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Taxonomía                                                                                                                             1



   Taxonomía
   La taxonomía (del griego ταξις, taxis, "ordenamiento", y νομος, nomos, "norma" o "regla") es, en su sentido más
   general, la ciencia de la clasificación. Habitualmente, se emplea el término para designar a la taxonomía biológica,
   la ciencia de ordenar la diversidad biológica en taxones anidados unos dentro de otros, ordenados de forma
   jerárquica, formando un sistema de clasificación.
   La taxonomía biológica será aquí tratada como una
   subdisciplina de la biología sistemática, que además
   tiene como objetivo la reconstrucción de la filogenia, o
   historia evolutiva, de la vida[2]. Es parte de la
   taxonomía descubrir y describir para la ciencia la
   diversidad biológica del planeta, asignando nombres a
   las especies. Con esta información se resuelve el árbol
   filogenético de la vida, esto es, se resuelven los
   clados[1] (que representan grupos de todos los
   descendientes de un ancestro común, con la población
   ancestral incluida) en función de las relaciones de
   parentesco entre ellos. La taxonomía, en la escuela        Árbol filogenético que muestra un ejemplo de diversificación de una
   cladista (la que predomina hoy en día[3]), decide qué      especie ancestral en 3 especies presentes en la actualidad. Cada nodo
                                                                  del árbol (como el marcado con un círculo rojo) representa el
   clados convertir en taxones correctamente descriptos y                                                               [1]
                                                                   antepasado común más próximo dentro de un clado , que
   nombrados[4]. Un taxón es un clado al que al                    representa el antepasado común más próximo con todos sus
   nombrarlo, se le asigna un nombre en latín, una                descendientes. El antepasado común es una población que no
   categoría taxonómica, un "tipo", una descripción, y se        necesariamente está compuesta de un único individuo. En barras
                                                                rojas se muestran las apomorfías: los nuevos estados del carácter.
   publica en una revista científica. La nomenclatura es la
   subdisciplina que se ocupa de reglamentar los pasos
   que dan nombre a un taxón, y que provee las reglas
   para que cada taxón tenga un único "nombre correcto".
   Como resultado se obtiene un sistema de clasificación
   que funciona como llave hacia la literatura taxonómica,
   y también como predictor, de forma de dirigir
   investigaciones relacionadas con la evolución. Una vez
   armado el sistema de clasificación, la subdisciplina de
   la determinación o identificación provee las
   herramientas para reconocer a qué taxón del sistema de
   clasificación pertenece un especímen encontrado, por
   ejemplo provee claves de identificación y descripciones
   de los caracteres diagnósticos de los taxones.                Del árbol filogenético se puede derivar una clasificación de los
                                                                  organismos. Los taxones terminales se agrupan en taxones de
   En la actualidad muchos especialistas afirman que solo           categoría más alta ubicados en sus respectivas categorías
   la definición de taxón de la escuela cladista logra que la  taxonómicas. La topología del árbol filogenético es la hipótesis que
                                                                                    decide los anidamientos.
   biología sistemática dé el servicio que se espera de ella
   al resto de las ramas de la biología, pero hay otras
   escuelas dentro de la biología sistemática que tienen razones para definir de forma diferente los taxones y cómo se
   organizan en un sistema de clasificación (escuela evolucionista, escuela fenética).

   Las normas que regulan la creación de los sistemas de clasificación son en parte convenciones más o menos
   arbitrarias. Para comprender estas arbitrariedades (por ejemplo, la nomenclatura binominal de las especies y la
Taxonomía                                                                                                                  2


   uninominal de las categorías superiores a especie) es necesario estudiar la historia de la taxonomía, que nos ha
   dejado como herencia los Códigos Internacionales de Nomenclatura a cuyas reglas deben atenerse los nombres de
   los taxones.
   La nueva crisis de biodiversidad, los avances en el análisis del ADN, y la posibilidad de intercambiar información a
   través de Internet, han dado un enorme impulso a esta ciencia desde la década del 2000, y han generado un debate
   acerca de la necesidad de hacer reformas sustanciales a los Códigos o hasta de reemplazarlos, que aún se están
   discutiendo. Algunos ejemplos de nuevas propuestas son el "BioCode", el "PhyloCode", las "marcas de ADN" y las
   relacionadas con la utilización formal de Internet.


   El taxón y la Taxonomía según las diferentes escuelas
   Más allá de la escuela que la defina, la taxonomía es la ciencia que agrupa a los organismos en taxones anidados,
   ubicados en categorías taxonómicas, formando así un sistema de clasificación, que es el fin último de esta ciencia.
   La agrupación de organismos en taxones no es al azar sino que responde a algún criterio que relaciona a los
   organismos del taxón entre sí, y los separa de los organismos que quedan fuera del taxón, y a criterios que deciden
   cómo se anidarán los taxones (cómo se relacionarán entre sí), y son estos criterios los que hacen que a la
   clasificación se la llame "sistema" y no sea una clasificación al azar (aunque el significado exacto de "sistema"
   cambió mucho con el tiempo y según la escuela). De esta definición de clasificación se desprende que un taxón es
   un grupo de organismos relacionados, a los que se buscan las propiedades que los diferencian de los demás
   organismos, y a los que se ubica en una categoría taxonómica de un sistema de clasificación, o, como explicitan los
   Códigos de Nomenclatura, un taxón es una clase poseedora de una circunscripción, una posición (una forma de
   relacionarse con otros taxones en una clasificación) y un rango (una categoría taxonómica). Una circunscripción son
   los límites diagnósticos de un taxón, es la delimitación del grupo de organismos en base a los atributos que separan
   los individuos que pertenecen a él de todos los demás individuos, en la opinión de un autor.
   Sin embargo, esta definición "exacta" de taxón no siempre es útil ni deseable en biología. Esta definición sólo
   reconoce a un grupo de organismos como taxón una vez que ya está clasificado en un sistema que lo abarque, lo cual
   no sucede cuando los investigadores todavía están buscando las relaciones del grupo de organismos con los demás
   organismos, y por lo tanto, a veces se utiliza el término "taxón" como un grupo de organismos con una
   circunscripción y una categoría, sin tener en cuenta todavía su relación con los demás taxones, y es como fue típico
   definirlo (Simpson 2005) y como lo siguen definiendo muchos hoy en día[5]. A veces incluso, debido al método
   particular con que se construye la clasificación, el investigador no necesita asignarle un rango en ningún momento
   del proceso. Esta es la situación que se vive con los métodos de construcción de clasificaciones que existen hoy en
   día, en que muchos investigadores llaman "taxón" sólo a la circunscripción, y se agrega la categoría taxonómica
   recién cuando el taxón tiene que ser "nombrado" según las reglas. Por eso, muchos grupos no se corresponden con la
   definición "completa" de taxón, sin embargo, son llamados taxones por los científicos hoy en día. Por eso cuando se
   utiliza ese término hay que atender el contexto en que es utilizado. Por ejemplo, los Códigos lo definen como
   poseedor de circunscripción, posición y rango, pero luego no se necesita una posición (aunque en la mayoría de los
   Códigos sí una categoría) para que el taxón sea "nombrado" para la ciencia. A veces es conveniente definir al taxón
   como un grupo de organismos con circunscripción que puede ser descripto y nombrado[6]. En taxonomía, un taxón
   es "nombrado" cuando se le asigna un nombre publicado según ciertas reglas que se verán en la sección de
   Nomenclatura, y es el nombre del taxón el que lo pone a disposición de los usuarios. También en algunos libros de
   texto introductorios se define al taxón como "un grupo taxonómico ubicado en un rango y al que se le asigna un
   nombre"[7].
   Los diferentes investigadores pueden estar en desacuerdo en algún aspecto de las definiciones explicitadas más
   arriba, por ejemplo podrían no estar de acuerdo en la necesidad de categorías taxonómicas, pero lo que más los
   diferencia entre sí, que generó la formación de 3 escuelas de la sistemática claramente definidas que ya llevan
   décadas de formación, es el criterio que debe utilizarse para agrupar los organismos en taxones y relacionar a su vez
Taxonomía                                                                                                                                   3


   a éstos entre sí. Dos escuelas, la "cladista" y la "evolucionista", utilizan la filogenia (historia evolutiva) de los
   organismos como criterio para agruparlos, pero con diferencias; mientras que la escuela "fenética" sólo utiliza como
   criterio la máxima similitud de caracteres, sin inferir ninguna historia evolutiva detrás de eso.
   Según la escuela cladista, la que predomina hoy en día,[3] la taxonomía es la ciencia que debe decidir qué clados del
   árbol filogenético serán taxones correctamente descriptos y "nombrados"[4]. Un "grupo monofilético" es un grupo
   formado por un ancestro más todos sus descendientes. El clado es la agrupación que surge de hacer un corte en una
   rama del cladograma (árbol filogenético), y se diferencia de los demás grupos por sus apomorfías y la topología del
   árbol, el clado siempre es monofilético. Si bien su definición no es exactamente una "circunscripción", y además
   tiene en cuenta organismos ancestrales y no sólo los vivientes como en las clasificaciones antiguas, el clado es
   considerado un "taxón" para los cladistas: el clado es un taxón monofilético.
   Hay otras escuelas de clasificación.
   Una es la que considera que los grupos
   parafiléticos también deberían tener la
   posibilidad de corresponderse con
   taxones correctamente descriptos y
   nombrados, si los grupos que los
   conforman son lo suficientemente
   similares entre sí y lo suficientemente
   disímiles del clado que queda afuera
   (escuela     evolucionista,     Simpson
         [8]                 [9]
   1961,      Ashlock 1979,      Cronquist
   1987,[10] Mayr y Ashlock 1991,[11]
   Stuessy 1983,[12] Stevens 1986,[13]
   1988[14]). De esta forma, los taxones
   son morfológicamente homogéneos y
   separados unos de otros por "gaps"
   discretos, es decir, por un conjunto
   importante de caracteres que cambia de
   estado del carácter al cambiar de taxón
                                                  La taxonomía en la actualidad. La taxonomía (definida según la escuela cladista) decide
   (Ashlock 1979,[9] Stuessy 1983,[12]           qué clados se convertirán en taxones correctamente descriptos y "nombrados". Cada nodo
   1990,[15] Stevens 1986,[13] Mayr y            representa el antepasado más próximo de cada grupo, un clado representa ese antepasado
   Ashlock 1991[11]). Ejemplos clásicos                                         más todos sus descendientes.

   de grupos parafiléticos que algunos
   taxónomos consideran que deberían llamarse taxones, son el de los procariotas, parafilético con respecto a los
   eucariotas, y el de los reptiles, parafilético con respecto a las aves. El grupo parafilético y el monofilético serían
   taxones que pertenecen a la misma categoría taxonómica.

   Otra escuela que fue encabezada por investigadores como Sneath y Sokal,[16] es la que clamaba que era imposible
   conocer la filogenia de los organismos con la información que se recolectaba, debido a que había muchos caracteres
   cuyos cambios de estado no tenían una ascendencia común y no se podía saber cuáles eran, debiendo erigir leyes
   filogenéticas propias para reconstruir la filogenia; no había cantidad de datos suficientes ni registro fósil suficiente
   en esa época para confiar en esas leyes evolutivas[17]. Esta escuela, llamada fenética, optaba por hacer
   clasificaciones basada exclusivamente en cantidad de caracteres similares (o disimilares) entre los organismos, sin
   inferir de ellos ninguna historia evolutiva (Sneath y Sokal 1973[18]). Un serio problema de estas clasificaciones es
   que a veces forman taxones formados por organismos que lo único que tienen en común es que son muy disímiles de
   todo lo que queda afuera e incluso son muy disímiles entre sí. Hay que tener en cuenta que la Sistemática le debe a
   esta escuela muchos métodos de análisis numéricos (como Sneath y Sokal 1973,[18] Abbott et al. 1985[19]), la
Taxonomía                                                                                                                             4


   diferencia es que se utilizan como ayuda para determinar la filogenia de los organismos.
   Hoy, la escuela cladista predomina por sobre las demás. Las clasificaciones basadas en grupos monofiléticos son
   más predictivas y de mayor valor heurístico que aquellas basadas en similitudes de rasgos o en pesajes
   idiosincráticos de caracteres particulares (Farris 1979,[20] Donoghue y Cantino 1988[21]). Sólo con taxones
   monofiléticos la clasificación le da el servicio que se espera de ella al resto de las ramas de la biología (Nelson y
   Platnick 1981,[22] Humphries y Parenti 1986,[23] Brooks y McLennan 1991,[24] Forey et al. 1992,[25] Cracraft y
   Donoghue 2004[26]), y hoy en día es más fácil saber qué grupos son taxones monofiléticos, debido a la cantidad de
   caracteres y a la mejor interpretación del registro fósil que hay hoy en día.
   Sin embargo, no siempre pueden reconocerse clados. Por ejemplo, la filogenia deja de ser un árbol y pasa a ser un
   patrón reticulado cuando hay mucha transferencia horizontal de genes entre organismos de diferentes especies, como
   suele pasar en bacterias. En este caso, deja de tener lógica armar un sistema de clasificación según la escuela
   cladista.
   Los árboles construidos con cualquiera de las 3
   escuelas pueden ser interpretados como dendrogramas.
   Un dendrograma es un árbol donde cada nodo
   representa la agrupación de todos los nodos terminales
   conectados a él, las relaciones entre nodos conforman
   la topología del árbol[27]. Es una representación
   pictórica de un proceso de agrupamiento jerárquico, sea
   éste aglomerativo (como el de la figura) o divisivo[27],
   y los cladogramas y los fenogramas son el resultado de
   un aglomeramiento jerárquico en base a algún método.
   Tanto en los árboles "filogenéticos" o cladogramas,
   como en los árboles "fenéticos" o fenogramas, los
   nodos pueden ser interpretados como una agrupación
                                                                  El árbol filogenético, el fenograma y la clasificación resultante
   de los taxones terminales abarcados. Como un taxón se                 pueden ser interpretados como un dendrograma.
   define como un grupo de organismos relacionados, que
   ocupa una posición en una clasificación, si los árboles se interpretan como dendrogramas, entonces cada nodo del
   dendrograma se puede interpretar como un taxón (un taxón sin categoría taxonómica). Normalmente se dice que la
   forma general de un árbol filogenético es un dendrograma, como afirmaba el mismo Hennig (1965[28] p.98), creador
   de los cladogramas. Sin embargo, los cladogramas admiten otra interpretación. Tanto Hennig como los usuarios
   posteriores de los cladogramas (Hennig 1965[28] p.113 y autores posteriores) interpretaron a los nodos de los
   cladogramas como compuestos únicamente por el ancestro más próximo de los nodos terminales, la cual es una
   interpretación diferente de la del nodo del dendrograma. Aun así se podría asociar un dendrograma a la figura de un
   cladograma porque sus topologías concuerdan, con una serie de cambios: si se asume que en los nodos, se
   encuentran agrupados los taxones terminales y no hay ancestros, y si no se considera que las marcas de apomorfías
   sobre el diagrama indican evolución de los caracteres de una población sino que se las considera como los caracteres
   que se modifican en ese taxón terminal para unirse al grupo. La "clasificación filogenética" resultado de un
   cladograma, la que resulta de agrupar a los taxones terminales en taxones de categorías más altas, también puede
   representarse por un dendrograma, si se agregan categorías taxonómicas y no se consideran los ancestros. La
   topología de una clasificación coincidirá con la de su cladograma sólo si se "nombra" a todos los clados, y si las
   poblaciones ancestrales quedan sin clasificar en categorías más pequeñas.
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   Características de los sistemas de clasificación
   Los sistemas de clasificación están compuestos por taxones (del griego ταξα, taxa) ubicados en sus respectivas
   categorías taxonómicas.
   Todas las especies deben ser "nombradas" como taxones, pero no todos los clados del árbol filogenético tienen que
   convertirse en taxones nombrados. La decisión de qué clados deberían convertirse en taxones nombrados, y la
   decisión de en qué categorías taxonómicas debería estar cada taxón, son un poco arbitrarias, pero hay ciertas reglas
   que los investigadores utilizan para que el sistema de clasificación sea "útil" (que ayude a la comunicación, que sea
   predictivo). Judd y colaboradores (2007: p. 32-35) coinciden en que:
   1. el criterio principal es la fuerza de la evidencia que
      apoya al clado. Primero, como la historia evolutiva
      (filogenia) de las especies no se ha visto sino que se
      infiere a partir de los datos (que se agregan al árbol
      en forma de apomorfías), los clados son sólo
      hipótesis y no todos son igual de evidentes: para
      convertir un clado en taxón nombrado debe haber en
      su respectiva rama del árbol muchas apomorfías que
      lo justifiquen, que hagan poco probable que se
      deshaga el grupo con futuros análisis. En segundo
      lugar, debe haber una cantidad de caracteres
      diagnósticos que permitan diferenciarlo del resto de       Árbol filogenético que muestra un ejemplo de diversificación de una
      los taxones (circunscribirlo), lo cual ayuda a la          especie ancestral en 3 especies presentes en la actualidad. Cada nodo
                                                                     del árbol (como el marcado con un círculo rojo) representa el
      estabilidad del sistema de clasificación,                                                                            [1]
                                                                      antepasado común más próximo dentro de un clado , que
   2. algunos sistemáticos apoyan la idea de que cada                 representa el antepasado común más próximo con todos sus
      taxón debe tener caracteres morfológicos obvios que            descendientes. El antepasado común es una población que no
                                                                    necesariamente está compuesta de un único individuo. En barras
      permitan identificarlo, lo cual ayuda a la
                                                                   rojas se muestran las apomorfías: los nuevos estados del carácter.
      identificación por los no sistemáticos y a inferir
      muchos aspectos de su biología;
   3. según los autores, los taxones que componen un sistema de clasificación deben tener, en lo posible, entre 3 y 7
      subtaxones, un número que puede manejar con facilidad la memoria humana (Stevens 1998[14]). En las palabras
      de Davis y Heywood (1963:83): "Debemos ser capaces de ubicar a los taxones en taxones de categoría más alta
      de forma que podamos encontrarlos de nuevo".[29]
   4. Otro criterio es la estabilidad de la nomenclatura. Los taxones que ya han sido nombrados en el pasado deben
      continuar con el mismo nombre en lo posible, como servicio a la comunidad de usuarios.
   Una vez acordado qué clados convertir en taxones nombrados, los sistemáticos deben decidir en qué categorías
   taxonómicas ubicarlos, lo cual es arbitrario. Por razones históricas se utilizan las categorías linneanas de
   clasificación: reino, filo o división, clase, orden, familia, género y especie. Los mismos criterios utilizados para saber
   si nombrar un taxón pueden ser utilizados para saber en qué categoría taxonómica ubicarlo,[14] en especial el de la
   estabilidad en la nomenclatura. Hennig (1950[30], 1966[31]) proponía que la edad geológica absoluta de un grupo
   fuera el criterio para decidir su categoría taxonómica, y hay científicos trabajando para lograr esta meta en algunos
   grupos[32].
   Últimamente algunos biólogos sistemáticos proponen eliminar el sistema de clasificación con categorías, y de hecho
   los que las agregan al nombrar a los taxones muchas veces se preocupan poco por ellas. (Simpson 2005 p.13) Una
   "filosofía taxonómica" propone eliminar las categorías del "nombre" de los taxones, dejando a criterio del autor si le
   asigna al taxón una categoría taxonómica o no.[33]
   Los sistemas de clasificación, los que nacen de taxones "nombrados", tienen dos utilidades:
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   • Sirven como contenedores de información. Los científicos de todo el mundo utilizan los taxones como unidad
     de trabajo, y publican los resultados de sus trabajos en relación con el taxón estudiado. Por lo tanto los nombres
     científicos de los organismos son la clave de acceso a un inmenso cuerpo de información, disperso en muchas
     lenguas y procedente de muchos campos de la Biología: "El nombre de un organismo es la llave hacia su
     literatura" (Davis y Heywood 1963[29]).
   • Permiten hacer predicciones acerca de la fisiología, ecología y evolución de los taxones. Por ejemplo, es muy
     común que cuando se encuentra un compuesto de interés médico en una planta, se investigue si ese compuesto u
     otros similares se encuentran también en otras especies emparentadas con ella. Otros ejemplos son las cruzas
     entre especies emparentadas, para mejorar el sabor, el rendimiento, la resistencia a las enfermedades, y otras
     características deseables en plantas y animales de importancia económica.


