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La dialéctica es un método de razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación,
que ha recibido distintos significados a lo largo de la historia de la Filosofía.

Algunos de estos significados son:

Arte del diálogo y la discusión.
Lucha de los contrarios por la cual surge el progreso de la Historia.
Técnica de razonamiento que procede a través del despliegue de una tesis y su antítesis,
resolviendo la contradicción a través de la formulación de una síntesis final.
Arte de ordenar los conceptos en géneros y especies.
Modo de elevarse desde lo sensible hacia lo inteligible, es decir partiendo de la certeza
de los sentidos hacia el desarrollo de conceptos de un mayor grado de universalidad y
racionalidad.
Teoría y método de conocimiento de los fenómenos de la realidad en su desarrollo y
automovimiento, ciencia que trata de las leyes más generales del desarrollo de la
naturaleza, de la sociedad y del pensamiento humano que surge en oposición a la
Metafísica.
Hegel llamó "dialéctica al principio motor del concepto que disuelve, pero también
produce, las particularidades de lo universal. (...) La más elevada dialéctica del concepto
consiste en no considerar la determinación meramente como límite y opuesto, sino en
producir a partir de ella el contenido positivo y el resultado, único procedimiento
mediante el cual la dialéctica es desarrollo y progreso inmanente. No es por lo tanto la
acción exterior de un pensar subjetivo, sino el alma propia del contenido lo que hace
crecer orgánicamente sus ramas y sus frutos" Fundamentos de la filosofía del derecho,
parágrafo 31.

La dialéctica, en todos estos casos, designa un movimiento propio del pensamiento (y
del ser en general en el caso de Hegel).

Es “la doctrina de la unidad de los contrarios”. ( V.I. Lenin. Resumen del libro de Hegel
“Ciencia de la Lógica”. O.C., t.29, p.128)

Es la concepción de que toda la naturaleza “se halla en un estado perenne de nacimiento
y muerte, en flujo constante, sujeto a incesantes cambios y movimientos” (F. Engels,
Introducción a la Dialéctica de la Naturaleza)

Tabla de contenidos [ocultar]
1 Historia
1.1 Dialéctica Espontánea en la Antigüedad
1.2 Dialéctica de los conceptos de Platón
1.3 Dialéctica de la Filosofía Clásica Alemana
1.4 La dialéctica de Hegel
1.5 Dialéctica Materialista
2 La Crítica de Sartre
3 Bibliografía
4 Véase también



Historia [editar]
Dialéctica Espontánea en la Antigüedad [editar]Dialéctica, en filosofía, método que
investiga la naturaleza de la verdad mediante el examen crítico de las percepciones y
teorías, cada una de las cuales pretende referirla, por su parte.

Para el Hinduismo, la diversidad de cosas y eventos contradictorios que nos rodean, no
son sino diferentes manifestaciones de la misma realidad última, llamada Brahman. Así,
a los diversos aspectos de lo Divino, dieron en la India antigua distintos nombres de
variados dioses que no son más que reflejos de una única realidad última, de manera
que, por ejemplo, la fuerza destructora y la fuerza creadora son dos manifestaciones de
esa misma realidad.

Heráclito de Éfeso formuló dos proposiciones que fueron incorporadas como pilares de
la estructura del pensamiento dialéctico: 1) todo fluye, todo está en movimiento y; 2)
todo está formado por opuestos que siempre están en estado de tensión dinámica, de
manera que cualquier forma determinada es el resultado del equilibrio entre fuerzas
opuestas.


 Dialéctica de los conceptos de Platón [editar]Uno de los primeros ejemplos de
aplicación del método dialéctico lo ofrecen los Diálogos del filósofo griego Platón,
quien además reflexiona sobre el funcionamiento y el alcance de este procedimiento,
notablemente en sus obras Gorgias y Teetetes.

El examen usualmente lo lleva a cabo Sócrates, quien dirige a su interlocutor una serie
de preguntas para explorar si hay inconsistencias en las opiniones de éste. Estas
preguntas son, pues, críticas y comprometedoras, y puede considerarse que equivalen a
objeciones; pues naturalmente, una teoría que muestra ser contradictoria no puede
aceptarse como verdadera. Por otra parte, en muchos diálogos de Platón puede
constatarse cómo los interlocutores de Sócrates se defienden de sus objeciones. El
procedimiento de preguntas y respuestas da lugar así a una discusión o controversia
racional. En cualquier caso, mediante la detección y eliminación de errores, el
procedimiento tiende a la identificación de la verdad -o al menos, de lo que
racionalmente puede aceptarse como tal. La refutación (en griego: elenchô) se convierte
en un método de prueba.

Casi todos los filósofos presocráticos habían escrito como profetas iluminados, sin
pensar siquiera en hacer el intento por dar alguna prueba de la validez de sus puntos de
vista. Una excepción importante es Zenón de Elea, quien introduce en la filosofía la idea
de refutar racionalmente las teorías de sus adversarios, mostrando que conducen a
paradojas. Este es el antecedente del que parten Sócrates y Platón, el último de los
cuales lleva la idea un paso más lejos. Es notable que en el Parménides Platón haya
utilizado el procedimiento de preguntas comprometedoras, para poner a prueba teorías
de su propia factura (concretamente, la teoría metafísica de las Formas), convirtiéndose
así en el primer filósofo que practica la autocrítica. Tal vez Platón intenta mostrar así
cuánto más le interesa la búsqueda de la verdad, que la defensa de sus posiciones. En
todo caso, la dialéctica (i.e., la controversia, y más fundamentalmente, la exposición a la
crítica) queda perfilada por él como un procedimiento de investigación. A este gesto del
clásico puede atribuirse el que la filosofía sea hoy un campo de investigación
académica, y no una rama de la mitología o de la literatura fantástica.
Para Aristóteles, la búsqueda de la base filosófica de la ciencia (y de la propia filosofía)
requiere un ejercicio dialéctico. En la Metafísica, Libro IV (Gamma), Cap. 4,
Aristóteles explica por qué la búsqueda de una prueba de los "principios" debe hacerse
mediante una demostración refutativa, y en cambio sería imposible dar una prueba,
digamos, positiva de ellos. (Aristóteles también trata de la dialéctica en los Tópicos.)

Esta clase de justificaciones, que la actividad dialéctica permite conseguir según los
clásicos, sólo pueden desarrollarse gracias a la confrontación de puntos de vista
opuestos. Sin embargo, a partir de la Ilustración se difundió ampliamente, sin mucha
discusión de por medio, un juicio contrario, de David Hume, quien en la Investigación
sobre el Entendimiento Humano Cap. 4 , afirma sin más que todo razonamiento humano
es inductivo (en sus términos, "probable", o "moral") o deductivo ("demostrativo"); en
suma, monoléctico. Es decir que toda prueba científica o filosófica debe ser construíble
en su integridad desde un único punto de vista. Esta idea no ha sido suficientemente
discutida, y puede considerarse como una hipótesis (tanto como la idea contraria)

Parece que a los estoicos se debe el uso posterior (concretamente, medieval) del
término, con el que 'Dialéctica' pasa a referirse al conjunto de la lógica. Junto con la
Gramática y la Retórica, constituye el Trivium.


 Dialéctica de la Filosofía Clásica Alemana [editar]El filósofo alemán Georg Wilhelm
Friedrich Hegel aplica el término dialéctica a su sistema filosófico. Hegel pensaba que
la evolución de las ideas se produce a través de un proceso dialéctico, es decir, un
concepto se enfrenta a su opuesto y como resultado de este conflicto, se alza un tercero,
la síntesis. La síntesis se encuentra más cargada de verdad que los dos anteriores
opuestos. La obra de Hegel se basa en la concepción idealista de una mente universal
que, a través de la evolución, aspira a llegar al más alto límite de autoconciencia y de
libertad.

El filósofo alemán Karl Marx aplicaba el concepto de dialéctica a los procesos sociales
y económicos. El llamado materialismo dialéctico de Marx, con frecuencia considerado
como una revisión del sistema hegeliano.

Este proponía una solución a un problema generalizado de extremos económicos por
medio de tres conceptos:tesis, antítesis y síntesis. La primera era la fuente del problema
en este caso la mala distribución del capital, dado que la mayor parte de este iba a las
clases burguesas. La segunda proponía que los proletarios debían ser dueños de los
medios de producción y un reparto equitativo del capital económico. Estas dos dieron
como síntesis el comunismo.


 La dialéctica de Hegel [editar]El acto mismo del conocimiento es la introducción de la
contradicción. El principio del tercero excluido, algo o es A o no es A, es la proposición
que quiere rechazar la contradicción y al hacerlo incurre precisamente en contradicción:
A debe ser +A ó -A, con lo cual ya queda introducido el tercer término, A que no es ni +
ni - y por lo mismo es +A y -A. Una cosa es ella misma y no es ella, porque en realidad
toda cosa cambia y se transforma ella misma en otra cosa. Esto significa la superación
de la lógica formal y el establecimiento de la lógica dialéctica.
Todas las cosas son contradictorias en sí mismas y ello es profundo y plenamente
esencial. La identidad es la determinación de lo simple inmediato y estático, mientras
que la contradicción es la raíz de todo movimiento y vitalidad, el principio de todo
automovimiento y solamente aquello que encierra una contradicción se mueve.

La imaginación corriente capta la identidad, la diferencia y la contradicción, pero no la
transición de lo uno a lo otro, que es lo más importante, cómo lo uno se convierte en lo
otro.

Causa y efecto son momentos de la dependencia recíproca universal, de la conexión y
concatenación recíproca de los acontecimientos, eslabones en la cadena del desarrollo
de la materia y la sociedad: la misma cosa se presenta primero como causa y luego
como efecto. Es necesario hacer conciencia de la intercausalidad, de las leyes de
conexión universal objetiva, de la lucha y la unidad de los contrarios y de las
transiciones y las transformaciones de la naturaleza y la sociedad. La totalidad, de todos
los aspectos del fenómeno, de la realidad, de los fenómenos y de sus relaciones
recíprocas, de eso está compuesta la verdad.

La realidad es la unidad de la esencia y la existencia. La esencia no está detrás o más
allá del fenómeno, sino que por lo mismo que la esencia existe, la esencia se concreta en
el fenómeno. La existencia es la unidad inmediata del ser y la reflexión. Posibilidad y
accidentalidad son momentos de la realidad puestos como formas que constituyen la
exterioridad de lo real y por tanto son cuestión que afecta el contenido, porque en la
realidad se reúne esta exterioridad con la interioridad en un movimiento único y se
convierte en necesidad y así lo necesario es mediado por un cúmulo de circunstancias o
condiciones.

La cantidad se transforma en calidad y los cambios se interconectan y provocan los unos
con los otros. Las matemáticas no han logrado justificar estas operaciones que se basan
en la transición, porque la transición no es de naturaleza matemática o formal, sino
dialéctica.

Las determinaciones lógicas anteriormente expuestas, las determinaciones del ser y la
esencia, no son meras determinaciones del pensamiento. La lógica del concepto se
entiende ordinariamente como ciencia solamente formal, pero si las formas lógicas del
concepto fueran recipientes muertos, pasivos, de representaciones y pensamientos, su
conocimiento sería superfluo; pero en realidad son como formas del concepto, el
espíritu vivo de lo real y por tanto se requiere indagar la verdad de estas formas y su
conexión necesaria.

El método del conocimiento no es una forma meramente exterior, sino que es alma y
concepto del contenido. Por lo que se refiere a la naturaleza del concepto el análisis es
lo primero, porque debe elevar la materia dada a la forma de abstracciones universales ,
las cuales luego mediante el método sintético son puestas como definiciones. El análisis
resuelve el dato concreto, aísla sus diferencias y les da forma de universalidad o, deja lo
concreto como fundamento y por medio de la abstracción de las particularidades que
aparentan ser inesenciales, pone de relieve un universal concreto o la fuerza y la ley
general. Esta universalidad también es determinada mediante la síntesis del concepto en
sus formas, en definiciones.
La actividad humana une lo subjetivo con lo objetivo. El fin subjetivo se vincula con la
objetividad exterior a él, a través de un medio que es la unidad de ambos, esto es la
actividad conforme al fin. Así, con sus herramientas el hombre posee poder sobre la
naturaleza exterior, aunque en lo que respecta a sus fines se encuentra con frecuencia
sometido a ella.


