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Educación sexual ¿en la escuela o en el hogar? 
Introducción 
Consideramos que el tema anteriormente mencionado tiene un impacto a gran escala en 
la sociedad en la que nos desenvolvemos. El tópico resulta tremendamente polémico. La 
problemática en cuestión se podría describir de la siguiente manera: Sí se ha brindado 
una amplia gama de información con respecto a la educación sexual; enfermedades de 
transmisión sexual (ETS), métodos anticonceptivos, por citar algunos ejemplos, ¿por qué 
la tasa de embarazos continúa en aumento?, ¿cuál es la razón por la cual los hospitales 
albergan a un alto número de pacientes portadores de una ETS o una cantidad mayor 
de abortos clandestinos? Nuestro objetivo primordial es hallar la respuesta a las 
interrogantes previamente planteadas, entre muchas otras. 
Existen posturas, o respuestas mencionadas. Por un lado, algunos expertos establecen 
que la educación sexual debe impartirse a una edad más temprana, puesto que el previo 
conocimiento de la situación prevendrá los desastres que hoy se enfrentan, otros dicen 
que la preparación no es clara, precisa, suficiente o resulta de mala calidad, el supuesto 
que ellos proponen es que la edad adecuada para recibir una cierta información de 
educación sexual es a los 16 años. El Instituto de Educación Sexual en Chile hace 
referencia que la educación no sólo debe impartirse a los adolescentes, sino preparar 
adecuadamente a los estudiantes. 
La estrategia que abordaremos durante la investigación es la siguiente: 
1. Ordenar los conocimientos ya adquiridos, establecer qué es lo que se conoce del 
tema y verificar la veracidad de dicha información. 
2. Complementar datos con información adquirida en una investigación. Acudir a 
fuentes de información que posean calidad, eficacia, veracidad y cuantidad. P/E: 
Revistas especializadas en el tema, libros de texto, opiniones o testimonios de 
profesionales en el tema y páginas de internet. 
3. Recopilar y sintetizar información adquirida.
Por lo anterior, la importancia dada en el tema de sexualidad a los niños y/o adolescentes 
es desde el momento de su nacimiento hasta el momento de su ingreso a la escuela, sin 
embargo la escuela no debe sorprenderse del tipo de educación que el niño lleva consigo 
pero si puede mejorarla o modificarla para un mejor bienestar. Asegura “Cecilia Cardinal 
de Martín” que un sistema o programa integrado en la escuela en donde exista 
participación de los padres es un buen avance para la educación, algunas de las 
expectativas que ella da a conocer para el programa son las siguientes las cuales pueden 
ser utilizadas para ser objetivos: 
Padres de familia: 
-Cómo verbalizar sus conocimientos y actitudes respecto al sexo para transmitirlos a sus 
hijos. 
-Un mejor comportamiento hacia los menores que requieren información sexual. 
-Padres de familia investigar más acerca del tema. 
Educación en la escuela: 
-La escuela debe tener el suficiente conocimiento sobre dónde y a quién debe 
presentarle información acerca de la sexualidad. 
-La escuela debe trabajar con los padres directamente o con escritos. 
-La escuela debe estar preparada para dar consejería en casos requeridos. 
Educar las sexualidades es contribuir a que las sexualidades de nuestras hijas e hijos se 
vayan construyendo de tal manera que el resultado final sea el de unos hombres y 
mujeres que se conozcan, que se conozcan, que se aceptan y sepan expresar su erótica 
de modos que les haga ser feliz. Construyéndose como seres únicos, únicas y 
peculiares. 
Hipótesis
Partiendo de los conocimientos previamente adquiridos a lo largo de nuestra educación 
escolar, de los obtenidos actualmente, con base en la investigación realizada de nuestro 
planteamiento e hipótesis, establecemos la siguiente serie de hipótesis: 
1. Los cimientos de la educación sexual, ¿dónde deben plantearse? ¿En la escuela 
o en casa? 
1. ¿Cuál es la edad recomendable y/o favorable para el comienzo de una educación 
sexual en cada individuo? 
1. ¿Por qué, a pesar de la cantidad de información brindada, aún se presentan en 
gran medida embarazos a temprana edad y/o enfermedades de transmisión 
sexual? 
1. ¿Cuál es la solución adecuada al problema? ¿Aumentar los cursos? ¿Regalar a 
gran escala preservativos? ¿Administrar educación sexual a una edad más 
temprana? 
En nuestro país, ni las escuelas ni las familias se comprometen en la tarea de educar 
sexualmente a sus alumnos, hijos, nietos, se opta por la toma de una postura relajada, 
cómoda e indiferente, los resultados los observamos día a día. 
Faltan acciones educativas sistemáticas y “continuas” acerca de la sexualidad con niños 
y niñas, madres y padres, docentes. Es nuestra obligación como ciudadanos garantizar 
la información adecuada acerca de la promoción, prevención y educación respecto de la 
salud sexual de todos los integrantes de nuestra sociedad. 
Postura 
En opinión de las que suscriben, la educación sexual debe iniciar en el hogar, fomentada 
con valores, principios y el apoyo de los padres o tutores del menor, posteriormente, 
ser reforzada de manera técnica por el cuerpo docente. Las escuelas no pueden ser
totalmente responsables por la educación de los infantes, sin embargo, puede auxiliar a 
reforzar lo ya aprendido en casa. 
Es importante que codo a codo los maestros y padres de familia transmitan la información 
adecuada y precisa; sin ningún tipo de contradicción o alteración informativa, que no 
alberguen en el infante vergüenza, temor, inquietud o una actitud negativa y confianzuda; 
sino situarlo en aspectos realistas. 
Contenido 
El desarrollo de programas de educación sexual en nuestro país tuvo su comienzo en 
los años 30, en el marco de una campaña Nacional de Lucha Antivenérea. "La educación 
sanitaria constituye una preocupación constante de la sección. A fin de mantener el 
contacto con el cuerpo médico, se ha establecido un sistema de encuestas periódicas. 
