamos con las ermitas o santuarios de los santos
populares que hemos relevado, podemos observar que en general son
más pequeños y homogéneos, más familiares y anónimos. De todos
modos, sería un sería error hacer de esta suposición una regla, es
sabido que los cenotafios, estos pequeños     altares para santitos
anónimos, en muchas ocasiones        cobran fama y terminan por
convertirse en conocidos santos populares, como son, de hecho el
Gaucho Cubillos o la Difunta Correa.

      La estética de los lugares de religiosidad popular está, sin duda,
fuertemente entremezclada con el culto y la fe. No es posible separarla
y analizarla como estética pura. Vistos desde los criterios impuestos por
la belleza europea, resultan lugares antiestéticos y oscurantistas, de
escaso valor para una historia del arte, que hasta aquí ha tomado
solamente a la producción académica como objeto de estudio. Estas
mismas ideas están vertidas en el relato de Draghi Lucero que antes
citáramos. A modo de conclusión y para aportar al lector una reflexión
hecha desde el arte, citamos nuevamente el cuento, así el lector podrá
vivenciar que para entender el cenotafio hay que analizarlo
estéticamente, pero sin desligarlo de su condición de espacio de culto:

                    Folklorista: “-Cuando sea usted médico cobrará
                  las consultas a sus clientes. El Estado aplica
                  impuestos cada vez más elevados. Toda religión es
                  mantenida con dinero. Las pobrecitas ánimas se
                  contentan con ¡Tan sólo la llamita de una vela! –

                    Doctor: “- ¡Se diría que usted tiene fe en las
18

                  ánimas de los nichos!
                    Folklorista: “-Por momentos, sí, y por momentos
                  me privo de ello por los imperativos científicos. Pero
                  entre estas dos fuerzas, la folklórica y la
                  antifolklórica, sigo siendo un folklorista. Sólo con la
                  ayuda del folklore puede llegar a comprender la
                  Historia y muchas encrucijadas de orden social. Si los
                  economistas teóricos trazaran sus planes con el
                  conocimiento cabal de la idiosincrasia de nuestras
                  masas no errarían tanto y ¡tan lejos!. Le voy a
                  demostrar mi querido futuro galeno que su empaque
                  científico no descansa en un fondo filosófico ni
                  enraizado ni profundo. Usted sólo ha visto en los
                  nichos    callejeros    un   motivo    antiestético   y
                  oscurantista, casi con el criterio del munícipe. ¿No
                  cree que esta manifestación, de hondo contenido
                  folclórico tiene otros matices más profundos y
                  estables? ¿Nada le mueve a usted a inquirir desde
                  terreno científico a lo que es realmente empírico?.
                  ¿No se preguntó usted “por qué” se prenden velas en
                  los nichos callejeros?. ¿No será ése, el lugar de la
                  eterna despedida, un punto de misteriosas y santas
                  citas?. ¿Qué hay de verdad en lo que presiente el
                  pueblo que el alma vuelve al lugar donde se liberó de
                  la carne?. ¿Y si la llama de la candela fuera la
                  campana que reúne a las almas de los vivos con la
                  de los muertos para santas pláticas?. ¿Qué es la
                  vida?. ¿Qué es la muerte?-...”

     Es evidente que en la mente de las masas populares, la muerte se
siente en forma distinta, está allí, pegada e inseparablemente ligada a
la vida, y es parte de la misma...
19




                EL GAUCHO CUBILLOS

Historia y leyenda:
     Juan Francisco Cubillos, conocido como el “Gaucho Cubillos”,
nació en 1869 en Curicó, República de Chile. Se lo describe como un
hombre de cuerpo mediano, bigote poblado y pelo corto, color castaño
oscuro, siempre vestía camisa blanca, pantalón de hilo, medias y
alpargatas blancas. Perteneció a una familia humilde, de escaso nivel
cultural.

     Sus andanzas comienzan tempranamente, en 1887 cuando sólo
contaba 18 años. Por ese tiempo abandona Chile y se radica en
Mendoza, en la zona de Tunuyán. Aquí comete su primer robo y tiempo
después se produce su primera detención. Escapa hábilmente de la
cárcel (sus habilidades de escapista lo harán famoso) y continua sus
andanzas de ladrón. El fruto de sus delitos se repartía entre el pobrerío
de la zona.

     Es capturado y encerrado varias veces, pero siempre logra escapar.
La gente humilde lo ampara en sus hogares y Cubillos, pronto se
transforma en un héroe popular, que reivindica a los pobres de la
injusticia y el desamparo social.

    Se fugó del penal por última vez fue en 1895 tras sobornar a uno
de sus custodios, y prosiguió sus andanzas. Se volvió temerario,
robando y huyendo de un lado a otro.

     Consciente de que la policía lo buscaba intensamente se refugió en
las minas del Paramillo, en Uspallata, activas en aquella época. Los
mineros que trabajaban en ese lugar le brindaron hospitalidad,
protección y silencio. Para esa fecha la figura de Cubillos ya había
cobrado fama en la imaginación popular que había agigantado sus
aventuras, convirtiéndolo en un segundo “Juan Moreira”. En Paramillos
se volvió cuatrero robando caballos y vacunos que luego vendía, con el
dinero obtenido compraba azúcar, cigarrillos, yerba, vino, y otras
vituallas que repartía entre los mineros, así se ganó su respeto y
admiración y fue popularizado con el mote de “El Rey de los mineros”.

     Aunque existen algunas versiones que lo acusan de haber cometido
el delito de homicidio, la justicia solo pudo comprobar en sus procesos,
robo y desacato a la autoridad.

    Este ladrón que había ingresado siete veces a la penitenciaría y
20

escapado otras tantas, fue asesinado a los veintisiete años de edad, el
26 de octubre de 1895, por dos policías que lo buscaban y se
encontraban trabajando, haciéndose pasar como mineros para capturar
al prófugo. Según algunas versiones, mataron a Cubillos en defensa
propia, otras dicen que fue asesinado mientras dormía.

     El “Rey de los mineros” murió en una lucha desigual, en
condiciones que nunca se esclarecieron para la memoria popular. Quedó
tendido luego de recibir una puñalada en el corazón, varios puntazos,
un golpe dado con el revés de una daga sobre el ojo derecho, y un
balazo disparado a cuatro pasos de distancia.

      Inmediatamente los mineros se apoderaron del cadáver,
velándolo durante dos días. Posteriormente la justicia trasladó el cuerpo
a la ciudad para que se le realizara la autopsia y luego recibiera
sepultura. Con la muerte del Gaucho Cubillos culmina su historia
cronológica y comienza su otra historia, la del mito. A los pocos días de
su desaparición, dice Los Andes (el diario de la ciudad):

                            “Objeto de una viva curiosidad ha sido durante los
                          últimos tres días, entre la gente de pueblo que ha
                          concurrido al cementerio, la tumba en que descansan
                          los restos del famoso Cubillos. Situada en el ángulo
                          sudeste del panteón destinado para los pobres de
                          solemnidad, aquella llamaba la atención entre todas
                          las demás por la profusión de coronas con que se
                          encontraba cubierta” (Verzbickis. El “Gaucho”
                          Cubillos, un hombre que venció al olvido, p.34).

    Emergente de la injusticia social, representante del bandolerismo
benéfico, con su muerte se transforma en héroe y es santificado por la
voluntad popular, convirtiéndose en mito de nuestra región.


Estética de la tumba:
     Como ya hemos anticipado, este lugar se encuentra en la zona
antigua del Cementerio de la Capital10 ubicada en parcela 26, cuadro H.

     La tumba, hoy una verdadera ermita fue remodelada en el año
1994. El recinto es pequeño, construido de ladrillo, de manera simple y
austera, el techo es de dos agua, de chapas de policarbonato verde,
sostenidas por vigas metálicas, el interior se halla revestido de azulejos.
Alberga los restos del gaucho y una gran cantidad de ofrendas que
depositan a diario los devotos. Al ser pequeño, se vuelve un espacio
10    El cementerio recibe este nombre porque está atendido por la Municipalidad de la ciudad
     capital de Mendoza.
21

íntimo, propicio para que exista una relación espiritual entre el fiel y el
héroe legendario.

     Hay un encargado que se ocupa de la limpieza del sitio y del
recambio de exvotos, como el espacio es pequeño y los fieles son
muchos, el encargado guarda los más antiguos en un depósito,
especialmente destinado a tal fin. Este encargado es, a su vez, quien
clasifica los objetos y contribuye a la construcción del ordenamiento
estético que impera en el sitio.

     Los exvotos que se ofrecen al difunto son muy variados y
semejantes a los que luego vamos a encontrar en otros sitios: flores
naturales o artificiales, de plástico o de tela, elegidas por ser más
perdurables y colocadas en variados floreros de diversos materiales: de
cerámica, de plástico, o simples frascos de vidrio que cumplen la
función de floreros. También hay rosarios, cruces de diferentes
tamaños, maquetas de casas de madera, de cartón, adornos navideños,
juguetes, como por ejemplo peluches, camioncitos, muñecas, zapatitos
de niños pequeños, sombreros, ropa, imágenes en yeso de vírgenes,
entre ellas la de Luján, y también estampitas de santos mezcladas con
fotos de gente devota con mensajes y gran cantidad de placas de
agradecimientos.

     Todos estos objetos están clasificados y agrupados en sitios
específicos. Hay estanterías que rodean las paredes en el interior de la
ermita, allí se agrupan los juguetes, los retratos, estampitas la ropa y
los muchos y muy variados objetos; los rosarios, zapatitos, sombreros,
y algunos ramos de flores artificiales, cuelgan de las vigas metálicas
que sostienen el techo de la ermita; las placas recordatorias están
colocadas en las paredes, por adentro y por afuera, y los fieles más
pobres que no pueden pagar una placa escriben sus agradecimientos en
las paredes a modo de graffiti; sobre la tumba hay múltiples floreros,
en la parte de atrás se ubican las velas y hay un sector donde los
estudiantes ofrendan sus cuadernos de clase.

     Los colores que prevalecen son los puros, o sea el rojo, el verde, el
azul, el amarillo, como también el dorado y el plateado, estos últimos
muy simbólicos y relacionados con la divinidad.

     Sobre la lápida de mármol bajo la que descansan los restos del
gaucho, han colocado carpetitas11 de plástico o tejidas a mano, que
sirven de apoyo a objetos importantes (vírgenes, floreros, entre otros),
su presencia convierte al recinto en un espacio habitable y hogareño, es
decir, en la casa del Gaucho Cubillos, quizás el deseo popular sea el de
concederle a este hombre un espacio permanente y acogedor, símbolo

11    La “carpeta” es un tejido, generalmente de hilo, de forma circular que se utiliza como base
     para adornos o lámparas. También existen de plástico, sucedáneo pobre del encaje.
22

del hogar que no tuvo en su corta vida en la que siempre fue prófugo
de la justicia.

     En el centro del santuario, entre el arco de la pared frontal y
principal se encuentra un retrato del gaucho, realizado a lápiz negro por
un fiel anónimo, y enmarcado. Sobre un fondo vacío se representa al
personaje, al parecer sobre la base de una fotografía. Los trazos son
minuciosos y naturalistas, la fisonomía del retratado aparece registrada
con detalle y su vestimenta es la típica de la época (finales del siglo
XIX).

     Llama la atención la hibridación (fruto de la globalización) que
también caracteriza a este lugar, hay una interesante mezcla de
imágenes que recuerdan otros cultos y otros héroes sociales: diferentes
vírgenes, estampitas de santos, una calcomanía del Che Guevara, y
también ídolos y figuras mediáticas como Rodrigo12.




12    Cantante cuartetero muerto trágicamente en un accidente automovilístico en el año 2000 al
     que nos referiremos más adelante.
23



                     DIFUNTA CORREA

La historia:
      Dice la tradición de San Juan que durante los primeros años del
 siglo XIX, en la localidad La Majadita, de la provincia de San Juan
 nació María Antonia Deolinda Correa, conocida más tarde como la
 Difunta Correa. A los veinte años se casó con el criollo Baudilio Bustos
 y se establecieron en Caucete. Poco después tuvieron un hijo.

      Hacia 1835 Bustos fue reclutado para fortalecer la tropa del
 ejército de Facundo Quiroga. Se resistía a partir debido a una
 enfermad pero fue llevado a la fuerza. Esto impulsó a Deolinda a
 seguir sus pasos junto con su pequeño hijo. Anduvo por el camino que
 lleva hacia La Rioja y en pleno desierto se quedó sin agua. Extenuada,
 siguió su marcha, pero al fin cayó en un cerro de la localidad de
 Vallecito, derrotada por el cansancio, el calor y la sed. Junto a sus
 pechos quedó el niño mamando de la madre muerta. Poco después los
 encontraron unos arrieros que pasaban por el lugar. Ellos dieron
 sepultura a la difunta en el mismo lugar en que había fallecido y
 llevaron al niño a un sitio seguro.

     El culto es iniciado por un arriero que a fines del siglo pasado
llevaba su ganado desde Valle Fértil a San Juan. Al atravesar la región
de Vallecito el ganado se le dispersó; desesperado el arriero tropezó con
la tumba de la Difunta y le rogó que lo ayudara a recuperar sus reses:
al día siguiente encontró a sus animales reunidos en el valle. Él habría
sido quien levantó el primer santuario a la Difunta. Poco a poco el
milagro concedido por Deolinda Correa comenzó a ser conocido y con él
también de su desgracia. Se convirtió en un símbolo de amor maternal,
en la protectora de los arrieros y de la gente humilde y pronto su culto
fue incorporado a la tradición popular.

     Si bien se trata de una tradición específica del desierto en el cual y
por el cual Deolinda Correa muere de sed, la tradición trascendió los
límites de San Juan y hoy se difunde por América. En muchos lugares
se levantan santuarios a los que concurren los devotos para recordar su
memoria y para pedir su intermediación ante Dios y la Virgen. Como
agradecimiento por una gracia concedida, o simplemente como
evocación de su memoria los fieles dejan diversos exvotos. La botella de
agua es una de las más ofrendadas y puede considerarse como un
símbolo típico de la exteriorización de este culto.

    También la peregrinación al lugar constituye una ofrenda y es un
24

modo de recrear el sufrimiento de la Difunta. Especialmente en la
provincia de San Juan los devotos cumplen sus promesas caminando
largo kilómetros y muchos llegan al santuario de rodillas o
arrastrándose sobre sus espaldas.

El Mito
     La historia de la Difunta Correa se confunde con la leyenda.
Divulgada por la tradición oral esta historia forma parte del sentir
popular. Sin embargo, sabemos que muy difícilmente la Difunta Correa
pueda ingresar como santa oficial de la Iglesia Católica, pues su
existencia física no ha podido ser documentada fehacientemente. No
hay rastros de Deolinda Correa que permitan probar que vivió y que su
historia es real.

    No obstante, Horacio Viduela, un historiador de la Universidad de
San Juan sostiene que pese a la falta de documentos, la historia de
Deolinda Correa es un hecho real:


                   “Esta tradición sublimada en mito por la fe del
                  pueblo, relata un acontecimiento real. No es leyenda
                  a pesar de la falta de documentos. La única
                  constancia parece ser una lápida de piedra
                  encontrada     en     el   viejo    templo    de    Villa
                  Independencia, en Caucete, que reza: “Recuerdo de
                  gratitud y justicia a la caritativa Difunta Correa. Que
                  en paz descanse. 1892”. Es probable que la Difunta
                  no sea jamás canonizada, pero la devoción hacia ella
                  no es contraria a la fe religiosa”.

     Si bien no hay documentos reconocidos por la Iglesia Católica, que
certifiquen las versiones sobre la vida y milagros de la Difunta, no hay
tampoco elementos que permitan contradecir o desacreditar la fe que le
profesan sus fieles seguidores. Al respecto dice un párroco de la
Parroquia del Carmen en Vallecito:


                   “El culto de la Difunta está prohibido por la Iglesia.
                  No tiene fundamentos religiosos en el sentido
                  estricto, pero la fe según el Evangelio puede
                  manifestare de muchas maneras”.

     Y tal vez, en el hecho de que las bases del culto no entren en
contradicción con los fundamentos de la fe católica, podamos encontrar
una de las razones de su popularidad. El culto se difundió ampliamente
en América del Sur, donde el catolicismo es la religión más popular. No
obstante, parece difícil su oficialización porque, y como dice Alfredo
25

Mofa, la estructura del mito no tiene una correspondencia con las
historias de otros santos reconocidos por la fe católica:


                           “[El de la Difunta Correa] constituye uno de los
                        casos más interesantes de las creencias populares,
                        pues constituye un mito ancestral indígena que no
                        pudo ser reinterpretado por la Iglesia Católica debido
                        a que no existe ningún mito equivalente en la cultura
                        occidental cristiana para que pueda ser re-modelado.
                        Esto es debido a que la estructura del mito: la sobre
                        vivencia de un niño que mama de los pechos de la
                        madre muerta. Mamar de un cadáver, es decir tomar
                        vida de la muerte, no existe como estructura en la
                        mitología occidental” y agrega, “...es por eso que la
                        Difunta Correa sigue siendo actualmente un
                        santuario pagano.”


Difunta Correa en Las Heras
         En el departamento de Las Heras encontramos dos santuarios de
     importancia destinados al culto de la Difunta Correa.

