Recientemente los medios de comunicación se están haciendo mayor eco de situaciones de crisis reputacional con respecto a marcas muy conocidas. Probablemente conscientes de que la actual sociedad en la que vivimos exige -como no podía ser de otra manera- mayor transparencia a las empresas. Han llegado a nuestro conocimiento al menos 9 casos en 6 meses. Una interesante proporción: el nadador olímpico Ryan Lochte, Dropbox, la cúpula del Nobel de medicina, el banco Wells Fargo, la consultora Ernst&Young, Yahoo, Samsung y el Galaxy Note 7, Spotify o la compañía química BASF. Sería de esperar que todas ellas tuvieran preparado un manual de actuación para afrontar una situación de riesgo reputacional. Pero tal vez la realidad sea otra muy distinta. La experiencia demuestra que sorprendentemente muchas no disponen de ese manual o no han sido preparadas para ejecutarlo.
Recientemente los medios de comunicación se están haciendo mayor eco de situaciones de crisis reputacional con respecto a marcas muy conocidas. Probablemente conscientes de que la actual sociedad en la que vivimos exige -como no podía ser de otra manera- mayor transparencia a las empresas. Han llegado a nuestro conocimiento al menos 9 casos en 6 meses. Una interesante proporción: el nadador olímpico Ryan Lochte, Dropbox, la cúpula del Nobel de medicina, el banco Wells Fargo, la consultora Ernst&Young, Yahoo, Samsung y el Galaxy Note 7, Spotify o la compañía química BASF. Sería de esperar que todas ellas tuvieran preparado un manual de actuación para afrontar una situación de riesgo reputacional. Pero tal vez la realidad sea otra muy distinta. La experiencia demuestra que sorprendentemente muchas no disponen de ese manual o no han sido preparadas para ejecutarlo.