En una se solicitó la opinión de los venereólogos de los puntos donde hay policlínicas, 
acerca de si habían o no comprobado disminución en la frecuencia de los nuevos casos 
de sífilis. En el D.F, de 20 interrogados respondieron 11, 9 de ellos afirmativamente. Otro 
cuestionario dirigido a los pediatras con respecto a si habían observado disminución en 
el número de heredo sifilíticos, recibió 9 contestaciones entre 20 interrogados, 
contestando 6 que habían observado disminución en los heredo sifilíticos, y 7 en el 
número de los niños que se presentan con manifestaciones tardías de sífilis". Si bien 
estos resultados podrían haber sido interpretados como una señal favorable, las medidas 
profilácticas no fueron suficientes y la prevalencia de gonorrea y sífilis continuó en 
aumento hasta la llegada de la penicilina en los 40, con lo que se logró finalmente su 
control. No sería hasta los años 80, en que, con la aparición de un nuevo enemigo 
venéreo, el VIH/SIDA, las estrategias de educación sexual cobraron un nuevo impulso. 
La orientación de estas estrategias tiene diversas posturas, como yo se ha mencionado 
con anterioridad, pero las principales son dos: Una postura que impulsa que la 
orientación sexual debe ser iniciada, promovida y trabajada únicamente por los padres o
tutores del menor, o aquella donde el cuerpo docente de una institución es la absoluta 
responsable de la formación sexual del individuo. 
A continuación, procederemos a desglosar cada una de éstas: 
Educación sexual en el hogar 
Los autores W. Coutts Y G. Morales Beltrami, publican un artículo en el año 1931, en la 
Revista Chilena de Pediatría, titulado “La educación sexual debe comenzar en el hogar 
y continuar en la escuela”. Dicho artículo, sustentado por el Departamento de Pediatría 
de Chile, la Facultad de Medicina Clínica Alemana - Universidad del Desarrollo y el 
Departamento de Pediatría Campus Occidente, Universidad de Chile establece que la 
educación sexual debe empezar en el hogar, no alberga duda alguna, pero el problema 
radica en que no todos los padres están igualmente capacitados para hacerla ni todos 
los niños aptos para recibirla en una misma época de la vida; razón por la cual estimamos 
que es el médico, o el maestro, que ha vivido más próximo del hogar quien debe señalar 
a los padres cuándo y cómo debe iniciarse esta educación. 
Ellos, los profesionales en el área que abarca el tópico, mejor que nadie, conocen a los 
pequeños; los han atendido desde sus primeras etapas; están interiorizados acerca de 
los males que aquejan o han aquejado a los infantes, y este espíritu observador severo 
y disciplinado podrá juzgar cuando ha llegado la época de iniciar al pequeño, en forma 
lenta y gradual, sobre los misterios de la vida sexual. 
Difícil es para ellos encargarse personalmente de la educación de estos niños; sin 
embargo, expresándoles a los padres la necesidad y conveniencia de empezar esta 
clase de educación, habrán hecho un gran beneficio para la vida futura de los 
progenitores y, a su vez, de los niños en cuestión. 
Al enfocar la problemática en una esfera opuesta, aquella donde los padres desean 
educar a sus hijos, nos encontramos con una masa inmensa de niños, cuyos tutores 
influidos por cuestiones religiosas, que impiden el acercamiento y trato de estos temas,
por su escaso nivel cultural, por vergüenza, falta de confianza o ignorancia sobre cómo 
abordar el tópico, no están capacitados para enseñar lo que ellos mismos ignoran. 
Corresponde al estado, en estos casos, proporcionar a esos niños los medios de llegar 
a comprender la razón de su existencia y el origen de su vida. En la escuela, sea cual 
fuere su naturaleza, debe impartirse educación sexual. Cada médico escolar, asesorado 
por un psicólogo, debe estudiar detenidamente a los colegiales y analizar sus 
condiciones físicas para indicar cuándo deben asistir a las clases donde se traten estos 
temas. 
Una vez controlados y catalogados, los niños deben ser llevado por grupos a recibir 
enseñanza colectiva, apoyados por material fílmico, didáctico, y por supuesto teórico, 
pudiese iniciar explicándoles la polinización de las plantas y, a medida que alcanzan una 
edad más avanzada y un nivel de madurez mayormente desarrollado, se les enseñarán 
los fenómenos inherentes a la fecundación, y para concluir, en los últimos cursos, se 
tratará la esque-matización de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y la 
manera de evitarlas. 
A estas conferencias debe procurarse que asistan los padres conjuntamente con sus 
hijos; ello ilustrará a los ignorantes y afianzará los lazos de unión espiritual que deben 
existir entre padres e hijos, 
Cabe resaltar que no debe concederse privilegios a determinadas escuelas para 
prescindir de enseñar la verdad, estas actitudes conforman baches en el camino, al igual 
que realizar diferencias entre la enseñanza impartida para niños y niñas. Por igual deben 
conocer el significado de los fenómenos naturales, no sólo por cuestiones informativas o 
preventivas, sino por educar con base en valores tan básicos y vitales como la equidad 
de género, pero ese es otro tema. 
Una educación sexual amplia como la que se propone en este escrito, exclamarán los 
moralistas, va a despertar precozmente a los niños en la sexualidad. Consideramos la 
anterior afirmación como una garrafal equivocación, puesto que nadie escapa a la tiranía
de sus propias células, el ascetismo o la abstinencia que pregonan, es sólo posible entre 
santos. 
Si el niño se aventura a la relación sexual, lo hace impulsado por una o más corrientes, 
y es preferible que entre en esa parte de la vida con un previo conocimiento de lo que 
puede acontecer, ya que sabe las precauciones que debe tomar y, de caer víctima de 
enfermedad, sabrá a quién debe recurrir. 