     Uno de ellos se encuentra ubicado a orillas del camino que lleva a
Villavicencio, a pocos kilómetros de las últimas estribaciones del núcleo
urbano lasherino. Se sitúa en el pedemonte, en un entorno abierto, con
gran amplitud espacial. Por ser Villavicencio un centro turístico muy
concurrido, el sitio es frecuentado por fieles de distintos estratos
sociales, y también por curiosos y turistas.

       Foto

     El otro santuario es el de El Pastal; se encuentra en una zona rural
ubicada aproximadamente a unos 20 km. del núcleo urbano de Las
Heras. La zona es habitada por trabajadores rurales y urbano
marginales de muy escaso nivel social, económico y cultural. No se
trata de un lugar de paso como el Santuario Villavicencio, se trata de
un sitio pequeño, ubicado entre dos calles, poco transitadas, que cercan
sus costados y una hijuela13, que condiciona su ampliación hacia atrás.

       Foto

     No pudimos encontrar datos que aclararan el origen de este sitio.
Sí en cambio logramos esclarecer el origen del Santuario Villavicencio.
De acuerdo con los dichos del encargado del lugar, don Héctor Luna,
éste sitio de culto surgió hacia 1950, cuando un hombre, desesperado
13
     Acequia de riego
26

por un hijo que estaba desahuciado, pidió un milagro a la Difunta y éste
le fue le concedido. En agradecimiento el devoto erigió un recordatorio
que aún se conserva: se trata de una pequeña gruta, en cuyo interior
hay una cruz de madera y un ángel de yeso. Con el tiempo se hizo muy
popular en la zona, y como no está muy alejado del centro urbano de
Las Heras reúne a numerosos devotos de la santa.

    foto

     Los promesantes han levantado diversas construcciones y
habitáculos con el objetivo de albergar ofrendas. En general las
construcciones adoptan la forma de una capilla con techo a dos aguas,
el espacio interno es muy reducido, lo que le confiere un carácter
íntimo.

     En El Pastal sólo encontramos dos habitáculos a modo de capillitas
entre medio de algunos álamos, ambos con techo a dos aguas y
coronados con cruces latinas. Albergan imágenes de la Difunta y
numerosas ofrendas.

     Al observar la estructuración de estas edificaciones (como también
la de los cenotafios a la vera de caminos) nos preguntábamos si la
modalidad de construcción con techo a dos aguas es sólo un modo de
imitar las pequeñas capillas o si también tiene que ver con el
estereotipo infantil de representación de la casa. El santuario o el
cenotafio constituyen la casa que habita el santo-difunto y a la vez,
conforman interiores con reminiscencias hogareñas en las cuales el
devoto encuentra cobijo para sus ofrendas.

      Las ofrendas son similares a las que hemos visto en los otros sitios
relevados, sin embargo, en el Santuario Villavicencio, más frecuentado
por públicos diversos, es posible encontrar, en mayor medida que en el
de El Pastal, productos de la sociedad de consumo: latas de gaseosa,
flores de plástico, etc.. Paralelamente, la disposición con que han sido
ubicadas está mediada por su cuidador, quien establece un cierto tipo
de orden al agrupar los exvotos en razón de su “clase” (chapas de auto
por un lado, cartas por otro, las velas en candelabros hechos a tal fin,
etc.)

     En el caso de El Pastal, al parecer, impera un mayor
desconocimiento de los valores estéticos del “buen gusto” occidental,
por lo cual, los criterios estéticos dominantes son los de la profusión, el
colorido y la yuxtaposición. Algunas ofrendas que se pueden ver aquí no
están en el Santuario Villavicencio, ni en los otros que hemos relevado;
entre éstos podemos destacar cabellos humanos y yesos. Tienen un
carácter más íntimo que el resto de los exvotos, a través de ellos el
devoto se ofrenda a sí mismo (el exvoto es parte de su cuerpo).
27

     Hemos podido observar que la occidentalización de la cultura ha
impuesto un cierto rechazo a estas “ofrendas corporales” que en
muchos sitios ya no se encuentran. Quien haya frecuentado estos
lugares de culto u otros semejantes años atrás (la Difunta en San Juan
o la Cruz Negra en Tunuyán) recordará que por entonces era habitual la
presencia de exvotos ligados a la corporalidad del creyente. Hoy, la
globalización cultural ha introducido modificaciones en las formas de
expresión del culto y de su valoración estética. Sólo en el santuario de
El Pastal hemos encontrado exvotos corporales, en los restantes han
sido reemplazados por otro tipo de objeto.

    Del mismo modo, hemos observado modificaciones en otros
aspectos del culto: la botella de agua que antes era de vidrio, es
actualmente de plástico, las flores artificiales han ido variando a lo largo
de los años de acuerdo con las ofertas del mercado. Dentro del
santuario se han incorporado, a su vez, otros cultos, produciéndose la
misma hibridación que ya hemos marcado en la Tumba del gaucho
Cubillos, y que veremos a su vez en otros altares.

      Algo que merece una consideración especial, son los carteles de
agradecimiento que pueden observarse en ambos sitios. En algunos
sitios, como por ejemplo el Santuario de la Virgen de Lourdes en el
Challao, se pueden observar gran cantidad de plaquetas metálicas con
inscripciones de agradecimiento a la Virgen adosadas a las paredes, que
se han ido acumulando desde años atrás. En las “Difuntitas 14”
lasherinas, como en los otros sitios analizados, cartel es el sucedáneo
pobre de la plaqueta.

     Este hecho tiene que ver ciertamente con la diferencia en el precio,
pero también con la popularización de los códigos de los carteles
publicitarios, a los cuales se asemejan en muchos casos.

     En el Santuario Villavicencio, hay un cartel que llama la atención
por su espectacularidad, tiene aproximadamente 2m. x 1m. y está
elevado mediante dos soportes de 1,50m. de alto a la entrada del
santuario y a la vera del camino, igual que los carteles publicitarios que
se ubican en las rutas. Resulta evidente, por el tamaño del cartel y por
su ubicación que en la intención de los fieles que lo construyeron no
estaba solamente la intención de agradecimiento, sino la necesidad de
que la ofrenda fuese “vista”.

        foto

     A este cartel espectacular se opone otro, que en El Pastal se ubica
sobre el techo de uno de los habitáculos y que puede ser visto porque
detrás del sitio hay un terraplén (que conduce a la hijuela) desde el cual
14
     “Difuntita” es el nombre que suele darle la gente a estos sitios.
28

se puede tener una visión desde cierta altura de todo el Santuario. Este
cartel, pintado sobre una madera, casi como un graffiti, reza: “Dijunta
mui aradesido”. El propósito fue escribir: “Difunta, muy agradecido”.
Aquí la intención no es estética ni exhibitiva, sino puramente cultual. Tal
vez consciente y avergonzado de la pobreza de su escritura, el devoto
colocó el cartel en su sitio tan inaccesible, con la idea de que sólo fuera
“percibido” por la santa.

    foto

      Los carteles encarnan las diferencias que hemos notados entre los
sitios, el Santuario Villavicencio es más globalizado y estetizado,
mientras que el de El Pastal conserva, en mayor medida, la pureza
virginal del culto primigenio.
29



                   EL GAUCHITO GIL


Historia del personaje

     Cuenta la tradición popular que el gauchito Antonio Gil o
Antonio Mamerto Gil Nuñez nació en la provincia de Corrientes, en
la zona de Pay Ubre (actualmente Mercedes), hacia el año 1847.

     Su historia, que se conoce por tradición oral narra que en su
juventud se enamoró de una joven viuda que era pretendida por
el comisario del pueblo. El policía, despechado por el rechazo de la
viuda, comenzó a perseguir a Antonio Gil aprovechándose del
poder de su autoridad, hasta que finalmente se enfrentaron en
una pulpería. En la pelea el gauchito le perdonó la vida. Este
hecho aumentó el desagrado y la inquina del policía quien empezó
a hostigar a       Antonio Gil hasta que finalmente logró que
abandonara el pueblo.

      Por estos años, el país se encontraba en guerra con el
Paraguay y Gil se alistó bajo las órdenes del General Madariaga.
Durante cinco años participó en la Guerra de la Triple Alianza
(Argentina, Uruguay y Brasil contra Paraguay), que culminó bajo
la presidencia de Sarmiento en 1870 cuando las tropas brasileñas
capturaron y mataron al mariscal Francisco Solano López.

      Pero en aquellos tiempos violentos, la guerra no sólo se
sostenía en el frente internacional, en el interior del país
combatían dos facciones con diferentes ideales políticos. Por un
lado los unitarios (celestes) y por el otro los federales (colorados).
La tradición cuenta que Gil adhirió a los ideales federales durante
un tiempo, pero luego renegó de ellos convencido de la esterilidad
de una lucha fratricida.

     Hacia 1850 el coronel Juan de la Cruz Zalazar (federal), hizo
un llamamiento a todos los hombres de la zona, para que se
presentaran en su estancia donde formaría un batallón para luchar
contra los unitarios. Quien se resistiera a tomar las armas en favor
de la causa federal sería inmediatamente ajusticiado (degollado o
fusilado). Antonio Gil es reclutado. Organizada la tropa Zalazar
comienza el avance sobre las tierras del sur de la provincia.
30

Antonio Gil, convencido de que era necesario evitar la guerra
entre hermanos, decide desertar y en medio de la noche
abandona el contingente.

     El resto de la historia se desdobla en dos versiones.

      La primera versión dice que tiempo después (quizá un año)
Zalazar prepara la tropa para un nuevo enfrentamiento con los
unitarios. Antonio Gil se presenta ante él; interrogado por los
motivos de su deserción responde a Zalazar que no abandonó la
tropa por falta de coraje, sino porque creía fervientemente que no
se debía derramar la sangre del prójimo contra el cual no se tenía
agravio que vengar; además, dijo haber soñado con Ñanderá
(Dios) que le indicaba proceder así. El coronel hace formar una
partida y lo envía a la ciudad de Goya (Entre Ríos) para ser
juzgado.

      La segunda versión cuenta que como Antonio Gil compartía
los ideales federales en un territorio gobernado por unitarios, fue
despojado de sus pertenencias y tuvo que ocultarse. Se
transformó en el líder de un grupo de bandoleros; se dedicó al
robo y al cuatrerismo, pero no para provecho propio, sino para
compartir el producto de sus andanzas con los pobres de la zona.
La gente lo ayudaba y protegía. Solían tener caballos frescos,
descansados y bien alimentados, para que los fugitivos pudieran
cambiarlos por los suyos cuando estaban flacos, sedientos y
fatigados. Zalazar, cansado de las correrías de Gil y sus secuaces,
formó una partida policial para detenerlo y juzgarlo en la ciudad
de Goya. Gil es capturado por el coronel Velázquez, aludiendo
incumplimiento de sus obligaciones de soldado y enviado a Goya
para que allí fuese juzgado. Velásquez, de regreso en la Hacienda
de Zalazar intercedió en defensa del reo destacando su valor y
generosidad. Zalazar que respetaba a Velázquez y quería
complacerlo, ofrece una alternativa para liberarlo: que 20 notables
de la zona firmen un pedido de clemencia. Cumplido lo requerido,
Zalazar cumplió su palabra y ordenó que Gil fuera liberado.

      Finalmente, las dos versiones coinciden en el desenlace de la
historia: camino a Goya, el 8 de enero de 1868, Gil fue colgado de
los pies en un árbol y luego degollado. Este tipo de ajusticiamiento
era frecuente (resultaba una solución más rápida y aleccionadora
que un juicio justo) y se lo justificaba alegando que el reo había
intentado escapar.
31

      Antes de morir Antonio Gil pidió al sargento encargado de la
partida que no lo matara, pero no logró conmover al oficial.
Convencido de que la muerte se acercaba, Gil vaticinó que cuando
el sargento regresara a Mercedes encontraría a su hijo
agonizando; le aconsejó entonces que lo invocara para interceder
ante Dios por la vida del niño y que luego regresara y colocara
una cruz en el aquel lugar donde estaba dando muerte a un
inocente, pues, agregó, “la sangre del inocente sirve para hacer el
milagro”. Se dice que sus últimas palabras fueron “Si mi sangre
llega a Dios, volveré en favores para mi pueblo”.

      Cuando la partida regresó se confirmaron los vaticinios del
gauchito, el sargento, desesperado, invocó a su víctima y al día
siguiente su hijo estaba fuera de peligro. El matador, arrepentido,
construyó una cruz de Ñandubay (una planta autóctona) y la llevó
al hombro, a pie desde el pueblo hasta el lugar del
ajusticiamiento.

Conformación del culto

      La fama de milagrero de Antonio Gil se extendió rápidamente
por tierras correntinas. Gracias a los medios de comunicación, a
fines del siglo XX su fama sobrepasó los límites nacionales y ganó
devotos en muchos lugares. También ha llegado a Mendoza y al
Departamento de Las Heras, como veremos más adelante.

      Se cuenta que en cierta oportunidad, el dueño de la estancia
La estrella, dentro de la cual se encontraba el lugar de culto,
molesto por la constante peregrinación y el fuego de velas que
hacía peligrar los campos aledaños, solicitó y consiguió permiso
para trasladar los restos al cementerio de la ciudad de Mercedes.
Al retirarlos, las desgracias comenzaron a rondar la estancia,
murió su ganado y se enfermaron sus hijos. Asustado y agotado
por el sufrimiento, el hombre regresó los restos de Gil al lugar
originario y erigió nuevamente el santuario donde estaba.

     Los testimonios de la santidad de Gil son innumerables, en el
lugar de culto se suman día a día placas y objetos en
agradecimiento, también en periódicos locales se agradece por
favores recibidos. Los deportistas ganadores entregan sus trofeos,
los músicos afortunados ceden sus guitarras, los que cambian el
auto dejan sus patentes viejas.
32

      El centro del santuario es un simple tinglado de chapa que
protege los que se considera la tumba del gaucho: una leve
estructura de piedra cubierta de placas y velas que traen los
visitantes.

     Alrededor del santuario se monta improvisadas santerías,
puestos de estampitas, velas rojas, comidas y bebidas y hasta un
estacionamiento. Los negocios del paraje venden pelotas de
fútbol, cámaras de fotos, facones, mates, radios, chorizos, etc.
todo dispuesto en amable confusión junto a los recuerdos del
gaucho.

      La cumbre de la devoción se alcanza el 8 de enero,
aniversario de la muerte de Gil, cuando la ciudad de Mercedes
recibe a más de 100.000 personas que marchan al santuario
original, erigido a 8 kilómetros al sur del centro urbano por la ruta
14. Se realiza una gran peregrinación portando una cruz que va a
la iglesia de Mercedes. Posteriormente, los devotos comparten la
comida y la bebida, se baila y se canta en una exultante fiesta
que, de este modo, conjuga la tradición católica con la guaraní, en
la que la comida, la bebida y la danza conformaban parte del ritual
funerario15.

Gauchito Gil en Las Heras

     La figura del Gauchito Gil se ha popularizado enormemente en
todo el país. Los medios de comunicación y la circulación de
personas han hecho que su popularidad aumente y gane en todos
los rincones del país. Las Heras no ha permanecido ajena a esta
expansión del culto; existen aquí varios lugares destinados a
rendir ofrenda a la memoria del gauchito Gil.

     Uno de los que hemos relevado se ubica en un lugar
relativamente alejado del radio céntrico, a orillas de la ruta vieja a
San Juan. Hay otro en El Challao, en el circuito que lleva a
Papagallos. Resulta fácil identificarlos porque en todos los casos el
cenotafio está pintado de rojo y junto a él se levanta una cruz.
También los hemos visto camino a Potrerillos y en muchos otros
lugares de la provincia.

       foto
       El más importante de Las Heras, por su tamaño, nos parece el
15
     Ramón Vallejos y Milcíades Aguilar
33

que está ubicado en la antigua ruta a San Juan. La ruta es
desértica y despoblada pero el lugar elegido para erigir el
santuario está al reparo del viento y del sol entre algunos árboles
(eucaliptos). Quizás (no lo hemos podido comprobar) el árbol
tenga un sentido simbólico, ya que el gaucho fue degollado
colgando de un árbol.

        foto

    En el sitio encontramos un cenotafio, que no supera el metro
de alto, tiene techo a dos aguas hecho de chapas pintadas de rojo.
Dentro pudimos encontrar objetos diversos: cuentas de un rosario
desarmado; monedas de diez centavos; la imagen 16 del gaucho Gil
enclavada en la tierra, de pequeñas dimensiones y pintada con
colores estridentes (azul, rojo) con una placa; hay también
fotocopias que dan a conocer la leyenda del milagrero; hay cintas
y velas rojas, que serán una constante en éste culto, pues podrían
simbolizar la condición de federal del gaucho Gil (los federales
vestían de rojo) o bien por el rojo de la sangre producto de su
martirio.

     foto
     Aquí también, como en los otros lugares que hemos
mencionado, se hace presente la hibridación que se origina en la
combinación de diferentes creencias; pudimos encontrar
elementos propios de otros cultos: paganos, cristianos y hasta
judíos.

      Junto a esta estructura aparece una cruz sobre un pequeño
montículo de tierra cubierto por una enredadera (planta que no
necesita suelo húmedo y se extiende fácilmente). Sobre la cruz
puede verse un rosario improvisado con cables, hay una pequeña
cinta con los colores de un equipo de fútbol, que nos dice que no
sólo hay manifestaciones religiosas sino también la expresión de
pasiones populares, también hay una estrella judía y una ristra de
ajo. En las ramas de los árboles hay múltiples cintas rojas atadas,
quizá cada una de ellas significa una promesa, un deseo, un
anhelo. Predomina el color rojo, que se asocia con el culto, y los
elementos brillantes y estridentes, al igual que en los otros
santuarios.

