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  1. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 1 TEMA 65. NUEVAS FORMAS DEL TEATRO ESPAÑOL EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX. VALLE-INCLÁN. GARCÍA LORCA. 1. INTRODUCCIÓN Al final del siglo XIX el teatro comercial triunfaba, pero en ese mismo momento se inicia el interés por plantearse el sentido de la vida de cada espectador, según una observación de Unamuno en «La regeneración del teatro español». El teatro era un género poco innovador (Gerald Brown), puesto que el teatro comercial constituido por dramas a lo Echegaray, zarzuelas, comedias, sainetes costumbristas, etc., conocía un éxito imparable entre el público, mientras que la crítica aconsejaba las fórmulas más eficaces de agradar al espectador. El pesimismo sobre la función del teatro comercial se ve en Unamuno, Valle-Inclán y Azorín, que se opondrán a Echegaray en 1905. Benavente, mientras tanto, se refugia en su propia habilidad, definida en La noche del sábado (1903): compromiso entre ingenio, frivolidad y sátira amable de la burguesía. La crítica literaria acostumbra a subrayar que a la tradicional escisión entre teatro culto y popular se añade una nueva entre dramaturgos integrados y disidentes o marginales. Estos últimos sufren el rechazo de público y empresas y ven relegada su obra dramática a las páginas del libro, donde solo una minoría culta las estima y saborea. Los tres casos más significativos son Miguel de Unamuno, Ramón del Valle-Inclán y Azorín, cuya producción fue recibida con frialdad o con acritud por unos espectadores acostumbrados a planteamientos menos problemáticos. Existe un divorcio, un desdoblamiento, como dice Ruiz Ramón, entre la sociedad española y el teatro más inquieto e innovador. Pero quizá a ello se deba la amplia variedad de formas dramáticas que se registran en ese momento. La dignificación del teatro se impulsa en el teatro Eslava, donde Gregorio Martínez Sierra da funciones con textos de Marquina, Ibsen, Dumas, Molière o Zorrilla. Las escenografías de Fontanals, Ontañón o Penagos son espléndidas y las músicas de Falla y Turina contribuyen a este proceso, así como actrices empresarias como Catalina Bárcena o Margarita Xirgu, directores, o directores como Adrià Gual con el Teatre Intim. Influye el ambiente institucional, puesto que se recupera la tradición literaria desde la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907) y el Centro de Estudios Históricos, lo que conduce a una renacionalización de las letras (J. C. Mainer, Historia, literatura y sociedad —y una coda española—). Las iniciativas no comerciales fructifican en el teatro universitario, como «El Caracol» de Valle-Inclán. Con la República tenemos el Teatro del Pueblo, las Misiones Pedagógicas, La Barraca de Lorca, el Teatro Lírico Nacional o el Teatro Escuela de Arte de Rivas Cherif. A. LA RENOVACIÓN TEATRAL EN EUROPA: • Teatro primigenio, con Gordon Craig, Artaud (teatro de la crueldad) y Valle-Inclán. • Dominio del texto dramático, con Appia, Brecht y Unamuno. • Línea ecléctica: texto aliado con la fuerza escénica, con Meyerhold, Piscator y Azorín. • Realismo poético, con elementos trágicos y símbolos esenciales: Tennessee Williams y Federico García Lorca. • Teatro del absurdo: con Eugène Ionesco, Valle y Miguel Mihura. 2. TENDENCIAS DEL TEATRO ESPAÑOL A COMIENZOS DEL SIGLO XX B. TEATRO BURGUÉS CONTINUISTA Desde la segunda mitad del XIX continúa el gusto por la «alta comedia» de los teatros europeos y que en España representa Echegaray (1832-1916, Nobel en 1904). También hay una serie de líneas que tienen que ver con las concesiones al gusto popular. Comedia burguesa de Jacinto Benavente La permanencia de moldes dramáticos propios del Realismo como lo son la alta comedia y el drama rural se consigue gracias a la transformación que lleva a cabo Jacinto Benavente. En 1894, con 28 años estrenó El nido ajeno, que planteaba el papel de la mujer casada de clase media y dos hermanos que discutían sobre la posible infidelidad de su madre. Ante el dilema de buscar el éxito del público o quedar como genio incomprendido, optó por el camino más cómodo. Así, Gente conocida (1986) contemporiza con los prejuicios del público y La comida de las fiestas (1898) defiende que solo el rico puede imponerse a la buena sociedad. Con José Echegaray, la comedia burguesa, de levita o de salón se había cargado de violencia altisonante, por lo que hubo que darle un giro radical y sustituir las parrafadas grandilocuentes por un tono conversacional y ligero. Esta hazaña estética la consigue Benavente en sus primeras obras (La comida de las fiestas, 1898; Rosas de otoño, 1905). En un principio el público rechazó unas obras “en las que no pasaba nada”, pero al final acabó haciendo suya esa fórmula. En obras como La Malquerida, 1913, limó las vulgares aristas del drama rural y les dio finura psicológica y aliento poético. Queda aparte Los intereses creados de Benavente (1907), una farsa escéptica e irónica sobre el juego de mezquindades que rige la vida social. Para crearla el autor utilizó un motivo muy querido por el Modernismo: los personajes de la commedia dell’arte y de la comedia española del Siglo de Oro. Ruiz Ramón ha valorado este teatro (calidad literaria del diálogo, la finura, la elegancia, la exactitud de los ambientes, la mordacidad crítica, la naturalidad, etc.), y lo ha clasificado según los lugares escénicos en los que transcurre la acción: Su teatro era una mezcla de idealismo satírico y de escepticismo desconfiado; no pretendió moralizar, ni se adscribió a líneas establecidas. • Interiores burgueses ciudadanos, donde con las citadas están Lo cursi (1901), Rosas de otoño (1905) • Interiores cosmopolitas, donde hay un modernista mundo de princesas con aparente mordacidad, La noche del sábado, (1903) y La mariposa que voló sobre el mar (1926) • Interiores provincianos burguesas, Los malhechores del bien (1905), Pepa Doncel (1928) • Interiores rurales, Señora Ama (1908), La Infanzona (1945) y La malquerida (1913), con hábil diálogo y carácter melodramático.