   Nomenclatura
   La nomenclatura es la subdisciplina que aplica las reglas para nombrar y describir a los taxones, en ellos se
   especifican las reglas para que cada taxón tenga un único "nombre correcto". Las reglas de nomenclatura están
   escritas en los Códigos Internacionales de Nomenclatura. Hay uno publicado para cada disciplina: de Zoología,[34]
   de Botánica,[35], y de bacterias,[36][37] y se actualizan frecuentemente como resultado de los congresos
   internacionales que reúnen a los científicos para tal efecto. Cada varios años se publica una nueva versión de cada
   Código, dejando sin efecto las anteriores. Por ejemplo, a febrero del 2013 último Código de Botánica es el de
   Melbourne (2011, publicado en 2012[35]), el último de Zoología es la cuarta edición (2000[34]), y el último de
   Bacterias es la revisión de 1990 (publicado en 1992[36]). Los Códigos poseen algunas diferencias entre sí, pero en su
   esencia funcionan de forma similar. Su objetivo principal es proveer un único "nombre correcto" para cada taxón
   dentro de un sistema de nombres estable (Judd et al. 2007: p. 543), guiando a taxónomos y naturalistas que necesiten
   establecer un nuevo nombre, y proveyendo reglas para determinar si cualquier nombre previamente propuesto está
   disponible y con qué prioridad, si el nombre requiere una enmienda para que sea usado correctamente, y reglas para
   habilitar el "tipo" (y, cuando sea necesario, fijarlo).[34] Los 3 Códigos están disponibles en internet, en inglés, que es
   el idioma que aprenden los científicos para comunicarse.
   Los Códigos de Nomenclatura comparten una serie de reglas básicas, como las que están expresas en los principios
   del Código de Botánica, que son:
   1. La nomenclatura botánica, la nomenclatura zoológica y la nomenclatura bacteriológica son independientes
      la una de la otra (cada una está representada por su propio Código). Como consecuencia, el mismo nombre puede
      ser utilizado para una planta o para un animal o una bacteria (aunque no es aconsejable).
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   2. El nombre debe estar acompañado de un tipo. El
      "tipo" es algo diferente si estamos hablando de un
      nombre en la categoría especie o inferior, o de un
      nombre de una categoría superior a especie. Cuando
      es descripto un taxón correspondiente a la categoría
      especie o inferior a especie, el autor debe asignar un
      espécimen específico de la especie para que sea
      designado como "el espécimen tipo nomenclatural"
      que debe estar almacenado en un lugar accesible al
      público (por ejemplo si es una planta, en un
      herbario), aunque también se pueden aceptar
      ilustraciones. Con respecto a los taxones superiores
      a especie, el nombre del género posee como "tipo" al
      nombre de aquella especie circunscripta en él que
      fue publicada primero. El nombre de cada taxón
      superior a género posee como "tipo" al nombre del
      género que fue publicado primero dentro de la
      circunscripción del taxón. El tipo tiene como
      propósito actuar como referencia para el nombre, ya           Cada especie correctamente nombrada y descripta debe poseer un
      que es el espécimen sobre el cual el nombre está            tipo (técnicamente, es el nombre de la especie lo que posee un tipo).
      basado. Por ejemplo, cuando un taxón se divide en             En plantas, por lo general son ejemplares de la especie que fueron
                                                                  recolectados y secados como en la foto (aplastándolos entre papeles
      dos, de forma que uno de los nuevos taxones
                                                                        de diario que se cambian todos los días hasta que dejan de
      conserve el nombre y el otro pase a tener un nombre         humedecerse), y luego almacenados cuidadosamente en un herbario
      nuevo, el taxón que se quede con el antiguo nombre             accesible al público, como en un museo o un jardín botánico. Si
      debe contener también al antiguo tipo en su                      almacenar un ejemplar como tipo es complicado, se puede
                                                                                 reemplazar por cuidadosas ilustraciones.
      circunscripción, y basar su descripción en el tipo. Al
      tipo utilizado en la publicación original se lo llama
      holotipo; si el holotipo se pierde, se puede elegir otro espécimen del material original como tipo nomenclatural, al
      que se llama lectotipo. Si no hay especímenes para crear un lectotipo, se puede recolectar un nuevo espécimen
      para que haga de tipo, al que se llama neotipo. Además, el "tipo" de las bacterias no es un único organismo
      muerto sino que es una cepa de bacteria cultivada viva, en general congelada y disponible.

   3. Hay un solo "nombre correcto" ("nombre válido" en Zoología) para cada taxón. El nombre correcto de
      cada taxón es el primero que fue publicado en regla. También conocido como el "principio de prioridad". Para
      que el nombre sea publicado en regla ("válidamente publicado", en Zoología "disponible") debe, además de
      cumplir con los principios, ser acompañado de una descripción o de su diagnosis (se recomiendan los dos), y debe
      ser "efectivamente publicado", publicado donde pueda ser accesible para otros científicos, como una revista
      científica, o un libro. No se consideran efectivamente publicados si se publican en un catálogo de semillas, en un
      diario, por e-mail, u otros medios efímeros de publicación.
   4. Puede haber excepciones al principio de prioridad. No puede haber dos taxones distintos llevando el mismo
      nombre dentro de un mismo Código. Por un lado algunos nombres ampliamente usados no son en realidad el
      nombre más antiguo asignado al taxón, pero al descubrirse este hecho el nombre menos antiguo ya había sido
      muy extendido. Por otro lado a veces hay taxones que poseen más de un nombre correcto (más de un nombre
      válido en Zoología). Entonces se agrega el taxón a la lista de nomina conservanda, nombres que se consideran
      válidos por razones prácticas.
   5. Los nombres científicos deben estar en latín, o latinizados aunque sus orígenes sean en otro idioma.
   6. Las reglas de nomenclatura son retroactivas, a menos que se indique expresamente lo contrario.
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   Los pasos a seguir para dar nombre a un taxón no son complicados. Es mucho más difícil justificar los límites de
   cada taxón que cumplir con los requerimientos técnicos de los Códigos para nombrarlo (Judd et al. 2007 p. 550).
   Cuando la aplicación estricta de un Código resulta en confusión o ambigüedad, los problemas son llevados a su
   Comisión respectiva para que tome una decisión al respecto. Por ejemplo, las decisiones tomadas por la Comisión
   Internacional de Nomenclatura Zoológica (que rige sobre el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica) son
   publicadas en su revista, el Bulletin of Zoological Nomenclature[38] ("Boletín de Nomenclatura Zoológica").
   A continuación los detalles acerca de las categorías y los nombres científicos.


   Definición de especie y categorías taxonómicas
   Los taxones correctamente descriptos y "nombrados" se arman a partir de grupos monofiléticos. Los grupos
   monofiléticos son grupos de organismos relacionados sin categoría taxonómica, pero en los Códigos de
   Nomenclatura, al "nombre" de taxón que los representa se le debe asignar una categoría taxonómica. De hecho
   tradicionalmente se definió al taxón como típicamente tratado en una categoría dada, aunque últimamente hay una
   tendencia entre algunos biólogos sistemáticos en eliminar el sistema de clasificación con categorías. (Simpson 2005
   p.12-13)
   En una clasificación, un organismo pertenece a una serie de taxones de categorías cada vez más altas. Entonces un
   organismo pertenece a una especie, pero también a un género (el rango superior a especie), etc. A su vez, un taxón de
   cualquier categoría siempre está compuesto de organismos: un taxón en la categoría de género tiene organismos en
   él. Esto es independiente de la naturaleza del "tipo" del taxón. Por ejemplo, el "tipo" de un género es una especie,
   pero sigue estando compuesto por organismos.
   De las categorías taxonómicas linneanas, la más importante es la especie, porque ofrece taxones que contienen el
   grupo de poblaciones claramente reconocido y discreto de tamaño más pequeño. Sistemáticos, biólogos evolutivos,
   biólogos de la conservación, ecólogos, agrónomos, horticultores, biogeógrafos y muchos otros científicos están más
   interesados en los taxones de la categoría especie que en los de ninguna otra categoría. El concepto de especie ha
   sido intensamente debatido tanto por la Sistemática como por la Biología evolutiva. Muchos libros recientes ponen el
   centro de atención en la definición de especie y la especiación (King 1993,[39] Lambert y Spencer 1995,[40] Claridge
   et al. 1997,[41] Howard y Berlocher 1998,[42] Wilson 1999,[43] Levin 2000,[44] Wheeler y Meier 2000,[45]
   Schilthuizen 2001[46]). En animales, en especial en vertebrados de tamaño grande, el criterio de la capacidad de
   hibridar es el más usado para distinguir especies. En la mayoría de los vertebrados, los grupos de individuos
   interfértiles coinciden con grupos morfológicos, ecológicos y geográficos, y con grupos formados por otros criterios,
   por lo que las especies son fáciles de delimitar. Incluso se pueden poner a prueba los límites de las especies
   analizando la interfertilidad entre las poblaciones. Este concepto de especie, llamado "concepto biológico de especie"
   (o "BSC", por "biological species concept", Mayr 1963,[47] ver también Templeton 1989,[48] Coyne 1992,[49] Mayr
   1992[50]), fue el que dominó la literatura zoológica y, hasta recientemente, también la botánica. Sin embargo, este
   criterio falla a la hora de delimitar especies de plantas, debido a que la interfertilidad entre las poblaciones varía del 0
   al 100%, por lo que, en los niveles intermedios de interfertilidad, la asignación de especie no puede realizarse de
   forma inequívoca según este concepto biológico de especie (Davis y Heywood 1963[29]). Además, existe
   reproducción uniparental y comunidades de reproducción asexual donde el intercambio de genes es bajo o nulo, y sin
   embargo son comunidades morfológicamente similares; en el otro extremo, hay poblaciones morfológicamente muy
   heterogéneas que hibridan con facilidad. En el primer caso, se podría diferenciar como especies a un vasto número
   de individuos y clones asexuales con mínima diferenciación morfológica, en el segundo, se podría llamar especie a
   un grupo de individuos muy inclusivo y heterogéneo. El hecho de que exista intercambio de material genético no
   quiere decir que las poblaciones no sean linajes diferenciados, salvo que la hibridación sea tan importante que las
   poblaciones se fusionen. Los sistemáticos de plantas no definen a las especies como comunidades reproductivas,
   muchas veces las definen como una población o un grupo de poblaciones que poseen mucha evidencia de formar un
   linaje evolutivo independiente, abandonando de esta forma el concepto biológico de especie o BSC (Davis y
Taxonomía                                                                                                                   9


   Heywood 1963,[29] Ehrlich y Raven 1969,[51] Raven 1976,[52] Mishler y Donoghue 1982,[53] Donoghue 1985,[54]
   Mishler y Brandon 1987,[55] Nixon y Wheeler 1990,[56] Davis y Nixon 1992,[57] Kornet 1993,[58] Baum y Shaw
   1995,[59] McDade 1995[60]). Hay todavía otros conceptos de especie, y todavía no termina de cristalizarse su
   definición. Cada linaje tiene una historia única de cambios genéticos, morfológicos, y ecológicos, de interacciones
   con otras especies y con el mundo físico, y de migración, dispersión, y azar. Las especies difieren en grado variado
   en la morfología, los genes, la ecología, la distribución geográfica, los sistemas de apareamiento, la plasticidad
   fenotípica, la resistencia a las enfermedades, la habilidad competitiva, el tamaño del genoma, y numerosos otros
   aspectos. Además, la especiación no ocurre de un día para el otro sino que es un proceso extendido en el tiempo (de
   Queiroz 1998[61]), por lo que se pueden estar observando diferentes grados del proceso de especiación, lo cual
   complicaría la asignación de límites. Ver especie para profundizar sobre los conceptos de especie.
   Las poblaciones también son difíciles de definir, normalmente se definen como grupos de individuos de una misma
   especie que ocupan una región geográfica más o menos bien definida y con los individuos interactuando entre sí. Las
   poblaciones pueden variar en tamaño de uno a millones de individuos, y pueden persistir en el tiempo por menos de
   un año o miles de años. Pueden ser producto de la descendencia de un solo individuo, o estar recibiendo
   constantemente inmigrantes, por lo que también poseen diferentes niveles de diversidad genética.
   Por debajo de la categoría especie, se puede dividir el taxón en subespecies y razas. Por ejemplo, en Gilia (una
   hierba), se ha llamado razas a los grupos de poblaciones que difieren morfológicamente entre sí, pero a veces crecen
   juntas e hibridan entre ellas con facilidad; subespecies a los grupos de poblaciones que poseen poco solapamiento
   geográfico, aunque todavía exista algo de hibridación entre ellas; y especies a los grupos de poblaciones que
   presentan todavía más diferenciación morfológica y menos tendencia a hibridar.
   Por debajo de la raza también se puede seguir subdividiendo en taxones en las categorías variedad y forma.
   Las especies a su vez se agrupan en taxones superiores, cada uno en una categoría más alta: géneros, familias,
   órdenes, clases, filos, y reinos. Una regla mnemotécnica para recordar la jerarquía de los taxones es la siguiente:
   El Rey es un filósofo de mucha clase que ordena para su familia géneros de buena especie.
   El orden se recuerda así: Rey por Reino, filósofo for filum, clase por clase, ordena por orden, familia por familia,
   géneros por género, y especie por especie.
   A veces posteriormente al nombre de una categoría taxonómica se encuentra el término en latín incertae sedis
   (abreviado inc. sed., del latín "posición taxonómica incierta"[62]). Esto quiere decir que no se conoce a qué taxón de
   ese rango pertenece el subtaxón afectado. Por ejemplo si se sabe que cierto género pertenece a un orden en
   particular, pero dentro de él no se conoce a qué familia pertenece, se lo agrega como perteneciente al orden, en la
   categoría de familia junto con las demás familias, como una familia incertae sedis. Esta clasificación se considera
   provisoria, hasta que los análisis de filogenia ubiquen al género en una de las familias existentes del orden, o en su
   propia familia.
   Como las categorías taxonómicas por arriba de la especie son arbitrarias, un género (grupo de especies) en una
   familia puede no tener la misma edad ni albergar la misma cantidad de variación, ni de hecho tener nada en común
   con un género de otra familia, más que el hecho de que los dos son grupos monofiléticos que pertenecen a la misma
   categoría taxonómica. Los sistemáticos experimentados están bien al tanto de esto y se dan cuenta de que los
   géneros, las familias, etcétera no son unidades comparables (Stevens 1997[63]); sin embargo, algunos científicos caen
   en el error frecuente de utilizar esas categorías como si lo fueran. Por ejemplo, es común ver medidas de diversidad
   de plantas como un listado de las familias de plantas presentes en un lugar dado, si bien el hecho de que esos taxones
   pertenezcan a una "familia" no significa nada en particular.
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   Nombre científico
   En los Códigos de Nomenclatura, cada especie queda designada por un binomio (una expresión de dos palabras) en
   latín, donde la primer palabra, el "nombre de género", es compartida por las especies del mismo género; y la
   segunda, el "adjetivo específico" o "epíteto específico", hace alusión a alguna característica o propiedad distintiva de
   esa especie en particular, como pueden ser el color (albus, "blanco"; cardinalis, "rojo cardenal"; viridis, "verde";
   luteus, "amarillo"; purpureus, "púrpura"; etc.), el origen (africanus, "africano"; americanus, "americano"; alpinus,
   "alpino"; arabicus, "arábigo"; ibericus, "ibérico"; etc.), al hábitat (arenarius, "que crece en la arena"; campestris, "de
   los campos"; fluviatilis, "de los ríos"; etc.), un homenaje a una personalidad de la ciencia o de la política o atender a
   cualquier otro criterio. No es necesario que el nombre esté en latín, sólo es necesario que esté latinizado. Los
   nombres de géneros siempre van con la primera letra en mayúsculas, los epítetos específicos siempre van en
   minúsculas, y los nombres de géneros y los de especies van siempre en itálicas (o subrayados, si se escribe a
   mano).[64] Al escribir el nombre de especie, el epíteto específico nunca es utilizado solo, y es obligatorio que esté
   precedido por el nombre del género, de forma que el nombre de la especie sea el binomio completo. El uso de la
   primera letra del nombre del género precediendo el epíteto específico también es aceptable una vez que el nombre ya
   apareció en su forma completa en la misma página o en un artículo pequeño. Así por ejemplo, la lombriz de tierra
   fue llamada Lumbricus terrestris por Linneo, y si el nombre ya apareció antes en el artículo y no hay ambigüedad,
   puede volver a referirse a ella como L. terrestris. Con respecto a los taxones ubicados en la categoría de género y
   superior, los nombres son uninominales (constan de una sola palabra) y siempre se escriben con la primera letra en
   mayúsculas (aunque solamente en la categoría de género van en itálicas). Como los Códigos de Nomenclatura
   prohíben que dentro de cada Código haya dos taxones con el mismo nombre, no puede haber dos géneros con el
   mismo nombre (ni dos taxones por arriba de género con el mismo nombre), pero como ocurre que el epíteto
   específico de las especies sólo se usa después del nombre del género, puede haber dos especies diferentes
   pertenecientes a géneros diferentes que compartan el mismo epíteto específico. Una vez fijado, un nombre no es
   sustituido por otro sin un motivo taxonómico. Por ejemplo el roble de los alrededores de Madrid fue bautizado como
   Quercus pyrenaica erróneamente, puesto que no se encuentra en los Pirineos, pero tal circunstancia no justifica un
   cambio de nombre.
   Las subespecies y las variedades poseen el nombre de la especie seguido de subsp. o de var. respectivamente,
   seguido de un epíteto subespecífico: Carpinus caroliniana subsp. caroliniana, Lyonia ligustrina var. ligustrina.
   Los nombres son elegidos por el investigador que los publica por primera vez, que no siempre tiene en mente las
   cosas que los demás se esperan a la hora de nombrarlos. Desde la época de Linneo[65] que se han registrado nombres
   científicos insólitos, algunos de los últimos: la araña Pachygnatha zappa, porque tiene una mancha en el abdomen
   igual al bigote del artista Frank Zappa; algunas moscas chupadoras de sangre del género Maruina: Maruina amada,
   M. amadora, M. cholita, M. muchacha, M. querida, M. chamaca, M. chamaguita, M. chica, M. dama, M. nina, M.
   tica y M. vidamia, todos adjetivos cariñosos; el dinosaurio que fue llamado Bambiraptor debido a Bambi, el de la
   película de Disney; el molusco bivalvo Abra cadabra (aunque después se lo cambió de género); y quizás el caso más
   sobresaliente, el género de arañas brasileñas Losdolobus, llamado así porque los investigadores que lo describieron,
   queriendo homenajear a dos argentinos que habían colaborado, les pidieron a éstos que inventasen un nombre para el
   nuevo género, que quedó como Losdolobus por "los dolobus", término del lunfardo argentino intraducible en una
   enciclopedia.[66]
   Con respecto a las restricciones para nombrar a los taxones, los géneros y especies no las tienen (salvo por el hecho
   de que tienen que estar en latín o latinizados), pero en las categorías superiores a género a veces es necesario que
   tengan un sufijo en particular, que denota la categoría en la que el taxón fue ubicado, según se indica en la siguiente
   tabla:
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                           Categoría taxonómica   Plantas      Algas          Hongos     Animales Bacterias[67]

                          División/Phylum                 -phyta             -mycota

                          Subdivisión/Subphylum           -phytina           -mycotina

                          Clase                   -opsida -phyceae           -mycetes                  -ia

                          Subclase                -idae      -phycidae -mycetidae                      -idae

                          Superorden                               -anae

                          Orden                                    -ales                               -ales

                          Suborden                                 -ineae                              -ineae

                          Infraorden                                 -aria

                          Superfamilia                             -acea                 -oidea

                          Epifamilia                                                     -oidae

                          Familia                                  -aceae                -idae         -aceae

                          Subfamilia                            -oideae                  -inae         -oideae

                          Infrafamilia                                                          [68]
                                                                                         -odd

                          Tribu                                      -eae                -ini          -eae

                          Subtribu                                 -inae                 -ina          -inae

