En este artículo experiencial se habla de la importancia de los adaptadores de función y del análisis de las aportaciones de los laicos para la Misión Compartida. Carmen Lamata Doctora en Psicología Escolar y del Desarrolllo.
1. CAMINOS DE EVANGELIZACIÓN HOY
DESDE NUESTRO CARISMA, ESPÍRITU Y MISIÓN
MARCO E IDEAS PREVIAS A LA LECTURA:
Es 11 de octubre de 2012, comienza el año de la fe.
Desde mi ventana puedo ver el patio del colegio Santa Ana de Guadalajara,
alumnos y profesores se encuentran en las aulas participando de un curso que sabe
a 50 aniversario. Allí, entre todos ellos, se encuentran mis tres hijos varones de 6, 5
y 3 años; también compañeros y una comunidad de hermanas con las que he
compartido vida y trabajo desde que el curso 2008/2009me incorporé al centro,
primero como tutora de 6º y PT y más adelante con funciones de orientación
educativa. Ahora, aún de baja maternal,mientras estoy pendiente de mis pequeñas
de algo más de un mes de vidacojo entre mis manos el documento de “Caminos de
Evangelización hoy desde nuestro carisma, espíritu y misión” dedicado a la Familia
Santa Ana.Con el mismo cariño con el que me lo han hecho llegar quiero yo
adentrarme en su lectura. Reflexionar, orar, meditar lo escrito y, si me es posible,
responder a las preguntas que se plantean y plasmar algunas conclusiones
personales.
Lo primero que hago es detenerme en las palabras de su portada.Para mí es
importante unirlas de manera adecuada;saber conjugar “hoy”: “Evangelización y
Carisma”; “Misión y Familia” “Camino y Espíritu”:
Evangelizar sí, envolviendo la Buena Noticia desde un carisma que trasluzca
tras lo que realizamos en aulas y patios, claustros y pasillos. Carisma que
encarnan las hermanas pero que por ser inspiración del Espíritu, los laicos
también podemos abrirnos a ello.
Misión Compartida, encontrando el lugar de los laicos(mi lugar) en una
labor ya iniciada, con historia, con herencia de heroísmo que ahora se
renueva con nuestra presencia. Un proyecto comúnque crece ypotencia al
mismo tiempo la vocación de cada uno.
Caminar acompañados por el Espíritu para continuar el recorrido que María
Rafols y Juan Bonal nos han dejado en herencia y que ha de llevar a Cristo.
Atender las necesidades y hambres de hoy con nuestro ser y hacer.
Que sea pues el Espíritu quien acompañea cada persona que se adentra en el texto,
que bendiga a quienes lo encarnan en su día a díae inspire la celebración del XXVII
Capítulo General. Unidos en oración y encomendados a los fundadores hagamos
realidad el que el itinerario a seguir “comience en CRISTO como su fuente y tienda
a Él como su fin”.
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2. REFLEXIÓN EN LA LECTURA Y CONTESTACIÓN A LAS PREGUNTAS
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”.
Efesios 4:11.
El documento comienza haciendo mención al Concilio Vaticano II, a la Iglesia del
Nuevo Milenio llamada “Iglesia de los laicos” y a la Refundación de la misión de las
HCSA que ha centrado el interés de los Capítulos desde el año 2000.
Como cristiana laica que me acerco al documento, y tras leer: recorrido histórico,
síntesis de la identidad carismática y lo reflejado sobre la misión, me siento
profundamente interpelada por lo que se expresa. Respondo a las preguntas
que se plantean para la puesta en comúncomo medio decompartir y agradecer lo
mucho que aporta a mi vocación ser y sentirme miembro Santa Ana. También me
aventuro a exponer algunas reflexiones que surgen tras repasar mi vivencia
personal en el centro y lo que observo en el entorno. Ambas cosas son mi forma de
colaborar en el objetivo de precisar mejor el papel específico de los laicos en
los centros, espero para beneficio de la misión compartida.
A medida que he avanzado en la lectura he visto con emoción que hay un deseo
fuerte de compartir la misión que se realiza con los laicos. Me consta, porque lo
vivo en el centro de trabajo, que se está realizando un esfuerzo para implicar y
formar a los laicos en las diferentes tareas ayudándoles a descubrir todo lo que
aporta trabajar desde un carisma y con una visión determinada.
