Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
Misericordiosos como el Padre
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
13 de
noviembre
de 2016
MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE
Llega a su fin el Jubileo Extraordinario de la
Misericordia al que nos convocó el Papa
Francisco y que comenzamos en nuestra
Arquidiócesis el 13 de diciembre del año pasado.
A lo largo de estos meses, los católicos hemos
atravesado la Puerta Santa de la Catedral, la del
Santuario de laVirgen de Chapi o de alguna de las
parroquias designadas para tal efecto. Hemos
tenido numerosas celebraciones jubilares y miles
de hermanos nuestros han aprovechado los
confesionarios que pusimos en el atrio de la
Catedral y se han confesado, muchos de ellos
después de veinte o treinta años o más, volviendo
a la Iglesia de la que se alejaron por diversas
razones.Todos hemos obtenido así la indulgencia
plenaria y, purificados de las consecuencias de
nuestros pecados, hemos quedado en mejores
condiciones para acoger la gracia que Dios nos
envía constantemente desde el Cielo. En pocas
palabras, hemos experimentado la misericordia
de Dios en nuestra vida, con lo que se ha
cumplido la primera finalidad que el Papa nos
propuso alconvocarnosaesteAño Jubilar.
La segunda finalidad propuesta por el Papa
consiste en que, como fruto de la experiencia del
amor misericordioso de Dios para con nosotros,
transmitamos esa misma misericordia a los
demás. Esta finalidad también se ha comenzado
a cumplir. Casi todos nuestros sacerdotes han
estado mucho más disponibles para atender a los
fieles. Numerosos sacerdotes, religiosas y laicos
han salido de las parroquias para visitar
hospitales, colegios, asilos de ancianos, cárceles
y han realizado misiones en las periferias
geográficas y existenciales, llevando a todos la
buena noticia del Evangelio y haciéndoles
presente el amor de Dios que no se olvida de
ninguno de sus hijos. De esta manera, la alegría
ha vuelto a brotar en miles de personas y hogares.
Además, nos estamos organizando para que,
antes de terminar el año, cada parroquia tenga un
equipo de Pastoral Sociocaritativa, cuyo centro
será la Cáritas Parroquial, a través de los cuales
las comunidades de fieles pondrán en común sus
dones y carismas, para realizar mejor las obras de
misericordia espirituales y corporales que deben
formarpartedelavidadetodocristiano.
Todo esto, sin embargo, no sería suficiente si cada
uno de nosotros no tomase conciencia de la
importancia de que la misericordia sea el signo
distintivo de nuestra fe y de nuestras relaciones
con los demás. En primer lugar, procuremos que
en nuestras familias se viva el amor, la
comprensión, el perdón y la ayuda mutua.
Comencemos por recuperar o fortalecer, según
sea el caso, la ternura en el trato entre los esposos,
la cercanía entre padres e hijos y, de modo
especial, la particular atención que debemos a los
ancianos. Después de Dios, la familia es lo más
importante que tenemos y debemos cuidarla y
protegerla entre todos. Hace falta pasar más ratos
juntos y que haya más diálogo. En segundo lugar,
llevemos también esa misericordia a los
ambientes que frecuentamos: el barrio, el trabajo,
el centro de estudios; y llevémosla igualmente a
nuestros hermanos más pobres y necesitados.
Puede parecer difícil, pero les aseguro que es
posible si nos dejamos amar gratuitamente por
Dios y, con la fuerza de Jesucristo resucitado, que
recibimos a través de los sacramentos, aceptamos
comenzar una nueva etapa en nuestra vida y ser
“misericordiososcomoelPadre”.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA ColumnA
De Mons. Javier Del Río Alba