 Dialéctica Materialista [editar]La más simple e influyente formulación del
materialismo dialéctico se halla en Engels, que creyó con ello no desviarse de Marx o,
en todo caso, creyó completar a Marx. La formulación de Engels se ha incorporado al
marxismo calificado de «ortodoxo», del cual hemos dado cuenta en Marxismo (II) y en
Filosofía Soviética. Esto no quiere decir que sólo los marxistas «ortodoxos» sean
materialistas dialécticos. Es posible sostener el materialismo dialéctico dentro de formas
de marxismo «no ortodoxo» –cuando menos no ortodoxo respecto al marxismo
ortodoxo aludido–. Ello puede ocurrir de varios modos, entre los cuales sobresalen dos:
como un intento de suplementar y sistematizar el marxismo en forma distinta del
conglomerado hoy tradicional «Marx-Engels-Lenin», o «marxismo-leninismo»; o bien
como una posibilidad para el futuro, cuando se haya «absorbido» por completo la razón
analítica y positiva que se supone caracteriza aún las ciencias y éstas puedan
constituirse dialécticamente, o materialística-dialécticamente.

Engels desarrolló el materialismo dialéctico en la obra "La transformación de las
ciencias por el Sr. Dühring" (Herrn Dühring Umwälzung der Wissenschaften, 1878;
publicada como una serie de artículos en Vorwärts, 1877), conocida con el nombre de
Anti-Dühring, y también en una serie de [2148] manuscritos procedentes de 1873-1883
y publicados por vez primera en 1925 con el nombre Dialektik der Natur (hay
posteriores ediciones, más fidedignas; trad. esp. con introducción por Manuel
Sacristán). Aunque Engels se opuso al idealismo, incluyendo el idealismo de Hegel,
encontró en este autor apoyo para una «filosofía de la Naturaleza» que descartara y
superara el materialismo mecanicista, característico de gran parte de la física (mecánica)
moderna y en particular de las interpretaciones filosóficas de la ciencia moderna que
proliferaron en el siglo XIX por obra de Ludwig Büchner y otros autores. Este
materialismo es, según Engels, superficial y no tiene en cuenta que los modelos
mecánicos no se aplican a nuevos desarrollos científicos, tales como los habidos en
química y en biología, y especialmente tal como se manifiestan en la teoría de la
evolución de las especies. El materialismo «vulgar» mecanicista no tiene tampoco en
cuenta el carácter práctico del conocimiento y el hecho de que las ciencias no son
independientes de las condiciones sociales y de las posibilidades de revolucionar la
sociedad.

Mientras el materialismo mecanicista se apoya en la idea de que el mundo está
compuesto de cosas y, en último término, de partículas materiales que se combinan
entre sí de un modo «inerte», el materialismo dialéctico afirma que los fenómenos
materiales son procesos. Hegel tuvo razón en insistir en el carácter global y dialéctico
de los cambios en los procesos naturales, pero erró en hacer de estos cambios
manifestaciones del «Espíritu». Hay que «invertir» la idea hegeliana y colocar en la
base la materia en cuanto que se desarrolla dialécticamente. La dialéctica de la
Naturaleza procede según las tres grandes leyes dialécticas: ley del paso de la cantidad a
la cualidad, ley de la interpenetración de los contrarios (u opuestos) y ley de la negación
de la negación. Negar que hay contradicciones en la Naturaleza es, según Engels,
mantener una posición metafísica; lo cierto es que el movimiento mismo está lleno de
contradicciones. Son contradicciones «objetivas» y no «subjetivas». Sin la constante
lucha de los opuestos no pueden explicarse los cambios.

El carácter de lucha y oposición de contrarios es, según Engels, universal. Se manifiesta
no sólo en la sociedad y en la Naturaleza, sino también en la matemática. La negación
de la negación se manifiesta en que de un germen procede una planta que florece y
muere, produciendo otro germen que vuelve a florecer. También se manifiesta en que la
negación de una cantidad negativa da una positiva. El materialismo dialéctico no es,
según Engels, contrario a los resultados de las ciencias; por el contrario, explica,
justifica y sintetiza estos resultados. A despecho del ejemplo citado en la matemática se
ha preguntado a menudo hasta qué punto las ciencias formales, y específicamente la
lógica, son dialécticas y están sometidas a las leyes enunciadas por el materialismo
dialéctico. Engels se expresó al respecto de un modo un tanto ambivalente, pues
mientras las leyes de referencia tienen, a su entender, un alcance verdaderamente
universal, por otro lado las leyes dialécticas mismas constituyen un elemento invariable.
Puesto que la lógica misma es dialéctica, parece que no cabe preguntar si la propia
lógica dialéctica es o no dialéctica; no parece que se pueda negar la lógica dialéctica por
otra lógica no dialéctica. Por otro lado, la negación de la negación de esta lógica
dialéctica daría una lógica dialéctica supuestamente «superior». Son muchas las
discusiones sobre la autonomía o heteronomía de la lógica formal dentro del
materialismo dialéctico.

Muchos autores después de Engels han seguido a este autor en el camino del
materialismo dialéctico, si bien han modificado éste de varios modos. Tal sucede con
Lenin, con quien se inicia una tradición de materialismo dialéctico llamada «marxista-
leninista». Para él la dialéctica es la doctrina del desarrollo en su forma más completa,
profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento
humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo.

Lenin insistió inicialmente menos que Engels en la noción de «materia» como realidad
sometida a cambios de acuerdo con un proceso dialéctico, porque le interesaba defender
el realismo materialista contra el idealismo y el fenomenismo de los que seguían a
autores como Mach y Avenarius. En Materialismo y empiriocriticismo, de 1909, Lenin
equiparó la realidad material con la realidad del mundo real «externo», reflejado por la
conciencia, la cual «copia» este mundo mediante las percepciones. Éstas no son
símbolos o cifras, sino reflejos de «la realidad (material) misma». Esto no quiere decir
que las percepciones, o las sensaciones, describan el mundo real físico tal como éste es.
El verdadero conocimiento de este mundo es el conocimiento científico, pero la
percepción no es incompatible con este conocimiento. El materialismo dialéctico y la
epistemología «realista» y «científica» que lo acompaña es, según Lenin, la doctrina que
debe adoptarse para luchar en favor del comunismo. Esto parece convertir el
materialismo dialéctico en una ideología cuya verdad depende de la situación histórica.
El materialismo dialéctico es, en suma, «partidista». Sin embargo, este partidismo no
puede equipararse al de las ideologías no proletarias y no revolucionarias; si es una
ideología, es una que contribuye a traer al mundo la «teoría verdadera», que es la que
corresponde a la sociedad sin clases.

En las discusiones entre los materialistas dialécticos ha surgido con frecuencia el
problema de si, y hasta qué punto, hay que destacar el aspecto materialista o el
dialéctico. En escritos posteriores al citado antes, y especialmente en los Cuadernos
filosóficos (1915), Lenin subrayó considerablemente el aspecto dialéctico y, con ello, lo
que interpretó como el verdadero método hegeliano, pero ello no equivale aún a dejar de
lado el materialismo, sin el cual se desembocaría en un idealismo:

"La dialéctica como conocimiento vivo, multilateral (con el número de aspectos siempre
en aumento), de innumerables matices en el modo de abordar, de aproximarse a la
realidad (con un sistema filosófico qué, de cada matiz, se desarrolla en un todo): he aquí
el contenido inconmensurablemente rico, en comparación con el materialismo
'metafísico', cuya desgracia principal es la de no ser capaz de aplicar la dialéctica a la
'Teoría de Reflejo', al proceso y desarrollo del conocimiento."
Así, mientras la dialéctica en el materialismo dialéctico pone de relieve aspectos
«idealistas» y «hegelianos», el materialismo en la misma doctrina pone de relieve, o
puede terminar por poner excesivamente de relieve, aspectos puramente «mecanicistas»
o «superficiales». El equilibrio entre dialéctica y materialismo en el materialismo
dialéctico es por ello uno de los desiderata de muchos de los autores adheridos a esta
tendencia.

En ocasiones se ha procurado resolver el conflicto entre los dos componentes del
materialismo dialéctico acentuándose los aspectos «prácticos». Así sucede, por ejemplo,
con el maoísmo y con varías tendencias políticas más interesadas en la realización de un
programa que en discutir las bases filosóficas subyacentes en el mismo. Mao escribió en
1937 el ensayo Sobre la Contradicción, que además de partir de la universalidad de la
contradicción y las particularidades de cada contradicción, se centra en determinar la
contradicción principal y el aspecto principal de una contradicción, así como el
antagonismo, la lucha y la identidad de contrarios, de manera que los militantes
revolucionarios tuvieran un manual de lógica para la solución de los problemas políticos
concretos.


 La Crítica de Sartre [editar]La Crítica de la razón dialéctica, del filósofo francés Jean-
Paul Sartre, fue publicada en 1960 con el título original de Critique de la raison
dialectique (précédé de Questions de méthode).

En ella, Sartre se preguntaba cómo constituir una antropología estructural e histórica,
que no sacrifique la concreción del objeto estudiado en un sistema fijo de conceptos.
Subrayaba entonces que sólo la antropología marxista puede servir para tal propósito,
pero con la condición de que ésta se fundamente en la comprensión de lo humano que
supone el existencialismo, la dialéctica fenomenológica del Ser y la Nada. No obstante,
si el materialismo histórico de Karl Marx es cierto, entonces la historia es dialéctica, una
totalización: ¿pero hay una razón dialéctica? ¿O bien la racionalidad positivista de las
ciencias es suficiente para estudiar al hombre y a la existencia humana? Estas son las
preguntas fundamentales planteadas por Sartre en Crítica de la razón dialéctica. Aunque
el "ejercicio dialéctico" entendido a la manera clásica, como aquello que pertenece a un
debate o controversia, no fue el objeto de su estudio, Sartre fue ante todo un polemista y
un defensor de la importancia de la confrontación de opiniones como condición del
conocimiento y de las transformaciones conscientes de la vida y la sociedad.


Bibliografía [editar]Parménides, Platón
Teeteto, Platón
Gorgias, Platón
Tópicos, Aristóteles
Crítica de la razón pura, Kant
Ciencia de la Lógica, G.W.F. Hegel
Crítica de la razón dialéctica, Jean-Paul Sartre
Tratado de la argumentación, Chaïm Perelman y L. Olbrechts-Tyteca
A Systematic Theory of Argumentation, Frans Eemeren y Rob Grootendorst
The New Dialectic, Douglas Walton

Véase también [editar]Lógica


¿Qué es la dialéctica?

En Platón y entre los estoicos, así también en la filosofía medieval, el concepto dialéctica se
refería indistintamente a 'toda lógica'.

En el caso particular de Aristóteles consideraba dialéctica a aquellos silogismos que partiendo
de premisas no ciertas son simplemente probables (lógica de lo probable). Para Kant, será la
dialéctica la lógica de la apariencia y su objeto son las tres iIdeas de: alma, mundo y Dios,
sobre las cuales la mente no puede sino construir paralogismos y antinomias.

En todos estos casos, la dialéctica es una lógica basada en la 'identidad' y la 'inclusión' de
conceptos. Aún no en la 'oposición' o contradicción, operación que se introduce a partir de la
dialéctica hegeliana.

En cuando a la dialécitca como ontologia (tal como aparece en hegel), los antecedentes son
Heráclito, Proclo, Böhme y Fitche.


                |dialectica| |hegel| |marx| |marxismo| |platon| |aristoteles| |kant| |heraclito|
¿Qué es la dialéctica?

