1. Tema XV. La Segunda Edad del Hierro en Europa
1. INTRODUCCIÓN
1.1 Europa Central
La civilización hallstática se había caracterizado por la siderurgia, el nacimiento de un arte decorativo
esencialmente geométrico, la coexistencia de la inhumación y la incineración y la progresiva
consolidación de una sociedad jerarquizada con unos jefes militares.
Desde mediados del siglo VII a.C. y, sobre todo en el VI, la Europa “bárbara” tiene contactos con la
mediterránea. Los griegos y los etruscos importan materias primas como el estaño británico, cobre de los
Alpes o de Renania y Bohemia, y ámbar del Báltico. Exportan el coral y productos manufacturados muy
variados. Sin embargo, el producto fundamental que proporciona el Mediterráneo es el vino, producto de
lujo que llegó a adquirir una función social y a ser parte del rito funerario.
El siglo V a.C. estará marcado por la quiebra del mundo hallstático. La desaparición de Heuneburg pone
de manifiesto el derrumbamiento de la organización estatal y del sistema económico y social de los
príncipes hallstáticos. Entre las posibles causas de esta decadencia quizás estarían el agotamiento del flujo
de los bienes de lujo necesarios para sus circuitos de intercambio, la emergencia de nuevas élites en el
norte y el rápido crecimiento demográfico que inestabiliza el equilibrio social, produciéndose migraciones
masivas hacia Italia y Grecia. Arqueológicamente se pueden rastrear estas rutas a través de la distribución
de necrópolis de finales del siglo V a.C. y comienzos del IV a.C.
A mediados del siglo V a.C., aparecen enterramientos en túmulos con ajuares muy ricos y distintos a los
hallstáticos, con vasos etruscos y otros objetos llegados por vía transalpina y que geográficamente están
ubicados en la región media del Rhin, área que pasará a ser el nuevo centro de comercio con el mundo
clásico. Todos estos factores señalan el inicio de la Segunda Edad del Hierro y de la civilización de La
Tène. Sincrónicamente, en Grecia se desarrolla el llamado período clásico.
1.2 Europa Oriental
En Europa oriental y en las estepas euroasiáticas aparecen una serie de pueblos, conocidos por Heródoto,
cuya población no es uniforme ni comparten una lengua común. Los grupos más representativos son los
escitas, al norte del Mar Negro, los sármatas, situados al oeste de las estepas, sobre el Caspio, y los saces,
al suroeste de éstos. Los tagaros, el grupo tuva, y los ordos se ubican en Asia Central.
En el Sudeste de Europa las culturas posteriores al año 500 a.C. se convierten progresivamente en los
“pueblos bárbaros” ágrafos. Probablemente estos pueblos pastores comenzaron su existencia como grupos
tribales de tipo clan, que se abastecían de metales y maderas, a cambio de caballos y productos lácteos y
ganaderos. Los caballos escitas se introdujeron en Europa.
Escitia
Este nombre recibe la vasta estepa de pastos que se extiende desde Valaquia al sur de Siberia. Entre los
escitas, se distingue a los “nobles”, que poseían caballos, y a los demás. Las ricas tumbas de guerreros
muestran estas diferencias y el armamento (arcos de madera con armazón metálico, puntas de flecha
trilobuladas de bronce, lanzas y espadas de hierro macizas, etc) que se encuentra en ellas revelan el gran
desarrollo de su capacidad militar.
La presencia de élites montadas y armadas dio lugar a gentes que prestaron “servicios” a éstas:
metalúrgicos ambulantes, intérpretes, etc.
Ni las fuentes clásicas ni la arqueología permiten conocer la compleja etnicidad de escitas y tracios. Por
lo enterramientos sabemos que fueron propietarios de caballos y que existía una jerarquía social. En los
siglos V y IV a.C. los estilos metalúrgicos aqueménidas1
estimularon el desarrollo de una orfebrería tracia
de bienes de prestigio en plata. Ante los asaltos de macedonios y celtas, los tracios enterraron sus objetos
de valor, encontrándose en toda Bulgaria depósitos de tales objetos del siglo IV a.C.
