1. GENERACIÓN DEL 27 Begoña Sanvicens Meritxell Escoda Javier Hidalgo Adrian Marín
2. PEDRO SALINAS DETRÁS, MÁS ALLÁ Sí, por detrás de las gentes te busco. No en tu nombre si lo dicen, no en tu imagen, si la pintan. Detrás, detrás, más allá. Por detrás de ti te busco. No en tu espejo, no en tu letra, ni en tu alma. Detrás, más allá. También detrás, más atrás de mí te busco. No eres lo que yo siento de ti. No eres lo que me está palpitando con sangre mía en las venas, sin ser yo. Detrás, más allá te busco. Por encontrarme, dejar de vivir en ti, y en mí, y en los otros. Vivir ya detrás de todo, al otro lado de todo -por encontrarme- como si fuese morir.
3. FEDERICO GARCÍA LORCA CANCIÓN DEL JINETE En la luna negra de los bandoleros, cantan las espuelas. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? ...Las duras espuelas del bandido inmóvil que perdió las riendas. Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, sangraba el costado de Sierra Morena. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? La noche espolea sus negros ijares clavándose estrellas. Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, ¡un grito! y el cuerno largo de la hoguera. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
4. GERARDO DIEGO Río Duero, río Duero nadie a acompañarte baja, nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada. Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de plata, moliendo con tus romances las cosechas mal logradas. Y entre los santos de piedra y los álamos de magia pasas llevando en tus ondas palabras de amor, palabras. Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua. Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada. Sino los enamorados que preguntan por sus almas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras.
5. Jorge Guillén ESTATUA ECUESTRE Permanece el trote aquí, Entre su arranque y mi mano. Bien ceñida queda así Su intención de ser lejano. Porque voy en un corcel A la maravilla fiel: Inmóvil con todo brío. ¡Y a fuerza de cuánta calma Tengo en bronce toda el alma, Clara en el cielo del frío!
6. Vicente Aleixandre Hija de la mar Muchacha, corazón o sonrisa, caliente nudo de presencia en el día, irresponsable belleza que a sí misma se ignora, ojos de azul radiante que estremece. Tu inocencia como un mar en que vives- qué pena a ti alcanzarte, tú sola isla aún intacta; qué pecho el tuyo, playa o arena amada que escurre entre los dedos aún sin forma. Generosa presencia la de una niña que amar, derribado o tendido cuerpo o playa a una brisa, a unos ojos templados que te miran, oreando un desnudo dócil a su tacto. No mientas nunca, conserva siempre tu inerte y armoniosa fiebre que no resiste, playa o cuerpo dorado, muchacha que en la orilla es siempre alguna concha que unas ondas dejaron. Vive, vive como el mismo rumor de que has nacido; escucha el son de tu madre imperiosa; sé tú espuma que queda después de aquel amor, después de que, agua o madre, la orilla se retira.6
7. Manuel Altolaguirre Abandono ¡Qué dulce dolor de ancla en el corazón sentías! Tu corazón reteniendo, duro coral, mi partida. Ahogada en amor, tu amor como un mar me sostenía. Altos vientos me empujaron solitario a la deriva. Si mi nave se fue lejos más profunda quedó hundida tu dura rama de sangre, rota el ancla de mi vida. Solo, entre las grises nubes que mis sienes acarician, sin ti voy por entre nieblas recordando tu agonía.
8. Luís Cernuda Bidón Adolescente fui en días idénticos a nubes... Adolescente fui en días idénticos a nubes, cosa grácil, visible por penumbra y reflejo, y extraño es, si ese recuerdo busco, que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy. Perder placer es triste como la dulce lámpara sobre el lento nocturno; aquel fui, aquel fui, aquel he sido... era la ignorancia mi sombra. Ni gozo ni pena; fui niño prisionero entre muros cambiantes; historias como cuerpos, cristales como cielos, sueño luego, un sueño más alto que la vida. Cuando la muerte quiera una verdad quitar de entre mis manos, las hallará vacías, como en la adolescencia, ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.
9. Emilio Prados Canción para los ojos Lo que yo quiero saber es dónde estoy... Dónde estuve, sé que nunca lo sabré. Adónde voy ya lo sé... Dónde estuve, dónde voy, dónde estoy quiero saber, pues abierto sobre el aire, muerto, no sabré que, soy vivo, lo que quise ser. Hoy lo quisiera yo ver; no mañana: ¡Hoy!
10.
11. Viudita habías de ser, viudita cascabelera, y yo casarme contigo. Luna lunera…