En el camino recorrido y en los objetivos, cauces y medios que se recogen de la IV
Asamblea Congregacional (2004) están muchas de las claves para seguir forjando
comunidad. Personalmente me ha parecido muy interesante aprovechar las que
pueden ayudarnos a “redefinir nuestra identidad, no sólo desde “elementos
esenciales”, sino desde la correlación con todas las formas de vida cristiana, desde el
servicio humilde a todos y desde la actitud de compartir”. Una de las preocupaciones
que he detectado en el centro y que también me ha invadido en ocasiones a mí es
saber cómo hacer compatible una dedicación esmerada en el centro con mi
proyecto de vida personal y familiar. Por mi forma de ser, muchas veces no he
sabido si obraba correctamente en uno u otro sentido o si por entregarme más a
uno de esos campos descuidaba el otro. Era necesario para mí discernir sobre lo
correcto. También me encontré con compañeros que vivían un conflicto similar y
es por ello que pensé en todo lo que podría aportar la Familia Santa Ana, si
como Institución logra acompañar y ayudar a sus laicos a integrar mejor
estas dimensiones, a conjugar lo profesional con lo vocacional, a conseguir
fórmulas para que la vivencia del carisma repercuta positivamente en todas
las dimensiones de la persona dentro y fuera del centro, que la formación se
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3. dirija al desarrollo vocacional de sus profesionales para que sean cristianos
completos, con proyectos de vida plenos de sentido. Si cada profesional llega
a ser modelo de referencia de un proyecto de vida concreto vivido desde la
identidad carismática, estaremos ofreciendo a alumnos, padres y madres del
centro, familias y profesionales del entorno, un testimonio del obrar de
Cristo en nuestras vidas, de su amor-caridad hecha hospitalidad. La misión
se propagará en mayor medida y con mayor fidelidad.
De ahí que considere que el tiempo que se destine a analizar lo que es específico
de los laicos para abrir la misión a estos aspectos será una de las mejores maneras
de que sea posible compartir la misión e incluso
“hacer renacer el entusiasmo y la fantasía creadora”.
Los centros deben establecer las condiciones y
medios precisos para que diferentes perfiles
profesionales integren la vivencia del trabajo dentro
de su propia llamada vocacional y aprendan a cuidar
de ambas sin que estas choquen en algún aspecto.
Toda la Comunidad Educativa ha de interrogarse
sobre qué aportan los laicos de específico, cuáles son
los talentos que ponen al servicio de la misión
(“intercambio de dones”), qué parte de la Iglesia
representan los laicos con su presencia en los
centros y cómo complementa su vida personal,
familiar y social a la identidad carismática que hasta
ahora caracterizaba a las hermanas.
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4. CONTESTACIÓN A LAS PREGUNTAS (p.17, p.23):
- ¿Me siento enriquecida gratuitamente con el carisma de la caridad
hecha hospitalidad desde mi propia vocación?
Enriquecida desde luego y gratuitamente más aún.
Enriquecida porque desde el carisma de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana descubro
un modo concreto de vivir el Evangelio que se caracteriza por llevar “una vida vuelta a los
otros”, atender especialmente “a los más vulnerables” y hacer “una pastoral de la presencia,
la cercanía y el testimonio”.
Gratuitamente porque frente al mensaje que se nos “vende en el mundo” (sobre la
importancia del destacar, del poder, del acaparar, de lo inmediato); se me presenta un modo
de vivir el Evangelio donde la caridad hecha hospitalidad llega hasta el heroísmo. Un carisma
que puedo palpar en los centros encarnado en las hermanas, una manera de amar en la
acción quetan acertadamentecombina energía y bondad, sencillez y trabajo bien hecho
(detalle), cercanía y respeto, vida y compromiso por la justicia, diversidad y servicio a los más
necesitados. Que hace visible a Cristo en mi lugar del trabajo y me empuja a seguirle también
desde allí.
Este “estilo propio” es una guía que orienta mi trabajo desde una dimensión
profunda, animándome a crecer desde mi propia identidad, pues de la misma forma
conforma mi vocación como cristiana y mi llamada a la vida matrimonial.
- ¿Cuál es mi compromiso en la vivencia de la caridad hecha hospitalidad?
Crecer en la coherencia, crecer en hospitalidad, crecer en caridad.
Sabiendo que “nada es imposible para Dios”, que “lo necio del mundo lo escoge el Señor” y
que nos anima a pedir bajo la promesa de que se nos dará. Mi compromiso es desear vivir
este carisma cada día con mayor coherencia en todas las dimensiones de mi persona
(familiar, profesional, social…). En el centro de trabajo tratar de dar lo mejor de mí para que
los demás lleguen a lo mejor de sí, realizar las diferentes actividades con amor y encomendar
al Señor, bajo la intercesión de nuestros fundadores, queme ayuden a discernir quien y dónde
está el más vulnerable y la mejor forma de atenderle.
