La comunicación está evolucionando hacia una conversación dinámica, abierta y participativa. Las empresas deben acercarse a sus stakeholders para suscitar mejores relaciones basadas en la humanización de las marcas en un nuevo escenario cargado de retos y oportunidades en el que la reputación juega un papel esencial. La comunicación de hoy tiene que adaptarse a un nuevo modelo basado en la confianza. Ya no se trata de conseguir seguidores sino influenciadores y conseguir que los stakeholders recomienden voluntariamente la empresa. Las empresas deben tener en cuenta que los consumidores modernos están conectados permanentemente a Internet y antes de lanzarse a la conversación, los responsables de comunicación deben contar con una estrategia clara, saber cómo funciona la empresa y qué relaciones mantiene. Después, deben saber escuchar e interpretar los mensajes que se refieren a su compañía para elaborar un mensaje común coherente con la marca. Según el Edelman Trust Barometer 2014, los consumidores no confían en las organizaciones, por lo que los embajadores más eficaces de marca son los empleados. Steven van Belleghem, ha demostrado en su modelo Conversation Company que las conversaciones son el motor de crecimiento de la empresa y afirma que el éxito empresarial se extiende al empoderar a las personas mediante la gestión de las 4C de la compañía: la experiencia del cliente, las conversaciones, el contenido y la colaboración. El primer paso para practicar el Conversation Company es identificar al personal óptimo, luego prepararlo para ser portavoz de la empresa y facilitarle las herramientas para entrar en el debate social 2.0 con un discurso alineado al de la compañía Por otro lado, el nuevo paradigma produce un cambio en cuanto al rol del CCO que evoluciona de informador a coach. El responsable de comunicación debe ser el animador de las conversaciones 2.0 con los grupos de interés y ganarse la confianza del personal para poder influir y dirigir el procesos de empoderamiento online. La emigración hacia el ámbito digital ayuda a mejorar la reputación de la empresa ya que exige transparencia y una comunicación más directa. Además, las redes sociales son rentables, accesibles y globales. Se han convertido en un medio para fomentar la interacción y mejorar la credibilidad. Es importante conocer los riesgos que implica el mundo online y saber aprovechar los aspectos positivos a través de experiencias que generen conversaciones sostenibles en el tiempo. Para ello, es fundamental ser coherente con la identidad de la marca a través de contenido atractivo y digno de ser compartido. Hay que destacar que las plataformas digitales sirven para hacer branding y fidelizar, no para vender productos o servicios. Dado que en el mercado de las ideas hay múltiples actores que crean narrativas, la función comunicativa exige responsabilidad y compromiso social.