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          La dialéctica en Hegel: ontología y método
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Dialéctica
Ciencia que trata de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y
del pensamiento humano. Una larga historia ha precedido a la concepción científica: de la
dialéctica, y el concepto mismo de dialéctica ha surgido durante la reelaboración y hasta la
superación del sentido inicial del término. Ya la filosofía grecorromana subrayó con gran fuerza
el carácter variable de todo lo existente, concibió la vida del mundo como un proceso, elucidó el
papel que en este proceso desempeña la transformación de toda propiedad en su contraria
(Heráclito, en parte los materialistas de Mileto, los pitagóricos). A tales investigaciones no se
aplicaba todavía el término «dialéctica». Al principio, con este término (dialektikh1 técnh –«arte
de la dialéctica») se designaba el arte del diálogo y de la discusión: 1) la capacidad de sostener
una discusión por medio de preguntas y respuestas; 2) el arte de clasificar los conceptos, de
dividir las cosas en géneros y especies. Aristóteles, que no comprendió la dialéctica de
Heráclito, consideraba que el inventor de la dialéctica fue Zenón de Elea, quien sometió a
análisis las contradicciones que surgen cuando se intenta comprender el concepto de
movimiento y de multiplicidad. El propio Aristóteles distingue la «dialéctica» como ciencia de los
argumentos probables, de la «analítica», ciencia de la demostración. Platón, siguiendo a los
eleatas (Escuela eleática) define el ser verdadero como idéntico e invariable, mas en los
diálogos «El Sofista» y «Parménides» fundamenta las conclusiones dialécticas en el sentido de
que los géneros superiores de lo que es sólo pueden concebirse de modo que cada uno de
ellos sea y no sea, resulte igual a sí mismo y no igual, sea idéntico a sí y se transforme en su
«otro». Por esto el ser incluye en sí contradicciones: es uno y múltiple, eterno y transitorio,
invariable y variable, reposa y se mueve. La contradicción es la condición necesaria para incitar
el alma a la cogitación. El arte de hacerlo es, según Platón, el arte de la dialéctica. Siguieron
desarrollando la dialéctica los neoplatónicos (Plotino, Proclo). En la escolástica, la filosofía de la
sociedad feudal, se empezó a dar el nombre de dialéctica a la lógica formal que fue
contrapuesta a la retórica. En los estadios iniciales del desarrollo de la sociedad capitalista,
formulan ideas dialécticas acerca de la «coincidencia de contrarios», Nicolás de Cusa y Bruno.
En [119] la Época Moderna, a pesar del predominio de la metafísica, Descartes y Spinoza
ofrecen ejemplos de pensamiento dialéctico; el primero, en su cosmogonía; el segundo, en la
teoría sobre la substancia como causa de sí misma. En el siglo XVIII, descuellan en Francia,
por la riqueza de sus ideas dialécticas, Rousseau y Diderot. El primero investiga las
contradicciones como condición del desarrollo histórico; el segundo, además, estudia las
contradicciones en la conciencia social de su tiempo («El sobrino de Rameau»). Constituye una
etapa importantísima en el desarrollo de la dialéctica antes de Marx, el idealismo clásico
alemán, el cual, a diferencia del materialismo metafísico, veía en la realidad no sólo el objeto
del conocimiento, sino que además la consideraba como objeto de actividad. Por otra parte, el
desconocimiento de la base verdadera, material, de la cognición y de la actividad del sujeto,
llevó a los idealistas a tener una concepción limitada y de la dialéctica. El primero en una
brecha en la metafísica fue Kant, quien señaló el valor de las fuerzas contrarias en los procesos
físicos y cosmogónica, introdujo –por primera vez después de Descartes– la idea desarrollo en
el conocimiento de la naturaleza. En epistemología, Kant desarrolla las ideas dialécticas en la
teoría de las «antinomias». No obstante, la diléctica de la razón, según Kant, es ilusoria y se
elimina tan pronto como el pensamiento vuelve a sus límites circunscriptos al conocimiento de
los fenórnenos y nada más. Más tarde, en epistemología (en «Teoría de la ciencia»), Fichte
expuso el método «antitético» para la investigación de las categorías, método que contiene
importantes ideas dialécticas. Siguiendo a Kant, Schelling amplía la concepción dialéctica de
los procesos de la naturaleza. En la cima de la dialéctica anterior a Marx, se encuentra la de
Hegel. Independientemente de su falsa concepción, en Hegel «por vez primera se concibe todo
el mundo de la naturaleza, de la historia y del espíritu como un proceso, es decir, en constante
movimiento, cambio, transforación y desarrollo, intentando además poner de relieve la conexión
interná de este movimiento y desarrollo». (F. Engels, Anti-Dühring, pág. 23 - Ibíd., E.P.U., 1961,
págs. 33-34). A diferencia e las determinaciones abstractas del entendimiento, la dialéctica,
según Hegel es el paso de una determinación a otra en el cual se pone de manifiesto que tales
determinaciones son unilaterales y limitadas, es decir, contienen la negación de sí mismas. Por
este motivo la dialéctica, según Hegel, es «el alma motriz de todo despliegue científico del
pensar y constituye el único principio que introduce en el contenido de la ciencia una conexión
inmanente y la necesidad». El resultado de la dialéctica de Hegel rebasó en mucho el
significado que él mismo le había asignado. En la doctrina hegeliana sobre la necesidad con
que todo se transforma en su negación, se hallaba contenido el principio que revoluciona la
vida y el pensamiento, por lo que los pensadores avanzados veían en la dialéctica de Hegel «el
álgebra de la revolución» (Herzen). La concepción verdaderamente científica de la dialéctica
fue creada sólo por Marx y Engels. Después de desechar el contenido idealista de la filosofía
de Hegel, Marx y Engels estructuraron la dialéctica sobre la base de la concepción materialista
del proceso histórico y del desarrollo del conocimiento, generalizando los procesos reales que
ocurren en la naturaleza, en la sociedad y en el pensar. En la dialéctica científica, se combinan
orgánicamente las leyes del desarrollo tanto, del ser como del conocer, dado que tales leyes,
por su contenido, son idénticas, y sólo se diferencian por la forma. De ahí que la dialéctica
materialista sea no sóló una doctrina «ontológica», sino, además, gnoseológica, una lógica que
examina el pensamiento y la cognición tanto en su devenir como en su desarrollo, pues las
cosas y fenómenos son lo que devienen en el proceso de su desarrollo, y en ellos está
contenido, como tendencia, su futuro, es, decir, aquello que devendrán. En este sentido, la
dialéctica materialista ve también la teoría del conocimiento como generalización de la historia
del conocimiento, y, cada concepto, cada categoría, a pesar de su carácter de máxima
géneralidad, llevan la impronta de la historicidad. La categoría principal de la dialéctica
materialista es la contradicción. En la teoría de las contradicciones, la diáléctica materialista
descubre la fuerza motriz y la fuente de todo desarrollo; en ésta categoría se encuentra la clave
de todos los demás principios y categorías del desarrollo dialéctico: el desarrollo por medio de
la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos, la interrupcion de la gradualidad,
los saltos, la negación del momento inicial del desarrollo y la negación de esta misma negación;
la repetición, sobre [120] una base superior, de ciertas facetas y rasgos del estado inicial.
Precisamente, es esta manera de concebir el desarrollo lo que distingue la dialéctica de todo
género de concepciones evolucionistas vulgares, tan características de las teorías
contemporáneas burguesas y reformistas. La dialéctica materialista constituye un método
filosófico para investigar la naturaleza y la sociedad. Sólo con un criterio dialéctico es posible
comprender el camino complejo y lleno de contradicciones por el que se va formando la verdad
objetiva, la conexión de los elementos de lo absoluto y de lo relativo en cada escalón del
avance de la ciencia, los pasos de unas formas de generalización a otras formas, más
profundas. La esencia revolucionaria de la dialéctica materialista, inconciliable con todo
estancamiento e inmovilidad, hace de la propia dialéctica un instrumento de la transformación
práctica de la sociedad, una ayuda para tomar objetivamente en consideración las necesidades
históricas del desenvolvimiento social, la falta de conformidad de las viejas formas respecto al
nuevo contenido, la necesidad de pasar a formas superiores que faciliten el progreso de la
humanidad. La estrategia y táctica de la lucha por el comunismo se elaboran en plena
correspondencia con la concepción materialista dialéctica del mundo (Lógica dialéctica).




«Dialéctica de la Naturaleza»
Obra de Engels, publicacla por primera vez en la U.R.S.S. (1925). Se compone de una serie de
escritos (1873-86) sobre los problemas más importantes, de la dialéctica de la naturaleza.
Engels consideraba que la filosofía del materialismo dialéctico debía basarse en el
conocimiento de las ciencias naturales en todos sus aspectos, y que estas ciencias, a su vez,
sólo pueden desarrollarse fecundamente sobre la base del materialismo dialéctico. En la
«Dialéctica de la naturaleza» se halla una profunda investigación filosófica de la historia y de
los problemas capitales de la ciencia natural. Una crítica del materialismo mecanicista, del
método metafísico, así como de las concepciones idealistas en la ciencia natural. Muy versado
en la ciencia de su época. Engels mostró cómo la concepción metafísica de la naturaleza se
quiebra interiormente debido al propio avance de la ciencia y ha de ceder su puesto al método
dialéctico: señaló, asimismo, cómo los naturalistas se ven obligados cada día más a pasar del
pensamiento metafísico al dialéctico, lo cual se refleja muy fecundamente en la misma ciencia
natural. Engels expuso, dándole un amplio y sólido fundamento, la teoría materialista dialéctica
sobre las formas del movimiento de la materia; en consonancia con esta teoría, investigó los
principios relativos a la clasificación de las ciencias naturales, estableció su clasificación
concreta, a la que se atuvo al estructurar su trabajo. Engels sometió a una circunstanciada
investigación filosófica las leyes fundamentales de la ciencia natural y puso de manifiesto el
carácter dialéctico de dichas leyes. Así mostró el auténtico sentido de la ley de la conservación
y transformación de la energía, a la que denominó ley absoluta de la naturaleza. Examinó
también el llamado segundo principio de la termodinámica e hizó ver la falsedad de la
conclusión según la cual el universo se encamina hacia su muerte térmica («Muerte térmica»
del universo). Luego, analizó Engels con gran profundidad la teoría de Darwin sobr el el origen
de las especies y demostró que el contenido principal de la misma –la teoría del desarrollo-
concuerda por completo con la dialéctica materialista. Al mismo tiempo, descubrió en la teoría
darviniana ciertas lagunas e insuficiencias. Dedicó mucha atención al estudio del papel del
trabajo en la formación y desarrollo del hombre. Demostró, asimismo, que los conceptos y
operaciones matemáticos son un reflejo de las relaciones que se dan entre cosas y procesos
en la naturaleza misma, donde aquellos tienen sus prototipos reales; señalo que la introducción
de la magnitud variable en la matemática superior significa que entra en ésta la dialéctica.
Engels investigó la relación entre casualidad y necesidad. Con admirable maestría dialéctica
puso de relieve el error tanto de la posición mecanicista como de la idealista en el enfoque de
este complejo problema y le dio una solución, marxista; puso de manifiesto, tomando como
ejemplo la teoría darviniana, que la propia ciencia natural confirma y concreta las tesis de la
dialéctica. Claro está que algunas cuestiones particulares que se relacionan con problemas
especiales de la ciencia natural y que fueron tratados por Engels en su «Dialéctica de la
naturaleza» han envejecido, y no podían dejar de envejecer, dado el enorme progreso de la
ciencia; pero la manera materialista dialéctica de proceder análisis de las cuestiones científicas
y generalizarlas filosóficamente, e por entero su actualidad en ni días. Muchas de las tesis de la
obra [121] se han anticipado en decenios al desarrollo de la ciencia natural. El libro constituye
un modelo de cómo han de enfocarse díalécticamente los complicados problemas de dicha
ciencia. Engels no había preparado para la imprenta su «Dialéctica de la naturaleza», que
consta de artículos independientes, notas y fragmentos, hecho que se ha de tener en cuenta al
proceder al estudio de la

La dialéctica en Marx: inversión a la dialéctica hegeliana

Mi método dialéctico no sólo es fundamentalemtne distinto al método de Hegel, sino que es, en
todo y por todo, la antítesis de él. Para Hegel, el proceso de pensamiento, al que el conviene
incluso, bajo el nombre de Idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real; y lo real
constituye únicamente la forma externa en que la idea toma cuerpo. En cambio, para m í lo
ideal no es más que lo material transferido y traducido en el cerebro de los hombres (...) El
hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación no obsta para que haya
sido él quien primero supiera exponer de un modo amplio y consciente sus formas generales
de movimiento. Lo que ocurre es que en la dialéctica aparece en él invertida, puesa de cabeza.
No hay más que darle la vuelta, mejor dicho, ponerla de pie y en seguida se descubre bajo la
corteza mística la semilla racional. La dialéctica mistificada llegó a ponerse de moda en
Alemania porque parecía transfigurar lo existente. Pero en su forma racional provoca la cólera
de la burguesía (...) ya que en la comprensión y explicación positiva de lo existente incluye la
inteligencia de su negación y muerte forzosa: al ser esencialmente crítica y revolucionaria,
capta las formas actuales en pleno movimiento sin omitir su caracter perecedero" Marx, El
capital


                                |dialectica| |hegel| |marx| |marxismo|
La dialéctica en Marx: inversión a la dialéctica hegeliana

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La dialéctica en Hegel: ontología y método

La dialéctica como ontología, implica una concepción de la realidad en proceso circular de tres
momentos cuyo motor es la contradicción. El ser infinito es pues, una totalidad ya que nada
está aislado y todo está en relación. Pero se trata de una relación de oposición y no de
indentidad.