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2. En la cuenca baja del Dniéper aparece la mayor concentración de túmulos o Kurganes del siglo VI a.C.,
con ajuares funerarios de pieles de la taiga ártica, a veces con oro y elementos foráneos.
2. LOS CELTAS
pueblos centroeuropeos – de lengua céltica y Cultura Lateniense – que se desarrollan desde el siglo V
a.C. hasta la entrada de Roma en las diferentes regiones.
Los pueblos célticos pertenecían a la rama occidental de la familia indoeuropea.
El mundo céltico surge, sin cambio étnico, como evolución de las poblaciones indígenas de los “campos
de Urnas” del Bronce Final, con una línea de continuidad en la Cultura de Hallstatt, constituyéndose en
los posibles antepasados de los latenienses. Sin embargo, no es posible considerar La Tène como un a
simple consecuencia lineal de Hallstatt, pues hay otros factores en su formación, como el colapso que,
desde comienzos del siglo V a.C., sufre la ruta comercial del Ródano, como consecuencia de la cual los
celtas quedan alejados del Mediterráneo y buscan ralaciones comerciales con los pueblos escitas de la
Europa oriental.
Para denominar a las poblaciones celtas orientales (Asia Menor) se ha usado el término de gálatas.
3. CIVILIZACIÓN DE LA TÈNE
3.1 Localización geográfica
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3. El territorio original de La Tène se extiende desde la región del Marne al alto Danubio; pero en la fase de
apogeo el territorio celta ocupa un área que limita por el oeste con el océano Atlántico, desde la Península
Ibérica hasta las Islas Británicas; al norte con el reborde interior de la llanura septentrional alemana y
polaca; al este, con el marco de los Cárpatos y al sur con el litoral mediterráneo. El núcleo celta es el
norte de los Alpes, en la zona conocida como “Bosque herciniano”, con dos ejes fluviales que son vías de
comunicación: el Main y el Danubio.
3.2 Periodización
Desde finales del siglo pasado se han realizado numerosos intentos de clasificación de este período. El
primero, de Otto Tischler (1885), se basaba en la tipología de fíbulas y espadas:
- La Tène I o Antiguo: 400-300 a.C.
- La Tène II o Medio: 300-100 a.C:
- La Tène III o Tardío: desde el 100 a.C. a la conquista romana.
En la actualidad se usa para Europa Occidental un sistema cronológico basado en varios estudios
anteriores. En 1956, Jan Filip estableció para Europa Central una cronología de carácter histórico con 5
períodos:
1ª Aproximadamente hasta el 400 a.C., habría una etapa previa a la expansión histórica de los celtas
2ª Expansión histórica de estos pueblos (400-250 a.C.)
3ª Consolidación y transformación de la economía celta (250-125 a.C.)
4ª Época de apogeo de los oppida y de expansión económica (125-50 a.C.)
5ª Decadencia y fin de los oppida, como consecuencia de la presión germana
Jacobsthal establece una clasificación basada en la evolución artística y J. Collis (1989) propone las
siguientes etapas:
- La Tène A: Fase Clásica (500-400 a.C.)
- La Tène B-C: Época de expansión (siglos IV y III a.C.)
- La Tène D: fase de los oppida (150-50 a.C.)
3.3 Asentamientos
El asentamiento céltico del siglo V a.C. es fortificado o un hábitat rural. Los asentamientos fortificados,
en altura, tienen un baluarte de piedras secas dispuestas formando aparejo con un armazón de vigas, y con
un ancho foso que rodea el exterior. Son de pequeño tamaño, y en el interior hay casas de madera de
planta rectangular.