  2. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 2 Como era de esperar, tuvo seguidores que, aunque de menor valía, gozaron también del favor de los espectadores: Manuel Linares Rivas, que cultivó fundamentalmente un teatro de tesis, en torno a problemas morales y jurídicos (La garra, 1914), y Gregorio Martínez Sierra, más dado a lo sentimental y sensiblero (Canción de cuna, 1911). Teatro en verso Inspirado en el drama romántico y en la comedia española del Siglo de Oro; siguen la moda francesa cuyo máximo exponente es Cyrano de Bergerac (1897) de Edmond Rostand. Torrente Ballester afirma que en los mejores casos es “pura nostalgia”; y que en los peores “engaño y evasión”. Es un teatro estereotipado y efectista que ofrece una visión exaltada y falaz de un pasado heroico inexistente. Utiliza un verso sonoro y retórico. Dominan los temas históricos, pero también hay dramas rurales y otros asuntos contemporáneos que, igualmente, tienen un tono idealizador y producen impresión de falsedad. Destacan Eduardo Marquina (Las hijas del Cid, 1908; En Flandes se ha puesto el sol, 1910). La obra dramática de Villaespesa (El alcázar de las perlas, 1911) tiene un orientalismo cartón piedra, argumentos melodramáticos y excursos lírico-paródicos que serán fácil blanco de parodia. Costumbrismo y teatro de humor La vertiente cómica popular siguió la fórmula del género chico y el teatro por horas. En las postrimerías del XIX, cuando los clásicos del sainete estrenaban sus obras maestras, ya existía una nueva generación dispuesta a tomar el relevo: Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero, Joaquín Abati, Antonio Paso… Cultivaron fundamentalmente el sainete de ambiente madrileño o andaluz. Cuando este género entró en decadencia y se vieron acosados por el auge de otras diversiones populares (el cine, el music-hall…), tuvieron que dedicarse a la comedia burguesa de corte benaventino o evolucionar hacia nuevas modalidades como la tragedia grotesca, magnífica creación de Arniches (La señorita de Trevélez, 1916; Los caciques, 1920; Es mi hombre, 1921) que, fundiendo lo cómico y lo patético, avanza hacia la estética expresionista e incorpora la crítica regeneracionista. No pierde, sin embargo, muchos de los elementos del sainete, en particular su inagotable gracia verbal y sus mojigatas notas sentimentales Teatro musical El agotamiento del género chico hizo que libretistas y compositores adaptaran la opereta vienesa al ambiente español. Son piezas ligeras, cuyos argumentos acostumbran a tener un aire irreal de cuento de hadas con ribetes sentimentales o humorísticos. Se desarrollan en países exóticos o imaginarios y dan la ocasión al lucimiento de un lujoso vestuario y de una escenografía acorde con el refinado m arco palaciego en que se desenvuelven sus personajes. Dos compositores que destacaron en el proceso de aclimatación de este género fueron Amadeo Vives y Pablo Luna, así como el libretista Juan José Cadenas. A ellos se suma el maestro José Serrano, cuya fácil inspiración melódica se aplicó por igual a la opereta y al sainete popular de viejo cuño. En la búsqueda de un teatro lírico de calidad literaria y musical hay que reseñar dos logros importantes: La vida breve de Manuel de Falla, sobre un libreto de Carlos Fdez. Shaw, que no pudo estrenarse hasta 1914, y Las golondrinas, con música de José María Usandizaga y letra de Gregorio Martínez Sierra, estrenada también ese año C. REGENERACIÓN DEL 98 La rebelión contra los criterios comerciales la conduce el teatro de ideas, también llamado por algunos autores «teatro simbolista». El espíritu de renovación finisecular, desdeñoso del realismo decimonónico, intentó el teatro poético y simbólico, típicamente modernista. Valle-Inclán (El yermo de las almas, refundido en 1908 sobre un texto de 1899, El marqués de Bradomín, 1906…) y Benavente (La noche del sábado, 1903) cultivan un drama de impronta decadentista. Lo morboso, la sexualidad anormal, el esteticismo exacerbado son notas dominantes. ®UNAMUNO se enfrenta contra la profesión cómica y la industria teatral. Como Ibsen, Strindberg o Pirandello, trata conflictos de conciencia, pero para él la causa de la crisis del teatro era la separación entre la literatura dramática y el pueblo como depositario de la «intrahistoria». Había que abandonar las comedias costumbristas, dramas con problemas artificiales, astracán, etc. Si el público prefería los toros al teatro era porque eran una representación «más dramática y más viva». Había vinculaciones entre el teatro áureo y el contemporáneo. El drama de ideas tenía como modelo el teatro teológico español, lleno de simbolismo y rechazaba el realismo. El tema del Don Juan le interesó en El hermano Juan (1929). Unamuno, (Fedra, 1910; Soledad, 1921…) crea un teatro de conciencia desnudo y esquemático, con muy escasa acción, en el que todo se nos cuenta a través de densos diálogos cuajados de reflexiones filosóficas que revelan sus conflictos religiosos y existenciales, en especial el ansia de inmortalidad. Es un drama estático, de calidad literaria, pero carente de los requisitos técnicos imprescindibles para la puesta en escena. ®AZORÍN (1873-1967), teatro antinaturalista en el que la debe haber una tensión entre cadenas de imágenes directas y procedentes del fondo del espíritu. Azorín (Lo invisible, 1927) se incorpora tardíamente al mundo de las tablas con técnicas y problemas nuevos, no siempre logrados y nunca comprendidos por el gran público. Aspira a revitalizar el teatro español con las innovaciones que triunfan en otros países europeos. Rechaza la línea realista que habían impuesto Benavente y sus epígonos y se acoge a un simbolismo lindante con los movimientos de Vanguardia. Bajo el influjo de los dramas de Maeterlinck, trata de trasponer a la escena el misterio de la muerte. Son obras suyas Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927) y su Angelita (1930). La regeneración más profunda es la que trajo Valle-Inclán con la creación del «esperpento». A este autor le dedicaremos un epígrafe propio. 3. VALLE-INCLÁN A. DRAMATURGIA La obra dramática de Valle es la más original del teatro español del S. XX y una gloriosa aventura en el teatro europeo, según Ruiz Ramón. Su estética anuncia tendencias y lenguajes que recorrerán el teatro occidental: la aportación del esperpento coincide con el teatro de la crueldad de Antonin Artaud, posee elementos surrealistas y anuncia el drama