                          Infratribu                                                     -ad


   Un ejemplo de taxón es el orden Primates. En esta expresión, "orden" especifica la categoría taxonómica del grupo,
   más abarcativa que la categoría de familia y menos abarcativa que la de clase. "Primates" es el nombre del taxón. El
   orden Primates está incluido en la clase Mammalia (los mamíferos), y a su vez incluye diversas familias como la
   familia Cebidae (cébidos, las monas americanas) o la familia Hominidae (homínidos, nuestra propia familia).
   Cuando se agregan grupos fósiles al árbol, para indicar que son grupos extintos, es convención que se agregue una
   daga (†) al principio o al final del nombre del taxón.
   Además, en todos los taxones, la primera vez que se nombra un taxón en una publicación científica, el nombre
   científico puede verse seguido del apellido del autor de su descripción (normalmente llamado la "autoridad"), mejor
   aún si se sigue del año en que el taxón fue descripto (el autor es obligatorio en Botánica, opcional pero recomendable
   en Zoología). El nombre del autor puede estar abreviado (por ejemplo a Linneo se lo abrevia con una L.), y ha sido
   preparada una lista de abreviaciones aprobadas (Brummitt y Powell 1992[69]) Las veces posteriores que se nombra al
   taxón en la publicación se evita el autor y el año de publicación. A veces se encuentran variaciones en la forma en
   que autor y año son escritos (por ejemplo hay dos autores conectados por palabras en latín como in o et o ex, o el
   autor está entre paréntesis), y cada una de estas variaciones tiene su significado en Nomenclatura. Por ejemplo, en el
   caso de los animales, si en la actualidad una especie en particular está ubicada en un género diferente al que le fue
   asignado por su autoridad original, el nombre del autor y el año se ponen entre paréntesis indicando así que
   originalmente se la describió con otro nombre. Como ejemplo, el león en la actualidad es Panthera leo (Linnaeus,
   1758), y se pone autor y año entre paréntesis porque Linneo lo describió originalmente como Felis leo.
Taxonomía                                                                                                                    12


   ¿Por qué cambian los nombres de los taxones?
   La descripción formal y la tipificación de los taxones son procedimientos en los que es frecuente observar errores e
   inconsistencias, y esto ocurría aún en mayor medida antes de que los códigos internacionales reglamentaran estos
   trabajos muy pormenorizadamente. Los nombres de los taxones pueden cambiar cuando son redescubiertas
   descripciones más antiguas del mismo taxón, y se aplica el principio de prioridad, o cuando se observa que la
   descripción original en realidad se refería a un taxón diferente. Las reglas de la nomenclatura indican que en estos
   casos el nombre del taxón debe ser cambiado sin discusión, pero, si por la extensión del uso del nombre parece
   deseable su conservación, se ha de promover una proposición formal ante el comité correspondiente del Congreso
   Internacional. Éste puede decidir aceptar la inclusión en la lista de nomina conservanda, nombres que se consideran
   válidos por razones prácticas, aunque su uso contravenga la regla de prioridad. No suelen darse aquellos dos casos en
   los grupos ya bien estudiados, y en los Códigos hay además mecanismos para la supresión de nombres pobremente
   definidos en los grupos más complicados. Una vez asentada la taxonomía fundamental de un grupo, es poco probable
   que los cambios de nombres se den por esta clase de motivos.
   El motivo para cambiar nombres establecidos no está sólo en la enmienda de errores de procedimiento, sino también
   en las diferencias en el juicio científico de los especialistas. Aun cuando las asociaciones entre los nombres y los
   especímenes "tipo" hayan sido establecidas de acuerdo con todas las reglas, los nombres pueden seguir cambiando
   debido esencialmente a dos causas: que los taxónomos difieran de sus antecesores en sus opiniones acerca de cómo
   se deben circunscribir los taxones, o que el descubrimiento de nueva información obligue a modificar el criterio.
   Por ejemplo, es muy común que a distintos grupos de organismos recién descubiertos se les dé nombres de especie
   (y de género incluso) nuevos y que años después un taxónomo que los estudie llegue a la conclusión de que todos
   pueden hibridar entre sí y dar descendencia fértil, unifique todos los taxones en una única especie (en este caso todos
   los nombres cambian al nombre de la primera especie descrita dentro del grupo), dejando, en todo caso, los antiguos
   nombres de especies como subespecies. Con posterioridad puede llegar otro taxónomo que considere que esos
   grupos de organismos deberían dividirse en dos especies distintas, que en la naturaleza conviven sin hibridarse
   (aunque pudieran), debido a que cada una de las especies que él propone forma una unidad monofilética en un
   análisis de filogenia. Entonces a los que se encuadran en la "nueva" especie, se les cambia el nombre de especie por
   el nombre de la especie más antigua descrita dentro de la "nueva" especie. Otro taxonomista podría argumentar más
   tarde que todos los grupos originalmente descritos son especies válidas del mismo género, debido a que cada uno de
   ellos puede ser identificado por su propio grupo de caracteres morfológicos, y que dentro de cada uno de ellos hay un
   patrón de ascendencia y descendientes. En este caso, todos los nombres de especies cambiarían al primer nombre
   dado a cada grupo cuando fue descrito, pero todos los nombres de género se unificarían en uno solo, por lo que todos
   los géneros pasarían a nombrarse como el género más antiguo descrito dentro del grupo. Esta inestabilidad de los
   nombres se habría producido únicamente por cambios en la "filosofía taxonómica". Estas diferencias conceptuales
   entre taxónomos son extremadamente comunes hoy en día, lo cual lleva a una gran inestabilidad potencial en los
   nombres de los taxones (Vane-Wright 2003).[70]


   Determinación o identificación de especímenes
         Artículo principal: Identificación de especímenes
   La subdisciplina de la determinación, también llamada identificación de especímenes, es el proceso de asociar un
   especímen a un taxón conocido (determinarlo, identificarlo) o reconocer que es nuevo para la ciencia y necesita una
   descripción formal y un nombre (Simpson 2005: p. 12). Esta subdisciplina también se ocupa de la construcción de
   las herramientas necesarias para la identificación formal de los especímenes, como las claves.
   Hay varias razones por las que se puede necesitar una identificación. Muchos trabajos de investigación realizados
   por biólogos implican un conteo de la biodiversidad de cierto lugar. Esto sucede por ejemplo, en investigaciones
   relacionadas con la conservación de cierta área[71], o en las relacionadas con las invasiones biológicas y su impacto
Taxonomía                                                                                                                      13


   en el ecosistema, o en los cambios en patrones de sucesión debido a otras causas. Algunos análisis requieren que los
   especímenes en los que se basan estén bien documentados en especial en lo que respecta al lugar del que provienen
   (ubicación y población específica de la que son extraídos, más allá del resultado de la identificación), que estén bien
   mantenidos en el tiempo y que sean accesibles de forma de poder reevaluarlos o verificar su identidad si es
   necesario. Las colecciones sobre las que se basan estos análisis se llaman "vouchers" (si son plantas, se encuentran
   por ejemplo en un herbario o un museo), su correcta identificación y almacenamiento puede ser la tarea de algunos
   taxónomos dedicados[71]. Sobre estos especímenes se hacen los análisis de ADN que derivan en hipótesis de
   filogenias que pueden llevar al descubrimiento de nuevas especies, a redelimitar las ya existentes, o al
   descubrimiento de diferentes relaciones, de forma que no es raro que los especímenes se reclasifiquen si están lo
   suficientemente bien documentados, es fundamental que los análisis de ADN se hagan sobre "especímenes voucher"
   para que puedan ser repetidos o para que se asignen siempre al mismo clado cuando se hacen análisis diferentes [72]
   Estos especímenes son un documento de la presencia de esas especies en el área y la población en que fueron
   encontradas, algunos de ellos serán designados como el "tipo" de un nombre de especie, cuando se encuentra una
   especie nueva o se pierde el tipo de una existente (Judd et al. 2007 p.553, Simpson 2005 p.517). También se
   necesitan especímenes "voucher" cuando se hacen otras investigaciones sobre sus caracteres, como cuando se
   obtiene un extracto químico para analizar aspectos de la química de la especie que no hayan sido estudiados. Otro
   caso en el que se necesita una correcta (y rápida) identificación es cuando se sospecha que una enfermedad o muerte
   en humanos, animales o plantas es causada por un ser vivo, como cuando una planta está sospechada de causar
   muertes en el ganado o las personas que la consumen[73], o cuando un ser vivo infecta a un humano[74], la correcta
   identificación en estos casos abre la llave hacia la literatura que indica formas de control y tratamiento. Los servicios
   relacionados con la salud pública[75], como los fabricantes de pesticidas y herbicidas[76] pueden requerir un
   monitoreo de los insectos o plantas dañinos en cada zona, los últimos pueden necesitarlos documentados en forma de
   colecciones de todos sus estadios. En el campo de la biología forense la identificación de especímenes puede aclarar
   asuntos legales[77][78]
   El proceso de identificación implica un primer paso "informal" y un segundo paso "formal", que permiten llegar en
   secuencia al nombre del taxón. El primer paso es una observación a simple vista, que implica una apreciación
   inconsciente de muchos caracteres del especímen al mismo tiempo, en la que se asocia inconscientemente el
   especímen a cierto taxón (lo que se llama apreciación gestalt u holística del especímen). Por ejemplo, todos sabemos
   diferenciar una planta de un animal, muchos podemos darnos cuenta de que cierto animal es un artrópodo (insectos,
   arañas y relacionados), y muchos podemos llegar más lejos e identificar que ese artrópodo es un coleóptero
   (escarabajo) a simple vista (y con el entrenamiento, podemos seguir diferenciando algunas familias, géneros y
   especies de coleópteros a simple vista). Los métodos más formales de identificación entran en juego cuando el
   interesado necesita que la identificación continúe hasta taxones más específicos, y no los conoce o le cuesta
   diferenciarlos entre sí, o cuando necesita confirmar una posible apreciación. (Judd et al. 2007: p. 6-7; Hawthorne y
   Lawrence 2012[79])
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    Muchas malváceas son fáciles de reconocer                La rosa china es una malvácea.                   La malva silvestre, una malvácea.
      a simple vista, debido a la configuración
    particular de sus estambres, pero la mayoría
     de los interesados en identificar la especie
          deberán usar un método formal de
                    identificación.




           Las mariquitas o                         La luciérnaga                Aunque posean un carácter           Un escarabajo acuático también
            vaquitas de San                          o bichito de               prominente igual pueden ser             puede reconocerse como
          Antonio se pueden                             luz, un                     identificados como                        coleóptero.
          identificar a simple                       coleóptero.                       coleópteros.
              vista como
             coleópteros.


   Generalmente para identificar formalmente al especímen primero se lo describe, y luego se comparan los datos con
   los de taxones conocidos para ver si coinciden (Simpson 2005: p. 12).
   La descripción de un especímen puede hacerse de varias formas. El consultante necesita registrar la información
   acerca de ese especímen para identificarlo, pero quizás no quiera dañarlo porque puede ser raro o estar en peligro de
   extinción, o quizás sea un animal grande que no puede ser colectado, en este caso debe tomar notas cuidadosas y
   fotografías para documentar su apariencia. Si las circunstancias lo permiten, se puede colectar un solo especímen,
   con cuidado de no dañar ninguno de sus caracteres. Por ejemplo si es una hierba se puede colectar y luego
   presionarla entre papeles de diario hasta que se seque (Judd et al. 2007: p. 6-7), si es un artrópodo se lo puede
   capturar y guardar en un frasco con alcohol y agua 70:30. Al colectar el especímen hay que tener en cuenta que hay
   datos que se perderán al llegar al lugar de identificación y que hay que anotar en el momento, como la localidad (y si
   se puede obtener, la latitud, longitud y elevación), la fecha en que fue colectado, el hábitat en que el especímen fue
   encontrado y si estaba asociado a alguna otra especie, su abundancia en esa localidad a simple vista, y cualquier
   información sobre el estado del especímen que el colector piense que pueda no ser evidente una vez llegue a su lugar
   de identificación, como el color de sus órganos (que muchas veces puede cambiar debido a la preservación), la
   fragancia, si exuda alguna secreción, etcétera (Judd et al. 2007 p.553). El colector debe recordar que debe evitar
   términos imprecisos (como cerca, lejos, pequeño, grande) sino que debe hacer las mediciones o estimar un rango. Si
   se colecta más de un especímen de especies diferentes, el colector debe etiquetarlos con lápiz y hacer una ficha de
   colección para cada ejemplar.
   La mejor forma (Simpson 2005: p. 498) y la más rápida (Judd et al. 2007: p. 6-7) de identificar un especímen es
   consultar a un experto, un profesional o un naturalista bien entrenado al que le sean familiares la flora o la fauna de
   esa región. Si el experto está familiarizado con las últimas publicaciones científicas sobre la materia, su
Taxonomía                                                                                                                          15


   determinación será muchas veces más exacta y actualizada que la que se encuentre en una flora o una fauna
   (Simpson 2005: p. 498). También se puede consultar la literatura científica disponible sobre las especies de la
   región, para la mayoría de las regiones templadas hay literatura que describe la flora o la fauna y provee guías para
   identificarla, algunos de ellos tratan sólo de alguna porción de plantas o de animales, y muchos están en proceso de
   computarización para que sean accesibles por computadora o a través de internet (Farr 2006[80]). Una tercer cosa que
   se puede hacer es visitar algún sitio con una colección de especímenes identificados, en el caso de las plantas por
   ejemplo, se puede visitar un herbario, que suele ser un componente de las universidades o las instituciones dedicadas
   a la botánica, allí se pueden comparar los caracteres de los especímenes para ver si coinciden con los datos, con las
   fotografías, o con el especímen que uno tiene. (Judd et al. 2007: p. 6-7)
   Un problema que enfrenta la tarea de identificación es que la información sobre la biodiversidad todavía es
   incompleta, especialmente en los trópicos.[81] (Judd et al. 2007: p. 7). Otro problema es la falta de capacitación para
   realizarla: hay pocos expertos.[82][76]
   Si hay información científica sobre la biodiversidad del lugar, y es necesario hacer una identificación con métodos
   formales, a veces se necesita además de la observación a ojo desnudo, de las fotografías, y de los datos a campo, de
   otros elementos con los que extraer información, como lupa y elementos para manipular la muesta en la lupa (pinza,
   aguja de disección, bisturí), calibre para realizar mediciones, y el preparado de disecciones que se observan al
   microscopio, para hacer una evaluación más completa de los estados de los caracteres del especímen. (Judd et al.
   2007: p. 557)




      Una identificación puede necesitar de           En la lupa se observan           El microscopio óptico tiene un aumento de
      mediciones realizadas con un calibre.            los caracteres con un              40x a 400x. Para eso la muestra debe
                                                      aumento de hasta unos            presionarse en una capa delgada entre dos
                                                        40x (amplifica una                              vidrios.
                                                        imagen 40 veces su
                                                       tamaño), las lupas de
                                                          mano tienen un
                                                      aumento de unos 2x a
                                                                6x.


   Además de las herramientas para evaluar los caracteres, para el proceso de identificación se necesitan herramientas
   de comparación de esos datos con los de taxones conocidos, la más importante de ellas todavía es la clave
   dicotómica (Judd et al. 2007: p. 557).
   Las claves de identificación son métodos en los que se observan los caracteres del especímen con los que
   gradualmente se van cerrando posibilidades hasta llegar al nombre del taxón.[79] Siempre que existan claves, es
   importante seguirlas. Comparar directamente con las ilustraciones o las fotos puede inducir errores, ya que en las
   fotos pueden no mostrarse o no ser evidentes para el lector no entrenado los caracteres que diferencian el taxón de
   los demás.[76]
   En una clave dicotómica se elige siempre uno de dos caminos. Empieza con una serie de dos descripciones
   mutuamente excluyentes de los estados de algunos caracteres. Se selecciona aquella de las dos que mejor describe al
   especímen a identificar, se siguen sus indicaciones para llegar al siguiente par de descripciones, y así, y si el usuario
   no cometió un error, se llega al nombre del taxón. (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497) La tarea se
Taxonomía                                                                                                                   16


   ve muy facilitada si la clave tiene fotografías del aspecto de los estados de los caracteres.
   A continuación un ejemplo de la estructura de una clave dicotómica. Es una clave de plantas que parte de la familia
   de las ninfáceas (una familia de nenúfares), y llega hasta el género:
   • Flores hipóginas. Ápice del gineceo formando un disco plano a ligeramente cóncavo con estigmas radiales.
     Sépalos 5-14. Polen anasulcado, espinoso.
         Subfamilia Nupharoideae Mot. Ito, 1987.
                Género único: Nuphar Sm. in Sibth. & Sm., 1809. Holártico.
   • Flores períginas a epíginas. Ápice del gineceo en forma de copa, toda su superficie estigmática. Sépalos 4-5.
     Polen de otro tipo.
         Subfamilia Nymphaeoideae Arn., 1832.
      • Plantas con acúleos. Hojas escutiformes, peltadas.
         • Borde del limbo levantado formando un reborde continuo. Envés foliar aculeado. Estaminodios y apéndices
           carpelares presentes.
                      Género Victoria Lindl., 1837. América meridional tropical.
         • Borde del limbo no levantado. Haz y envés foliares aculeados. Estaminodios y apéndices carpelares
           ausentes o inconspicuos.
                      Género Euryale Salisb., 1805. Asia, de la India al Japón.
      • Plantas sin acúleos. Hojas de diversas formas, peciolo inserto en una escotadura del borde del limbo.
         • Sépalos 4-5. Estambres péndulos, epipétalos sobre la cara interna del tubo de la corola. Semillas espinosas,
           sin arilo.
                      Género Barclaya Wall., 1827. Sureste de Asia.
         • Sépalos 4(-5). Estambres erectos, períginos sobre la cara externa del tubo de la corola. Semillas lisas,
           papilosas o pelosas, con arilo.
            • Pétalos 0-5. Eje floral central prominente por encima de la copa estigmática. Hojas sumergidas lineares
              con bordes fuertemente ondulados.
                             Género Ondinea Hartog, 1970. Australia occidental.
            • Pétalos (6-)8-40(-50). Eje floral central visible como pequeña proyección en la base de la copa
              estigmática. Hojas sumergidas (si existen) anchas, de bordes apenas ondulados.
                             Género Nymphaea L., 1753. Cosmopolita.
   Más moderna es la clave multi-acceso o policlave, en la que a diferencia de la dicotómica, se puede utilizar cualquier
   conjunto de caracteres en cualquier orden, de forma que el usuario selecciona los caracteres utilizados para la
   identificación. Muchas veces estas claves contienen mucha más cantidad de caracteres que las claves dicotómicas.
   Esta clave es ventajosa cuando se posee por ejemplo un especímen incompleto (como cuando a una planta le faltan
   las flores), o cuando se tiene información incompleta sobre el especímen. Se han escrito programas de computadora
   de policlaves, en que de forma interactiva se ingresan los caracteres y el programa devuelve los posibles taxones.
   Programas de identificación asistidos por computadora son por ejemplo el sistema DELTA [83] ("Descriptive
   Language for Taxonomy") (Askevold y O'Brien 1994,[84] Dallwitz 1993,[85] 2000,[86] Dallwitz et al. 2002,[87]
   Pankhurst 1978,[88] 1991,[89] Watson y Dallwitz 1991,[90] 1993[91]), o el sistema LUCID [92] (Norton 2012[93]), y es
   seguro que se volverán más importantes en el futuro (Edwards y Morse 1995[94]). Los programas sirven tanto para
   utilizar claves ya existentes como para construirlas, y están adaptados a que se agreguen fotos, videos y sonido. Hoy
   en dia, la mayor desventaja de las policlaves es su disponibilidad (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p.
   496-497), aunque ya hay policlaves para identificar las plantas de cualquier región del mundo hasta familia (como en
   colby[95] y en discoverlife[96]), de hormigas (antweb[97]), de saltamontes (Common Western Grasshoppers[98]), de
Taxonomía                                                                                                                   17


   mariposas y polillas (Butterflies and Moths[99]), y muchas todavía están siendo creadas para estados de Estados
   Unidos (al 2006). Hay esfuerzos crecientes para computarizar las claves de identificación, incluidas las policlaves.
   [82]