En este primer momento perduran los tipos anteriores con la novedad de un ordenamiento de los edificios,
debido quizás al influjo del urbanismo hipodámico griego. Un ejemplo de esto es Heunebrug (Baviera).
El hábitat rural estaba constituido por pequeñas aglomeraciones de viviendas (de 3 a 5 generalmente), en
madera, de planta rectangular o cuadrangular.
Lo más común son los asentamientos abiertos, en valles, siendo pocos los poblados fortificados.
Posteriormente, especialmente a finales de La Tène, el hábitat característico de esta civilización será el
oppidum, descrito por César como una verdadera ciudad-fortaleza.
Los oppida aparecen en Checoslovaquia y en la Alemania central, en primer lugar, y algo después en el
sur de Alemania y Francia. Con ellos se define el proceso de formación estatal. Son amplios
asentamientos en altura, a veces en llano, defendidos por una fortificación, con una extensión normal de
entre 20 y 30 hectáreas, aunque alguno alcance las 1.500 hectáreas (oppidum de Heidengraben).
Este tipo de asentamiento se ha considerado la respuesta de las tribus celtas frente a la invasión de otros
pueblos, para proteger su población y su riqueza, además de aquellos puntos estratégicos de su sistema
económico, pues estos asentamientos están relacionados con la fundición del hierro. Estos oppida estaban
situados en vías comerciales o cerca de yacimientos de materias primas, mineral de hierro, arenas
auríferas, sal, etc. y eran el centro económico de un territorio determinado.
Hay dos tipos constructivos para las fortificaciones:
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4. - “Muro gálico”: constituido por un entramado interior de postes horizontales asegurados por
espigones de hierro. El muro es de tierra y puede ser revestido con piedra al exterior y reforzado
con un talud de tierra interior. Típico del área gala.
- Tipo Kelheim: formado por un apared de postes verticales revestida de piedra al exterior y
reforzada al interior, con un talud de tierra. Típico de Centroeuropa.
Los oppida concentran la mayoría de la población. Generalmente se sitúan en colinas inaccesibles y se
abandonan los poblados situados en llanos.
Los más usual es un trazado irregular, aunque en algunos asentamientos como el oppida de Manching
existiese una planificación previa con calles bordeadas por edificios. Hay áreas especializadas, como
grandes graneros, edificios para los artesanos, metalúrgicos, etc. Hay áreas de pastos para el ganado e
incluso espacios para la acuñación de moneda. Las casas son de madera. César también menciona senados
y mercados, aunque no han sido localizados.
En la llanura indoeuropea apenas se conocen poblados fortificados y éstos son muy pequeños. En el sur
de Polonia, oeste de Eslovaquia y norte de Hungría, la urbanización es distinta, se trata de una pequeña
fortificación en altura, que es un núcleo en torno al que se articulan asentamientos industriales abiertos y
lugares rituales.
3.4 Necrópolis
No hay una forma específica de enterramiento céltico, pudiendo detectarse una cierta continuidad de lo
hallstático en las primeras etapas: inhumación en posición extendida bajo túmulo de piedra.
La diferencia con respecto a Hallstatt de estas primeras tumbas latenienses radica esencialmente en los
ajuares, compuestos de objetos decorados con el estilo lateniense antiguo. Son comunes los
enterramientos con carros de dos ruedas y con vasos cerámicos griegos o etruscos.
En los ajuares masculinos predominan las armas (espadas de hierro cortas con lengüeta, puntas de lanza y
de jabalina, escudos, yelmos de bronce y arneses), mientras que en los femeninos lo más común son los
adornos y aderezos para el vestido.
En las necrópolis de este momento se pueden encontrar hasta 200 enterramientos, lo que pone de
manifiesto la gran explosión demográfica acaecida desde el inicio del siglo V a.C.