16
      De acuerdo con un video difundido en Canal Infinito, hemos podido saber que no existía una
     imagen del Gauchito Gil hasta que un comerciante de Buenos Aires, hizo un diseño que hoy
     se reproduce en figuras de yeso. Sin embargo esta imagen no representaría en sentido
     estricto a un gaucho correntino puesto que éstos no usaban chiripá ni boleadoras.
34



     En el sitio, el equipo de investigación reflexionaba y debatía en
torno de la intención de los devotos en el ofrecimiento, y en torno al
valor estético de las ofrendas. Sin duda el exvoto que se ofrece, nace
de la profunda devoción y respeto del fiel hacia el santo, su principal
valor y función son simbólicos; pero paralelamente se agrega una
intención estética, la de adornar y embellecer, que se encuentra
entremezclada con la función cultual. Consideramos que hay una
estética porque hay intención estética en el devoto; esta intención se
plasma de acuerdo con un ordenamiento que, como ya hemos dicho,
caracteriza a todas las manifestaciones culturales de estos sectores
sociales. Comprobar esta hipótesis hace necesaria una investigación que
excede los límites de nuestro estudio. Sin embargo, hemos podido
observar que la zona en la cual se alza este santuario está rodeada
de barriadas pobres y marginales. Se encuentra cerca del basural
y de núcleos poblacionales donde escasea el trabajo y abundan la
violencia, la miseria y la ignorancia. La profusión de elementos, la
estridencia de los colores, el brillo y la superposición son
constantes tanto en el santuario como en las casas, en los carros
y en la vestimenta personal de quienes habitan el lugar.

     Pudimos concluir que no es posible considerar que estas
manifestaciones sean “artísticas”, pues, siguiendo a Juan Acha, a
Ticio Escobar y a otros autores de la estética latinoamericana el
significado del término arte debe ser restringido a las
producciones estéticas surgidas a partir del siglo XV que se
caracterizan fundamentalmente por:

                             “...1) la posibilidad de producir objetos únicos e
                           irrepetibles que expresen el genio individual; y 2)La
                           capacidad de exhibir la forma estética desligada de
                           las otras formas culturales y purgada de utilidades y
                           funciones que oscurezcan su nítida percepción. La
                           inutilidad (o desinterés) y la unicidad de las formas
                           estéticas son características del arte occidental
                           moderno que, al convertirse en arquetipos
                           normativos, terminan por descalificar a modelos
                           distintos....”17


     Pero tampoco es justo descalificarlas por antiestéticas, o de
mal gusto. Cabría pensar que no se trata de falta de criterio
estético, sino de la preferencia por otros ordenamientos y
valoraciones estéticas que nada tienen que ver con la sobriedad,
el despojo y la mesura clásicas.
17
     ESCOBAR, Ticio. El mito del arte y el mito del pueblo.
35
36



                    EL SANTUARIO DE GILDA

     Dentro de los cultos populares encontramos algunos que son más
recientes, y que mantienen una estrecha relación con los medios de
comunicación. Se trata de personajes muertos hacen pocos años y que
sin embargo comienzan a tener gran popularidad como milagreros
gracias a la publicidad mediática. Es el caso, por ejemplo, de María
Soledad en Catamarca, y de Gilda en Entre Ríos, y probablemente el de
Rodrigo, el cantante cuartetero cordobés, trágicamente fallecido en un
accidente en el año 2000.

     Gilda y Rodrigo eran cantantes de música popular (cuarteto y
cumbia) y María Soledad fue víctima de un cruento asesinato. Todos
ellos saltaron a la fama y al conocimiento público, sobre todo, tras una
muerte prematura y violenta. Gilda y Rodrigo son modelos para las
clases pobres y marginales pues encarnan sus deseos y aspiraciones de
triunfo social y económico.

     A la vera del acceso norte, frente al edificio del Canal 7 se
encuentra una construcción levantada para honrar la memoria de Gilda.
Se trata de un sitio con caracteres diferentes a los otros que hemos
relevado. Antes de analizarlo vamos a recordar la historia de su
protagonista: Gilda


La historia de Gilda:
     El aura mística en torno a la cantante comenzó durante su vida, y
tiene que ver con su carisma angelical, según comenta Toti Giménez, su
pareja y músico de la banda que la acompañaba en sus presentaciones.
Varias veces, durante los recitales, la gente se acercó a ella pidiéndole
salud y bendición. Sin embargo ella respondió diciendo que no creía
tener el poder de otorgarlos. No obstante siempre se preocupaba por
los demás, por cumplir los deseos de las personas que tenía alrededor,
y por escuchar a su público18.

      Algunos hechos curiosos ocurridos semanas antes y luego de su
muerte aumentaron el misterio entorno a ella: cambió la letra de una
canción, aludiendo a una despedida, grabó en forma casera varias
canciones nuevas en un cassette que iban escuchando el día del
accidente y que por milagro apareció intacto a la orilla del camino y fue
encontrado por Giménez. Este hallazgo le permitió conservar la voz de
Gilda más allá de su muerte y presentar al año siguiente un CD: Entre
el cielo y la tierra, que lleva ya vendidas cerca de 200.000 copias.
18
     Entrevista a Toti Giménez en: Clarín del 13/10/97
37



     El culto a su persona comenzó cuando un mecánico construyó un
cenotafio, que más tarde se convertiría en santuario en el lugar del
accidente en Entre Ríos luego de que ella se lo pidiera en un sueño.

      Gilda provenía de una familia de buena posición económica y de
costumbres tradicionales, su madre era profesora de piano y ella tomó
clases de danza clásica y baile español, practicó jockey, voleyball y
natación e incluso fue actriz de reparto en el teatro Cervantes durante
algún tiempo. Se recibió de maestra jardinera y ejerció la docencia en
un colegio católico, paralelamente se iniciaron sus actividades como
cantante en la bailanta. Sus comienzos fueron difíciles, su familia no
aprobaba su nueva vocación por la música y le costó abrirse un espacio
y llegar a la fama. Su nombre empezó a surgir en países limítrofes y en
el interior de Argentina, y finalmente llegó a Buenos Aires. Cuando se
encontraba en uno de sus mejores momentos y su carrera iba en
ascenso, sucedió el accidente.

    Su tenaz deseo era llegar a ser la representante máxima de la
música tropical para poder reivindicarla, pues sentía que estaba mal
considerada.


Un sitio para recordarla en Las Heras:
     El emplazamiento que recuerda a Gilda está ubicado al costado de
la ruta a San Juan, frente al edificio del canal 7 de televisión, en la que
circulan vehículos a mucha velocidad. Por esto se tuvo el cuidado de
colocarlo en posición frontal al tránsito.

    foto

     Su aspecto es más bien el de un monumento conmemorativo que
el una ermita popular; sus materiales son convencionales y están
dispuestos a la manera clásica: se trata de un cuadrado sobreelevado a
la manera de un cantero que tiene forma cuadrada y carácter simétrico,
en su centro se eleva una pequeña construcción (tipo cenotafio) que
culmina en una bóveda de medio punto; los colores elegidos para
pintarlo son pardos y poco llamativos, se encuentra revocado por
azulejos de tonos discretos y armonizados en una gama y pintado
prolijamente; el cenotafio se encuentra cubierto por un vidrio en su
parte anterior y tiene una reja con candado para salvaguardar algunos
exvotos. Junto al monumento hay una especie de avisador o cartel
realizado en madera que muestra una de las fotos más populares de la
cantante.


    foto
38

     A esta estructura, construida por la Municipalidad y el club de fans
regional de la cantante, se añaden objetos en los que se reconoce el
gusto popular y los aportes comunitarios:

     Sobre una de las paredes del cuadrado, la que es visible desde la
ruta está escrita la expresión “Gilda”. Esta leyenda es desproporcionada
con respecto al monolito en sí, seguramente con la intención de llamar
atención del público que circula por la ruta. Además resalta sobre un
fondo claro enmarcado por un color oscuro en simetría.

      Sobre el cantero se han plantado pasto y flores, sobre los que
depositan sus ofrendas los fieles devotos, se pueden ver floreros de
distintos materiales, colores y estilos, conteniendo flores frescas y
artificiales, que en muchos casos mantienen el envoltorio de papel
plástico y brillante; también hay macetas con plantas y adornos
navideños (como tiras de colores brillantes).

     De la reja que protege la pequeña ermita se ha colgado flores
sueltas y una guirnalda de flores. Dentro de la misma hay varias fotos
de Gilda, e imágenes de la Virgen y Jesucristo y más flores. Muchas de
las fotos de la santa se encuentran en portarretratos de plástico y
fabricación industrial.

     El avisador al que nos referíamos anteriormente, se separa del
monumento por el material y estilo diferentes; es más parecido a las
construcciones de otros sitios de culto popular: techo a dos aguas,
recinto que contiene un poster grande y descolorido de la santa y en la
parte inferior se agregan otras fotos de ella en poses variadas (siempre
vestida para la bailanta: minifalda, escotes grandes, aunque no
exagerados);

     Por su color y material resalta un receptáculo, reciclado para
contener velas, hecho de chapa blanca saltada en partes, y otras
chapas de auto como cubiertas que protegen del viento. Se ha colocado
con posterioridad al emplazamiento un portarretrato con fotos de Gilda
en los que puede leerse una oración que se reza para invocarla,
pidiendo su protección.

      En chapas de bronce se hace referencia a quienes tuvieron la
iniciativa de construir el sitio: el club de fans Corazón Valiente, y la
Municipalidad de Las Heras. Se trata del único emplazamiento realizado
en el país con ayuda gubernamental.

     En una entrevista que realizáramos a la presidenta del club,
Patricia Gómez conocimos la historia del emplazamiento del sitio.
Patricia nos contó luego de la muerte de Gilda, y tras la organización de
un club de fans, se reunieron firmas y se presentó un proyecto en la
39

Municipalidad de Las Heras para llevar a cabo la construcción de un
monolito que recordara el paso de Gilda por el departamento. Fue
aceptado casi inmediatamente y luego de planear en conjunto el diseño
con uno de los ediles, se realizó la construcción. Un hombre mayor,
seguidor de la cantante donó los azulejos.

     El lugar elegido para el emplazamiento en Las Heras recuerda el
último sitio donde cantó Gilda en su visita a nuestra provincia: una
bailanta que ya no existe y que fue conocida como “Aeropuerto
bailable”.

     Luego de la presentación del proyecto el Municipio decretó a Las
Heras “Capital de la cumbia” y se eligió el 7 de setiembre, aniversario
de la muerte de la cantante, para conmemorar a Gilda y a la música
popular.

       Patricia Gómez nos informó también que continuamente se
depositan ofrendas en el lugar, pero la mayoría son retiradas por
miembros del club y enviadas al santuario principal en Entre Ríos. Se
trata de exvotos similares a los que podemos encontrar en los restantes
sitios de culto lasherino.

     Finalmente Patricia Gómez comentó el carácter mediático que ha
alcanzado el culto, nos confirmó la existencia de páginas web en
Internet, dedicadas a Gilda, donde se puede conocer su historia y la del
santuario principal y se pueden ver las presentaciones que realizara en
vida, escuchar su música, etc.
40



SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LOURDES
          EN EL CHALLAO

     Este santuario se encuentra ubicado en El Challao a seis kilómetros
al noroeste de la ciudad de Mendoza, en el departamento de Las Heras.
Según el historiador y escritor mendocino Juan Draghi Lucero, la voz
Challao significa: "agua de la olla o de la hondonada".

     El Challao tiene un entorno y una infraestructura llena de
atractivos: San Isidro, Papagallo, Cerro Arco, Divisadero Largo, Cerro La
Bodeguita, camping, confiterías.

    Pero el mayor atractivo es el Santuario de la Virgen de Lourdes que
convoca una innumerable cantidad de feligreses todos los días del año y
especialmente el 11 de febrero, día en que se recuerda su aparición.


Breve reseña histórica
     En el año 1926 la señora Emperatriz González viuda de Ortiz vivía
retirada en una casa de su propiedad, ubicada en la aldea de El Challao;
Junto a sus dos hijas, Leonor y Esther.

     Por aquellos años la aldea contaba con muy poca población, es más
podemos mencionar que la habitaban las familias: Ortiz, Villarreal,
Romero Day, sus hermanas y sus viudas. La familia Ortiz era
sólidamente cristiana y rezaba diariamente el rosario a la Virgen María.
Un día deciden comprar una imagen pequeña de la Virgen de Lourdes.
Comentaron su iniciativa a Monseñor Cleto Zabalza, quien las autorizo
para que colocaran la imagen en una pequeña gruta que fue bendecida
el 26 de noviembre de 1926. Este fue el nacimiento del actual
santuario.

     El culto, que comienza con una humilde gruta fue creciendo gracias
a la devoción popular y a la sostenida acción de los padres claretianos.
La feligresía que concurría al lugar era la que habitaba la zona. Hacia
1946 empieza a construirse una pequeña capilla y en agosto de 1948 se
inaugura una iglesia que aún perdura.

    A medida que la popularidad del santuario creció se fueron
acercando más y más devotos de otras regiones de la provincia. La
pequeña iglesia, nacida para acoger a los feligreses del lugar, debe
ampliarse para albergar a un número creciente de devotos. El sitio va
dejando de ser un lugar íntimo para los lugareños, devotos que en un
41

principio se conocían entre sí y se reconocían el la iglesia, y se vuelve
un lugar de concurrencia masiva. Los padres claretianos deciden
entonces la construcción de un Templo de imponentes dimensiones
junto a la iglesia primera. En él hoy pueden cobijarse no sólo la
feligresía local sino multitudes anónimas.

     La fiesta de Lourdes es el 11 de febrero, culmina con una magnífica
procesión que parte de los portones del parque a las 21 horas y llega a
El Challao a las 23 horas, allí el acto religioso se cierra con una misa
celebrada por el arzobispo de Mendoza.


La cuestión de lo estético

     El Santuario del El Challao, actualmente, visto desde el punto de
vista de su ordenamiento estético, escapa a las constantes que hemos
detectado en los restantes sitios de culto.

    En primer término es un santuario reconocido como tal y
administrado por la Iglesia Católica, en segundo lugar, no se adora aquí
a un santo popular, sino a la propia Virgen María.

    Desde el punto de vista de su ordenamiento, también podemos
marcar una serie de diferencias con los otros lugares de culto. Antes de
marcar estas diferencias haremos una breve descripción de los dos
templos, tal como hemos podido observarlos actualmente.

     La antigua iglesia, construida en piedra y material aprovechando
los desniveles del terreno montañoso tiene en su interior, un altar que
recrea la aparición de la Virgen a Bernardette19, en la gruta de Lourdes.

     Esta gruta que da inicio a la iglesia, comienza a construirse como
dijimos, en 1926. Aparece ubicada en el extremo Este de la Capilla, en
el centro, justo debajo de la entrada principal. Se puede decir que la
gruta, simbólicamente, sostiene a la Iglesia, a la cual se accede a
través de dos escaleras laterales que conducen al atrio de la misma.

        Las etapas de construcción de este primer templo fueron dos:

     Hacia 1946 se construye lo que hoy reconocemos como la entrada
con un campanille sobre la puerta principal y una nave única. Se
construye durante un periodo de gran prosperidad económica de la
Argentina. La mayoría de las placas de agradecimiento que abundan
por doquier sobre los muros datan de esa época.

19
      En Lourdes (Francia) en 1858 una niña de 14 años Bernadette Soubirous (que se convertiría
     después en santa Bernadette), dijo haber tenido visiones en las que se le apareció la Virgen
     María en una gruta de que brota un manantial.
42



     Se alcanza a percibir en este primer momento de la construcción
ciertas reminiscencias del estilo románico español que luego se
acentúan buscando dar uniformidad al conjunto bajo el mismo estilo.

     La segunda etapa de construcción comienza hacia 1960, esta vez
se termina de definir el estilo tanto en planta como en alzado: se
incorpora el transepto, el ábside con deambulatorio y una cúpula sobre
el crucero. La cúpula es cilíndrica con claristorio a modo de linterna. Se
presenta así una Iglesia de pequeñas dimensiones con planta basilical
que consta de una nave única y central con un llamativo y pronunciado
declive hacia el altar que responde a los desniveles del terreno. La
cúpula sobre el crucero favorece la concepción de espacio centralizado
frente a la idea de direccionalidad hacia el altar.

    fotos

          En el interior los muros son lisos. No aparecen elementos
rítmicos arquitectónicos; salvo en la zona del ábside donde se ven dos
grupos de tres columnas dóricas adosadas al muro flanqueando la
imagen de la Virgen. Soportan una cornisa con arco de medio punto
que las une y remata en cruz. Aquí se hace evidente la presencia del
estilo renacentista en la decoración y los elementos clásicos que
terminan por confluir creando un marco señorial que diferencia
claramente los espacios. Esta decoración resulta majestuosa frente al
talante austero del resto del conjunto.

     En los brazos del transepto y en la nave central se ubican los
bancos y las imágenes de los santos. Llama la atención una pequeña
sala, que contiene una gran cantidad de vestidos de novia, ubicada
hacia el lado norte del transepto. La totalidad del conjunto presenta
austeridad y severidad.

