2. No tienes gusto, ni color, ni aroma, no se te puede definir, le gustas sin conocerte. Más que necesaria para la vida, eres la vida misma. Nos penetras de un placer que no se explica por los sentidos. Contigo vuelven a nosotros todos los poderes a los que habíamos renunciado. Por tu gracia se abren en nosotros todas las fuentes secas de nuestro corazón. Eres la mayor riqueza que puede haber en el mundo, y eres también la más delicada, tú, tan pura en el vientre de la tierra. Antoine de Saint Exupéry