1. VICTOR EMILIO ESTRADA Y EL
PACTO CON EL DEMONIO
Dice la leyenda que Víctor Emilio Estrada (ex presidente
del Ecuador en 1911) era un hombre de fortuna,
acaudalado y de sapiencia, todo un caballero de fina
estampa. Las personas de esa época decían que el caballero
había hecho un pacto con el Diablo, y que cuando muriera
él mismo vendría a su tumba a llevárselo. Víctor Emilio
Estrada construyó una tumba de cobre para que el
Demonio no invadiera su descanso. Al morir fue enterrado
en su tumba de cobre, una de las más grandes del
cementerio de Guayaquil. El Demonio quiso llevarse su
alma al infierno como habían pactado, pero en vista de que
no pudo éste lo maldijo y dejó varios demonios de custodios
fuera de su tumba para que lo vigilaran y no lo dejaran
descansar en paz. Desde ese día Víctor Emilio Estrada no
descansa en paz y todas las noches sale a las 23 horas con
su sombrero de copa y su traje de gala por la puerta uno del
famoso cementerio de Guayaquil, a conversar con las
personas que se detienen acoger el bus en la parada.
2. LA VIUDA DEL TAMARINDO
Era un tamarindo antiguo que existía donde era la quinta
Pareja. La quinta Pareja quedaba donde es ahora la Clínica
Guayaquil. Las calles exactamente creo que son: Tomás
Martínez y General Córdova, en esa área. En esa época era
una finca. No era una quinta. Se llamaba quinta y era un
lugar abandonado y los tunantes, o sea las personas que
andaban tras del trago, iban solos, y en camino a casa,
miraban una mujer vestida de negro que parecía muy bella.
En ese tiempo no había pues mayor alumbrado. Entonces el
tunante, pues, éste que estaba, seguía ¿no? seguía,
perseguía a la viuda ésta, a la aparición ésta, y ésta lo
llevaba siempre a un tamarindo añoso lo llevaba allí.
Cuando él iba pues, cuando él llegaba ya casi al pie del
tamarindo y luego se volteaba y la viuda había sido una
calavera de la muerte! Una calavera, de decir: tremenda!
El tunante caía echando espuma por la boca.
3. LEYENDA: LA MADRE DEL MONTE
Leyendas de Jipijapa
A la Madre Del Monte se la relacionó con los viajantes a
quienes daba grandes sustos en los caminos rurales, que
trepaba a los caballos y ancaba los acompañantes largos
trechos, desde luego sin que ellos lo notaran, cuando así
sucedía el susto era enorme. Los esperaba en las partes alta
de la vía, o arribada a un árbol, en más de una ocasión
causó sendos problemas, los caminantes temían viajar por
las noches. La Madre del Monte, se hacía sentir.
Ciertas veces se presentaba en forma sorpresiva lo que hacía
encabritar al animal lanzando al suelo al jinete. Que una
vez un individuo completamente borracho salió a buscar
más trago y nada más que al trepar una cuesta la “Madre
del Monte” lo esperaba, quien eres tú, yo soy tu compañera,
ven sube, pero el animal se rebeló corcoveando, lanzó por
los aires a ambos, saliendo en precipitada carrera. La
Madre del monte se alejó, quizá se adentró en la espesura,
lejos, en esperade nuevas oportunidades.
4. LA DAMA TAPADA
Se dice que la Dama
Tapada, es un ser de origen
desconocido que se
aparecía en horas cercanas
a la medianoche a las
personas que frecuentaban
callejones no muy
concurridos. Según las
historias relatadas por
muchas personas acerca de
estos acontecimientos, una
extraña joven se les aparecía, vistiendo un elegante vestido de la
época, con sombrilla, pero algo muy particular en ella era que
llevaba su rostro tapado con un velo, el cual no permitía que las
víctimas la reconocieran. Al estar cerca de la Dama, se dice que
despedía a su entorno una fragancia agradable, y por ello, casi
todoslos que la veían quedaban impactados al verla y estar cerca
de ella. Hacía señales para que la siguiesen y, en trance, las
víctimas accedían a la causa pero ella no permitía que se les
acercara lo suficiente. Así, los alejaba del centro urbano y en
lugares remotos empezaba a detenerse. Posteriormente cuando
las víctimas se le acercaban a descubrirle el rostro un olor
nauseabundo contaminaba el ambiente, y al ver su rostro
apreciaban un cadáver aún en proceso de putrefacción, la cual
tenía unos ojos que parecían destellantes bolas de fuego. La
mayoría de las víctimas morían, algunos por el susto y otros por
la pestilente fragancia que emanaba el espectro al transformarse.
Muy pocos sobrevivían y en la cultura popular los llamaban
tunantes. Desde aquellos acontecimientos, hay quienes dicen que
posteriormente auntransitapor loscallejonespor lasnoches.