     El interior se traduce en el exterior. Hay una clara correspondencia
de los espacios. En el exterior se deja en evidencia la piedra utilizada
como elemento constructivo. Se aprovecha para la decoración
intercalando espacios de piedra y espacios lisos pintados de blanco
como en el interior. Este tipo de ornamento es típicamente español.

     El techo a dos aguas es de cabriada de madera con tejas españolas
en el exterior.

     Por dos escaleras que se ubican a ambos lados del altar se puede
acceder a una habitación ubicada en la parte posterior que se conoce
con el nombre de “camarín de la Virgen”. En ella se encuentran
ofrendas (cartas, flores y limosna) y algunos exvotos que los fieles
dejan.
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  • 1. 1 ESTÉTICA DEL CULTO POPULAR Un análisis de los lugares de culto en Las Heras, Mendoza, Argentina. Investigación dirigida por la Prof. Sonia Vicente. Alumnas integrantes: Ana Elena Sánchez González, Mariela Vicente, Graciela Bartolucci, , María Luisa Molina Colomer, Dorka Fernández, Cristina Pérez y Fernanda Estalles. Auspiciada por la Municipalidad de Las Heras. El Departamento de Las Heras: El Departamento de Las Heras está ubicado al noroeste de la provincia de Mendoza, en la República Argentina. Tiene una extensión de 8.955 km2 y una variada geografía. Está poblado por más de 120.000 habitantes. Entre sus atractivos se encuentra el famoso cerro Aconcagua, el más alto de América, que en durante el imperio Inca constituyó un lugar de enterratorios y prácticas cultuales. La capital del Departamento es la ciudad de Las Heras que forma parte de un conjunto urbano mayor: “el gran Mendoza”. Éste incluye también a la ciudad capital de la provincia y a las ciudades cabeceras de los departamentos de Godoy Cruz, Guaymallén y Maipú. El Departamento y su ciudad capital deben su nombre a Juan Gregorio de Las Heras, lugarteniente del General San Martín en las campañas libertadoras de comienzos del siglo XIX. La población de Las Heras incluye una amplia porción de bolsones de pobreza y zonas marginales. A la pobreza estructural, consolidada a través de las numerosas crisis económicas que ha sufrido la Argentina en la segunda mitad del siglo XX, se suma actualmente un amplio número de “nuevos pobres”, se trata de aquellos sectores medios de la población que a causa del deterioro de sus ingresos o del desempleo, se encuentran ante la imposibilidad de acceder a los bienes y servicios básicos necesarios. Mientras que los sectores de pobreza estructural mantienen una localización espacial determinada en el territorio departamental, los nuevos pobres se dispersan de manera heterogénea en el resto del espacio urbano. La marginalidad se presenta como una nueva situación social, causada por la pobreza extrema. La escasez de recursos ubica a estos
  • 2. 2 sectores fuera del sistema económico, no participan de los mercados (ni de trabajo, ni de bienes); viven de la asistencia gubernamental, de la basura (cirujeo), de la mendicidad (en la forma del mendigo tradicional o de los nuevos mendigos “cuida-coches” y “limpia-vidrios” 1) o de actividades consideradas ilícitas (robo o venta de drogas). La carencia de bienes se traduce en carencias educativas, que a su vez, restan toda posibilidad de lograr una mejora laboral. La falta de oportunidades es caldo de cultivo para el alcoholismo, la violencia social y familiar, las afición a las drogas y la delincuencia. Des-valoración estética de los lugares de culto La pobreza y la marginalidad se vuelven trampas de las que resulta muy difícil salir. Desesperanzados y desilusionados de la realidad cotidiana, estos hombres y mujeres fortalecen su fe en lo sagrado. Abandonados a su destino social por la indiferencia humana, reclaman la atención y la ayuda divina a través de la fe y de las prácticas cultuales. Los lugares de culto que hemos relevado abarcan fundamental- mente a los sectores de pobreza estructural y marginalidad. Casi todos se ubican geográficamente en barrios pobres (a excepción del Santuario de la Virgen de Lourdes en El Challao) e involucran a la mayoría de sus habitantes. Estas formas de culto han sido objeto de análisis tanto de la antropología como de la sociología locales, pero no conocemos un estudio que focalice específicamente la mirada sobre su estética. En general, la reflexión estética mendocina tradicional (y podríamos hacer extensiva la afirmación a la Argentina) ha estado dominada por una mirada eurocentrista. El análisis de las problemáticas estéticas (tanto locales como foráneas) se ha realizado desde el aparato teórico gestado en Europa. Las teorías del arte se han mantenido en una posición escencialista, que veía en los principios estéticos europeos verdades inmutables y válidas universalmente. Los mendocinos estamos formados en el arte y la estética europea y occidental, son estos los conceptos que integran nuestro aparato teórico y desde ellos miramos, en general, todo el arte, aún el nuestro. De ello resulta que valoremos la producción estética local de acuerdo con categorías tales como lo bello, lo sublime, lo kitsch, etc. 1 Los “limpia-vidrios” son jóvenes que en las esquinas de las calles con semáforos limpian los parabrisas de los autos mientras las luz está en rojo, a cambio de unas monedas. Los “cuida coches” están en los lugares céntricos donde se permite estacionar vehículos, ofrecen vigilancia a cambio de algún dinero.
  • 3. 3 Los lugares de culto popular en Argentina, y especialmente en Mendoza, presentan una constitución formal que, desde la mirada del hombre europeo, no alcanza ni siquiera un mínimo nivel de jerarquía estética que permita ubicarlos como objeto de análisis. Motejados con calificativos tales como “feos”, “horribles”, “de mal gusto” “kitsch”, “ordinarios” “vulgares”, los espacios de religiosidad popular en nuestra provincia han quedado fuera de todo interés y de todo análisis que tenga que ver con el arte. Valorados y calificados como antiestéticos han sido condenados a la inexistencia artística por su diferencia con los valores tradicionales del buen gusto y la belleza. Por ser culturalmente periféricos han sido ninguneados y se han vuelto ininteligibles para el etistema2 occidental. Actualmente se tiende a superar el antagonismo y la irreductibilidad de esta postura; las ciencias sociales que se ocupan del arte han producido un cambio de paradigma que implica renunciar a los intentos de buscar respuestas absolutas; en cambio se proponen contextualizar el estudio de la producción estética en un tiempo y espacio acotados. No se buscan ya definiciones concluyentes y universalmente válidas de las categorías estéticas, sino que las problemáticas estéticas se analizan en un ámbito temporal y espacialmente acotado, y se buscan respuestas que sean operativas en él. Autores latinoamericanos (Juan Acha, Gerardo Mosquera, Ticio Escobar, Adolfo Colombres, etc.) y europeos (Lourdes Méndez) plantean la superación del modelo estético eurocentrista y proponen nuevos análisis que impliquen considerar las diferencias culturales y contextuales y gestar categorías adecuadas para dar cuenta de ellas. A estas posturas adherimos. Ante la necesidad de acotar nuestro corpus teórico, elegimos algunos sitios existentes en el Departamento de Las Heras ya que esta investigación reviste un interés especial para el Municipio del Departamento, entre ellos podemos mencionar: el Santuario de la Virgen de Lourdes, la tumba del Gaucho Cubillos, las ermitas de la Difunta Correa y el Gauchito Gil, el sitio homenaje a Gilda, y los múltiples cenotafios que se encuentran a la vera de las calles y rutas del lugar. Para analizarlas, fue necesario despojarnos de nuestros prejuicios estéticos y modificar no sólo nuestras concepciones en torno al gusto, sino también y sobre todo nuestro mirada, porque las ideas sobre lo que debe ser y sobre cómo debe ser lo bello, lo estético o lo artístico, 2 Utilizamos el concepto de etistema para designar el conjunto de valores, teorías e instituciones que fundamentan y conforman un sistema estético
  • 4. 4 establecidos como universales por la cultura occidental, impregnan todavía no sólo nuestras cavilaciones, sino que también condicionan nuestra mirada, introduciendo ciertas ordenaciones valorativas en nuestro modo de ver los objetos. A partir de ahí, intentamos la construcción de un análisis teórico que diera cuenta del fenómeno desde el fenómeno mismo, y no desde las categorías propias del arte occidental. Nuestra hipótesis sostiene que los lugares de culto mendocino que hemos relevado y analizado, tienen pautas estéticas propias que son coherentes en todos los espacios de la estética marginal y que deben ser calificadas como diferentes y no como inferiores a los criterios del etistema occidental. Antes de analizar este específico ordenamiento, vamos a hacer una descripción de los sitios Los sitios relevados en Las Heras Como ya hemos anticipado, los sitios que hemos relevado son lugares de culto popular destinados a “santos populares”. En primer término, analizamos algunos de los muchos cenotafios que se encuentran a la vera de las rutas calles y caminos de Las Heras. No están destinadas a perpetuar la memoria de un personaje conocido, sino al recuerdo de personas que han muerto asesinadas, en accidentes o de alguna otra forma trágica y repentina. Estos cenotafios que abundan en la región, son levantados y cuidados por los familiares y amigos del muerto. Generalmente toman la forma de una pequeña construcción, de no más de un metro de altura, casi siempre con techo a dos aguas, que alberga distintos objetos entre los que suelen encontrarse, además de flores y velas, elementos personales del difunto. Luego nos ocuparemos de dos ermitas3 erigidas a la Difunta Correa; la primera de ellas, y la más grande, está ubicada al norte de la ciudad de Las Heras, camino a Villavicencio; la segunda se levanta en la localidad de El Pastal; que se ubica también al norte, pero más al este de la ciudad, cerca de la ruta a San Juan. En el Cementerio de la Capital se encuentra la tumba del Gaucho Juan Francisco Cubillos. Como ha observado la historiadora Roxana Coll, esta tumba se encuentra en la zona más antigua del cementerio, y contrasta con las tumbas de mayor valor histórico y artístico del cementerio que, en general, pertenecen a familias de la oligarquía 3 Hemos elegido el nombre de ermitas por considerarlas pequeñas capillas.
  • 5. 5 mendocina que ocupó el poder entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX. Todas estas tumbas están erigidas siguiendo las directivas del arte europeo. Memorias, bóvedas y mausoleos recrean los lineamientos del arte clásico, gótico, mudéjar y barroco. Seguidamente nos ocuparemos del culto al Gauchito Gil, originario de la provincia de Entre Ríos en el litoral argentino, es relativamente reciente en la provincia y en Mendoza. En la ruta a San Juan se encuentra un cenotafio4 y hay otro en El Challao al costado del circuito Papagallos. El culto más nuevo en la zona es de que realizan los devotos de Gilda, una santa mediática que en vida fuera una cantante bailantera muerta trágicamente en un accidente automovilístico en el litoral argentino en 1996. Un sitio para evocar su memoria ha sido levantado en las cercanías del viejo aeropuerto. Como un caso diferente se presenta el Santuario de la Virgen de Lourdes y sus dos Iglesias, la vieja y la nueva, que se encuentra en El Challao. El sitio es antiguo en la región y su popularidad ha trascendido los límites del Departamento de Las Heras. Actualmente concurren a él peregrinos y fieles de lugares lejanos. Finalmente hemos relevado el Cerro de la Virgen, en Uspallata, en el que convergen muy diversos cultos. Todos estos sitios guardan muchas relaciones, pero al mismo tiempo presentan grandes diferencias. Sin embargo, y desde el punto de vista estético existe una constante que es la que nos interesa investigar. Entre las relaciones que guardan podemos marcar las siguientes: Todos estos lugares han surgido, como sitios de culto, de manera espontánea. En general, se trata de santos populares, es decir, no son santos reconocidos por la Iglesia Católica, sino que han sido canonizados por la voluntad de los fieles. Se trata de una evaluación compartida y consensuada del colectivo popular. Los sitios relevados son sitios religiosos activos, es decir a ellos concurren los fieles que realizan constantes prácticas religiosas. Esto motiva que el lugar cambie continuamente, no obstante, este cambio se 4 Cenotafio: monumento funerario sin los restos de la persona a la que se halla dedicado.
  • 6. 6 realiza dentro de ciertos parámetros que son constantes. Utilizaremos la denominación de “santuario”5, en sentido amplio, para referirnos a ellos. Todos los santos, en vida, fueron individuos pertenecientes a los estratos más bajos de la escala social, o bien a sectores oprimidos por las clases dominantes, circunstancia que los acerca e identifica con sus fieles. Se trata de santos lugareños, más cercanos a la cultura y a la historia regional que los santos oficiales, generalmente europeos. Las prácticas cultuales se basan en un conjunto de creencias compartidas según las cuales el santo es amigo de Dios y puede interceder ante él para lograr favores que ayuden al devoto. El devoto realiza una promesa al santo: a cambio de un favor concedido entregará una ofrenda que se deposita en el lugar sagrado. Tales ofrendas son conocidas con el nombre genérico de exvotos. Esta tradición, recuperada por el cristianismo, se origina en el culto judaico a los mártires durante el periodo de los Macabeos 6. Al inicio del cristianismo se supone que los mártires tienen una especial relación con Cristo, por ello se los recuerda y se les pide que intercedan ante el Señor para lograr algún beneficio. Más adelante, cuando se institucionaliza el cristianismo los amigos de Dios no son solamente los que han tenido una muerte heroica, sino también quienes han llevado una vida ejemplar. Los santos populares objeto de nuestro estudio, no siempre han tenido una vida ni una muerte heroicas, pero en todos los casos su muerte ha sido trágica y prematura. De acuerdo con los testimonios que hemos recogido, en la creencia popular, la promesa debe cumplirse necesariamente, pues, de no ser así, el santo, amigo de Dios, se vuelve vengativo y persigue al devoto con calamidades y desgracias. Entre los exvotos depositados en los sitios, vamos a encontrar los 5 El término “santuario”, tomado en sentido amplio, se aplica a aquellos lugares que se considera privilegiados por la misericordia de Dios. Son espacios dedicados a la Virgen y a algunos santos especiales. Todos los países tienen algún célebre santuario que atrae la atención popular de una manera especial. Los peregrinos, guiados por algún ideal sobrenatural se acercan a él en demanda de alguna gracia divina, de algún milagro, o para agradecer algún favor. Suelen no reparar en incomodidades para cumplir con el viaje y a veces se imponen grandes sacrificios para cumplir sus promesas. 6Los Macabeos constituyen una familia de gobernantes que dirigió al pueblo judío en su lucha contra los sirios (Seleúcidas) durante los siglos I y II a. J. C. El apellido latino Macabeo (al parecer derivado del arameo makabá, ‘martillo’), pertenece más apropiadamente al miembro más importante de la familia, Judas, aunque también se aplica a sus parientes. Las hazañas que envuelven la historia de estos gobernantes se narran en los Libros de los Macabeos.
  • 7. 7 más variados objetos, resulta muy difícil clasificarlos, no obstante, intentaremos una sistematización a fin de ordenar el análisis. Hemos tomado como criterio de clasificación el origen y la función del objeto:  En primer lugar podemos destacar los objetos que son cercanos, personales, apreciados e importantes para el devoto, (entre éstos se encuentra, por ejemplo cabello (que implica el acto íntimo de ofrecerse a sí mismo), también vestidos de novia, cuadernos, rosarios, etc.  Otros han sido expresamente realizados para la ofrenda: tejidos, cajitas, cruces, como así agradecimientos escritos, que a veces se concretan en placas metálicas grabadas, en carteles de diverso tipo, o en cartas que se dejan en los altares.  Otros exvotos, están destinados a satisfacer alguna necesidad del santo. Así por ejemplo de acuerdo con el mito, la Difunta Correa murió de sed, por ello los promesantes llevan a las ermitas botellas con agua, a los Gauchos Gil y Cubillos les acercan vino y no faltan las velas encendidas.  Están también otros objetos que simbolizan el problema que aqueja al devoto y lo alienta a realizar la promesa: entre ellos yesos ortopédicos, chapas de identificación de automóviles, ropa, zapatitos y juguetes de niños, que se relacionan generalmente con accidentes o enfermedades.  También hay exvotos que representan al santo o recuerdan el momento de su muerte, encontramos imágenes, retratos, o fotografías.  En muchos casos el exvoto tiene la intención de difundir el mito, hemos encontrado estampitas y fotocopias que relatan la leyenda del santito, o que enseñan oraciones para rezarle.  Finalmente hemos observado la presencia de muchos objetos que tienen una función decorativa, pero que a su vez, se relacionan con alguna tradición cristiana. Entre éstos podemos citar flores (naturales, de plástico o de tela), que desde antiguo acompañan el culto a los muertos, adornos navideños, rosarios, cruces hechas de diversos materiales, etc. Los sitios de culto, en todos los casos, están atendidos por vecinos reverentes y dispuestos que cuidan el lugar, administran las ofrendas y mantienen la limpieza y el orden. En general, en todos los casos, es posible apreciar, de distinta