La educación sexual amplia tiene además; a nuestro juicio, la ventaja de despejar desde 
temprano una incógnita que preocupa a los niños. Cuando son pubertos, su ignorancia 
sobre estos asuntos les da sobrado material para conjeturas y especulaciones que no 
hacen otra cosa que incitarlos a conocer, sabiendo la verdad, el encanto de lo extraño, 
de lo nuevo, desaparece y otras múltiples preocupaciones concluyen, por consecuencia 
el instinto se adormece y va encaminado hacia un desarrollo normal. 
Por supuesto llega la época en que tendrán que desarrollar la función natural, previo a 
que los lazos sagrados del matrimonio los una a una mujer o a un hombre, es lógico y 
razonable. Nuestra actual manera de vivir, el rodaje de la vida contemporánea es tal, que 
nunca nos permitirá que hagamos de los hijos abstinentes. 
Día a día las estadísticas sobre contagio venéreo revelan que los sexos fisiológicamente 
aptos para la procreación se unen con mayor precocidad. Estos hechos son más 
elocuentes que lo que predican los necios y escuchan los pequeños de espíritu, acerca 
de la aberración que significaría la amplia educación sexual de nuestra juventud. 
En vista de los hechos que acabamos de señalar estimamos que: 
1. El estado debe proveer, por todos los medios a su alcance, la educación de los padres 
en el sentido que, los fenómenos naturales no deben ser señalados a los hijos como 
misteriosos o faltos de moralidad. 
2. La educación sexual debe ser obligatoria en las escuelas de ambos sexos, sea cual
fuera su naturaleza. 
3. La educación sexual debe iniciarse entre los niños escolares cuando el médico del 
establecimiento y el psicólogo asesor lo estimen oportuno. 
Educación sexual en la escuela 
Recordemos que sin información es imposible cambiar actitudes pero que la información 
sola no basta para promover conductas preventivas o adoptar comportamientos sexuales 
no riesgosos, responsables y placenteros. (Goldstein, B y Castañera, 1996.) Es 
fundamental dedicar tiempo y espacio en el aula y dentro del núcleo familiar para tratar 
los temas sexuales que los chicos y las chicas nos plantean desde que pueden 
expresarse, en un contexto afectivo y respetuoso mutuo. 
Los chicos y las chicas tienen derecho a informarse, a aprender a cuidar su propio 
cuerpo, a compartir los temas que les interesan y preocupan, y “no cuando sean 
grandes”, y “ahora no van a entender”, niño que siempre podemos adaptar nuestro 
vocabulario a nuestras expresiones a la edad y a las posibilidades cognitivas de las 
chicas y chicos y/o alumnos, alumnas. Es imprescindible que empecemos a dar, ofrecer 
una información comprensible, cristalina, concisa y verídica. Los adolescentes crecen, 
se desarrollan, cambian sus preguntas, se preocupan. De manera tal que la educación 
sexual debe ser permanente, habitual, tan natural como la lectura y escritura. 
La educación sexual se inicia desde que nacemos a partir de los valores y pautas 
culturales y de conducta que nos transmite en nuestra familia y en todos los ámbitos de 
socialización primaria. Luego esta educación sexual se amplía a la que recibimos en la 
escuela (educación sexual formal) y a la que incorporamos a través de los medios de 
comunicación. 
Es necesario señalar que si no existe educación sexual formal en la escuela, los chicos 
y las chicas igual están expuestos a las otras formas informales de educación sexual. La 
escuela no reemplaza a los padres, pero si los complementa. Por lo contrario, los padres 
educarían a sus hijos en su casa enseñándoles a escribir, a leer, a sumar y demás. Sin 
embargo la escuela no sólo imparte esos aprendizajes sino que además constituye un
ámbito de socialización importante porque los chicos aprenden a relacionarse con otros 
chicos y chicas, a respetar horarios, a disciplinarse, cuando hablar, a escuchar a los 
otros, a disentir, a condonar. Esto en la educación sexual en la escuela se expresa como 
chicas y chicos aprenden a escuchar las opiniones de unos y otros, a diferenciar los que 
les gusta a cada uno de lo que les gusta a otros, a respetarse y respetar a los otros, a 
fortalecerse en sus principios y a tener que expresar sus ideas y fundamentos. Por otra 
parte, la familia y los padres son los únicos y casi exclusivos responsables de la 
educación sexual de los chicos en los primeros años, por ende, luego con la 
escolarización se suma la escuela, no para reemplazar conocimientos ya aprendidos, 
sino para ampliar, complementar y ensayar lo aprendido en el seno familiar. 
El conocimiento sobre la sexualidad en la infancia y la adolescencia se nutre de forma 
importante de las experiencias y comentarios acaecidos en la escuela, tanto a través de 
los adultos como de sus compañeros/as de estudio. Esta realidad ha sido, hasta hace 
poco tiempo, olvidada por la mayor parte de las personas que ejercían la función docente 
y aquellas que tenían diversas responsabilidades en nuestro sistema educativo. 
Sólo desde las dos últimas décadas algunos docentes entendieron que la educación 
sexual era un elemento intrínseco más de sus funciones de enseñantes y comenzaron a 
incluir la sexualidad entre los contenidos que abordaban en las aulas. 
En la actualidad, la Reforma Educativa que se está desarrollando en nuestro país incluye 
la educación sexual como un aspecto educativo más a desarrollar en los centros. Dicho 
de otra manera, no se trata de instaurar una nueva asignatura en los planes de estudio 
que se denomine Educación Sexual, sino de desarrollar en materias como las ciencias 
sociales, lengua o literatura, ciencias naturales, etc., contenidos y actividades sobre 
sexualidad. Además se trata de que estas actividades de educación sexual se 
desarrollen a lo largo de todo el proceso educativo y no de que se concentren en un 
momento o curso determinado. 
