El documento describe un mundo gris dominado por el acero, donde el acero dibuja vías de tren que conducen a ninguna parte y verjas que encierran a la gente. Aunque el hombre está hecho de barro y siempre se moldea según la forma del acero, dentro del hombre de barro hay una llama que se rebela contra las leyes del acero. El documento agradece a Alberto Viñas, ingeniero de caminos y el rostro y la voz del barro en este relato.