  3. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 3 brechtiano y el teatro del absurdo de Beckett, Ionesco y Genet. Articula una producción innovadora, primero contra el simbolismo modernista, luego vinculado al expresionismo, y siempre como síntoma de la decepción de las minorías ante la cultura dominante. Aunque manejó claves simbolistas, la deformación estética que proclamaba el expresionismo fue anticipada por Valle con la valoración de acotaciones, escenarios múltiples o la vuelta la mito y la farsa primigenios. Buscaba el teatro total, donde la palabra, movimiento, decoración, sonido y luz forjaban el programa de sugestión. Hacia 1920, el esperpento aúna esos elementos con la tradición de Quevedo y Goya. ESPERPENTO 1 : Con el patetismo monstruoso de los dramas galaicos y la caricatura sangrienta de las farsas, creará la más acabada muestra del teatro expresionista: el esperpento (Cardona y Zahareas, Visión del esperpento: teoría y práctica en los esperpentos de Valle-Inclán, Madrid: Castalia, 1982). El dramaturgo, inspirándose en Goya y quizás en Quevedo, se sitúa más allá del dolor y de la risa; mira desde el aire a sus personajes, con una mirada desdeñosa, inmisericorde. Compara su obra con un espejo cóncavo que nos devuelve una imagen sistemáticamente deformada de la realidad. En este reflejo paródico y monstruoso se encierra una crítica radical a la sociedad, que no propone soluciones o alternativas, que no pacta con ninguno de los personajes ni con las ideas que representan. Luces de bohemia (1920, 2ª redacción 1924), Martes de carnaval (1921-1927), Retablo de la lujuria, de la avaricia y de la muerte (1913-1927) son un chafarrinón goyesco que retrata una España miserable y convulsa. Según Antonio Risco, el esperpento presenta vínculos con con el expresionismo pictórico español, las cabriolas futuristas o dadaístas, la audacia de Apollinaire, la farsa de Alfred Jarry o la comicidad sarcástica de Pirandello o Kafka. En la actualidad, el esperpento deja huella en Francisco Nieva, el teatro-fiesta y el teatro-carnaval. B. ETAPAS DE SU PRODUCCIÓN DRAMÁTICA2 ® CICLO MÍTICO COMEDIAS BÁRBARAS: Llevado por una especie de necesidad interior, después de publicar El yelmo de las almas y El marqués de Bradomín (que dio en 1906 el primer éxito escénico notable), dedicará dos años a las primeras Comedias 1 El vocablo circulaba desde hacía tiempo en el habla popular de Madrid para calificar un ser o un objeto a la vez ridículo, horrible y extravagante. Valle- Inclán se lo apropiará para designar el nuevo tipo de obras que está escribiendo y la visión del mundo y del arte que en ellas subyace. Pues, en efecto, uno de los rasgos característicos del esperpento es destilar su propia teoría en su texto mismo a medida que se despliega. A este respecto, dos obras tienen carácter fundador: Luces de bohemia, publicada en 1920 en su versión inicial en la revista España, y después en libro en 1924, y Los cuernos de Don Friolera, publicada también en 1921 en La Pluma y luego en su versión definitiva en 1925. En la primera de estas obras, Valle-Inclán, para aclarar lo que pretende expresar ahora y la transformación que han experimentado sus personajes, se sirve de una metáfora óptica, la de los espejos cómicos que los pequeños comerciantes de la época instalaban como cebo para los clientes a lo ancho del escaparate, en particular en un callejón de Madrid hoy desaparecido. En un pálido amanecer, encogido en un porche, vemos al desconocido poeta ciego Max Estrella, tras el periplo nocturno que lo ha llevado de librerías a cafés y luego al calabozo, que exclama: «Los héroes clásicos han ido a bárbaras (Águila de blasón, 1907 y Romance de lobos, 1908). Una Galicia donde el mal, la pasión y la muerte crean una atmósfera siniestra y trágica sirve a Valle para retomar la violencia y el misterio de los dramas de Shakespeare y Maeterlinck, reivindicando un «teatro de espanto y crueldad» frente a la comedia burguesa. Las Comedias bárbaras son teatro en libertad. Regresa a Dionisos y con él la tragedia primigenia, acompañada de las fuerzas oscuras del sexo y la crueldad (Ruiz Ramón). En un escenario de fuerzas antitéticas (amor/muerte, espíritu/carne, pureza/degradación) surge don Juan Manuel de Montenegro, último héroe de un mundo de valores absolutos. Apenas fueron consideradas teatrales en su momento, se publicaron como novelas dialogadas, pero consicente de su verdadera vocación, Valle las dividió en actos y en jornadas, y les dio su dramatis personae. Quince años más tarde, en 1922, añade al conjunto Cara de Plata. A pesar del tiempo transcurrido y sin renunciar a su reciente evolución estética que dirige los personajes hacia lo grotesco, consigue de manera convincente encabezar el tríptico con este gran panel, subrayando al mismo tiempo la modernidad intacta de las dos obras precedentes. El conjunto fue considerado irrepresentable al principio y tuvo que esperar los primeros años sesenta para incorporarse con naturalidad al repertorio de los mejores teatros madrileños. EL EMBRUAJDO DIVINAS PALABRAS, 1920: Escribirá en primer lugar Divinas palabras (1920), «tragicomedia de aldea», que reanuda el hilo cortado siete años antes volviendo a los topónimos familiares —Lugar de Condes, Viana del Prior— y a los sencillos campesinos de la región de Salnés. Es la fábula de la mujer adúltera a la que su marido sacristán salva in extremis sólo con la magia del latín litúrgico: Qui sine peccato est vestrum... No obstante, se ha dado un paso más en la desmitificación del universo idealizado de los orígenes: el ser deforme transportado en el fondo de un carro de feria en feria para conseguir unas perras, cuya posesión se disputan, sugiere una España más próxima a Buñuel que la que el autor se esforzaba por redimir en los combates de La guerra carlista. ® CICLO DE LA FARSA à teatro primigenio y esencial que no se plantea grandes escenografías. Valle-Inclán no cejaba en su intento por ver sus obras representadas, y la oportunidad le llegó cuando en 1910 Benavente impulsó el Teatro de los Niños, donde fue acogido favorablemente por la crítica, aunque no consiguió un público pasearse en el callejón del Gato. [...] Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada». 2 A sus comienzos se sintió tentado por el oficio de actor, junto con su esposa Josefina Blanco. Además, intervino también en la efímera empresa Teatro Artístico (1899), mediante la cual el autor se proponía entonces abrir la escena española al teatro de vanguardia. Esta tentativa de un Valle-Inclán aún indeciso sobre el camino que debía emprender se vio brutalmente interrumpida con la inopinada amputación de su brazo, desgracia que al menos le sirvió para ver cómo sus compañeros representaban en una velada de homenaje y a beneficio suyo la primera obra dramática nacida de su pluma, Cenizas (1899). Es una amplificación escénica de «Octavia Santino», una de las novelas cortas de Femeninas, libro publicado cuatro años antes, obra de tesis más parecida ideológicamente a La Regenta de Clarín que al Ibsen de Casa de muñecas (1879), que denuncia al mismo tiempo los matrimonios de conveniencia y los abusos de los confesores.