A continuación recogemos resumidamente las diversas variables a contemplar para 
realizar Educación Sexual de la manera más útil para los alumnos y alumnas de un centro 
educativo: 
● Contar con el apoyo y la participación de toda la comunidad educativa.
● Incluir los planteamientos generales en el Proyecto Educativo de Centro. 
● Explicitar las actividades a realizar en la Programación General Anual. 
● Realizar actividades paralelas entre padres/madres, profesorado y alumnado. 
● Partir de la realidad concreta de los alumnos/as y de su entorno. 
● Contar y colaborar con los recursos socio-sanitarios habituales (centros de 
atención primaria, de planificación familiar, etc.). 
● Realizar las actuaciones educativas directamente a través de los "educadores 
naturales": padres/madres y profesorado. 
● Desarrollar la mayor parte de las actuaciones del centro en el aula, dentro de la 
programación ordinaria. 
● Didácticamente, utilizar como instrumento básico las metodologías participativas. 
● Manejar el trabajo en grupo como herramienta educativa, fomentando el análisis 
y aprendizaje de conocimientos, valores y actitudes. 
● Contar con un experto, como asesor externo al centro, que colabore tanto en la 
programación como ante las dudas surgidas con las actividades. 
● Desarrollar una Escuela de Padres/madres complementaria a las actividades de 
los chicos y chicas. 
● Presidir toda actuación por el respeto. Se trata de enseñar a elegir a los chavales 
su sexualidad y no de elegir por ellos. 
Resulta evidente, cumplir todos los requisitos del cuadro anterior es resulta una tarea 
bastante complicada. Sin embargo, a pesar de la dificultad creemos que todos los puntos 
expuestos son de gran importancia para abordar adecuadamente la educación sexual en 
la escuela. Se trata más de cubrir objetivos a cubrir y de los que es conveniente no 
olvidarse de los que hacen posible realizar y practicar la Educación Sexual. 
Conclusión 
Hace ya muchos años que se habla de la necesidad de una educación sexual entre los 
niños y numerosos son; a la fecha, los países que han instituido esta práctica en sus
escuelas a la vez que luchado por ilustrar a los padres respecto a los deberes frente a 
su descendencia. 
La cosecha ha sido fructífera, pero no lo suficiente para justificar los esfuerzos y dinero 
gastados con estos fines. La razón de ello reside principalmente, a nuestro juicio, en el 
hecho que no todos los padres tienen las mismas creencias; mientras unos comprenden 
la realidad de los hechos que la ciencia se esfuerza por demostrarles, otros no quieren 
oír la voz compasiva de sus semejantes y se atrincheran detrás de preceptos 
doctrinarios. 
Cuando se es niño, las dudas comienzan, preguntas frecuentes cómo: ¿De dónde vienen 
los bebés?, ¿cómo nacen? o ¿cómo entran en la pancita de mami?, pueden inquietar o 
causar nerviosismo o sorpresa en los padres, alto es el rango de las parejas que 
desconocen cómo responder esas preguntas, por lo que se inclinan por ignorarlas o 
zanjarlas, desde ahí el camino hacia una educación sexual sana, se ve alterado. Al 
crecer, el niño se convierte en un adolescente; y como todos los animales, tiene sus 
instintos y tendencias propias; pero no conocemos su alcance hasta que los 
interpretamos en términos sociales. Se puede hallar confundido o aterrado, en busca de 
un guía que responda satisfactoriamente a las interrogantes que ha albergado desde 
infante, y es ahí donde, a gran escala, la intervención de los padres es nula, la de la 
escuela escasa, y los amigos, revistas e internet se transforman en el conocedor 
absoluta, el camino no sólo está desviado, sino completamente equivocado. 
Si se suprime o cohíbe el desarrollo normal de la personalidad del niño, si se traba la 
libre expresión o satisfacción de sus deseos, se despierta en él, con frecuencia, una 
reacción antagónica compensadora que lo transforma en un rebelde contra todo precepto 
moral durante el resto de su vida. Es esta, a nuestro juicio, la razón porque a menudo los 
hábitos perniciosos adquiridos durante los primeros cinco años se arraigan 
profundamente en los niños. 
Por lo anterior, es adecuado mencionar que la educación sexual debe comenzar en el 
hogar con previos conocimientos y una preparación planificada de los padres o personas 
a cargo de hacerlo, sin embargo, el papel de padres, tutores no abarca el control total de
impartir la información, por ende, existe un grupo especializado en tratar a niños, 
adolescentes para complementar los huecos que quedan vacíos en cada uno de ellos, 
los docentes (profesores, maestros), son quienes tienen parte de la obligación de 
orientar, apoyar y retroalimentar la educación sexual del individuo. 
Es necesario prevenir para curar; si no enseñamos de manera clara y oportuna a quienes 
mañana ocuparán nuestros lugares en el drama universal, no atinamos a comprender 
qué panorama nos aguarda. 
Bibliografía 
1. W. Coutts, G. Morales. (2011). La educación sexual debe comenzar en el hogar. 
3 de Noviembre de 2014, de Revista Chilena de Pediatría. Sitio web: 
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370- 
41062011000500012 
1. B. Yhancy, B. Jacqueline. La educación sexual debe empezar en casa. 3 de 
Noviembre de 2014, de Coomeva Medicina Prepagada. Sitio web: 
http://www.revistasaludcoomeva.co/articulo.php?id=51 
1. (2009). Educación sexual: herramientas conceptuales. 3 de Noviembre de 2014, 
de educ.ar El portal educativo del estado Argentino. Sitio web:
http://portal.educ.ar/debates/eid/docenteshoy/otras-publicaciones/educacion-sexual- 
herramientas.php 
1. S. Graciela. (2011). Educación sexual en casa. 3 de Noviembre de 2014, de La 
Salud. Sitio web: http://blogs.elpais.com.uy/lasalud/educacion-sexual-en-casa 
2. Ley 26150 "Programa Nacional de Educación Sexual Integral" 
3. Revista "El monitor de la Educación" No 11 – ministerio de Educación de la 
Nación. 
