1. El frío y la preservación de los alimentos Proyecto escolar
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9. Una vez descongelado, no volver a congelar Durante el descongelado se presentan condiciones aptas para la proliferación de microorganismos. El congelado “no industrial” no es tan efectivo. No hay garantías sobre las condiciones iniciales del producto. Se recomienda descongelar sólo lo que se va a consumir. El descongelado es lento “por naturaleza” y mientras se descongela el centro del alimento, las condiciones en su periferia pueden ser aptas para el desarrollo bacteriano.
10. Mantener la cadena de frío Ni la refrigeración ni la congelación aseguran la destrucción de microorganismos. Por lo tanto, cuanto menor sea la carga bacteriana de partida, mejor será la calidad del producto. Igualmente, se debe ser escrupuloso en mantener la cadena de frío para la mejor preservación de los alimentos.
Notas del editor
El hombre ha hecho uso del frío para preservar sus alimentos desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, esta posibilidad estaba limitada a las poblaciones en altas latitudes, en territorios elevados o en sitios con inviernos rigurosos. La generación de frío por medios mecánicos data de la segunda mitad del siglo XIX. La disponibilidad de equipos de generación de frío doméstico (heladeras y freezers) data de mediados del siglo XX. En general, el frío permite mantener por cierto tiempo las características propias del alimento fresco y por este motivo su empleo se ha generalizado en las poblaciones con cierto grado de desarrollo económico. El propósito de la presente charla es presentar algunas consideraciones con respecto al efecto del frío sobre los alimentos y, fundamentalmente, a llamar la atención sobre las limitaciones y los riesgos asociados a un mal manejo del frío en la preservación de los alimentos.