  4. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 4 infantil. Colaboró en este proyecto Valle-Inclán con La cabeza del dragón, una farsa inspirada parcialmente en Grimm, en la que los especialistas detectaron rasgos que anunciaban los futuros esperpentos. El rey Micomicón y el general Fierabrás se relevan el uno al otro para sumergir en la payasada la poesía de los tiempos remotos y el esplendor de las hazañas caballerescas; pero tras sus siluetas caricaturescas, es a la monarquía constitucional de Alfonso XIII hacia la que se apunta. El mismo año la gran actriz Matilde Moreno monta Cuento de abril en el teatro de la Comedia y en las dos temporadas siguientes es la compañía Guerrero-Mendoza — la más prestigiosa de la época— la que creará sucesivamente Voces de gesta (1911) y La marquesa Rosalinda (1912). Farsa de la enamorada del rey y en 1922 Farsa y licencia de la reina castiza, en las que aparece un homenaje a El Quijote con sus personajes. En 1922 Valle-Inclán escoge por blanco a Isabel II, a la que presenta como una matrona concupiscente de obesidad caricaturesca. La estética del autor está cambiando. Los amores clandestinos de la soberana dan lugar a una transición burlesca de la vida de la corte. Ministros y generales, chambelanes! damas son caracterizados como personajes de guiñol y, como tales, pueden resucitar al final del espectáculo. El impecable cincelado del verso se ve invadido de argot madrileño, subrayando así la distorsión del fondo y la forma. Ha llegado la hora del esperpento. ® CICLO DEL ESPERPENTO • Luces de bohemia (1920): presenta al protagonista, Max Estrella (representación de Alejandro Sawa), cuay venerable figura de poeta ciego «como Homero» sirve de doloroso reproche contra la abyección del mundo en que vive. Sus quince escenas abarcan las 24 horas de una tragedia clásica. Los personajes dan vueltas en un infierno de miseria moral e injusticia reconocible por medio del «espejo cóncavo» que deforma la realidad para ser más fiel a su terrible condición. Zahareas ha señalado que «la agonía de Máximo Estrella evidencia la desvaloración del sentido trágico porque el bohemio poeta, ciego y orgulloso, obligado a hacer un papel trágico ante gente insensible, acaba por mofarse de su propia tragedia y por rechazarla como absurdo completo». Se basa Valle en la situación histórica de las huelgas de 1919, de forma que construye el puente entre la estética pura de su esperpento y la elaboración histórica. • Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1927) y La hija del capitán (1927)). La primera presenta tres versiones de un mismo suceso con tres modos de ver el mundo: «de rodillas, en pie o levantado en el aire». D. Friolera, movido por el honor, creyendo matar a su mujer mata a su hija. La hija del capitán denuncia la dictadura de Primo. Fue secuestrada tras publicarse en Novela mensual en nombre de las «buenas costumbres». Esta última parte de su producción dramática —que más tarde fue puesta en relación con Beckett y el teatro del absurdo, o con Brecht y el distanciamiento crítico—, Valle- Inclán no la pudo ver jamás representada. Es verdad que el advenimiento de la República supuso un nuevo interés por su obra. En 1931 su Farsa y licencia de la reina castiza se montó en Madrid con maravillosos decorados de Salvador Bartolozzi, cuya libertad de color y estilización ponían de manifiesto la nueva orientación de la escenografía en España. Y en 1933 Margarita Xirgu, en una especie de público desagravio, hizo de Divinas palabras un triunfo en la escena del Teatro Español. Pero los esperpentos propiamente dichos sólo empezaron a representarse a finales de los años cincuenta, primero en Hispanoamérica, luego en España por grupitos de teatro universitario que se exp0ní. a la hostilidad de la crítica y de la cultura oficial, y por último en pran^ donde el Teatro Nacional Popular (TNP) de Jean Vilar montó Luces bohemia en 1963. Y es que más allá de las circunstancias políticas, la revolución teatral de Valle-Inclán no podía encontrar su público en la España de la década 1925-1935. 4. NOVECENTISMO Y VANGUARDIA Mientras dominaron los Quintero, Muñoz Seca o el género chico, ni el público ni la industria teatral permitían el cambio (Díaz-Canedo, Artículos de crítica teatral. El teatro español de 1914 a 1936). En esta época solo hubo intentos aislados de renovación teatral que no siempre trascendieron a los circuitos comerciales. Seguían en plena explotación fórmulas heredadas de la etapa precedente. Hubo gestos reformistas, que se concentran en: • Teatro de Arte, de Gregorio Martínez Sierra en el Teatro Eslava de Madrid (1917), análogo al «Théatre de l’Oeuvre» de París. • Aportaciones de Rivas Cherif, alumno de Gordon Craig o la de Margarita Xirgu. • Las Misiones pedagógicas durante la República, que llevan el teatro a las provincias y acercan la cultura al pueblo. Participan compañías universitarias como La Barraca de García Lorca o El Búho, de Max Aub. A. TENDENCIAS La comedia benaventina y la herencia del género chico En el periodo de entreguerras hubo una auténtica multitud de autores que se especializaron en comedias al uso, bien de corte benaventino, bien con predominio de lo costumbrista. Son piezas ligeras, superficiales, sentimentalonas, que satisfacen los gustos del gran público, pero no aportan nada nuevo. Muy celebrados fueron en este campo Felipe Sassone, Francisco Serrano Anguita, Enrique Suárez de Deza, entre otros. El extinguido género chico deja su herencia en la revista y en la zarzuela grande, que vuelve a los escenarios con mayores aspiraciones que antaño. Sin duda, los logros de estos géneros hay que buscarlos en la música. Otra ramificación del sainete es el astracán, creado por Pedro Muñoz Seca (El verdugo de Sevilla, 1916). Basa su comicidad en el equívoco, por medio de retruécanos y juegos de palabras, hasta dar en el puro disparate. También compone divertidas parodias: La venganza de don Mendo (1918), Los extremeños se tocan (1926). La vuelta al teatro poético La moda del teatro poético se prolongó durante las primeras décadas del S. XX. En su revitalización en los años veinte pudo influir la retórica patriótica de la dictadura primorriverista. Sus cultivadores siguieron las huellas de Marquina. En general reprodujeron sus defectos sin acercarse a él en sus logros. Luis Fdez. Ardavín (La dama del armiño, 1922), Joaquín Dicenta, hijo (Son mis amores reales, 1925) y