Durante los siglos IV y III a.C. o período de La Tène B-C, las necrópolis son de inhumación sin túmulo y
excepcionalmente de incineración. Los hombres eran enterrados con sus armas y las mujeres con sus
joyas. Se desconocen enterramientos con carros, así como importaciones exóticas o grande sobjetos de
oro. Las necrópolis de La Tène B-C son más pequeñas que las de La Tène A, pues cuentan con unas 30 ó
40 tumbas. En las necrópolis del siglo II a.C. o período de La Tène D se observa un creciente progreso
del rito de incineración (Karaburma, Belgrado).
No conocemos las que corresponderían a las gentes de los grandes oppida, posiblemente porque carecían
de ajuares y eran enterrados directamente en la tierra.
En este período final aparecen las primeras representaciones figuradas, asociadas al mundo religioso
celta, como el caldero de Gundestrup (Jutlandia, Dinamarca), de la primera mitad del siglo II a.C., hecho
con técnicas de fabricación tracia. Probablemente este caldero llegó al norte como botín de grupos
saqueadores germánicos.
3.5 Economía y sociedad
La economía celta muestra una agricultura muy evolucionada y de gran productividad. estrategia agrícola
extensiva, con la ocupación de nuevas tierras y una especialización en la selección de especies animales y
vegetales. Cereales y leguminosas son la base alimenticia. Con la cebada elaboran “cervesia”. Cultivan
lino y cáñamo para utilizar sus fibras.
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5. Desde el siglo IV a.C. se usaban arados con rejas de hierro, azadas y grandes hoces, posteriormente se
incorpora la guadaña.
La ganadería desempeña un importante papel, con parte de los terrenos en barbecho ocupados en la
alimentación de animales. El ganado ovino igualmente era proveedor de carne, pero se criaba
especialmente para la producción de lana, con la que se fabricaban tejidos variados.
La base de la riqueza de estas gentes debió estar en el control de la producción de hierro. También el
cobre y el oro fueron intercambiados por importaciones, en especial del norte de Italia.
El hierro se usaba para forjar, no solamente armas ofensivas (espadas y lanzas decoradas) o defensivas
(cascos, cotas de malla, etc), sino también numerosos utensilios (navajas, tijeras, aros para toneles, aros
para ruedas, travesaños, etc.)
La sal y el lignito también fueron explotados. Cerrada la mina de Hallstatt tras un desprendimiento, surge
un nuevo centro al sur de Salzburgo: Dürnberg bei Hallein, convirtiéndose en el yacimiento más rico de
este período.
Se constata un comercio interno en torno a un área nuclear (Hunsrück en el caos de Mosela) y otro
interregional entre áreas nucleares (Tesino con Etruria, Hunsrück con el Tesino, etc). En muchos
poblados hay indicios de una creciente especialización artesanal.
Continuó el comercio con el mundo clásico, aunque el movimiento de bienes está probablemente en
manos celtas más que griegas, y la dirección del comercio cambia. El estímulo comercial tiene ahora su
centro en Europa Central.
A finales del período hay una tendencia a cubrir con productos indígenas las demandas locales. Lo que
decae en este momento es el intercambio de productos por el tradicional ámbar, creciendo el interés por el
vino.
Continuó la gran calidad de la producción metalúrgica y cerámica. El hierro se comerciaba en barras-
lingote. A finales del siglo IV a.C. se constatan las primeras emisiones de moneda (statera de oro del
Alejandro III de Macedonia) en el continente, hecho que significó la sustitución del sistema de trueque
por el intercambio monetario, además de demostrar la madurez político-social alcanzada por los celtas.
Hacia principios del siglo IV a.C. consiguen obtener una especie de esmalte que se conoce como
champlevé. Desde el siglo II a.C. los objetos de vidrio son de fabricación celta.
También el trabajo de la madera, de larga tradición entre los celtas, se perfecciona, siendo la tonelería una
invención celta y alcanzando gran fama sus carruajes.