4. El documento Preliminar de Educación Sexual en el Nivel Primario 
5. Cruz, C. d. (marzo 2008). Educación sexual. CEAPA. 
6. La educación sexual en los centros educativos. (2010). Instituto Gente natural, 80- 
83.

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Educación sexual ¿en la escuela o en el hogar?

  • 1. Educación sexual ¿en la escuela o en el hogar? Introducción Consideramos que el tema anteriormente mencionado tiene un impacto a gran escala en la sociedad en la que nos desenvolvemos. El tópico resulta tremendamente polémico. La problemática en cuestión se podría describir de la siguiente manera: Sí se ha brindado una amplia gama de información con respecto a la educación sexual; enfermedades de transmisión sexual (ETS), métodos anticonceptivos, por citar algunos ejemplos, ¿por qué la tasa de embarazos continúa en aumento?, ¿cuál es la razón por la cual los hospitales albergan a un alto número de pacientes portadores de una ETS o una cantidad mayor de abortos clandestinos? Nuestro objetivo primordial es hallar la respuesta a las interrogantes previamente planteadas, entre muchas otras. Existen posturas, o respuestas mencionadas. Por un lado, algunos expertos establecen que la educación sexual debe impartirse a una edad más temprana, puesto que el previo conocimiento de la situación prevendrá los desastres que hoy se enfrentan, otros dicen que la preparación no es clara, precisa, suficiente o resulta de mala calidad, el supuesto que ellos proponen es que la edad adecuada para recibir una cierta información de educación sexual es a los 16 años. El Instituto de Educación Sexual en Chile hace referencia que la educación no sólo debe impartirse a los adolescentes, sino preparar adecuadamente a los estudiantes. La estrategia que abordaremos durante la investigación es la siguiente: 1. Ordenar los conocimientos ya adquiridos, establecer qué es lo que se conoce del tema y verificar la veracidad de dicha información. 2. Complementar datos con información adquirida en una investigación. Acudir a fuentes de información que posean calidad, eficacia, veracidad y cuantidad. P/E: Revistas especializadas en el tema, libros de texto, opiniones o testimonios de profesionales en el tema y páginas de internet. 3. Recopilar y sintetizar información adquirida.
  • 2. Por lo anterior, la importancia dada en el tema de sexualidad a los niños y/o adolescentes es desde el momento de su nacimiento hasta el momento de su ingreso a la escuela, sin embargo la escuela no debe sorprenderse del tipo de educación que el niño lleva consigo pero si puede mejorarla o modificarla para un mejor bienestar. Asegura “Cecilia Cardinal de Martín” que un sistema o programa integrado en la escuela en donde exista participación de los padres es un buen avance para la educación, algunas de las expectativas que ella da a conocer para el programa son las siguientes las cuales pueden ser utilizadas para ser objetivos: Padres de familia: -Cómo verbalizar sus conocimientos y actitudes respecto al sexo para transmitirlos a sus hijos. -Un mejor comportamiento hacia los menores que requieren información sexual. -Padres de familia investigar más acerca del tema. Educación en la escuela: -La escuela debe tener el suficiente conocimiento sobre dónde y a quién debe presentarle información acerca de la sexualidad. -La escuela debe trabajar con los padres directamente o con escritos. -La escuela debe estar preparada para dar consejería en casos requeridos. Educar las sexualidades es contribuir a que las sexualidades de nuestras hijas e hijos se vayan construyendo de tal manera que el resultado final sea el de unos hombres y mujeres que se conozcan, que se conozcan, que se aceptan y sepan expresar su erótica de modos que les haga ser feliz. Construyéndose como seres únicos, únicas y peculiares. Hipótesis
  • 3. Partiendo de los conocimientos previamente adquiridos a lo largo de nuestra educación escolar, de los obtenidos actualmente, con base en la investigación realizada de nuestro planteamiento e hipótesis, establecemos la siguiente serie de hipótesis: 1. Los cimientos de la educación sexual, ¿dónde deben plantearse? ¿En la escuela o en casa? 1. ¿Cuál es la edad recomendable y/o favorable para el comienzo de una educación sexual en cada individuo? 1. ¿Por qué, a pesar de la cantidad de información brindada, aún se presentan en gran medida embarazos a temprana edad y/o enfermedades de transmisión sexual? 1. ¿Cuál es la solución adecuada al problema? ¿Aumentar los cursos? ¿Regalar a gran escala preservativos? ¿Administrar educación sexual a una edad más temprana? En nuestro país, ni las escuelas ni las familias se comprometen en la tarea de educar sexualmente a sus alumnos, hijos, nietos, se opta por la toma de una postura relajada, cómoda e indiferente, los resultados los observamos día a día. Faltan acciones educativas sistemáticas y “continuas” acerca de la sexualidad con niños y niñas, madres y padres, docentes. Es nuestra obligación como ciudadanos garantizar la información adecuada acerca de la promoción, prevención y educación respecto de la salud sexual de todos los integrantes de nuestra sociedad. Postura En opinión de las que suscriben, la educación sexual debe iniciar en el hogar, fomentada con valores, principios y el apoyo de los padres o tutores del menor, posteriormente, ser reforzada de manera técnica por el cuerpo docente. Las escuelas no pueden ser