  5. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 5 otros insistieron en la actitud evasiva y acrítica, la visión exaltada y falaz del pasado histórico, la total desconexión con la realidad social de su tiempo, los personajes de cartón piedra, la vana retórica… En esta época se incorporaron a las tablas los hermanos Machado (Desdichas de la Fortuna o Julianillo Valcárcel, 1926; Las adelfas, 1928; La Lola se va a los puertos, 1929…). Intentaron dignificar el género, darle cierta entidad poética, pero no fueron capaces de crear estructuras dramáticas sólidas. La carrera del teatro histórico en verso alcanzó su punto más alto de proyección pública con el estreno de El divino impaciente, 1933) de José María Pemán, defensor a ultranza de los valores tradicionales y reaccionarios. El drama lírico sentimental Dentro del grupo de artistas renovadores merece especial atención Alejandro Casona. Sus piezas parten de las fórmulas constructivas de la comedia benaventina, pero añaden un juego de realidad y fantasía que ha hecho pensar en el influjo de Pirandello. Su medio de expresión es una cuidada prosa impregnada de lirismo: La sirena varada (1934), Nuestra Natacha (1936). Aunque la mayor parte de su obra ve la luz en la posguerra, cuando marcha al exilio es ya un autor célebra y de personalidad claramente definida que no experimentará cambios esenciales en su trayectoria. Teatro innovador y experimental El primer dramaturgo novecentista que intenta romper con el teatro de su época y escribir dramas literaria e intelectualmente innovadores es Jacinto Grau (El señor de Pigmalión, 1921). Por, como les ocurre a Unamuno, Azorín y Valle-Inclán, los grandes maestros de la G. de fin de siglo, no consigue interesar al público. En los años veinte, coincidiendo con la renovación general que traen las Vanguardias, hallamos nuevas tentativas de superar los límites del teatro poético, la comedia de salón o la zarzuela. Ramón Gómez de la Serna (Los medios seres, 1929) tampoco logra abrirse paso con sus piezas deshilvanadas y demasiado originales. Merecen ser recordados los experimentos vanguardistas de Valentín Andrés Álvarez (Tararí, 1929), del torero intelectual Ignacio Sánchez Mejías (Sinrazón, 1927) y de Claudio de la Torre (Tic-tac, 1930). Ese afán de renovación alcanza también a autores cuya obra se desarrollará fundamentalmente después de la guerra; tal es el caso de Miguel MIhura, cuya pieza principal, Tres sombreros de copa, se redactó en 1932. También podemos recordar aquí a Juan Ignacio Luca de Tena por la línea pirandelliana que cultiva en ¿Quién soy yo? (1935); en la posguerra se decantará hacia un B. EL 27 La estética del 27 posee un eje «deshumanizado» (Max Aub), que incluye el intento de superación de las vanguardias para crear un universo dramático con autonomía propia. El otro eje, que se define ideológicamente con la República, se manifiesta en grupos renovadores como Misiones Pedagógicas, La Barraca, El Búho, El teatro Universitario Catalán, o Compañía del Teatro proletario. Salvo en el caso de Lorca, el 27 no tuvo tiempo de adquirir un dominio del lenguaje teatral. En la Guerra Civil, el espacio republiano crea la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura, cuya sección teatral se denominaba Nueva Escena. En 1937 se crea el Consejo Nacional de Teatro y Teatro de arte y propaganda, este último dirigido por María Teresa León. El teatro era ya un arte de urgencia para la consigna ideológica. Las revistas Hora de España, Octubre o El Mono Azul recogían obras teatrales revolucionarias. Como voz disonante, Cernuda, en Sobre la situación de nuestro teatro (El Mono Azul, 14-10-37) pedía resucitar el «gran» teatro y un «repertorio teatral a la altura de la condición de hombres que tienen los espectadores». Había que ir más allá del teatro de masas para compensar la mediocridad achacable a la guerra. MILITANTE RAMÓN J. SENDER (1902-1982) parte del anarquismo, pero decepcionado adquiere la distancia ideológica de algunos exiliados. En los EE. UU. confesaba a Carmen Laforet guardar solo rencor hacia Franco, «ese césar pequeñito». En 1932 había escrito Teatro de masas para rechazar a Arniches o los Quintero, y reivindicaba un teatro «conectado con las fuerzas instintivas o subconscientes del proletariado emergente…», subrayando que la fuerza del teatro es «la masa, la multitud». Había iniciado el drama social en un acto El Secreto y con La llave. Tras llegar a México publicó Hernán Cortés, basado en la crónica de Bernal Díaz del Castillo. Otras obras tratan temas como Don Juan en la mancebía (1968) y Los laureles de Anselmo (1958), vinculada con La vida es sueño de Calderón. RAFAEL ALBERTI (1902-1999) se interesa por el teatro con El hombre deshabitado (1931), auto alegórico de formato calderoniano que trata el pecado original y el paraíso perdido con lenguaje que recuerda a Sobre los ángeles. Su Fermín Galán (1931) usa formas de romances de ciego sobre un hecho histórico caro al republicanismo. Noche de guerra en el Museo del Prado (aguafuerte, en un prólogo y un acto), quizás su mejor pieza, recoge sucesos de 1936, cuando milicianos salvan de los bombardeos los cuadros del Museo del Prado. La obra muestra paralelismos entre la guerra real y la que libraron los patriotas del cuadro de Goya Los fusilamientos del 3 de mayo. MAX AUB (París, 1903-México, 1972) aporta en 1930 Teatro incompleto, con influjo de Ortega, para dirigir luego el teatro universitario El Búho (1935-1936) y colaborar con André Malraux en la filmación de L’espoir (1937). En Francia fue recluido y