   Si bien las claves por computadora son valiosas, la mayor parte de las claves de identificación todavía se encuentra,
   junto con las respectivas descripciones e ilustraciones de cada taxón, en libros llamados floras y faunas, que reúnen
   la información sobre la presencia de las plantas o animales pertenecientes a un área particular, a una pequeña región,
   o a todo un continente (Judd et al. 2007: p. 560). A veces esos libros son sólo sobre las especies de un taxón
   particular. Un problema que deben enfrentar los usuarios de estas claves es que muchas veces están desactualizadas.
   Los nombres recién descriptos para la ciencia pueden no encontrarse en ellas, como también pueden no encontrarse
   especies exóticas que se hayan instalado hace poco en la región. Otro problema es que dos floras o faunas que
   afecten la misma área (como una flora o fauna local y una regional) pueden diferir en su taxonomía y por lo tanto dar
   resultados diferentes. Las claves computarizadas poseen muchos de los mismos problemas que las claves en papel,
   aunque es esperable que en el futuro ofrezcan mejores facilidades para ser actualizadas y para la búsqueda rápida de
   sinónimos[82] También se encuentran claves de identificación, descripciones e ilustraciones en las monografías
   (monographs), que son un estudio extenso de un taxón en particular, y en las revisiones taxonómicas, similares a las
   monografías pero menos exhaustivas. Los dos últimos usualmente se publican en revistas científicas, por ejemplo
   una revista científica de botánica es Annals of the Missouri Botanical Garden (Judd et al. 2007: p. 560). Las revistas
   científicas tienen la posibilidad de accederse en papel u online, y son pagas. Se puede pedir una recomendación
   acerca de cuál es el mejor manual para trabajar en un área particular al taxónomo que esté trabajando en alguna
   universidad de la zona.[73]
   Al utilizar una clave, siempre hay que leer cuidadosamente las dos opciones, tener en cuenta todos los caracteres
   mencionados, no estimar las mediciones sino realizarlas, y buscar en el glosario todos los términos que no se
   conozcan. Tener en cuenta que los seres vivos poseen cierta variabilidad, así que si existe la posibilidad de ver un
   carácter varias veces (por ejemplo en varias hojas de una planta) se ganará en precisión. (Judd et al. 2007. p.558)
   Muchas veces no es evidente que una descripción se corresponde con el especímen, porque no necesariamente todos
   los caracteres de una descripción se corresponderán con todos los caracteres del especímen (o siquiera existen en el
   especímen). Al utilizar una clave es muy probable que en algún momento se llegue a un par de descripciones donde
   el camino a seguir sea confuso. Cuando es así, hay que seguir los dos caminos, si alguno de los dos es muy
   incoherente (por ejemplo si pide la observación de varios caracteres que no existen en el especímen) se descarta. Si
   no se pueden descartar caminos, se llegará a más de un posible taxón, que después hay que chequear de otras formas
   (ver más adelante).[73]
   Si el especímen no puede ser completamente identificado con la clave (sea dicotómica o policlave), entonces el
   usuario puede obtener una lista corta de posibles taxones a los que pertenece el especímen, chequeando luego a qué
   taxón pertenece de otras formas (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497). Aunque obtenga un solo
   resultado, es importante chequearlo. Una forma de hacerlo es leer la descripción y ver las ilustraciones del taxón o
   los taxones a los que se llegó, especialmente evaluando la lista de sus caracteres diagnósticos, que es una lista de
   todos los estados de caracteres del taxón que lo distinguen de los demás taxones. Si coinciden con los caracteres del
   especímen, entonces se ha realizado la identificación (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 495). Otras ayudas
   para chequearlo son la comparación de caracteres entre especímenes (con alguna colección ya identificada y a
   disposición), y la comparación con fotos, o en especímenes dificultosos donde aún queden dudas, enviárselo a un
   taxónomo mejor entrenado en ese taxón (Simpson 2005: p. 497). No todas las especies pueden ser identificadas con
   estas herramientas. Por ejemplo unas pocas especies crípticas necesitan de técnicas más sofisticadas, como la
   extracción de su "marca de ADN", para su completa identificación, o directamente la ubicación exacta de la
   población de las que fueron extraídas.
Taxonomía                                                                                                                     18


   Historia de la taxonomía
         Artículo principal: Historia de la biología sistemática
   Esta sección describirá aquellos aspectos de la historia de la clasificación que permiten comprender cómo las ideas
   tempranas sobre la naturaleza, muchas veces no filogenéticas, fueron incorporadas a las clasificaciones, definiendo
   algunas de las características del sistema de clasificación actual. Otros aspectos de la historia, relacionados con la
   forma en que podrían construirse las clasificaciones, serán tratados en el artículo Historia de la biología sistemática.


   Los orígenes de la taxonomía
   Los orígenes de la taxonomía se remontan a los orígenes del lenguaje, cuando las personas llamaban con los mismos
   nombres a organismos más o menos similares, sistema que persiste hoy en día en lo que llamamos los "nombres
   vulgares" de los organismos. Todas las sociedades humanas poseen un sistema taxonómico que nombra a las
   especies y las agrupa en categorías de orden superior. El ser humano posee un concepto intuitivo de lo que
   constituye una especie, producto de agrupar a los organismos según sus propiedades emergentes observadas, y esto
   se ve reflejado en que todas las clasificaciones populares de los organismos poseen remarcables similitudes entre
   ellas y también con las utilizadas hoy en día por los biólogos profesionales (Hey 2001[100]).
   La taxonomía biológica como la disciplina científica que conocemos hoy en día nació en Europa. Allí, a mediados de
   la Edad Media europea se habían formado las primeras universidades, donde se discutían temas de índole filosófica y
   técnica, y donde se redescubrían los textos de los antiguos griegos, entre los cuales hubo naturalistas como
   Teofrasto. Los naturalistas se daban cuenta de que, si bien los nombres vulgares son útiles para el habla cotidiana,
   necesitaban un sistema más universal y riguroso para nombrar a los organismos: cada especie debía ser nombrada,
   cada especie debía poseer un único nombre, y cada especie debía ser descripta de forma inambigua, en un sistema de
   nombres estable. Si bien los científicos estaban al tanto de esto, sus ideas acerca de cómo debía ser y lo que
   significaba una clasificación fueron cambiando considerablemente con el tiempo. Al finalizar la Edad Media, con la
   dominación militar y cultural que una Europa revitalizada sostendría sobre el resto del mundo, el sistema allí
   consensuado se extendería a todo el globo.
Taxonomía                                                                                                                              19


   De la taxonomía linneana al origen de los códigos
   La historia de la taxonomía es en parte la historia de un único
   sistema de clasificación "natural" que se desarrolló gradualmente
   durante centurias. La palabra "natural" no tenía significado fijo en
   una época, significaba algo diferente para cada autor según su
   concepción de la naturaleza o de cómo debía ser un sistema de
   clasificación. Por cientos de años, los naturalistas europeos
   intentaron desarrollar clasificaciones que fueran "naturales",
   además, se esperaba que las clasificaciones hicieran mucho más
   que reflejar la naturaleza: ya en 1583, el italiano Andreas
   Caesalpinus había delineado cuáles debían ser las características
   de un sistema de clasificación natural: debía ser fácil de usar y de
   memorizar, estable, predictivo y conciso (ver Greene 1983[101]),
   una serie de metas que a veces entran en conflicto. Por lo tanto
   existía la conciencia de que un sistema de clasificación no sólo
   debía reflejar la naturaleza (lo que sea que eso significara para
   cada autor), sino también servirle de utilidad a una comunidad de
   usuarios. Estas dos concepciones también a veces entran en
   conflicto.

   Por un tiempo los naturalistas construyeron diferentes
   clasificaciones, "naturales" o no, basadas en teoría o meramente
                                                                               Portada de la obra de Linneo Species plantarum
   empíricas, con el objetivo de ordenar la información disponible              (1753), obsérvese que informa al lector lo que
   sobre los organismos y reglamentar sus nombres. Pero sin duda             encontrará en el interior del libro, como los géneros
   alguna fue en el siglo XVIII en que la taxonomía recibió un               "naturales" y las clases y órdenes "artificiales". Está
                                                                               escrito en latín, el idioma universal de la época.
   empujón definitivo, gracias al naturalista sueco Carlos Linneo,
   quien tenía la ambición de nombrar a todos los animales, plantas y
   minerales conocidos en la época, agruparlos según su concepto de "naturalidad" (de forma que se relacionen según
   sus características físicas compartidas), y normalizar su denominación. Si bien ya había publicado trabajos más
   modestos antes, fue en 1753 cuando publicó un gigantesco trabajo de dos volúmenes en que almacenó y ordenó toda
   la información disponible sobre las plantas, y debido a su éxito, terminó siendo el trabajo que definió las bases del
   sistema de clasificación que se utiliza hoy en día. El libro se llamaba Species Plantarum ("Las especies de plantas"),
   y estaba escrito en latín, que era el idioma universal de la época. En ese libro las especies de plantas estaban
   agrupadas en géneros (grupos de especies) según sus similitudes morfológicas. Linneo fue uno de los primeros
   naturalistas en enfatizar el uso de similitudes entre organismos para construir un sistema de clasificación. De esa
   forma y sin saberlo, estaba clasificando a los organismos en virtud de sus similitudes genéticas, y por lo tanto
   también evolutivas. En su libro, cada especie era descripta con una frase en latín limitada a 12 palabras, en donde la
   primera de las 12 palabras siempre era el género al que pertenecía la especie. Él propuso que esas pequeñas
   descripciones fueran el nombre utilizado en todo el mundo para referirse a cada una de sus especies. A estas
   pequeñas descripciones, o polinomios, él las llamó "el nombre propio de cada especie", pero hizo un importante
   agregado que había sido inventado en su momento por Caspar Bauhin (1560-1624): la nomenclatura binominal o
   binomios, como el "nombre corto" de las especies. En los márgenes de su Species Plantarum, seguido del nombre
   "apropiado" polinomial de cada especie, escribió una sola palabra. Esta palabra, combinada con la primera palabra
   del polinomio (todavía hoy llamada género), formaba un nombre más fácil de recordar y corto para cada especie. Por
   ejemplo, la hierba de gato fue nombrada "apropiadamente" con el polinomio: Nepeta floribus interrupte spicatus
Taxonomía                                                                                                                    20


   pedunculatis (en español, "Nepeta con flores en una espiga interrumpida pedunculada"). Linneo escribió la palabra
   cataria en el margen del nombre apropiado de la especie, que quiere decir "relacionada con los gatos", haciendo
   referencia a un atributo familiar de la especie. Tanto él como sus contemporáneos rápidamente empezaron a llamar a
   la planta con el nombre Nepeta cataria, que es el nombre que persiste hoy en día.
   La nomenclatura binominal no fue la única característica impuesta en la nomenclatura académica europea por el
   éxito del libro: a la vez Linneo propuso un esquema jerárquico de clasificación, donde las especies muy similares
   morfológicamente se agrupaban en un mismo género. La categoría de género tampoco fue un invento de Linneo, de
   hecho, en 1694 Joseph Pitton de Tournefort ya había provisto guías para describir géneros de plantas: los caracteres
   de los géneros debían ser reconocibles en todos los miembros del género y ser visibles sin el uso de un microscopio.
   En lo posible, estos caracteres debían ser tomados de la flor y el fruto. Linneo utilizó los géneros, y creía que tanto
   los géneros como las especies (y algunas familias) existían en la naturaleza (eran "grupos naturales"), mientras que
   las categorías más altas eran sólo materia de conveniencia humana. Esta distinción entre categoría "real" y categoría
   "artificial" no era menor, ya que el creer que los géneros fueran reales (es decir, que existen independientemente de
   nuestro discernimiento), guía al investigador de una forma diferente de la que lo hace creer que la categoría es
   artificial. En palabras de Linneo:
         Los caracteres no hacen al género, el género nos da sus caracteres.
                                                                                             Carlos Linneo 1751:119[102]
   Con estas palabras, Linneo reconocía que las especies se agrupaban de forma diferente si se elegían caracteres
   diferentes, pero había "algo más" que la mera similitud de caracteres que agrupara a las especies en un mismo
   género, y había que saber elegir los caracteres a considerar para que la agrupación resultara ser un "grupo natural".
   Esta afirmación, fruto de la intuición de Linneo, no tendría base científica hasta la aparición de la teoría de la
   evolución (de Queiroz y Gauthier 1990[103]).
Taxonomía                                                                                                                             21


   En su sistema de clasificación, Linneo también trató
   de agrupar a algunos géneros en familias que se
   podían considerar "naturales" (la idea de que existían
   familias naturales tampoco era nueva y data de Pierre
   Magnol en 1689[104]vol.1 pp xxii-xxvii), si bien no les
   otorgaba una descripción de sus similitudes
   morfológicas, y para 1751 había reconocido 67
   familias (Linneo 1751[102]), dejando muchos géneros
   sin ubicación. Linneo buscaba caracteres que fueran
   encontrados en todos los miembros de cada familia,
   pero falló en su búsqueda aún en las más "naturales"
   de las familias, como Umbelliferae.

   Linneo también agrupó a los grupos naturales en
   órdenes y clases artificiales, sólo útiles para ordenar
   los grupos naturales de forma que sean fáciles de
   encontrar en una lista o un herbario. Los caracteres
   que utilizó para ello fueron el número de estambres y
   el número de estilos y estigmas. Por ejemplo, en el
   orden Pentandria Monogyna ubicó a los géneros
   Datura y Verbascum, que tienen 2 estigmas y 1 único        Linneo falló en la búsqueda de algún carácter que fuera común a todos
   estilo. A esta parte de la clasificación Linneo la llamó     los miembros, aun en las más "naturales" de las familias, como las
                                                                 umbelíferas. En la foto: hojas de apio (Apium) con sus pequeñas
   "sistema sexual".
                                                               inflorescencias, hábito de la zanahoria (Daucus), inflorescencias de
   El éxito del libro de Linneo solventaba los problemas       hinojo (Foeniculum), inflorescencias del cardo corredor (Eryngium),
                                                                                   raíz de perejil (Petroselinum).
   de comunicación producidos por la variedad de
   nombres y sistemas de clasificación locales. A partir
   de ese momento las actualizaciones de la clasificación hechas por el mismo Linneo o por autores posteriores,
   intentaron no abandonar la nomenclatura binominal ni el sistema de clasificación impuestos por Species Plantarum.
   En la época de Linneo se había creído que uno o unos pocos caracteres en cada categoría bastaban para armar los
   taxones en los sistemas naturales, si bien Linneo había fallado en la búsqueda de esos caracteres en la categoría de
   familia. Desde la aparición del libro de Linneo en 1753 hasta 1789, a varios autores, a Michel Adanson
   (1763-1764[104]), se les hizo evidente que los caracteres variaban dentro de los grupos "naturales", concluyendo que
   no hay caracteres esenciales para definir a un grupo, y que los grupos naturales deben ser definidos sólo mediante un
   conjunto de caracteres tomados de toda la planta, de los cuales la mayoría, pero no necesariamente todos, estarán en
   cada especie del grupo. A principios del siglo XIX, los creadores de las clasificaciones habían aumentado casi sin
   darse cuenta la cantidad de caracteres a considerar para la clasificación.

   En 1789, Antoine-Laurent de Jussieu en su libro Genera plantarum[105] describió tanto géneros como familias de
   plantas y agrupó a estas últimas en clases. Su publicación fue importante en la época porque por primera vez
   aparecía un tratamiento taxonómico que ubicara a todos los taxones por arriba de género en un sistema natural,
   porque describía a todos los taxones de todas las categorías claramente, y porque enumeraba los principios con los
   cuales se había armado su sistema (un "método").[106]
Taxonomía                                                                                                                         22


   Con respecto a los animales, en 1758 Linneo publicó la décima edición
   de su Systema Naturae, en el que listó todos los animales conocidos
   por él en ese momento y por primera vez los clasificó como había
   hecho previamente con las plantas, adoptando la nomenclatura
   binominal. Linneo nombró unas 4.400 especies de animales,
   incluyendo Homo sapiens, a pesar de la reticencia existente para
   algunos de considerar al hombre un animal.

   En 1778 Lamarck sugirió que los caracteres utilizados por los
   científicos para dividir los taxones no necesariamente tenían que ser
   los mismos que la gente utilizaba para identificar algún organismo
   encontrado. Lamarck promovió el uso de claves de identificación,
   libros que permitían a los usuarios no expertos identificar un
   organismo dado mediante caracteres fácilmente visibles. De esta forma
   mitigó el conflicto entre los creadores de los sistemas de clasificación,
   que a medida que aumentaba el conocimiento agrupaban a los
   organismos en base a caracteres cada vez más inconspicuos, en grupos
   cada vez menos intuitivos para el usuario, y los usuarios de esos
   sistemas, que estaban más interesados en la utilidad de sistema de            Página de la obra de Linneo Systema naturae en
   clasificación que en la "naturalidad" de sus grupos.                             donde incluye a Homo entre los animales.


   El término "Taxonomía" (Taxonomie, en francés) fue empleado por
   primera vez por el biólogo suizo Augustin Pyrame de Candolle a comienzos del siglo XIX.[107]
   Un cierto número de sistemáticos, especialmente en Francia y Alemania, adoptaron el concepto de "espécimen tipo".
   Estos "tipos" eran plantas guardadas en un herbario, que representaban la forma más común del grupo, o la forma
   más "perfecta" (estos autores consideraban la simetría radial y la bisexualidad más perfectas que las demás formas,
   por lo que se ha dado el caso de que guardaran mutantes como ejemplar tipo).
   Durante varias décadas después de la edición de los libros de Linneo proliferaron los nombres para animales y
   plantas y muchas veces hubo más de un nombre para una especie dada (diferentes nombres para el mismo taxón son
   llamados "sinónimos"). Cuando así era, el nombre de uso común era normalmente el más descriptivo, o simplemente
   el utilizado por la autoridad más eminente del momento. A esto se sumaba que algunos nombres de géneros y
   algunos epítetos específicos eran compuestos por más de una palabra. Esta falta de estabilidad nomenclatural hizo
   peligrar el logro de Linneo de una única clasificación para la comunicación, y eso llevó a, en 1813, la adopción de un
   código para nombrar a las plantas, llamado Théorie Elémentaire de la Botanique ("Teoría Elemental de la Botánica")
   donde se reglamentaba cuál era el nombre válido para cada taxón. Por lo mismo y para los animales, en 1842, se
   adoptó un código de reglas formuladas bajo el auspicio de la British Association for the Advancement of Science
   ("Asociación Británica para el Avance de la Ciencia"), llamado el Strickland Code ("Código de Strickland",
   Strickland et al. 1842[108]). Los dos códigos definirían las primeras reglas de nomenclatura con el objetivo de
   obtener un solo nombre válido para cada taxón. La razón por la que fueron realizados dos códigos en lugar de uno
   solo es que los expertos en Botánica y los expertos en Zoología trabajaban con poco conocimiento los unos de los
   otros, y hacía tiempo que cada disciplina recorría su propio camino, por lo que resultaba difícil que botánicos y
   zoólogos se reunieran para la creación de un único código (Minelli 2008[109]). Un borrador de un Código que uniría
   al de Zoología y al de Botánica fue escrito entre 1842 y 1843, pero este código terminaría olvidado (Minelli
   2008[109]).
   De esta forma, desde Linneo hasta los Códigos, nacieron las reglas de nomenclatura zoológica y botánica del sistema
   de clasificación que se utiliza hoy en día. Muchos científicos adoptaron el sistema de clasificación "natural", pero no
   todos estaban de acuerdo en utilizarlo. Los sistemas de clasificación pueden ser "arbitrarios" o "artificiales", si solo
Taxonomía                                                                                                                     23


   tratan de agrupar los organismos para facilitar su determinación de manera artificiosa (por ejemplo, de acuerdo a su
   utilidad para los humanos), o "naturales", cuando las jerarquías se establecen en función de sus afinidades en la
   Naturaleza. La palabra "natural" para Linneo sólo quería decir que las especies habían sido creadas "naturalmente"
   parecidas a algunas y disímiles de otras (y de hecho, cada científico poseía su propia definición de "sistema natural",
   que tenía que ver principalmente con cada concepción filosófica del mundo, e incluso había científicos que
   consideraban que el sistema de otros en realidad no era natural). En esa época había mucha gente que no estaba de
   acuerdo con que existían las agrupaciones "naturales" de organismos (ya que nadie podía dar una razón convincente
   de que existieran) y se negaban a clasificarlos de esa forma, apoyando los sistemas artificiales de clasificación.


   Taxonomía y evolución
                                                 Darwin no fue el primero en presentar una teoría de la evolución, pero
                                                 nunca antes la evolución como hecho había tenido un impacto tan
                                                 convincente. Cuando irrumpió la teoría de la evolución a mediados del
                                                 siglo XIX pronto se admitió, tal como formuló el propio Darwin, que
                                                 había un árbol que conectaba a las especies por parentesco, que ese
                                                 árbol estaba compuesto por ancestros, y que el grado de similitud
                                                 morfológica entre las especies era explicado por la topología del árbol,
      Diagrama dibujado por Charles Darwin en El
               Origen de las Especies.           ya que las especies habían heredado la morfología de sus ancestros con
                                                 alguna modificación. El sistema linneano de clasificación está
   conformado por grupos dentro de grupos, y a un árbol filogenético también se lo puede dividir en grupos dentro de
   grupos, por lo que podía hacerse una correspondencia entre el sistema de clasificación "linneano" y la filogenia de
   las especies (Darwin en ese momento no habló de rangos). Por lo tanto, las relaciones entre taxones en las
   taxonomías existentes sólo fueron reinterpretadas como el resultado de la evolución, y los conceptos evolutivos
   fueron formulados para justificar los métodos ya existentes (de Queiroz 1988[110]). La publicación del libro El
   origen de las especies en 1859 estimuló la incorporación de teorías evolutivas en la clasificación, proceso que hoy en
   día aún no está terminado (de Queiroz y Gauthier 1992[111]).

