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Carnaval en Lima: cómo pasamos
de una batalla de flores a los
indeseados globazos en las calles
El juego de carnavales ha cambiado mucho con el tiempo. A puertas de
febrero, hablamos con el historiador Rolando Rojas sobre su evolución,
y examinamos alternativas para celebrar con la misma algarabía y
frescura este 2020.
Verano del 58: cuando los carnavales se jugaban a globo y baldazo limpios. (Foto:
archivo histórico de El Comercio)
/ EL COMERCIO
Juan Carlos Fangacio Arakaki
31/01/2020 10H25
Atrás quedaron los tiempos de los globos, el baldazo, la pintura y
el talco. La práctica del juego con agua de los carnavales en Lima
prácticamente está desapareciendo, salvo en algún que otro barrio
tradicional (si uno cruza por ciertas zonas del Rímac o el Callao
comprobará que aún puede acabar empapado).
Eso sí, la festividad clásica del mes de febrero no ha terminado,
solo se transforma. Una mutación que es característica de su
propia historia. En un principio nació como un intento de las élites
capitalinas de emular al Carnaval de Venecia, con sus máscaras y
trajes, pero nunca llegó a concretarse en todo esa fastuosidad.
En otro momento incluso llegó a tener rango oficial. Ocurrió en
1922, cuando el presidente Augusto B. Leguía decide organizar el
carnaval con presupuesto público, aunque con otro perfil: la fiesta
incluía un corso, un concurso de belleza y hasta una batalla de
flores, como una práctica más civilizada que la de ir arrojándose
agua, según explica el historiador Rolando Rojas Rojas, autor del
libro “Tiempos de carnaval: El ascenso de lo popular a la cultura
nacional”.
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Ese carnaval, para el que todas las municipalidades tenían una
partida que les permitía celebrarlo, fue finalmente abolido en
1958 por el presidente Manuel Prado Ugarteche. Y es esa una
primera señal de que comenzaría a declinar. La otra razón de su
decadencia es que su práctica comenzó a ser paulatinamente
remplazada por otras formas de entretenimiento: el fútbol, la
televisión, y ya más adelante los videojuegos e Internet, entre
otras costumbres.
“La práctica de mojar al otro siempre recibió críticas –explica
Rojas–. Porque ha sido vista como antigua, bárbara, incivilizada”. Y
ciertamente lo es. En los últimos años, cada vez son más los
municipios que sancionan los juegos de carnavales por su
violencia no consentida hacia los transeúntes. Por otra parte, hay
una mayor conciencia ciudadana sobre el ahorro del agua, antes
desperdiciada indiscriminadamente.
Y aunque es verdad que todavía puede generar una nostalgia de
días felices y mojados, siempre es bienvenido un ejercicio de
madurez para empezar a cambiar ciertos hábitos. Hoy surgen
nuevas formas de celebrar el carnaval, solo hay que aprender
adaptarse. Hay para todos los gustos.
OTRAS ACTIVIDADES
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CARNAVAL EN EL BARRIO
Carnaval en el barrio. (Foto: Alonso Chero)
/ ALONSO CHERO
Aunque el recordado Carnaval de Barranco ha dejado de
celebrarse en la vía pública, este festival es el que mejor conserva
su espíritu y dinámica con mucha pintura, música y fiesta. El
evento reúne a Barrio Calavera y los Olaya Sound System.
También se harán presentes Los Campesinos de Bambamarca,
ensamble que fusiona la cumbia con el folclor cajamarquino;
Tourista, agrupación que interpretará los éxitos de su último
disco, “Fantasmas”; Uchpa, un clásico del rock nacional; y algunas
propuestas de música urbana con Young Eiby, Mía Mont y Gabriel
Gil.