deportado a Argelia, de donde huye en 1942. Cercano a la vanguardia (Nouvelle Revue Française), se acerca al expresionismo. A finales de los 60, regresa del exilio para comprobar que se lo había olvidado. Los temas esenciales de Aub son: incomunicación: teatro del absurdo con Una botella, Narcis, disolución de la personalidad: Crimen (1923), populista: Jácara del avaro (1935) tema de Molière. MIGUEL HERNÁNDEZ busca inspiración clásica en su auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras (1933). En El labrador de más aire (1937) presenta a Juan animando a los campesinos contra la explotación y levanten «una hoz de rebeldía / y un martillo de protesta». ALEJANDRO CASONA (1903-1965) participó en las Misiones Pedagógicas de la República, pero su teatro toma un aliento simbolista e incluso poético que recuerda a Priestley. En 1934 fue muy reconocida su obra La sirena varada. DE HUMOR ENRIQUE JARDIEL PONCELA, una de las figuras más innovadoras —no siempre bien comprendida— del momento,
  6. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 6 funde rasgos del arte de Vanguardia (inverosimilitud, fantasía desbocada, piruetas mentales, imágenes chocantes, personajes excéntricos, comicidad basada en el absurdo…) y de la comedia convencional (espacio dramático y escenografía, intento —fallido, muchas veces— de explicar racionalmente las situaciones, juegos de palabras sainetescos…). Crea comedias sorprendentes cuya vis cómica se sustenta en un tratamiento lógico de lo absurdo. Se le ha reprochado q ue no se atreviera a llevar sus planteamiento dramáticos hasta las últimas consecuencias. Con todo, algunas de sus obras son un auténtico derroche de ingenio y habilidad escénica: Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Un marido de ida y vuelta, Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada… 5. GARCÍA LORCA3 A. CONCEPCIÓN DRAMÁTICA, FUENTES Y TEMÁTICA CONCEPCIÓN DRAMÁTICA: García Lorca parte de una reflexión sobre el papel del teatro en la sociedad y del «desequilibrio entre el arte y el negocio» que urge solucionar, devolviendo la esencia eterna al teatro: sus raíces populares y los grandes autores del Siglo de Oro. Defendía el «teatro de acción social» que educaría al pueblo con el arte de vanguardia y con el drama nacional. De ahí su experiencia en La Barraca. Es importante, como veremos en el desarrollo del siguiente epígrafe, El nacimiento de la tragedia de Nietzsche. Como en Valle, las acotaciones son más sugestivas y simbólicas que descriptivas; la acción despliega fuerzas que evocan el rito tribal, y fórmulas de impacto dramático, como palabras-fetiche como cuchillo, luna, caballo, rosa, sangre, río, tierra. FUENTES: El teatro modernista le motiva a la elaboración en estampas y la detención del argumento mediante el desarrollo de lo lírico en determinadas escenas elegíacas, descriptivas, etc. De Benavente le viene la elección del mundo rural como escenario de tragedia. El teatro clásico español le lleva a practicar la fusión de texto, música, danza y artes plásticas en un espectáculo total. Tirso señala el camino hacia problemas morales que las convenciones sociales recomiendan silenciar. Calderón le dirige a usar el diálogo de las fuerzas de la naturaleza, y el auto sacramental le aporta su utilización del prólogo como anticipo de la ulterior representación. TEMAS: Robert Lima (1963) destacó la frustración como hilo conductor. Ruiz Ramón propone el confilicto entre dos principios: el de autoridad y el de libertad. G. M. Wells deduce dos etapas: el enfrentamiento entre valores individuales entre fuerzas sociales. Su obra evoluciona desde lo metafísico a lo social. B. PRODUCCIÓN DRAMÁTICA4 3 (usar para una introducción a Lorca) Sobre si Lorca era más bien poeta o dramaturgo, Cernuda dijo «Fue Lorca un poeta dramático al mismo tiempo que lírico, y aunque no hubiera escrito teatro, todavía sería poeta dramático por una parte grande de su poesía». Según Guillén, «tan rico talento debía desembocar en el teatro», porque su interés «por los unos y los otros, objetos y sujetos, no cabía en la canción, el romance, la oda; se necesitaba el teatro», explicación algo mitificadora como casi toda la crítica sobre Lorca. Primera etapa (1920-1928) v TEATRO POÉTICO: Lorca le imprime un factor de lirismo del que carecía con Marquina. o El maleficio de la mariposa (1920): fue un fracaso en su estreno, sólo un día en cartel. Sufrió un pateo debido a que la obra incomodaba al público, daba asco y provocaba extrañeza. Esto se debía a que el cuerpo de los actores, que durante el XIX quedó reducido a su realidad física, ahora se componía de cucarachas gigantes que hablaban en un verso enormemente lírico y que hacían casi imposible entender el tema del deseo frustrado del que habla la obra. o Mariana Pineda (1927): Trata la lucha por la libertad en tono elegíaco, con una canción que sirve de leitmotiv. Fue un éxito de público. Se centra en la cuestión privada, íntima y cotidiana, por lo que recibe críticas. No se le da la dimensión heroica mítica, Lorca no quería eso. Este verso ya no es tan lírico como el de El maleficio. A pesar de que lo central en el teatro poético eran los diálogos, aquí Mariana parece que recita al final ella sola. v TÍTERES: En 1921 ya escribía títeres. Proyectó con Falla hacer un teatro de cachiporra andaluz con algunas de sus obras. En 1934 estrenó El retablillo de Don Cristóbal y Doña Rosita. En esos años, Lorca se empeña en el teatro para marionetas. Las obras que se conservan no tienen una forma definitiva, no hay un manuscrito definitivo sino que hay variantes y alternativas. Esta era una característica que Lorca consideraba propia de este tipo de teatro. Se sabe que escribió muchas más, y se conservan fragmentos.Para Lorca suponían el modelo no colateral, el caso más claro del retorno a los orígenes que exigía para su teatro. No era una atadura convencional, al contrario que el resto de paradigma. Está relacionado con la idea de mito, fundamental, en la que la