2. Dicen que todo comenzó con la conquista de Madrid (entonces Magerit o
Mayrit), en el año 1083, por el rey Alfonso VI.
El rey observaba como luchaban sus hombres y con cuanto valor lo defendían
también los musulmanes, cuando le llamó la atención un grupo de soldados que
trepaban las murallas con una agilidad increíble. Muy sorprendido dijo: “Se diría
que trepan como gatos”.
Por ello, se les llamó así a los habitantes de la Villa y a sus descendientes.
3. A finales del siglo XIX, un perro vagabundo
frecuentaba los cafés de la Puerta del Sol y la
Calle Alcalá.
Un día pasó a un café para que alguien generoso
le diera las sobras de su comida y el Marqués de
Bogaraya que se encontraba allí, fue quien
primero se las dio y le puso de nombre “Paco”.,
por ser el día de San Francisco de Asís.
Como todos los días el Marqués iba allí a comer,
Paco la seguía frecuentando. Se forjó una amistad
entre los dos y poco a poco los clientes le
cogieron cariño.
Pronto, fue conocido por todos los habitantes de
Madrid.
4. A altas horas de la noche se oye vocear ¡sereno!
junto a unas palmadas. Unos segundos después
se oía con otra voz: ¡Vaa!, con un golpeteo del
chuzo contra las baldosas y el ruido de las llaves
chocando entre sí.
Los serenos, en su mayoría asturianos o
gallegos, dejaron de prestar su oficio sobre
1970, aunque este servicio se pretende resucitar
en algunos barrios de la ciudad.
5. Durante el siglo XIX, las corralas eran las viviendas típicas de la clase obrera.
Eran viviendas estrechas, donde llegaban a vivir dos familias para poder pagar
el alquiler.
La mayoría de ellas no tenían ni luz ni agua corriente, solo contaba con un
retrete por hilera, que por falta de ventilación causaba un insoportable olor.
Hoy en día, son considerados unos de los edificios más castizos de nuestra
ciudad.
6. Es el baile más popular y castizo de Madrid,
llegó a la corte posiblemente de Alemania o
Escocia. Se bailó por primera vez en nuestra
ciudad en 1859 con el nombre de Polca
alemana en el Palacio Real.
Posteriormente, el pueblo lo cambió haciendo
el suyo propio y lo popularizó hasta ser uno de
los símbolos de Madrid.