2. El surrealismo es cercano y transparente para los niños. Se basa en
el mundo de los sueños, de la fantasía y va más allá de la realidad… y en
este mundo los auténticos reyes son los niños.
¿Cómo lo hicieron?
Cada niño pensó en su objeto, cosa, animal o idea preferida… a
partir de ahí la transformó buscando que fuese lo más absurdo posible
y… a “¡dibujarla y pintarla!”.
Con los dibujos “absurdos” terminados, decidimos hacerles una
poesía dejando volar la imaginación. El proceso fue colectivo: cada niño
pensaba una frase sobre su dibujo y todos sus compañeros, en una
lluvia de ideas, aportaban palabras que rimasen. Para terminar sólo
había que escoger la que más les gustase.
E… imaginando, imaginando… ¡este cuento está acabado!