La lucha por el agua y la supervivencia en un mundo post-apocalíptico
1. Vivíamos el verano más caluroso en 15 años, a mis 23 años nunca había que nos
racionaran el agua de esa forma tan autoritaria, veía como los supermercados eran
atacados por hordas de gente al principio de la gran sequia. El gobierno se empezó
a replegar con cada protesta, ataque y atentados que la población les hacia, nos
dimos cuenta que todos los altos mando eran enviados al norte del planeta dónde
la temperatura era de 25 grados, Canadá se había convertido en el fuerte de los
grandes mandatarios de América.
En mi familia éramos 4 hasta que sucedió lo que en mi joven vida nunca me
hubiera imaginado; mi padre era un hombre robusto y sagaz, con ideas más
actuales que el adulto promedio junto con mi hermano solo 2 años menor que yo
salieron con una cisterna que habíamos acoplado a la camioneta a pagar 5,000
pesos por 1,500 litros de agua, aún el dinero tenia valor.
2.
Eran tiempos difíciles y el agua era más cara que el mismo petróleo, ese combustible fósil que
nos llevo a que el cielo fuera color café claro y cuando llovía el agua tenia un ligero olor picante.
Al salir a buscar el vital liquido tardaban medio día en regresar a casa, pero ese día pasaron 20
horas y no regresaban, pasaron 24 más y no regresaban, mi madre una mujer de mediana edad
con un pensamiento muy positivo en cuanto a la situación solo me pedía esperar. Al siguiente
día fui a buscar dónde podían estar refugiados o varados así por los siguientes 6 meses , los 6
meses más duros hasta ese momento de mi vida. Un día decidimos emprender un viaje al lugar
de nacimiento de mi madre, Guanajuato. El motivo principal era alejarnos de la violencia de la
ciudad y su escases de agua. Viajamos 5 horas en motocicleta y faltando alrededor de 40 min
para llegar fuimos asaltados por forajidos del camino, ese día perdí a mi madre en medio de
disparos para defendernos y sus malditos tiros sin dirección pego una bala en su tibio cuerpo.
Mi persona colapso sobre si misma, quizás mi mente exploto en mil pedazos.
Caminé durante dos día con la mente nublada y heridas en las extremidades hasta que un
grupo de personas provenientes de Sudamérica me rescataron.
3.
Me uní a ellos y emprendí el viaje al norte me enseñaron muchas cosas acerca de la naturaleza
y como poner atención a los detalles que nos otorgaba para poder obtener agua. Cada vez que
pasábamos por la periferia de una ciudad solo veíamos que se derrumbaban sus sociedades el
color gris abundaba y las llamas llenaban el ambiente de cenizas y pequeñas motas de brasa
aun incandescente. Pasaron 3 meses cuando nos encontrábamos a las mitad de lo que un día
fue la nación más poderosa, los Estados Unidos de Norte América; cuando fui rescatado por
ese grupo de personas éramos 45 al paso de dos meses éramos 70 y después de 3 meses solo
14 fuimos los que encontramos un pequeño bosque aún coloreado de motas verdes en sus
hojas.
No había vuelos, ni autopistas nada sonaba en la radio y el internet cayó hace casi dos años.
La temperatura a cambiado cada mes que avanzamos según otras caravanas que nos hemos
encontrado dos tercios de la población mundial desapareció tres años para que la naturaleza
nos diera una lección y terminara con 15 mil años de civilización y sociedad humana. Fría y
calculadora así siempre a sido nuestra madre tierra.
4.
Ahora tengo 26 años, no tengo familia o descendencia aún no quiero traer a este mundo un hijo
con esta decadencia, me dedico a la construcción de casas con colectores pluviales en techos
y paredes mis conocimientos de ingeniería los puede aplicar ampliamente, vivimos a 700km de
la frontera de Canadá, algunos que han podio ver que hay detrás de la muralla creada para la
protección del gobiernos nos han contado que ha habido dos revueltas internas y muchas bajas
importantes, al parecer los grandes mandatarios no se llevan bien.
Espero poder llegar a la edad de ver este mundo como era antes, las flores crecer y los arboles
rebosar de frutos. Esta comunidad dónde vivo es lo único que tengo para poder enmendar
errores del pasado. Es el año 2020 y mi positivismo heredado de mi madre lo sagaz de mi
padre y el fraternal ismo desarrollado por mi hermano me ha llevado a luchar y crear un mejor
lugar para vivir.
En memoria de mis seres queridos, Gustavo Pérez.