   El debate entre los partidarios de los sistemas artificiales (clasificaciones en base a caracteres no naturales) y los
   defensores de la construcción de un sistema natural fue uno de los conflictos teóricos más intensos de la biología de
   los siglos XVIII y XIX, y fue mitigado con la consolidación de la teoría de la evolución de Darwin, que ofreció un
   criterio convincente de "naturalidad": la ascendencia común. Cuanto más parecidos son dos organismos entre sí, más
   cercano es su ascendiente común, y por lo tanto más próximamente deben ser agrupados en la clasificación. Los
   organismos que comparten sólo unos pocos caracteres descienden de antepasados más lejanos y, por lo tanto, deben
   ser ubicados en taxones diferentes, compartiendo sólo los taxones más altos.
   Luego de la aceptación de la evolución surgieron clasificaciones basadas en filogenias, algunas de esas filogenias se
   componían sólo de miembros vivientes, como los árboles de Charles Edwin Bessey (1845-1915) y los de Arthur
   Cronquist (1919-1992). En estos árboles no había ancestros extintos (Judd et al. p.43). Otra filogenia fue la de Rolf
   Dahlgren, en ella, los ancestros eran sólo miembros extintos, el árbol filogenético era un árbol tridimensional, y los
   miembros vivientes podían representarse por un corte de un plano de ese árbol, en un diagrama llamado
   "Dahlgrenograma".
   Un paso crítico en el proceso de convertir a los sistemas de clasificación en un reflejo de la historia evolutiva de los
   organismos fue la adquisición de una perspectiva filogenética, para la cual biólogos como Willi Hennig (entomólogo
   alemán, 1913-1976), Walter Zimmermann (botánico alemán, 1892-1980), Warren H. Wagner, Jr. (botánico
   norteamericano, 1920-2000) y muchos otros han hecho valiosos aportes. La Biología Sistemática es la ciencia que se
   ocupa de construir los sistemas de clasificación a partir de teorías sobre la evolución de los taxones.
   Hoy en día, el desarrollo de nuevas técnicas (como el análisis del ADN) y las nuevas formas de análisis filogenético
   (que permiten analizar matrices con una cantidad enorme de datos) están produciendo cambios sustanciales en las
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Taxon

