La motricidad fina requiere precisión y coordinación y se refiere a movimientos de partes del cuerpo sin amplitud. Incluye la coordinación viso-manual, motricidad facial, fonética y gestual. Las tareas como usar cubiertos o atar zapatos son desafíos para niños preescolares, aunque a los tres años ya controlan lápices y a los cuatro pueden usar tijeras, copiar formas, abrochar botones y escribir sus nombres en mayúsculas.