nueva manera espiritualista lorquiana, que tiene que ver con la noción de lo trágico (1928-1929) influencia de Nietzsche. Con los títeres se insiste en el mito. Es aspecto fundamental el mito de Dionisos que Nietzsche recoge en El nacimiento de la tragedia: el tema del despedazamiento del cuerpo dionisíaco a cargo de los titanes, celebrado anualmente en honor a Dionisos y que representaba la resurrección del cuerpo como vuelta al “uno primordial”, al torrente de la vida. En las obras de títeres supone la negación de la identidad y afirmar el sentido de la tierra. Este desplazamiento del cuerpo de los actores sólo se puede hacer con marionetas. Con una representación de personas, el personaje no es el personaje, y el espectador es consciente de que se trata de una realidad falsa. Además, el cuerpo humano tiene límites. El muñeco no actúa: él es el personaje. Cuando el espectador ve el títere de Don Cristóbal, solo ve a Don Cristóbal. En los títeres españoles tradicionales ya existía este personaje. Cuando se habla de él se exageran siempre el vientre y el falo. Salinas ha abonado el tópico de que «el verdadero realismo español, de alma y cuerpo, está en Lorca» (Literatura española del siglo XX). También Dámaso Alonso ha subryado el «realismo» de sus dramas, así como la fidelidad absoluta a la psicológica nacional… de los personajes. 4 Tomando como referencia La tragedia del nacimiento (El teatro de Federico García Lorca, 2008, de Encarnación Alonso Valero.
  7. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 7 Según Bajtin es algo común a cualquier forma de representación de un cuerpo grotesco (La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento).En estas obras Lorca no se prodiga en los rasgos anatómicos. Lo que sí acentúa es la exageración de esas dos partes de forma SIMBÓLICA: la porra que lleva siempre consigo es el falo. El vientre y la porra son los emblemas de su poder. A la vez son elementos objeto de burla y risa de los otros personajes. Además, pretende romper la cuarta pared, estas obras tienen carácter comunitario. Abrirá este teatro un camino fructífero en otras formas de teatro lorquianas con humanos. v LAS FARSAS: o Amor de Don Perimplín con Belisa en su jardín 5 : Empieza como una farsa de muñecos y acaba en tragedia de seres humanos, en su lucha constante entre principios opuestos y complementarios. Los personajes de los duendes son importantes: no son parte del público pero tampoco de la obra. Cuando aparecen en ella, la escena se para. Se nos alteran las coordenadas de espacio y tiempo de esta forma. Las alusiones al tiempo dejan de regirse por la verosimilitud. Esta irregularidad es un camino que Lorca va a llevar hasta el extremo con El Público y Así que pasen cinco años. o La crítica ha insistido en la relación entre esta farsa y el teatro de lo imposible. El propio Lorca lo apunta en una carta a su familia en 1929. Asimila Amor de Don Perimplín y los títeres al teatro más innovador, de vanguardia (N.Y). o La zapatera prodigiosa 6 : La zapatera prodigiosa es la primera obra en prosa para actores de Lorca. Se trata de su primera experiencia en el género teatral más común y aceptado. Esta primera obra supone una denuncia de las fórmulas convencionales: aparecen desvirtuadas, corregidas… Hay otro hecho fundamental: en estos momentos empieza a identificar su teatro con la lucha y la violencia, que será una constante en su futura producción teatral. La vanguardia y la tradición también se unen aquí. Teatro de lo imposible Lorca conoce en Nueva York el teatro experimental, lo que unido a los experimentos vanguardistas que ya ha visto en Europa lo llevan a hablar a partir de 1933 de dos líneas: teatro posible e imposible. Estas últimas son de corte vanguardistas, pero más radicales que las anteriores, imposibles de estrenar. En una entrevista en Buenos Aires en ese año, cuando le insisten en el porqué de esa imposibilidad señala que son “el espejo del público, es ir haciendo desfilar en escena los dramas propios de los espectadores, punzantes, dolorosos y vergonzosos”. La parte inconsciente e intolerable. Estas obras son: o El público, es una tragedia sobre las cuestiones de identidad en la línea nietzscheana de negar el principio del “yo” y la idea de la identidad. Además, relaciona estos conceptos con la ficción que se apoya en el lenguaje. Niega el sujeto y pone sobre la mesa los 5 Empezó a escribirse en 1922 y también tuvo versiones que forman parte de la propia pieza. Estuvo a punto de estrenarse en 1929 pero lo prohibió la censura de Primo de Rivera. Se estrenó en 1933, en el club teatral Anpístora. 6 La redacción comenzó en 1923 pero se fue ampliando. El estreno fue en 1930, e hizo de zapatera Margarita Xirgu. Tuvo éxito, pero no consideraba problemas de la existencia: para ello el texto aparece con saltos, elipsis, rupturas de sentido, etc. Tiene una complejísima superposición de planos en los que se enmarcan la cuestión del amor y de la homosexualidad. o Así que pasen cinco años. o Comedia sin título o El sueño de la vida, no se sabe el título porque está incompleto. El tema de la muerte aparece en esta obra, en la línea de borrar los límites entre escena y público, así como los moralismos. Se trata de producir un “escándalo trágico”. Las tragedias Lorca planeaba escribir tres tragedias, Bodas de Sangre, Yerma y la tercera no la tenemos. Como ya dijimos, El Público también es una tragedia, pero vanguardista. Hasta ahora en su teatro hemos visto que había apostado por géneros marginales, por decirlo así, no eran los habituales en la escena en ese momento: los títeres, las farsas… En este momento Lorca se va a proponer centrarse en la corriente más central del teatro, para lo que apuesta por uno de los géneros teatrales de mayor tradición: LA TRAGEDIA. Eso no supone, de cualquier modo, que se ponga a escribir tragedias del modo tradicional. Si parece alejarse de los márgenes es justamente para buscarlos de otro modo: actualizándola con pequeños