Los tres momentos de proceso dialéctico son:

Primer momento: Tesis. Posición. Inmediatez. Indeterminación. Estar en sí. (an sich)
Segundo momento: Antítesis. Negación o contradicción. Mediación. (Vermittlung).
Determinación. Ser para sí (f[ur sich) es decir, objetivación. Podría añadirse alienación.

Tercer momento: Síntesis. Negación de la negación y superación (aufhebung)

La dialéctica como método, consiste en descubrir y seguir racionalmente en movientio de la
Idea, de modo que la razón y la realidad expresen su verdadera coincidencia. Hegel, en efecto,
propone una nueva lógica diferente a la forma aristotélica que está basada en el principio de
identidad.


                              |dialectica| |hegel| |marx| |vermittlung| |aufhebung|
La dialéctica en Hegel: ontología y método

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Dialéctica

     Término que deriva del verbo griego dialogizomai, que significa discutir, dialogar,
razonar juntos. La palabra se usó al principio como adjetivo en expresiones como "arte
dialéctico" o "poder dialéctico".

La dialéctica en Platón

      Al decir que la dialéctica fue inventada por Zenón de Elea, Aristóteles se estaba
refiriendo presumiblemente a las palabras de Zenón, que refutó algunas hipótesis de sus
oponentes extrayendo consecuencias inaceptables de ellas. Pero primero fue aplicada de
una manera general por Sócrates, quien, según es presentado en los primeros diálogos
de Platón, practicaba constantemente la técnica de refutar el enunciado de un oponente
haciendo que, en el curso del interrogatorio, tuviera que aceptar como consecuencia
última del suyo un enunciado contradictorio o contrario a su primera postura.
      La dialéctica es para Platón la actitud propia del verdadero filósofo, de aquel que
trata de llegar a la verdad por medio del diálogo (tal y como hacía Sócrates), en
contraposición a la erística, técnica orientada a hacer triunfar una tesis
independientemente de su verdad. La dialéctica era para Platón el método filosófico
supremo, el modo de las ciencias, y había de ser el estadio final de la educación formal
del rey-filósofo. El diálogo permite contraponer argumentaciones aparentemente
opuestas y frecuentemente complementarias, para posibilitar un ascenso a la verdad
mediante la explicación de tales argumentaciones.
      En algunos de sus diálogos, Platón identifica la dialéctica con la filosofía misma, y
la considera constituida por dos movimientos lógicos inversos: el primero de ellos es la
composición o unificación, que consiste en captar la esencia inmutable (en Platón, idea)
de las cosas mediante una elevación progresiva desde los objetos de experiencia
sensible hasta los conceptos más generales; es decir, lo que comúnmente llamamos
abstracción o universalización a partir de lo particular. El segundo es la división (o
particularización), mediante el cual se llega a lo particular siguiendo las diferencias
internas de los distintos géneros; por ejemplo, de "animal" pasamos a "animal bípedo",
y de aquí a "animal bípedo sin plumas", que constituye una posible definición de
hombre y, por lo tanto, una particularización de éste en el marco de "lo animal" en
general.
      En sus diálogos tardíos (Parménides, Sofista), Platón presenta a la dialéctica como
la ciencia que sabe distinguir qué ideas están relacionadas entre sí y cuáles no lo están;
en estos diálogos tiene especial relevancia el posible acercamiento entre el ser y el no-
ser, posibilidad que había sido rechazada radicalmente por toda la metafísica eleática:
toda idea es idéntica a ella misma y, a la vez, diferente del resto de las ideas; toda idea,
entonces, participa tanto de la identidad (con ella misma) como de la diferencia (con el
resto de las ideas), y en ese sentido es y no es a la vez. El no ser se convierte así en un
concepto meramente relativo, que se resuelve al indicar la alteridad de una cosa
mediante la confrontación con aquello de lo que difiere; de lo contrario, dice Platón,
cualquier tipo de discurso sería imposible, al no poderse admitir ninguna proposición
(atribución de un predicado a un sujeto), salvo las tautologías.

La dialéctica en Aristóteles

      La concepción que Aristóteles tiene de la dialéctica difiere en algunos puntos de la
anteriormente expuesta. El estagirita considera esta disciplina como una sección
particular de la lógica expuesta en sus Tópicos; concretamente, se trata de aquella
ciencia que se ocupa del estudio de los razonamientos que son sólo "probables" y que
pueden reconstruirse según los esquemas silogísticos. A diferencia del silogismo
demostrativo (aquel que da lugar al saber científico por partir de premisas cuya verdad
es evidente o universalmente aceptada), el silogismo dialéctico parte de premisas cuya
verdad no ha sido comprobada o aceptada previamente, y que son sólo posibles, es
decir, admitidas con relativa amplitud. Este tipo de silogismo encuentra su uso típico en
la discusión y la controversia (razonamiento crítico), pero no en el razonamiento
demostrativo.
      Los estoicos identificaron completamente la dialéctica con la lógica, pero el
sentido aristotélico de este término se recuperó con el auge del escolasticismo y
prevaleció en el Renacimiento, época en la que fue frecuentemente identificada con la
retórica o con la invención lógica.

La dialéctica en Kant

     "La dialéctica trascendental" es el título de la sección de la Crítica de la razón pura
dedicada a la crítica de las tres ideas metafísicas de la razón, a saber, la de alma, la de
mundo y la de Dios. Las tres designan totalidades que se encuentran más allá de los
fenómenos accesibles a la experiencia humana, por lo que Kant refuta su pretensión de
validez teorética y los considera distintos tipos de sofismas; por ello, define la dialéctica
de la razón como un tipo de "sofística", aunque de algún modo connatural a la
naturaleza humana e inevitable para nuestra mente: son engaños no deliberados en los
que la razón cae espontáneamente dada su tendencia a sobrepasar los límites de las
capacidades cognoscitivas propias del hombre.
     La crítica de la idea de mundo, entendido como totalidad absoluta de los
fenómenos físicos, es especialmente relevante en la noción kantiana de dialéctica: la
razón, a la hora de analizar esta idea, se topa con antinomias, esto es, contradicciones
entre dos proposiciones (tesis y antítesis) igualmente demostrables respecto a varias
características del mundo. Para Kant, la tarea de la filosofía crítica es resolver tales
antinomias, lo cual puede hacerse de tres formas posibles: mostrando que son ilusorias o
meramente aparentes, mostrando que tanto la tesis como la antítesis son falsas o,
finalmente, mostrando que ambas son verdaderas, aunque desde distintos puntos de
vista.

La dialéctica en Hegel

      El esquema opositivo kantiano de tesis y antítesis será desarrollado por Hegel,
aunque con una notable diferencia: para él, la dialéctica es constitutiva de la razón
humana porque ésta reproduce en el pensamiento las oposiciones que se dan en la
realidad objetivamente; por lo tanto, la dialéctica no se basa en ilusiones o falacias, sino
en la realidad misma. El no reconocer esas oposiciones que se encuentran en la realidad
es una actitud típica del intelectualismo, guiado por una lógica de la identidad que
tiende al estatismo. La tarea de la razón es, para Hegel, doble: por una parte, la razón se
enfrenta con la tarea negativa de desbaratar dicho estatismo conceptual; por otra, se topa
con la tarea positiva de mostrar la unidad de los opuestos o contrarios, es decir, hacer
patente cómo uno no puede darse sin el otro y cómo juntos constituyen, en su momento,
un determinado concepto o ente. Es posible encontrar reminiscencias de los diálogos
tardíos de Platón en la afirmación hegeliana de que ninguna cosa es solamente ser;
cualquier cosa es también negatividad, al estar íntimamente constituida por la relación
con las otras cosas que ella no es. Si algo fuese únicamente ser, no sería nada
determinado y se convertiría en una especie de divinidad impensable por estar privada
de cualidades. Lo "positivo" tiene en sí mismo lo "negativo" correspondiente; los entes
no son meramente distintos entre sí, ya que cada uno es definido por su no ser el otro y,
al mismo tiempo, es lo que es sólo en conexión con el otro: el bien es bien respecto del
mal, la vida se define en la tensión continua con aquello que la amenaza, es decir, con la
muerte, etc. Cuando hablamos de este tipo de tensiones u oposiciones, hablamos de
oposiciones dialécticas.
      Con Hegel, la dialéctica vuelve a identificarse plenamente con la filosofía, pero se
establece una diferencia fundamental con Platón: en éste, la dialéctica requeriría el
sacrificio del principio de no contradicción para poder pensar realmente la unidad de los
opuestos. Para Hegel, sin embargo, la contradicción ya no es un ocasional error de
razonamiento, sino una estructura objetiva frente a la cual la razón no tiene por qué
retroceder. Esto último no debe hacernos pensar que cualquier absurdo es admisible; las
contradicciones reconocidas por Hegel son sólo aquellas que se definen mediante los
diversos pares de opuestos analizados en su forma pura en la Ciencia de la lógica, que
posteriormente se llenarán de contenido con el tránsito a la objetividad, en el mundo de
la naturaleza y en el del espíritu. Consecuentemente, la resolución de estas
contradicciones, o lo que Hegel llama superación de las mismas, no significa su
desaparición, sino que indica el momento de la síntesis de las múltiples determinaciones
de los opuestos y la constitución de lo concreto (el concepto o realidad) mediante la
unidad de los contrarios.
      La contradicción tiene en Hegel, por lo tanto, una función dinámica y constructiva;
de este pensador deriva la noción de contradicción para indicar tensiones, conflictos y
antagonismos, difundida incluso en el lenguaje común. A partir de Hegel, se habla de
dialéctica para denotar una actitud de pensamiento contrario al atomismo y al
mecanicismo, guiado por nociones como las de totalidad, acción recíproca, desarrollo,
etc. También se utiliza el término, tal y como hizo el propio Hegel, para denotar
determinadas posiciones filosóficas del pasado: la filosofía de Heráclito, algunos
aspectos de la metafísica aristotélica, el pensamiento de Nicolás de Cusa y el de Fichte.

La dialéctica en Marx
La influencia de Hegel sobre Marx se pone de manifiesto en toda la obra de este
último; él mismo reconocía que Hegel había sido el primero en exponer con amplitud
las formas generales del movimiento de la dialéctica, pero afirma que "es necesario
darle vuelta, para descubrir así el núcleo racional que se oculta bajo la envoltura
mística". El método dialéctico de Marx, según expone en El capital, no sólo difiere en
sus fundamentos del de Hegel, "sino que es su antítesis directa. Para Hegel el proceso
del pensar, (...) es el demiurgo de lo real (...). Para mí, a la inversa, lo ideal no es sino
lo material traspuesto y traducido en la mente humana". Esto no ha sido obstáculo para
que Marx utilizara como herramienta conceptual la dialéctica hegeliana en varios de sus
análisis, pero la superación de Hegel, entendida como síntesis de los contrarios, no cabe
en el discurso marxiano. Marx imprime a su pensamiento una dirección práctico-
revolucionaria que se refleja en el núcleo de la dialéctica; el movimiento dialéctico no
conduce a la recuperación o restauración de una supuesta unidad perdida, sino, en
primer lugar, a subrayar el momento de lo negativo como destrucción (la conciliación
entre los términos de la contradicción -capital y trabajo- es imposible) y, en segundo
lugar, a la construcción o producción de una nueva sociedad en donde sea posible la
emancipación social.
      Esta dialéctica fue posteriormente elaborada y sistematizada por Engels, para ser
rechazada posteriormente por el revisionismo de la II Internacional.

