Este documento analiza la enseñanza de Jesús sobre el servicio y la grandeza en Mateo 20:20-28. Jesús enseña que en el reino de Dios, el camino a la grandeza es a través del servicio, no del poder o el honor mundanos. El ejemplo de Jesús fue dar su vida en servicio por los demás, y los discípulos deben seguir su ejemplo siendo siervos humildes que buscan el bienestar de los demás antes que el propio.
1. Tema: Del servicio a la grandeza
Texto: Mateo 20:20-28
Introducción:
Contexto: Para los discípulos no fue esta la primera ocasión cuando
tuvieron discusiones sobre quién sería el más grande del reino. Los
doce sabían que estaban siendo preparados para el liderazgo en el
reino de Dios y aún habían oído que se sentarían en doce tronos para
juzgar a Israel. Entonces es natural que ellos estuviesen pensando en
los lugares más importantes. En Mateo 18 habían tenido la primera
discusión. Y Jesús les había dicho que si no se volvían como niños no
entrarían en el reino de los cielos.
La segunda ocasión de gran discusión registrada es en Mateo
20:20-29, donde la madre de Jacobo y de Juan pidió que se les diera un
trato de preferencia a sus dos hijos. Pero respondió Jesús que tal
privilegio no le correspondía a él sino al Padre. Mientras los otros
discípulos se enojaron, o sea se indignaron con los dos hermanos. Si
verdaderamente les interesaba servir, ¿qué importaba quién estuviera
al lado izquierdo o derecho? Lo que significa es que ellos codiciaban
también los puestos de honor para sí mismos. Jesús les habla que no
saben lo que estaban pidiendo porque él hablaba de su sufrimiento, de
su muerte.
Aprenderemos tres lecciones de esta enseñanza de Jesús en Mateo del
servicio a la grandeza.
I. EL REINO DE DIOS ES DIFERENTE DE LOS REINOS DE ESTE
MUNDO. Vs. 25
A. En el mundo las personas se pelean por obtener un
puesto, tratan de alcanzar la cima a como dé lugar,
Welter Zepeda procuran la gloria y el honor.
2. B. Gobiernan a sus súbditos con mano de hierro y se Conclusión:
ofenden cuando sus logros son ignorados.
C. Los gobiernos dan órdenes a las personas, oprimen y 1. Cada uno de nosotros debemos vernos como siervos y siervas
abusan de su autoridad. de Dios, no viendo el puesto que tenga, sino el servicio que
D. Pero Jesús dijo “Entre vosotros no será así”. podemos hacer.
2. Debemos darle prioridad al bienestar de los demás antes que
II. EN EL REINO DE DIOS EL CAMINO QUE LLEVA A LA GRANDEZA al nuestro propio.
ES EL SERVICIO. Vs. 26-27 3. Debemos invertir tiempo y esfuerzo en el trabajo de la obra del
A. El deseo de tener grandeza no es reprendido; Señor. ¡A trabajar!
simplemente se le envía a otra dirección. 4. Debemos tratar a los demás de manera amable y bondadoso.
B. La mamá de los hijos de Zebedeo pide que ordene que 5. Debemos ser ejemplo a los demás.
sus hijos tengan los primeros lugares. Pensamientos:
C. Jesús les hace ver que no entienden, porque él estaba
hablando del sufrimiento que iba a pasar y que es el Los líderes siervos buscan servir antes que ser servidos.
Padre el que da esos privilegios. Buscan oportunidades para el servicio, no para la preeminencia, el
D. El Señor les dice que se debe ser un servidor y un poder o el honor.
esclavo. Entienden que ellos, en sus funciones de liderazgo, existen para el
beneficio de la iglesia y no la iglesia para ellos.
III. EL EJEMPLO DE JESUS DEBE GUIAR LAS VIDAS DE SUS HIJOS Se consideran a sí mismos como parte de la congregación y no por
vs. 28 encima de ella.
A. El no vino para ser servido, sino para servir y para dar Están menos preocupados por sí mismos que por las personas.
su vida en rescate por muchos. Mt. 20:28, Mr. 10:45. Están motivados por el amor, a hacer lo que es mejor para la obra de
B. No enseña a no agradarnos a nosotros mismos, sino Dios.
que cada uno de nosotros busque agradar a su prójimo Están dispuestos a emplearse a sí mismos a entregarse ellos mismos, a
en lo que es bueno, porque ni aún Cristo se agradó a sí sacrificarse incluso hasta el punto de morir para el beneficio de la obra
mismo (Ro. 15:1-3) del Señor.
C. Jesucristo se hizo pobre, siendo rico, para que nosotros
con su pobreza fuésemos enriquecidos” (2ª Co. 8:9)