  • 8. 8 manera, la influencia de la globalización y de ciertos procesos de hibridación cultural que explicaremos puntualmente en cada caso. Nueva mirada a la estética de la religiosidad popular Tras observar reiteradamente los diversos sitios, y luego de un esfuerzo para despojarnos de nuestros prejuicios en relación a los criterios del gusto, llegamos a algunas conclusiones en torno a la estética de estos lugares de culto: Desde el punto de vista de la producción de estas obras-altares observamos que el lugar no se constituye con una intención estética pura, sino que son sitios destinados al culto, donde lo estético cumple una función importante (adornar), pero sin ser exclusiva, ni dominante. Desde el punto de vista formal podemos observar en la obra-altar una conformación en constante cambio. El sitio se renueva continuamente con la inclusión de nuevas ofrendas y con el retiro de otras. Los elementos presentes se mueven, sin contradicción, entre dos polos: la representación icónica del santo (a través de imágenes de yeso estampitas, dibujos, pinturas, etc.) y la presentación real de los exvotos. El orden de los elementos que conforman el “espacio sagrado” se caracteriza por ser distinto al que prioriza la mirada occidental. Desde el punto de vista del buen gusto, se trata de una multitud de objetos colocados en total desorden, sin embargo, una observación más detenida nos manifiesta la existencia de criterios de clasificación de los objetos según su tipo y función. Existe predilección por la abundancia y la profusión, que son, en todos los casos, nuevos criterios de valoración estética positiva. Es decir, desde el punto de vista de la estética popular, el lugar es “más bonito”, en la medida en que tenga mayor cantidad de objetos. También hay una firme inclinación por los colores fuertes, puros y brillantes. Esta misma tendencia existe en el folklore de muchos pueblos europeos y americanos. Esto lleva a añadir en las ofrendas elementos que realzan el colorido y el brillo. Hemos observado la presencia de papeles brillantes, adornos navideños, moños de regalo
  • 9. 9 que acompañan y “hermosean” a la ofrenda, agregándole un tono festivo y rutilante. Nos preguntábamos si tal vez, esta predilección por el brillo en la estética popular, tenga sus orígenes en el gusto indígena (poshispánico) por el oropel, que parece ser un sustituto del oro perdido en la conquista. Despojados de los objetos sagrados y ceremoniales hechos de metales preciosos, los pueblos andinos debieron buscar, con nostalgia, un medio para reparar la pérdida del “resplandor solar” que les fuera arrebatado por el español y lo reemplazaron por el oropel (o “falso oro”) primero hecho de latón y más tarde de plástico. En muchos casos prima un criterio de eficiencia junto a la necesidad cultual y estética. Así por ejemplo, se eligen flores de plástico o de tela, no sólo por su colorido sino también por su duración. El buen gusto occidental, en cambio, privilegia la autenticidad, antes que la permanencia, las flores, como todos los elementos naturales, son siempre preferidas en lugar de sus sucedáneos de plástico, tela o papel. En muchas de las ofrendas, sobre en todo aquellas que representan al santo (imágenes de yeso, estampitas, retratos o dibujos) existe una vocación naturalista, aunque, no se trata, como en la tradición occidental, de imitar a la naturaleza ideal. No interesa que la representación esté realizada según un canon que garantice la medida y la proporción de las partes, con el objeto de obtener un producto bello, que provoque en el espectador aquella experiencia placentera que sólo provoca lo bello. La intención, es representar al santo, o al suceso en el que este pierde la vida de un modo simbólico. Y esto, por desconocimiento de la tradición europea en la representación de la figura humana, o con una intención expresa de exagerar ciertas partes del cuerpo. Aquí va imagen de la difunta Los criterios estéticos dominantes (predilección por la profusión de elementos, los colores brillantes, y por los materiales sucedáneos, especialmente el plástico) se manifiestan también en las casas, jardines, medios de transporte y vestimenta de los sectores pobres y marginales. Similitudes con el arte conceptual y el museo. El espacio de culto como instalación Desde el punto de vista estético, los lugares de culto presentan
  • 10. 10 similitudes con algunas formas de arte conceptual: las instalaciones. Estas producciones del arte contemporáneo son caracterizadas por Jorge Glusberg de la siguiente manera: “La instalación es una obra única, que se genera a partir de un concepto y/o de una narrativa visual; creada por el artista en un espacio concreto, en él se establece una interacción completa entre los elementos introducidos y el espacio considerado como obra total. Es obvio que las instalaciones requieren también la participación del espectador, pero no para vivir episodios sino para descifrar mensajes, para rescatar ideas. Al observar la obra desde distintos ángulos la percepción se convierte en proceso. [...]. La relación entre obra y espacio se transforma en el caso de las instalaciones. Ocupado por la obra el espacio se aparta de los demás ámbitos y se define como “espacio de arte”. Los sitios a los que nos referimos cumplen con el requisito de ser generados a partir de un concepto (el culto al difunto milagrero) y también con el de estar creados por el artista (en este caso un colectivo anónimo). Son además espacios concretos que pueden ser ocupados y recorridos. Sin embargo, la función que tienen los diferencian de las instalaciones: mientras la instalación tiene una función estética pura y autónoma, el sitio de culto cumple funciones cultuales. En la instalación, el espacio se constituye como “espacio de arte”, es decir, un ámbito donde la dimensión estética se vuelve autónoma y dominante, mientras que en las obras-altares el espacio se vuelve “ámbito sagrado” en el cual se establece una interacción entre los elementos introducidos (ofrendas) y el espectador-devoto que no está presente para descifrar conceptos y significados sino para quebrar la distancia entre lo cotidiano y lo sobrenatural. Por otra parte, existe también una diferencia que conviene marcar en el productor; mientras el productor de la instalación es un artista, o grupo de artistas, reconocidos como tales por la sociedad, y muchas veces consagrados, el productor de la obra-altar es un colectivo anónimo: los fieles. El espacio de culto como museo Desde otro punto de vista también podemos establecer una nueva analogía entre los lugares de culto y una de las más prestigiosas instituciones del arte: el museo.
  • 11. 11 Por definición, el museo es una institución en la que se realizan exposiciones de objetos artísticos. Existen tres tipos de exposiciones: la permanente, la temporaria y la itinerante. De acuerdo con los documentos del Instituto Superior de Formación Docente, área Museología de La Plata, estos distintos tipos de exposiciones se caracterizan por lo siguiente: “La exposición permanente está constituida por el conjunto de objetos y especímenes que tipifican el acervo del museo y no puede ser suprimida sin que el mismo pierda su carácter. ........................................................................ “La exposición temporaria tiene por fin clarificar algún aspecto de la exposición permanente y para ello puede recurrir a parte del acervo que no se exhibe en la misma, al acervo externo o a parte de uno y otro. ........................................................................ “La exposición itinerante está constituida por parte de la colección que se destina a su exhibición fuera del ámbito del museo.”7 Como ya hemos dicho, la constitución de los sitios de religiosidad popular está en constante cambio. Hay un grupo de objetos-ofrendas que por su valor estético, o por su ubicación (por ejemplo las plaquetas adosadas a las paredes) o por su durabilidad, se mantiene en exposición permanente, conformando parte del patrimonio sagrado y estético del sitios. Otras ofrendas permanecen un tiempo en el lugar y luego son retiradas por los cuidadores y depositadas en un sitio especialmente destinado a tal función (vamos a describir esto en los casos puntuales). Estos objetos constituirían la exposición temporaria. Paralelamente, en algunos casos (Gilda, Gauchito Gil y la Difunta), encontramos también exposiciones circulantes. En efecto, los cuidadores envían algunos exvotos al santuario original, constituyéndose estas ofrendas en verdaderas exposiciones itinerantes que luego de ser exhibidas un tiempo en el ámbito sagrado de origen, son trasladadas al santuario originario para conformar parte de la colección permanente de ofrendas a un santo. La diferencia entre el sitio sagrado y el museo, radica, nuevamente, en la función del espacio y de los objetos que los ocupan. Mientras en el museo encontramos un espacio netamente artístico, en el que prima una función estética pura, desprovista absolutamente de cualquier función utilitaria, en el espacio consagrado tanto los objetos 7 Documento nº 4, 1997
  • 12. 12 como el ámbito tienen una función cultual y lo estético está subordinado a ella con otra función: la decorativa. En los espacios de religiosidad popular la dimensión no puede desprenderse de su carga simbólica, mientras que en el museo, lo artístico se define precisamente por la autonomía de lo artístico frente a lo sagrado, a lo utilitario y aún a lo decorativo. Es notable como esta estética se impone con fuerza, más allá de los intentos depuradores y de “buen gusto” que a veces pretenden las autoridades. Relevando la tumba del Gaucho Cubillos en el Cementerio de la Capital, pudimos observar un hecho interesante: desde hace varios años, la comuna viene reemplazando las antiguas cruces de metal de las tumbas más humildes, por cruces blancas, todas del mismo tamaño, puestas sobre una base de cemento, al estilo de los cementerios europeos y norteamericanos donde descansan los restos de lo combatientes de guerra, en los que prima un criterio racionalista y de uniformidad estética. Sin duda, el propósito comunal era eliminar la diversidad de cruces y adornos sepulcrales y la parafernalia de objetos, retratos y flores plásticas que conferían al cementerio un aspecto reñido con el buen gusto y la sobriedad clásica. Sin embargo, y luego de un breve tiempo, las tumbas y las cruces blancas, comenzaron a llenarse de múltiples floreros con flores frescas o artificiales, retratos y objetos diversos. A modo de ermita o cenotafio, los familiares de los muertos colocan sombrillas de playa, de múltiples colores, bajo las cuales se protegen del sol y la lluvia los retratos del difunto y sus objetos favoritos. De este modo, al parecer se logra un contacto más cercano con el ser querido. Tal vez, el Municipio capitalino deba revisar sus intenciones de racionalizar la estética sepulcral y permitir al colectivo popular conformar las tumbas de acuerdo con sus preferencias estéticas y su sentir. A continuación comenzaremos el análisis de los diversos sitios y su estética.
  • 13. 13 CENOTAFIOS “La muerte, esa dolorosa sensación irreversible es atenuada, algunas veces, por artificios que cambian su sombra por un rayito de luz. “El sufrir mueve el caminar y el ademán del doliente para construir, sin saberlo, sin pensarlo, solo sintiéndolo, un testimonio de su pesar, entonces con tres ladrillos, con alguna estampita de cualquier santo y una vela, instala su angustia y reemplaza una vida por un objeto”... ( Chalo Tulián, catálogo.) Concepto y sentidos: De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico Salvat, encontramos que el término cenotafio tiene como significado: “...Monumento funerario de carácter votivo, erigido en memoria de alguna persona sepultada en otra parte o de la que se perdió el cadáver”... (Enciclopedia Salvat, tomo 6, p. 803.) Asimismo parece relevante detenernos en el origen del término. El mismo proviene del griego kenotáphion; de kenos, vacío y taphos, sepulcro. Dado que esta extendida costumbre de erigir especies de altares para recordar el fallecimiento de una persona en el lugar mismo del hecho y no en el lugar donde efectivamente se encuentra el cuerpo, constituye una verdadera tradición popular, resulta muy difícil encontrar información teórica o científica sobre los mismos. Estos cenotafios son populares en muchos países latinoamericanos, así por ejemplo en Perú, en los sitios en que alguien "ha sido sembrado", es decir asesinado, se colocan nichos u ollas en las que arden velas día y noche y se los llama "almas". En Paraguay se los conoce con el nombre de “cruces” y sobre ellos dice el investigador Ramón C. Bejarano: "En algunas calles de la ciudad de Asunción, o en los caminos en la campaña, existen cruces donde fallecieron trágicamente algunas personas, y a las cuales manos piadosas o los mismos parientes
  • 14. 14 construyen un nicho de mayor o menor tamaño”. 8 Si bien la ciencia no los ha tenido demasiado en cuenta, el arte se ha ocupado mucho de ellos, ya sea a través de la representación visual o de la literatura. Hemos creído conveniente incorporar un cuento de un autor mendocino, Juan Draghi Lucero en el que el autor caracteriza a los cenotafio y revela los sentidos que éstos tienen en la cultura popular. El cuento se titula Las fuerzas oscuras. Como el autor lo hace con palabras que resulta muy difícil superar, hemos decidido transcribir parte del relato: Éste se construye a partir del encuentro entre un folcklorista 9, defensor de cultos y creencias populares y un futuro médico defensor de teorías y verdades científicas. La discusión, en la que cada uno expone sus propios argumentos, se lleva acabo en términos de respeto y cierta amabilidad. En medio de la discusión surge una interesante definición del término que nos servirá para comprender profundamente sus implicancias: El folklorista- “El nicho – contesté – es un cenotafio, vale decir una tumba vacía. Es una manifestación folklórica de forma material que se emplaza en el sitio preciso donde cayó muerto alguien. Generalmente adquiere significación si el muerto fue víctima de un asalto o baleado por la justicia. Hay otros nichos, los comunes, que recuerdan simplemente a la muerte de cualquier persona, pero siempre marcan el lugar de la caída postrera. Los nichos adquirieron gran auge a raíz del espantoso terremoto de Mendoza de 1861. Hasta 20 años después podían verse a estas ruinas llenas de velas, Con la reedificación de la ciudad caída y la vigorización de las profilácticas medidas municipales, se logró sanear esa zona urbana, pero quedó la costumbre fuertemente arraigada, de levanta nichos al margen de los caminos de campaña. En el fondo es una de las formas de veneración de los muertos; más aquí está lo tremendo, lo que tiene grandísimas aristas sociales: Por una misteriosa 8 BEJARANO, Ramón, Carai Vosá, Toledo. Serie Estudios antropológicos nº 1 Asunción del Paraguay, Toledo, 1960. 9 El término folklorista en este caso, permite a Draghi Lucero denominar a aquellos que son defensores de la cultura popular. Actualmente el término folklorista resulta muy estrecho para denominar a quienes hacen un rescate de lo popular, y su significado a quedado restringido y ligado al folklore, que sería sólo un aspecto dentro de la tradición y cuya delimitación dentro del universo de la cultura popular encierra en muchos casos, una connotación ideológica.
  • 15. 15 asociación de tradiciones e ideas subsistentes no merecen, en la mente popular, un nicho los que mueren “naturalmente” en su cama. Así pues, el virtuoso ciudadano D. Juan Pérez, que nunca hizo mal a nadie, que vivió en paz con otros y fue respetuosísimo de las leyes y de la autoridad y que, por fin, fallece rodeado por los suyos en la paz del hogar, ese señor tan perfecto no gozará de los beneficios del nicho. Sí lo tendrá aquel que, bueno o malo, cayó para siempre en el camino que los pobres trajinan siempre a pie y con la carga de sus pesares encima. El camino, especialmente el del campo, es de todos, pero es menos de usted que lo recorre a 80 kilómetros en su aerodinámico, que de los peones de su bodega y de sus viñas que lo traquean al son de sus cavilaciones. El camino tiene un sentir que no es del paisaje circundante sino que reside en la planta sufrida de los caminantes... – Allí están en su elemento los nichos, allí puede la mujer o el hombre desheredado rendir culto al que cayó. Lo que vio usted el lunes pasado en los nichos que menciona, son las velas votivas que reafirman la “manda”, o sea un pedido clamoroso que no puede hacerse a las autoridades ni a las instituciones científicas. Se pide un milagro porque sólo un milagro puede salvar al hijo desahuciado; sólo un milagro los sacará de la miseria; sólo un milagro les hará conquistar un amor imposible; sólo un milagro los liberará del azote de las desdichas. Las monedas que usted vio, seguramente las dejó un jinete apurado: con ellas comprará unas velas el vecino o vecina que atiende ese nicho y las encenderá en el nombre del ausente el próximo lunes en la noche, día de las ánimas. Difícilmente verá usted un nicho sin su vela prendida en la noche señalada. Hay verdadera mística en esta práctica que creo piadosa.-...” (Juan Draghi Lucero, Las fuerzas oscuras, p. 83) Con este párrafo nos parece, esclarecemos cuál es y en qué consiste esta tradición que venera y acerca de alguna manera el mundo de los vivos con el mundo de los muertos. La estética de los cenotafios:
  • 16. 16 Ahora bien, desde un punto de vista formal, basándonos en la observación de un relevamiento fotográfico de los nichos que se ubican en la ruta hacia San Juan, en el departamento de Las Heras, podemos observar toda una serie de objetos que caracterizan estas manifestaciones: latas de conservas vacías, botellas con agua, casitas de madera, partes de automóviles, llantas, imágenes de santos populares, cruces, piedras pintadas de blanco, nombres propios y fechas significativas, velas, cera derramada, rosarios, imágenes, vírgenes, estampitas, cuadritos con retratos, flores artificiales de vivos colores, placas con inscripciones, puertas enrejadas que cierran el pequeño recinto. Generalmente estos nichos se ubican al borde de un camino, tal vez esto se deba a la gran cantidad de accidentes que ocurren en ellos, o quizá al hecho de que por allí transita la gente, allí muere por accidente, enfermedad o de manera violenta y allí el cenotafio puede ser “visto” por otros cumpliendo así con su misión de mantener viva la memoria del muerto. Normalmente los cenotafios están compuestos por una gruta o una pequeña casita con techito a dos aguas, que puede estar a la altura del piso o elevado sobre un pie de madera o alguna estructura similar. Siempre están coronados por una cruz, la mayoría de las veces en esta cruz, o en una placa, en algún lugar visible del nicho, puede leerse un nombre (o varios) y una fecha alusiva. El acceso suele ser un caminito señalado y delineado por pequeñas piedras pintadas de blanco. En el interior, siempre hay un objeto que se destaca frente a los demás: una foto, una estampita, un florero con flores de alegres colores, una imagen, etc. Este objeto, a su vez se va rodeando progresivamente de otros objetos similares que evidencian las mandas de los vecinos que las atienden o de algún caminante que, como en el cuento señala su paso con alguna ofrenda. Progresivamente los espacios interiores y exteriores que rodean a los cenotafios van adquiriendo un carácter abigarrado, mixto, desordenado, llamativo y particularmente colorido. Son en sí mismos espacios pequeños, continentes, protectores de los exvotos y las mandas que cobijan. Son espacios oscuros, abigarrados, desligados. Los objetos contenidos no tienen un orden aparente, y tampoco parecen guardar relación entre sí, están allí por el hecho de que significan algo: una promesa, un ferviente deseo o el agradecimiento de quienes los han colocado allí. Cada objeto, en suma invoca una historia y una serie de sentimientos que se nos hacen presentes en forma
  • 17. 17 material. En el autor colectivo y anónimo que construye estos sitios, siempre hay una intención estética: se pretende que el nicho luzca bonito y este objetivo se logra a través de la ornamentación abundante de colores puros, fuertes y brillantes. Así por ejemplo, las cruces están adornadas con flores artificiales a modo de verdaderos arreglos florales, en muchos casos han sido hechas con papel o tela, de manera artesanal con evidente esmero. La entrada al lugar suele estar señalada, como ya dijimos, por un caminito bordeado de piedras prolijamente pintadas. En el interior del cenotafio los objetos se disponen con un orden que se basa en el criterio de la abundancia y la yuxtaposición. Mientras más objetos hay, con más color y brillo, más bonito es el sitio. La cantidad de objetos, su estado y la limpieza varía en cada uno de los cenotafios. Tal vez este hecho se deba fundamentalmente a que el nicho es mantenido por una persona, una familia, o un grupo de amigos allegados al difunto. Si los comparamos con las ermitas o santuarios de los santos populares que hemos relevado, podemos observar que en general son más pequeños y homogéneos, más familiares y anónimos. De todos modos, sería un sería error hacer de esta suposición una regla, es sabido que los cenotafios, estos pequeños altares para santitos anónimos, en muchas ocasiones cobran fama y terminan por convertirse en conocidos santos populares, como son, de hecho el Gaucho Cubillos o la Difunta Correa. La estética de los lugares de religiosidad popular está, sin duda, fuertemente entremezclada con el culto y la fe. No es posible separarla y analizarla como estética pura. Vistos desde los criterios impuestos por la belleza europea, resultan lugares antiestéticos y oscurantistas, de escaso valor para una historia del arte, que hasta aquí ha tomado solamente a la producción académica como objeto de estudio. Estas mismas ideas están vertidas en el relato de Draghi Lucero que antes citáramos. A modo de conclusión y para aportar al lector una reflexión hecha desde el arte, citamos nuevamente el cuento, así el lector podrá vivenciar que para entender el cenotafio hay que analizarlo estéticamente, pero sin desligarlo de su condición de espacio de culto: Folklorista: “-Cuando sea usted médico cobrará las consultas a sus clientes. El Estado aplica impuestos cada vez más elevados. Toda religión es mantenida con dinero. Las pobrecitas ánimas se contentan con ¡Tan sólo la llamita de una vela! – Doctor: “- ¡Se diría que usted tiene fe en las
  • 18. 18 ánimas de los nichos! Folklorista: “-Por momentos, sí, y por momentos me privo de ello por los imperativos científicos. Pero entre estas dos fuerzas, la folklórica y la antifolklórica, sigo siendo un folklorista. Sólo con la ayuda del folklore puede llegar a comprender la Historia y muchas encrucijadas de orden social. Si los economistas teóricos trazaran sus planes con el conocimiento cabal de la idiosincrasia de nuestras masas no errarían tanto y ¡tan lejos!. Le voy a demostrar mi querido futuro galeno que su empaque científico no descansa en un fondo filosófico ni enraizado ni profundo. Usted sólo ha visto en los nichos callejeros un motivo antiestético y oscurantista, casi con el criterio del munícipe. ¿No cree que esta manifestación, de hondo contenido folclórico tiene otros matices más profundos y estables? ¿Nada le mueve a usted a inquirir desde terreno científico a lo que es realmente empírico?. ¿No se preguntó usted “por qué” se prenden velas en los nichos callejeros?. ¿No será ése, el lugar de la eterna despedida, un punto de misteriosas y santas citas?. ¿Qué hay de verdad en lo que presiente el pueblo que el alma vuelve al lugar donde se liberó de la carne?. ¿Y si la llama de la candela fuera la campana que reúne a las almas de los vivos con la de los muertos para santas pláticas?. ¿Qué es la vida?. ¿Qué es la muerte?-...” Es evidente que en la mente de las masas populares, la muerte se siente en forma distinta, está allí, pegada e inseparablemente ligada a la vida, y es parte de la misma...
  • 19. 19 EL GAUCHO CUBILLOS Historia y leyenda: Juan Francisco Cubillos, conocido como el “Gaucho Cubillos”, nació en 1869 en Curicó, República de Chile. Se lo describe como un hombre de cuerpo mediano, bigote poblado y pelo corto, color castaño oscuro, siempre vestía camisa blanca, pantalón de hilo, medias y alpargatas blancas. Perteneció a una familia humilde, de escaso nivel cultural. Sus andanzas comienzan tempranamente, en 1887 cuando sólo contaba 18 años. Por ese tiempo abandona Chile y se radica en Mendoza, en la zona de Tunuyán. Aquí comete su primer robo y tiempo después se produce su primera detención. Escapa hábilmente de la cárcel (sus habilidades de escapista lo harán famoso) y continua sus andanzas de ladrón. El fruto de sus delitos se repartía entre el pobrerío de la zona. Es capturado y encerrado varias veces, pero siempre logra escapar. La gente humilde lo ampara en sus hogares y Cubillos, pronto se transforma en un héroe popular, que reivindica a los pobres de la injusticia y el desamparo social. Se fugó del penal por última vez fue en 1895 tras sobornar a uno de sus custodios, y prosiguió sus andanzas. Se volvió temerario, robando y huyendo de un lado a otro. Consciente de que la policía lo buscaba intensamente se refugió en las minas del Paramillo, en Uspallata, activas en aquella época. Los mineros que trabajaban en ese lugar le brindaron hospitalidad, protección y silencio. Para esa fecha la figura de Cubillos ya había cobrado fama en la imaginación popular que había agigantado sus aventuras, convirtiéndolo en un segundo “Juan Moreira”. En Paramillos se volvió cuatrero robando caballos y vacunos que luego vendía, con el dinero obtenido compraba azúcar, cigarrillos, yerba, vino, y otras vituallas que repartía entre los mineros, así se ganó su respeto y admiración y fue popularizado con el mote de “El Rey de los mineros”. Aunque existen algunas versiones que lo acusan de haber cometido el delito de homicidio, la justicia solo pudo comprobar en sus procesos, robo y desacato a la autoridad. Este ladrón que había ingresado siete veces a la penitenciaría y
  • 20. 20 escapado otras tantas, fue asesinado a los veintisiete años de edad, el 26 de octubre de 1895, por dos policías que lo buscaban y se encontraban trabajando, haciéndose pasar como mineros para capturar al prófugo. Según algunas versiones, mataron a Cubillos en defensa propia, otras dicen que fue asesinado mientras dormía. El “Rey de los mineros” murió en una lucha desigual, en condiciones que nunca se esclarecieron para la memoria popular. Quedó tendido luego de recibir una puñalada en el corazón, varios puntazos, un golpe dado con el revés de una daga sobre el ojo derecho, y un balazo disparado a cuatro pasos de distancia. Inmediatamente los mineros se apoderaron del cadáver, velándolo durante dos días. Posteriormente la justicia trasladó el cuerpo a la ciudad para que se le realizara la autopsia y luego recibiera sepultura. Con la muerte del Gaucho Cubillos culmina su historia cronológica y comienza su otra historia, la del mito. A los pocos días de su desaparición, dice Los Andes (el diario de la ciudad): “Objeto de una viva curiosidad ha sido durante los últimos tres días, entre la gente de pueblo que ha concurrido al cementerio, la tumba en que descansan los restos del famoso Cubillos. Situada en el ángulo sudeste del panteón destinado para los pobres de solemnidad, aquella llamaba la atención entre todas las demás por la profusión de coronas con que se encontraba cubierta” (Verzbickis. El “Gaucho” Cubillos, un hombre que venció al olvido, p.34). Emergente de la injusticia social, representante del bandolerismo benéfico, con su muerte se transforma en héroe y es santificado por la voluntad popular, convirtiéndose en mito de nuestra región. Estética de la tumba: Como ya hemos anticipado, este lugar se encuentra en la zona antigua del Cementerio de la Capital10 ubicada en parcela 26, cuadro H. La tumba, hoy una verdadera ermita fue remodelada en el año 1994. El recinto es pequeño, construido de ladrillo, de manera simple y austera, el techo es de dos agua, de chapas de policarbonato verde, sostenidas por vigas metálicas, el interior se halla revestido de azulejos. Alberga los restos del gaucho y una gran cantidad de ofrendas que depositan a diario los devotos. Al ser pequeño, se vuelve un espacio 10 El cementerio recibe este nombre porque está atendido por la Municipalidad de la ciudad capital de Mendoza.
  • 21. 21 íntimo, propicio para que exista una relación espiritual entre el fiel y el héroe legendario. Hay un encargado que se ocupa de la limpieza del sitio y del recambio de exvotos, como el espacio es pequeño y los fieles son muchos, el encargado guarda los más antiguos en un depósito, especialmente destinado a tal fin. Este encargado es, a su vez, quien clasifica los objetos y contribuye a la construcción del ordenamiento estético que impera en el sitio. Los exvotos que se ofrecen al difunto son muy variados y semejantes a los que luego vamos a encontrar en otros sitios: flores naturales o artificiales, de plástico o de tela, elegidas por ser más perdurables y colocadas en variados floreros de diversos materiales: de cerámica, de plástico, o simples frascos de vidrio que cumplen la función de floreros. También hay rosarios, cruces de diferentes tamaños, maquetas de casas de madera, de cartón, adornos navideños, juguetes, como por ejemplo peluches, camioncitos, muñecas, zapatitos de niños pequeños, sombreros, ropa, imágenes en yeso de vírgenes, entre ellas la de Luján, y también estampitas de santos mezcladas con fotos de gente devota con mensajes y gran cantidad de placas de agradecimientos. Todos estos objetos están clasificados y agrupados en sitios específicos. Hay estanterías que rodean las paredes en el interior de la ermita, allí se agrupan los juguetes, los retratos, estampitas la ropa y los muchos y muy variados objetos; los rosarios, zapatitos, sombreros, y algunos ramos de flores artificiales, cuelgan de las vigas metálicas que sostienen el techo de la ermita; las placas recordatorias están colocadas en las paredes, por adentro y por afuera, y los fieles más pobres que no pueden pagar una placa escriben sus agradecimientos en las paredes a modo de graffiti; sobre la tumba hay múltiples floreros, en la parte de atrás se ubican las velas y hay un sector donde los estudiantes ofrendan sus cuadernos de clase. Los colores que prevalecen son los puros, o sea el rojo, el verde, el azul, el amarillo, como también el dorado y el plateado, estos últimos muy simbólicos y relacionados con la divinidad. Sobre la lápida de mármol bajo la que descansan los restos del gaucho, han colocado carpetitas11 de plástico o tejidas a mano, que sirven de apoyo a objetos importantes (vírgenes, floreros, entre otros), su presencia convierte al recinto en un espacio habitable y hogareño, es decir, en la casa del Gaucho Cubillos, quizás el deseo popular sea el de concederle a este hombre un espacio permanente y acogedor, símbolo 11 La “carpeta” es un tejido, generalmente de hilo, de forma circular que se utiliza como base para adornos o lámparas. También existen de plástico, sucedáneo pobre del encaje.
  • 22. 22 del hogar que no tuvo en su corta vida en la que siempre fue prófugo de la justicia. En el centro del santuario, entre el arco de la pared frontal y principal se encuentra un retrato del gaucho, realizado a lápiz negro por un fiel anónimo, y enmarcado. Sobre un fondo vacío se representa al personaje, al parecer sobre la base de una fotografía. Los trazos son minuciosos y naturalistas, la fisonomía del retratado aparece registrada con detalle y su vestimenta es la típica de la época (finales del siglo XIX). Llama la atención la hibridación (fruto de la globalización) que también caracteriza a este lugar, hay una interesante mezcla de imágenes que recuerdan otros cultos y otros héroes sociales: diferentes vírgenes, estampitas de santos, una calcomanía del Che Guevara, y también ídolos y figuras mediáticas como Rodrigo12. 12 Cantante cuartetero muerto trágicamente en un accidente automovilístico en el año 2000 al que nos referiremos más adelante.
  • 23. 23 DIFUNTA CORREA La historia: Dice la tradición de San Juan que durante los primeros años del siglo XIX, en la localidad La Majadita, de la provincia de San Juan nació María Antonia Deolinda Correa, conocida más tarde como la Difunta Correa. A los veinte años se casó con el criollo Baudilio Bustos y se establecieron en Caucete. Poco después tuvieron un hijo. Hacia 1835 Bustos fue reclutado para fortalecer la tropa del ejército de Facundo Quiroga. Se resistía a partir debido a una enfermad pero fue llevado a la fuerza. Esto impulsó a Deolinda a seguir sus pasos junto con su pequeño hijo. Anduvo por el camino que lleva hacia La Rioja y en pleno desierto se quedó sin agua. Extenuada, siguió su marcha, pero al fin cayó en un cerro de la localidad de Vallecito, derrotada por el cansancio, el calor y la sed. Junto a sus pechos quedó el niño mamando de la madre muerta. Poco después los encontraron unos arrieros que pasaban por el lugar. Ellos dieron sepultura a la difunta en el mismo lugar en que había fallecido y llevaron al niño a un sitio seguro. El culto es iniciado por un arriero que a fines del siglo pasado llevaba su ganado desde Valle Fértil a San Juan. Al atravesar la región de Vallecito el ganado se le dispersó; desesperado el arriero tropezó con la tumba de la Difunta y le rogó que lo ayudara a recuperar sus reses: al día siguiente encontró a sus animales reunidos en el valle. Él habría sido quien levantó el primer santuario a la Difunta. Poco a poco el milagro concedido por Deolinda Correa comenzó a ser conocido y con él también de su desgracia. Se convirtió en un símbolo de amor maternal, en la protectora de los arrieros y de la gente humilde y pronto su culto fue incorporado a la tradición popular. Si bien se trata de una tradición específica del desierto en el cual y por el cual Deolinda Correa muere de sed, la tradición trascendió los límites de San Juan y hoy se difunde por América. En muchos lugares se levantan santuarios a los que concurren los devotos para recordar su memoria y para pedir su intermediación ante Dios y la Virgen. Como agradecimiento por una gracia concedida, o simplemente como evocación de su memoria los fieles dejan diversos exvotos. La botella de agua es una de las más ofrendadas y puede considerarse como un símbolo típico de la exteriorización de este culto. También la peregrinación al lugar constituye una ofrenda y es un
  • 24. 24 modo de recrear el sufrimiento de la Difunta. Especialmente en la provincia de San Juan los devotos cumplen sus promesas caminando largo kilómetros y muchos llegan al santuario de rodillas o arrastrándose sobre sus espaldas. El Mito La historia de la Difunta Correa se confunde con la leyenda. Divulgada por la tradición oral esta historia forma parte del sentir popular. Sin embargo, sabemos que muy difícilmente la Difunta Correa pueda ingresar como santa oficial de la Iglesia Católica, pues su existencia física no ha podido ser documentada fehacientemente. No hay rastros de Deolinda Correa que permitan probar que vivió y que su historia es real. No obstante, Horacio Viduela, un historiador de la Universidad de San Juan sostiene que pese a la falta de documentos, la historia de Deolinda Correa es un hecho real: “Esta tradición sublimada en mito por la fe del pueblo, relata un acontecimiento real. No es leyenda a pesar de la falta de documentos. La única constancia parece ser una lápida de piedra encontrada en el viejo templo de Villa Independencia, en Caucete, que reza: “Recuerdo de gratitud y justicia a la caritativa Difunta Correa. Que en paz descanse. 1892”. Es probable que la Difunta no sea jamás canonizada, pero la devoción hacia ella no es contraria a la fe religiosa”. Si bien no hay documentos reconocidos por la Iglesia Católica, que certifiquen las versiones sobre la vida y milagros de la Difunta, no hay tampoco elementos que permitan contradecir o desacreditar la fe que le profesan sus fieles seguidores. Al respecto dice un párroco de la Parroquia del Carmen en Vallecito: “El culto de la Difunta está prohibido por la Iglesia. No tiene fundamentos religiosos en el sentido estricto, pero la fe según el Evangelio puede manifestare de muchas maneras”. Y tal vez, en el hecho de que las bases del culto no entren en contradicción con los fundamentos de la fe católica, podamos encontrar una de las razones de su popularidad. El culto se difundió ampliamente en América del Sur, donde el catolicismo es la religión más popular. No obstante, parece difícil su oficialización porque, y como dice Alfredo