La dialéctica en el pensamiento contemporáneo

     Actualmente, la dialéctica tiene cabida en posiciones empiristas o positivistas,
acusadas frecuentemente de cientificismo o chato objetivismo; por ejemplo, la escuela
de Frankfurt o el último Sartre.
     La epistemología anglosajona contemporánea refuta las bases lógicas y la
pretendida utilidad hermenéutica de la dialéctica, mientras que la otra vertiente crítica
fundamental, representada por el existencialismo, reanuda la polémica contra el
racionalismo y el optimismo que caracterizaba a la dialéctica hegeliana, polémica que
Kierkegaard ya había emprendido en su momento.

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Dialectica

  • 1. La dialéctica es un método de razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación, que ha recibido distintos significados a lo largo de la historia de la Filosofía. Algunos de estos significados son: Arte del diálogo y la discusión. Lucha de los contrarios por la cual surge el progreso de la Historia. Técnica de razonamiento que procede a través del despliegue de una tesis y su antítesis, resolviendo la contradicción a través de la formulación de una síntesis final. Arte de ordenar los conceptos en géneros y especies. Modo de elevarse desde lo sensible hacia lo inteligible, es decir partiendo de la certeza de los sentidos hacia el desarrollo de conceptos de un mayor grado de universalidad y racionalidad. Teoría y método de conocimiento de los fenómenos de la realidad en su desarrollo y automovimiento, ciencia que trata de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento humano que surge en oposición a la Metafísica. Hegel llamó "dialéctica al principio motor del concepto que disuelve, pero también produce, las particularidades de lo universal. (...) La más elevada dialéctica del concepto consiste en no considerar la determinación meramente como límite y opuesto, sino en producir a partir de ella el contenido positivo y el resultado, único procedimiento mediante el cual la dialéctica es desarrollo y progreso inmanente. No es por lo tanto la acción exterior de un pensar subjetivo, sino el alma propia del contenido lo que hace crecer orgánicamente sus ramas y sus frutos" Fundamentos de la filosofía del derecho, parágrafo 31. La dialéctica, en todos estos casos, designa un movimiento propio del pensamiento (y del ser en general en el caso de Hegel). Es “la doctrina de la unidad de los contrarios”. ( V.I. Lenin. Resumen del libro de Hegel “Ciencia de la Lógica”. O.C., t.29, p.128) Es la concepción de que toda la naturaleza “se halla en un estado perenne de nacimiento y muerte, en flujo constante, sujeto a incesantes cambios y movimientos” (F. Engels, Introducción a la Dialéctica de la Naturaleza) Tabla de contenidos [ocultar] 1 Historia 1.1 Dialéctica Espontánea en la Antigüedad 1.2 Dialéctica de los conceptos de Platón 1.3 Dialéctica de la Filosofía Clásica Alemana 1.4 La dialéctica de Hegel 1.5 Dialéctica Materialista 2 La Crítica de Sartre 3 Bibliografía 4 Véase también Historia [editar]
  • 2. Dialéctica Espontánea en la Antigüedad [editar]Dialéctica, en filosofía, método que investiga la naturaleza de la verdad mediante el examen crítico de las percepciones y teorías, cada una de las cuales pretende referirla, por su parte. Para el Hinduismo, la diversidad de cosas y eventos contradictorios que nos rodean, no son sino diferentes manifestaciones de la misma realidad última, llamada Brahman. Así, a los diversos aspectos de lo Divino, dieron en la India antigua distintos nombres de variados dioses que no son más que reflejos de una única realidad última, de manera que, por ejemplo, la fuerza destructora y la fuerza creadora son dos manifestaciones de esa misma realidad. Heráclito de Éfeso formuló dos proposiciones que fueron incorporadas como pilares de la estructura del pensamiento dialéctico: 1) todo fluye, todo está en movimiento y; 2) todo está formado por opuestos que siempre están en estado de tensión dinámica, de manera que cualquier forma determinada es el resultado del equilibrio entre fuerzas opuestas. Dialéctica de los conceptos de Platón [editar]Uno de los primeros ejemplos de aplicación del método dialéctico lo ofrecen los Diálogos del filósofo griego Platón, quien además reflexiona sobre el funcionamiento y el alcance de este procedimiento, notablemente en sus obras Gorgias y Teetetes. El examen usualmente lo lleva a cabo Sócrates, quien dirige a su interlocutor una serie de preguntas para explorar si hay inconsistencias en las opiniones de éste. Estas preguntas son, pues, críticas y comprometedoras, y puede considerarse que equivalen a objeciones; pues naturalmente, una teoría que muestra ser contradictoria no puede aceptarse como verdadera. Por otra parte, en muchos diálogos de Platón puede constatarse cómo los interlocutores de Sócrates se defienden de sus objeciones. El procedimiento de preguntas y respuestas da lugar así a una discusión o controversia racional. En cualquier caso, mediante la detección y eliminación de errores, el procedimiento tiende a la identificación de la verdad -o al menos, de lo que racionalmente puede aceptarse como tal. La refutación (en griego: elenchô) se convierte en un método de prueba. Casi todos los filósofos presocráticos habían escrito como profetas iluminados, sin pensar siquiera en hacer el intento por dar alguna prueba de la validez de sus puntos de vista. Una excepción importante es Zenón de Elea, quien introduce en la filosofía la idea de refutar racionalmente las teorías de sus adversarios, mostrando que conducen a paradojas. Este es el antecedente del que parten Sócrates y Platón, el último de los cuales lleva la idea un paso más lejos. Es notable que en el Parménides Platón haya utilizado el procedimiento de preguntas comprometedoras, para poner a prueba teorías de su propia factura (concretamente, la teoría metafísica de las Formas), convirtiéndose así en el primer filósofo que practica la autocrítica. Tal vez Platón intenta mostrar así cuánto más le interesa la búsqueda de la verdad, que la defensa de sus posiciones. En todo caso, la dialéctica (i.e., la controversia, y más fundamentalmente, la exposición a la crítica) queda perfilada por él como un procedimiento de investigación. A este gesto del clásico puede atribuirse el que la filosofía sea hoy un campo de investigación académica, y no una rama de la mitología o de la literatura fantástica.
  • 3. Para Aristóteles, la búsqueda de la base filosófica de la ciencia (y de la propia filosofía) requiere un ejercicio dialéctico. En la Metafísica, Libro IV (Gamma), Cap. 4, Aristóteles explica por qué la búsqueda de una prueba de los "principios" debe hacerse mediante una demostración refutativa, y en cambio sería imposible dar una prueba, digamos, positiva de ellos. (Aristóteles también trata de la dialéctica en los Tópicos.) Esta clase de justificaciones, que la actividad dialéctica permite conseguir según los clásicos, sólo pueden desarrollarse gracias a la confrontación de puntos de vista opuestos. Sin embargo, a partir de la Ilustración se difundió ampliamente, sin mucha discusión de por medio, un juicio contrario, de David Hume, quien en la Investigación sobre el Entendimiento Humano Cap. 4 , afirma sin más que todo razonamiento humano es inductivo (en sus términos, "probable", o "moral") o deductivo ("demostrativo"); en suma, monoléctico. Es decir que toda prueba científica o filosófica debe ser construíble en su integridad desde un único punto de vista. Esta idea no ha sido suficientemente discutida, y puede considerarse como una hipótesis (tanto como la idea contraria) Parece que a los estoicos se debe el uso posterior (concretamente, medieval) del término, con el que 'Dialéctica' pasa a referirse al conjunto de la lógica. Junto con la Gramática y la Retórica, constituye el Trivium. Dialéctica de la Filosofía Clásica Alemana [editar]El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel aplica el término dialéctica a su sistema filosófico. Hegel pensaba que la evolución de las ideas se produce a través de un proceso dialéctico, es decir, un concepto se enfrenta a su opuesto y como resultado de este conflicto, se alza un tercero, la síntesis. La síntesis se encuentra más cargada de verdad que los dos anteriores opuestos. La obra de Hegel se basa en la concepción idealista de una mente universal que, a través de la evolución, aspira a llegar al más alto límite de autoconciencia y de libertad. El filósofo alemán Karl Marx aplicaba el concepto de dialéctica a los procesos sociales y económicos. El llamado materialismo dialéctico de Marx, con frecuencia considerado como una revisión del sistema hegeliano. Este proponía una solución a un problema generalizado de extremos económicos por medio de tres conceptos:tesis, antítesis y síntesis. La primera era la fuente del problema en este caso la mala distribución del capital, dado que la mayor parte de este iba a las clases burguesas. La segunda proponía que los proletarios debían ser dueños de los medios de producción y un reparto equitativo del capital económico. Estas dos dieron como síntesis el comunismo. La dialéctica de Hegel [editar]El acto mismo del conocimiento es la introducción de la contradicción. El principio del tercero excluido, algo o es A o no es A, es la proposición que quiere rechazar la contradicción y al hacerlo incurre precisamente en contradicción: A debe ser +A ó -A, con lo cual ya queda introducido el tercer término, A que no es ni + ni - y por lo mismo es +A y -A. Una cosa es ella misma y no es ella, porque en realidad toda cosa cambia y se transforma ella misma en otra cosa. Esto significa la superación de la lógica formal y el establecimiento de la lógica dialéctica.
  • 4. Todas las cosas son contradictorias en sí mismas y ello es profundo y plenamente esencial. La identidad es la determinación de lo simple inmediato y estático, mientras que la contradicción es la raíz de todo movimiento y vitalidad, el principio de todo automovimiento y solamente aquello que encierra una contradicción se mueve. La imaginación corriente capta la identidad, la diferencia y la contradicción, pero no la transición de lo uno a lo otro, que es lo más importante, cómo lo uno se convierte en lo otro. Causa y efecto son momentos de la dependencia recíproca universal, de la conexión y concatenación recíproca de los acontecimientos, eslabones en la cadena del desarrollo de la materia y la sociedad: la misma cosa se presenta primero como causa y luego como efecto. Es necesario hacer conciencia de la intercausalidad, de las leyes de conexión universal objetiva, de la lucha y la unidad de los contrarios y de las transiciones y las transformaciones de la naturaleza y la sociedad. La totalidad, de todos los aspectos del fenómeno, de la realidad, de los fenómenos y de sus relaciones recíprocas, de eso está compuesta la verdad. La realidad es la unidad de la esencia y la existencia. La esencia no está detrás o más allá del fenómeno, sino que por lo mismo que la esencia existe, la esencia se concreta en el fenómeno. La existencia es la unidad inmediata del ser y la reflexión. Posibilidad y accidentalidad son momentos de la realidad puestos como formas que constituyen la exterioridad de lo real y por tanto son cuestión que afecta el contenido, porque en la realidad se reúne esta exterioridad con la interioridad en un movimiento único y se convierte en necesidad y así lo necesario es mediado por un cúmulo de circunstancias o condiciones. La cantidad se transforma en calidad y los cambios se interconectan y provocan los unos con los otros. Las matemáticas no han logrado justificar estas operaciones que se basan en la transición, porque la transición no es de naturaleza matemática o formal, sino dialéctica. Las determinaciones lógicas anteriormente expuestas, las determinaciones del ser y la esencia, no son meras determinaciones del pensamiento. La lógica del concepto se entiende ordinariamente como ciencia solamente formal, pero si las formas lógicas del concepto fueran recipientes muertos, pasivos, de representaciones y pensamientos, su conocimiento sería superfluo; pero en realidad son como formas del concepto, el espíritu vivo de lo real y por tanto se requiere indagar la verdad de estas formas y su conexión necesaria. El método del conocimiento no es una forma meramente exterior, sino que es alma y concepto del contenido. Por lo que se refiere a la naturaleza del concepto el análisis es lo primero, porque debe elevar la materia dada a la forma de abstracciones universales , las cuales luego mediante el método sintético son puestas como definiciones. El análisis resuelve el dato concreto, aísla sus diferencias y les da forma de universalidad o, deja lo concreto como fundamento y por medio de la abstracción de las particularidades que aparentan ser inesenciales, pone de relieve un universal concreto o la fuerza y la ley general. Esta universalidad también es determinada mediante la síntesis del concepto en sus formas, en definiciones.