  • 4. totalmente responsables por la educación de los infantes, sin embargo, puede auxiliar a reforzar lo ya aprendido en casa. Es importante que codo a codo los maestros y padres de familia transmitan la información adecuada y precisa; sin ningún tipo de contradicción o alteración informativa, que no alberguen en el infante vergüenza, temor, inquietud o una actitud negativa y confianzuda; sino situarlo en aspectos realistas. Contenido El desarrollo de programas de educación sexual en nuestro país tuvo su comienzo en los años 30, en el marco de una campaña Nacional de Lucha Antivenérea. "La educación sanitaria constituye una preocupación constante de la sección. A fin de mantener el contacto con el cuerpo médico, se ha establecido un sistema de encuestas periódicas. En una se solicitó la opinión de los venereólogos de los puntos donde hay policlínicas, acerca de si habían o no comprobado disminución en la frecuencia de los nuevos casos de sífilis. En el D.F, de 20 interrogados respondieron 11, 9 de ellos afirmativamente. Otro cuestionario dirigido a los pediatras con respecto a si habían observado disminución en el número de heredo sifilíticos, recibió 9 contestaciones entre 20 interrogados, contestando 6 que habían observado disminución en los heredo sifilíticos, y 7 en el número de los niños que se presentan con manifestaciones tardías de sífilis". Si bien estos resultados podrían haber sido interpretados como una señal favorable, las medidas profilácticas no fueron suficientes y la prevalencia de gonorrea y sífilis continuó en aumento hasta la llegada de la penicilina en los 40, con lo que se logró finalmente su control. No sería hasta los años 80, en que, con la aparición de un nuevo enemigo venéreo, el VIH/SIDA, las estrategias de educación sexual cobraron un nuevo impulso. La orientación de estas estrategias tiene diversas posturas, como yo se ha mencionado con anterioridad, pero las principales son dos: Una postura que impulsa que la orientación sexual debe ser iniciada, promovida y trabajada únicamente por los padres o
  • 5. tutores del menor, o aquella donde el cuerpo docente de una institución es la absoluta responsable de la formación sexual del individuo. A continuación, procederemos a desglosar cada una de éstas: Educación sexual en el hogar Los autores W. Coutts Y G. Morales Beltrami, publican un artículo en el año 1931, en la Revista Chilena de Pediatría, titulado “La educación sexual debe comenzar en el hogar y continuar en la escuela”. Dicho artículo, sustentado por el Departamento de Pediatría de Chile, la Facultad de Medicina Clínica Alemana - Universidad del Desarrollo y el Departamento de Pediatría Campus Occidente, Universidad de Chile establece que la educación sexual debe empezar en el hogar, no alberga duda alguna, pero el problema radica en que no todos los padres están igualmente capacitados para hacerla ni todos los niños aptos para recibirla en una misma época de la vida; razón por la cual estimamos que es el médico, o el maestro, que ha vivido más próximo del hogar quien debe señalar a los padres cuándo y cómo debe iniciarse esta educación. Ellos, los profesionales en el área que abarca el tópico, mejor que nadie, conocen a los pequeños; los han atendido desde sus primeras etapas; están interiorizados acerca de los males que aquejan o han aquejado a los infantes, y este espíritu observador severo y disciplinado podrá juzgar cuando ha llegado la época de iniciar al pequeño, en forma lenta y gradual, sobre los misterios de la vida sexual. Difícil es para ellos encargarse personalmente de la educación de estos niños; sin embargo, expresándoles a los padres la necesidad y conveniencia de empezar esta clase de educación, habrán hecho un gran beneficio para la vida futura de los progenitores y, a su vez, de los niños en cuestión. Al enfocar la problemática en una esfera opuesta, aquella donde los padres desean educar a sus hijos, nos encontramos con una masa inmensa de niños, cuyos tutores influidos por cuestiones religiosas, que impiden el acercamiento y trato de estos temas,
  • 6. por su escaso nivel cultural, por vergüenza, falta de confianza o ignorancia sobre cómo abordar el tópico, no están capacitados para enseñar lo que ellos mismos ignoran. Corresponde al estado, en estos casos, proporcionar a esos niños los medios de llegar a comprender la razón de su existencia y el origen de su vida. En la escuela, sea cual fuere su naturaleza, debe impartirse educación sexual. Cada médico escolar, asesorado por un psicólogo, debe estudiar detenidamente a los colegiales y analizar sus condiciones físicas para indicar cuándo deben asistir a las clases donde se traten estos temas. Una vez controlados y catalogados, los niños deben ser llevado por grupos a recibir enseñanza colectiva, apoyados por material fílmico, didáctico, y por supuesto teórico, pudiese iniciar explicándoles la polinización de las plantas y, a medida que alcanzan una edad más avanzada y un nivel de madurez mayormente desarrollado, se les enseñarán los fenómenos inherentes a la fecundación, y para concluir, en los últimos cursos, se tratará la esque-matización de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y la manera de evitarlas. A estas conferencias debe procurarse que asistan los padres conjuntamente con sus hijos; ello ilustrará a los ignorantes y afianzará los lazos de unión espiritual que deben existir entre padres e hijos, Cabe resaltar que no debe concederse privilegios a determinadas escuelas para prescindir de enseñar la verdad, estas actitudes conforman baches en el camino, al igual que realizar diferencias entre la enseñanza impartida para niños y niñas. Por igual deben conocer el significado de los fenómenos naturales, no sólo por cuestiones informativas o preventivas, sino por educar con base en valores tan básicos y vitales como la equidad de género, pero ese es otro tema. Una educación sexual amplia como la que se propone en este escrito, exclamarán los moralistas, va a despertar precozmente a los niños en la sexualidad. Consideramos la anterior afirmación como una garrafal equivocación, puesto que nadie escapa a la tiranía