Es curioso porque cuando pienso en la etapa que estoy viviendo como madre me es más
sencillo entender aquello de “atender especialmente a los más necesitados”, deja de ser un
problema el entender que la caridad no suponga equidad en el reparto y que vaya
necesariamente dirigida al más vulnerable. Quiero a todos mis hijos de la misma forma, a los
cinco con toda el alma, pero cada día atiendo con mayor intensidad al que más lo necesita. Si
uno de mis hijos o hijas enferma, o si está más preocupado o triste, será a ese a quien preste
más atención, en quien más me vuelque, donde más me desgaste. No lo dudo, sale natural. Mi
compromiso es a llevar este mismo modo de acción también en el trabajo, en mis relaciones
con los demás, para que llegue a ser un “estilo propio” en mi forma de ser.
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5. - ¿En qué percibo que refuerza mi identidad y mi aportación al
seguimiento de Jesús, el compartir vida y misión con las hermanas?
Las hermanas son un testimonio vivo de Cristo y me ayudan a conocerle, amarle y
seguirle.
Como cristiana me siento llamada a dar gratis lo que gratis recibí. A hablar de Cristo y su
misericordia porque es Él quien llena mi vida de sentido y obra maravillas en ella. Por eso, al
buscar trabajo sólo envié mi curriculum a centros con identidad religiosa, que se sintieran
Iglesia. Quería vivir mi trabajo como parte de mi vocación y poder sentirle presente en el día
a día del centro. El hecho (para mí providencia) de acabar trabajando en las Anas me
permite descubrir a Cristo en cada jornada, encontrarme con personas que llevan años
poniendo su vocación sobre las tarimas, cubriéndola de tiza y dando testimonio desde su
cometido (sea dar clases, estar en la biblioteca, llevar la secretaría o la administración,
ayudar en el comedor o permanecer en los pasillos…). Lo mejor de mi trabajo ha sido
hasta ahora contar con ese testimonio de amor que dan las hermanas y disfrutar
cuando percibo que cala en mis compañeros laicos. Desde mi proyecto de vida como mujer
casada y ahora con hijos me enriquece el poder contar con personas a mi lado que tienen
otros proyectos diferentes, pero el mismo deseo, la misma misión.
- ¿Qué rasgos del espíritu evangélico de María Ráfols y de Juan Bonal son
llamada para mí en mi compromiso por el Reino?
Ambos son modelos de vida de los que aprender cómo seguir a Cristo y servirle en los
hermanos.
El hecho de conocer su vida y leer sobre ellos me ayudó a amar más aún mi trabajo, siendo
conscientes de que somos herederos de una historia de heroísmo. De ambos me interpela su
sencillez y capacidad de renuncia de sí mismos para entregarse a los demás. Me siento lejos
de ello y sin embargo me atrae porque creo que por ahí llegamos a Cristo y sólo desde ahí
podemos comprometernos con el Reino como Él nos lo anunciaba en la Bienaventuranzas.
Sintonizo muy especialmente con la opción por los más necesitados, el amor hacia los más
vulnerables. Desde niña me llama el poder permanecer junto a los que más necesitan y
cuando, en cualquier ámbito, puedo orientar mi vida hacia ello me siento inmensamente
feliz, me sobrecoge un sentimiento especial, me hace sentir en el lugar donde Dios me quiere.
- ¿Cómo vivo la misión de ser en el mundo signo visible del Reino?
Con cambios, con incoherencias, pero con ganas.
La misión de ser signo visible del Reino, es una misión para toda la vida. Para mí, en
el trabajo, dar testimonio de Cristo es lo que verdaderamente me gustaría sentir
como lo principal,así como también deseo poder hacerlo en otros ámbitos de mi vida.
Como mi situación vital ha ido cambiando mucho en los últimos años, la forma de ser
signo visible también. He pasado de tratar de serlo como estudiante, como
compañera, como mujer a serlo también como trabajadora de un centro educativo,
como esposa, como madre. Esto hace que muchas veces no alcance a realizar tantas
cosas como desearía en cada uno de los lugares de las que me siento parte, pero
encuentro paz si logro enfocarlo de la siguiente manera:
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6. Por una parte no sentir discontinuidad entre un ámbito y otro. Trascender lo que
hago en el trabajo, en la calle, en casa y pensar que la vocación final es seguir a
Cristo, anunciar y vivir el Evangelio y eso desde cada uno de los lugares donde me
encuentre. De otra superando el conflicto del “hacer” frente al del “ser”, poniendo el
énfasis no tanto en el cometido, las acciones o los tiempos que dedico como en la
forma en que hago aquello que realizo, en mi forma de ser.