  • 5. La actividad humana une lo subjetivo con lo objetivo. El fin subjetivo se vincula con la objetividad exterior a él, a través de un medio que es la unidad de ambos, esto es la actividad conforme al fin. Así, con sus herramientas el hombre posee poder sobre la naturaleza exterior, aunque en lo que respecta a sus fines se encuentra con frecuencia sometido a ella. Dialéctica Materialista [editar]La más simple e influyente formulación del materialismo dialéctico se halla en Engels, que creyó con ello no desviarse de Marx o, en todo caso, creyó completar a Marx. La formulación de Engels se ha incorporado al marxismo calificado de «ortodoxo», del cual hemos dado cuenta en Marxismo (II) y en Filosofía Soviética. Esto no quiere decir que sólo los marxistas «ortodoxos» sean materialistas dialécticos. Es posible sostener el materialismo dialéctico dentro de formas de marxismo «no ortodoxo» –cuando menos no ortodoxo respecto al marxismo ortodoxo aludido–. Ello puede ocurrir de varios modos, entre los cuales sobresalen dos: como un intento de suplementar y sistematizar el marxismo en forma distinta del conglomerado hoy tradicional «Marx-Engels-Lenin», o «marxismo-leninismo»; o bien como una posibilidad para el futuro, cuando se haya «absorbido» por completo la razón analítica y positiva que se supone caracteriza aún las ciencias y éstas puedan constituirse dialécticamente, o materialística-dialécticamente. Engels desarrolló el materialismo dialéctico en la obra "La transformación de las ciencias por el Sr. Dühring" (Herrn Dühring Umwälzung der Wissenschaften, 1878; publicada como una serie de artículos en Vorwärts, 1877), conocida con el nombre de Anti-Dühring, y también en una serie de [2148] manuscritos procedentes de 1873-1883 y publicados por vez primera en 1925 con el nombre Dialektik der Natur (hay posteriores ediciones, más fidedignas; trad. esp. con introducción por Manuel Sacristán). Aunque Engels se opuso al idealismo, incluyendo el idealismo de Hegel, encontró en este autor apoyo para una «filosofía de la Naturaleza» que descartara y superara el materialismo mecanicista, característico de gran parte de la física (mecánica) moderna y en particular de las interpretaciones filosóficas de la ciencia moderna que proliferaron en el siglo XIX por obra de Ludwig Büchner y otros autores. Este materialismo es, según Engels, superficial y no tiene en cuenta que los modelos mecánicos no se aplican a nuevos desarrollos científicos, tales como los habidos en química y en biología, y especialmente tal como se manifiestan en la teoría de la evolución de las especies. El materialismo «vulgar» mecanicista no tiene tampoco en cuenta el carácter práctico del conocimiento y el hecho de que las ciencias no son independientes de las condiciones sociales y de las posibilidades de revolucionar la sociedad. Mientras el materialismo mecanicista se apoya en la idea de que el mundo está compuesto de cosas y, en último término, de partículas materiales que se combinan entre sí de un modo «inerte», el materialismo dialéctico afirma que los fenómenos materiales son procesos. Hegel tuvo razón en insistir en el carácter global y dialéctico de los cambios en los procesos naturales, pero erró en hacer de estos cambios manifestaciones del «Espíritu». Hay que «invertir» la idea hegeliana y colocar en la base la materia en cuanto que se desarrolla dialécticamente. La dialéctica de la Naturaleza procede según las tres grandes leyes dialécticas: ley del paso de la cantidad a la cualidad, ley de la interpenetración de los contrarios (u opuestos) y ley de la negación de la negación. Negar que hay contradicciones en la Naturaleza es, según Engels,
  • 6. mantener una posición metafísica; lo cierto es que el movimiento mismo está lleno de contradicciones. Son contradicciones «objetivas» y no «subjetivas». Sin la constante lucha de los opuestos no pueden explicarse los cambios. El carácter de lucha y oposición de contrarios es, según Engels, universal. Se manifiesta no sólo en la sociedad y en la Naturaleza, sino también en la matemática. La negación de la negación se manifiesta en que de un germen procede una planta que florece y muere, produciendo otro germen que vuelve a florecer. También se manifiesta en que la negación de una cantidad negativa da una positiva. El materialismo dialéctico no es, según Engels, contrario a los resultados de las ciencias; por el contrario, explica, justifica y sintetiza estos resultados. A despecho del ejemplo citado en la matemática se ha preguntado a menudo hasta qué punto las ciencias formales, y específicamente la lógica, son dialécticas y están sometidas a las leyes enunciadas por el materialismo dialéctico. Engels se expresó al respecto de un modo un tanto ambivalente, pues mientras las leyes de referencia tienen, a su entender, un alcance verdaderamente universal, por otro lado las leyes dialécticas mismas constituyen un elemento invariable. Puesto que la lógica misma es dialéctica, parece que no cabe preguntar si la propia lógica dialéctica es o no dialéctica; no parece que se pueda negar la lógica dialéctica por otra lógica no dialéctica. Por otro lado, la negación de la negación de esta lógica dialéctica daría una lógica dialéctica supuestamente «superior». Son muchas las discusiones sobre la autonomía o heteronomía de la lógica formal dentro del materialismo dialéctico. Muchos autores después de Engels han seguido a este autor en el camino del materialismo dialéctico, si bien han modificado éste de varios modos. Tal sucede con Lenin, con quien se inicia una tradición de materialismo dialéctico llamada «marxista- leninista». Para él la dialéctica es la doctrina del desarrollo en su forma más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo. Lenin insistió inicialmente menos que Engels en la noción de «materia» como realidad sometida a cambios de acuerdo con un proceso dialéctico, porque le interesaba defender el realismo materialista contra el idealismo y el fenomenismo de los que seguían a autores como Mach y Avenarius. En Materialismo y empiriocriticismo, de 1909, Lenin equiparó la realidad material con la realidad del mundo real «externo», reflejado por la conciencia, la cual «copia» este mundo mediante las percepciones. Éstas no son símbolos o cifras, sino reflejos de «la realidad (material) misma». Esto no quiere decir que las percepciones, o las sensaciones, describan el mundo real físico tal como éste es. El verdadero conocimiento de este mundo es el conocimiento científico, pero la percepción no es incompatible con este conocimiento. El materialismo dialéctico y la epistemología «realista» y «científica» que lo acompaña es, según Lenin, la doctrina que debe adoptarse para luchar en favor del comunismo. Esto parece convertir el materialismo dialéctico en una ideología cuya verdad depende de la situación histórica. El materialismo dialéctico es, en suma, «partidista». Sin embargo, este partidismo no puede equipararse al de las ideologías no proletarias y no revolucionarias; si es una ideología, es una que contribuye a traer al mundo la «teoría verdadera», que es la que corresponde a la sociedad sin clases. En las discusiones entre los materialistas dialécticos ha surgido con frecuencia el problema de si, y hasta qué punto, hay que destacar el aspecto materialista o el
  • 7. dialéctico. En escritos posteriores al citado antes, y especialmente en los Cuadernos filosóficos (1915), Lenin subrayó considerablemente el aspecto dialéctico y, con ello, lo que interpretó como el verdadero método hegeliano, pero ello no equivale aún a dejar de lado el materialismo, sin el cual se desembocaría en un idealismo: "La dialéctica como conocimiento vivo, multilateral (con el número de aspectos siempre en aumento), de innumerables matices en el modo de abordar, de aproximarse a la realidad (con un sistema filosófico qué, de cada matiz, se desarrolla en un todo): he aquí el contenido inconmensurablemente rico, en comparación con el materialismo 'metafísico', cuya desgracia principal es la de no ser capaz de aplicar la dialéctica a la 'Teoría de Reflejo', al proceso y desarrollo del conocimiento." Así, mientras la dialéctica en el materialismo dialéctico pone de relieve aspectos «idealistas» y «hegelianos», el materialismo en la misma doctrina pone de relieve, o puede terminar por poner excesivamente de relieve, aspectos puramente «mecanicistas» o «superficiales». El equilibrio entre dialéctica y materialismo en el materialismo dialéctico es por ello uno de los desiderata de muchos de los autores adheridos a esta tendencia. En ocasiones se ha procurado resolver el conflicto entre los dos componentes del materialismo dialéctico acentuándose los aspectos «prácticos». Así sucede, por ejemplo, con el maoísmo y con varías tendencias políticas más interesadas en la realización de un programa que en discutir las bases filosóficas subyacentes en el mismo. Mao escribió en 1937 el ensayo Sobre la Contradicción, que además de partir de la universalidad de la contradicción y las particularidades de cada contradicción, se centra en determinar la contradicción principal y el aspecto principal de una contradicción, así como el antagonismo, la lucha y la identidad de contrarios, de manera que los militantes revolucionarios tuvieran un manual de lógica para la solución de los problemas políticos concretos. La Crítica de Sartre [editar]La Crítica de la razón dialéctica, del filósofo francés Jean- Paul Sartre, fue publicada en 1960 con el título original de Critique de la raison dialectique (précédé de Questions de méthode). En ella, Sartre se preguntaba cómo constituir una antropología estructural e histórica, que no sacrifique la concreción del objeto estudiado en un sistema fijo de conceptos. Subrayaba entonces que sólo la antropología marxista puede servir para tal propósito, pero con la condición de que ésta se fundamente en la comprensión de lo humano que supone el existencialismo, la dialéctica fenomenológica del Ser y la Nada. No obstante, si el materialismo histórico de Karl Marx es cierto, entonces la historia es dialéctica, una totalización: ¿pero hay una razón dialéctica? ¿O bien la racionalidad positivista de las ciencias es suficiente para estudiar al hombre y a la existencia humana? Estas son las preguntas fundamentales planteadas por Sartre en Crítica de la razón dialéctica. Aunque el "ejercicio dialéctico" entendido a la manera clásica, como aquello que pertenece a un debate o controversia, no fue el objeto de su estudio, Sartre fue ante todo un polemista y un defensor de la importancia de la confrontación de opiniones como condición del conocimiento y de las transformaciones conscientes de la vida y la sociedad. Bibliografía [editar]Parménides, Platón
  • 8. Teeteto, Platón Gorgias, Platón Tópicos, Aristóteles Crítica de la razón pura, Kant Ciencia de la Lógica, G.W.F. Hegel Crítica de la razón dialéctica, Jean-Paul Sartre Tratado de la argumentación, Chaïm Perelman y L. Olbrechts-Tyteca A Systematic Theory of Argumentation, Frans Eemeren y Rob Grootendorst The New Dialectic, Douglas Walton Véase también [editar]Lógica ¿Qué es la dialéctica? En Platón y entre los estoicos, así también en la filosofía medieval, el concepto dialéctica se refería indistintamente a 'toda lógica'. En el caso particular de Aristóteles consideraba dialéctica a aquellos silogismos que partiendo de premisas no ciertas son simplemente probables (lógica de lo probable). Para Kant, será la dialéctica la lógica de la apariencia y su objeto son las tres iIdeas de: alma, mundo y Dios, sobre las cuales la mente no puede sino construir paralogismos y antinomias. En todos estos casos, la dialéctica es una lógica basada en la 'identidad' y la 'inclusión' de conceptos. Aún no en la 'oposición' o contradicción, operación que se introduce a partir de la dialéctica hegeliana. En cuando a la dialécitca como ontologia (tal como aparece en hegel), los antecedentes son Heráclito, Proclo, Böhme y Fitche. |dialectica| |hegel| |marx| |marxismo| |platon| |aristoteles| |kant| |heraclito| ¿Qué es la dialéctica? Anterior: ¿Qué es la dialéctica? La dialéctica en Hegel: ontología y método ← UD. ESTÁ AQUÍ Dialéctica Ciencia que trata de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento humano. Una larga historia ha precedido a la concepción científica: de la dialéctica, y el concepto mismo de dialéctica ha surgido durante la reelaboración y hasta la superación del sentido inicial del término. Ya la filosofía grecorromana subrayó con gran fuerza el carácter variable de todo lo existente, concibió la vida del mundo como un proceso, elucidó el papel que en este proceso desempeña la transformación de toda propiedad en su contraria (Heráclito, en parte los materialistas de Mileto, los pitagóricos). A tales investigaciones no se aplicaba todavía el término «dialéctica». Al principio, con este término (dialektikh1 técnh –«arte de la dialéctica») se designaba el arte del diálogo y de la discusión: 1) la capacidad de sostener una discusión por medio de preguntas y respuestas; 2) el arte de clasificar los conceptos, de
