1. REDENCIÓN
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose
maldición por nosotros (pues está escrito: «Maldito todo
el que es colgado en un madero»)
Gálatas 3: 13
3. INTRODUCCIÓN
• La doctrina de la redención es de importancia
sin igual. Podemos desconocer muchas
cuestiones escatológicas, pero debemos tener
muy claro por qué somos salvos, quién nos
salvó y cómo lo hizo.
4. DEFINICIÓN
• Acción y efecto de sacar o rescatar de la
esclavitud al cautivo, mediante el pago de un
precio.
• Acción y efecto de comprar de nuevo un
objeto que se había poseído y vendido o
perdido.
5. DEFINICIÓN
• Acción y efecto de dejar libre una cosa
hipotecada, empeñada o sujeta a otro
gravamen, cancelando su derecho y
consiguiendo su liberación.
• Librar, en general, de una obligación o
extinguirla.
6. DEFINICIÓN
• Él nos ha librado del poder de las tinieblas y
nos ha trasladado al reino de su amado Hijo,
en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados.
– Col 1: 13 y 14
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10. EL PARIENTE REDENTOR
• No cualquiera podía ser redentor, se debían
cumplir a lo menos tres requisitos para este
oficio:
11. EL PARIENTE REDENTOR
• UN PARIENTE CERCANO: era necesaria la manifestación en carne para la redención. Gracias damos
a Dios por el Hijo de Dios, que aparece como nuestro pariente cercano.
Dios no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando. Al contrario, alguien
testificó en cierto lugar, diciendo:
«¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo visites? Lo hiciste un poco
menor que los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra y lo pusiste sobre las obras de tus manos.
Todo lo sujetaste bajo sus pies».
En cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no le sea sujeto, aunque todavía no vemos que todas
las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a
Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia
de Dios experimentara la muerte por todos.
Convenía a aquel por cuya causa existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten
que, habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionara por medio de las aflicciones al autor
de la salvación de ellos, porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo
cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo:
«Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré»
12. EL PARIENTE REDENTOR
• UN PARIENTE CERCANO: era necesaria la manifestación en carne para la redención. Gracias damos
a Dios por el Hijo de Dios, que aparece como nuestro pariente cercano.
Dios no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando. Al contrario, alguien
testificó en cierto lugar, diciendo:
«¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo visites? Lo hiciste un poco
menor que los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra y lo pusiste sobre las obras de tus manos.
Todo lo sujetaste bajo sus pies».
En cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no le sea sujeto, aunque todavía no vemos que todas
las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a
Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia
de Dios experimentara la muerte por todos.
Convenía a aquel por cuya causa existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten
que, habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionara por medio de las aflicciones al autor
de la salvación de ellos, porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo
cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo:
«Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré»
13. EL PARIENTE REDENTOR
• TENER LA CAPACIDAD DE REDIMIR: El redentor de ellos
es el Fuerte (Jehová de los ejércitos es su nombre). De
cierto defenderá la causa de ellos, para hacer que
repose la tierra y que se turben los moradores de
Babilonia. Jesucristo por su perfección, santidad y
divinidad, tenía el poder para redimir. »Yo soy el buen
pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. El
precio de la redención era la sangre. pues ya sabéis
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir
(la cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre
preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y
sin contaminación.
14. EL PARIENTE REDENTOR
• QUERER HACERLO: el otro “fulano”, pariente más cercano
de Noemí, no quiso redimir. Pero Jesucristo estaba
dispuesto a hacerlo. Su sacrificio fue voluntario. Ya conocéis
la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su
pobreza fuerais enriquecidos. Ciertamente, todo sacerdote
está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los
mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.
Ciertamente, todo sacerdote está día tras día ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca
pueden quitar los pecados.