  • 7. de sus propias células, el ascetismo o la abstinencia que pregonan, es sólo posible entre santos. Si el niño se aventura a la relación sexual, lo hace impulsado por una o más corrientes, y es preferible que entre en esa parte de la vida con un previo conocimiento de lo que puede acontecer, ya que sabe las precauciones que debe tomar y, de caer víctima de enfermedad, sabrá a quién debe recurrir. La educación sexual amplia tiene además; a nuestro juicio, la ventaja de despejar desde temprano una incógnita que preocupa a los niños. Cuando son pubertos, su ignorancia sobre estos asuntos les da sobrado material para conjeturas y especulaciones que no hacen otra cosa que incitarlos a conocer, sabiendo la verdad, el encanto de lo extraño, de lo nuevo, desaparece y otras múltiples preocupaciones concluyen, por consecuencia el instinto se adormece y va encaminado hacia un desarrollo normal. Por supuesto llega la época en que tendrán que desarrollar la función natural, previo a que los lazos sagrados del matrimonio los una a una mujer o a un hombre, es lógico y razonable. Nuestra actual manera de vivir, el rodaje de la vida contemporánea es tal, que nunca nos permitirá que hagamos de los hijos abstinentes. Día a día las estadísticas sobre contagio venéreo revelan que los sexos fisiológicamente aptos para la procreación se unen con mayor precocidad. Estos hechos son más elocuentes que lo que predican los necios y escuchan los pequeños de espíritu, acerca de la aberración que significaría la amplia educación sexual de nuestra juventud. En vista de los hechos que acabamos de señalar estimamos que: 1. El estado debe proveer, por todos los medios a su alcance, la educación de los padres en el sentido que, los fenómenos naturales no deben ser señalados a los hijos como misteriosos o faltos de moralidad. 2. La educación sexual debe ser obligatoria en las escuelas de ambos sexos, sea cual
  • 8. fuera su naturaleza. 3. La educación sexual debe iniciarse entre los niños escolares cuando el médico del establecimiento y el psicólogo asesor lo estimen oportuno. Educación sexual en la escuela Recordemos que sin información es imposible cambiar actitudes pero que la información sola no basta para promover conductas preventivas o adoptar comportamientos sexuales no riesgosos, responsables y placenteros. (Goldstein, B y Castañera, 1996.) Es fundamental dedicar tiempo y espacio en el aula y dentro del núcleo familiar para tratar los temas sexuales que los chicos y las chicas nos plantean desde que pueden expresarse, en un contexto afectivo y respetuoso mutuo. Los chicos y las chicas tienen derecho a informarse, a aprender a cuidar su propio cuerpo, a compartir los temas que les interesan y preocupan, y “no cuando sean grandes”, y “ahora no van a entender”, niño que siempre podemos adaptar nuestro vocabulario a nuestras expresiones a la edad y a las posibilidades cognitivas de las chicas y chicos y/o alumnos, alumnas. Es imprescindible que empecemos a dar, ofrecer una información comprensible, cristalina, concisa y verídica. Los adolescentes crecen, se desarrollan, cambian sus preguntas, se preocupan. De manera tal que la educación sexual debe ser permanente, habitual, tan natural como la lectura y escritura. La educación sexual se inicia desde que nacemos a partir de los valores y pautas culturales y de conducta que nos transmite en nuestra familia y en todos los ámbitos de socialización primaria. Luego esta educación sexual se amplía a la que recibimos en la escuela (educación sexual formal) y a la que incorporamos a través de los medios de comunicación. Es necesario señalar que si no existe educación sexual formal en la escuela, los chicos y las chicas igual están expuestos a las otras formas informales de educación sexual. La escuela no reemplaza a los padres, pero si los complementa. Por lo contrario, los padres educarían a sus hijos en su casa enseñándoles a escribir, a leer, a sumar y demás. Sin embargo la escuela no sólo imparte esos aprendizajes sino que además constituye un
  • 9. ámbito de socialización importante porque los chicos aprenden a relacionarse con otros chicos y chicas, a respetar horarios, a disciplinarse, cuando hablar, a escuchar a los otros, a disentir, a condonar. Esto en la educación sexual en la escuela se expresa como chicas y chicos aprenden a escuchar las opiniones de unos y otros, a diferenciar los que les gusta a cada uno de lo que les gusta a otros, a respetarse y respetar a los otros, a fortalecerse en sus principios y a tener que expresar sus ideas y fundamentos. Por otra parte, la familia y los padres son los únicos y casi exclusivos responsables de la educación sexual de los chicos en los primeros años, por ende, luego con la escolarización se suma la escuela, no para reemplazar conocimientos ya aprendidos, sino para ampliar, complementar y ensayar lo aprendido en el seno familiar. El conocimiento sobre la sexualidad en la infancia y la adolescencia se nutre de forma importante de las experiencias y comentarios acaecidos en la escuela, tanto a través de los adultos como de sus compañeros/as de estudio. Esta realidad ha sido, hasta hace poco tiempo, olvidada por la mayor parte de las personas que ejercían la función docente y aquellas que tenían diversas responsabilidades en nuestro sistema educativo. Sólo desde las dos últimas décadas algunos docentes entendieron que la educación sexual era un elemento intrínseco más de sus funciones de enseñantes y comenzaron a incluir la sexualidad entre los contenidos que abordaban en las aulas. En la actualidad, la Reforma Educativa que se está desarrollando en nuestro país incluye la educación sexual como un aspecto educativo más a desarrollar en los centros. Dicho de otra manera, no se trata de instaurar una nueva asignatura en los planes de estudio que se denomine Educación Sexual, sino de desarrollar en materias como las ciencias sociales, lengua o literatura, ciencias naturales, etc., contenidos y actividades sobre sexualidad. Además se trata de que estas actividades de educación sexual se desarrollen a lo largo de todo el proceso educativo y no de que se concentren en un momento o curso determinado. A continuación recogemos resumidamente las diversas variables a contemplar para realizar Educación Sexual de la manera más útil para los alumnos y alumnas de un centro educativo: ● Contar con el apoyo y la participación de toda la comunidad educativa.