  • 9. dividir las cosas en géneros y especies. Aristóteles, que no comprendió la dialéctica de Heráclito, consideraba que el inventor de la dialéctica fue Zenón de Elea, quien sometió a análisis las contradicciones que surgen cuando se intenta comprender el concepto de movimiento y de multiplicidad. El propio Aristóteles distingue la «dialéctica» como ciencia de los argumentos probables, de la «analítica», ciencia de la demostración. Platón, siguiendo a los eleatas (Escuela eleática) define el ser verdadero como idéntico e invariable, mas en los diálogos «El Sofista» y «Parménides» fundamenta las conclusiones dialécticas en el sentido de que los géneros superiores de lo que es sólo pueden concebirse de modo que cada uno de ellos sea y no sea, resulte igual a sí mismo y no igual, sea idéntico a sí y se transforme en su «otro». Por esto el ser incluye en sí contradicciones: es uno y múltiple, eterno y transitorio, invariable y variable, reposa y se mueve. La contradicción es la condición necesaria para incitar el alma a la cogitación. El arte de hacerlo es, según Platón, el arte de la dialéctica. Siguieron desarrollando la dialéctica los neoplatónicos (Plotino, Proclo). En la escolástica, la filosofía de la sociedad feudal, se empezó a dar el nombre de dialéctica a la lógica formal que fue contrapuesta a la retórica. En los estadios iniciales del desarrollo de la sociedad capitalista, formulan ideas dialécticas acerca de la «coincidencia de contrarios», Nicolás de Cusa y Bruno. En [119] la Época Moderna, a pesar del predominio de la metafísica, Descartes y Spinoza ofrecen ejemplos de pensamiento dialéctico; el primero, en su cosmogonía; el segundo, en la teoría sobre la substancia como causa de sí misma. En el siglo XVIII, descuellan en Francia, por la riqueza de sus ideas dialécticas, Rousseau y Diderot. El primero investiga las contradicciones como condición del desarrollo histórico; el segundo, además, estudia las contradicciones en la conciencia social de su tiempo («El sobrino de Rameau»). Constituye una etapa importantísima en el desarrollo de la dialéctica antes de Marx, el idealismo clásico alemán, el cual, a diferencia del materialismo metafísico, veía en la realidad no sólo el objeto del conocimiento, sino que además la consideraba como objeto de actividad. Por otra parte, el desconocimiento de la base verdadera, material, de la cognición y de la actividad del sujeto, llevó a los idealistas a tener una concepción limitada y de la dialéctica. El primero en una brecha en la metafísica fue Kant, quien señaló el valor de las fuerzas contrarias en los procesos físicos y cosmogónica, introdujo –por primera vez después de Descartes– la idea desarrollo en el conocimiento de la naturaleza. En epistemología, Kant desarrolla las ideas dialécticas en la teoría de las «antinomias». No obstante, la diléctica de la razón, según Kant, es ilusoria y se elimina tan pronto como el pensamiento vuelve a sus límites circunscriptos al conocimiento de los fenórnenos y nada más. Más tarde, en epistemología (en «Teoría de la ciencia»), Fichte expuso el método «antitético» para la investigación de las categorías, método que contiene importantes ideas dialécticas. Siguiendo a Kant, Schelling amplía la concepción dialéctica de los procesos de la naturaleza. En la cima de la dialéctica anterior a Marx, se encuentra la de Hegel. Independientemente de su falsa concepción, en Hegel «por vez primera se concibe todo el mundo de la naturaleza, de la historia y del espíritu como un proceso, es decir, en constante movimiento, cambio, transforación y desarrollo, intentando además poner de relieve la conexión interná de este movimiento y desarrollo». (F. Engels, Anti-Dühring, pág. 23 - Ibíd., E.P.U., 1961, págs. 33-34). A diferencia e las determinaciones abstractas del entendimiento, la dialéctica, según Hegel es el paso de una determinación a otra en el cual se pone de manifiesto que tales determinaciones son unilaterales y limitadas, es decir, contienen la negación de sí mismas. Por este motivo la dialéctica, según Hegel, es «el alma motriz de todo despliegue científico del pensar y constituye el único principio que introduce en el contenido de la ciencia una conexión inmanente y la necesidad». El resultado de la dialéctica de Hegel rebasó en mucho el significado que él mismo le había asignado. En la doctrina hegeliana sobre la necesidad con que todo se transforma en su negación, se hallaba contenido el principio que revoluciona la vida y el pensamiento, por lo que los pensadores avanzados veían en la dialéctica de Hegel «el álgebra de la revolución» (Herzen). La concepción verdaderamente científica de la dialéctica fue creada sólo por Marx y Engels. Después de desechar el contenido idealista de la filosofía de Hegel, Marx y Engels estructuraron la dialéctica sobre la base de la concepción materialista del proceso histórico y del desarrollo del conocimiento, generalizando los procesos reales que ocurren en la naturaleza, en la sociedad y en el pensar. En la dialéctica científica, se combinan orgánicamente las leyes del desarrollo tanto, del ser como del conocer, dado que tales leyes, por su contenido, son idénticas, y sólo se diferencian por la forma. De ahí que la dialéctica materialista sea no sóló una doctrina «ontológica», sino, además, gnoseológica, una lógica que examina el pensamiento y la cognición tanto en su devenir como en su desarrollo, pues las cosas y fenómenos son lo que devienen en el proceso de su desarrollo, y en ellos está contenido, como tendencia, su futuro, es, decir, aquello que devendrán. En este sentido, la
  • 10. dialéctica materialista ve también la teoría del conocimiento como generalización de la historia del conocimiento, y, cada concepto, cada categoría, a pesar de su carácter de máxima géneralidad, llevan la impronta de la historicidad. La categoría principal de la dialéctica materialista es la contradicción. En la teoría de las contradicciones, la diáléctica materialista descubre la fuerza motriz y la fuente de todo desarrollo; en ésta categoría se encuentra la clave de todos los demás principios y categorías del desarrollo dialéctico: el desarrollo por medio de la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos, la interrupcion de la gradualidad, los saltos, la negación del momento inicial del desarrollo y la negación de esta misma negación; la repetición, sobre [120] una base superior, de ciertas facetas y rasgos del estado inicial. Precisamente, es esta manera de concebir el desarrollo lo que distingue la dialéctica de todo género de concepciones evolucionistas vulgares, tan características de las teorías contemporáneas burguesas y reformistas. La dialéctica materialista constituye un método filosófico para investigar la naturaleza y la sociedad. Sólo con un criterio dialéctico es posible comprender el camino complejo y lleno de contradicciones por el que se va formando la verdad objetiva, la conexión de los elementos de lo absoluto y de lo relativo en cada escalón del avance de la ciencia, los pasos de unas formas de generalización a otras formas, más profundas. La esencia revolucionaria de la dialéctica materialista, inconciliable con todo estancamiento e inmovilidad, hace de la propia dialéctica un instrumento de la transformación práctica de la sociedad, una ayuda para tomar objetivamente en consideración las necesidades históricas del desenvolvimiento social, la falta de conformidad de las viejas formas respecto al nuevo contenido, la necesidad de pasar a formas superiores que faciliten el progreso de la humanidad. La estrategia y táctica de la lucha por el comunismo se elaboran en plena correspondencia con la concepción materialista dialéctica del mundo (Lógica dialéctica). «Dialéctica de la Naturaleza» Obra de Engels, publicacla por primera vez en la U.R.S.S. (1925). Se compone de una serie de escritos (1873-86) sobre los problemas más importantes, de la dialéctica de la naturaleza. Engels consideraba que la filosofía del materialismo dialéctico debía basarse en el conocimiento de las ciencias naturales en todos sus aspectos, y que estas ciencias, a su vez, sólo pueden desarrollarse fecundamente sobre la base del materialismo dialéctico. En la «Dialéctica de la naturaleza» se halla una profunda investigación filosófica de la historia y de los problemas capitales de la ciencia natural. Una crítica del materialismo mecanicista, del método metafísico, así como de las concepciones idealistas en la ciencia natural. Muy versado en la ciencia de su época. Engels mostró cómo la concepción metafísica de la naturaleza se quiebra interiormente debido al propio avance de la ciencia y ha de ceder su puesto al método dialéctico: señaló, asimismo, cómo los naturalistas se ven obligados cada día más a pasar del pensamiento metafísico al dialéctico, lo cual se refleja muy fecundamente en la misma ciencia natural. Engels expuso, dándole un amplio y sólido fundamento, la teoría materialista dialéctica sobre las formas del movimiento de la materia; en consonancia con esta teoría, investigó los principios relativos a la clasificación de las ciencias naturales, estableció su clasificación concreta, a la que se atuvo al estructurar su trabajo. Engels sometió a una circunstanciada investigación filosófica las leyes fundamentales de la ciencia natural y puso de manifiesto el carácter dialéctico de dichas leyes. Así mostró el auténtico sentido de la ley de la conservación y transformación de la energía, a la que denominó ley absoluta de la naturaleza. Examinó también el llamado segundo principio de la termodinámica e hizó ver la falsedad de la conclusión según la cual el universo se encamina hacia su muerte térmica («Muerte térmica» del universo). Luego, analizó Engels con gran profundidad la teoría de Darwin sobr el el origen de las especies y demostró que el contenido principal de la misma –la teoría del desarrollo- concuerda por completo con la dialéctica materialista. Al mismo tiempo, descubrió en la teoría darviniana ciertas lagunas e insuficiencias. Dedicó mucha atención al estudio del papel del trabajo en la formación y desarrollo del hombre. Demostró, asimismo, que los conceptos y operaciones matemáticos son un reflejo de las relaciones que se dan entre cosas y procesos en la naturaleza misma, donde aquellos tienen sus prototipos reales; señalo que la introducción de la magnitud variable en la matemática superior significa que entra en ésta la dialéctica. Engels investigó la relación entre casualidad y necesidad. Con admirable maestría dialéctica puso de relieve el error tanto de la posición mecanicista como de la idealista en el enfoque de
  • 11. este complejo problema y le dio una solución, marxista; puso de manifiesto, tomando como ejemplo la teoría darviniana, que la propia ciencia natural confirma y concreta las tesis de la dialéctica. Claro está que algunas cuestiones particulares que se relacionan con problemas especiales de la ciencia natural y que fueron tratados por Engels en su «Dialéctica de la naturaleza» han envejecido, y no podían dejar de envejecer, dado el enorme progreso de la ciencia; pero la manera materialista dialéctica de proceder análisis de las cuestiones científicas y generalizarlas filosóficamente, e por entero su actualidad en ni días. Muchas de las tesis de la obra [121] se han anticipado en decenios al desarrollo de la ciencia natural. El libro constituye un modelo de cómo han de enfocarse díalécticamente los complicados problemas de dicha ciencia. Engels no había preparado para la imprenta su «Dialéctica de la naturaleza», que consta de artículos independientes, notas y fragmentos, hecho que se ha de tener en cuenta al proceder al estudio de la La dialéctica en Marx: inversión a la dialéctica hegeliana Mi método dialéctico no sólo es fundamentalemtne distinto al método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, la antítesis de él. Para Hegel, el proceso de pensamiento, al que el conviene incluso, bajo el nombre de Idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real; y lo real constituye únicamente la forma externa en que la idea toma cuerpo. En cambio, para m í lo ideal no es más que lo material transferido y traducido en el cerebro de los hombres (...) El hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación no obsta para que haya sido él quien primero supiera exponer de un modo amplio y consciente sus formas generales de movimiento. Lo que ocurre es que en la dialéctica aparece en él invertida, puesa de cabeza. No hay más que darle la vuelta, mejor dicho, ponerla de pie y en seguida se descubre bajo la corteza mística la semilla racional. La dialéctica mistificada llegó a ponerse de moda en Alemania porque parecía transfigurar lo existente. Pero en su forma racional provoca la cólera de la burguesía (...) ya que en la comprensión y explicación positiva de lo existente incluye la inteligencia de su negación y muerte forzosa: al ser esencialmente crítica y revolucionaria, capta las formas actuales en pleno movimiento sin omitir su caracter perecedero" Marx, El capital |dialectica| |hegel| |marx| |marxismo| La dialéctica en Marx: inversión a la dialéctica hegeliana Anterior: La dialéctica en Marx: inversión a Siguiente: La teoría critica y el razonamiento diálectico ← la dialéctica hegeliana UD. ESTÁ AQUÍ → La dialéctica en Hegel: ontología y método Buscador especializado en Filosofía Search La dialéctica en Hegel: ontología y método La dialéctica como ontología, implica una concepción de la realidad en proceso circular de tres momentos cuyo motor es la contradicción. El ser infinito es pues, una totalidad ya que nada está aislado y todo está en relación. Pero se trata de una relación de oposición y no de indentidad. Los tres momentos de proceso dialéctico son: Primer momento: Tesis. Posición. Inmediatez. Indeterminación. Estar en sí. (an sich)