  • 1. Taxonomía 1 Taxonomía La taxonomía (del griego ταξις, taxis, "ordenamiento", y νομος, nomos, "norma" o "regla") es, en su sentido más general, la ciencia de la clasificación. Habitualmente, se emplea el término para designar a la taxonomía biológica, la ciencia de ordenar la diversidad biológica en taxones anidados unos dentro de otros, ordenados de forma jerárquica, formando un sistema de clasificación. La taxonomía biológica será aquí tratada como una subdisciplina de la biología sistemática, que además tiene como objetivo la reconstrucción de la filogenia, o historia evolutiva, de la vida[2]. Es parte de la taxonomía descubrir y describir para la ciencia la diversidad biológica del planeta, asignando nombres a las especies. Con esta información se resuelve el árbol filogenético de la vida, esto es, se resuelven los clados[1] (que representan grupos de todos los descendientes de un ancestro común, con la población ancestral incluida) en función de las relaciones de parentesco entre ellos. La taxonomía, en la escuela Árbol filogenético que muestra un ejemplo de diversificación de una cladista (la que predomina hoy en día[3]), decide qué especie ancestral en 3 especies presentes en la actualidad. Cada nodo del árbol (como el marcado con un círculo rojo) representa el clados convertir en taxones correctamente descriptos y [1] antepasado común más próximo dentro de un clado , que nombrados[4]. Un taxón es un clado al que al representa el antepasado común más próximo con todos sus nombrarlo, se le asigna un nombre en latín, una descendientes. El antepasado común es una población que no categoría taxonómica, un "tipo", una descripción, y se necesariamente está compuesta de un único individuo. En barras rojas se muestran las apomorfías: los nuevos estados del carácter. publica en una revista científica. La nomenclatura es la subdisciplina que se ocupa de reglamentar los pasos que dan nombre a un taxón, y que provee las reglas para que cada taxón tenga un único "nombre correcto". Como resultado se obtiene un sistema de clasificación que funciona como llave hacia la literatura taxonómica, y también como predictor, de forma de dirigir investigaciones relacionadas con la evolución. Una vez armado el sistema de clasificación, la subdisciplina de la determinación o identificación provee las herramientas para reconocer a qué taxón del sistema de clasificación pertenece un especímen encontrado, por ejemplo provee claves de identificación y descripciones de los caracteres diagnósticos de los taxones. Del árbol filogenético se puede derivar una clasificación de los organismos. Los taxones terminales se agrupan en taxones de En la actualidad muchos especialistas afirman que solo categoría más alta ubicados en sus respectivas categorías la definición de taxón de la escuela cladista logra que la taxonómicas. La topología del árbol filogenético es la hipótesis que decide los anidamientos. biología sistemática dé el servicio que se espera de ella al resto de las ramas de la biología, pero hay otras escuelas dentro de la biología sistemática que tienen razones para definir de forma diferente los taxones y cómo se organizan en un sistema de clasificación (escuela evolucionista, escuela fenética). Las normas que regulan la creación de los sistemas de clasificación son en parte convenciones más o menos arbitrarias. Para comprender estas arbitrariedades (por ejemplo, la nomenclatura binominal de las especies y la
  • 2. Taxonomía 2 uninominal de las categorías superiores a especie) es necesario estudiar la historia de la taxonomía, que nos ha dejado como herencia los Códigos Internacionales de Nomenclatura a cuyas reglas deben atenerse los nombres de los taxones. La nueva crisis de biodiversidad, los avances en el análisis del ADN, y la posibilidad de intercambiar información a través de Internet, han dado un enorme impulso a esta ciencia desde la década del 2000, y han generado un debate acerca de la necesidad de hacer reformas sustanciales a los Códigos o hasta de reemplazarlos, que aún se están discutiendo. Algunos ejemplos de nuevas propuestas son el "BioCode", el "PhyloCode", las "marcas de ADN" y las relacionadas con la utilización formal de Internet. El taxón y la Taxonomía según las diferentes escuelas Más allá de la escuela que la defina, la taxonomía es la ciencia que agrupa a los organismos en taxones anidados, ubicados en categorías taxonómicas, formando así un sistema de clasificación, que es el fin último de esta ciencia. La agrupación de organismos en taxones no es al azar sino que responde a algún criterio que relaciona a los organismos del taxón entre sí, y los separa de los organismos que quedan fuera del taxón, y a criterios que deciden cómo se anidarán los taxones (cómo se relacionarán entre sí), y son estos criterios los que hacen que a la clasificación se la llame "sistema" y no sea una clasificación al azar (aunque el significado exacto de "sistema" cambió mucho con el tiempo y según la escuela). De esta definición de clasificación se desprende que un taxón es un grupo de organismos relacionados, a los que se buscan las propiedades que los diferencian de los demás organismos, y a los que se ubica en una categoría taxonómica de un sistema de clasificación, o, como explicitan los Códigos de Nomenclatura, un taxón es una clase poseedora de una circunscripción, una posición (una forma de relacionarse con otros taxones en una clasificación) y un rango (una categoría taxonómica). Una circunscripción son los límites diagnósticos de un taxón, es la delimitación del grupo de organismos en base a los atributos que separan los individuos que pertenecen a él de todos los demás individuos, en la opinión de un autor. Sin embargo, esta definición "exacta" de taxón no siempre es útil ni deseable en biología. Esta definición sólo reconoce a un grupo de organismos como taxón una vez que ya está clasificado en un sistema que lo abarque, lo cual no sucede cuando los investigadores todavía están buscando las relaciones del grupo de organismos con los demás organismos, y por lo tanto, a veces se utiliza el término "taxón" como un grupo de organismos con una circunscripción y una categoría, sin tener en cuenta todavía su relación con los demás taxones, y es como fue típico definirlo (Simpson 2005) y como lo siguen definiendo muchos hoy en día[5]. A veces incluso, debido al método particular con que se construye la clasificación, el investigador no necesita asignarle un rango en ningún momento del proceso. Esta es la situación que se vive con los métodos de construcción de clasificaciones que existen hoy en día, en que muchos investigadores llaman "taxón" sólo a la circunscripción, y se agrega la categoría taxonómica recién cuando el taxón tiene que ser "nombrado" según las reglas. Por eso, muchos grupos no se corresponden con la definición "completa" de taxón, sin embargo, son llamados taxones por los científicos hoy en día. Por eso cuando se utiliza ese término hay que atender el contexto en que es utilizado. Por ejemplo, los Códigos lo definen como poseedor de circunscripción, posición y rango, pero luego no se necesita una posición (aunque en la mayoría de los Códigos sí una categoría) para que el taxón sea "nombrado" para la ciencia. A veces es conveniente definir al taxón como un grupo de organismos con circunscripción que puede ser descripto y nombrado[6]. En taxonomía, un taxón es "nombrado" cuando se le asigna un nombre publicado según ciertas reglas que se verán en la sección de Nomenclatura, y es el nombre del taxón el que lo pone a disposición de los usuarios. También en algunos libros de texto introductorios se define al taxón como "un grupo taxonómico ubicado en un rango y al que se le asigna un nombre"[7]. Los diferentes investigadores pueden estar en desacuerdo en algún aspecto de las definiciones explicitadas más arriba, por ejemplo podrían no estar de acuerdo en la necesidad de categorías taxonómicas, pero lo que más los diferencia entre sí, que generó la formación de 3 escuelas de la sistemática claramente definidas que ya llevan décadas de formación, es el criterio que debe utilizarse para agrupar los organismos en taxones y relacionar a su vez
  • 3. Taxonomía 3 a éstos entre sí. Dos escuelas, la "cladista" y la "evolucionista", utilizan la filogenia (historia evolutiva) de los organismos como criterio para agruparlos, pero con diferencias; mientras que la escuela "fenética" sólo utiliza como criterio la máxima similitud de caracteres, sin inferir ninguna historia evolutiva detrás de eso. Según la escuela cladista, la que predomina hoy en día,[3] la taxonomía es la ciencia que debe decidir qué clados del árbol filogenético serán taxones correctamente descriptos y "nombrados"[4]. Un "grupo monofilético" es un grupo formado por un ancestro más todos sus descendientes. El clado es la agrupación que surge de hacer un corte en una rama del cladograma (árbol filogenético), y se diferencia de los demás grupos por sus apomorfías y la topología del árbol, el clado siempre es monofilético. Si bien su definición no es exactamente una "circunscripción", y además tiene en cuenta organismos ancestrales y no sólo los vivientes como en las clasificaciones antiguas, el clado es considerado un "taxón" para los cladistas: el clado es un taxón monofilético. Hay otras escuelas de clasificación. Una es la que considera que los grupos parafiléticos también deberían tener la posibilidad de corresponderse con taxones correctamente descriptos y nombrados, si los grupos que los conforman son lo suficientemente similares entre sí y lo suficientemente disímiles del clado que queda afuera (escuela evolucionista, Simpson [8] [9] 1961, Ashlock 1979, Cronquist 1987,[10] Mayr y Ashlock 1991,[11] Stuessy 1983,[12] Stevens 1986,[13] 1988[14]). De esta forma, los taxones son morfológicamente homogéneos y separados unos de otros por "gaps" discretos, es decir, por un conjunto importante de caracteres que cambia de estado del carácter al cambiar de taxón La taxonomía en la actualidad. La taxonomía (definida según la escuela cladista) decide (Ashlock 1979,[9] Stuessy 1983,[12] qué clados se convertirán en taxones correctamente descriptos y "nombrados". Cada nodo 1990,[15] Stevens 1986,[13] Mayr y representa el antepasado más próximo de cada grupo, un clado representa ese antepasado Ashlock 1991[11]). Ejemplos clásicos más todos sus descendientes. de grupos parafiléticos que algunos taxónomos consideran que deberían llamarse taxones, son el de los procariotas, parafilético con respecto a los eucariotas, y el de los reptiles, parafilético con respecto a las aves. El grupo parafilético y el monofilético serían taxones que pertenecen a la misma categoría taxonómica. Otra escuela que fue encabezada por investigadores como Sneath y Sokal,[16] es la que clamaba que era imposible conocer la filogenia de los organismos con la información que se recolectaba, debido a que había muchos caracteres cuyos cambios de estado no tenían una ascendencia común y no se podía saber cuáles eran, debiendo erigir leyes filogenéticas propias para reconstruir la filogenia; no había cantidad de datos suficientes ni registro fósil suficiente en esa época para confiar en esas leyes evolutivas[17]. Esta escuela, llamada fenética, optaba por hacer clasificaciones basada exclusivamente en cantidad de caracteres similares (o disimilares) entre los organismos, sin inferir de ellos ninguna historia evolutiva (Sneath y Sokal 1973[18]). Un serio problema de estas clasificaciones es que a veces forman taxones formados por organismos que lo único que tienen en común es que son muy disímiles de todo lo que queda afuera e incluso son muy disímiles entre sí. Hay que tener en cuenta que la Sistemática le debe a esta escuela muchos métodos de análisis numéricos (como Sneath y Sokal 1973,[18] Abbott et al. 1985[19]), la
  • 4. Taxonomía 4 diferencia es que se utilizan como ayuda para determinar la filogenia de los organismos. Hoy, la escuela cladista predomina por sobre las demás. Las clasificaciones basadas en grupos monofiléticos son más predictivas y de mayor valor heurístico que aquellas basadas en similitudes de rasgos o en pesajes idiosincráticos de caracteres particulares (Farris 1979,[20] Donoghue y Cantino 1988[21]). Sólo con taxones monofiléticos la clasificación le da el servicio que se espera de ella al resto de las ramas de la biología (Nelson y Platnick 1981,[22] Humphries y Parenti 1986,[23] Brooks y McLennan 1991,[24] Forey et al. 1992,[25] Cracraft y Donoghue 2004[26]), y hoy en día es más fácil saber qué grupos son taxones monofiléticos, debido a la cantidad de caracteres y a la mejor interpretación del registro fósil que hay hoy en día. Sin embargo, no siempre pueden reconocerse clados. Por ejemplo, la filogenia deja de ser un árbol y pasa a ser un patrón reticulado cuando hay mucha transferencia horizontal de genes entre organismos de diferentes especies, como suele pasar en bacterias. En este caso, deja de tener lógica armar un sistema de clasificación según la escuela cladista. Los árboles construidos con cualquiera de las 3 escuelas pueden ser interpretados como dendrogramas. Un dendrograma es un árbol donde cada nodo representa la agrupación de todos los nodos terminales conectados a él, las relaciones entre nodos conforman la topología del árbol[27]. Es una representación pictórica de un proceso de agrupamiento jerárquico, sea éste aglomerativo (como el de la figura) o divisivo[27], y los cladogramas y los fenogramas son el resultado de un aglomeramiento jerárquico en base a algún método. Tanto en los árboles "filogenéticos" o cladogramas, como en los árboles "fenéticos" o fenogramas, los nodos pueden ser interpretados como una agrupación El árbol filogenético, el fenograma y la clasificación resultante de los taxones terminales abarcados. Como un taxón se pueden ser interpretados como un dendrograma. define como un grupo de organismos relacionados, que ocupa una posición en una clasificación, si los árboles se interpretan como dendrogramas, entonces cada nodo del dendrograma se puede interpretar como un taxón (un taxón sin categoría taxonómica). Normalmente se dice que la forma general de un árbol filogenético es un dendrograma, como afirmaba el mismo Hennig (1965[28] p.98), creador de los cladogramas. Sin embargo, los cladogramas admiten otra interpretación. Tanto Hennig como los usuarios posteriores de los cladogramas (Hennig 1965[28] p.113 y autores posteriores) interpretaron a los nodos de los cladogramas como compuestos únicamente por el ancestro más próximo de los nodos terminales, la cual es una interpretación diferente de la del nodo del dendrograma. Aun así se podría asociar un dendrograma a la figura de un cladograma porque sus topologías concuerdan, con una serie de cambios: si se asume que en los nodos, se encuentran agrupados los taxones terminales y no hay ancestros, y si no se considera que las marcas de apomorfías sobre el diagrama indican evolución de los caracteres de una población sino que se las considera como los caracteres que se modifican en ese taxón terminal para unirse al grupo. La "clasificación filogenética" resultado de un cladograma, la que resulta de agrupar a los taxones terminales en taxones de categorías más altas, también puede representarse por un dendrograma, si se agregan categorías taxonómicas y no se consideran los ancestros. La topología de una clasificación coincidirá con la de su cladograma sólo si se "nombra" a todos los clados, y si las poblaciones ancestrales quedan sin clasificar en categorías más pequeñas.
  • 5. Taxonomía 5 Características de los sistemas de clasificación Los sistemas de clasificación están compuestos por taxones (del griego ταξα, taxa) ubicados en sus respectivas categorías taxonómicas. Todas las especies deben ser "nombradas" como taxones, pero no todos los clados del árbol filogenético tienen que convertirse en taxones nombrados. La decisión de qué clados deberían convertirse en taxones nombrados, y la decisión de en qué categorías taxonómicas debería estar cada taxón, son un poco arbitrarias, pero hay ciertas reglas que los investigadores utilizan para que el sistema de clasificación sea "útil" (que ayude a la comunicación, que sea predictivo). Judd y colaboradores (2007: p. 32-35) coinciden en que: 1. el criterio principal es la fuerza de la evidencia que apoya al clado. Primero, como la historia evolutiva (filogenia) de las especies no se ha visto sino que se infiere a partir de los datos (que se agregan al árbol en forma de apomorfías), los clados son sólo hipótesis y no todos son igual de evidentes: para convertir un clado en taxón nombrado debe haber en su respectiva rama del árbol muchas apomorfías que lo justifiquen, que hagan poco probable que se deshaga el grupo con futuros análisis. En segundo lugar, debe haber una cantidad de caracteres diagnósticos que permitan diferenciarlo del resto de Árbol filogenético que muestra un ejemplo de diversificación de una los taxones (circunscribirlo), lo cual ayuda a la especie ancestral en 3 especies presentes en la actualidad. Cada nodo del árbol (como el marcado con un círculo rojo) representa el estabilidad del sistema de clasificación, [1] antepasado común más próximo dentro de un clado , que 2. algunos sistemáticos apoyan la idea de que cada representa el antepasado común más próximo con todos sus taxón debe tener caracteres morfológicos obvios que descendientes. El antepasado común es una población que no necesariamente está compuesta de un único individuo. En barras permitan identificarlo, lo cual ayuda a la rojas se muestran las apomorfías: los nuevos estados del carácter. identificación por los no sistemáticos y a inferir muchos aspectos de su biología; 3. según los autores, los taxones que componen un sistema de clasificación deben tener, en lo posible, entre 3 y 7 subtaxones, un número que puede manejar con facilidad la memoria humana (Stevens 1998[14]). En las palabras de Davis y Heywood (1963:83): "Debemos ser capaces de ubicar a los taxones en taxones de categoría más alta de forma que podamos encontrarlos de nuevo".[29] 4. Otro criterio es la estabilidad de la nomenclatura. Los taxones que ya han sido nombrados en el pasado deben continuar con el mismo nombre en lo posible, como servicio a la comunidad de usuarios. Una vez acordado qué clados convertir en taxones nombrados, los sistemáticos deben decidir en qué categorías taxonómicas ubicarlos, lo cual es arbitrario. Por razones históricas se utilizan las categorías linneanas de clasificación: reino, filo o división, clase, orden, familia, género y especie. Los mismos criterios utilizados para saber si nombrar un taxón pueden ser utilizados para saber en qué categoría taxonómica ubicarlo,[14] en especial el de la estabilidad en la nomenclatura. Hennig (1950[30], 1966[31]) proponía que la edad geológica absoluta de un grupo fuera el criterio para decidir su categoría taxonómica, y hay científicos trabajando para lograr esta meta en algunos grupos[32]. Últimamente algunos biólogos sistemáticos proponen eliminar el sistema de clasificación con categorías, y de hecho los que las agregan al nombrar a los taxones muchas veces se preocupan poco por ellas. (Simpson 2005 p.13) Una "filosofía taxonómica" propone eliminar las categorías del "nombre" de los taxones, dejando a criterio del autor si le asigna al taxón una categoría taxonómica o no.[33] Los sistemas de clasificación, los que nacen de taxones "nombrados", tienen dos utilidades:
  • 6. Taxonomía 6 • Sirven como contenedores de información. Los científicos de todo el mundo utilizan los taxones como unidad de trabajo, y publican los resultados de sus trabajos en relación con el taxón estudiado. Por lo tanto los nombres científicos de los organismos son la clave de acceso a un inmenso cuerpo de información, disperso en muchas lenguas y procedente de muchos campos de la Biología: "El nombre de un organismo es la llave hacia su literatura" (Davis y Heywood 1963[29]). • Permiten hacer predicciones acerca de la fisiología, ecología y evolución de los taxones. Por ejemplo, es muy común que cuando se encuentra un compuesto de interés médico en una planta, se investigue si ese compuesto u otros similares se encuentran también en otras especies emparentadas con ella. Otros ejemplos son las cruzas entre especies emparentadas, para mejorar el sabor, el rendimiento, la resistencia a las enfermedades, y otras características deseables en plantas y animales de importancia económica. Nomenclatura La nomenclatura es la subdisciplina que aplica las reglas para nombrar y describir a los taxones, en ellos se especifican las reglas para que cada taxón tenga un único "nombre correcto". Las reglas de nomenclatura están escritas en los Códigos Internacionales de Nomenclatura. Hay uno publicado para cada disciplina: de Zoología,[34] de Botánica,[35], y de bacterias,[36][37] y se actualizan frecuentemente como resultado de los congresos internacionales que reúnen a los científicos para tal efecto. Cada varios años se publica una nueva versión de cada Código, dejando sin efecto las anteriores. Por ejemplo, a febrero del 2013 último Código de Botánica es el de Melbourne (2011, publicado en 2012[35]), el último de Zoología es la cuarta edición (2000[34]), y el último de Bacterias es la revisión de 1990 (publicado en 1992[36]). Los Códigos poseen algunas diferencias entre sí, pero en su esencia funcionan de forma similar. Su objetivo principal es proveer un único "nombre correcto" para cada taxón dentro de un sistema de nombres estable (Judd et al. 2007: p. 543), guiando a taxónomos y naturalistas que necesiten establecer un nuevo nombre, y proveyendo reglas para determinar si cualquier nombre previamente propuesto está disponible y con qué prioridad, si el nombre requiere una enmienda para que sea usado correctamente, y reglas para habilitar el "tipo" (y, cuando sea necesario, fijarlo).[34] Los 3 Códigos están disponibles en internet, en inglés, que es el idioma que aprenden los científicos para comunicarse. Los Códigos de Nomenclatura comparten una serie de reglas básicas, como las que están expresas en los principios del Código de Botánica, que son: 1. La nomenclatura botánica, la nomenclatura zoológica y la nomenclatura bacteriológica son independientes la una de la otra (cada una está representada por su propio Código). Como consecuencia, el mismo nombre puede ser utilizado para una planta o para un animal o una bacteria (aunque no es aconsejable).
  • 7. Taxonomía 7 2. El nombre debe estar acompañado de un tipo. El "tipo" es algo diferente si estamos hablando de un nombre en la categoría especie o inferior, o de un nombre de una categoría superior a especie. Cuando es descripto un taxón correspondiente a la categoría especie o inferior a especie, el autor debe asignar un espécimen específico de la especie para que sea designado como "el espécimen tipo nomenclatural" que debe estar almacenado en un lugar accesible al público (por ejemplo si es una planta, en un herbario), aunque también se pueden aceptar ilustraciones. Con respecto a los taxones superiores a especie, el nombre del género posee como "tipo" al nombre de aquella especie circunscripta en él que fue publicada primero. El nombre de cada taxón superior a género posee como "tipo" al nombre del género que fue publicado primero dentro de la circunscripción del taxón. El tipo tiene como propósito actuar como referencia para el nombre, ya Cada especie correctamente nombrada y descripta debe poseer un que es el espécimen sobre el cual el nombre está tipo (técnicamente, es el nombre de la especie lo que posee un tipo). basado. Por ejemplo, cuando un taxón se divide en En plantas, por lo general son ejemplares de la especie que fueron recolectados y secados como en la foto (aplastándolos entre papeles dos, de forma que uno de los nuevos taxones de diario que se cambian todos los días hasta que dejan de conserve el nombre y el otro pase a tener un nombre humedecerse), y luego almacenados cuidadosamente en un herbario nuevo, el taxón que se quede con el antiguo nombre accesible al público, como en un museo o un jardín botánico. Si debe contener también al antiguo tipo en su almacenar un ejemplar como tipo es complicado, se puede reemplazar por cuidadosas ilustraciones. circunscripción, y basar su descripción en el tipo. Al tipo utilizado en la publicación original se lo llama holotipo; si el holotipo se pierde, se puede elegir otro espécimen del material original como tipo nomenclatural, al que se llama lectotipo. Si no hay especímenes para crear un lectotipo, se puede recolectar un nuevo espécimen para que haga de tipo, al que se llama neotipo. Además, el "tipo" de las bacterias no es un único organismo muerto sino que es una cepa de bacteria cultivada viva, en general congelada y disponible. 3. Hay un solo "nombre correcto" ("nombre válido" en Zoología) para cada taxón. El nombre correcto de cada taxón es el primero que fue publicado en regla. También conocido como el "principio de prioridad". Para que el nombre sea publicado en regla ("válidamente publicado", en Zoología "disponible") debe, además de cumplir con los principios, ser acompañado de una descripción o de su diagnosis (se recomiendan los dos), y debe ser "efectivamente publicado", publicado donde pueda ser accesible para otros científicos, como una revista científica, o un libro. No se consideran efectivamente publicados si se publican en un catálogo de semillas, en un diario, por e-mail, u otros medios efímeros de publicación. 4. Puede haber excepciones al principio de prioridad. No puede haber dos taxones distintos llevando el mismo nombre dentro de un mismo Código. Por un lado algunos nombres ampliamente usados no son en realidad el nombre más antiguo asignado al taxón, pero al descubrirse este hecho el nombre menos antiguo ya había sido muy extendido. Por otro lado a veces hay taxones que poseen más de un nombre correcto (más de un nombre válido en Zoología). Entonces se agrega el taxón a la lista de nomina conservanda, nombres que se consideran válidos por razones prácticas. 5. Los nombres científicos deben estar en latín, o latinizados aunque sus orígenes sean en otro idioma. 6. Las reglas de nomenclatura son retroactivas, a menos que se indique expresamente lo contrario.