  • 25. 25 Mofa, la estructura del mito no tiene una correspondencia con las historias de otros santos reconocidos por la fe católica: “[El de la Difunta Correa] constituye uno de los casos más interesantes de las creencias populares, pues constituye un mito ancestral indígena que no pudo ser reinterpretado por la Iglesia Católica debido a que no existe ningún mito equivalente en la cultura occidental cristiana para que pueda ser re-modelado. Esto es debido a que la estructura del mito: la sobre vivencia de un niño que mama de los pechos de la madre muerta. Mamar de un cadáver, es decir tomar vida de la muerte, no existe como estructura en la mitología occidental” y agrega, “...es por eso que la Difunta Correa sigue siendo actualmente un santuario pagano.” Difunta Correa en Las Heras En el departamento de Las Heras encontramos dos santuarios de importancia destinados al culto de la Difunta Correa. Uno de ellos se encuentra ubicado a orillas del camino que lleva a Villavicencio, a pocos kilómetros de las últimas estribaciones del núcleo urbano lasherino. Se sitúa en el pedemonte, en un entorno abierto, con gran amplitud espacial. Por ser Villavicencio un centro turístico muy concurrido, el sitio es frecuentado por fieles de distintos estratos sociales, y también por curiosos y turistas. Foto El otro santuario es el de El Pastal; se encuentra en una zona rural ubicada aproximadamente a unos 20 km. del núcleo urbano de Las Heras. La zona es habitada por trabajadores rurales y urbano marginales de muy escaso nivel social, económico y cultural. No se trata de un lugar de paso como el Santuario Villavicencio, se trata de un sitio pequeño, ubicado entre dos calles, poco transitadas, que cercan sus costados y una hijuela13, que condiciona su ampliación hacia atrás. Foto No pudimos encontrar datos que aclararan el origen de este sitio. Sí en cambio logramos esclarecer el origen del Santuario Villavicencio. De acuerdo con los dichos del encargado del lugar, don Héctor Luna, éste sitio de culto surgió hacia 1950, cuando un hombre, desesperado 13 Acequia de riego
  • 26. 26 por un hijo que estaba desahuciado, pidió un milagro a la Difunta y éste le fue le concedido. En agradecimiento el devoto erigió un recordatorio que aún se conserva: se trata de una pequeña gruta, en cuyo interior hay una cruz de madera y un ángel de yeso. Con el tiempo se hizo muy popular en la zona, y como no está muy alejado del centro urbano de Las Heras reúne a numerosos devotos de la santa. foto Los promesantes han levantado diversas construcciones y habitáculos con el objetivo de albergar ofrendas. En general las construcciones adoptan la forma de una capilla con techo a dos aguas, el espacio interno es muy reducido, lo que le confiere un carácter íntimo. En El Pastal sólo encontramos dos habitáculos a modo de capillitas entre medio de algunos álamos, ambos con techo a dos aguas y coronados con cruces latinas. Albergan imágenes de la Difunta y numerosas ofrendas. Al observar la estructuración de estas edificaciones (como también la de los cenotafios a la vera de caminos) nos preguntábamos si la modalidad de construcción con techo a dos aguas es sólo un modo de imitar las pequeñas capillas o si también tiene que ver con el estereotipo infantil de representación de la casa. El santuario o el cenotafio constituyen la casa que habita el santo-difunto y a la vez, conforman interiores con reminiscencias hogareñas en las cuales el devoto encuentra cobijo para sus ofrendas. Las ofrendas son similares a las que hemos visto en los otros sitios relevados, sin embargo, en el Santuario Villavicencio, más frecuentado por públicos diversos, es posible encontrar, en mayor medida que en el de El Pastal, productos de la sociedad de consumo: latas de gaseosa, flores de plástico, etc.. Paralelamente, la disposición con que han sido ubicadas está mediada por su cuidador, quien establece un cierto tipo de orden al agrupar los exvotos en razón de su “clase” (chapas de auto por un lado, cartas por otro, las velas en candelabros hechos a tal fin, etc.) En el caso de El Pastal, al parecer, impera un mayor desconocimiento de los valores estéticos del “buen gusto” occidental, por lo cual, los criterios estéticos dominantes son los de la profusión, el colorido y la yuxtaposición. Algunas ofrendas que se pueden ver aquí no están en el Santuario Villavicencio, ni en los otros que hemos relevado; entre éstos podemos destacar cabellos humanos y yesos. Tienen un carácter más íntimo que el resto de los exvotos, a través de ellos el devoto se ofrenda a sí mismo (el exvoto es parte de su cuerpo).
  • 27. 27 Hemos podido observar que la occidentalización de la cultura ha impuesto un cierto rechazo a estas “ofrendas corporales” que en muchos sitios ya no se encuentran. Quien haya frecuentado estos lugares de culto u otros semejantes años atrás (la Difunta en San Juan o la Cruz Negra en Tunuyán) recordará que por entonces era habitual la presencia de exvotos ligados a la corporalidad del creyente. Hoy, la globalización cultural ha introducido modificaciones en las formas de expresión del culto y de su valoración estética. Sólo en el santuario de El Pastal hemos encontrado exvotos corporales, en los restantes han sido reemplazados por otro tipo de objeto. Del mismo modo, hemos observado modificaciones en otros aspectos del culto: la botella de agua que antes era de vidrio, es actualmente de plástico, las flores artificiales han ido variando a lo largo de los años de acuerdo con las ofertas del mercado. Dentro del santuario se han incorporado, a su vez, otros cultos, produciéndose la misma hibridación que ya hemos marcado en la Tumba del gaucho Cubillos, y que veremos a su vez en otros altares. Algo que merece una consideración especial, son los carteles de agradecimiento que pueden observarse en ambos sitios. En algunos sitios, como por ejemplo el Santuario de la Virgen de Lourdes en el Challao, se pueden observar gran cantidad de plaquetas metálicas con inscripciones de agradecimiento a la Virgen adosadas a las paredes, que se han ido acumulando desde años atrás. En las “Difuntitas 14” lasherinas, como en los otros sitios analizados, cartel es el sucedáneo pobre de la plaqueta. Este hecho tiene que ver ciertamente con la diferencia en el precio, pero también con la popularización de los códigos de los carteles publicitarios, a los cuales se asemejan en muchos casos. En el Santuario Villavicencio, hay un cartel que llama la atención por su espectacularidad, tiene aproximadamente 2m. x 1m. y está elevado mediante dos soportes de 1,50m. de alto a la entrada del santuario y a la vera del camino, igual que los carteles publicitarios que se ubican en las rutas. Resulta evidente, por el tamaño del cartel y por su ubicación que en la intención de los fieles que lo construyeron no estaba solamente la intención de agradecimiento, sino la necesidad de que la ofrenda fuese “vista”. foto A este cartel espectacular se opone otro, que en El Pastal se ubica sobre el techo de uno de los habitáculos y que puede ser visto porque detrás del sitio hay un terraplén (que conduce a la hijuela) desde el cual 14 “Difuntita” es el nombre que suele darle la gente a estos sitios.
  • 28. 28 se puede tener una visión desde cierta altura de todo el Santuario. Este cartel, pintado sobre una madera, casi como un graffiti, reza: “Dijunta mui aradesido”. El propósito fue escribir: “Difunta, muy agradecido”. Aquí la intención no es estética ni exhibitiva, sino puramente cultual. Tal vez consciente y avergonzado de la pobreza de su escritura, el devoto colocó el cartel en su sitio tan inaccesible, con la idea de que sólo fuera “percibido” por la santa. foto Los carteles encarnan las diferencias que hemos notados entre los sitios, el Santuario Villavicencio es más globalizado y estetizado, mientras que el de El Pastal conserva, en mayor medida, la pureza virginal del culto primigenio.
  • 29. 29 EL GAUCHITO GIL Historia del personaje Cuenta la tradición popular que el gauchito Antonio Gil o Antonio Mamerto Gil Nuñez nació en la provincia de Corrientes, en la zona de Pay Ubre (actualmente Mercedes), hacia el año 1847. Su historia, que se conoce por tradición oral narra que en su juventud se enamoró de una joven viuda que era pretendida por el comisario del pueblo. El policía, despechado por el rechazo de la viuda, comenzó a perseguir a Antonio Gil aprovechándose del poder de su autoridad, hasta que finalmente se enfrentaron en una pulpería. En la pelea el gauchito le perdonó la vida. Este hecho aumentó el desagrado y la inquina del policía quien empezó a hostigar a Antonio Gil hasta que finalmente logró que abandonara el pueblo. Por estos años, el país se encontraba en guerra con el Paraguay y Gil se alistó bajo las órdenes del General Madariaga. Durante cinco años participó en la Guerra de la Triple Alianza (Argentina, Uruguay y Brasil contra Paraguay), que culminó bajo la presidencia de Sarmiento en 1870 cuando las tropas brasileñas capturaron y mataron al mariscal Francisco Solano López. Pero en aquellos tiempos violentos, la guerra no sólo se sostenía en el frente internacional, en el interior del país combatían dos facciones con diferentes ideales políticos. Por un lado los unitarios (celestes) y por el otro los federales (colorados). La tradición cuenta que Gil adhirió a los ideales federales durante un tiempo, pero luego renegó de ellos convencido de la esterilidad de una lucha fratricida. Hacia 1850 el coronel Juan de la Cruz Zalazar (federal), hizo un llamamiento a todos los hombres de la zona, para que se presentaran en su estancia donde formaría un batallón para luchar contra los unitarios. Quien se resistiera a tomar las armas en favor de la causa federal sería inmediatamente ajusticiado (degollado o fusilado). Antonio Gil es reclutado. Organizada la tropa Zalazar comienza el avance sobre las tierras del sur de la provincia.
  • 30. 30 Antonio Gil, convencido de que era necesario evitar la guerra entre hermanos, decide desertar y en medio de la noche abandona el contingente. El resto de la historia se desdobla en dos versiones. La primera versión dice que tiempo después (quizá un año) Zalazar prepara la tropa para un nuevo enfrentamiento con los unitarios. Antonio Gil se presenta ante él; interrogado por los motivos de su deserción responde a Zalazar que no abandonó la tropa por falta de coraje, sino porque creía fervientemente que no se debía derramar la sangre del prójimo contra el cual no se tenía agravio que vengar; además, dijo haber soñado con Ñanderá (Dios) que le indicaba proceder así. El coronel hace formar una partida y lo envía a la ciudad de Goya (Entre Ríos) para ser juzgado. La segunda versión cuenta que como Antonio Gil compartía los ideales federales en un territorio gobernado por unitarios, fue despojado de sus pertenencias y tuvo que ocultarse. Se transformó en el líder de un grupo de bandoleros; se dedicó al robo y al cuatrerismo, pero no para provecho propio, sino para compartir el producto de sus andanzas con los pobres de la zona. La gente lo ayudaba y protegía. Solían tener caballos frescos, descansados y bien alimentados, para que los fugitivos pudieran cambiarlos por los suyos cuando estaban flacos, sedientos y fatigados. Zalazar, cansado de las correrías de Gil y sus secuaces, formó una partida policial para detenerlo y juzgarlo en la ciudad de Goya. Gil es capturado por el coronel Velázquez, aludiendo incumplimiento de sus obligaciones de soldado y enviado a Goya para que allí fuese juzgado. Velásquez, de regreso en la Hacienda de Zalazar intercedió en defensa del reo destacando su valor y generosidad. Zalazar que respetaba a Velázquez y quería complacerlo, ofrece una alternativa para liberarlo: que 20 notables de la zona firmen un pedido de clemencia. Cumplido lo requerido, Zalazar cumplió su palabra y ordenó que Gil fuera liberado. Finalmente, las dos versiones coinciden en el desenlace de la historia: camino a Goya, el 8 de enero de 1868, Gil fue colgado de los pies en un árbol y luego degollado. Este tipo de ajusticiamiento era frecuente (resultaba una solución más rápida y aleccionadora que un juicio justo) y se lo justificaba alegando que el reo había intentado escapar.
  • 31. 31 Antes de morir Antonio Gil pidió al sargento encargado de la partida que no lo matara, pero no logró conmover al oficial. Convencido de que la muerte se acercaba, Gil vaticinó que cuando el sargento regresara a Mercedes encontraría a su hijo agonizando; le aconsejó entonces que lo invocara para interceder ante Dios por la vida del niño y que luego regresara y colocara una cruz en el aquel lugar donde estaba dando muerte a un inocente, pues, agregó, “la sangre del inocente sirve para hacer el milagro”. Se dice que sus últimas palabras fueron “Si mi sangre llega a Dios, volveré en favores para mi pueblo”. Cuando la partida regresó se confirmaron los vaticinios del gauchito, el sargento, desesperado, invocó a su víctima y al día siguiente su hijo estaba fuera de peligro. El matador, arrepentido, construyó una cruz de Ñandubay (una planta autóctona) y la llevó al hombro, a pie desde el pueblo hasta el lugar del ajusticiamiento. Conformación del culto La fama de milagrero de Antonio Gil se extendió rápidamente por tierras correntinas. Gracias a los medios de comunicación, a fines del siglo XX su fama sobrepasó los límites nacionales y ganó devotos en muchos lugares. También ha llegado a Mendoza y al Departamento de Las Heras, como veremos más adelante. Se cuenta que en cierta oportunidad, el dueño de la estancia La estrella, dentro de la cual se encontraba el lugar de culto, molesto por la constante peregrinación y el fuego de velas que hacía peligrar los campos aledaños, solicitó y consiguió permiso para trasladar los restos al cementerio de la ciudad de Mercedes. Al retirarlos, las desgracias comenzaron a rondar la estancia, murió su ganado y se enfermaron sus hijos. Asustado y agotado por el sufrimiento, el hombre regresó los restos de Gil al lugar originario y erigió nuevamente el santuario donde estaba. Los testimonios de la santidad de Gil son innumerables, en el lugar de culto se suman día a día placas y objetos en agradecimiento, también en periódicos locales se agradece por favores recibidos. Los deportistas ganadores entregan sus trofeos, los músicos afortunados ceden sus guitarras, los que cambian el auto dejan sus patentes viejas.
  • 32. 32 El centro del santuario es un simple tinglado de chapa que protege los que se considera la tumba del gaucho: una leve estructura de piedra cubierta de placas y velas que traen los visitantes. Alrededor del santuario se monta improvisadas santerías, puestos de estampitas, velas rojas, comidas y bebidas y hasta un estacionamiento. Los negocios del paraje venden pelotas de fútbol, cámaras de fotos, facones, mates, radios, chorizos, etc. todo dispuesto en amable confusión junto a los recuerdos del gaucho. La cumbre de la devoción se alcanza el 8 de enero, aniversario de la muerte de Gil, cuando la ciudad de Mercedes recibe a más de 100.000 personas que marchan al santuario original, erigido a 8 kilómetros al sur del centro urbano por la ruta 14. Se realiza una gran peregrinación portando una cruz que va a la iglesia de Mercedes. Posteriormente, los devotos comparten la comida y la bebida, se baila y se canta en una exultante fiesta que, de este modo, conjuga la tradición católica con la guaraní, en la que la comida, la bebida y la danza conformaban parte del ritual funerario15. Gauchito Gil en Las Heras La figura del Gauchito Gil se ha popularizado enormemente en todo el país. Los medios de comunicación y la circulación de personas han hecho que su popularidad aumente y gane en todos los rincones del país. Las Heras no ha permanecido ajena a esta expansión del culto; existen aquí varios lugares destinados a rendir ofrenda a la memoria del gauchito Gil. Uno de los que hemos relevado se ubica en un lugar relativamente alejado del radio céntrico, a orillas de la ruta vieja a San Juan. Hay otro en El Challao, en el circuito que lleva a Papagallos. Resulta fácil identificarlos porque en todos los casos el cenotafio está pintado de rojo y junto a él se levanta una cruz. También los hemos visto camino a Potrerillos y en muchos otros lugares de la provincia. foto El más importante de Las Heras, por su tamaño, nos parece el 15 Ramón Vallejos y Milcíades Aguilar
  • 33. 33 que está ubicado en la antigua ruta a San Juan. La ruta es desértica y despoblada pero el lugar elegido para erigir el santuario está al reparo del viento y del sol entre algunos árboles (eucaliptos). Quizás (no lo hemos podido comprobar) el árbol tenga un sentido simbólico, ya que el gaucho fue degollado colgando de un árbol. foto En el sitio encontramos un cenotafio, que no supera el metro de alto, tiene techo a dos aguas hecho de chapas pintadas de rojo. Dentro pudimos encontrar objetos diversos: cuentas de un rosario desarmado; monedas de diez centavos; la imagen 16 del gaucho Gil enclavada en la tierra, de pequeñas dimensiones y pintada con colores estridentes (azul, rojo) con una placa; hay también fotocopias que dan a conocer la leyenda del milagrero; hay cintas y velas rojas, que serán una constante en éste culto, pues podrían simbolizar la condición de federal del gaucho Gil (los federales vestían de rojo) o bien por el rojo de la sangre producto de su martirio. foto Aquí también, como en los otros lugares que hemos mencionado, se hace presente la hibridación que se origina en la combinación de diferentes creencias; pudimos encontrar elementos propios de otros cultos: paganos, cristianos y hasta judíos. Junto a esta estructura aparece una cruz sobre un pequeño montículo de tierra cubierto por una enredadera (planta que no necesita suelo húmedo y se extiende fácilmente). Sobre la cruz puede verse un rosario improvisado con cables, hay una pequeña cinta con los colores de un equipo de fútbol, que nos dice que no sólo hay manifestaciones religiosas sino también la expresión de pasiones populares, también hay una estrella judía y una ristra de ajo. En las ramas de los árboles hay múltiples cintas rojas atadas, quizá cada una de ellas significa una promesa, un deseo, un anhelo. Predomina el color rojo, que se asocia con el culto, y los elementos brillantes y estridentes, al igual que en los otros santuarios. 16 De acuerdo con un video difundido en Canal Infinito, hemos podido saber que no existía una imagen del Gauchito Gil hasta que un comerciante de Buenos Aires, hizo un diseño que hoy se reproduce en figuras de yeso. Sin embargo esta imagen no representaría en sentido estricto a un gaucho correntino puesto que éstos no usaban chiripá ni boleadoras.
