Hoy ya no es posible imaginar un modelo de comunicación sin una revalorización de la ética periodística de cada trabajador, sin la sensibilización ciudadana hacia los problemas sociales y medioambientales y sin una determinación valiente de los medios por comprometerse con el papel social que les pertenece. Sólo en el equilibrio de estos agentes es posible imaginar un futuro más justo para todos y un futuro para las televisiones y radios de proximidad.