3.6 Arte y cultura material
Ésta es una de las más destacadas aportaciones del mundo celta, que se suele aplicar a pequeños objetos
como joyas, armas, vajillas, monedas, etc. En piedra hay algunas esculturas.
En los primeros momentos, entre el 500 y el 400 a.C., los artesanos adoptaron el repertorio de motivos
artísticos procedentes de Oriente Próximo (palmetas, flores de loto, motivos en lira, etc), pero
confiriéndoles un estilo propio, así como el empleo del compás para la realización de composiciones
artísticas. Este período es el denominado orientalizante y a él pertenece el cuenco de oro de
Schwarzembach
La región de Hunsrück-Eifel fue el centro innovador de la creación artística, siendo el trabajo del metal el
principal soporte de este nuevo estilo. Las fíbulas con formas de pájaro o humanas, aparecen como una
especialidad en Baviera y Bohemia, y aquí el arte es más geométrico y aparece con decoración estampada
sobre cuencos cerámicos.
Se toman modelos mediterráneos, especialmente etruscos, aunque se modifican y hay una tendencia a
jugar con las líneas y los volúmenes. El arte del siglo V a.C. va ligado a los príncipes, cuyo prestigio está
destinado a destacar.
5
6. Durante La Tène B predominó y se generalizó un nuevo arte, el estilo Waldalgesheim, apareciendo, no
sólo en torques, brazaletes (en la imagen) y adornos, sino también en guarniciones de carro, lanzas y
vainas.
La repercusión de la invasión celta de Italia, en el mundo del arte, se hace evidente en la adopción de
motivos vegetales de origen italiota. Los destinatarios o compradores de los objetos artísticos son ahora
los guerreros. Los artistas también se inspiraron en la fijación del asa del caldero, de origen italiano.
El final de La Tène B y el comienzo de La Tène C supone la mayor expansión de la cultura de La Tène.
Los tipos de espadas, fíbulas y los diferentes estilos son similares desde Turquía hasta Irlanda y desde el
norte de Italia hasta el sur de Polonia.
3.7 Religión
La religión celta no era un conjunto monolítico, sino un panteón que incluía una serie de divinidades
tribales, dioses locales y cultos propios, con un fondo mitológico común.Generalmente van asociadas al
árbol de la vida (muérdago, en este caso), el señor de los animales y otros temas de origen oriental. Otro
tema iconográfico es el caballo de cabeza humana.
Los druidas eran la casta considerada la élite intelectual.
La civilización de La Tène finaliza con la incorporación de sus territorios al Imperio Romano y la
imposición en ellos de la cultura latina.
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7. Durante La Tène B predominó y se generalizó un nuevo arte, el estilo Waldalgesheim, apareciendo, no
sólo en torques, brazaletes (en la imagen) y adornos, sino también en guarniciones de carro, lanzas y
vainas.
La repercusión de la invasión celta de Italia, en el mundo del arte, se hace evidente en la adopción de
motivos vegetales de origen italiota. Los destinatarios o compradores de los objetos artísticos son ahora
los guerreros. Los artistas también se inspiraron en la fijación del asa del caldero, de origen italiano.
El final de La Tène B y el comienzo de La Tène C supone la mayor expansión de la cultura de La Tène.
Los tipos de espadas, fíbulas y los diferentes estilos son similares desde Turquía hasta Irlanda y desde el
norte de Italia hasta el sur de Polonia.
3.7 Religión
La religión celta no era un conjunto monolítico, sino un panteón que incluía una serie de divinidades
tribales, dioses locales y cultos propios, con un fondo mitológico común.Generalmente van asociadas al
árbol de la vida (muérdago, en este caso), el señor de los animales y otros temas de origen oriental. Otro
tema iconográfico es el caballo de cabeza humana.
Los druidas eran la casta considerada la élite intelectual.
La civilización de La Tène finaliza con la incorporación de sus territorios al Imperio Romano y la
imposición en ellos de la cultura latina.
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