  • 34. 34 En el sitio, el equipo de investigación reflexionaba y debatía en torno de la intención de los devotos en el ofrecimiento, y en torno al valor estético de las ofrendas. Sin duda el exvoto que se ofrece, nace de la profunda devoción y respeto del fiel hacia el santo, su principal valor y función son simbólicos; pero paralelamente se agrega una intención estética, la de adornar y embellecer, que se encuentra entremezclada con la función cultual. Consideramos que hay una estética porque hay intención estética en el devoto; esta intención se plasma de acuerdo con un ordenamiento que, como ya hemos dicho, caracteriza a todas las manifestaciones culturales de estos sectores sociales. Comprobar esta hipótesis hace necesaria una investigación que excede los límites de nuestro estudio. Sin embargo, hemos podido observar que la zona en la cual se alza este santuario está rodeada de barriadas pobres y marginales. Se encuentra cerca del basural y de núcleos poblacionales donde escasea el trabajo y abundan la violencia, la miseria y la ignorancia. La profusión de elementos, la estridencia de los colores, el brillo y la superposición son constantes tanto en el santuario como en las casas, en los carros y en la vestimenta personal de quienes habitan el lugar. Pudimos concluir que no es posible considerar que estas manifestaciones sean “artísticas”, pues, siguiendo a Juan Acha, a Ticio Escobar y a otros autores de la estética latinoamericana el significado del término arte debe ser restringido a las producciones estéticas surgidas a partir del siglo XV que se caracterizan fundamentalmente por: “...1) la posibilidad de producir objetos únicos e irrepetibles que expresen el genio individual; y 2)La capacidad de exhibir la forma estética desligada de las otras formas culturales y purgada de utilidades y funciones que oscurezcan su nítida percepción. La inutilidad (o desinterés) y la unicidad de las formas estéticas son características del arte occidental moderno que, al convertirse en arquetipos normativos, terminan por descalificar a modelos distintos....”17 Pero tampoco es justo descalificarlas por antiestéticas, o de mal gusto. Cabría pensar que no se trata de falta de criterio estético, sino de la preferencia por otros ordenamientos y valoraciones estéticas que nada tienen que ver con la sobriedad, el despojo y la mesura clásicas. 17 ESCOBAR, Ticio. El mito del arte y el mito del pueblo.
  • 35. 35
  • 36. 36 EL SANTUARIO DE GILDA Dentro de los cultos populares encontramos algunos que son más recientes, y que mantienen una estrecha relación con los medios de comunicación. Se trata de personajes muertos hacen pocos años y que sin embargo comienzan a tener gran popularidad como milagreros gracias a la publicidad mediática. Es el caso, por ejemplo, de María Soledad en Catamarca, y de Gilda en Entre Ríos, y probablemente el de Rodrigo, el cantante cuartetero cordobés, trágicamente fallecido en un accidente en el año 2000. Gilda y Rodrigo eran cantantes de música popular (cuarteto y cumbia) y María Soledad fue víctima de un cruento asesinato. Todos ellos saltaron a la fama y al conocimiento público, sobre todo, tras una muerte prematura y violenta. Gilda y Rodrigo son modelos para las clases pobres y marginales pues encarnan sus deseos y aspiraciones de triunfo social y económico. A la vera del acceso norte, frente al edificio del Canal 7 se encuentra una construcción levantada para honrar la memoria de Gilda. Se trata de un sitio con caracteres diferentes a los otros que hemos relevado. Antes de analizarlo vamos a recordar la historia de su protagonista: Gilda La historia de Gilda: El aura mística en torno a la cantante comenzó durante su vida, y tiene que ver con su carisma angelical, según comenta Toti Giménez, su pareja y músico de la banda que la acompañaba en sus presentaciones. Varias veces, durante los recitales, la gente se acercó a ella pidiéndole salud y bendición. Sin embargo ella respondió diciendo que no creía tener el poder de otorgarlos. No obstante siempre se preocupaba por los demás, por cumplir los deseos de las personas que tenía alrededor, y por escuchar a su público18. Algunos hechos curiosos ocurridos semanas antes y luego de su muerte aumentaron el misterio entorno a ella: cambió la letra de una canción, aludiendo a una despedida, grabó en forma casera varias canciones nuevas en un cassette que iban escuchando el día del accidente y que por milagro apareció intacto a la orilla del camino y fue encontrado por Giménez. Este hallazgo le permitió conservar la voz de Gilda más allá de su muerte y presentar al año siguiente un CD: Entre el cielo y la tierra, que lleva ya vendidas cerca de 200.000 copias. 18 Entrevista a Toti Giménez en: Clarín del 13/10/97
  • 37. 37 El culto a su persona comenzó cuando un mecánico construyó un cenotafio, que más tarde se convertiría en santuario en el lugar del accidente en Entre Ríos luego de que ella se lo pidiera en un sueño. Gilda provenía de una familia de buena posición económica y de costumbres tradicionales, su madre era profesora de piano y ella tomó clases de danza clásica y baile español, practicó jockey, voleyball y natación e incluso fue actriz de reparto en el teatro Cervantes durante algún tiempo. Se recibió de maestra jardinera y ejerció la docencia en un colegio católico, paralelamente se iniciaron sus actividades como cantante en la bailanta. Sus comienzos fueron difíciles, su familia no aprobaba su nueva vocación por la música y le costó abrirse un espacio y llegar a la fama. Su nombre empezó a surgir en países limítrofes y en el interior de Argentina, y finalmente llegó a Buenos Aires. Cuando se encontraba en uno de sus mejores momentos y su carrera iba en ascenso, sucedió el accidente. Su tenaz deseo era llegar a ser la representante máxima de la música tropical para poder reivindicarla, pues sentía que estaba mal considerada. Un sitio para recordarla en Las Heras: El emplazamiento que recuerda a Gilda está ubicado al costado de la ruta a San Juan, frente al edificio del canal 7 de televisión, en la que circulan vehículos a mucha velocidad. Por esto se tuvo el cuidado de colocarlo en posición frontal al tránsito. foto Su aspecto es más bien el de un monumento conmemorativo que el una ermita popular; sus materiales son convencionales y están dispuestos a la manera clásica: se trata de un cuadrado sobreelevado a la manera de un cantero que tiene forma cuadrada y carácter simétrico, en su centro se eleva una pequeña construcción (tipo cenotafio) que culmina en una bóveda de medio punto; los colores elegidos para pintarlo son pardos y poco llamativos, se encuentra revocado por azulejos de tonos discretos y armonizados en una gama y pintado prolijamente; el cenotafio se encuentra cubierto por un vidrio en su parte anterior y tiene una reja con candado para salvaguardar algunos exvotos. Junto al monumento hay una especie de avisador o cartel realizado en madera que muestra una de las fotos más populares de la cantante. foto
  • 38. 38 A esta estructura, construida por la Municipalidad y el club de fans regional de la cantante, se añaden objetos en los que se reconoce el gusto popular y los aportes comunitarios: Sobre una de las paredes del cuadrado, la que es visible desde la ruta está escrita la expresión “Gilda”. Esta leyenda es desproporcionada con respecto al monolito en sí, seguramente con la intención de llamar atención del público que circula por la ruta. Además resalta sobre un fondo claro enmarcado por un color oscuro en simetría. Sobre el cantero se han plantado pasto y flores, sobre los que depositan sus ofrendas los fieles devotos, se pueden ver floreros de distintos materiales, colores y estilos, conteniendo flores frescas y artificiales, que en muchos casos mantienen el envoltorio de papel plástico y brillante; también hay macetas con plantas y adornos navideños (como tiras de colores brillantes). De la reja que protege la pequeña ermita se ha colgado flores sueltas y una guirnalda de flores. Dentro de la misma hay varias fotos de Gilda, e imágenes de la Virgen y Jesucristo y más flores. Muchas de las fotos de la santa se encuentran en portarretratos de plástico y fabricación industrial. El avisador al que nos referíamos anteriormente, se separa del monumento por el material y estilo diferentes; es más parecido a las construcciones de otros sitios de culto popular: techo a dos aguas, recinto que contiene un poster grande y descolorido de la santa y en la parte inferior se agregan otras fotos de ella en poses variadas (siempre vestida para la bailanta: minifalda, escotes grandes, aunque no exagerados); Por su color y material resalta un receptáculo, reciclado para contener velas, hecho de chapa blanca saltada en partes, y otras chapas de auto como cubiertas que protegen del viento. Se ha colocado con posterioridad al emplazamiento un portarretrato con fotos de Gilda en los que puede leerse una oración que se reza para invocarla, pidiendo su protección. En chapas de bronce se hace referencia a quienes tuvieron la iniciativa de construir el sitio: el club de fans Corazón Valiente, y la Municipalidad de Las Heras. Se trata del único emplazamiento realizado en el país con ayuda gubernamental. En una entrevista que realizáramos a la presidenta del club, Patricia Gómez conocimos la historia del emplazamiento del sitio. Patricia nos contó luego de la muerte de Gilda, y tras la organización de un club de fans, se reunieron firmas y se presentó un proyecto en la
  • 39. 39 Municipalidad de Las Heras para llevar a cabo la construcción de un monolito que recordara el paso de Gilda por el departamento. Fue aceptado casi inmediatamente y luego de planear en conjunto el diseño con uno de los ediles, se realizó la construcción. Un hombre mayor, seguidor de la cantante donó los azulejos. El lugar elegido para el emplazamiento en Las Heras recuerda el último sitio donde cantó Gilda en su visita a nuestra provincia: una bailanta que ya no existe y que fue conocida como “Aeropuerto bailable”. Luego de la presentación del proyecto el Municipio decretó a Las Heras “Capital de la cumbia” y se eligió el 7 de setiembre, aniversario de la muerte de la cantante, para conmemorar a Gilda y a la música popular. Patricia Gómez nos informó también que continuamente se depositan ofrendas en el lugar, pero la mayoría son retiradas por miembros del club y enviadas al santuario principal en Entre Ríos. Se trata de exvotos similares a los que podemos encontrar en los restantes sitios de culto lasherino. Finalmente Patricia Gómez comentó el carácter mediático que ha alcanzado el culto, nos confirmó la existencia de páginas web en Internet, dedicadas a Gilda, donde se puede conocer su historia y la del santuario principal y se pueden ver las presentaciones que realizara en vida, escuchar su música, etc.
  • 40. 40 SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LOURDES EN EL CHALLAO Este santuario se encuentra ubicado en El Challao a seis kilómetros al noroeste de la ciudad de Mendoza, en el departamento de Las Heras. Según el historiador y escritor mendocino Juan Draghi Lucero, la voz Challao significa: "agua de la olla o de la hondonada". El Challao tiene un entorno y una infraestructura llena de atractivos: San Isidro, Papagallo, Cerro Arco, Divisadero Largo, Cerro La Bodeguita, camping, confiterías. Pero el mayor atractivo es el Santuario de la Virgen de Lourdes que convoca una innumerable cantidad de feligreses todos los días del año y especialmente el 11 de febrero, día en que se recuerda su aparición. Breve reseña histórica En el año 1926 la señora Emperatriz González viuda de Ortiz vivía retirada en una casa de su propiedad, ubicada en la aldea de El Challao; Junto a sus dos hijas, Leonor y Esther. Por aquellos años la aldea contaba con muy poca población, es más podemos mencionar que la habitaban las familias: Ortiz, Villarreal, Romero Day, sus hermanas y sus viudas. La familia Ortiz era sólidamente cristiana y rezaba diariamente el rosario a la Virgen María. Un día deciden comprar una imagen pequeña de la Virgen de Lourdes. Comentaron su iniciativa a Monseñor Cleto Zabalza, quien las autorizo para que colocaran la imagen en una pequeña gruta que fue bendecida el 26 de noviembre de 1926. Este fue el nacimiento del actual santuario. El culto, que comienza con una humilde gruta fue creciendo gracias a la devoción popular y a la sostenida acción de los padres claretianos. La feligresía que concurría al lugar era la que habitaba la zona. Hacia 1946 empieza a construirse una pequeña capilla y en agosto de 1948 se inaugura una iglesia que aún perdura. A medida que la popularidad del santuario creció se fueron acercando más y más devotos de otras regiones de la provincia. La pequeña iglesia, nacida para acoger a los feligreses del lugar, debe ampliarse para albergar a un número creciente de devotos. El sitio va dejando de ser un lugar íntimo para los lugareños, devotos que en un
  • 41. 41 principio se conocían entre sí y se reconocían el la iglesia, y se vuelve un lugar de concurrencia masiva. Los padres claretianos deciden entonces la construcción de un Templo de imponentes dimensiones junto a la iglesia primera. En él hoy pueden cobijarse no sólo la feligresía local sino multitudes anónimas. La fiesta de Lourdes es el 11 de febrero, culmina con una magnífica procesión que parte de los portones del parque a las 21 horas y llega a El Challao a las 23 horas, allí el acto religioso se cierra con una misa celebrada por el arzobispo de Mendoza. La cuestión de lo estético El Santuario del El Challao, actualmente, visto desde el punto de vista de su ordenamiento estético, escapa a las constantes que hemos detectado en los restantes sitios de culto. En primer término es un santuario reconocido como tal y administrado por la Iglesia Católica, en segundo lugar, no se adora aquí a un santo popular, sino a la propia Virgen María. Desde el punto de vista de su ordenamiento, también podemos marcar una serie de diferencias con los otros lugares de culto. Antes de marcar estas diferencias haremos una breve descripción de los dos templos, tal como hemos podido observarlos actualmente. La antigua iglesia, construida en piedra y material aprovechando los desniveles del terreno montañoso tiene en su interior, un altar que recrea la aparición de la Virgen a Bernardette19, en la gruta de Lourdes. Esta gruta que da inicio a la iglesia, comienza a construirse como dijimos, en 1926. Aparece ubicada en el extremo Este de la Capilla, en el centro, justo debajo de la entrada principal. Se puede decir que la gruta, simbólicamente, sostiene a la Iglesia, a la cual se accede a través de dos escaleras laterales que conducen al atrio de la misma. Las etapas de construcción de este primer templo fueron dos: Hacia 1946 se construye lo que hoy reconocemos como la entrada con un campanille sobre la puerta principal y una nave única. Se construye durante un periodo de gran prosperidad económica de la Argentina. La mayoría de las placas de agradecimiento que abundan por doquier sobre los muros datan de esa época. 19 En Lourdes (Francia) en 1858 una niña de 14 años Bernadette Soubirous (que se convertiría después en santa Bernadette), dijo haber tenido visiones en las que se le apareció la Virgen María en una gruta de que brota un manantial.
  • 42. 42 Se alcanza a percibir en este primer momento de la construcción ciertas reminiscencias del estilo románico español que luego se acentúan buscando dar uniformidad al conjunto bajo el mismo estilo. La segunda etapa de construcción comienza hacia 1960, esta vez se termina de definir el estilo tanto en planta como en alzado: se incorpora el transepto, el ábside con deambulatorio y una cúpula sobre el crucero. La cúpula es cilíndrica con claristorio a modo de linterna. Se presenta así una Iglesia de pequeñas dimensiones con planta basilical que consta de una nave única y central con un llamativo y pronunciado declive hacia el altar que responde a los desniveles del terreno. La cúpula sobre el crucero favorece la concepción de espacio centralizado frente a la idea de direccionalidad hacia el altar. fotos En el interior los muros son lisos. No aparecen elementos rítmicos arquitectónicos; salvo en la zona del ábside donde se ven dos grupos de tres columnas dóricas adosadas al muro flanqueando la imagen de la Virgen. Soportan una cornisa con arco de medio punto que las une y remata en cruz. Aquí se hace evidente la presencia del estilo renacentista en la decoración y los elementos clásicos que terminan por confluir creando un marco señorial que diferencia claramente los espacios. Esta decoración resulta majestuosa frente al talante austero del resto del conjunto. En los brazos del transepto y en la nave central se ubican los bancos y las imágenes de los santos. Llama la atención una pequeña sala, que contiene una gran cantidad de vestidos de novia, ubicada hacia el lado norte del transepto. La totalidad del conjunto presenta austeridad y severidad. El interior se traduce en el exterior. Hay una clara correspondencia de los espacios. En el exterior se deja en evidencia la piedra utilizada como elemento constructivo. Se aprovecha para la decoración intercalando espacios de piedra y espacios lisos pintados de blanco como en el interior. Este tipo de ornamento es típicamente español. El techo a dos aguas es de cabriada de madera con tejas españolas en el exterior. Por dos escaleras que se ubican a ambos lados del altar se puede acceder a una habitación ubicada en la parte posterior que se conoce con el nombre de “camarín de la Virgen”. En ella se encuentran ofrendas (cartas, flores y limosna) y algunos exvotos que los fieles dejan.