  • 10. ● Incluir los planteamientos generales en el Proyecto Educativo de Centro. ● Explicitar las actividades a realizar en la Programación General Anual. ● Realizar actividades paralelas entre padres/madres, profesorado y alumnado. ● Partir de la realidad concreta de los alumnos/as y de su entorno. ● Contar y colaborar con los recursos socio-sanitarios habituales (centros de atención primaria, de planificación familiar, etc.). ● Realizar las actuaciones educativas directamente a través de los "educadores naturales": padres/madres y profesorado. ● Desarrollar la mayor parte de las actuaciones del centro en el aula, dentro de la programación ordinaria. ● Didácticamente, utilizar como instrumento básico las metodologías participativas. ● Manejar el trabajo en grupo como herramienta educativa, fomentando el análisis y aprendizaje de conocimientos, valores y actitudes. ● Contar con un experto, como asesor externo al centro, que colabore tanto en la programación como ante las dudas surgidas con las actividades. ● Desarrollar una Escuela de Padres/madres complementaria a las actividades de los chicos y chicas. ● Presidir toda actuación por el respeto. Se trata de enseñar a elegir a los chavales su sexualidad y no de elegir por ellos. Resulta evidente, cumplir todos los requisitos del cuadro anterior es resulta una tarea bastante complicada. Sin embargo, a pesar de la dificultad creemos que todos los puntos expuestos son de gran importancia para abordar adecuadamente la educación sexual en la escuela. Se trata más de cubrir objetivos a cubrir y de los que es conveniente no olvidarse de los que hacen posible realizar y practicar la Educación Sexual. Conclusión Hace ya muchos años que se habla de la necesidad de una educación sexual entre los niños y numerosos son; a la fecha, los países que han instituido esta práctica en sus
  • 11. escuelas a la vez que luchado por ilustrar a los padres respecto a los deberes frente a su descendencia. La cosecha ha sido fructífera, pero no lo suficiente para justificar los esfuerzos y dinero gastados con estos fines. La razón de ello reside principalmente, a nuestro juicio, en el hecho que no todos los padres tienen las mismas creencias; mientras unos comprenden la realidad de los hechos que la ciencia se esfuerza por demostrarles, otros no quieren oír la voz compasiva de sus semejantes y se atrincheran detrás de preceptos doctrinarios. Cuando se es niño, las dudas comienzan, preguntas frecuentes cómo: ¿De dónde vienen los bebés?, ¿cómo nacen? o ¿cómo entran en la pancita de mami?, pueden inquietar o causar nerviosismo o sorpresa en los padres, alto es el rango de las parejas que desconocen cómo responder esas preguntas, por lo que se inclinan por ignorarlas o zanjarlas, desde ahí el camino hacia una educación sexual sana, se ve alterado. Al crecer, el niño se convierte en un adolescente; y como todos los animales, tiene sus instintos y tendencias propias; pero no conocemos su alcance hasta que los interpretamos en términos sociales. Se puede hallar confundido o aterrado, en busca de un guía que responda satisfactoriamente a las interrogantes que ha albergado desde infante, y es ahí donde, a gran escala, la intervención de los padres es nula, la de la escuela escasa, y los amigos, revistas e internet se transforman en el conocedor absoluta, el camino no sólo está desviado, sino completamente equivocado. Si se suprime o cohíbe el desarrollo normal de la personalidad del niño, si se traba la libre expresión o satisfacción de sus deseos, se despierta en él, con frecuencia, una reacción antagónica compensadora que lo transforma en un rebelde contra todo precepto moral durante el resto de su vida. Es esta, a nuestro juicio, la razón porque a menudo los hábitos perniciosos adquiridos durante los primeros cinco años se arraigan profundamente en los niños. Por lo anterior, es adecuado mencionar que la educación sexual debe comenzar en el hogar con previos conocimientos y una preparación planificada de los padres o personas a cargo de hacerlo, sin embargo, el papel de padres, tutores no abarca el control total de
  • 12. impartir la información, por ende, existe un grupo especializado en tratar a niños, adolescentes para complementar los huecos que quedan vacíos en cada uno de ellos, los docentes (profesores, maestros), son quienes tienen parte de la obligación de orientar, apoyar y retroalimentar la educación sexual del individuo. Es necesario prevenir para curar; si no enseñamos de manera clara y oportuna a quienes mañana ocuparán nuestros lugares en el drama universal, no atinamos a comprender qué panorama nos aguarda. Bibliografía 1. W. Coutts, G. Morales. (2011). La educación sexual debe comenzar en el hogar. 3 de Noviembre de 2014, de Revista Chilena de Pediatría. Sitio web: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370- 41062011000500012 1. B. Yhancy, B. Jacqueline. La educación sexual debe empezar en casa. 3 de Noviembre de 2014, de Coomeva Medicina Prepagada. Sitio web: http://www.revistasaludcoomeva.co/articulo.php?id=51 1. (2009). Educación sexual: herramientas conceptuales. 3 de Noviembre de 2014, de educ.ar El portal educativo del estado Argentino. Sitio web:
  • 13. http://portal.educ.ar/debates/eid/docenteshoy/otras-publicaciones/educacion-sexual- herramientas.php 1. S. Graciela. (2011). Educación sexual en casa. 3 de Noviembre de 2014, de La Salud. Sitio web: http://blogs.elpais.com.uy/lasalud/educacion-sexual-en-casa 2. Ley 26150 "Programa Nacional de Educación Sexual Integral" 3. Revista "El monitor de la Educación" No 11 – ministerio de Educación de la Nación. 4. El documento Preliminar de Educación Sexual en el Nivel Primario 5. Cruz, C. d. (marzo 2008). Educación sexual. CEAPA. 6. La educación sexual en los centros educativos. (2010). Instituto Gente natural, 80- 83.