CONCLUSIONES FINALES
Tras leer el documento parece claro que se tiene el sentido y el propósito
firmedeavanzar y favorecer la misión compartida. Se ha dado seguramente el paso
más importante: ver que la situación ha cambiado, que
hermanas y laicos están llamados a trabajar juntos y
confiar (esperar con fe) que pueden hacerlo desde una
misma identidad carismática. Ahora queda seguir
reflexionando y tomando medidas para encontrar los
medios que permitan complementar sus identidades
específicasen los centros. El éxito del proyecto
educativo-pastoral depende en parte de su capacidad
para acoger y apoyarse ahora en diferentes proyectos de vida. Laicos y hermanas
han de contribuir a la misión desde un estilo común expresado en formas de vida y
trabajo diferentes.
El dilema que está presente en muchos de los profesionales de cómo situar
correctamente el compromiso profesional dentro de su llamada vocacional es un
tema a tratar por todas las comunidades educativas.
Dentro de los pasos que nos quedan por dar para el verdadero éxito de la
evangelización hoy en los centros Santa Ana es conocer, comprender y
atender en mayor medidala heterogeneidad del perfil de los laicospara
lograr la identificación con el carisma de todos los profesionales. Sólo desde
un proyecto de vida completo se puede vivir la llamada en fidelidad con el
Evangelio.La reflexión sobrela llamada y vocación personal de los diferentes
profesionales del centro permitirá que se tengan en cuenta para compatibilizarlos
con el impulso de la misión comunitaria, de esta forma los profesionales
sintiéndose “acogidos”, descubriendo la “hospitalidad” de un carisma que se abre y
dinamiza para darles cabida, experimentan primero el don de sentirse amados de
esa forma y podrán luego “ir y hacer lo mismo” “dando gratis lo que gratis
recibieron”.
Crecen los profesionales, crece la misión, se extiende el Evangelio.
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7. Gráfico para reflexionar sobre la situación de cambio y el nuevo punto de partida
(Ahora el carisma nos hará-dará común-unidad, en una diversidad que lo enriquece):
HOY
ANTES
misión
misión visión
visión valores
valores
una comun-unidad
una comunidad
un proyecto de vida
diferentes proyectos
de vida
Gráfico para reflexionar lo común y lo diferente (no analicemos sólo la
intersección):
Identidad Carismática
Identidades Identidades
específicas específicas
HERMANAS LAICOS
Fieles a nuestra vocación, Complementarios pero no idénticos
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8. Queremos lograr una auténtica misión compartida. Lo que hasta ahora acometían
las hermanas ha de abrirse también para dar participación a los
laicos. El carisma concede a todos una misma identidad, un estilo
desde el que vivir el Evangelio pero los diferentes proyectos de
vida, hacen que la forma de vivir y sentir el compromiso con el
trabajo sea diferente.
Al igual que los proyectos institucionales se están renovando para
adaptarse a los alumnos de las aulas porque estos han cambiado,la
nueva composición de los claustros y reparto de roles en el
personal del centro es una diferencia notoria ante la que re-
situarse. Este punto requiere de reflexión, acción y evaluación para
la toma de decisiones.
La labor educativa y gestión de los centros ha pasado de estar en manos de las
hermanas en exclusiva a, progresivamente abrirse y ver cómo dominan en número
los laicos. Como todo cambio, la nueva situación repercute sobre la organización
educativa, los aspectos didácticos, la encarnación del carisma….Lo deseable es
aprovechar la coyuntura para que “nos lleve a descubrir inesperadas y fecundas
implicaciones en algunos aspectos del carisma y de la propia misión” (cfr.VC 54).
Pero lograrlo implica no quedarse en solventar ciertos“vacíos” que se detectan.
Aunque existe la preocupación en los centros de ver como algunos aspectos no
funcionan igual y la añoranza de recuperarlos niveles y formas en que se hacían las
cosas antes,es importante no caer en la trampa de colocar lo que tengo donde
nos falta. Donde antes había más hermanas ahora hay más laicos pero pretender
que los laicos sustituyan lo que antes hacían las hermanas no funcionará. Además
nuestra ambición no debe contentarse con regresar al nivel inicial, sino que la
misión, por pertenecer a la misma Iglesia, está llamada a renovarse y crecer.