  • 8. Taxonomía 8 Los pasos a seguir para dar nombre a un taxón no son complicados. Es mucho más difícil justificar los límites de cada taxón que cumplir con los requerimientos técnicos de los Códigos para nombrarlo (Judd et al. 2007 p. 550). Cuando la aplicación estricta de un Código resulta en confusión o ambigüedad, los problemas son llevados a su Comisión respectiva para que tome una decisión al respecto. Por ejemplo, las decisiones tomadas por la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica (que rige sobre el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica) son publicadas en su revista, el Bulletin of Zoological Nomenclature[38] ("Boletín de Nomenclatura Zoológica"). A continuación los detalles acerca de las categorías y los nombres científicos. Definición de especie y categorías taxonómicas Los taxones correctamente descriptos y "nombrados" se arman a partir de grupos monofiléticos. Los grupos monofiléticos son grupos de organismos relacionados sin categoría taxonómica, pero en los Códigos de Nomenclatura, al "nombre" de taxón que los representa se le debe asignar una categoría taxonómica. De hecho tradicionalmente se definió al taxón como típicamente tratado en una categoría dada, aunque últimamente hay una tendencia entre algunos biólogos sistemáticos en eliminar el sistema de clasificación con categorías. (Simpson 2005 p.12-13) En una clasificación, un organismo pertenece a una serie de taxones de categorías cada vez más altas. Entonces un organismo pertenece a una especie, pero también a un género (el rango superior a especie), etc. A su vez, un taxón de cualquier categoría siempre está compuesto de organismos: un taxón en la categoría de género tiene organismos en él. Esto es independiente de la naturaleza del "tipo" del taxón. Por ejemplo, el "tipo" de un género es una especie, pero sigue estando compuesto por organismos. De las categorías taxonómicas linneanas, la más importante es la especie, porque ofrece taxones que contienen el grupo de poblaciones claramente reconocido y discreto de tamaño más pequeño. Sistemáticos, biólogos evolutivos, biólogos de la conservación, ecólogos, agrónomos, horticultores, biogeógrafos y muchos otros científicos están más interesados en los taxones de la categoría especie que en los de ninguna otra categoría. El concepto de especie ha sido intensamente debatido tanto por la Sistemática como por la Biología evolutiva. Muchos libros recientes ponen el centro de atención en la definición de especie y la especiación (King 1993,[39] Lambert y Spencer 1995,[40] Claridge et al. 1997,[41] Howard y Berlocher 1998,[42] Wilson 1999,[43] Levin 2000,[44] Wheeler y Meier 2000,[45] Schilthuizen 2001[46]). En animales, en especial en vertebrados de tamaño grande, el criterio de la capacidad de hibridar es el más usado para distinguir especies. En la mayoría de los vertebrados, los grupos de individuos interfértiles coinciden con grupos morfológicos, ecológicos y geográficos, y con grupos formados por otros criterios, por lo que las especies son fáciles de delimitar. Incluso se pueden poner a prueba los límites de las especies analizando la interfertilidad entre las poblaciones. Este concepto de especie, llamado "concepto biológico de especie" (o "BSC", por "biological species concept", Mayr 1963,[47] ver también Templeton 1989,[48] Coyne 1992,[49] Mayr 1992[50]), fue el que dominó la literatura zoológica y, hasta recientemente, también la botánica. Sin embargo, este criterio falla a la hora de delimitar especies de plantas, debido a que la interfertilidad entre las poblaciones varía del 0 al 100%, por lo que, en los niveles intermedios de interfertilidad, la asignación de especie no puede realizarse de forma inequívoca según este concepto biológico de especie (Davis y Heywood 1963[29]). Además, existe reproducción uniparental y comunidades de reproducción asexual donde el intercambio de genes es bajo o nulo, y sin embargo son comunidades morfológicamente similares; en el otro extremo, hay poblaciones morfológicamente muy heterogéneas que hibridan con facilidad. En el primer caso, se podría diferenciar como especies a un vasto número de individuos y clones asexuales con mínima diferenciación morfológica, en el segundo, se podría llamar especie a un grupo de individuos muy inclusivo y heterogéneo. El hecho de que exista intercambio de material genético no quiere decir que las poblaciones no sean linajes diferenciados, salvo que la hibridación sea tan importante que las poblaciones se fusionen. Los sistemáticos de plantas no definen a las especies como comunidades reproductivas, muchas veces las definen como una población o un grupo de poblaciones que poseen mucha evidencia de formar un linaje evolutivo independiente, abandonando de esta forma el concepto biológico de especie o BSC (Davis y
  • 9. Taxonomía 9 Heywood 1963,[29] Ehrlich y Raven 1969,[51] Raven 1976,[52] Mishler y Donoghue 1982,[53] Donoghue 1985,[54] Mishler y Brandon 1987,[55] Nixon y Wheeler 1990,[56] Davis y Nixon 1992,[57] Kornet 1993,[58] Baum y Shaw 1995,[59] McDade 1995[60]). Hay todavía otros conceptos de especie, y todavía no termina de cristalizarse su definición. Cada linaje tiene una historia única de cambios genéticos, morfológicos, y ecológicos, de interacciones con otras especies y con el mundo físico, y de migración, dispersión, y azar. Las especies difieren en grado variado en la morfología, los genes, la ecología, la distribución geográfica, los sistemas de apareamiento, la plasticidad fenotípica, la resistencia a las enfermedades, la habilidad competitiva, el tamaño del genoma, y numerosos otros aspectos. Además, la especiación no ocurre de un día para el otro sino que es un proceso extendido en el tiempo (de Queiroz 1998[61]), por lo que se pueden estar observando diferentes grados del proceso de especiación, lo cual complicaría la asignación de límites. Ver especie para profundizar sobre los conceptos de especie. Las poblaciones también son difíciles de definir, normalmente se definen como grupos de individuos de una misma especie que ocupan una región geográfica más o menos bien definida y con los individuos interactuando entre sí. Las poblaciones pueden variar en tamaño de uno a millones de individuos, y pueden persistir en el tiempo por menos de un año o miles de años. Pueden ser producto de la descendencia de un solo individuo, o estar recibiendo constantemente inmigrantes, por lo que también poseen diferentes niveles de diversidad genética. Por debajo de la categoría especie, se puede dividir el taxón en subespecies y razas. Por ejemplo, en Gilia (una hierba), se ha llamado razas a los grupos de poblaciones que difieren morfológicamente entre sí, pero a veces crecen juntas e hibridan entre ellas con facilidad; subespecies a los grupos de poblaciones que poseen poco solapamiento geográfico, aunque todavía exista algo de hibridación entre ellas; y especies a los grupos de poblaciones que presentan todavía más diferenciación morfológica y menos tendencia a hibridar. Por debajo de la raza también se puede seguir subdividiendo en taxones en las categorías variedad y forma. Las especies a su vez se agrupan en taxones superiores, cada uno en una categoría más alta: géneros, familias, órdenes, clases, filos, y reinos. Una regla mnemotécnica para recordar la jerarquía de los taxones es la siguiente: El Rey es un filósofo de mucha clase que ordena para su familia géneros de buena especie. El orden se recuerda así: Rey por Reino, filósofo for filum, clase por clase, ordena por orden, familia por familia, géneros por género, y especie por especie. A veces posteriormente al nombre de una categoría taxonómica se encuentra el término en latín incertae sedis (abreviado inc. sed., del latín "posición taxonómica incierta"[62]). Esto quiere decir que no se conoce a qué taxón de ese rango pertenece el subtaxón afectado. Por ejemplo si se sabe que cierto género pertenece a un orden en particular, pero dentro de él no se conoce a qué familia pertenece, se lo agrega como perteneciente al orden, en la categoría de familia junto con las demás familias, como una familia incertae sedis. Esta clasificación se considera provisoria, hasta que los análisis de filogenia ubiquen al género en una de las familias existentes del orden, o en su propia familia. Como las categorías taxonómicas por arriba de la especie son arbitrarias, un género (grupo de especies) en una familia puede no tener la misma edad ni albergar la misma cantidad de variación, ni de hecho tener nada en común con un género de otra familia, más que el hecho de que los dos son grupos monofiléticos que pertenecen a la misma categoría taxonómica. Los sistemáticos experimentados están bien al tanto de esto y se dan cuenta de que los géneros, las familias, etcétera no son unidades comparables (Stevens 1997[63]); sin embargo, algunos científicos caen en el error frecuente de utilizar esas categorías como si lo fueran. Por ejemplo, es común ver medidas de diversidad de plantas como un listado de las familias de plantas presentes en un lugar dado, si bien el hecho de que esos taxones pertenezcan a una "familia" no significa nada en particular.
  • 10. Taxonomía 10 Nombre científico En los Códigos de Nomenclatura, cada especie queda designada por un binomio (una expresión de dos palabras) en latín, donde la primer palabra, el "nombre de género", es compartida por las especies del mismo género; y la segunda, el "adjetivo específico" o "epíteto específico", hace alusión a alguna característica o propiedad distintiva de esa especie en particular, como pueden ser el color (albus, "blanco"; cardinalis, "rojo cardenal"; viridis, "verde"; luteus, "amarillo"; purpureus, "púrpura"; etc.), el origen (africanus, "africano"; americanus, "americano"; alpinus, "alpino"; arabicus, "arábigo"; ibericus, "ibérico"; etc.), al hábitat (arenarius, "que crece en la arena"; campestris, "de los campos"; fluviatilis, "de los ríos"; etc.), un homenaje a una personalidad de la ciencia o de la política o atender a cualquier otro criterio. No es necesario que el nombre esté en latín, sólo es necesario que esté latinizado. Los nombres de géneros siempre van con la primera letra en mayúsculas, los epítetos específicos siempre van en minúsculas, y los nombres de géneros y los de especies van siempre en itálicas (o subrayados, si se escribe a mano).[64] Al escribir el nombre de especie, el epíteto específico nunca es utilizado solo, y es obligatorio que esté precedido por el nombre del género, de forma que el nombre de la especie sea el binomio completo. El uso de la primera letra del nombre del género precediendo el epíteto específico también es aceptable una vez que el nombre ya apareció en su forma completa en la misma página o en un artículo pequeño. Así por ejemplo, la lombriz de tierra fue llamada Lumbricus terrestris por Linneo, y si el nombre ya apareció antes en el artículo y no hay ambigüedad, puede volver a referirse a ella como L. terrestris. Con respecto a los taxones ubicados en la categoría de género y superior, los nombres son uninominales (constan de una sola palabra) y siempre se escriben con la primera letra en mayúsculas (aunque solamente en la categoría de género van en itálicas). Como los Códigos de Nomenclatura prohíben que dentro de cada Código haya dos taxones con el mismo nombre, no puede haber dos géneros con el mismo nombre (ni dos taxones por arriba de género con el mismo nombre), pero como ocurre que el epíteto específico de las especies sólo se usa después del nombre del género, puede haber dos especies diferentes pertenecientes a géneros diferentes que compartan el mismo epíteto específico. Una vez fijado, un nombre no es sustituido por otro sin un motivo taxonómico. Por ejemplo el roble de los alrededores de Madrid fue bautizado como Quercus pyrenaica erróneamente, puesto que no se encuentra en los Pirineos, pero tal circunstancia no justifica un cambio de nombre. Las subespecies y las variedades poseen el nombre de la especie seguido de subsp. o de var. respectivamente, seguido de un epíteto subespecífico: Carpinus caroliniana subsp. caroliniana, Lyonia ligustrina var. ligustrina. Los nombres son elegidos por el investigador que los publica por primera vez, que no siempre tiene en mente las cosas que los demás se esperan a la hora de nombrarlos. Desde la época de Linneo[65] que se han registrado nombres científicos insólitos, algunos de los últimos: la araña Pachygnatha zappa, porque tiene una mancha en el abdomen igual al bigote del artista Frank Zappa; algunas moscas chupadoras de sangre del género Maruina: Maruina amada, M. amadora, M. cholita, M. muchacha, M. querida, M. chamaca, M. chamaguita, M. chica, M. dama, M. nina, M. tica y M. vidamia, todos adjetivos cariñosos; el dinosaurio que fue llamado Bambiraptor debido a Bambi, el de la película de Disney; el molusco bivalvo Abra cadabra (aunque después se lo cambió de género); y quizás el caso más sobresaliente, el género de arañas brasileñas Losdolobus, llamado así porque los investigadores que lo describieron, queriendo homenajear a dos argentinos que habían colaborado, les pidieron a éstos que inventasen un nombre para el nuevo género, que quedó como Losdolobus por "los dolobus", término del lunfardo argentino intraducible en una enciclopedia.[66] Con respecto a las restricciones para nombrar a los taxones, los géneros y especies no las tienen (salvo por el hecho de que tienen que estar en latín o latinizados), pero en las categorías superiores a género a veces es necesario que tengan un sufijo en particular, que denota la categoría en la que el taxón fue ubicado, según se indica en la siguiente tabla:
  • 11. Taxonomía 11 Categoría taxonómica Plantas Algas Hongos Animales Bacterias[67] División/Phylum -phyta -mycota Subdivisión/Subphylum -phytina -mycotina Clase -opsida -phyceae -mycetes -ia Subclase -idae -phycidae -mycetidae -idae Superorden -anae Orden -ales -ales Suborden -ineae -ineae Infraorden -aria Superfamilia -acea -oidea Epifamilia -oidae Familia -aceae -idae -aceae Subfamilia -oideae -inae -oideae Infrafamilia [68] -odd Tribu -eae -ini -eae Subtribu -inae -ina -inae Infratribu -ad Un ejemplo de taxón es el orden Primates. En esta expresión, "orden" especifica la categoría taxonómica del grupo, más abarcativa que la categoría de familia y menos abarcativa que la de clase. "Primates" es el nombre del taxón. El orden Primates está incluido en la clase Mammalia (los mamíferos), y a su vez incluye diversas familias como la familia Cebidae (cébidos, las monas americanas) o la familia Hominidae (homínidos, nuestra propia familia). Cuando se agregan grupos fósiles al árbol, para indicar que son grupos extintos, es convención que se agregue una daga (†) al principio o al final del nombre del taxón. Además, en todos los taxones, la primera vez que se nombra un taxón en una publicación científica, el nombre científico puede verse seguido del apellido del autor de su descripción (normalmente llamado la "autoridad"), mejor aún si se sigue del año en que el taxón fue descripto (el autor es obligatorio en Botánica, opcional pero recomendable en Zoología). El nombre del autor puede estar abreviado (por ejemplo a Linneo se lo abrevia con una L.), y ha sido preparada una lista de abreviaciones aprobadas (Brummitt y Powell 1992[69]) Las veces posteriores que se nombra al taxón en la publicación se evita el autor y el año de publicación. A veces se encuentran variaciones en la forma en que autor y año son escritos (por ejemplo hay dos autores conectados por palabras en latín como in o et o ex, o el autor está entre paréntesis), y cada una de estas variaciones tiene su significado en Nomenclatura. Por ejemplo, en el caso de los animales, si en la actualidad una especie en particular está ubicada en un género diferente al que le fue asignado por su autoridad original, el nombre del autor y el año se ponen entre paréntesis indicando así que originalmente se la describió con otro nombre. Como ejemplo, el león en la actualidad es Panthera leo (Linnaeus, 1758), y se pone autor y año entre paréntesis porque Linneo lo describió originalmente como Felis leo.
  • 12. Taxonomía 12 ¿Por qué cambian los nombres de los taxones? La descripción formal y la tipificación de los taxones son procedimientos en los que es frecuente observar errores e inconsistencias, y esto ocurría aún en mayor medida antes de que los códigos internacionales reglamentaran estos trabajos muy pormenorizadamente. Los nombres de los taxones pueden cambiar cuando son redescubiertas descripciones más antiguas del mismo taxón, y se aplica el principio de prioridad, o cuando se observa que la descripción original en realidad se refería a un taxón diferente. Las reglas de la nomenclatura indican que en estos casos el nombre del taxón debe ser cambiado sin discusión, pero, si por la extensión del uso del nombre parece deseable su conservación, se ha de promover una proposición formal ante el comité correspondiente del Congreso Internacional. Éste puede decidir aceptar la inclusión en la lista de nomina conservanda, nombres que se consideran válidos por razones prácticas, aunque su uso contravenga la regla de prioridad. No suelen darse aquellos dos casos en los grupos ya bien estudiados, y en los Códigos hay además mecanismos para la supresión de nombres pobremente definidos en los grupos más complicados. Una vez asentada la taxonomía fundamental de un grupo, es poco probable que los cambios de nombres se den por esta clase de motivos. El motivo para cambiar nombres establecidos no está sólo en la enmienda de errores de procedimiento, sino también en las diferencias en el juicio científico de los especialistas. Aun cuando las asociaciones entre los nombres y los especímenes "tipo" hayan sido establecidas de acuerdo con todas las reglas, los nombres pueden seguir cambiando debido esencialmente a dos causas: que los taxónomos difieran de sus antecesores en sus opiniones acerca de cómo se deben circunscribir los taxones, o que el descubrimiento de nueva información obligue a modificar el criterio. Por ejemplo, es muy común que a distintos grupos de organismos recién descubiertos se les dé nombres de especie (y de género incluso) nuevos y que años después un taxónomo que los estudie llegue a la conclusión de que todos pueden hibridar entre sí y dar descendencia fértil, unifique todos los taxones en una única especie (en este caso todos los nombres cambian al nombre de la primera especie descrita dentro del grupo), dejando, en todo caso, los antiguos nombres de especies como subespecies. Con posterioridad puede llegar otro taxónomo que considere que esos grupos de organismos deberían dividirse en dos especies distintas, que en la naturaleza conviven sin hibridarse (aunque pudieran), debido a que cada una de las especies que él propone forma una unidad monofilética en un análisis de filogenia. Entonces a los que se encuadran en la "nueva" especie, se les cambia el nombre de especie por el nombre de la especie más antigua descrita dentro de la "nueva" especie. Otro taxonomista podría argumentar más tarde que todos los grupos originalmente descritos son especies válidas del mismo género, debido a que cada uno de ellos puede ser identificado por su propio grupo de caracteres morfológicos, y que dentro de cada uno de ellos hay un patrón de ascendencia y descendientes. En este caso, todos los nombres de especies cambiarían al primer nombre dado a cada grupo cuando fue descrito, pero todos los nombres de género se unificarían en uno solo, por lo que todos los géneros pasarían a nombrarse como el género más antiguo descrito dentro del grupo. Esta inestabilidad de los nombres se habría producido únicamente por cambios en la "filosofía taxonómica". Estas diferencias conceptuales entre taxónomos son extremadamente comunes hoy en día, lo cual lleva a una gran inestabilidad potencial en los nombres de los taxones (Vane-Wright 2003).[70] Determinación o identificación de especímenes Artículo principal: Identificación de especímenes La subdisciplina de la determinación, también llamada identificación de especímenes, es el proceso de asociar un especímen a un taxón conocido (determinarlo, identificarlo) o reconocer que es nuevo para la ciencia y necesita una descripción formal y un nombre (Simpson 2005: p. 12). Esta subdisciplina también se ocupa de la construcción de las herramientas necesarias para la identificación formal de los especímenes, como las claves. Hay varias razones por las que se puede necesitar una identificación. Muchos trabajos de investigación realizados por biólogos implican un conteo de la biodiversidad de cierto lugar. Esto sucede por ejemplo, en investigaciones relacionadas con la conservación de cierta área[71], o en las relacionadas con las invasiones biológicas y su impacto
  • 13. Taxonomía 13 en el ecosistema, o en los cambios en patrones de sucesión debido a otras causas. Algunos análisis requieren que los especímenes en los que se basan estén bien documentados en especial en lo que respecta al lugar del que provienen (ubicación y población específica de la que son extraídos, más allá del resultado de la identificación), que estén bien mantenidos en el tiempo y que sean accesibles de forma de poder reevaluarlos o verificar su identidad si es necesario. Las colecciones sobre las que se basan estos análisis se llaman "vouchers" (si son plantas, se encuentran por ejemplo en un herbario o un museo), su correcta identificación y almacenamiento puede ser la tarea de algunos taxónomos dedicados[71]. Sobre estos especímenes se hacen los análisis de ADN que derivan en hipótesis de filogenias que pueden llevar al descubrimiento de nuevas especies, a redelimitar las ya existentes, o al descubrimiento de diferentes relaciones, de forma que no es raro que los especímenes se reclasifiquen si están lo suficientemente bien documentados, es fundamental que los análisis de ADN se hagan sobre "especímenes voucher" para que puedan ser repetidos o para que se asignen siempre al mismo clado cuando se hacen análisis diferentes [72] Estos especímenes son un documento de la presencia de esas especies en el área y la población en que fueron encontradas, algunos de ellos serán designados como el "tipo" de un nombre de especie, cuando se encuentra una especie nueva o se pierde el tipo de una existente (Judd et al. 2007 p.553, Simpson 2005 p.517). También se necesitan especímenes "voucher" cuando se hacen otras investigaciones sobre sus caracteres, como cuando se obtiene un extracto químico para analizar aspectos de la química de la especie que no hayan sido estudiados. Otro caso en el que se necesita una correcta (y rápida) identificación es cuando se sospecha que una enfermedad o muerte en humanos, animales o plantas es causada por un ser vivo, como cuando una planta está sospechada de causar muertes en el ganado o las personas que la consumen[73], o cuando un ser vivo infecta a un humano[74], la correcta identificación en estos casos abre la llave hacia la literatura que indica formas de control y tratamiento. Los servicios relacionados con la salud pública[75], como los fabricantes de pesticidas y herbicidas[76] pueden requerir un monitoreo de los insectos o plantas dañinos en cada zona, los últimos pueden necesitarlos documentados en forma de colecciones de todos sus estadios. En el campo de la biología forense la identificación de especímenes puede aclarar asuntos legales[77][78] El proceso de identificación implica un primer paso "informal" y un segundo paso "formal", que permiten llegar en secuencia al nombre del taxón. El primer paso es una observación a simple vista, que implica una apreciación inconsciente de muchos caracteres del especímen al mismo tiempo, en la que se asocia inconscientemente el especímen a cierto taxón (lo que se llama apreciación gestalt u holística del especímen). Por ejemplo, todos sabemos diferenciar una planta de un animal, muchos podemos darnos cuenta de que cierto animal es un artrópodo (insectos, arañas y relacionados), y muchos podemos llegar más lejos e identificar que ese artrópodo es un coleóptero (escarabajo) a simple vista (y con el entrenamiento, podemos seguir diferenciando algunas familias, géneros y especies de coleópteros a simple vista). Los métodos más formales de identificación entran en juego cuando el interesado necesita que la identificación continúe hasta taxones más específicos, y no los conoce o le cuesta diferenciarlos entre sí, o cuando necesita confirmar una posible apreciación. (Judd et al. 2007: p. 6-7; Hawthorne y Lawrence 2012[79])
  • 14. Taxonomía 14 Muchas malváceas son fáciles de reconocer La rosa china es una malvácea. La malva silvestre, una malvácea. a simple vista, debido a la configuración particular de sus estambres, pero la mayoría de los interesados en identificar la especie deberán usar un método formal de identificación. Las mariquitas o La luciérnaga Aunque posean un carácter Un escarabajo acuático también vaquitas de San o bichito de prominente igual pueden ser puede reconocerse como Antonio se pueden luz, un identificados como coleóptero. identificar a simple coleóptero. coleópteros. vista como coleópteros. Generalmente para identificar formalmente al especímen primero se lo describe, y luego se comparan los datos con los de taxones conocidos para ver si coinciden (Simpson 2005: p. 12). La descripción de un especímen puede hacerse de varias formas. El consultante necesita registrar la información acerca de ese especímen para identificarlo, pero quizás no quiera dañarlo porque puede ser raro o estar en peligro de extinción, o quizás sea un animal grande que no puede ser colectado, en este caso debe tomar notas cuidadosas y fotografías para documentar su apariencia. Si las circunstancias lo permiten, se puede colectar un solo especímen, con cuidado de no dañar ninguno de sus caracteres. Por ejemplo si es una hierba se puede colectar y luego presionarla entre papeles de diario hasta que se seque (Judd et al. 2007: p. 6-7), si es un artrópodo se lo puede capturar y guardar en un frasco con alcohol y agua 70:30. Al colectar el especímen hay que tener en cuenta que hay datos que se perderán al llegar al lugar de identificación y que hay que anotar en el momento, como la localidad (y si se puede obtener, la latitud, longitud y elevación), la fecha en que fue colectado, el hábitat en que el especímen fue encontrado y si estaba asociado a alguna otra especie, su abundancia en esa localidad a simple vista, y cualquier información sobre el estado del especímen que el colector piense que pueda no ser evidente una vez llegue a su lugar de identificación, como el color de sus órganos (que muchas veces puede cambiar debido a la preservación), la fragancia, si exuda alguna secreción, etcétera (Judd et al. 2007 p.553). El colector debe recordar que debe evitar términos imprecisos (como cerca, lejos, pequeño, grande) sino que debe hacer las mediciones o estimar un rango. Si se colecta más de un especímen de especies diferentes, el colector debe etiquetarlos con lápiz y hacer una ficha de colección para cada ejemplar. La mejor forma (Simpson 2005: p. 498) y la más rápida (Judd et al. 2007: p. 6-7) de identificar un especímen es consultar a un experto, un profesional o un naturalista bien entrenado al que le sean familiares la flora o la fauna de esa región. Si el experto está familiarizado con las últimas publicaciones científicas sobre la materia, su
  • 15. Taxonomía 15 determinación será muchas veces más exacta y actualizada que la que se encuentre en una flora o una fauna (Simpson 2005: p. 498). También se puede consultar la literatura científica disponible sobre las especies de la región, para la mayoría de las regiones templadas hay literatura que describe la flora o la fauna y provee guías para identificarla, algunos de ellos tratan sólo de alguna porción de plantas o de animales, y muchos están en proceso de computarización para que sean accesibles por computadora o a través de internet (Farr 2006[80]). Una tercer cosa que se puede hacer es visitar algún sitio con una colección de especímenes identificados, en el caso de las plantas por ejemplo, se puede visitar un herbario, que suele ser un componente de las universidades o las instituciones dedicadas a la botánica, allí se pueden comparar los caracteres de los especímenes para ver si coinciden con los datos, con las fotografías, o con el especímen que uno tiene. (Judd et al. 2007: p. 6-7) Un problema que enfrenta la tarea de identificación es que la información sobre la biodiversidad todavía es incompleta, especialmente en los trópicos.[81] (Judd et al. 2007: p. 7). Otro problema es la falta de capacitación para realizarla: hay pocos expertos.[82][76] Si hay información científica sobre la biodiversidad del lugar, y es necesario hacer una identificación con métodos formales, a veces se necesita además de la observación a ojo desnudo, de las fotografías, y de los datos a campo, de otros elementos con los que extraer información, como lupa y elementos para manipular la muesta en la lupa (pinza, aguja de disección, bisturí), calibre para realizar mediciones, y el preparado de disecciones que se observan al microscopio, para hacer una evaluación más completa de los estados de los caracteres del especímen. (Judd et al. 2007: p. 557) Una identificación puede necesitar de En la lupa se observan El microscopio óptico tiene un aumento de mediciones realizadas con un calibre. los caracteres con un 40x a 400x. Para eso la muestra debe aumento de hasta unos presionarse en una capa delgada entre dos 40x (amplifica una vidrios. imagen 40 veces su tamaño), las lupas de mano tienen un aumento de unos 2x a 6x. Además de las herramientas para evaluar los caracteres, para el proceso de identificación se necesitan herramientas de comparación de esos datos con los de taxones conocidos, la más importante de ellas todavía es la clave dicotómica (Judd et al. 2007: p. 557). Las claves de identificación son métodos en los que se observan los caracteres del especímen con los que gradualmente se van cerrando posibilidades hasta llegar al nombre del taxón.[79] Siempre que existan claves, es importante seguirlas. Comparar directamente con las ilustraciones o las fotos puede inducir errores, ya que en las fotos pueden no mostrarse o no ser evidentes para el lector no entrenado los caracteres que diferencian el taxón de los demás.[76] En una clave dicotómica se elige siempre uno de dos caminos. Empieza con una serie de dos descripciones mutuamente excluyentes de los estados de algunos caracteres. Se selecciona aquella de las dos que mejor describe al especímen a identificar, se siguen sus indicaciones para llegar al siguiente par de descripciones, y así, y si el usuario no cometió un error, se llega al nombre del taxón. (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497) La tarea se