  • 12. Segundo momento: Antítesis. Negación o contradicción. Mediación. (Vermittlung). Determinación. Ser para sí (f[ur sich) es decir, objetivación. Podría añadirse alienación. Tercer momento: Síntesis. Negación de la negación y superación (aufhebung) La dialéctica como método, consiste en descubrir y seguir racionalmente en movientio de la Idea, de modo que la razón y la realidad expresen su verdadera coincidencia. Hegel, en efecto, propone una nueva lógica diferente a la forma aristotélica que está basada en el principio de identidad. |dialectica| |hegel| |marx| |vermittlung| |aufhebung| La dialéctica en Hegel: ontología y método Anterior: La dialéctica en Hegel: Siguiente: La dialéctica en Marx: inversión a la dialéctica hegeliana ← ontología y método UD. ESTÁ AQUÍ → ¿Qué es la dialéctica? Dialéctica Término que deriva del verbo griego dialogizomai, que significa discutir, dialogar, razonar juntos. La palabra se usó al principio como adjetivo en expresiones como "arte dialéctico" o "poder dialéctico". La dialéctica en Platón Al decir que la dialéctica fue inventada por Zenón de Elea, Aristóteles se estaba refiriendo presumiblemente a las palabras de Zenón, que refutó algunas hipótesis de sus oponentes extrayendo consecuencias inaceptables de ellas. Pero primero fue aplicada de una manera general por Sócrates, quien, según es presentado en los primeros diálogos de Platón, practicaba constantemente la técnica de refutar el enunciado de un oponente haciendo que, en el curso del interrogatorio, tuviera que aceptar como consecuencia última del suyo un enunciado contradictorio o contrario a su primera postura. La dialéctica es para Platón la actitud propia del verdadero filósofo, de aquel que trata de llegar a la verdad por medio del diálogo (tal y como hacía Sócrates), en contraposición a la erística, técnica orientada a hacer triunfar una tesis independientemente de su verdad. La dialéctica era para Platón el método filosófico supremo, el modo de las ciencias, y había de ser el estadio final de la educación formal del rey-filósofo. El diálogo permite contraponer argumentaciones aparentemente opuestas y frecuentemente complementarias, para posibilitar un ascenso a la verdad mediante la explicación de tales argumentaciones. En algunos de sus diálogos, Platón identifica la dialéctica con la filosofía misma, y la considera constituida por dos movimientos lógicos inversos: el primero de ellos es la composición o unificación, que consiste en captar la esencia inmutable (en Platón, idea) de las cosas mediante una elevación progresiva desde los objetos de experiencia sensible hasta los conceptos más generales; es decir, lo que comúnmente llamamos abstracción o universalización a partir de lo particular. El segundo es la división (o particularización), mediante el cual se llega a lo particular siguiendo las diferencias internas de los distintos géneros; por ejemplo, de "animal" pasamos a "animal bípedo", y de aquí a "animal bípedo sin plumas", que constituye una posible definición de hombre y, por lo tanto, una particularización de éste en el marco de "lo animal" en
  • 13. general. En sus diálogos tardíos (Parménides, Sofista), Platón presenta a la dialéctica como la ciencia que sabe distinguir qué ideas están relacionadas entre sí y cuáles no lo están; en estos diálogos tiene especial relevancia el posible acercamiento entre el ser y el no- ser, posibilidad que había sido rechazada radicalmente por toda la metafísica eleática: toda idea es idéntica a ella misma y, a la vez, diferente del resto de las ideas; toda idea, entonces, participa tanto de la identidad (con ella misma) como de la diferencia (con el resto de las ideas), y en ese sentido es y no es a la vez. El no ser se convierte así en un concepto meramente relativo, que se resuelve al indicar la alteridad de una cosa mediante la confrontación con aquello de lo que difiere; de lo contrario, dice Platón, cualquier tipo de discurso sería imposible, al no poderse admitir ninguna proposición (atribución de un predicado a un sujeto), salvo las tautologías. La dialéctica en Aristóteles La concepción que Aristóteles tiene de la dialéctica difiere en algunos puntos de la anteriormente expuesta. El estagirita considera esta disciplina como una sección particular de la lógica expuesta en sus Tópicos; concretamente, se trata de aquella ciencia que se ocupa del estudio de los razonamientos que son sólo "probables" y que pueden reconstruirse según los esquemas silogísticos. A diferencia del silogismo demostrativo (aquel que da lugar al saber científico por partir de premisas cuya verdad es evidente o universalmente aceptada), el silogismo dialéctico parte de premisas cuya verdad no ha sido comprobada o aceptada previamente, y que son sólo posibles, es decir, admitidas con relativa amplitud. Este tipo de silogismo encuentra su uso típico en la discusión y la controversia (razonamiento crítico), pero no en el razonamiento demostrativo. Los estoicos identificaron completamente la dialéctica con la lógica, pero el sentido aristotélico de este término se recuperó con el auge del escolasticismo y prevaleció en el Renacimiento, época en la que fue frecuentemente identificada con la retórica o con la invención lógica. La dialéctica en Kant "La dialéctica trascendental" es el título de la sección de la Crítica de la razón pura dedicada a la crítica de las tres ideas metafísicas de la razón, a saber, la de alma, la de mundo y la de Dios. Las tres designan totalidades que se encuentran más allá de los fenómenos accesibles a la experiencia humana, por lo que Kant refuta su pretensión de validez teorética y los considera distintos tipos de sofismas; por ello, define la dialéctica de la razón como un tipo de "sofística", aunque de algún modo connatural a la naturaleza humana e inevitable para nuestra mente: son engaños no deliberados en los que la razón cae espontáneamente dada su tendencia a sobrepasar los límites de las capacidades cognoscitivas propias del hombre. La crítica de la idea de mundo, entendido como totalidad absoluta de los fenómenos físicos, es especialmente relevante en la noción kantiana de dialéctica: la razón, a la hora de analizar esta idea, se topa con antinomias, esto es, contradicciones entre dos proposiciones (tesis y antítesis) igualmente demostrables respecto a varias características del mundo. Para Kant, la tarea de la filosofía crítica es resolver tales antinomias, lo cual puede hacerse de tres formas posibles: mostrando que son ilusorias o meramente aparentes, mostrando que tanto la tesis como la antítesis son falsas o, finalmente, mostrando que ambas son verdaderas, aunque desde distintos puntos de
  • 14. vista. La dialéctica en Hegel El esquema opositivo kantiano de tesis y antítesis será desarrollado por Hegel, aunque con una notable diferencia: para él, la dialéctica es constitutiva de la razón humana porque ésta reproduce en el pensamiento las oposiciones que se dan en la realidad objetivamente; por lo tanto, la dialéctica no se basa en ilusiones o falacias, sino en la realidad misma. El no reconocer esas oposiciones que se encuentran en la realidad es una actitud típica del intelectualismo, guiado por una lógica de la identidad que tiende al estatismo. La tarea de la razón es, para Hegel, doble: por una parte, la razón se enfrenta con la tarea negativa de desbaratar dicho estatismo conceptual; por otra, se topa con la tarea positiva de mostrar la unidad de los opuestos o contrarios, es decir, hacer patente cómo uno no puede darse sin el otro y cómo juntos constituyen, en su momento, un determinado concepto o ente. Es posible encontrar reminiscencias de los diálogos tardíos de Platón en la afirmación hegeliana de que ninguna cosa es solamente ser; cualquier cosa es también negatividad, al estar íntimamente constituida por la relación con las otras cosas que ella no es. Si algo fuese únicamente ser, no sería nada determinado y se convertiría en una especie de divinidad impensable por estar privada de cualidades. Lo "positivo" tiene en sí mismo lo "negativo" correspondiente; los entes no son meramente distintos entre sí, ya que cada uno es definido por su no ser el otro y, al mismo tiempo, es lo que es sólo en conexión con el otro: el bien es bien respecto del mal, la vida se define en la tensión continua con aquello que la amenaza, es decir, con la muerte, etc. Cuando hablamos de este tipo de tensiones u oposiciones, hablamos de oposiciones dialécticas. Con Hegel, la dialéctica vuelve a identificarse plenamente con la filosofía, pero se establece una diferencia fundamental con Platón: en éste, la dialéctica requeriría el sacrificio del principio de no contradicción para poder pensar realmente la unidad de los opuestos. Para Hegel, sin embargo, la contradicción ya no es un ocasional error de razonamiento, sino una estructura objetiva frente a la cual la razón no tiene por qué retroceder. Esto último no debe hacernos pensar que cualquier absurdo es admisible; las contradicciones reconocidas por Hegel son sólo aquellas que se definen mediante los diversos pares de opuestos analizados en su forma pura en la Ciencia de la lógica, que posteriormente se llenarán de contenido con el tránsito a la objetividad, en el mundo de la naturaleza y en el del espíritu. Consecuentemente, la resolución de estas contradicciones, o lo que Hegel llama superación de las mismas, no significa su desaparición, sino que indica el momento de la síntesis de las múltiples determinaciones de los opuestos y la constitución de lo concreto (el concepto o realidad) mediante la unidad de los contrarios. La contradicción tiene en Hegel, por lo tanto, una función dinámica y constructiva; de este pensador deriva la noción de contradicción para indicar tensiones, conflictos y antagonismos, difundida incluso en el lenguaje común. A partir de Hegel, se habla de dialéctica para denotar una actitud de pensamiento contrario al atomismo y al mecanicismo, guiado por nociones como las de totalidad, acción recíproca, desarrollo, etc. También se utiliza el término, tal y como hizo el propio Hegel, para denotar determinadas posiciones filosóficas del pasado: la filosofía de Heráclito, algunos aspectos de la metafísica aristotélica, el pensamiento de Nicolás de Cusa y el de Fichte. La dialéctica en Marx
  • 15. La influencia de Hegel sobre Marx se pone de manifiesto en toda la obra de este último; él mismo reconocía que Hegel había sido el primero en exponer con amplitud las formas generales del movimiento de la dialéctica, pero afirma que "es necesario darle vuelta, para descubrir así el núcleo racional que se oculta bajo la envoltura mística". El método dialéctico de Marx, según expone en El capital, no sólo difiere en sus fundamentos del de Hegel, "sino que es su antítesis directa. Para Hegel el proceso del pensar, (...) es el demiurgo de lo real (...). Para mí, a la inversa, lo ideal no es sino lo material traspuesto y traducido en la mente humana". Esto no ha sido obstáculo para que Marx utilizara como herramienta conceptual la dialéctica hegeliana en varios de sus análisis, pero la superación de Hegel, entendida como síntesis de los contrarios, no cabe en el discurso marxiano. Marx imprime a su pensamiento una dirección práctico- revolucionaria que se refleja en el núcleo de la dialéctica; el movimiento dialéctico no conduce a la recuperación o restauración de una supuesta unidad perdida, sino, en primer lugar, a subrayar el momento de lo negativo como destrucción (la conciliación entre los términos de la contradicción -capital y trabajo- es imposible) y, en segundo lugar, a la construcción o producción de una nueva sociedad en donde sea posible la emancipación social. Esta dialéctica fue posteriormente elaborada y sistematizada por Engels, para ser rechazada posteriormente por el revisionismo de la II Internacional. La dialéctica en el pensamiento contemporáneo Actualmente, la dialéctica tiene cabida en posiciones empiristas o positivistas, acusadas frecuentemente de cientificismo o chato objetivismo; por ejemplo, la escuela de Frankfurt o el último Sartre. La epistemología anglosajona contemporánea refuta las bases lógicas y la pretendida utilidad hermenéutica de la dialéctica, mientras que la otra vertiente crítica fundamental, representada por el existencialismo, reanuda la polémica contra el racionalismo y el optimismo que caracterizaba a la dialéctica hegeliana, polémica que Kierkegaard ya había emprendido en su momento.