Por una parte los laicos han de descubrir que también están llamados a vivir el
carisma y que el trabajo puede dignificarse al ser vivido desde lo vocacional-
testimonial-evangélico. Que su participación en tareas que antes realizaban las
hermanas es posible y puede dar continuidad a lo que esnecesariamente “nuestro”.
Pero eléxito y la fidelidad en la realización de las mismas dependerá del grado de
integración que se logre con la vocación, el perfil, los intereses y las posibilidades
de los laicos.
¿Cómo mejorar en este sentido? Generando “adaptadores de función”
Antes de explicarlo voy a poner un ejemplo gráfico para que se entienda lo que es un adaptador de
función: En origen un negocio familiar tiene tres camiones para exportar naranjas deValencia a
diferentes lugares de España. El mismo día de la recogida tres camiones las llevan a los puntos de
venta de Bilbao, Madrid y Cádiz. Pero cambia la situación y con la crisis la compañía recorta y se
queda con un sólo conductor. Si se quiere igualmente que las naranjas lleguen a destino en poco
tiempo y no renunciar a sus clientes ha de buscarse una fórmula de trabajo distinta. No es lógico
pretender que el conductor actual llegue en el mismo día a los lugares de reparto, es más, va a ser
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9. necesario ayudarle a planificar lugares y áreas de descanso para que rinda al máximo y conduzca
bien ya que si no descansa suficiente será inviable terminar el viaje. De hecho sin las “nuevas
paradas necesarias” el resultado en lugar de mejorar las cosas terminaría por dar problemas. Su
conducción sería peor, él estaría agotado y el cansancio o mala praxis terminarían por impedir que
las naranjas lleguen a destino.¿Cómo lograr que llegue? ¿Cómo hacer del cometido de la empresa
algo sostenible?Todo ello ha de ser materia de reflexión y derivar en la toma de decisiones, porque
lo que sin duda es necesario es adaptar la función para garantizar el éxito.
Una forma clara de mostrar que se está avanzando en comprender el papel de los
laicos dentro del colegio y acogerlos en la misión, es planificar con
ellos“adaptadores de función”para que su compromiso con las labores del centro
se realice de forma coherente con la vocación que tienen e incluso la potencie.De la
misma forma que la edad o formación delimitan la distribución de algunas
funciones, también la elección personal de los laicos ha de hacerlo. Se trata de
conseguir que cada vez existan más medios y mejores condiciones en los centros
para que cada uno desde su lugar y situación (desde su vocación) aporte (se
implique) con plena satisfacción en el desarrollo del proyecto educativo-pastoral
porque esto a su vez repercute de manera positiva en las demás dimensiones de su
vida.
Por otra parte, es fundamental analizar “con todo detalle” las acciones que hasta
ahora realizaban en exclusiva las hermanas y encontrar, desde la nueva
distribución de roles, los medios para implicar en ellas a los laicos.
Generar“adaptadores de función” que permiten adaptar los objetivos, ritmos y
tareas de la misióna la forma de vida de los laicos, buscando quesurjan nuevas
sinergias de interés para todos.
Aunque es una evidencia, es importante resaltar que “una laico no cubre lo que
antes hacía una hermana”. Los laicos no son consagrados o están consagrados al
trabajo de la misma manera ni en la misma intensidad que lo está una hermana
Santa Ana, necesitan orientación y acompañamiento para conjugar lo personal con
lo profesional. En muchos de los casos, los profesionales de los centros desean
poder enfocar su trabajo desde una dimensión más espiritual, sentirse parte de la
misión. Pero al mismo tiempo necesitan no descuidar otros cometidos a los que
están fuertemente llamados a servir. Con el paso del tiempo la situación vital de los
profesionales cambia, evoluciona con características propias que permiten una
implicación temporal mayor o menor en actividades del centro. Pero ello no ha de
“mermar” el valor de sus prácticas, ni interponerse en la vivencia del carisma. Se
trata de presentar a los laicos un papel donde es más importante “el ser” que “el
hacer”. Que los laicos del centro vivan su compromiso aspirando a “ser” cada vez
más hospitalidad, buena noticia, signo visible del Reino. Si responden a esta
llamada el tiempo que están en el centro y también durante el que pasan fuera en
familia, en la sociedad… la fecundidad de la misión será inmensa.