  • 16. Taxonomía 16 ve muy facilitada si la clave tiene fotografías del aspecto de los estados de los caracteres. A continuación un ejemplo de la estructura de una clave dicotómica. Es una clave de plantas que parte de la familia de las ninfáceas (una familia de nenúfares), y llega hasta el género: • Flores hipóginas. Ápice del gineceo formando un disco plano a ligeramente cóncavo con estigmas radiales. Sépalos 5-14. Polen anasulcado, espinoso. Subfamilia Nupharoideae Mot. Ito, 1987. Género único: Nuphar Sm. in Sibth. & Sm., 1809. Holártico. • Flores períginas a epíginas. Ápice del gineceo en forma de copa, toda su superficie estigmática. Sépalos 4-5. Polen de otro tipo. Subfamilia Nymphaeoideae Arn., 1832. • Plantas con acúleos. Hojas escutiformes, peltadas. • Borde del limbo levantado formando un reborde continuo. Envés foliar aculeado. Estaminodios y apéndices carpelares presentes. Género Victoria Lindl., 1837. América meridional tropical. • Borde del limbo no levantado. Haz y envés foliares aculeados. Estaminodios y apéndices carpelares ausentes o inconspicuos. Género Euryale Salisb., 1805. Asia, de la India al Japón. • Plantas sin acúleos. Hojas de diversas formas, peciolo inserto en una escotadura del borde del limbo. • Sépalos 4-5. Estambres péndulos, epipétalos sobre la cara interna del tubo de la corola. Semillas espinosas, sin arilo. Género Barclaya Wall., 1827. Sureste de Asia. • Sépalos 4(-5). Estambres erectos, períginos sobre la cara externa del tubo de la corola. Semillas lisas, papilosas o pelosas, con arilo. • Pétalos 0-5. Eje floral central prominente por encima de la copa estigmática. Hojas sumergidas lineares con bordes fuertemente ondulados. Género Ondinea Hartog, 1970. Australia occidental. • Pétalos (6-)8-40(-50). Eje floral central visible como pequeña proyección en la base de la copa estigmática. Hojas sumergidas (si existen) anchas, de bordes apenas ondulados. Género Nymphaea L., 1753. Cosmopolita. Más moderna es la clave multi-acceso o policlave, en la que a diferencia de la dicotómica, se puede utilizar cualquier conjunto de caracteres en cualquier orden, de forma que el usuario selecciona los caracteres utilizados para la identificación. Muchas veces estas claves contienen mucha más cantidad de caracteres que las claves dicotómicas. Esta clave es ventajosa cuando se posee por ejemplo un especímen incompleto (como cuando a una planta le faltan las flores), o cuando se tiene información incompleta sobre el especímen. Se han escrito programas de computadora de policlaves, en que de forma interactiva se ingresan los caracteres y el programa devuelve los posibles taxones. Programas de identificación asistidos por computadora son por ejemplo el sistema DELTA [83] ("Descriptive Language for Taxonomy") (Askevold y O'Brien 1994,[84] Dallwitz 1993,[85] 2000,[86] Dallwitz et al. 2002,[87] Pankhurst 1978,[88] 1991,[89] Watson y Dallwitz 1991,[90] 1993[91]), o el sistema LUCID [92] (Norton 2012[93]), y es seguro que se volverán más importantes en el futuro (Edwards y Morse 1995[94]). Los programas sirven tanto para utilizar claves ya existentes como para construirlas, y están adaptados a que se agreguen fotos, videos y sonido. Hoy en dia, la mayor desventaja de las policlaves es su disponibilidad (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497), aunque ya hay policlaves para identificar las plantas de cualquier región del mundo hasta familia (como en colby[95] y en discoverlife[96]), de hormigas (antweb[97]), de saltamontes (Common Western Grasshoppers[98]), de
  • 17. Taxonomía 17 mariposas y polillas (Butterflies and Moths[99]), y muchas todavía están siendo creadas para estados de Estados Unidos (al 2006). Hay esfuerzos crecientes para computarizar las claves de identificación, incluidas las policlaves. [82] Si bien las claves por computadora son valiosas, la mayor parte de las claves de identificación todavía se encuentra, junto con las respectivas descripciones e ilustraciones de cada taxón, en libros llamados floras y faunas, que reúnen la información sobre la presencia de las plantas o animales pertenecientes a un área particular, a una pequeña región, o a todo un continente (Judd et al. 2007: p. 560). A veces esos libros son sólo sobre las especies de un taxón particular. Un problema que deben enfrentar los usuarios de estas claves es que muchas veces están desactualizadas. Los nombres recién descriptos para la ciencia pueden no encontrarse en ellas, como también pueden no encontrarse especies exóticas que se hayan instalado hace poco en la región. Otro problema es que dos floras o faunas que afecten la misma área (como una flora o fauna local y una regional) pueden diferir en su taxonomía y por lo tanto dar resultados diferentes. Las claves computarizadas poseen muchos de los mismos problemas que las claves en papel, aunque es esperable que en el futuro ofrezcan mejores facilidades para ser actualizadas y para la búsqueda rápida de sinónimos[82] También se encuentran claves de identificación, descripciones e ilustraciones en las monografías (monographs), que son un estudio extenso de un taxón en particular, y en las revisiones taxonómicas, similares a las monografías pero menos exhaustivas. Los dos últimos usualmente se publican en revistas científicas, por ejemplo una revista científica de botánica es Annals of the Missouri Botanical Garden (Judd et al. 2007: p. 560). Las revistas científicas tienen la posibilidad de accederse en papel u online, y son pagas. Se puede pedir una recomendación acerca de cuál es el mejor manual para trabajar en un área particular al taxónomo que esté trabajando en alguna universidad de la zona.[73] Al utilizar una clave, siempre hay que leer cuidadosamente las dos opciones, tener en cuenta todos los caracteres mencionados, no estimar las mediciones sino realizarlas, y buscar en el glosario todos los términos que no se conozcan. Tener en cuenta que los seres vivos poseen cierta variabilidad, así que si existe la posibilidad de ver un carácter varias veces (por ejemplo en varias hojas de una planta) se ganará en precisión. (Judd et al. 2007. p.558) Muchas veces no es evidente que una descripción se corresponde con el especímen, porque no necesariamente todos los caracteres de una descripción se corresponderán con todos los caracteres del especímen (o siquiera existen en el especímen). Al utilizar una clave es muy probable que en algún momento se llegue a un par de descripciones donde el camino a seguir sea confuso. Cuando es así, hay que seguir los dos caminos, si alguno de los dos es muy incoherente (por ejemplo si pide la observación de varios caracteres que no existen en el especímen) se descarta. Si no se pueden descartar caminos, se llegará a más de un posible taxón, que después hay que chequear de otras formas (ver más adelante).[73] Si el especímen no puede ser completamente identificado con la clave (sea dicotómica o policlave), entonces el usuario puede obtener una lista corta de posibles taxones a los que pertenece el especímen, chequeando luego a qué taxón pertenece de otras formas (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497). Aunque obtenga un solo resultado, es importante chequearlo. Una forma de hacerlo es leer la descripción y ver las ilustraciones del taxón o los taxones a los que se llegó, especialmente evaluando la lista de sus caracteres diagnósticos, que es una lista de todos los estados de caracteres del taxón que lo distinguen de los demás taxones. Si coinciden con los caracteres del especímen, entonces se ha realizado la identificación (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 495). Otras ayudas para chequearlo son la comparación de caracteres entre especímenes (con alguna colección ya identificada y a disposición), y la comparación con fotos, o en especímenes dificultosos donde aún queden dudas, enviárselo a un taxónomo mejor entrenado en ese taxón (Simpson 2005: p. 497). No todas las especies pueden ser identificadas con estas herramientas. Por ejemplo unas pocas especies crípticas necesitan de técnicas más sofisticadas, como la extracción de su "marca de ADN", para su completa identificación, o directamente la ubicación exacta de la población de las que fueron extraídas.
  • 18. Taxonomía 18 Historia de la taxonomía Artículo principal: Historia de la biología sistemática Esta sección describirá aquellos aspectos de la historia de la clasificación que permiten comprender cómo las ideas tempranas sobre la naturaleza, muchas veces no filogenéticas, fueron incorporadas a las clasificaciones, definiendo algunas de las características del sistema de clasificación actual. Otros aspectos de la historia, relacionados con la forma en que podrían construirse las clasificaciones, serán tratados en el artículo Historia de la biología sistemática. Los orígenes de la taxonomía Los orígenes de la taxonomía se remontan a los orígenes del lenguaje, cuando las personas llamaban con los mismos nombres a organismos más o menos similares, sistema que persiste hoy en día en lo que llamamos los "nombres vulgares" de los organismos. Todas las sociedades humanas poseen un sistema taxonómico que nombra a las especies y las agrupa en categorías de orden superior. El ser humano posee un concepto intuitivo de lo que constituye una especie, producto de agrupar a los organismos según sus propiedades emergentes observadas, y esto se ve reflejado en que todas las clasificaciones populares de los organismos poseen remarcables similitudes entre ellas y también con las utilizadas hoy en día por los biólogos profesionales (Hey 2001[100]). La taxonomía biológica como la disciplina científica que conocemos hoy en día nació en Europa. Allí, a mediados de la Edad Media europea se habían formado las primeras universidades, donde se discutían temas de índole filosófica y técnica, y donde se redescubrían los textos de los antiguos griegos, entre los cuales hubo naturalistas como Teofrasto. Los naturalistas se daban cuenta de que, si bien los nombres vulgares son útiles para el habla cotidiana, necesitaban un sistema más universal y riguroso para nombrar a los organismos: cada especie debía ser nombrada, cada especie debía poseer un único nombre, y cada especie debía ser descripta de forma inambigua, en un sistema de nombres estable. Si bien los científicos estaban al tanto de esto, sus ideas acerca de cómo debía ser y lo que significaba una clasificación fueron cambiando considerablemente con el tiempo. Al finalizar la Edad Media, con la dominación militar y cultural que una Europa revitalizada sostendría sobre el resto del mundo, el sistema allí consensuado se extendería a todo el globo.
  • 19. Taxonomía 19 De la taxonomía linneana al origen de los códigos La historia de la taxonomía es en parte la historia de un único sistema de clasificación "natural" que se desarrolló gradualmente durante centurias. La palabra "natural" no tenía significado fijo en una época, significaba algo diferente para cada autor según su concepción de la naturaleza o de cómo debía ser un sistema de clasificación. Por cientos de años, los naturalistas europeos intentaron desarrollar clasificaciones que fueran "naturales", además, se esperaba que las clasificaciones hicieran mucho más que reflejar la naturaleza: ya en 1583, el italiano Andreas Caesalpinus había delineado cuáles debían ser las características de un sistema de clasificación natural: debía ser fácil de usar y de memorizar, estable, predictivo y conciso (ver Greene 1983[101]), una serie de metas que a veces entran en conflicto. Por lo tanto existía la conciencia de que un sistema de clasificación no sólo debía reflejar la naturaleza (lo que sea que eso significara para cada autor), sino también servirle de utilidad a una comunidad de usuarios. Estas dos concepciones también a veces entran en conflicto. Por un tiempo los naturalistas construyeron diferentes clasificaciones, "naturales" o no, basadas en teoría o meramente Portada de la obra de Linneo Species plantarum empíricas, con el objetivo de ordenar la información disponible (1753), obsérvese que informa al lector lo que sobre los organismos y reglamentar sus nombres. Pero sin duda encontrará en el interior del libro, como los géneros alguna fue en el siglo XVIII en que la taxonomía recibió un "naturales" y las clases y órdenes "artificiales". Está escrito en latín, el idioma universal de la época. empujón definitivo, gracias al naturalista sueco Carlos Linneo, quien tenía la ambición de nombrar a todos los animales, plantas y minerales conocidos en la época, agruparlos según su concepto de "naturalidad" (de forma que se relacionen según sus características físicas compartidas), y normalizar su denominación. Si bien ya había publicado trabajos más modestos antes, fue en 1753 cuando publicó un gigantesco trabajo de dos volúmenes en que almacenó y ordenó toda la información disponible sobre las plantas, y debido a su éxito, terminó siendo el trabajo que definió las bases del sistema de clasificación que se utiliza hoy en día. El libro se llamaba Species Plantarum ("Las especies de plantas"), y estaba escrito en latín, que era el idioma universal de la época. En ese libro las especies de plantas estaban agrupadas en géneros (grupos de especies) según sus similitudes morfológicas. Linneo fue uno de los primeros naturalistas en enfatizar el uso de similitudes entre organismos para construir un sistema de clasificación. De esa forma y sin saberlo, estaba clasificando a los organismos en virtud de sus similitudes genéticas, y por lo tanto también evolutivas. En su libro, cada especie era descripta con una frase en latín limitada a 12 palabras, en donde la primera de las 12 palabras siempre era el género al que pertenecía la especie. Él propuso que esas pequeñas descripciones fueran el nombre utilizado en todo el mundo para referirse a cada una de sus especies. A estas pequeñas descripciones, o polinomios, él las llamó "el nombre propio de cada especie", pero hizo un importante agregado que había sido inventado en su momento por Caspar Bauhin (1560-1624): la nomenclatura binominal o binomios, como el "nombre corto" de las especies. En los márgenes de su Species Plantarum, seguido del nombre "apropiado" polinomial de cada especie, escribió una sola palabra. Esta palabra, combinada con la primera palabra del polinomio (todavía hoy llamada género), formaba un nombre más fácil de recordar y corto para cada especie. Por ejemplo, la hierba de gato fue nombrada "apropiadamente" con el polinomio: Nepeta floribus interrupte spicatus
  • 20. Taxonomía 20 pedunculatis (en español, "Nepeta con flores en una espiga interrumpida pedunculada"). Linneo escribió la palabra cataria en el margen del nombre apropiado de la especie, que quiere decir "relacionada con los gatos", haciendo referencia a un atributo familiar de la especie. Tanto él como sus contemporáneos rápidamente empezaron a llamar a la planta con el nombre Nepeta cataria, que es el nombre que persiste hoy en día. La nomenclatura binominal no fue la única característica impuesta en la nomenclatura académica europea por el éxito del libro: a la vez Linneo propuso un esquema jerárquico de clasificación, donde las especies muy similares morfológicamente se agrupaban en un mismo género. La categoría de género tampoco fue un invento de Linneo, de hecho, en 1694 Joseph Pitton de Tournefort ya había provisto guías para describir géneros de plantas: los caracteres de los géneros debían ser reconocibles en todos los miembros del género y ser visibles sin el uso de un microscopio. En lo posible, estos caracteres debían ser tomados de la flor y el fruto. Linneo utilizó los géneros, y creía que tanto los géneros como las especies (y algunas familias) existían en la naturaleza (eran "grupos naturales"), mientras que las categorías más altas eran sólo materia de conveniencia humana. Esta distinción entre categoría "real" y categoría "artificial" no era menor, ya que el creer que los géneros fueran reales (es decir, que existen independientemente de nuestro discernimiento), guía al investigador de una forma diferente de la que lo hace creer que la categoría es artificial. En palabras de Linneo: Los caracteres no hacen al género, el género nos da sus caracteres. Carlos Linneo 1751:119[102] Con estas palabras, Linneo reconocía que las especies se agrupaban de forma diferente si se elegían caracteres diferentes, pero había "algo más" que la mera similitud de caracteres que agrupara a las especies en un mismo género, y había que saber elegir los caracteres a considerar para que la agrupación resultara ser un "grupo natural". Esta afirmación, fruto de la intuición de Linneo, no tendría base científica hasta la aparición de la teoría de la evolución (de Queiroz y Gauthier 1990[103]).
  • 21. Taxonomía 21 En su sistema de clasificación, Linneo también trató de agrupar a algunos géneros en familias que se podían considerar "naturales" (la idea de que existían familias naturales tampoco era nueva y data de Pierre Magnol en 1689[104]vol.1 pp xxii-xxvii), si bien no les otorgaba una descripción de sus similitudes morfológicas, y para 1751 había reconocido 67 familias (Linneo 1751[102]), dejando muchos géneros sin ubicación. Linneo buscaba caracteres que fueran encontrados en todos los miembros de cada familia, pero falló en su búsqueda aún en las más "naturales" de las familias, como Umbelliferae. Linneo también agrupó a los grupos naturales en órdenes y clases artificiales, sólo útiles para ordenar los grupos naturales de forma que sean fáciles de encontrar en una lista o un herbario. Los caracteres que utilizó para ello fueron el número de estambres y el número de estilos y estigmas. Por ejemplo, en el orden Pentandria Monogyna ubicó a los géneros Datura y Verbascum, que tienen 2 estigmas y 1 único Linneo falló en la búsqueda de algún carácter que fuera común a todos estilo. A esta parte de la clasificación Linneo la llamó los miembros, aun en las más "naturales" de las familias, como las umbelíferas. En la foto: hojas de apio (Apium) con sus pequeñas "sistema sexual". inflorescencias, hábito de la zanahoria (Daucus), inflorescencias de El éxito del libro de Linneo solventaba los problemas hinojo (Foeniculum), inflorescencias del cardo corredor (Eryngium), raíz de perejil (Petroselinum). de comunicación producidos por la variedad de nombres y sistemas de clasificación locales. A partir de ese momento las actualizaciones de la clasificación hechas por el mismo Linneo o por autores posteriores, intentaron no abandonar la nomenclatura binominal ni el sistema de clasificación impuestos por Species Plantarum. En la época de Linneo se había creído que uno o unos pocos caracteres en cada categoría bastaban para armar los taxones en los sistemas naturales, si bien Linneo había fallado en la búsqueda de esos caracteres en la categoría de familia. Desde la aparición del libro de Linneo en 1753 hasta 1789, a varios autores, a Michel Adanson (1763-1764[104]), se les hizo evidente que los caracteres variaban dentro de los grupos "naturales", concluyendo que no hay caracteres esenciales para definir a un grupo, y que los grupos naturales deben ser definidos sólo mediante un conjunto de caracteres tomados de toda la planta, de los cuales la mayoría, pero no necesariamente todos, estarán en cada especie del grupo. A principios del siglo XIX, los creadores de las clasificaciones habían aumentado casi sin darse cuenta la cantidad de caracteres a considerar para la clasificación. En 1789, Antoine-Laurent de Jussieu en su libro Genera plantarum[105] describió tanto géneros como familias de plantas y agrupó a estas últimas en clases. Su publicación fue importante en la época porque por primera vez aparecía un tratamiento taxonómico que ubicara a todos los taxones por arriba de género en un sistema natural, porque describía a todos los taxones de todas las categorías claramente, y porque enumeraba los principios con los cuales se había armado su sistema (un "método").[106]
  • 22. Taxonomía 22 Con respecto a los animales, en 1758 Linneo publicó la décima edición de su Systema Naturae, en el que listó todos los animales conocidos por él en ese momento y por primera vez los clasificó como había hecho previamente con las plantas, adoptando la nomenclatura binominal. Linneo nombró unas 4.400 especies de animales, incluyendo Homo sapiens, a pesar de la reticencia existente para algunos de considerar al hombre un animal. En 1778 Lamarck sugirió que los caracteres utilizados por los científicos para dividir los taxones no necesariamente tenían que ser los mismos que la gente utilizaba para identificar algún organismo encontrado. Lamarck promovió el uso de claves de identificación, libros que permitían a los usuarios no expertos identificar un organismo dado mediante caracteres fácilmente visibles. De esta forma mitigó el conflicto entre los creadores de los sistemas de clasificación, que a medida que aumentaba el conocimiento agrupaban a los organismos en base a caracteres cada vez más inconspicuos, en grupos cada vez menos intuitivos para el usuario, y los usuarios de esos sistemas, que estaban más interesados en la utilidad de sistema de Página de la obra de Linneo Systema naturae en clasificación que en la "naturalidad" de sus grupos. donde incluye a Homo entre los animales. El término "Taxonomía" (Taxonomie, en francés) fue empleado por primera vez por el biólogo suizo Augustin Pyrame de Candolle a comienzos del siglo XIX.[107] Un cierto número de sistemáticos, especialmente en Francia y Alemania, adoptaron el concepto de "espécimen tipo". Estos "tipos" eran plantas guardadas en un herbario, que representaban la forma más común del grupo, o la forma más "perfecta" (estos autores consideraban la simetría radial y la bisexualidad más perfectas que las demás formas, por lo que se ha dado el caso de que guardaran mutantes como ejemplar tipo). Durante varias décadas después de la edición de los libros de Linneo proliferaron los nombres para animales y plantas y muchas veces hubo más de un nombre para una especie dada (diferentes nombres para el mismo taxón son llamados "sinónimos"). Cuando así era, el nombre de uso común era normalmente el más descriptivo, o simplemente el utilizado por la autoridad más eminente del momento. A esto se sumaba que algunos nombres de géneros y algunos epítetos específicos eran compuestos por más de una palabra. Esta falta de estabilidad nomenclatural hizo peligrar el logro de Linneo de una única clasificación para la comunicación, y eso llevó a, en 1813, la adopción de un código para nombrar a las plantas, llamado Théorie Elémentaire de la Botanique ("Teoría Elemental de la Botánica") donde se reglamentaba cuál era el nombre válido para cada taxón. Por lo mismo y para los animales, en 1842, se adoptó un código de reglas formuladas bajo el auspicio de la British Association for the Advancement of Science ("Asociación Británica para el Avance de la Ciencia"), llamado el Strickland Code ("Código de Strickland", Strickland et al. 1842[108]). Los dos códigos definirían las primeras reglas de nomenclatura con el objetivo de obtener un solo nombre válido para cada taxón. La razón por la que fueron realizados dos códigos en lugar de uno solo es que los expertos en Botánica y los expertos en Zoología trabajaban con poco conocimiento los unos de los otros, y hacía tiempo que cada disciplina recorría su propio camino, por lo que resultaba difícil que botánicos y zoólogos se reunieran para la creación de un único código (Minelli 2008[109]). Un borrador de un Código que uniría al de Zoología y al de Botánica fue escrito entre 1842 y 1843, pero este código terminaría olvidado (Minelli 2008[109]). De esta forma, desde Linneo hasta los Códigos, nacieron las reglas de nomenclatura zoológica y botánica del sistema de clasificación que se utiliza hoy en día. Muchos científicos adoptaron el sistema de clasificación "natural", pero no todos estaban de acuerdo en utilizarlo. Los sistemas de clasificación pueden ser "arbitrarios" o "artificiales", si solo
  • 23. Taxonomía 23 tratan de agrupar los organismos para facilitar su determinación de manera artificiosa (por ejemplo, de acuerdo a su utilidad para los humanos), o "naturales", cuando las jerarquías se establecen en función de sus afinidades en la Naturaleza. La palabra "natural" para Linneo sólo quería decir que las especies habían sido creadas "naturalmente" parecidas a algunas y disímiles de otras (y de hecho, cada científico poseía su propia definición de "sistema natural", que tenía que ver principalmente con cada concepción filosófica del mundo, e incluso había científicos que consideraban que el sistema de otros en realidad no era natural). En esa época había mucha gente que no estaba de acuerdo con que existían las agrupaciones "naturales" de organismos (ya que nadie podía dar una razón convincente de que existieran) y se negaban a clasificarlos de esa forma, apoyando los sistemas artificiales de clasificación. Taxonomía y evolución Darwin no fue el primero en presentar una teoría de la evolución, pero nunca antes la evolución como hecho había tenido un impacto tan convincente. Cuando irrumpió la teoría de la evolución a mediados del siglo XIX pronto se admitió, tal como formuló el propio Darwin, que había un árbol que conectaba a las especies por parentesco, que ese árbol estaba compuesto por ancestros, y que el grado de similitud morfológica entre las especies era explicado por la topología del árbol, Diagrama dibujado por Charles Darwin en El Origen de las Especies. ya que las especies habían heredado la morfología de sus ancestros con alguna modificación. El sistema linneano de clasificación está conformado por grupos dentro de grupos, y a un árbol filogenético también se lo puede dividir en grupos dentro de grupos, por lo que podía hacerse una correspondencia entre el sistema de clasificación "linneano" y la filogenia de las especies (Darwin en ese momento no habló de rangos). Por lo tanto, las relaciones entre taxones en las taxonomías existentes sólo fueron reinterpretadas como el resultado de la evolución, y los conceptos evolutivos fueron formulados para justificar los métodos ya existentes (de Queiroz 1988[110]). La publicación del libro El origen de las especies en 1859 estimuló la incorporación de teorías evolutivas en la clasificación, proceso que hoy en día aún no está terminado (de Queiroz y Gauthier 1992[111]). El debate entre los partidarios de los sistemas artificiales (clasificaciones en base a caracteres no naturales) y los defensores de la construcción de un sistema natural fue uno de los conflictos teóricos más intensos de la biología de los siglos XVIII y XIX, y fue mitigado con la consolidación de la teoría de la evolución de Darwin, que ofreció un criterio convincente de "naturalidad": la ascendencia común. Cuanto más parecidos son dos organismos entre sí, más cercano es su ascendiente común, y por lo tanto más próximamente deben ser agrupados en la clasificación. Los organismos que comparten sólo unos pocos caracteres descienden de antepasados más lejanos y, por lo tanto, deben ser ubicados en taxones diferentes, compartiendo sólo los taxones más altos. Luego de la aceptación de la evolución surgieron clasificaciones basadas en filogenias, algunas de esas filogenias se componían sólo de miembros vivientes, como los árboles de Charles Edwin Bessey (1845-1915) y los de Arthur Cronquist (1919-1992). En estos árboles no había ancestros extintos (Judd et al. p.43). Otra filogenia fue la de Rolf Dahlgren, en ella, los ancestros eran sólo miembros extintos, el árbol filogenético era un árbol tridimensional, y los miembros vivientes podían representarse por un corte de un plano de ese árbol, en un diagrama llamado "Dahlgrenograma". Un paso crítico en el proceso de convertir a los sistemas de clasificación en un reflejo de la historia evolutiva de los organismos fue la adquisición de una perspectiva filogenética, para la cual biólogos como Willi Hennig (entomólogo alemán, 1913-1976), Walter Zimmermann (botánico alemán, 1892-1980), Warren H. Wagner, Jr. (botánico norteamericano, 1920-2000) y muchos otros han hecho valiosos aportes. La Biología Sistemática es la ciencia que se ocupa de construir los sistemas de clasificación a partir de teorías sobre la evolución de los taxones. Hoy en día, el desarrollo de nuevas técnicas (como el análisis del ADN) y las nuevas formas de análisis filogenético (que permiten analizar matrices con una cantidad enorme de datos) están produciendo cambios sustanciales en las