cambios, trasgresiones, rasgos que no eran los habituales en ese género. Por lo tanto, incluso cuando abandona lo marginal, en realidad es para buscarlos de otra manera. Expresó en 1934, a propósito de Yerma declaró que era necesario volver a la tradición clásica, para lo cual utiliza características que separan la tragedia anterior a Eurípides de la moderna: la presencia de coro y la ausencia de argumento, algo que ya había señalado Nietzsche. Lo que sostenía a la tragedia moderna es el hábito moral que implica nociones de culpa y castigo; en las tragedias clásicas no puede existir la culpa judeocristiana, no hay elección, sólo un destino que está por encima de la voluntad. Los personajes son inocentes, hay inevitabilidad de la acción trágica. Dentro de ello tendrá una importancia fundamental el lenguaje: la ausencia de nombres propios frente a pocos nombres marcados por la fatalidad, caso de “Yerma”. Hay un poder en las palabras que los protagonistas conocen, surgen a la vez miedo y deseo ante estas palabras. La noción del tiempo también es esencial: se trata de un tiempo circular en que cada una de las repeticiones eleva el hecho a la enésima potencia. Dramas Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores fue la última obra que se estrenó en vida de Lorca. Ya después de su muerte se estrenó La casa de Bernarda Alba. Ninguna de las dos es una tragedia, no están en la línea de Bodas de sangre o Yerma. Doña Rosita la soltera inauguró un nuevo ciclo al que Lorca se refirió con el nombre de “Crónicas granadinas”. Incluían además una obra que se llamaba Los sueños de mi prima Aurelia de la que Lorca solo llegó a escribir el primer acto. Tanto una como otra tenían que ver con el drama, que es lo esta puesta en escena como definitiva. Para él, el definitivo fue el de Buenos Aires, de la actriz Lola Membrives, que era cantante y bailarina además de actriz. Finalmente, la otra obra no la acompañó.
  8. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 8 que se propone escribir en ese momento. En el caso de Doña Rosita aparece el drama mezclado con la comedia. Sobre esta obra Lorca dijo que: “es el drama profundo de la solterona andaluza y española general” […] “para descansar de Yerma y Bodas de sangre yo quería realizar una comedia sencilla y amable, pero no me ha salido, porque ha provocado más lágrimas que las anteriores […] ¿comedia he dicho? mejor sería drama, de las mujeres….” Habla de la mojigatería de la época y del sufrimiento que eso lleva consigo, sobre todo para las mujeres. Por eso, en definitiva se trata del drama de una serie de mujeres que a causa de una serie de presiones y costumbres sociales se ven obligadas a reprimir sus impulsos y sus deseos. El elemento primordial de la obra es el tiempo, tanto el cronológico (situada en Granada en 1900), con respecto al cual cada generación de público sentiría emociones diferentes, como el propio tiempo interno de la historia, la evolución de Rosita y la represión de sus deseos que nunca pueden verse satisfechos. La Casa de Bernarda Alba no pertenece a las Crónicas Granadinas. También es un drama sobre mujeres que por las costumbres sociales tienen que reprimir sus impulsos. Es la obra que más se acerca a los modelos establecidos, pero de todas formas (y de nuevo vuelve la paradoja de Lorca a partir del 28) y además ninguna es tampoco tan sutilmente anómala, ninguna desbordaba los esquemas de la corriente central en que se enmarca. - En las acotaciones señala una decoración plenamente vanguardista que parecía no tener que ver con la trama. - No se muestran otros espacios de la casa que son fundamentales. - Insistencia en el blanco y negro, aproximándose a la idea de la fotografía y el cine, que en momentos importantes se veía alterada (abanico rojo y verde, vestido verde…). - Las paredes representadas como muros infranqueables. - Superposición de escenarios. La propia casa es uno de los temas fundamentales à conflicto entre lo oculto, lo reprimido y lo que se manifiesta. à Las camas de acero/camas de las mal nacidas; las hermanas se pasan el día alrededor de la cama (bordando, lavando…). à La zona del corral como lugar de liberación. Alteración del código típico del teatro en que hay una figura masculina alrededor de la cual se sitúan los personajes femeninos. En este caso, ese papel de hombre/mujer parece tomarlo Bernarda, que en principio aparece como esposa, hija y madre. A lo largo de la obra, vemos que el único sentimiento por el marido es la ropa de luto, que tiene a su madre en casa encerrada y que las hijas la ven más bien como enemiga por la autoridad que ejerce sobre ellas. Su figura es la de un eslabón de una cadena masculina (“esta casa era de mi abuelo, de mi padre, ahora es mi casa”, “yo mando, yo ordeno, se hace lo que yo mando”). Es definitorio en el grito final de la obra (“¡Silencio! ¡He dicho que silencio!”). 6. CONCLUSIONES La Guerra Civil coincide con la muerte de Valle-Inclán y Unamuno, y el fusilamiento de Lorca. Se exilian Alberti, Max Aub, Margarita Xirgú o Rivas Cherif. En los años 40 el teatro se debate entre la penuria y la censura. El nuevo lenguaje teatral del tiempo de la Dictadura emerge con Historia de una escalera de A. Buero Vallejo (1949). 7. BIBLIOGRAFÍA ALONSO VALERO, E. (2008) La tragedia del nacimiento (El teatro de Federico García Lorca), Granada: Atrio. BROWN, G.G. (1978) Historia de la literatura española. El siglo XX, Barcelona: Ariel CANNAVAGGIO, J., 1995, Historia de la literatura española. Tomo VI: El siglo XX, Barcelona: Ariel Capítulo de Jacques Fressard. MAINER, J.C. (2000) Historia, literatura, sociedad (y una coda española), Madrid: Biblioteca Nueva OLIVA, C. (2002) Teatro español del siglo XX. Madrid: Síntesis Pedraza y Rodríguez Cáceres, (2012), Las épocas de la literatura española, Barcelona: Ariel RISCO, A. (1966), La estética de Valle-Inclán, Madrid: Gredos. RUIZ RAMÓN, F. (1975) Historia del teatro español. Siglo XX. Madrid: Cátedra
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