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10. CLAVES PREVIAS PARA DISEÑAR LOS ADAPTADORES DE FUNCIÓN
CONOCER EL PERFIL DE LOS IDENTIFICAR LOS ASPECTOS
LOCALIZAR LAS DIFERENCIAS
LAICOS ESPECÍFICOS QUE
RESPECTO DEL PERFIL DE LAS
ENRIQUECEN EL PROYECTO
(diferentes dimensiones) HERMANAS ANTES
(MISIÓN, VISIÓN Y VALORES)
Permite potenciar lo
PLANIFICAR ESTRATEGIAS
específico que antes no se
QUE POTENCIEN ESTOS
tenía, renovando y
ASPECTOS
enriqueciendo el proyecto
LOCALIZAR ASPECTOS CARACTERÍSTICOS DE LA MISIÓN MÁS VULNERABLES
AL CONTAR CON ESTAS DIFERENCIAS
PLANTEAR ALTERNATIVAS Y
IDENTIFICAR TAREAS Y
CAMBIOS PARA QUE
COMETIDOS PROPIOS QUE
PUEDAN SEGUIR
PASAN DE HERMANAS
DESARROLLÁNDOSE EN EL
A LAICOS
TIEMPO
crece el propio personal
INTEGRAR ESTOS conjugando su identidad
DESEMPEÑOS EN LA personal con la identidad
VOCACIÓN A LA QUE ESTÁN comunitaria y se beneficia al
LLAMADOS LOS LAICOS proyecto no perdiendo su
carácter propio
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11. De esta forma se logrará:
1. Trabajar el perfil de hermana vs el perfil de laico (o perfiles): Ejemplo
de actividad por grupos, las hermanas en un grupo y los profesores en otro,
cada grupo trata de elaborar un perfil que refleje a los laicos del centro, los
laicos hacen el retrato de hermanas, ambos después analizan lo elaborado
por el otro grupo, comentan en qué grado les refleja, lo ajustan hasta que les
encaja.
2. Comparar similitudes y diferencias en determinados aspectos:
Intereses, tiempo y permanencia en el centro, capacidad de entrega,
asociaciones y relación con comunidad, integración en la sociedad…para
ser conscientes de ellos y poder cuidar su desarrollo completo y
propio. Ejemplo de actividad: El equipo directivo de cada centro prepara un
“compara-contrasta” con las dimensiones que desea se analizan. Este se
entrega a los profesores del centro (hermanas y laicos) para que lo
cumplimenten personalmente, después por grupos cooperativos se reúnen
y van llegando a conclusiones. Se llega a uno general que se pasa a formato
grande tipo cartulina.
3. Generar estrategias para que potenciar lo específico de cada uno
suponga además enriquecer el proyecto común. Ejemplo de actividad:
hecho el “compara-contrasta”, se deja un tiempo de reflexión para que cada
persona piense dos acciones que permiten potenciar lo específico del grupo
al que pertenecen (hermana o laico) de forma que enriquezca la misión
común. Después se vayan reuniendo en función de los que han coincidido
en cada uno de los aspectos señalados y así avancen en la concreción de
acciones. Por otra parte será interesante analizar si han quedado aspectos
sin cubrir, seguramente será en estos donde la dirección deba ayudar más a
buscar medios para que se aprovechen a nuestro favor.
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12. Sintetizando lo expresado:
El trabajo en un centro Santa Ana no sólo no ha de interferir nunca en la
dimensión personal, social o familiar de sus profesionales sino que ha de
potenciarla. La vivencia de carisma supone encauzar a toda la persona hacia una
vida llena de sentido para que sea verdadero signo de Buena Noticia en el mundo.
Laicos y hermanas sí pueden compartir una misma identidad carismática e
identificarse con el carácter propio de los centros Santa Ana.El hecho de que
las Comunidades Santa Ana sean plurales en las identidades e itinerarios de vida
(hermanas, laicos solteros, casados, con hijos…, con mayor o menor posibilidad de
implicarse más allá de la labor encomendada…)ha de ser un signo más de su
“Hospitalidad”. Un carismaque estando bien definido permite “Acoger”
dentro de sí diversos proyectos de vida.
CARISM
A
SANTA
ANA
Termino como comenzaba, recordando que estamos en el Año de la fe.
El Santo Padre nos llama a aprovechar esta oportunidad para “intensificar el
testimonio de la Caridad” y “seguir a Jesús allí donde se nos llama a dar testimonio
de nuestro ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño
de los carismas y ministerios que se nos confían”.
Que en comunidad podamos vivir esta fe, celebrarla y extenderla desde el carisma
que se nos ha dado.
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