Las habilidades cognitivas de los niños, como la capacidad de razonar, entender y recordar, se derivan de sus interacciones sociales con padres, maestros e iguales. Estas interacciones les permiten absorber el conocimiento y valores acumulados por generaciones anteriores y utilizar esas "herramientas" para aprender a funcionar en el mundo de manera efectiva. La capacidad individual de pensar y razonar también depende de las actividades sociales que fomentan las habilidades cognitivas innatas.